11 dic 2014

Familias y desinternación de niños

El Gobierno debe asumir las dificultades que enfrenta el actual sistema de protección. Por eso, cuando los niños, niñas y adolescentes han sido vulnerados en sus derechos, es tarea del Estado restituirlos, repararlos, promoverlos y protegerlos.

En dicho contexto, el Consejo está coordinando la elaboración de un plan de acción intersectorial en conjunto con varios ministerios y SENAME, que permita disminuir la separación de niños, niñas y adolescentes de sus familias, y también transitar progresivamente desde el acogimiento residencial hacia la protección especial de base familiar y comunitaria.

Tenemos la convicción de que el mejor lugar para potenciar el desarrollo de los niños y niñas es en un contexto familiar. Cuando las familias no pueden, por diversas razones, cumplir con el rol de garantizar y proteger los derechos de los niños, el Estado debe trabajar con ellas para que éstas puedan protegerlos y entregarles las herramientas necesarias para que a través de una crianza que respeta sus derechos, puedan desarrollar al máximo sus potencialidades.

Es clave trabajar directamente con las familias para que estas puedan superar la situación que ha llevado a vulnerar a sus hijos.Por lo anterior, es importante coordinar a nivel local que las prestaciones que existen en el marco del Sistema de Protección Social sean oportunas y pertinentes a las necesidades de las familias, cumpliendo así los objetivos de protección que ellas requieren por ejemplo, para salir de la extrema pobreza.

Asimismo, implica confiar en la capacidades que todas las familias tenemos para criar positivamente a nuestros hijos. A veces, las familias enfrentamos situaciones que nos desvían de esta tarea, es ahí cuando el Estado -a través de sus instituciones- debe llegar a tiempo y acompañar psicosocialmente a las familias, especialmente para que estas puedan cumplir con su rol.

Pero no nos perdamos ni un segundo, la pregunta que debe estar siempre presente es qué es mejor para un niño, niña o adolescente que ha sido vulnerado, respetando así su interés superior.

Si el interés superior señala que lo mejor para un niño es estar con su familia, entonces debemos ser capaces como Estado de ofrecer otra alternativa familiar.

Asimismo, si el interés superior de un niño, niña o adolescente nos dice que lo mejor es que ese niño esté en un sistema residencial, entonces debemos garantizar que esta institución cumpla con los estándares internacionales que garanticen sus derechos.

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11 dic 2014

¡Chile necesita una revolución en Salud!

Las chilenas y chilenos viven una angustiante crisis del sistema de salud, que es mucho más profunda que los episodios que una vez más nos recuerdan el problema.

Hoy son el cierre de la UCI del Hospital Padre Hurtado y la advertencia de renuncia masiva de médicos del Hospital de Puerto Montt, los episodios que ponen nuevamente la crisis de la salud en boga. Ayer fueron grandes protestas en Aysén, Tocopilla y Chiloé, las que instalaron el tema. Seamos claros: el problema se viene arrastrando hace tiempo y hemos hecho muy poco como país por solucionar las causas que lo generan.

De acuerdo a un estudio recientemente entregado al Congreso Nacional, por la Subsecretaría de Redes Asistenciales (MINSAL), la lista de espera en los hospitales alcanza a un millón 878 mil personas. Un millón seiscientos mil de estos, aguardan una consulta con un médico especialista y otros 226 mil esperan por una operación.

En sencillo esto implica que más de una décima parte de la población de Chile lleva un tiempo desproporcionadamente largo esperando por una hora al médico o por una operación.

El 88% de quienes esperan una consulta médica lo ha hecho por más de cuatro meses.Según destaca La Tercera –en nota publicada el miércoles 3 del presente- este tiempo aguardando atención ha crecido levemente desde la asunción del nuevo gobierno en marzo pasado, momento en que los tiempos de espera superiores a 120 días representaban el 86% de los casos.

Una de las razones inmediatas de este fenómeno dice relación con la falta de médicos especialistas en el sistema público. Según el MINSAL se requieren cerca cuatro mil especialistas en todo el país para acabar las carencias del sistema público.

Aquí no cabe ser autocomplaciente, la realidad es mucho peor que lo que muestran estas cifras y que lo que aparece en la prensa. Por todas partes el sistema muestra síntomas de colapso. Pero no apuntemos mal, la culpa no es de los trabajadores y trabajadoras, que son los sostenes de un sistema que si no fuera por ellos, ya se habría derrumbado por completo.

En el artículo Cómo se ha desmantelado la salud pública, de los investigadores Matías Goyenechea y Danae Sinclair (Ciper, 27 de mayo de 2013) se subraya que según un informe de la OCDE de 2008, en el que se analizó  cuán “efectivo” era el gasto público en Salud, se concluyó que ‘(…) la proporción de trabajadores de la Salud (médicos y enfermeras) y camas de hospital para la población son muy inferiores a la media de la OCDE. Sin embargo, los resultados (esto es, esperanza de vida, mortalidad infantil, tasas de inmunización) son comparables al promedio de los países OCDE”.

Es decir, concluyen los investigadores: “El sistema de atención de Salud chileno se las arregla para conseguir resultados relativamente buenos usando comparativamente menos recursos”.  

La razón fundamental del colapso de la salud en Chile es la destrucción del sistema público, fundamentalmente debido a la conversión de la salud en una mercancía.Un negocio más.

Duro pero cierto. El Estado de Chile se ha dedicado en los últimos 25 años a potenciar el negocio privado antes que el bienestar sanitario de la población. Ha hecho esto por diversas vías, como –por ejemplo- mediante la implementación de la Modalidad de Libre Elección (MLE) que supone la derivación de pacientes del sistema público a clínicas privadas, las que reciben jugosos pagos por esto. Según cifras oficiales del Minsal el año pasado el Estado destinó 1.105 millones de dólares a pagar prestaciones entregadas por clínicas privadas.

La perversión del sistema se evidencia en otro dato (citado en el informe de Goyenechea y Sinclair). Fonasa paga por un día cama básico en la Clínica Las Condes 827 mil pesos, mientras que a un hospital público cancela por el mismo concepto $60 mil. Fonasa paga 126 mil pesos el día de cama en Unidad de Tratamiento Intensivo  a los hospitales públicos. Sin embargo el costo real de esta prestación asciende a cerca de 300 mil pesos. En estas condiciones no nos puede extrañar que la deuda de los hospitales públicos supere largamente los cien mil millones de pesos.

Otra dimensión de las malas políticas en la que nos hemos embarcado tiene que ver con la concesión de hospitales. De acuerdo al citado informe publicado en Ciper “el Estado deberá pagar aproximadamente US$600 millones por dos hospitales (Maipú y La Florida) que cuestan menos de US$300 millones (los que ya ha pagado en gran parte)”. Esto implica que hay US$300 millones de los invertidos por el Estado que quedan ganancia para el concesionario, y que se derivan del subsidio a la construcción y a la operación.

