08 feb 2015

La UDI en el ocaso

La UDI parece creer que la mejor forma a su disposición para enfrentar el halo de suciedad que le salpica por el caso Penta es decir estamos ante un mal generalizado. De alguna manera esta actitud es una demostración de la crisis que afecta al gremialismo y, por lo demás, una muestra de la notable falta de efectividad del curso de acción seguido para enfrentarla.

No es que su dirigencia haya pasado por alto que la forma positiva de superar el mal momento es reconociendo responsabilidades y legislando al respecto. Así se ha anunciado como línea oficial del partido. El problema es que no se supieron detener allí. Ha terminado predominando ampliamente el abordaje negativo de un caso complejo que está afectando a esta organización política en lo medular.

De más estará decir de que lo señalado únicamente demuestra que el tiempo está pasando sin que se lo use eficientemente en buscar una solución. Porque todos deberíamos tener claro que, si no hay una salida institucional a esta crisis, lo que va a terminar por ocurrir no es que las cosas sigan igual sino que, de hecho, se agravarán.

En efecto, estamos en presencia de un atolladero de grandes dimensiones. No es una casualidad que el partido que más recursos económicos recibe por la vía legal sea, en paralelo, la organización que más dinero ilegal recolecta por las vías ahora conocidas. Esta relación culpable entre política y dinero no se da por extrema necesidad sino por una prolongada impunidad. Ha sido tan reiterada la falta que sus hechores fueron descubiertos producto de la irrefrenable arrogancia del que ya se cree inmune a las sanciones estipuladas en la ley.

Estrictamente no se trata de que la UDI esté reaccionando mal. El problema parte del hecho de que ya no presenta una respuesta unitaria ni el comportamiento coherente de un partido que, en su día, dictó cátedra al respecto. El abanico de respuestas en su interior ha incluido la petición de perdón; la negación de responsabilidad; la rectificación de los dichos originales; la acusación a terceros; la asunción de responsabilidades, etc.

Como lo ha intentado todo al mismo tiempo, en realidad se ha quedado sin conducta común. El consiguiente comportamiento errático ha sido de tal torpeza que la encuesta más reciente sólo constata un efecto tan demoledor que está afectando al conjunto de la Alianza en su caída.

Ya metido en estas arenas movedizas, tanto movimientos y agitación sin objetivo preciso, no hace sino enterrar al gremialismo un poco más a medida que la situación se prolonga. En estas condiciones, lo más oportuno hubiera sido empezar a pedir ayuda. Porque nadie en la UDI puede intentar salvarse solo y de a uno. Pero pasar de la extrema arrogancia a la humildad no le está resultando fácil a un partido acostumbrado a imponer su voluntad en su área de influencia.

Lo que más impacta de la situación que llevamos reseñada, no es la presencia de la crisis sino la ausencia de un liderazgo capaz de hacerle frente. La UDI ha parecido como girando en círculos, sin intentar una salida del laberinto que la atrapara. Para ser completamente sinceros, hay que decir que es la primera vez  que esto le ocurre a esta organización política en una coyuntura de importancia. Ahora, por donde se le mire no ha estado a la altura.

Lo que se debe entender es que los actores políticos no desaparecerán. Ni siquiera la UDI. Su prestigio puede estar por el suelo, y aun escavando en el suelo, pero no se ausentarán de la escena por arte de magia. A los partidos les cuesta morir. El gremialismo no está en su ocaso no porque vaya a desaparecer sino porque ya no tendrá un rol rector en la política chilena.

La política, como la naturaleza, odia el vacío. Por eso quien esté interesado en el fortalecimiento de la democracia, debe buscar el prestigiar a las organizaciones partidarias. Para lograrlo habrá que enmendar costumbres atávicas, pero hoy inaceptables. Las prácticas ligadas al financiamiento de la política son uno de los puntos más débiles y donde más hay que poner el acento a la hora de rectificar.

Está relativamente claro cuáles deben ser las claves para enfrentar este aspecto específico del fortalecimiento democrático. Sin duda hay que avanzar en transparencia, limitar el gasto electoral, aumentar el financiamiento estatal de campaña y partidos. Pero ante todo hay que legislar con el propósito de lograr avances significativos en materia de corrección efectiva de prácticas políticas irregulares.

En ningún caso se trata de dejar contentos a los puristas. Si se pudiera decir en pocas palabras que es lo que el país debe conseguir en esta coyuntura, sería algo como esto: hay que lograr que el financiamiento de las campañas y de los partidos ingrese por conductos legales, provenga de personas que pueden ser conocidas, se evite la compra directa de defensa de intereses económicos por vía de la subordinación de representantes electos y se sancione drásticamente a los infractores a estar normas de sanidad democrática.

Empleo el lenguaje parco del realismo político. La mejor de las leyes no detiene, por sí sola, a los peores corruptos y a los más cínicos de los corruptores. Pero, a lo menos, se les ha de dificultar al máximo el cometer fechorías y  se debe penalizar con rigor a los infractores.

Consideraría un contrasentido y un fracaso de los demócratas de todo el espectro político el que, respaldados en las mejores intenciones, nos consiguiéramos una legislación tan draconiana pero, a su vez, tan inepta que no exista quien quisiera aportar legalmente a las campañas electorales. Lo que verían a continuación los electores no es la desaparición de las campañas, sino la desaparición de las campañas limpias, transparentes y con aportes regulados por ley.

Como se ve, las salidas existen, y pueden ser adecuadamente debatidas y concordadas.Lamentablemente la UDI se ha concentrado más en su propia crisis que en buscar soluciones. Por ello está claudicando de su liderazgo en la oposición a ojos vista. Otros en la derecha, asumirán la iniciativa y serán la contraparte del gobierno para legislar y salir del túnel, dentro del cual otros siguen vagando extraviados.

Cuando se observe esta coyuntura en perspectiva se podrá decir que fue en estas circunstancias cuando comenzó el ocaso de la UDI. No creo exagerar.

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08 feb 2015

El pastelazo sin solución

La encuesta Adimark, muy probablemente de forma involuntaria, agrava la crisis de la derecha, al indicar que el rechazo a ese sector se elevó a un 78% y el apoyo descendió a un 11%; con ello, agregó un nuevo ingrediente a lo que ya era un terremoto, que ha derrumbado la estantería de quienes siempre se han sentido, siendo minoría o mayoría, con las riendas del poder en Chile.

Después de conocida la mencionada encuesta, comenzaron las asperezas y recriminaciones, en las que cada protagonista se propone salvar lo propio; o sea, una cuota de influencia que se trata de mantener recurriendo a la acción individual.

Esta conducta refleja que se despertó en sus voceros, figuras, líderes o caudillos el temor a la impopularidad, un miedo que constituye una acción refleja, visceral, inmediata en gran parte de los actores políticos a cualquier hecho o situación que vaya a afectarles “la imagen”, en no pocos casos eso es lo que hoy resulta fundamental, la sacrosanta “imagen”.

