27 sep 2015

La responsabilidad del Estado

La violencia del reciente terremoto y posterior tsunami, el 16 de septiembre pasado, con su secuela de víctimas y destrucción, atemorizó a millones de personas en la zona central del país, asoló puertos y ciudades, derrumbó el patrimonio que miles de familias levantaron en décadas de esfuerzo, y puso duramente a prueba la capacidad del Estado para garantizar la seguridad y la protección de las personas en tales circunstancias.

Fue un examen sumamente crudo y exigente para el Estado de Chile. En primer lugar, tuvo que hacerse presente ante la incertidumbre y el desconcierto de millones de seres humanos, conmovidos por la energía de la naturaleza, cuya potencia les hacia sentirse indefensos; fue obligado por la necesidad de impedir desbordes, como saqueos u otros actos de pillaje  e impelido a actuar para evacuar el borde costero ante la inminente acción de las olas que se lanzaron ciegas e implacables contra todo lo que encontraron a su paso.

Luego, fue exigido por la urgencia de reponer los servicios básicos, de rescatar heridos, buscar a los desaparecidos, restablecer las comunicaciones y la conectividad, trasladar alimentos y entregar atención de emergencia; así también, sobre la marcha debió poner de pie a los afectados para iniciar, otra vez, la reconstrucción de los territorios dañados y sanar las heridas de los incontables hogares afectados.

Para hacerse cargo de esta portentosa labor, el gobierno ha debido movilizar miles de personas, cuantiosos recursos y exigirse al máximo, exprimiendo a fondo sus energías, talentos y posibilidades. La acción de la administración central y de los organismos descentralizados y autónomos, como los municipios, y la participación multitudinaria de los efectivos de las Fuerzas Armadas, han permitido que el desafío se pueda encarar y que una ardua tarea, contra el tiempo, se haya logrado realizar.

Es decir, que contra el pronóstico de los más pesimistas, el Estado de Chile ha desplegado una acción eficaz, dando respuesta a los sucesos inmediatamente posteriores al desastre natural, como también para emprender la brega que apunta, en el mediano y largo plazo, a poner en marcha las zonas que fueron golpeadas, las que ahora deben volver a caminar para retomar la vida en las nuevas condiciones.

Que sea perfecta esta labor, es imposible. Es inevitable que personas o ciertos grupos de ellas, no logren estar a la altura de las exigencias; que puedan fallar ciertos liderazgos o reparticiones y funcionarios es algo que se evita muy excepcionalmente.

Además, se confirma que el Estado ha recuperado fuerza y musculatura, después del experimento neoliberal que, intencional y premeditadamente, lo empequeñeciera durante la década de los 80, en el auge del proyecto estratégico de la dictadura. Cuando el mercantilismo se presentó como lo moderno y el sentido de integración y  solidaridad social como atrasado y obsoleto.

A la cultura de hacer dinero fácil, se unió la imagen que muestra la usura como gran inversión y el valor del trabajo como una tontería, o en el mejor de los casos, como un romanticismo fuera de época.

Para bien de Chile, las familias se han sobrepuesto desde su dolor y la impotencia de las primeras horas después de la tragedia. Se ha visto una acción social de una fuerza decisiva, no se ha caído en la actitud pasiva de esperar que el Estado lo resuelva todo y pase a ocupar la responsabilidad que a cada grupo humano corresponde. Se conocen reclamos, incluso airados, pero se sabe nítidamente que hay un rol, en cada vivienda, de las propias personas que es fundamental.

La idea de los ultra ideologizados mentores de esa propuesta de sociedad entregaba el destino de los asuntos civiles y sociales a las fuerzas del mercado; resulta evidente que tal concepción societal llego a aplicarse en Chile a un grado realmente peligroso. En definitiva, lo que se iba a determinar era un Estado de mínimas dimensiones frente a enormes e incontrarrestables corporaciones económicas.

Pensemos por un momento el despropósito que significaría hoy que no se hubieran recompuesto las capacidades fundamentales que debe tener el Estado para cumplir su función. Ese camino no habría provocado más que atomización, impotencia y anomia  social, originando que en estas catástrofes naturales, la conflictividad se desbocara a niveles sencillamente incontrolables. El experimento neoliberal no estaba en condiciones de soportar la prueba de la práctica, que parece gris y opaca, pero que es insoslayable.

Que no se olvide entonces que la responsabilidad del Estado es clave, constituyendo un requisito necesario de la cohesión social para frenar la desigualdad, así como un factor clave de la estabilidad institucional y la gobernabilidad democrática de la nación chilena.

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27 sep 2015

¿Existe la centroizquierda en Chile?

Definitivamente no.