Como país hemos distorsionado severamente el gran sistema público de salud que hace no muchas décadas fuimos capaces de construir y cuyo objetivo no era otro que brindar salud a la población. El sistema actual está demasiado contaminado por el objetivo de entregar ganancias a los operadores del sistema (clínicas, Isapres, cadenas de farmacias).

Ya no basta con poner un parche aquí y otro por allá. Debemos apostar por reconstruir un sistema político, económico y cultural que conciba la salud como un derecho universal en el que todas las políticas y programas tengan como norte ese objetivo.

Para que ello ocurra es necesario implementar un sistema de salud preventivo, que vele por mejorar la alimentación de la población, cuidando que las fuentes de agua y los alimentos estén libres de contaminación y sean saludables, e incorpore la noción de soberanía alimentaria como parte estructural de la construcción de un nuevo modelo de desarrollo.

De nada nos sirve ser un país minero, forestal, salmonero, si como resultado de estas actividades contaminamos el agua y el territorio que da vida a nuestras comunidades y medio ambiente.

Debemos impulsar una noción de medicina preventiva que evite el desarrollo de enfermedades antes que estas se propaguen. Para eso se deben potenciar los Cesfam con el fin que allí realmente se resuelvan la mayoría de las dolencias, para que lleguen a hospitales  sólo los pacientes que lo necesitan.

Para avanzar debemos denunciar la hipocresía: de nada sirve constatar que somos uno de los países con mayor tasa de alcoholismo juvenil en el mundo, si por otro lado llenamos caminos y medios de comunicación de propaganda de licores, haciendo ver su consumo como una irremplazable fuente de placer.

Por otra parte, para acabar con las carencias de médicos y especialistas, se hace urgente incentivar el retorno de algunos de los muchos médicos chilenos que residen en el extranjero.También urge contratar médicos extranjeros, eliminando todo tipo de trabas injustificadas –como el examen Eunacom- que impidan su llegada.

¿Sabía usted que en Cuba hay especialistas disponibles para atender nuestras necesidades y que el costo de traerlos es muy inferior que el que ofrece el Estado chileno sin conseguir llenar las vacantes? ¿En qué topamos? ¿Por qué no actuamos si la crisis ya está en nuestra puerta?

Debemos aumentar el gasto en salud –que hoy representa el 3,5% del PIB, apenas la mitad de lo recomendado por organismos internacionales- y destinar los nuevos recursos al sistema público, mejorando la remuneración de los trabajadores, contratando más personal, mejorando la capacitación de los funcionarios y aumentando la cantidad de hospitales y centros de atención primaria.

Necesitamos mejorar la formación de profesionales de la salud, perfeccionando el enfoque curricular allí donde haya falencias. Seamos objetivos, en Chile hay universidades que forman muy buenos médicos y especialistas en otras disciplinas de salud, pero hay otras que tienen notables carencias.

La medicina es una ciencia pero también es un arte. Las y los profesionales de la salud no sólo tienen que saber sólo de síntomas y remedios, sino que requieren de una formación integral y multidimensional.

Como sociedad debemos recoger el aporte de las terapias alternativas y el conocimiento ancestral de nuestros pueblos originarios, especialmente el relativo al uso de las hierbas medicinales y su visión holística de la salud.

Debemos implementar una política de salud dental, dado que la que existe es absolutamente insuficiente. Ya hemos señalado en otros escritos lo crítico que es el estado de la salud mental en Chile, subrayando la necesidad de una ley en la materia.

Es urgente acabar con el abuso de las cadenas de farmacias y con el absurdo que nuestros viejos y enfermos deban viajar a otros países para conseguir remedios que en Chile, por su alto precio, resultan inalcanzables.

Chile necesita una revolución en salud. No hay tiempo que perder, de ello depende nuestro presente y futuro.

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11 dic 2014

¡No hagamos más elecciones!

Desde hace unos meses en  Chile ha surgido una nueva teoría de la política y la democracia. Nada menos.

Para teóricos del CEP y ADIMARK, y el conjunto de aduladores y oportunistas que los reverencian, los gobiernos no deben obedecer a los mandatos de la ciudadanía que los eligieron y mandataron sino a los vaivenes de las encuestas, que algunos hacen, algunos miden y algunos interpretan.

Y que, además, se hacen no en el mundo de quienes votaron en las últimas elecciones, sino en un muestreo, de mercado, se supone, de todos quienes pueden “consumir” política, es decir de todos los mayores de edad, más del doble en número que los primeros. Nadie puede, entonces, concluir alzas o bajas porque se trata de mundos diversos. Pero, estamos sujetos a lo que diga el CEP o ADIMARK, El Mercurio y La Tercera.

ADIMARK es una encuestadora de mercado.

CEP es un centro de estudios políticos de la derecha.

¿Por qué cuando, bajó el gobierno de Piñera, “las encuestas” mostraban que el 80 por ciento de los encuestados estaba por una educación gratuita y por la nacionalización del cobre, los medios de derecha (que son casi todos), Pepe Auth u Óscar Guillermo y otros no exigieron al gobierno de la UDI y RN el inmediato fin al lucro con fondos del Estado y la expulsión del país de las grandes empresas extranjeras del cobre?

A nadie se le habría ocurrido.

Tampoco que Frei Montalva no llevara adelante la reforma agraria en 1965 porque una encuesta en el sur decía que no, que se crearía el caos, o que Allende no nacionalizara el cobre en 1970 porque, según intérpretes de las respuestas de las consultas, en Antofagasta decían nones.

Sin embargo hoy, fieles a la nueva descabellada teoría, que olvida nada menos que el mandato ciudadano, algunos de la Nueva Mayoría, como Óscar Guillermo y Pepe, se suman a El Mercurio y La Tercera y llaman al gobierno a frenar y no llevar adelante políticas, exigidas por la ciudadanía que votó el programa, que estarían siendo cuestionadas por un gran número de gente, retratado en las últimas encuestas. ¿Éstos están ahora, tras las encuestas, por frenar, o fueron siempre enemigos de los cambios estructurales?

No sólo la democracia no se funda en intérpretes de encuestas, sino ningún gobierno.

¿Qué hay que hacer en aquellos países en que hay elecciones democráticas pero donde no se realizan encuestas?

¿Qué en aquellos donde las encuestas realizadas no tienen credibilidad técnica o política?

¿Qué allí donde los encuestadores o intérpretes de encuestas difieran entre ellos? ¿A quién seguir para llevar adelante las políticas públicas?

¿Qué política se puede llevar adelante para los próximos decenios si de un mes al otro varían las interpretaciones de los lectores de las encuestas que ellos mismos hacen? Los países darían más vueltas en trompo que el helicóptero de carabineros en la Gran Avenida y terminarían incendiándose.