Ésta, supuestamente intocable, fisonomía de muchos y muchas de quienes hacen política y son políticos, pero que actúan como si fueran personajes de la farándula, es  la subcultura del exhibicionismo mediático, como si en lugar de políticos o servidores públicos, fuesen una especie de modelos de alta costura, cuyo principal propósito es brillar, aparentar, y “venderse”, como se hace con cualquier mercancía en el mercado.

A eso se acostumbraron en la derecha, a exhibir y vender una imagen, sin importar si era o no era auténtica, lo que realmente les ha importado ha sido el interés corporativo que ha estado detrás.

Hoy el producto “derecha” está a precios de liquidación y la marca UDI no vale nada.Está en quiebra. Por eso, en sus sedes, oficinas, o sitios de veraneo, se habla ya de un nuevo nombre, de una Federación o la creación de un Partido único. En otras palabras, los grupos o núcleos dirigentes de la derecha siguen actuando como si todo lo que pasa y que, especialmente, a ellos les ocurre y agobia fuera un simple problema de forma, a lo más un tema de marketing, una trama compleja, pero esencialmente de avisaje, de cómo presentarse mejor y “venderse”.

Hasta ahora, en las opiniones que se han conocido nada se habla de su completa y total incapacidad de dar cuenta, autocríticamente, de esa negra etapa en que la derecha chilena, salvo excepciones individuales, sostuviera la dictadura de Pinochet hasta el final.

Tampoco se habla de cómo aquellos de sus partidarios, que operaban en el centro mismo de las decisiones económicas del régimen dictatorial, se apropiaron de áreas decisivas del patrimonio nacional, privatizado en oscuras circunstancias y con torcidos procedimientos y queda también en la penumbra el cómo se resolverá en sus núcleos dirigentes la cohabitación entre los negocios y la política.

De hecho, un sector gravitante, en que se vuelven ha anudar tales intereses, ya está preparando una nueva incursión como candidato presidencial del ex gobernante Sebastián Piñera, quién no cabe duda llevará Chile a su máxima expresión del jugoso y, a la vez, tortuoso oficio de jugar a “dos bandas”, como le han enrostrado en sus propias filas. De hecho, le tenían casi listo ese supuestamente nuevo “referente” unitario para reemplazar a la agónica alianza. Según se ha sabido el lanzamiento se postergó ante lo impresentable de la maniobra.

Es decir, en los anuncios con fines mediáticos queda ausente lo fundamental. Y eso no es otra cosa que la asociación con el modelo de democracia protegida que, con tanto celo y ahínco, diseñara Jaime Guzmán y que tan bien le acomodó al dictador y los núcleos más duros del régimen. En consecuencia, en la derecha perdura una hegemonía que entiende la aguda desigualdad que tensiona al país como un dato inevitable; es la idea que unos nacieron para mandar y otros para obedecer, por siempre.

Aquel terrible y penoso pasado aparece ante la derecha fáctica  como el iceberg frente al Titanic. Es cierto que ha habido ciertos pasos parciales, como retirar de la declaración fundacional de Renovación Nacional el párrafo sedicioso en que se validaba el Golpe de Estado y la intromisión castrense; pero no es menos cierto, que ese tímido avance aparece tan obligado como tardío. No es sólo lo poco sino que a ese gesto le falta énfasis, autenticidad, se percibe que es una actitud forzada por las circunstancias, por un “tema de imagen”, vale decir, hecho porque no  quedó otra opción que hacerlo.

Es lamentable que en la derecha no se percaten que sin ese ajuste de cuentas, con su propia historia, sin una rectificación de esa mezcla ideológica y corporativa de autoritarismo y desigualdad que han heredado en sus raíces fundantes no saldrán del agobio que les atenaza; se engañan a sí mismos si piensan que pueden eludir esa introspección, dificultando muy seriamente su propia recomposición frente al país. No deben olvidar que, estaban en el gobierno y llegaron con un 37% y algo más, frente a más de un 62% de Bachelet en la segunda vuelta presidencial.

El tema de la rectificación que tienen pendiente, está ligado al término de la cohabitación entre política y negocios, pues en el fondo se trata de lo mismo, de crearse y fabricar mecanismos bajo cuerda para ordenar la sociedad, desde una condición de minoría.

La idea que alimenta esa conducta no es que logren ganar el apoyo de la mayoría, sino que encubrir lo que son, sus modelos y opciones de sociedad, “transformizados” en clientelismo y populismo, con la idea que no se note “tanto” su vocación elitista, que se disimule aquella naturaleza que segrega y discrimina para que la minoría se pueda erigir o ungir en una mayoría que no es tal, que es sólo una imagen falseada de la realidad.

En definitiva, con el caso Penta en la conversación de cada hogar, la derecha no puede caer en el escapismo de pensar que saldrá de esta gravísima crisis con una simple operación maquillaje. La teoría del “error involuntario” se cae a pedazos.Cambiarse nombre será confesar la culpa sin querer reconocer el delito.

En la vida y en la política es difícil aceptar la cruda realidad, pero hace ya mucho que la derecha se las ha arreglado para eludir el momento que, ante su pasado, deban abordar un reconocimiento sincero ante la sociedad chilena, que nada puede excusar la crueldad y la represión en que estuvo comprometida y que no tuvo valor de enfrentar y detener y de la que incluso se hizo cómplice culpable.

De no ocurrir ese ajuste con la más profunda conciencia del país, el así llamado “pastelazo” seguirá sin solución. Lo que pasó es que hubo quienes olvidaron que no todo se compra con dinero. Hay cosas que, simplemente, no se adquieren con boletas.

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07 feb 2015

Tortura y muerte, memoria y justicia

El pasado viernes 6 de febrero los medios de comunicación informaban que “siguen cayendo los violadores de los derechos humanos: agente de la DINA condenado por la muerte de un músico de la Filarmónica”.El ministro en visita de la Corte de Apelaciones de Santiago, Mario Carroza, condenó al ex agente de la DINA Marcelo Moren Brito a la pena de 10 años y un día de presidio por el homicidio calificado de Isidro Arias Matamala, ocurrido en el mes de abril de 1975 en la centro de detención clandestina de Villa Grimaldi.

El magistrado determinó la responsabilidad de Moren Brito en el homicidio del músico y trompetista de la Orquesta Filarmónica de Santiago, detenido el 2 de abril de 1975 y muerto el 5 o 6 de abril del mismo año.

Testimonio para la Memoria Histórica

Una madrugada de abril de 1975, en las poblaciones del sur de Santiago, agentes de la policía civil de la dictadura se introducen violentamente en decenas de hogares de chilenos, arrancando de ellos a los hombres, sin importar su edad. No hay explicaciones.

Jóvenes, niños, adultos y ancianos son maniatados, encapuchados y conducidos al frío pasillo del cuartel general de la Policía. Allí son golpeados con extrema dureza y sometidos a diversos tipos de tortura. Sus cuerpos desnudos son amarrados, fuertemente boca abajo con gruesas correas, a un banco metálico. Les introducen por sus anos un electrodo que llevará la electricidad directamente a sus entrañas. Otros son colgados, también desnudos, y con una picana les aplican electricidad en sus partes más sensibles.