En primer lugar porque el centro significa que no está en ningún lado o que fluctúa de un lado para otro, posición política que ocurre cuando no se tiene ningún punto de referencia.

Por el contrario, en el país el modelo neoliberal y el comportamiento consumista, lo que construye personalidades adictas al individualismo, al egoísmo y la competencia, no deja espacio para la duda: hay que defender estos principios cueste lo que cueste, es decir, a costa de los sectores trabajadores, las clases medias y el territorio.

La izquierda en su sentido real, no manipulado, se refiere al papel del Estado como regulador de la sociedad, protector de los derechos fundamentales, defensor de la riqueza nacional y controlador de las élites privatizadoras de la vida.

Es decir, significa el establecimiento de una educación gratuita para todo el pueblo chileno (incluidos los hijos de las “mejores familias” porque pagarían impuestos justos), salud pública de calidad ya que el presupuesto se dirigiría a la construcción de una política al servicio de la población y no al sostenimiento de la enfermedad comercializada.

Igualmente sostendría pensiones de jubilación proporcionada por el Estado, vitalicias, reajustables, superiores al 80% del último salario, permitiendo que las AFP entregasen exactamente cuentas de ahorro individual con intereses mínimos, lo que permitiría a cada nacional decidir en consecuencia.

El mar no sería privatizado de ningún modo sino que su riqueza sería explotada por quienes más lo requieren como pescadores en asocio con sectores gubernamentales para proveer tecnificación.

Lo que si existe es el bipartidismo de derecha conformado por dos Alianzas que impulsan el modelo neoliberal aunque uno de ellos lo humaniza a través de proyectos particulares, bonos, dádivas, becas, todo pagado obviamente, mientras el otro posibilita créditos y más créditos hasta en cuotas por años.

La idea en ambos es que la vida sea mercantilizada aunque impidiendo la organización social para que el conflicto no sea expresado. Razón de ello es la inmensa propaganda sobre el incremento desbordado supuestamente de la delincuencia “barata”, cuando en realidad se descubre el incremento absoluto de la delincuencia de cuello blanco, esa sí no castigada y para la cual las leyes la protegen: el regalo de 125 millones de dólares a la transnacional  Jhonsons no puede olvidarse pues su autores siguen en libertad. Los “portonazos” al país sí deben ser de preocupación gubernamental.

Parece ser que está germinando la idea de constituir partidos soberanistas frente a la Alianza de agrupaciones sin visión transformadora, lo cual es la única fórmula para aglutinar todas las voluntades que desean una nación donde las riquezas sean distribuidas de modo equitativo pues las cifras no lo avalan: ante un 90% de chilenos que gana menos de un millón de pesos mensuales (mínimo para sobrevivir), el 0,001% obtiene sumas superiores a los mil millones.

Naturalmente es factible reconocer que existen intentos aislados de reformar algunos sectores sociales, como la misma educación, sin embargo, sin modificar la Constitución que es la fuente doctrinaria del cambio no basta ni es coherente con estas propuestas.

Cuando los diálogos sobre los tratados internacionales siguen en discusión, sería interesante preguntarse si el mar que existe en Chile es de sus ciudadanos o ha sido arrendado a perpetuidad a empresarios privados. Da la impresión que ello cambiaría el sentido y profundidad de la discusión.

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26 sep 2015

Más pertinente, más capaz

Para quienes viven su vida cotidiana en un lugar determinado, es muy fácil entender que ese lugar constituye el marco de posibilidades y restricciones que enfrenta para obtener un empleo, educar a sus hijos y acceder a una adecuada calidad de vida.

Quien vive en una región minera sabe que parte importante de sus alternativas laborales están ligadas a dicha actividad, sea de manera directa o a través de la provisión de servicios para el sector; quien habita en la gran ciudad sabe que tiene acceso a una oferta mucho más diversificada de servicios; quien lo hace en un sector rural de la zona sur, muy probablemente estará ligado directa o indirectamente a la actividad agrícola.

Lamentablemente esto que resulta tan evidente para las personas, no lo es tanto para las políticas públicas, que tienden a ser ciegas a las condiciones económicas territoriales y las oportunidades que estas condiciones ofrecen a sus habitantes.

En Rimisp venimos insistiendo hace ya un buen tiempo acerca de la necesidad de diversificar la oferta de políticas públicas a la heterogeneidad territorial, de manera tal que en lugar de ser un factor que acreciente las desigualdades territoriales, las políticas públicas contribuyan a su reducción.

En la implementación del Programa Más Capaz del Sence encontramos un buen ejemplo de esta “ceguera”, que desafortunadamente se repite de localidad en localidad, al menos hasta donde la evidencia de nuestras investigaciones en curso nos ha ido permitiendo constatar.