La nueva teoría es incorrecta, no tiene fundamento, y trasladada a la práctica no tiene aplicación.Sirve sólo para embolinar la perdiz y cazar incautos, que no son pocos. Y sacar fotos, que deben ser guardadas y lanzadas al basurero en la próxima encuesta, que evidentemente tendrá otra foto.

En todas las constituciones democráticas, o que se estiman de serlo, el primer y básico principio es: la soberanía reside en la nación… O sea, el poder reside en la gente, en la ciudadanía, que, de vez en cuando, legalmente, mandata, elige mandatarios, a los que manda cumplir con su mandato.

Este principio no acepta reemplazo ni contradicción, no se puede contravenir. Si se contraviene se está atentando contra lo medular del sistema político democrático.

Es ridículo proponer un  reemplazo a ese principio por uno que dijere: la soberanía reside en los resultados de las encuestas…además, de las encuestas que yo haga y que yo interprete.

¡Aún tenemos cerebros, chilenos, hagámoslos funcionar!

¡Que ni don Pepe ni don Óscar Guillermo y varios más nos enturbien la mente!

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10 dic 2014

No está pasando aquí, pero está pasando ahora

Eventos como la Teletón nos ha llevado a la convicción de que en Chile somos personas muy solidarias. Cuando hablamos de “solidaridad”, parece ser que siempre pensamos en esta manera de ayudar a otras personas: con una donación puntual, entregando víveres o ropa, para ayudar a nuestros/as compatriotas.

Eso está muy bien, pero no es la única forma de expresar la solidaridad. En esta ocasión, quiero hacer una invitación a mirar más allá de nuestro país, a las realidades que viven personas en diferentes continentes y por diferentes razones.

Por ejemplo, un hombre llamado Raif Badawi fue arrestado en julio de 2012 y actualmente cumple condena en la cárcel de Birman en Arabia Saudita. Raif es el fundador de “Liberales de Arabia Saudita”, un foro online destinado a promover el debate político y social en el país. A raíz de este foro, fue acusado de violar la ley informática de su país y de insultar al islam, e incluso la Fiscalía intentó que fuera juzgado por el crimen de “apostasía”, lo cual podría haberle significado una condena a muerte. Finalmente fue sentenciado a 10 años de prisión, 1.000 latigazos, una multa, la prohibición de viajar por 10 años y la prohibición permanente de expresar públicamente su opinión a través de los medios de comunicación.

Una mujer llamada Liu Ping fue condenada en julio de 2014 a una sentencia de 6 años debido a sus actividades contra la corrupción en China. Ella fue activista del llamado “Nuevo Movimiento Ciudadano”, un grupo que promueve la participación en la vida cívica. Los/as activistas de este movimiento han sido acosados/as o detenidos/as como parte de una ofensiva de las autoridades chinas. La ofensiva contra este grupo pone en serias dudas las afirmaciones de las autoridades chinas que afirman haber adoptado fuertes medidas contra la corrupción, mientras al mismo tiempo persiguen a aquellos/as que tratan de exponerla. Liu Ping fue torturada durante su detención previa al juicio en el que recibió su condena.

Chelsea Manning puede ser un caso conocido para algunas personas. Ella es una soldado del ejército de los Estados Unidos condenada a 35 años de cárcel por la filtración de material gubernamental clasificado al sitio Wikileaks. Parte de la información que Manning reveló muestra posibles violaciones de derechos humanos y del derecho internacional humanitario cometidas por las tropas estadounidenses en el extranjero, por las fuerzas afganas e iraquíes en conjunto con las fuerzas estadounidenses, por los contratistas militares y por la CIA, todo en el contexto de operaciones antiterroristas. Mientras esperaba su juicio, Manning fue detenida en régimen de aislamiento en una base militar por siete meses.

Ahora, más cerca en términos geográficos, un joven de 21 años, llamado Daniel Quintero participó en una manifestación contra el gobierno en la ciudad de Maracaibo en Venezuela en febrero de este año. En el camino a su casa fue detenido por funcionarios de la Guardia Nacional Bolivariana y fue torturado en tres sitios diferentes antes de ser puesto en libertad. Hasta ahora no se ha hecho justicia por las torturas sufridas.

Por último, en un lugar llamado Mkhondo en Sudáfrica, se encuentran con gravísimas dificultades para acceder a atención prenatal temprana y continua para las mujeres embarazadas, al punto que un 25% de las muertes maternas podrían haberse evitado si no hubieran tenido un acceso tardío y poco frecuente a la atención prenatal. Mkhondo se encuentra en la Provincia de Mpumalanga, que es la única provincia de todo Sudáfrica donde las tasas de mortalidad materna han ido en aumento en lugar de disminuir.

Estas personas, hombres y mujeres, han sido víctimas de graves violaciones a sus derechos humanos. No son chilenas y ni chilenos. No está pasando aquí, pero está pasando ahora, a personas como tú o como yo.

Amnistía Internacional, a través de su “maratón de cartas” – hito anual que realiza todos los años en diciembre en el contexto del Día Internacional de los Derechos Humanos – estará trabajando arduamente para movilizar a millones de personas en todo el mundo, para firmar acciones, escribir cartas y enviar mensajes de solidaridad a éstas y otras personas.

Al igual como sucede cuando un pequeño aporte a la Teletón contribuye a recolectar miles de millones de pesos, aquí cada firma individual, sumada a las demás, contribuye a hacer una presión real a los gobiernos para que tomen acciones y, en definitiva, se mejore la vida de estas personas, para que recuperen su libertad, cuenten con adecuados accesos a  salud, tengan derecho a acceder a la justicia, etc.

Mi invitación es a no dejar pasar una oportunidad como ésta, en especial hoy que conmemoramos el Día Internacional de los derechos humanos. Apoyemos esta campaña y demostremos que nuestra solidaridad se extiende más allá de las fronteras del país.

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10 dic 2014

El gobierno y el respaldo popular

Los gobiernos pasan por momentos mejores y peores.Si el escenario económico es de desaceleración, lo que se puede esperar (por pura lógica) es que las secuelas sociales de este mal período repercuta en el apoyo que se presta a quien maneja el Ejecutivo. Si, además, se está emprendiendo reformas de largo alcance no ha de esperarse que esta fuerte área de debate nacional vaya a hacerle la vida más fácil a quienes están en La Moneda. Esto se sabe, pero se puede reaccionar de diversas formas ante este escenario una vez que se hace evidente para todos.

Una pésima forma de reaccionar tiene que ver con el adormecimiento de la conciencia.Convencerse a uno mismo y a quienes lo rodean que lo está ocurriendo es sólo una etapa pasajera que está a punto de superarse.

El que se ha contagiado con este mal político siempre espera la aparición de la próxima encuesta con el anhelo de un niño frente a un regalo de navidad. Cuando se decepciona, se deprime el doble, no sabe a qué atribuirlo y luego se entrega, con más ahínco todavía, a la espera de las próximas noticias que esta vez sí serán buenas.