Mientras sus cuerpos se convulsionan, los agentes les interrogan al tiempo que, dependiendo de la respuesta que reciben, aumentan la intensidad de la electricidad. Así, el frío pasillo se transforma en una sala de espera, donde todos escuchan los gritos de insoportable dolor de quienes son sometidos a la tortura. Los gritos de los torturados son otra forma terrible de castigo para quienes aguardan su turno, sobre todo, cuando identifican a algún amigo, compañero, hermano, o papá.

Pasan muchas horas. Ha sido una redada masiva, por lo tanto, los agentes debieron trabajar toda esa noche y parte del otro día. El trabajo de esos agentes ha terminado, pero para los secuestrados es el comienzo. Ellos son divididos en grupos y entregados al siniestro servicio de inteligencia de la dictadura: la DINA.

Sus ojos son cubiertos con cintas adhesivas, y sus cuerpos apiñados en diversos vehículos que, ocultos por la oscuridad de la noche, atraviesan las calles de Santiago con destino al centro de interrogatorio y tortura de Villa Grimaldi.Mientras tanto, sus familiares los buscan e interponen recursos de amparo, pero las autoridades los niegan.

Están en calidad de detenidos-desaparecidos. Los reciben con duros golpes de pies, puños y culatazos de sus armas. Hacen bromas, ríen, dicen que ya vienen «más estrujados que un limón». Son divididos en grupos de a dos o tres para ser encerrados en casetas de madera de un metro cuadrado. Son vendados y amarrados. Al lado se escuchan las voces que interrogan a otro detenido. Lo amenazan con traerle a su madre para que hable. Luego de un largo silencio se escuchan voces, gritos y llantos de una mujer, y dos niños, pequeños aún. A ella le preguntan por las actividades de su esposo.

Pasan muchas horas, quizás días y noches. Pierden la noción del tiempo. Nuevamente se escuchan voces. Son de los agentes de la DINA. Interrogan a otro detenido. Las voces se vuelven gritos al recibir el silencio de su víctima por toda respuesta.

Se entiende claramente lo que dicen. Y así nombran al detenido. «Ciro: aquí tenemos a tus hijos y a tu mujer, así que habla…» Es Isidro Arias Matamala, un militante del MIR, músico de la Orquesta Filarmónica de Chile. Quienes escuchan desde sus celdas lo reconocen. Alguien intimida :«Ciro y la reconcha de tu madre que te parió, habla, habla huevón, tu mujer ya nos dijo todo…». Luego silencio. Se sienten golpes, luego, silencio.

Se escuchan instrucciones para aplicar la electricidad. Después, silencio, silencio, silencio. Tras un largo rato, nuevamente voces y carreras, instrucciones y gritos del jefe de los torturadores que interpela a su equipo: ¡Por qué lo dejaron solo! ¡Apúrense que se nos va! ¡Reanímalo! ¡Traigan al médico! Todos los detenidos escuchan en silencio. Silencio. Ni un solo gemido, ni un solo grito. Ciro ha muerto en la tortura. Lo asesinaron.

¿Cómo logré sobrevivir a tanto horror? Un 19 de junio de 2012, después de treinta y siete años, me encuentro sentado frente al juez Mario Carroza, en la Corte de Apelaciones de Santiago, que investiga la muerte de varios centenares de chilenos en la época de la dictadura. Presto declaraciones como testigo.

No sé si la memoria me acompañe. Los recuerdos vienen y se van. Se mezclan con otros hechos y situaciones que viví durante la dictadura. El asesinato de mi hermano Alejandro Rodrigo Sepúlveda Malbrán, dirigente del MIR, las detenciones y el exilio de mis padres y hermano menor.

Las dos relegaciones al altiplano chileno junto a dirigentes sindicales y militantes de la democracia cristiana, a más de 4500 metros de altura. La prisión y la condena por asociación ilícita, cuando era ilícito organizar un sindicato, y, luego, el exilio.

Prácticamente treinta años fuera de mi patria. Pero, increíblemente, consigo ordenar mis recuerdos y entregar todos los antecedentes y mi testimonio al ministro Carroza.

¿Será verdad esa frase tan repetida de que «la justicia tarda pero llega»?

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07 feb 2015

Aborto y violencia hacia la mujer

El día de ayer fuimos testigos de las declaraciones del diputado Lorenzini sobre sus aprensiones a propósito de la despenalización del aborto en caso de violación. En ellas, el diputado manifestó sus dudas sobre cómo podríamos saber cuándo estamos en presencia de un caso de violación y cuándo podemos estar siendo engañados y engañadas por falsas denuncias de las mujeres afectadas.

Estas declaraciones -cuyo contenido está disponible en los medios de prensa- no puede dejarnos silentes. Ha sido un duro acto de violencia hacia las mujeres y niñas violentadas sexualmente a diario en nuestro país, así como para una gran mayoría de chilenos y chilenas. Pero esta declaración no ha sido la única. Han abundado una serie de juicios y prejuicios hacia las mujeres que debemos mostrar.

El incipiente debate sobre la despenalización del aborto nos está dejando ver, en toda su magnitud, la naturalización de la violencia a la que estamos expuestas las mujeres a diario. Las argumentaciones, más que tener “altura de miras”, nos está exponiendo a una violencia que debemos denunciar y visibilizar. Violencia que, sin duda, trae aparejada las representaciones y fantasías de lo femenino que abundan en nuestra vida diaria. Quisiera referirme en esta oportunidad a dos de ellas.

Mujeres y libertinaje. De las distintas declaraciones contrarias a la despenalización se desprende la noción explícita e implícita, de que las mujeres somos “libertinas” y que estamos esperando contar con una ley que despenalice el aborto para poder dar rienda suelta a nuestros deseos más profundos. Así, podremos sentirnos libres de ejercer la sexualidad ya que, si quedamos embarazadas producto de nuestro desenfreno, podremos abortar con facilidad.

Primero que nada, es necesario decir para quienes aún no lo saben, que las mujeres somos seres sexuales y deseantes. ¿Qué quiere decir esto? Quiere decir que deseamos al igual que los hombres y que tenemos la infinita y maravillosa capacidad de sentir placer a través del ejercicio de nuestra sexualidad. A través de nuestro cuerpo, de nuestra fantasía, solitariamente y en el encuentro con otro u otra. Eso, lejos de ser condenable, es una capacidad hermosa que tenemos derecho a ejercer.

Con el conservadurismo imperante y con el modelo Mariano de nuestra sociedad, hemos sido convencidas y socializadas desde nuestros primeros meses de vida en la noción de que hay mujeres buenas (damas, señoritas, libres de la expresión impúdica de sus deseos y conductas sexuales cuyo fin en la vida es ser (buenas) madres) y aquellas malas (putas, ofrecidas, sueltas).