Más Capaz es un programa nuevo, cuyo foco está adecuadamente puesto en la capacitación de los dos sectores que enfrentan mayores dificultades de empleabilidad y más altas tasas de desempleo: los jóvenes y las mujeres. Pero la oferta de cursos que realiza es estandarizada, muchas veces alejada de las demandas y necesidades efectivas de la población vulnerable en distintos lugares del país.

Potenciales usuarias indígenas del Programa en comunas rurales de La Araucanía, por ejemplo, demandan acceso a cursos de gastronomía mapuche, gestión de turismo rural u otros culturalmente pertinentes, pero reciben a cambio una oferta para capacitarse en manipulación de alimentos o contabilidad.

La escasa pertinencia se observa también en la falta de articulación del programa con otras iniciativas dirigidas a los mismos sectores de población –mujeres en este caso- que han dado varios pasos más adelante en el empoderamiento y la formación de mujeres.

Conversaciones con diversos actores públicos en Chiloé son enfáticos en este sentido, cuando señalan que Más Capaz exige que las beneficiarias no hayan terminado el segundo ciclo de educación media o trabajen informalmente, exigencia que parece un despropósito en un contexto en que se registran importantes esfuerzos previos de política pública que han permitido a muchas mujeres terminar su educación media o formalizarse, quedando incapacitadas para acceder a estas capacitaciones.

Cuesta entender qué tan difícil puede ser gestionar una oferta de capacitación más pertinente a las dinámicas económicas territoriales.

Si las dificultades radican en una estructura de administración centralizada y estandarizada, entonces éste es otro buen argumento para avanzar de una vez en la tan anhelada transferencia de competencias a los gobiernos regionales en materias de desarrollo social y fomento productivo.

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26 sep 2015

No es Pizarro, es el igualitarismo y sus promesas

El senador democratacristiano Jorge Pizarro ha hecho muestra de algo que George Orwell expresó muy bien al criticar al igualitarismo socialista en su novela distópica Rebelión en la Granja, “Hay animales más iguales que otros. Su caso refleja claramente la simbiosis entre un discurso que promete igualdad y a la vez tergiversa la función de los legisladores al colocarlos como paladines contra las “injusticias” mediante la ley. Así, el senador DC es más igual que el resto y lo es, paradojalmente, gracias a un discurso contra la desigualdad que le confiere poder para implantar la fraternidad a costa de otros.

El senador, que tuvo el placer de ir a ver el mundial de rugby en Inglaterra durante el período legislativo, es el mismo que tiempo atrás dijo estar contra de “la falta de igualdad de oportunidades y un modelo de consumo sin control e individualista”. Obviamente, se considera a sí mismo un sujeto con conciencia social, llamado a corregir aquello que considera “una negligencia social” acabando con la desigualdad y la injusticia.

En otras palabras, se considera parte de una élite moralmente superior que merece el cargo político que detenta. Es decir, no escapa a la ley de hierro de las oligarquías que en todos los partidos —incluso los que prometen una igualdad radical— se produce de manera inevitable.

Así, Jorge Pizarro y todos aquellos que claman igualdad, al mismo tiempo que se elevan a la cúspide del poder político, reflejan aquello que Murray Rothbard dijera, “tras las dulces, pero patentemente absurdas peticiones de igualdad se encuentra un deseo despiadado de colocarse a sí mismos al tope de la nueva jerarquía del poder”.

Pero hay un detalle, para mantener dicho poder o alcanzar su cúspide, en cada proceso electoral las oligarquías partidarias igualitaristas realizan las más diversas promesas a los votantes, desde corregir la “negligencia social”, las desigualdades, aumentarles los ingresos, o incluso dar fin al egoísmo en la sociedad imponiendo la solidaridad. Es decir, distorsionando la función legislativa en sí. Ello también explica la compulsión de los legisladores —de todo color— a regular cada ámbito de la vida de las personas imponiéndoles su moral particular como si los ciudadanos fueran niños y ellos fueran sus padres.

Las quejas ciudadanas hacia Pizarro, por su viaje después del terremoto en el norte, reflejan esa profunda distorsión en cuanto a quienes legislan.

Senadores y diputados, debido a sus promesas engañosas e irresponsables a sabiendas de que sus funciones son limitadas, son vistos por los ciudadanos como asistentes sociales o genios de la botella que deben cumplir sus promesas, por absurdas que sean.

Lo cierto es que un senador en medio de una catástrofe no sirve de mucho. Su función es otra. El problema es que piden votos ofreciendo igualdad o justicia social basados en un principio nefasto que han introducido en la legislación: que la fraternidad se impone por decreto, es decir, repartiendo los frutos del trabajo mediante la coerción estatal.