Pero tal vez la peor de todas las reacciones sea la de la soberbia. Típicamente, cuando el arrogante observa que tiene que escoger entre sus prejuicios autocomplacientes y la realidad, se decanta en contra de la realidad. No la niega, la desprecia. Si tiene que escoger opta contra los hechos comprobados, rechazándolos en lo que tiene de oportunidad de adaptación e invitación al cambio de actitud.

El colmo de esta actitud es encontrarse siempre razón a uno mismo, no importando lo que pase: si las cosas van bien, es señal de que hay que imponerse a todo evento; si van mal, llega la pregunta de inmediato. “Estamos haciendo una cambio histórico que afecta intereses, ¿qué esperabas? ¿qué no hubiera resistencias?” Como sea siempre se encontrarán motivos para seguir igual sin ajustes ni enmiendas.

Sin embargo, es difícil encontrar en política liderazgos responsables que adopten alguno de los errores que hemos descrito. No muchos ni todo el tiempo. Los más propensos no son los líderes sino los acompañantes de los líderes, como los consabidos sacristanes del refrán, que suelen matar al señor cura con sus cuidados y zalamerías.

Partamos por las buenas noticias. El gobierno de Michelle Bachelet puede pasar por un período depresivo y, no obstante, disponer de tiempo suficiente como para repuntar y ganar las elecciones que tiene por delante. Para lograrlo debe actuar con el máximo realismo posible, buscar aliados y concentrarse en lo principal.

Lo de actuar con realismo significa reconocer desde ahora que, prácticamente todo el transcurso del 2015 será un año de crecimiento menos que moderado; que los conflictos sociales se multiplicarán y ganarán en intensidad y, cómo no, las encuestas serán esquivas y nada auspiciosas durante el período completo. Esperar otra cosa es puro escapismo.

Hacer pronósticos halagüeños para los meses que siguen termina por ser muy pronto contraproducente.

Ser realista significa saber que es imposible que una administración solo muestre éxitos y desempeños sobresalientes; o que únicamente exhiba trabajos de equipo que sean aplaudidos por su sincronización y armonía. Ya se llevan suficientes meses acumulados de gestión como para comprobar que no es así. Y por eso es necesario producir un ajuste. Si no se hace es como si trabajar bien, regular o mal diera lo mismo, por lo cual esforzarse al máximo no valiera la pena. El reconocimiento de la excelencia es una fuerza poderosa.

También hay un tiempo y una oportunidad óptima para buscar aliados. Por supuesto, antes es siempre mejor de que después. Un gobierno puede partir con alta popularidad, pero pretender que se ha clavado la rueda de la fortuna es siempre un espejismo. Tarde o temprano se necesita el apoyo decidido y sin titubeos de la base de apoyo política. Para eso siempre hay que tener la prudencia de no esperar a las vacas flacas para cultivar la amistad. Pero como sea que se haya actuado, lo cierto es que lo que urge ahora es impedir que los partidos se alejen de la gestión de gobierno y dejen de prestarle su apoyo.

El mejor momento para buscar aliados es ahora. Establecer los puentes que permitan a los partidos políticos sentirse parte involucrada directamente en el respaldo de las políticas públicas. Si el año próximo avanza antes que esto suceda, la pista se pondrá cuesta arriba. Cuando empieza la competencia para la dirección del PS y de la DC, ante la ausencia de señales centrípetas, lo que sucederá con el debate interno es que se agudizará el análisis crítico de la conducción de gobierno. Los liderazgos escogidos serán más duros y más distantes. Preferirán ser contrapartes antes que colaboradores.

El final puede ser anticipado sin ningún alarde de imaginación. A partir de marzo, los partidos empezarán a preferir que el gobierno se organice del modo que mejor prefiera, pero sin que ello los involucre de una manera particularmente notoria. Las consideraciones más trascendentes pesarán menos y la necesidad de prepararse para la competencia municipal pesará más. El inicio de esta tendencia a la diáspora hay que atajarla desde ahora, cuando se está en mejores condiciones de la que se estará en el futuro próximo.

Hay que estar atentos a los signos del debilitamiento. El más simple (aunque nada sorprendente) es la deserción de los aduladores interesados. Estos son los que siempre se presentaron como los más entusiastas partidarios del gobierno y de la Presidenta, y que ahora tras las encuestas, levantan su dedo admonitorio, señalando los errores que (ahora nos enteramos) ellos siempre supieron ver.

No obstante, hay también sorpresas al revés. Destacan por otro lado los que siempre hicieron sus críticas a tiempo y que ahora, cuando se les necesita, se ponen a disposición para superar el momento de la debilidad y duda. Buen visto no hay mucho de lo cual sorprenderse. No todo adulador es un apoyo ni todo crítico un adversario.

Concentrarse en lo principal es lo más fácil de enunciar y lo más difícil de hacer. Sin embargo, es indispensable. Cuando se acotan los espacios y se restringe el apoyo ciudadano, es cuando se comprende mejor que el tiempo no es infinito, y que hay que dedicarse a terminar bien lo más importante y de mayor alcance.

De otra forma habrá mucho que quedará a medio camino y poco se verá finiquitado. El ejercicio de la política nos enseña a ser humildes.

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10 dic 2014

Filtraciones y transparencia

La derecha ha desarrollado muy bien sus redes de poder. Expertos en usar el lenguaje, grandes comunicadores, manipuladores de opinión, tienen la “virtud”, por así decirlo o la habilidad de cambiar el foco de las discusiones o modificar la verdad de un modo sutil y efectivo.Pero de tanto hacerlo, el método se empieza a viciar.

Digo todo esto a propósito de la intervención del grupo Penta en el financiamiento de figuras de la política, particularmente de la UDI (aunque puede haber otros) y las declaraciones de los dirigentes. El Mercurio, gran vocero de las políticas de la derecha, da cuenta de la noticia, pero elude transcribir los textos de grabaciones difundidos en el juicio laboral entre el ex gerente Bravo y sus empleadores antiguos. Centra el texto de la información en los descargos de los parlamentarios de la UDI que estarían involucrados quienes sostienen que el financiamiento de su campaña fue “legal”.

Entonces – y con gran habilidad – se distrae la discusión hacia el “financiamiento de la política”, lo que si bien es un tema a tratar y corregir, resulta ser diferente de lo que se discute. Nadie argumenta de que los aportes hechos a través del servicio electoral hayan sido hechos o no en conformidad a la ley. Eso es lo de menos.

Lo que tenemos aquí es la denuncia de un fraude: se gasta dinero de la empresa en actividades que no corresponden ni al giro del negocio ni que estén destinados a favorecer sus actividades propias, sino a solventar actividades y activistas de campañas políticas, lo que es un modo de fraude.

Me explico: contrato a Fulano por la empresa, pero sus servicios consisten en ser colaborador de la campaña política del candidato Zutano, con dedicación de tiempo completo. Eso es un fraude, un engaño y se hace con perjuicio al Fisco (a todos los demás chilenos), pues se pasa como gasto de la empresa para reducir las utilidades.