A las mujeres buenas se las quiere bien y son las que los hombres buscan para casarse.Las mujeres malas (sexualizadas) son reprochables y están condenadas a no ser tomadas en serio.Las mujeres buenas son precavidas y cuidadosas. Las mujeres malas, son aquellas que se descuidan y que incitan al otro a cometer actos de falta. Son las mujeres expuestas a ser violentadas sexualmente y ser responsables de ello.

Algo hemos avanzado en esa materia, pero no lo suficiente. Cada vez más tenemos conciencia de que la sexualidad y la capacidad de vivirla plenamente no es un acto reprochable sino que es parte elemental de nuestra subjetividad, de nuestra salud física y psíquica.

Muchos hombres y mujeres lo han entendido así y no solo disfrutan de la sexualidad plena de sus parejas sino que las ayudan a despojarse de la socialización absurda y a encontrarse con su capacidad de disfrutar. Hombres y mujeres que no se intimidan con la exquisita capacidad de goce femenino sino que buscan estar a la altura de este.

Hombres y mujeres que han entendido que las mujeres, además, tienen derecho a decidir con quién intimar y donde cobra vida y fuerza la frase “No es No”, independientemente de las condiciones, el contexto, las vestimentas o cualquier otro hecho que pudiese poner en cuestión su consentimiento explícito.

Pero aún quedan muchos hombres y mujeres que no han logrado encontrarse con esta maravilla.Las declaraciones del diputado lo dejan en evidencia. Declaraciones que, dicho sea de paso, son inaceptables y violentas, llenas de agresividad al relativizar el acto condenable de la violación a una niña o mujer.

¿Cuándo es violación? Se pregunta el diputado. Aprovecho de aclararle ese punto: lo es cuando no hay consentimiento, cuando se fuerza o se abusa de una condición de indefensión. Así de simple, así de claro. Y aprovecho de decirle, también, que nunca, bajo ninguna circunstancia, jamás, una víctima de abuso o violación es culpable. Ni siquiera mínimamente responsable de ello. Grábeselo, señor diputado.

Este debate sobre el aborto, demuestra que se tiene la noción de que las mujeres deben ser controladas, domesticadas, reguladas. ¿Cuál es el temor que hay detrás? ¿Será acaso el temor a que las mujeres sean capaces de pedir, demandar, de negarse, de evaluar a sus parejas en estas materias, que no se conformen sólo con ser madres sino que exijan su existencia plena como mujeres?

El “libertinaje” está asociado a lo indómito, a lo no cosificable. Una mujer libertina es una mujer sin dueño. Pero, he ahí el punto de inflexión. Los seres humanos no debemos tener dueños. Tenerlos sería ser esclavos y esclavas y, a estas alturas, la esclavitud es algo que, como sociedad, debemos superar.

Las mujeres no somos objetos de libre disposición. Y, claramente no necesitamos de una ley de aborto para ejercer nuestra sexualidad. Somos sujetas de decisión, aunque este país aún no lo haya entendido así. Pensar lo contrario, es tener una concepción muy precaria y muy degradada de las mujeres. Y eso es extremadamente violento.

Mujeres Asesinas. Junto con lo anterior nos encontramos con un temor aún más arcaico: el temor a que las mujeres no sólo no deseemos ser madres (contraviniendo el mandato social y la esencialización discursiva de la “naturaleza” de la mujer) sino que disfrutemos del acto de abortar. Asesinas a los ojos de muchos y muchas. El mito de Lilith presente en la literatura –el lado oculto de la historia del génesis bíblico- lo muestra en toda su magnitud.

¿Cómo sino entender que se piense que el aborto se usará como método anticonceptivo como si a las mujeres nos encantara la idea de abortar? El acto de interrumpir un embarazo no es fácil. Un aborto es una violencia al cuerpo, un acto doloroso y difícil gran parte de las veces. Un acto al que -podría aventurar- ninguna mujer desearía estar expuesta.

En todos mis años como psicóloga clínica –y como mujer- he acompañado a muchas mujeres que se han planteado la idea de abortar, a muchas que lo han hecho y a otras muchas que nunca se han enfrentado siquiera a esa idea. No conozco ni una mujer que haya abortado a la que le haya sido simple tomar esa decisión. Aún cuando no hubo titubeos y primó la certeza de que era lo que había que hacer.

No conozco ninguna mujer que esté pensando en el aborto como un método anticonceptivo. No sólo por sus nociones valóricas, sino porque es un límite al que se ven enfrentadas al momento de tener noticia de un embarazo que no llegará a término por inviabilidad fetal, que pone riesgo la vida de la mujer, un embarazo no deseado (ya sea por haber sido brutalmente forzadas o porque los otros medios de evitarlo fallaron o no estuvieron disponibles).

El aborto es un acto que requiere de una decisión razonada y la mayoría de las veces es una decisión difícil que por sobre los costos, vela por la salud psíquica y la vida futura de la mujer que la ejerce. Esta noción de salud psíquica está altamente cuestionada por los detractores de la despenalización dejando entrever que lo que pase con las mujeres no es relevante. Eso es extremadamente violento, también.

Quisiera finalizar con lo siguiente. Este debate es una oportunidad de plantearnos como sociedad no sólo sobre el derecho a la vida del que está por nacer, sino también sobre nuestras concepciones de la mujer como objeto o sujeto de derecho pleno.

Esperemos que lo que resulte de esto esté más cerca de lo segundo que de lo primero.Es la única manera de avanzar a una sociedad más justa, más igualitaria, más humana y libre de violencia de género.

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07 feb 2015

¿Requiere Chile líderes como Tsipras o Iglesias?

Todo indica la urgencia que Chile recobre nuevamente  la senda soberana dejando de pertenecer tanto a las clases transnacionales o nacionales dominantes en  el país.

Y para ello se requiere de una nueva organización política que aglutine a todas las voces descontentas que desean un cambio transformador. Ello implica transparencia, ruptura con la tendencia tradicional a los egos profundos, claridad ideológica sobre los principios fundamentales, valentía y, por sobre todo, espíritu de compromiso con el pueblo.

La Coalición de Izquierda Radical (Syriza), en Grecia, ha ganado las elecciones presidenciales y de inmediato ha comenzado a ratificar los puntos que sostuvo en la campaña, enseñando a múltiples gobiernos que mentir en sus proyectos para endulzar oídos y amargar realidades no es el camino que la gente generosa con la Nación necesita.

La reciente medida de trasladarse los funcionarios estatales en locomoción pública, especialmente presidente y ministros, es ya un quiebre con mentalidades tan tradicionales y que sustentan el qué dirán como una forma de vida.

Pese a que toda la prensa internacional sujeta a las órdenes de CNN han insistido en lo grave de apoyar esta corriente, Tsipras ha manifestado ante el Parlamento, en Atenas, que “la democracia griega no recibe órdenes mandadas a través de correos electrónicos. Grecia tiene una posición clara, su propia voz y su propia fuerza para negociar”, después de su regreso de Europa donde el Banco Central Europeo (BCE) rechazara la deuda soberana griega como aval de préstamos. Insistió en acabar con las políticas de austeridad negociando firmemente un nuevo acuerdo que sobrepase a la troika inclemente (CE, BCE, FMI).