Es decir, que como decía Bastiat, el Estado “tiene que intervenir directamente para aliviar todos los sufrimientos, satisfacer y prevenir todas las necesidades”.De esa nefasta idea sólo puede surgir algo peor, al pueblo entero suplicando el favor y la atención de sujetos más iguales que el resto como el senador Pizarro.

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25 sep 2015

Enap y Bancoestado al banquillo

Actualmente, como sociedad, vivimos un momento complejo. Lamentablemente, nos hemos ido habituando a lidiar con muchos casos en que la falta de transparencia ha sido la tónica.Se sobrepasan las barreras de la ética y también de la probidad en todo orden de cosas, tanto en lo público como en lo privado.

Ética y probidad están vinculadas directamente con la integridad con que actuamos, definen un país y proyectan su verdadera sustentabilidad. La ética y la moral son valores que deben estar presentes sin diferenciaciones y quienes no cumplan con esos valores, deben ser sancionados.

Si no tenemos la capacidad de cuidar las formas, de reforzar los conceptos de lo que está bien y lo que está mal, estamos en serios problemas al creer que esa realidad es normal, que debemos aceptarlo y que a fin de cuentas nada podemos hacer para mejorar, que es irremediable y hasta que es parte de nuestra idiosincrasia.

La confirmación de la decisión de Bancoestado de otorgar un bono de término de conflicto a sus 9.300 empleados, por un monto global de 58 mil millones de pesos, sin duda es absolutamente legal, pero en una situación en que decimos que hay cosas que deberemos gradualizar, inversiones que deberán esperar por la situación económica global y el cataclismo… ¿es Ético?

Nuevamente cabe la necesidad de cuestionarse sobre los por qué de la creciente desconfianza de las personas hacia nuestras instituciones públicas. En el caso particular de Banco Estado, o en aquel en que se nos dice que otra empresa del Estado, ENAP, entregará 400 mil metros cúbicos de gas a la empresa privada y no se precisa si existe una venta, un traspaso, una compensación, o si los valores involucrados son los de mercado y se indica sólo que lo relevante es entregar el gas. Son hechos como éstos los que explican , en parte, la desconfianza que inunda nuestra sociedad.

Chile es un país fuerte, que debe robustecerse y para ello hay que orientar el quehacer legislativo y administrativo e incrementar los estándares de transparencia en la función pública, y la necesaria separación con el mundo de los negocios, particularmente de los y las políticas con el dinero.

Debemos, sin duda, eliminar el abuso de privilegios y las prácticas ilegítimas, para así reconstruir la confianza. Casos como los mencionados generan una fundada preocupación y sobre todo malestar en la ciudadanía. No se trata de restituir las confianzas en beneficio de algún actor en particular, es una necesidad país, para crear un mejor marco para el futuro.

Debemos sin duda alguna revisar y hacer más severa y actualizada la legislación existente y los proyectos en discusión, además de dotar a nuestras instituciones de poder efectivo para hacer valer sus controles y sus sanciones.

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25 sep 2015

Fallo de la CIJ de La Haya

Declaraciones rimbombantes, tesis histéricas, aclaraciones innecesarias como decir que no se ha perdido territorio, conclusiones depresivas, son las que desde ayer han llenado las redes sociales, los comentarios periodísticos, y lo que es peor aún, las columnas de opinión de cuanto pseudo analista, autoridad o político que creen entender el verdadero sentido del fallo que la Corte Internacional de La Haya expresó ayer en la mañana.

Llama la atención lo desinformado que están algunos parlamentarios, el tono chovinista de sus declaraciones, lo confundidos que están algunos al tratar de entender y a veces tratar de explicar las consecuencias de un veredicto jurídico que tiene mucho de gatopardismo.

No hay que ser experto en derecho internacional para darse cuenta que en la propia lectura del fallo se deslizaba la tesis de que la CIJ delimita la cuestión de fondo sólo a poder juzgar si corresponde o no a la Corte pronunciarse respecto de una negociación entre Bolivia y Chile para que la república altiplánica tenga acceso al mar.

Al hacer esta distinción descarta la posibilidad de que la Corte revise el Tratado de límites vigente de 1904 y/o pueda obligar a Chile a entregar soberanía a Bolivia. De alguna manera la contundencia del fallo de ayer expresa con claridad que la CIJ sí puede juzgar si corresponde o no que Chile deba negociar con Bolivia pero no revisar el Tratado vigente de 1904.

Ante esto, el proceso que recién se inicia podría incluso estimar de aquí a 2 o 3 años que no hay antecedentes que hagan concluir a la Corte que Chile tenga obligatoriedad de negociar con Bolivia, y en el caso de que sí corresponda en ningún caso supondrá un tipo de resultado específico, es decir, cualquier cosa que se resuelva en una eventual negociación entre ambos países pasará siempre por la voluntad de Chile y nunca por la Corte.