Además, en la reciente información, queda en claro que hubo entrega de dineros en efectivo, grandes cantidades, a dirigentes políticos que no eran legalmente candidatos. Dinero entregado en secreto con simulación, en algunos casos, de servicios prestados. Dineros puestos en cuentas del extranjero. Habría que precisar si esas entregas de dinero se hicieron cuando estos dirigentes eran ministros de Estado o solamente precandidatos a la presidencia de la República. Porque no podemos olvidar, pese a que la derecha lo acalle, el caso de ese subsecretario de Minería que recibía dineros de una empresa vinculada a la minería durante su ejercicio del cargo.

La guinda de esta torta amarga para la derecha la ha puesto el presidente de la UDI, quien, luego de conocer el tenor de la grabación, centra su respuesta pública contra la Fiscalía Nacional, afirmando que hay una política de “filtraciones”. Notable. Primero, porque la noticia no se “filtró”, sino que la grabación se presentó en un juicio laboral antes de que fuera conocida por la Fiscalía. Yerra el objetivo, pero distrae la atención. Y todos hablarán de la Fiscalía, olvidando el foco central del problema.

Segundo, porque no se trató de una filtración de nadie, sino de una presentación oficial en un juicio. Tercero, porque la UDI no cesa en pedir transparencia para esto o lo otro, pero cuando se trata de revelar las situaciones en las que se le compromete, se habla de “filtraciones” como acciones indebidas.

Daría lo mismo si para obtener transparencia hubiera “filtraciones” de información, siempre y cuando eso no perjudicara el éxito de las investigaciones.

Es el doble discurso, la distorsión de la verdad, la confusión como instrumento de la acción política. Toda una estrategia bien elaborada pero que va quedando al descubierto, se va haciendo transparente, porque el saco de la ambición se está rompiendo. Hay algo de descaro,acompañado de manipulación evidente.

Los chilenos comunes y corrientes, que no tenemos cargos ni recibimos dineros públicos ni privados para dedicarnos a la política, tenemos el derecho de pedir, de exigir, que los que han actuado de modo incorrecto dejen de esconderse en si acaso se les prueba tal o cual delito y se hagan un lado de la política. La ética es más exigente que la ley penal y ésa debe ser la medida de la responsabilidad de los políticos.

Y esto vale no sólo para la UDI, sino también para RN, PDC, PPD, PS, PRSD, PC, hasta el PRO, el PRI y quien quiera que esté en esta tarea que debiera ser ni más ni menos que servir al pueblo.

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10 dic 2014

Allende ingresa a La Moneda al son de Alexander Nevsky

Hoy es el Día Internacional de los Derechos Humanos. El 4 de Noviembre pasado se conmemoraban los 44 años  en que el Presidente Allende asumía la Presidencia de la República.En esa ocasión el Centro de Formación Memoria y Futuro llenaba el Salón de Honor del antiguo Congreso en calle Compañía. Esta reflexión histórica se leyó en ese momento. No es inútil recordar lo ocurrido y darle dimensión histórica al presente que nos toca vivir.

Hace 44 años Salvador Allende ingresaba a La Moneda después de haber jurado aquí en esta sala del Congreso Nacional. Ese día, junto a muchas y muchos, vestidos de terno negro y corbata de humita,  cantábamos con el coro y sinfónica de la Universidad de Chile, el triunfo de Alexander Nevsky. Instalados frente a la puerta de la Plaza de la Constitución, al son de las campanas y sonajas de “la batalla de los hielos”, voceábamos en un remedo de ruso, la maravillosa música de Prokofiev.

“Ningún enemigo

pisará nuestro suelo

vayan y díganle a los extranjeros

que serán bienvenidos

pero si vienen con la espada

con la espada morirán…”

Mis compañeros y sobre todo compañeras sopranos del coro, cual campesinas de Nóvgorod cantaban estas patrióticas palabras que teníamos traducidas y escritas a mano en la partitura, que Marco Dusi dirigía.

Salvador Allende se bajó del vehículo que lo traía del  Congreso Pleno, e iba a entrar a la casa de los presidentes, pero se dio vuelta, miró a la orquesta y al coro, alzó la mano y nos saludó con un gesto que hasta hoy recuerdo vivamente y que lo inmortalizó: un poco ladeada la cabeza, la mano cariñosa, no había en él puño levantado.  Ingresaba a La Moneda de la que saldría envuelto en un poncho andino tres años más tarde.

Esa noche se abrieron efectivamente las grandes alamedas. La Gran avenida se llenó de gente y en cada esquina había alguna actividad cultural. Caminábamos entre la multitud llenos de esperanzas en un momento en que parecía que la Historia nos pertenecía y el viento soplaba a nuestro favor.

En la Plaza Bulnes se había instalado un escenario donde el teatro de la Universidad de Chile, ya tarde en la noche, interpretó la afamada obra teatral, “Los que van quedando en el camino” de Isidora Aguirre en la que se relata la matanza de Ranquil y la lucha de los campesinos, los hermanos Sagredo en las tierras bravas del Alto Bío Bío.

Creo que ha sido la única vez que he visto esa maravillosa obra y no estoy seguro si era el propio Víctor Jara quien la dirigía en ese entonces. Cientos de personas sentadas en el suelo escuchábamos esas voces que llamaban a la libertad de los esclavos de la tierra, los inquilinos.

Traigo estos recuerdos de lo que era la calle ese día 4 de noviembre de 1970; llena de cultura –alta cultura- y premoniciones. Porque no me cabe mucha duda con los  44 años que han pasado, que en ese guión se encontraba buena parte de las claves de lo que ocurrió posteriormente, y del sentido de Salvador  Allende en la historia chilena y quizá en la historia universal.

Allende imprimió a la lucha política un fuerte sentido patriótico. Puede que fuese el sentido de esos tiempos. Pero a él se le ocurrió aquello de “la revolución con empanadas y vino tinto” y no fue menor. El eje del programa y la política seguida fue la nacionalización del cobre. Será siempre recordada la Unidad Popular por este acto de dignidad e independencia nacional.

Y no por casualidad la respuesta fue brutal: la frase de Nixon/Kissinger, “los apretaremos hasta que griten de dolor”, en una traducción suelta, lo dice todo. Pero no todo. Los sicarios nacionales siguen allí hasta el día de hoy, a pesar de que cada cierto tiempo se desclasifican nuevas evidencias, se escriben nuevos libros y se sabe más, con pelos y señales, de quienes fueron los enemigos internos, los que se aliaron al extranjero.  Bien escogida estaba la música de Prokofiev esa tarde del 4 noviembre de 1970.

Y con los años crece y crece la importancia de la revolución agraria que se produjo en esos años.La ola expropiatoria venía de antes, de la imaginación de Eduardo Frei por cierto, pero a partir de ese 4 de noviembre se transformó en un maremoto.