El partido Podemos, que en menos de un año ya se postula primero en intención de voto sobre el fuerte bipartidismo (similar en varios países americanos y europeos), y sólo detrás del partido popular de Rajoy por pocos puntos en cuanto fuerza política, está recibiendo presión incluso de la OTAN, asustados ante la posibilidad de que España abandone dicho bloque armado y tendencioso. Sus propuestas por la independencia económica, la seguridad laboral y el empleo, el respeto a los derechos ciudadanos, coincide con los griegos.

La posibilidad muy cierta de que se produzca una tendencia democrática en Europa, actualmente teñida de servidumbre ante Alemania y EE. UU., es lo más peligroso que le ha ocurrido al modelo neoliberal en Europa en este siglo pues de ser cuestionado y superadas las empresas de armas, financieras y comerciales, el mundo se vería más claro para hacer de la humanización o paz social la meta básica de las sociedades justas.

Por ello, Chile tiene que pensar profundamente en la oportunidad histórica de crear una Coalición de Izquierda, transparente, comprometida, generosa, consciente, para proponer al país una nueva vía que pueda permitir a los chilenos ser parte de una sociedad sostenible y en camino a la Equicracia.

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06 feb 2015

Debate sobre aborto

Hace una semana la Presidenta Michelle Bachelet ha dado a conocer el proyecto gubernamental de “despenalización de la interrupción voluntaria del embarazo en tres causales” que por meses se esperó tras el compromiso contenido en el Programa de Gobierno de la Nueva Mayoría y su anunció en la Primera Cuenta Pública el pasado 21 de mayo.

Pese al gran respaldo ciudadano que diversas encuestas de opinión desde hace años vienen mostrando frente a la legalización del aborto en las tres causales que el proyecto contempla, inmediatamente se alzan voces estridentes oponiéndose a lo que al Parlamento corresponde resolver, pudiendo advertirse lo complejo que resultará el debate cuando quienes se oponen al proyecto no parecen querer debatir sino más bien buscar que su posición continúe prevaleciendo.

Inadecuados e improcedentes anuncios y llamados se han conocido tras la presentación de la propuesta de ley, rayando en el límite de lo que imponen las reglas democráticas en un Estado de Derecho. Esto representa un riesgo no solo para la vigencia de los derechos humanos de las mujeres –gravemente vulnerados según han reiterado numerosos organismos de Naciones Unidas por la criminalización total del aborto que el proyecto busca al menos en tres causales corregir– sino también para la convivencia social misma, basada en el respeto a la legalidad vigente y el rol que corresponde a las distintas instituciones públicas y privadas existentes en una determinada sociedad.

La más alta autoridad de la Universidad Católica fue la primera en advertir que en los establecimientos de salud vinculados a dicha universidad no se cumpliría la ley. Señaló que en dichos recintos no se realizarán los abortos previstos en la ley y que los profesionales de la salud dispuestos a practicarlos no pueden trabajar en ellos.

Pretende el Rector que sus “principios y valores más profundos” les permitirían ubicarse por sobre la legalidad vigente y desentenderse de uno de los pilares del Estado democrático de derecho, la igualdad ante la ley. Expresado simplemente este principio determina que la ley se aplica a todas las personas sin privilegios que permitan a determinados sectores excusarse de ello y, asimismo, obliga a todas las personas más allá incluso de sus preferencias personales o creencias.

En tanto, pretendiendo desconocer la separación del Estado y la iglesia, reconocida por la Constitución Política desde hace casi un siglo, una alta autoridad católica formula un llamado a la movilización social en contra del proyecto gubernamental aun cuando admitió que a los obispos no les corresponde tal función.

Como mínimo el llamado a la movilización ciudadana de una autoridad religiosa aparece grotesco y preocupante pues excede el ámbito propio de la fe. Pero mas grave aun resulta su interferencia en asuntos propiamente civiles, como es el funcionamiento del Congreso Nacional, llamando a los congresistas a votar este proyecto en base a sus creencias religiosas.

El Parlamento es expresión de la soberanía popular y pretender se convierta en un reducto eclesial o que en lugar de observar la Constitución y las leyes se legisle en base a las sagradas escrituras es propio de estados confesionales, que no es el caso de Chile, y está fuera de las reglas democráticas que nos rigen.

De ahí que el requerimiento gubernamental a sostener un debate democrático con “respeto y tolerancia” –como señaló el Vicepresidente de la República– resulte tibio e insuficiente frente a la evidente intolerancia expresada por la jerarquía católica y su principal centro académico.

Es indudable que al Estado corresponde garantizar el respeto a la libertad de conciencia y religión de todas las personas. Pero de todas las personas y no solamente de los católicos y de quienes se oponen al aborto. Hasta ahora la legislación sobre aborto únicamente ha expresado las creencias religiosas y morales de quienes se oponen al aborto y niegan el derecho de autodeterminación de las mujeres – que ciertamente excede las tres hipótesis que el proyecto contiene –y ello no es propio de un Estado Laico en que se respetan los derechos de todas las personas sin discriminación. Por ello es tan importante este proyecto de ley que algunos sectores pretenden impedir y que la ciudadanía mayoritariamente respalda.

A partir de marzo el Parlamento debatirá al respecto y quedará en evidencia que no existe ningún fundamento racional –religiosos y sobrenaturales pueden abundar pero no es en base a ello que debe legislarse– para continuar obligando a las mujeres a llevar a término un embarazo que es riesgoso para ella, es resultado de la violencia sexual o si la criatura es inviable. Conviene llamar a las cosas por su nombre y reconocer que ello es tortura y que por eso debe derogarse de la legislación chilena.

Los y las congresistas han sido elegidos para representar los intereses de la ciudadanía –no del clero- y les corresponde legislar en función del bien común y el respeto a los derechos humanos, tal como indica cualquier Constitución Política incluso una no democrática como la vigente en el país.

Por ello se espera que en el debate que se avecina los y las parlamentarias estén a la altura de lo que sus deberes les imponen y legislen en resguardo de los derechos de las mujeres, pues es la vigencia del sistema democrático lo que está en juego.

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06 feb 2015

Preocupación por la democracia

Patricio Melero, con una dureza de rostro digna de mejor causa declara, interrogado por la prensa acerca de la encuesta de Adimark, el caso Penta, la situación de la UDI y el nuevo proyecto del gobierno (tema aborto) ; sostiene que la situación es delicada y que debe despertar una profunda preocupación en la sociedad respecto de la política y la democracia, atendido que la encuesta revela que la mayoría de los chilenos rechaza al actual gobierno y eso es tremendamente grave y reflejaría una inestabilidad muy delicada.