No me gusta hacer apuestas ni menos anticiparme a un resultado cuando nos enfrentaremos a un proceso tan dinámico como éste, sin embargo lo que me resulta claro es que la soberanía territorial de Chile y la mantención de sus límites no van a estar nunca en manos de ninguna Corte, y que en el “peor de los casos” Chile tendría que sentarse a escuchar la postura boliviana y eventualmente poder negociar alternativas para que el pueblo altiplánico sienta que con Chile podemos ser no solamente socios en conectividad marítima sino también en la construcción de una agenda diplomática, económica y social bilateral donde las barreras de la desconfianza se puedan derribar de una vez por todas.

La declaración de presidente Morales realizada tras el fallo que invita al diálogo, no sólo debe verse como parte de una estrategia comunicacional bien urdida desde la Paz, sino como la constatación de que, más allá de las bravatas expuestas en la prensa internacional y lo artificiosa que puede ser esta tramitación en La Haya, lo importantes seguirá siendo para Bolivia que cualquier cambio en el statu quo de la cuestión marítima pasará por la voluntad política de nuestro país.

Por eso, y ante un análisis desprovisto del tono histérico de algunos de nuestros políticos y analistas que con ello sólo desinforman y asustan a la opinión pública, es que debe primar la calma, la razón y el derecho que mana del propio Fallo que en absoluto nos perjudica y menos viola nuestra soberanía.

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25 sep 2015

No debe renunciar

Debo reconocer que en noviembre de 2013 no voté por Bachelet. A mi juicio Sfeir estaba más cerca de las ideas que profeso (la doctrina DC) y tenía importantes desconfianzas de algunas capacidades de la candidata de la NM para gobernar. Particularmente me parecía – lo que he visto confirmado – que ella tiene severas dificultades para apreciar las condiciones de las personas y tiende a equivocarse en sus nombramientos. No voy a poner ejemplos, que abundan en ambos gobiernos suyos.

Este no ha sido un buen gobierno en el tiempo que llevamos. Tanto la derecha como ciertos sectores de los que apoyan o deberían apoyar al gobierno, han centrado sus críticas en Bachelet, sin entender que las realidades son mucho más complejas.

Apuntar a Bachelet con insinuaciones de que debe renunciar o está pensando en hacerlo, como se ha repetido con cierta insistencia, no es sino parte de un modelo de “golpe blanco” protagonizado por algunos que se sienten incómodos con las propuestas de transformaciones que ella ha querido llevar adelante.

Estoy con Larraín de la UDI cuando él dice que quien ejerce la presidencia de la República no debe de ninguna manera renunciar, pues eso le hace daño a la democracia. Y yo agrego: más aun a una democracia tan débil como la consagrada en el texto constitucional vigente y que tanto les gusta a algunos.

Una renuncia de un Presidente porque lo hace mal introduce un elemento de incertidumbre, especialmente porque quien ejerce tal cargo tiene la posibilidad de modificar rumbos o corregir errores, tanto modificando los equipos, como tomando posiciones distintas.

Reconocer, por ejemplo, que no tiene las condiciones para llevar adelante al programa y que hay aspectos a los que deberá renunciar, pude ser duro, pero es mejor que insistir en proposiciones incompletas y que se conducen con la torpeza que ciertos ministros han demostrado en el ejercicio de sus cargos. El régimen presidencial que la DC aprobó en su Congreso permitiría cambios de Primer Ministro sin cuestionar al Presidente.

Bachelet no debe renunciar, pero sí debe corregir. Y si no puede corregir como a ella le gustaría, deberá asumir que su segundo gobierno se orientará a administrar lo que ha avanzado y a generar mecanismos de elaboración de nuevas propuestas para que los gobiernos futuros las lleven a término. Cuando la DC planteó la renuncia de Allende en 1973, ello iba acompañado de ofrecer la renuncia de todos los diputados y senadores, pero era en un escenario de crisis mucho más profunda, pues la derecha estaba lanzada en su aventura golpista.

El gobierno debe corregir, llamar a otras personas, reformular ciertas propuestas, simplificar las propuestas y quizás centrarse en el proceso de limpiar la actividad política. Si sólo lograra eso en la segunda mitad de su gobierno, además de manejar ordenadamente la economía, su aporte sería muy valorado. Reponer la ética en el nivel necesario, reactivar la responsabilidad de las autoridades y poner mano dura ante la corrupción, acentuando las correcciones en el sistema político, pueden ser medidas extraordinariamente útiles.