Días después –solo unos pocos días- explotó la provincia de Cautín, y la prensa lo llamó el Cautinazo.  Los mapuche se tomaron los fundos, empezaron por Lautaro; Allende viajó a Temuco y se reunió con las organizaciones indígenas, Jacques Chonchol se instaló como Ministro en terreno o en campaña en el sur insubordinado.

Algo irresuelto, profundo, sangrante se podría decir, estaba latente y aún está. Luego fueron las otras provincias y en menos de dos años todos los fundos de más de 80 hectáreas de riego básico habían sido expropiados. Una ola de dignidad recorrió el campo chileno. Los siervos de la gleba se habían levantado como lo habían declarado los Sagredo en boca de Isidora Aguirre en las cordilleras nevadas de Ranquil y como lo habían hecho en numerosos países que de esa forma turbulenta y traumática pudieron ingresar a la modernidad.

Las consecuencias son determinantes para la historia que hemos vivido. Se acabó la servidumbre en Chile en la cara del inquilinaje y una conciencia de libertad se apoderó de nuestro pueblo.Hasta el día de hoy. La reacción de los patrones, de sus aliados serviles, los cochenchos, no se hizo esperar.

Como lo había hecho desde siempre, la vieja oligarquía de apellidos vinosos, mandó a los mayordomos y capataces hacer el trabajo sucio. Ni siquiera los van a ver a Punta Peuco. Durante casi 20 años escuchamos tronar las voces cuarteleras con acento chillanejo, mientras los de siempre recuperaban sus poderes amenazados.

La cantidad de campesinos muertos, desaparecidos, enterrados como en los hornos de Lonquén, son la expresión de ese rencor por haberse levantado. Haber osado levantarse. Hasta el día de hoy han desaparecido. No hay ni organizaciones campesinas, ni demandas campesinas y pareciera que el mismo nombre hubiese sido desterrado. En estos días que comienza el verano son masas de hombres y sobre todo mujeres, quienes van a levantar las cosechas en el silencio profundo de los sin nombre.

Las viejas trabas feudales, sin embargo, se eliminaron en Chile, la propiedad privada se expandió hasta el último rincón del territorio, la mano de obra liberada del yugo quedó sujeta a su suerte y al maldito mercado. El pueblo se transformó en “la gente” y el anonimato se apoderó de los hijos de los antiguos inquilinos. Fueron miles ahora quienes fueron quedando en el camino.

Casi exactamente tres años después, me subí a un farol frente a La Moneda en la misma Plaza de la Constitución. Era el 4 de septiembre de 1973 y un nuevo estrado se había construido frente a la puerta de La Moneda. Miles de personas –algunos dicen un millón- pasaban sin cesar frente al Presidente. Estuve más de una hora mirándolo desde mi altura riesgosa de joven apresurado y observador. Triste se le veía. Un poncho de vicuña, café clarito, le cubría la espalda. Saludaba con una sonrisa breve a la multitud que pasaba. La imagen no se me ha borrado nunca. Me imagino lo que pensaba. Miraba con amor y temor a toda esa gente que gritaba que el pueblo unido jamás iba a ser vencido. No me cabe duda que tenía plena conciencia de lo que estaba ocurriendo y lo que le ocurriría a esas personas. Premonitorio.

Es por eso que su actitud es la triada que completa ese momento histórico. El pequeño país tuvo la osadía de ponerse de pie frente al Imperio, a lo menos por una vez en su historia. Y las consecuencias fueron terribles.

El país y la gente humilde tuvieron la osadía –segunda osadía-  de sacudir la esclavitud feudal, el servicio personal pegado a la servidumbre de la tierra, impuesto desde la Conquista por los antiguos encomenderos. Y las consecuencias también fueron horribles.

Cuando se escriba con calma la historia del siglo veinte veremos que estas dos  han sido las claves determinantes de nuestra historia moderna.

Y la tercera fue la actitud personal del Presidente al morir en La Moneda a la que había ingresado esa tarde al son de Alexander Nevsky. Ese valor heroico – la palabra pareciera ya fuera de moda- hizo que nuestra historia, la de las izquierdas y el futuro, fuera digna, siga siendo moral y ética, y que exista un conjunto de principios desde el cual mirar y juzgar, y que tuviese sentido que tanta gente fuese quedando en el camino…y que hoy recordamos en el día internacional de los Derechos Humanos.

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10 dic 2014

Una Memoria democrática común

Hace pocos días el diputado UDI Jorge Ulloa afirmaba, legítimamente según su perspectiva, que “Augusto Pinochet es la persona más importante del siglo 20 en Chile”.Hacía esta discutible afirmación en el marco de una entrevista por la eliminación del nombre del fallecido dictador de una medalla que se entrega en la Escuela Militar, hecho que habíamos denunciado en el Senado en la sesión del pasado 3 de septiembre.

Esto que en Chile genera polémica, en otros países que han sufrido gobiernos de facto y autoritarios como el que nosotros vivimos entre 1973 y 1990, ha suscitado un debate político y social abierto, donde más allá de las legítimas opciones ideológicas, ha logrado consensuarse la necesidad de privilegiar los valores democráticos permanentes compartidos, por sobre aquellos grupos minoritarios que en todas la latitudes pretenden rescatar “la obra” de aquellos regímenes dictatoriales.

Y no se trata en ninguno de esos casos de revanchas o venganzas como algunos las quieren presentar, ni tampoco de falseamientos históricos. Se trata simple y sencillamente de entender que el futuro de esas sociedades pasa por relevar los principios democráticos y no por tratar de ir “blanqueando” con el tiempo figuras y gobiernos autoritarios, buscando homologarlas con personajes y momentos que sí han aportado a la construcción de sociedades y repúblicas.

En muchos de estos países se han aprobado normas conocidos como “leyes de memoria”.Ejemplos de ellas existen, por ejemplo, en Alemania y España.

En tierras teutonas, se sabe, está castigado hacer apología al régimen nazi encabezado por Hitler, mientras que la península ibérica se ha impuesto el principio de que “nadie puede sentirse legitimado, como ocurrió en el pasado, para utilizar la violencia con la finalidad de imponer sus convicciones políticas y establecer regímenes totalitarios contrarios a la libertad y dignidad de todos los ciudadanos, lo que merece la condena y repulsa de nuestra sociedad democrática”.

De hecho, para el caso español, existe incluso un relator especial de Naciones Unidas, Pablo de Greiff, “para la promoción de la verdad, la justicia, la reparación y las garantías de no repetición de los crímenes del franquismo”, quien a comienzos de este año recordó a las autoridades del Estado español que es necesaria una política de Estado sobre las víctimas del franquismo“, sugiriendo “un acercamiento entre el gobierno y las asociaciones de víctimas, restablecer y aumentar los recursos dedicados a la memoria histórica, anular todas las sentencias de tribunales creados durante la guerra civil y prevenir que la ley de amnistía obstaculice todas las investigaciones”.