Del 11% de la derecha (¿cuánto de eso le tocará a la UDI?) que recién ha formado una nueva coalición (sin nombre, pues ellos esperaban que fueran cinco y no sólo cuatro, para poder llamarle Penta- algo) no se pronuncia más que para decir que ellos deben hacer una cierta revisión de sus posiciones. Pero, a reglón seguido, si se permite la expresión, las embiste contra el nuevo proyecto (sin conocerlo en detalle todavía) en el mismo estilo que lo hizo la UDI frente a las reformas tributaria, educacional, el AUP, el fin del binominal y la propuesta de reforma laboral.

Vamos de a poco.

La encuesta reflejaría la opinión de los chilenos en condiciones de votar, de los cuales sólo lo hizo la mitad en las elecciones presidenciales. Es decir, el 65 por ciento obtenido por Bachelet en la última elección se debe traducir en esta encuesta en un 32,5%. Este es su piso.Si obtiene el 44% del total (votantes y no votantes) debemos entender que ha captado a un 11% más de lo que tenía al momento de ser elegida. Y está en alza. Esas son cifras duras y frías, como le gusta decir a Melero y al resto de los duros de rostro. De acuerdo a esta encuesta, la derecha recibe un apoyo del 11%, lo que significa que en términos electorales puede aspirar a un 6,5 por ciento.

Estoy de acuerdo con Melero, tendremos que estar muy inquietos. Por cierto, la desvalorización de la política es grave y los partidos han perdido credibilidad. Pensemos, por ejemplo, en lo grave que resulta que luego que la Democracia Cristiana acordara en su Congreso rechazar la idea de hacer voluntario el voto, casi todos sus parlamentarios hayan votado en favor de ese proyecto.¿Cómo se les puede creer?

O que Mariana Aylwin se sienta autorizada a militar en un movimiento liberal, hablar en contra del sistema de partidos, no reconocer el derecho del PDC a reclamar disciplina, y la directiva ni siquiera la someta al Tribunal de Disciplina Interna. O que Camilo Escalona ya lleve 40 millones gastados en una campaña interna de su partido.

O que la UDI tenga la relación que tiene con los grupos financieros y empresariales, no sólo violando normas de financiamiento político, sino participando sus dirigentes en actos susceptibles de ser considerados delitos, ni más ni menos que contra el Fisco cuyos intereses debieran proteger.

Suma y sigue. Estamos inquietos.

Puede ser delicado que un gobierno no tenga apoyo mayoritario, pero en ningún caso es demasiado grave, especialmente a la vista de lo que ha pasado en Chile (en el gobierno de Piñera, sin ir más lejos), en América Latina e incluso en otros países, como Estados Unidos y Francia.

Pero lo verdaderamente inquietante es que la derecha esté en los porcentajes que se revela en esta encuesta. No sólo porque eso puede anticipar una derrota de proporciones en las próximas elecciones, lo que en sí mismo no es malo, sino porque cuando la derecha percibe esas derrotas despierta sus aires nacionalistas, integristas, violentistas y golpistas.

En 1965 sucedió eso y en pocos meses liberales y conservadores cedieron paso a los nacionalistas de Arnello, Jarpa, Prat y otros, formaron el Partido Nacional y se inició en forma evidente el camino golpista. El primer intento fue contra Frei Montalva y luego vino contra Allende que terminó con lo que sabemos, gracias al aporte de otros integrismos y fanatismos como los de Jaime Guzmán, Osvaldo Lira (hijo intelectual de Primo de Rivera) y Pablo Rodríguez Grez.

La derecha chilena carece de ideas políticas, salvo aquellas que surgen de su necesidad de defender sus intereses con buenos argumentos. A veces es la estabilidad, otras veces es la fe católica, en ocasiones será la libertad de mercado, pero siempre apuntando a la mantención de un sistema que durante 200 años les ha permitido evitar o frenar cambios trascendentales.

Y hoy en Chile vivimos un momento en el cual estamos enfrentando cambios y la derecha se desploma.

Por eso es indispensable que las fuerzas políticas recuperen la ética, se fortalezcan en sus ideas fundamentales, potencien las alianzas, pero por sobre todo que haya claridad de objetivos y métodos para hacer los cambios.

Estamos en un momento delicado, justamente cuando los dos principales partidos de gobierno tienen la posibilidad de elegir directivas que rompan el continuismo que tiene a la política en el estado de rechazo que hemos constatado.

Tal vez una fórmula puede ser que aquellos que se sentían desesperanzados, los que creían que ya no había que votar, los que pensaban renunciar a sus partidos, se reincorporen y voten para que puedan ser sustituidos los que han llevado la política al actual estado de cosas y quieren seguir en esa línea.

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05 feb 2015

Aborto terapéutico versus las clínicas

Preocupante es el nivel que ha tomado la discusión sobre el proyecto de ley que despenaliza el aborto en tres causales: inviabilidad del feto, riesgo de vida de la madre y por violación. Más que un debate con altura de miras, nos vemos insertos en una guerra valórica sin fundamentos claros, y que pierde sin duda el horizonte principal, si realmente aborda de manera seria una realidad tangible en nuestro país.

Y esta confusa guerra valórica, termina con el surgimiento de opinólogos y condenadores sociales, por hechos que aún ni siquiera acontecen, incluso con centros asistenciales de salud que amenazan con no cumplir una futura Ley.

El egoísmo que surge impresiona, cuando hablan sobre el aborto, todos quienes hablan, quieren imponer su creencia por sobre el bien común. Pero ¿quiénes piensan en esas mujeres que no quieren llevar adelante un embarazo inviable o que pone en peligro su vida, o peor aún, cuando una adolescente o mujer será madre de una guagua que le recordará el momento en que fue violada?

La despenalización del aborto no obliga a nadie a realizarlo en contra de su voluntad, la que quiere aborta, la que no, no lo hace.

Es más, creo profundamente que si bien este proyecto es un avance, debe ir encaminado a solucionar una realidad latente en nuestra sociedad, avanzando en el futuro para contar con una legislación que permita el aborto libre y seguro, en igualdad de condiciones para todas.

Hoy nos hemos centrado en hablar de aborto, los invito a abrir el debate e incluir temas de educación sexual, métodos de anticoncepción femenina y masculina, saquémonos las vendas y superemos el conservadurismo con el que cargamos, Chile debe avanzar y está en cada uno de nosotros el aportar a que esto suceda.

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05 feb 2015

Objeción de conciencia del Rector católico

Mi abuela, aprovechando que la presidenta Bachelet vive a la vuelta de la esquina, decidió llevarle personalmente una nueva carta.

Hoy me la mostró y quedé bastante preocupado por las ideas que en ella plantea.

Aquí les transcribo la misiva para vuestro conocimiento y consideración.

“Estimada Presidenta:

En estos días, el rector de la Universidad Católica ha sido enfático en notificar a todos los chilenos que, aún en el caso de que se apruebe la ley por usted propuesta que regula el aborto en tres casos específicos, en las clínicas de la UC no se realizarán dichos procedimientos. Ha informado que las objeciones de conciencia, si bien son personales, en las instituciones asistenciales vinculadas a su Universidad, “todos” quienes trabajan allí presentan dicha objeción. Según el rector, están en su derecho de exigir a quienes trabajen en ellas a que suscriban los “principios institucionales”. Me imagino que estará  establecido en una suerte de anexo al contrato de trabajo.