Si a eso se añade eficacia en la gestión y un trabajo de educación política que lleve a incrementar la conciencia de la sociedad sobre la necesidad de tener una nueva Constitución, Bachelet puede terminar en las alturas.

La oscura sombra de hacerla renunciar, tal vez para que el Congreso elija a alguien del gusto de empresarios y políticos por los dos años restantes, puede ser una dura jugada contra el pueblo que afectará las esperanzas de generaciones que miran el mundo con otros ojos y otras esperanzas.

No voté por Bachelet en primera vuelta, pero la apoyo en su decisión de cumplir con su mandato y mantener la continuidad democrática. Mientras, mirando el futuro, habrá que buscar los nombres de aquellos que sean capaces de conducir a la sociedad chilena hacia la construcción de un nuevo orden basado en la fraternidad, la justicia y la libertad.

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25 sep 2015

Nuevamente, la certeza jurídica no basta

Hace tres años cuando recién comenzaban los alegatos de la disputa marítima de Perú contra Chile, en este mismo espacio señalábamos que aunque la certeza jurídica estaba del lado de nuestro país, ésta no bastaba y que el caso no sólo debía enfrentarse desde el derecho, sino desde una estrategia política más amplia.

Ni el peso de la Declaración de Santiago, de Perú, Ecuador y Chile de 1952 ni la conducta de ambas partes reiterada por más de 60 años como argumentos presentados por nuestro país, pudieron contra la visión política de largo aliento de la diplomacia peruana, que se basó en la evolución del derecho del mar y que fue capaz de construir un caso sustentable, ahí donde parecía que no habían fundamentos jurídicos para hacerlo.

La argumentación esencialmente jurídica de que Chile no tenía temas limítrofes pendientes con Perú, encontró en la Corte Internacional de Justicia de La Haya un sorprendente fallo que estableció, en parte, una nueva frontera marítima entre ambos países definiendo que ésta seguiría el paralelo que pasa sobre el Hito Nº 1 hasta un punto situado a 80 millas marinasde distancia (y no en las 200 que corresponden al mar chileno).

La mirada que estuvo ausente en el litigio marítimo con Perú fue la política, perspectiva que  parece repetirse en este nuevo juicio que hoy nos confronta a Bolivia, a la luz del dictamen de la Corte Internacional de La Haya que rechazó las objeciones preliminares presentadas por Chile y se declaró competente para conocer la demanda marítima boliviana.

Frente a la demanda de Perú y también a la boliviana, nuestra diplomacia no suma a la fundamentación jurídica el análisis geopolítico, estratégico y de largo plazo que los gobiernos fronterizos han mostrado manejar. Ni tampoco la arista comunicacional, que en el caso de Bolivia resultó fundamental para construir una reivindicación que fue adquiriendo legitimidad y ganando adeptos en la región y hasta en el Papa Francisco.

El fallo de la Corte Internacional de La Haya que rechazó la pretensión de Chile de declararse incompetente, implica que se reanudará el juicio y no se manifiesta sobre cesión territorial, no ha prejuzgado ni ha tocado el Tratado de 1904.

En la lectura de las autoridades chilenas, el dictamen de la Corte garantiza la integridad territorial de Chile, dado que La Haya sólo determinará la supuesta obligación de Chile a negociar con Bolivia, pero no se pronunciará sobre una cesión territorial.

Asimismo, acota el escenario al señalar que si en el análisis del fondo del caso, la Corte llegara a la conclusión de que existe la obligación de negociar, no le correspondería predeterminar el resultado de cualquier negociación que pudiera tener lugar como consecuencia de dicha obligación.

Sin embargo, el arrollador resultado de 14 votos en contra de la solicitud de Chile y solo dos a su favor evidencia la capacidad que ha tenido Bolivia de construir un caso, presentarlo ante mecanismos pacíficos de solución de controversias como la Corte Internacional de Justicia y conseguir adhesión.

Sin tener una argumentación jurídica de peso dada la existencia del Tratado de 1904 que fijó la frontera entre Chile y Bolivia, el país altiplánico intentó multilateralizar el tema en foros internacionales y fue capaz de presentar una demanda  amparándose en derechos expectaticios en una salida soberana al mar, para graficar la expectativa que Chile habría generado en el pueblo boliviano y el supuesto incumplimiento de acuerdos formales.

El juicio recién comienza y se puede proyectar por los próximos dos o tres años. Chile deberá presentar su contramemoria en respuesta a la memoria de Bolivia en unos seis meses más, luego vendrá la réplica boliviana y la dúplica chilena y, posteriormente, los alegatos orales.

Lejos de proponer la salida de Chile del Pacto de Bogotá (lo que no tendría efectos en el juicio, porque el litigio puede mantenerse hasta un año después de una eventual salida), de pensar en ausentarse del juicio o de persistir  en estrategias jurídicas que no incorporan la variable política o comunicacional, Chile debe entender este proceso como una oportunidad para repensar su relación con los países vecinos.