Una propuesta como esta en Chile sería considerada por algunos como una “intromisión en asuntos internos” o, como diría Hermógenes el columnista de afilada pluma, “un nuevo ataque del marxismo internacional”.

Pero no es nada de eso.

Sin ir más lejos, hace unos días, la totalidad de los 420 integrantes de la Cámara de Representantes de Estados Unidos votó favorablemente un proyecto de ley que excluye de cualquier beneficio social a todos los nazis sospechosos de crímenes de guerra que se encuentran en ese país, aun cuando no estén condenados por ello. Esto tras hacerse público que varios  habían acumulado millones de dólares en beneficios.

Y como si eso fuera poco, en un acto altamente valorable, RN ha decidido eliminar de su declaración de principios toda alusión reivindicatoria de la dictadura.

En la misma línea, la diputada Karol Cariola presentó recientemente una iniciativa que tiene como objetivo declarado en su primer artículo, “la adopción por parte del Estado, de todas aquellas medidas destinadas a impedir el homenaje y exaltación de la dictadura cívico-militar impuesta por el golpe de Estado realizado el 11 de septiembre de 1973, en contra del gobierno constitucional del Presidente Salvador Allende Gossens”.

También es absolutamente entendible la demanda levantada por diversos sectores sociales y políticos a los que nos les parece que por iniciativa propia las ramas de las fuerzas armadas, que son de todos nosotros, decidan bautizar tanques, barcos o aviones, o erigir monumentos, con el nombre de algún personaje que represente a la dictadura y que divide a los chilenos. En esa misma línea, hemos planteado que la biblioteca de la Academia de Guerra no puede seguirse llamando “Presidente Augusto Pinochet Ugarte”.

Ya han transcurrido 41 años desde el golpe militar que destruyó nuestra democracia, tal vez imperfecta, pero que nos enorgullecía, como para seguir eludiendo este debate necesario para sanear el alma y la historia nacional. La Memoria histórica, la democracia y el respeto a los derechos humanos no pueden ser conceptos aislados, para algunos, en algunas fechas. Por el contrario, deben ser parte integral de nuestra convivencia y del contexto en que se formen los ciudadanos del futuro.

En días en que se conmemora la fecha en que el dictador murió y se celebren, paradojalmente el mismo día, 66 años desde la declaración universal de los derechos humanos, es tiempo de asumir este desafío cívico y político, sin odiosidades, pero también sin titubeos respecto de la historia y el tipo de convivencia democrática que queremos compartir como sociedad y que le legaremos a nuestros hijos y nietos.

Es tiempo de construir una memoria democrática común.

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09 dic 2014

Debate en el Senado, ¿se puede desnaturalizar el proyecto de inclusión?

Dada la diversidad de partidos que conforman la Nueva Mayoría (NM), hemos podido contrastar muchas visiones en el desarrollo de las principales reformas comprometidas en la tramitación legislativa. Sin embargo, una de las principales coincidencias es la intención de evitar que “las ideas matrices se desnaturalicen” y, de este modo, procurar que las indicaciones se alinien con los fines y objetivos propuestos por cada reforma en particular.

Pero esta declaración de principios, en ocasiones ha servido para ocultar la existencia de objetivos distintos, expresados en los llamados “matices”, pero que muchas veces son claras diferencias que como Nueva Mayoría hemos tenido que resolver, la mayor parte de las veces con éxito.

En materia del proyecto que busca terminar con el lucro, la selección y el copago (para alcanzar la gratuidad y la libertad de elección), el debate ha sido uno de lo más polémicos. Esto no sorprende dado que se trata de un cambio radical y progresivo al modelo de mercado educacional de Chile.

Desmantelar este modelo sobreideologizado que se ha desarrollado durante décadas en nuestro país, implica no sólo terminar con la concepción neoliberal de la educación chilena, sino también construir un nuevo sentido común en nuestra sociedad, cuestión que resulta una tarea a lo menos compleja y que a ratos asusta a muchos (políticos y no políticos).

En este contexto, no es un simple detalle tratar de dilucidar los nudos críticos dentro de la NM, en la tramitación del proyecto en el Senado, para saber hasta dónde permitimos modificaciones y desde dónde comenzamos (por temor, intereses o ideología) a abandonar aquellos principios que efectivamente logran cambiar la educación como bien de consumo para hacerla un derecho humano fundamental.

Lucro. Las sanciones al lucro no pueden seguir descansando en multas con cargo a la subvención de los estudiantes, esta lógica es perversa ya que perjudica doblemente la educación de los mismos (pierden recursos de la subvención porque las retiraron como utilidades, y pierden nuevamente porque con ellos se pagó la multa). La infracción a la ley debe comprenderse socialmente como un delito, que puede abarcar, según el estatuto de derecho penal que se aplique, desde la cancelación de la personalidad jurídica (en el caso de la responsabilidad penal de la persona jurídica), el traspaso de la administración del establecimiento al Estado, o bien, penas personales de distinto grado. Visto así habrían garantías suficientes para aceptar un arriendo controlado entre relacionados sin fines de lucro.

Ahora bien ¿por qué no permitir arriendo entre relacionados con fines de lucro?, porque la motivación a hacer negocio por parte del dueño del inmueble y del colegio relacionado conlleva la posibilidad de ejercer una presión indebida para alterar contratos de arriendo (ilegal) o exigir a los próximos gobiernos de turno cambiar los contratos (legal) con el propósito de incrementar sus utilidades y sacar cada vez tajadas más grandes de las subvenciones mediante el “autopago” del arriendo.

Selección. Definitivamente hay que mejorar el proceso de inclusión en los casos de niños, niñas y jóvenes en situación de discapacidad (transitorias y permanentes), ajustando el método  de admisión con el Programa de Integración Escolar (PIE), para que no sólo haya un adecuado financiamiento que apoye estos procesos, sino también para que no se genere segregación interna en las escuelas.

¿Por qué no permitir selección por proyecto educativo y por mérito?, lo primero es evidente, podríamos acabar con tantos métodos de selección como lo permitan la cantidad de proyectos educativos declarados por los sostenedores. Jamás será justificable que un niño que quiera aprender a tocar un instrumento musical, pero que no sepa nada al respecto, no tenga la oportunidad de aprender porque no pasó el test de habilidades que el proyecto educativo establece. Las escuelas tienen la tarea de enseñar, de educar, de dar posibilidades a todos y todas, y no para reforzar el capital cultural inicial de los estudiantes.  

Por su parte el discurso del mérito oculta que en un país tan desigual como el nuestro, éste sólo termina siendo una discriminación arbitraria; pero es más, la selección basada en el mérito nos llevaría a la configuración de una nueva forma de segregación socio-educativa, donde los “mejores” van a un tipo de escuela y los “peores” se tendrían que conformar con el resto.