Así las cosas, si llegase a ser aprobada la iniciativa legal por usted propuesta y como consecuencia de aquello llegase a una de las clínicas UC una mujer cuya vida está en inminente peligro y requiriese se le practicase un aborto, esta será, me imagino, derivada a otra institución.

Espero que podrá ser trasladada en una ambulancia de la clínica y que el proceso de manejar y conducir a la paciente al otro centro asistencial no será considerado por el rector como parte del procedimiento médico establecido en la ley que normará los “abortos”, y que quien decida transportarla termine exonerado de la institución por violar el “anexo al contrato de trabajo” de la UC.

Querida Presidenta, a ratos tiendo a encontrarle razón al señor Rector en que él o ellos pueden hacer que quienes trabajan en la Universidad Católica firmen o adscriban a ciertas normas o estatuto. Mi duda es si este estatuto incluirá algunas otras “cositas” como por ejemplo, que quienes laboren allí no pueden separarse, (si es que están casados); o por el contrario, que deben casarse si sólo conviven.También se me ocurre que el bautismo de los hijos y obviamente de ellos puede, según la autoridad de turno, ser parte del compromiso.

La misa dominical y la confesión mensual no me extrañaría sea considerada “recomendable” por el señor Rector. Total, de lo que se trata es de los principios católicos de la Universidad y la misa es una obligación a la que algunos católicos le hacen el quite y sería bueno que cumplieran el precepto aquél. Para qué hablar de uniones homosexuales.

Me gustaría también que al momento de cobrar por las atenciones prestadas exista, si se amerita, “objeción de conciencia”. No debemos olvidar que las clínicas UC son tan rentables que un porcentaje de ellas fue vendido, hace poco tiempo atrás, en una considerable suma de dinero a una organización internacional.

Sé Presidenta que usted me podría decir que este caso es distinto, que en esta situación se trata algo más importante, y por eso usted incluyó la objeción de conciencia como una causal para que el médico se abstenga de realizar el procedimiento, pero, ¿no estaríamos en ambos casos frente a una Ley de la República? (me refiero a la que obliga a no discriminar y la que eventualmente da derecho, en algunos casos determinados, a la posibilidad de someterse a un aborto).

Ya olvidamos la noticia que se generó con la píldora del día después. El mismo rector informó que en sus clínicas no se entregaría dicho fármaco y no sé a ciencia cierta, en qué quedó esa controversia. Creo que, dado que las clínicas de la Universidad sólo atienden a familias que no requieren la píldora les sea regalada, esta decisión no ha traído consecuencias prácticas.

A mí, en momentos de confusión, me parece que el rector está en todo su derecho a establecer para quienes trabajan en la universidad las normas de conducta que se le ocurran…, pero no me queda nada claro el motivo por el cual estas actividades deben ser financiadas con dineros públicos.

Si el rector decide establecer normas que están sobre el alcance de una Ley de la República, no debería recibir dineros del Estado. Así de simple.

Presidenta. Ya su gobierno ha actuado con mucha condescendencia. El señor Ezzati, jefe del rector, argumentaba el domingo recién pasado contra el proceso de reforma educacional y, a decir verdad, en algunas temas le encuentro algo de razón.

Pero no debe usted olvidar que el señor Ezatti es el jefe de la Iglesia Católica chilena, y consecuentemente el representante de uno de los “sostenedores” más importante de nuestro sistema educacional, y mucho me parece a mí el representante del dueño del mayor número de colegios particulares privados (dificulto que existan colegios particulares pagados de un mismo dueño que tengan más alumnos que los colegios de la iglesia católica y sus diversas congregaciones). El señor Ezzati no es imparcial, es quien dirige al mayor operador educacional en Chile, y sería importante tener antecedentes de los recursos involucrados.

Así las cosas, querida Presidenta,  con los dineros  del Estado la Iglesia tiene colegios particulares subvencionados, y con los dineros de las familias más acomodadas financian sus colegios privados. Entonces, ¿no será razonable que la Universidad Católica se financie con recursos propios y así pueda gozar de la libertad suficiente para que quienes en ella trabajen puedan hacerlo “al límite de la ley”?. Es decir, cumpliendo las leyes que les acomoden y no respetando aquellas que, según declaran, les signifiquen un problema de conciencia institucional.

Para terminar, lamento recordarle que el proyecto que usted ha anunciado, dado que la Iglesia Católica tiene gran influencia sobre algunos de nuestros más importantes partidos políticos, es probable que no sea aprobada, y en consecuencia, el país se quede sin una ley que regule el aborto en los tres casos en cuestión.

No me extrañaría, ya que por idénticos motivos nos demoramos muchísimos años en tener una ley de divorcio y, más aún,  un “Pacto de Unión Civil ” (que además cambió de nombre porque al mismo señor rector no le pareció adecuada su denominación).

La ciudadanía mirará con atención cómo se van resolviendo estas cuestiones y estará atenta al comportamiento de nuestros políticos y sus partidos.

Por ahora querida Presidenta, aproveche de descansar. Me temo que en marzo próximo le espera una ardua tarea.

Con mucho cariño.Carmela.

Cuídese mucho.”

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05 feb 2015

Una maestra rural sin título profesional

Cuando Gabriela Mistral, a petición del entonces ministro de Instrucción Pedro Aguirre Cerda, asumió la Dirección del Liceo de Punta Arenas, sin contar con el título de pedagoga que con tantas ansias había procurado obtener, manifestó que “este establecimiento recibirá a todos los educandos que lo soliciten, sin distinción alguna”, según registró Roque Esteban Scarpa en su obra  Magisterio y Niño (Santiago de Chile, Editorial Andrés Bello, 1979, pág. 14).

Como esa declaración de principios de Gabriela Mistral fue realizada a comienzos del siglo pasado, cabe preguntarse si como sociedad hemos sabido escuchar a los grandes que hemos tenido en Chile para reaccionar a tiempo y en la dirección correcta, pues, durante los últimos ocho o nueve meses, hemos sido testigos de cómo nuestros representantes en el Congreso han estado razonando y debatiendo, a veces dando palos de ciego, al respecto.

La humilde maestra del valle del Elqui ya había razonado, con acierto, sobre la inclusión. Como también en torno a muchos otros temas vinculados a la Pedagogía, sin ser pedagoga por estudios, aunque sí por vocación y corazón. Basta recordar algunos de sus pensamientos sobre educación.

“Amenizar la enseñanza con la hermosa palabra, con la anécdota oportuna y la relación de cada conocimiento con la vida.”

“Hay que eliminar de las fiestas escolares todo lo chabacano.”

“Los dedos del modelador deben ser, a la vez, firmes, suaves y amorosos.”

“La maestra que no respeta su horario y lo altera solo para su comodidad personal, enseña con eso el desorden y la falta de seriedad.”

“Toda lección es susceptible de belleza.”

“El buen sembrador siembra cantando.”