Dado que artículo 267 de la Constitución boliviana señala que el Estado boliviano declara su derecho irrenunciable e imprescriptible sobre el territorio que le dé acceso al océano Pacífico y su espacio marítimo, la reivindicación marítima siempre estará presente por obligación constitucional y como instancia de unidad interna.

Por ello, este nuevo litigio que enfrenta nuestro país debe ser la ocasión para hacer un giro en la política de Relaciones Exteriores desde una visión cortoplacista y confrontacional, hacia un nuevo paradigma de cooperación y colaboración que nos permita cerrar los flancos que se mantienen abiertos con nuestros vecinos.

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24 sep 2015

Partidos, los desafíos de la nueva ley

No cabe duda que la crisis de confianza que hoy arrojan todas las encuestas y estudios sociales afecta, profundamente, a la política, sus instituciones y protagonistas. Sin embargo, no cabe duda, también, que los partidos son esenciales en un sistema democrático.

Su desprestigio se origina en múltiples factores, entre los que destacan la escasa adaptación de estas instituciones –los partidos- a los cambios sociales y a una importante autonomía ciudadana; la poca transparencia y algunos casos que revelan conflictos de interés y problemas de probidad. Se han ido acumulando hechos, se han sumado decepciones y, para ser honestos, la política no ha estado a la altura. Ha escaseado la empatía, ha faltado humildad y, no se percibe una real sintonía con las nuevas necesidades de millones de ciudadanos empoderados y cansados de abusos y ausencias de respuestas efectivas.

Poco se sabe, además,  de las estructuras internas, de su financiamiento y, también, de cómo adoptan algunas decisiones.

Es en este contexto cuando la tramitación de la nueva ley de partidos cobra especial relevancia y me refiero a la iniciativa que fortalece el carácter público y democrático de los partidos políticos en Chile, que forma parte de la Agenda pro Transparencia y Probidad, agenda a la hemos comprometido nuestro apoyo desde la Cámara de Diputados.

Ello, porque si será el Estado el que financie a los partidos, o sea, todos los chilenos y chilenas, obviamente, el colectivo está en su legítimo derecho de exigir estándares más altos, transparencia y normas que permitan no sólo abrir puertas y ventanas, sino asegurar un mejor funcionamiento de los partidos, esenciales  en una democracia donde los ciudadanos tienen el derecho a saber qué financian, cómo y por qué.

¿Se soluciona todo con leyes tolerancia cero a la corrupción o malas prácticas? Lo más probable es que no. Pues ello de poco sirve si no hay voluntad de cambio, si no entendemos que la vara es más alta para quien dice tener vocación de servicio; que la política y el dinero no van de la mano; que los conflictos de interés existen y que la transparencia no es una amenaza, sino una oportunidad.

Por eso,  el proyecto que actualmente se tramita en la comisión de Constitución de la Cámara, debe ser analizado en detalle y con rigor. La reciente Encuesta CEP arrojó como resultado que la confianza en los partidos políticos apenas se instala en un tres por ciento, mientras que el Congreso en seis puntos .Qué esperamos entonces para intentar por lo menos, cambiar el rumbo?

La ciudadanía siente que los partidos están configurados para que respondan a una élite, donde el poder se reparte entre unos pocos. El financiamiento público nos obliga, y en buena hora, a replantearnos y a dar señales claras de modernización y transparencia en estas instituciones.

Este proyecto, si lo tramitamos bien, puede modificar sustancialmente el funcionamiento de los partidos. Reitero, si la sociedad en su conjunto, a través de fondos y recursos públicos, va a financiarlos, tiene todo el derecho a exigir altos estándares en cuanto a funcionamiento y transparencia, separando definitivamente política y dinero.

La organización interna debe asegurar espacios para las minorías; las mujeres deben tener un lugar acorde con el Chile real; las órdenes de partido, si es que se aprueban, deben ser claras y conocidas por todos; el manejo de los recursos exige transparencia y  accountability; la constitución de partidos requiere procedimientos y exigencias previamente explicitadas; hay que normar qué  tipo de inversión podrán realizar los partidos, la información relativa a cada uno de los militantes, la publicación de intereses de los candidatos; los umbrales para la constitución de los partidos regionales y, regular bien quiénes serán los  beneficiados del financiamiento público.

Las reglas del juego deben cambiar y la invitación es a no temer, sino a estar a la altura de los tiempos, estos que se ven complejos y donde recuperar la confianza puede parecer una utopía.