De hecho esto ya nos ocurre en la educación pública donde algunos van a los establecimientos llamados “emblemáticos” y otros al “resto”. Lo antipedagógico de esta medida es que separando a los de mejor rendimiento del resto de los niños, se pierde la posibilidad de generar el “efecto par” que países como Finlandia han logrado desarrollar para nivelar hacia arriba a todos sus estudiantes sin dejar a nadie atrás.

Esto no solo ocurre en Finlandia, esto también lo hacen muchas de nuestras escuelas de integración, sino pregúntenle al colegio Amancai de La Florida y tantos otros que hacen una labor destacable.

Gratuidad. Algunos han tenido la osadía de proponer el reemplazo del copago por Unidades de Subvención Escolar y no por Unidades de Fomento, esto llevaría a no poder reemplazar nunca el copago y por tanto, no alcanzar nunca la gratuidad, lo que atenta contra los objetivos del proyecto.

Por otra parte, hay quienes han planteado mantener la SEP a los niños de los colegios que pasen a ser particulares pagados. Esto implicaría que el Estado financie escuelas que podrían tener fines de lucro y que puedan seleccionar, cuestión que evidentemente sería contraria a los objetivos del proyecto. Al mismo tiempo consideramos fundamental mantener la idea de que todo establecimiento que desee ingresar al nuevo sistema de financiamiento (SEP para III y IV quintiles) debe ser gratuito, ya sea porque se adscribió al régimen de gratuidad, como porque se creó en esa condición.

Estos incentivos buscan, precisamente, que aquellos establecimientos que poseen copagos bajos a medianos pasen relativamente pronto al régimen de gratuidad.

De este modo sería un contrasentido el mantener la posibilidad de seguir cobrando a las familias y percibir, al mismo tiempo, los recursos que se ponen a disposición para acelerar el arribo de la educación gratuita.

Actualmente el proyecto corre riesgo en el Senado. Si no hay humildad para aceptar  la necesidad de un trabajo en conjunto de las indicaciones que nos permita evitar distorsiones de fondo, entonces muchos en la Cámara no estaremos dispuestos a aprobar cambios gatopardistas que dejen todo tal como está hoy en día.

Como Nueva Mayoría no podemos caer en el error histórico de validar “matices” que vulneren los principios y objetivos de la reforma. No se trata del todo o nada, sino de ser responsables con lo que hemos comprometido para el futuro de nuestro país.

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09 dic 2014

La educación truncada: la realidad de las niñas y niños migrantes en Chile

Pareciera que el mundo girase cada vez más rápido, la ciencia nos sorprende a diario con nuevos descubrimientos y la tecnología con asombrosos avances.Una década del siglo XXI parece un siglo del medioevo, es como si, figurándonos la vida como una melodía, avanzaran lo días y los años al ritmo de semicorcheas y fusas, y elimináramos los silencios, las blancas y las redondas.

En este ir y venir apresurado se aceleran también los movimientos migratorios, las personas cruzan fronteras motivadas por la esperanza, dejan el país donde nacieron, sus bienes y muchas veces sus familias para alcanzar su propio bien-estar y el de sus más cercanos.

En Chile, en la actualidad, existen casi medio millón de migrantes provenientes en su mayoría de Colombia, Perú, Bolivia y Argentina, y cada vez más de Ecuador, República Dominicana y Haití. Año tras año se incorporan más niños y niñas migrantes a distintos colegios a lo largo del país, concentrándose a nivel nacional en los establecimientos públicos de las comunas de Santiago, Antofagasta, Iquique y Calama, y en la Región Metropolitana en Santiago, Independencia, Recoleta y Estación Central.

Según los datos que maneja el ministerio de Educación, a la fecha existen poco más de 22 mil niñas y niños extranjeros en el sistema escolar. Una cifra poco coherente si consideramos que el departamento de extranjería calcula que alrededor de 450 mil migrantes viven hoy en nuestro país, una cifra que se ha quintuplicado en los últimos 40 años.

Sin la información de un censo confiable, ni un sistema de recolección de datos efectivo, es difícil dimensionar la magnitud de la situación actual que viven los miles de niños y niñas extranjeros avecindados en Chile.Para sólo hacerse una idea, de esos 22 mil que registran los datos oficiales, -–que por cierto es una cifra que dista de la realidad– nada menos que un 72% aparece como niños indocumentados, ya sea por el estado migratorio irregular de sus padres o porque no han completado los trámites de visa correspondientes.

Si bien la normativa exige a los colegios aceptar a todos los niños y niñas independientemente de su condición migratoria, el diseño del sistema obstaculiza la incorporación plena de los niños y niñas en “situación irregular” o con “matrícula provisoria”y con esto se trunca su acceso alas subvencionesy beneficios del sistema educativo, acentuando aún más su vulnerabilidad.

Con todo, más allá de los puntos flacos que pueda tener el sistema al no poder garantizar efectivamente el acceso a la educación a todas y todos los niños –y enfatizo, todas y todos sin excepciones de ningún tipo–y sin siquiera referirnos a la calidad y a la equidad con que debería ir inalienablemente aparejada la educación, existen otras carencias y problemas que se levantan de las experiencias de estos niños en el aula, referidas principalmente a la rigidez curricular, la imposición cultural y la discriminación.

La saturación y poca flexibilidad del currículo escolar se manifiesta poco amigable a la inclusión de estudiantes de otras culturas y nacionalidades. La gestión de la convivencia escolar con excesivo énfasis en el control y la sanción de las conductas indeseadas, le ha restado relevancia a las acciones y políticas orientadas a fortalecer la convivencia democrática, la cohesión social y la valoración de la diversidad en todas sus dimensiones.

La sociedad chilena se muestra llena de contradicciones lamentables: por un lado nos declaramos tremendamente solidarios y así lo demostramos –felizmente– en cuanta cruzada humanitaria se nos presenta, pero por otro lado somos poco tolerantes, prejuiciosos y muchas veces discriminadores cuando se trata de convivir y compartir a diario con hombres y mujeres de países distintos al nuestro.

En las escuelas, la realidad no es muy diferente, un estudio realizado por UNICEF en 2004, que a pesar de los años transcurridos debe seguir siendo representativo, indica que un 46% de los niños, niñas y adolescentes de escuelas públicas piensa que existen nacionalidades inferiores a la chilena. Son este tipo de percepciones las que muchas veces se traducen en acciones discriminatorias y comentarios xenófobos por parte de estudiantes chilenos a estudiantes extranjeros.

Por todo esto, y por tanto más, es que tenemos la necesidad y la urgencia de emprender acciones concretas sobre el tema, no sólo desde la normativa y las políticas públicas sino también desde la enseñanza misma, y es que vale la pena que nos cuestionemos desde una visión crítica, cuál es la educación que queremos para nuestros niños y niñas, una que sólo los prepare para una vida de test y un mercado laboral altamente competitivo o una educación que releve los valores la empatía, la diversidad, la tolerancia activa, el diálogo y la democracia.

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