“Todos los vicios y la mezquindad de un pueblo son vicios de sus maestros.”

“La maestra que no lee, tiene que ser mala maestra.”

“Es preciso relacionar cada nuevo conocimiento con la vida.”

“Enseñar siempre con la actitud, el gesto y la palabra.”

“Enseñar tanto en el patio y en la calle como en la sala de clases.”

“¿Cuántas almas ha envenenado o ha dejado confusas o empequeñecidas para siempre una mala maestra durante su vida?”

“Hacer leer como se come, todos los días, hasta que la lectura sea como el mirar, ejercicio natural, pero gozoso siempre.”

Infinidad de otros pensamientos pedagógicos (intuitivos, por cierto) fue dejando Gabriela en numerosas obras poéticas y en prosa. Vale la pena recordar que todavía permanece inédita gran parte de su producción literaria que por años ha estado guardada en baúles. ¿Qué más encontraremos en ellos algún día?

Y también es necesario recordar que Gabriela Mistral llegó a la pedagogía por necesidad de ganarse el pan, poco abundante en su hogar a causa de un padre andariego, y gracias al entonces director del diario “El Coquimbo”, Bernardo Ossandón, quien le abrió las puertas de su biblioteca personal, con lo cual despertó el hambre de lectura que también llevaba en sus entrañas la niña elquina.

Gabriela tenía solo 14 años cuando comenzó a enseñar a leer a niños de cinco a diez años y a muchachones analfabetos que la sobrepasaban en edad. En el diario “La Unión” de Valparaíso, el 23 de enero de 1957, Gabriela declaró póstumamente: “Por mi falta de título, soy una intrusa en el grupo de maestros”, pero no le faltaba claridad y corazón para realizar su labor de maestra, pues ya en 1908 había escrito un artículo sobre la Ley de Instrucción Primaria Obligatoria, publicado en “La Voz de Elqui”, donde expuso sus pensamientos sobre educación que solo muchos años después fueron considerados por los legisladores de la época. Nada nuevo bajo el sol.

Cuando Gabriela quiso regularizar sus estudios en la Escuela Normal de La Serena, su ingreso le fue negado por el capellán Manuel Ignacio Munizaga, quien consideró algo fuertes sus publicaciones en la prensa, además de su precariedad económica. 

Sin embargo, algunas de sus amigas y el poeta Víctor Domingo Silva la animaron y acompañaron a rendir un examen de solvencia en la Escuela Normal N° 1 de Santiago, cuya directora, Brígida Walker, le permitió dar su prueba en verso, sabiendo que le resultaba más natural para su expresión.

Años después, su inestimable amigo y protector, Pedro Aguirre Cerda, la ayudó para que asumiera la Dirección del Liceo de Temuco (donde conoció a Pablo Neruda, cuando solamente era el niño Ricardo Neftalí Reyes Basoalto) e impartiera las clases de Castellano, incluso sin tener el título de profesora de Estado necesario para ejercer la docencia secundaria, pero contando con una verdadera vocación de maestra.

En 1921, al crearse el Liceo N° 6 de Niñas de Santiago, Gabriela fue designada Directora y profesora de Castellano del nuevo establecimiento, en medio de una fuerte campaña en su contra, debido a su carencia del título universitario habilitante, lo que significó un golpe muy doloroso para ella, como lo evidenció en una nota que dirigió a la profesora que aspiraba al mismo cargo, esposa del secretario de un importante partido político, diciéndole: “Yo no tengo título, es cierto; mi pobreza no me permitió adquirirlo, y este delito, que no es mío, sino de la vida, me ha valido el que se me niegue, por algunos, la sal y el agua. Yo, y otros conmigo, pensamos que un título es una “comprobación de cultura”. Cuando esa comprobación de cultura se ha hecho de modo irredargüible, por dieciocho años de servicios y por una labor literaria, pequeña, pero efectiva, se puede pedir, sin que pedir sea impudicia o abuso…” ¡Un tapabocas genial!

El asunto afectó tanto a Gabriela, que pensó en emigrar de Chile, desmoralizada y desilusionada de su patria, como muchas veces le sucedió, luego de recibir en tantas ocasiones “el pago de Chile”.

Pero, providencialmente,  en esos mismos momentos recibió una invitación oficial del Gobierno de México, a través del ministro de Educación Pública José Vasconcelos, para que prestara su colaboración en la Reforma Educacional que pretendía realizar aquel país hermano. Gabriela no dudó en aceptar y así pudo contribuir con su pensamiento pedagógico intuitivo al mejoramiento de la calidad de la educación pública mexicana, que por mucho tiempo fue un modelo para toda Latinoamérica, gracias, también, al aporte de tantos inmigrantes españoles a los que México brindó asilo, al término de la guerra (in)civil española.

Con toda razón, refiriéndose a esta invitación del Gobierno mexicano, Alone sentenció: “Ojos extraños la descubrieron, casa ajena la albergó, admiradores y amigos de lejanos países le dieron, por fin, el sentimiento más necesario a la buena nutrición de un alma, el de su propia superioridad.”

Mientras, nuestro país le daba a Gabriela el tristemente famoso “pago de Chile”, aunque es cierto que muy tardíamente, en 1923, el Concejo de Instrucción Primaria, a propuesta del rector de la Universidad de Chile, Gregorio Amunátegui, le concedió el título de Profesora de Castellano que ella ya había honrado y ejercido con profesionalismo mucho antes de tenerlo. Sin duda, fue una forma de reparación, tal como ocurrió después con el Premio Nacional, que le fue otorgado luego de haber obtenido el Premio Nobel, como si este fuera inferior a aquel. ¡Curiosidades que ocurren, a veces, en nuestro país!

Y hablando de curiosidades, se me ocurre mencionar que hoy, en Chile, la jefatura del Departamento de Fortalecimiento de la Educación Pública (FEP), organismo dependiente del ministerio de Educación, está a cargo de una distinguida profesional mexicana, Ana Elena Schalk. Sin pretender realizar comparaciones con lo que nuestra Gabriela hizo en México, de todo corazón le deseamos a Ana Elena que tenga el mismo éxito que en tierras mexicanas obtuvo la humilde maestra elquina, para el bien de la educación chilena.

Como nobleza obliga, finalizo señalando que la mayor parte de la información aquí aportada en torno a Gabriela Mistral  fue obtenida a partir de la excelente investigación realizada por el destacado profesor Dr. Maximino Fernández Fraile para su libro “Gabriela Mistral, Diez acercamientos”, de próxima publicación en Chile.

A los lectores interesados, queda extendida la invitación a (re)leer, entre otros textos mistralianos, “La Oración de la Maestra”, “La Maestra Rural”, “Himno de las Escuelas Gabriela Mistral”, “Recado sobre Pablo Neruda”, “El Himno Cotidiano”, “Biblioteca y Escuela”, “Niño y Libro”, “Pasión de Leer”, “El Maestro Rural”, “¡Echa la simiente!”, “Derechos del Niño” y “Pensamientos Pedagógicos”.

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