Para quienes  creemos en la política, esto no debe ser un obstáculo, sino un apasionante desafío. Colaborar para reinstalar la gran política, basada en las convicciones y no en las conveniencias, pensando en los votantes y no en los aportantes.

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24 sep 2015

Minería planetaria, el camino hacia la tierra prometida

“El liderazgo sustentable refleja la conciencia emergente entre las personas que están decidiendo vivir sus vidas y dirigir sus organizaciones en una forma que tome en cuenta su impacto en el planeta, la sociedad y la salud de economías locales y globales.” (Mary A. Ferdig)

Nuestro planeta sufre por la irresponsabilidad y falta de respeto con la naturaleza con que las actividades productivas son llevadas a cabo por el hombre, quien ha contaminado las aguas, fabricado elementos nocivos, contaminado el aire que respiramos durante siglos.

Se estima que al año 2050 la población mundial crecerá a cerca de 9.000 millones de seres humanos, que habitarán el planeta generando graves problemas de escasez de agua, alimentos y falta de energía, entre muchas otras cosas.

La vida como la conocemos es posible en la Tierra por que posee el aire que los seres vivos necesitan para respirar, los nutrientes que necesitan para alimentarse y crecer, y el clima adecuado para poder sobrevivir.  Se diferencia de los otros planetas por poseer vida animal y vegetal.

Peligros que nuestro planeta enfrenta.

Superpoblación y Concentración en ciudades. La mitad de la población mundial vive en las urbes, cuando las ciudades crecen los efectos del cambio climático empeoran, el tráfico se complejiza, escasean los alimentos.

Alto nivel de contaminación.  La contaminación trae enfermedades respiratorias y cardiovasculares. Según la OMS, 5 millones de personas perdieron la vida a causa de la polución atmosférica, producto de las actividades industriales, sobre todo donde se encuentra la minería.

Desforestación. Cada año se pierden millones de kilómetros cuadrados de selva y bosque nativo, por la tala indiscriminada y por actividades industriales tales como agricultura, minería, construcción e industrias.

Desertización. Producto de la pérdida de bosques el desierto avanza en distintas partes del mundo, afectando a la flora y fauna y a la cadena alimenticia. En la actualidad este fenómeno está sin control.

Reducción de la biodiversidad. La pérdida de biodiversidad acarrea un alto costo para la vida humana, muchas aves y animales se han extinguido, afectando la cadena alimenticia humana.

Caída de meteoritos y asteroides. Hace 65 millones de años, con la caída de varios meteoritos desapareció la mayoría de los animales terrestres.  Su potencial caída a la tierra, en estos tiempos podría generar enormes nubes de polvo que impactarían al clima del planeta y  la capa de ozono.

Aumento de la actividad del planeta. La actividad volcánica masiva, tsunamis y el calentamiento global de la atmósfera son los estertores de un planeta enfermo, que busca equilibrarse.

Con todos estos peligros que amenazan  la tierra en que vivimos, se requiere una solución y un compromiso socio- político-ambiental: La Minería Planetaria.

La minería planetaria se define como el conjunto de actividades interrelacionadas como cluster productivo, destinado a diseñar un negocio minero comprometido con el cuidado y desarrollo del planeta en su conjunto, cuidando y conviviendo en armonía (con todos los seres vivos, flora, fauna y seres humanos) en una relación estratégica ganar-ganar entre los actores relevantes de toma de decisión y las comunidades en general. La naturaleza responde duramente a aquellas empresas y países que no la respetan, en base a aluviones, sismos, eventos nivales, pluviales, fluviales y por último protestas de las comunidades. 

La Minería Planetaria exige de los países aplicar las mejores prácticas mundiales para cuidar el planeta, realizando diseños de ingeniería de minas económicamente rentables, técnicamente factibles, ambientalmente sustentables, asegurando la existencia de comunidades sanas y felices, al proteger la vida y la salud de las personas y seres vivos, permitiendo un desarrollo armónico de los países, frenando el cambio climático, la desforestación, la desertización, el nivel de contaminación, la disminución de la acidez de los océanos, cuidando el agua como el vital elemento que es para la vida, con el propósito de tener comunidades felices de tener  proyectos mineros que permitan un mejor país.

En un ciclo virtuoso de vida del negocio minero basado en la minería planetaria comprende, prospección y exploración, consulta comunitaria y mesa de diálogo, ingeniería planetaria y construcción, explotación y beneficio de minerales, comercialización, cierre de minas, reciclaje de residuos, y luego nuevamente prospección y exploración. Todo presupuesto de inversión debe tener un ítem de Minería planetaria, es una exigencia internacional.

Los países que apliquen la filosofía de minería planetaria, serán respetados por la comunidad internacional y por las nuevas generaciones, pero por sobre todo por la Madre Naturaleza.

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