26 ene 2015

Eliminaron a la “abuela Eliana,” fin de MasterChef

Hoy mi abuela Carmela estaba furiosa, no tengo recuerdo haberla visto tan enojada, al menos en los últimos años.

¿Qué te ocurre querida abuela? ¿Qué te tiene en ese estado?

Guardó silenció unos segundos… me parecieron eternos. La cara que tenía me hacía suponer que, tal vez, yo  había cometido alguna astracanada que causaba en ella tal estado de ánimo.

Mi abuela no acostumbra decir “malas palabras”; sin embargo me pareció escuchar que, en voz baja, decía algo inadecuado.

Por fin me miró y me dijo, ¿cómo pueden ser tan ineptos?

Abuela: ¿a quiénes te refieres?

A los ejecutivos de ese canal de televisión, a los que dirigen el programa de cocineros aficionados.

En el último tiempo, y siguiendo la moda internacional de los programas de cocina y concursos de Chef, al menos dos canales chilenos han entrado en nuestros hogares con sus respectivas “ofertas” televisivas culinarias.

En mi casa, mi abuela y mis hijos pequeños son público fiel de dichos programas y yo, por qué no decirlo, de vez en cuando comparto con ellos mirando y comentando lo que nos muestra la pantalla.

En nuestra casa, como costumbre heredada de nuestra abuela, todos los hombres tenemos cierta “debilidad” por la cocina.

Pero bueno, mi abuela estaba enojada y eso es lo importante de este relato.¿Cómo pudieron eliminar a la Eliana?, ¿es que no tienen dos dedos de frente?

Recordé que hace algunas semanas ella, mi abuela, comentó que estaba bien complicado el tema de esta concursante ( mi abuela Carmela es la única en nuestra familia que se refiere a la concursante como “Eliana”; mis hijos, mi esposa y yo le decimos “Abuela Eliana” en señal de cariño y respeto).

Mi abuela había convencido a mis hijos, que dada la inteligencia y conocimiento sociológico de quienes manejan la programación del canal buscarían una “salida honrosa” a la posible eliminación de esta queridísima concursante.

De hecho, hace unas semanas cuando celebraron el cumpleaños 85 de la abuela Eliana, nuestra abuela pronosticó que la sacarían del concurso y la nombrarían “jurado benemérito ” o “jurado honorario”. “Es imposible que la eliminen y es poco probable que pueda ganar”, había sentenciado en aquella oportunidad.

Esta abuela Eliana no es una persona cualquiera. Es una octogenaria señora sacada de una novela. Sus juicios son siempre mesurados y cariñosos, siempre dice frases positivas, conciliadoras y llenas de sentido común (incluso llegué a pensar, luego de un par de programas en que la escuché con atención, que era un personaje ficticio inventado por los productores).

Dados estos antecedentes, no dejaba de encontrar razón a mi abuela cuando “calmaba” a mis hijos frente a la posibilidad de que la “Nana” estuviese en peligro de ser eliminada.

Yo llegué a convencerme que los pronósticos de mi abuela eran acertados y que de un momento a otro la Nana sería “retirada de la competencia” y pasaría a ocupar un puesto en el Staff permanente, lejos del peligro de la eliminación semanal.

Mi abuela y mis hijos están furiosos. Según dicen, la eliminación estaba programada y le tenían una placa conmemorativa de la penosa situación, además de un show donde todo el personal que esta detrás de las cámaras se despidió de ella (esto que alguien pensó como un acto positivo y de desagravio, se transformó en ignominioso según ellos).

Anoche en mi casa, me lo contó mi señora, todos tenían los ojos nublados por la emoción y a más de uno se le escapó alguna lagrimilla.

Por lo pronto, mi familia, instigada por mi abuela, ha decidido mandar cartas directamente a la familia Luksic quejándose por tan inoportuna eliminación y, por cierto en señal de protesta y repudio han dado por finalizado el programa en cuestión.

Adicionalmente han modificado la figura de fondo del “tiro al blanco”, hoy vi que la foto de un señor con claro aspecto oriental, de pelo largo y anteojos redondos remplazó al tradicional conjunto de círculos concéntricos de diferentes colores.

Mi abuela y mis hijos pequeños, a partir de anoche, por su propia decisión, dejarán de ver MasterChef. Es de esperar que el remedio no sea peor que la enfermedad. Capaz que se pongan a “estudiar el caso Penta”.

Yo preferiría que, aunque enojados, sigan mirando a los cocineros y evitándoles el bochorno del “desplome del raiting” a sus irreflexivos productores.

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26 ene 2015

Buenas noticias y malas noticias

Un análisis equilibrado de los resultados de la CASEN 2013, nos indicaría que obtuvimos tres tipos de información, todas muy importantes para determinar los objetivos de las políticas públicas en el área social en los próximos años.

El primer grupo corresponde a las buenas noticias y aquí debemos incluir que de acuerdo a la metodología con que históricamente se ha realizado esta encuesta y que corresponde a la misma metodología que usa la CEPAL para medir la pobreza en América Latina, el porcentaje de pobres disminuyó significativamente alcanzando el 7,8%, cifra que nos ubica en un muy buen lugar en el continente. Para medirnos con respecto al resto de América Latina este es el valor destacable.También la indigencia muestra una caída a 2,5%.

Seguramente existirán muchos críticos a estas cifras pero cuando en 1988 se decía 40 de cada cien chilenos son pobres se acudía  a este indicador, hoy podemos señalar que sólo 8 de cada 100 chilenos son actualmente pobres y tres de cada 100 son extremadamente pobres.

Resulta evidente que este avance es posible por el crecimiento económico  y por la calidad en el diseño e implementación de las políticas públicas por parte del Estado.

El segundo grupo corresponde a nuevas formas de medir pobreza ya no sólo referido a los ingresos como en el caso anterior sino que incorporando otras dimensiones de la vida cotidiana, como las carencias en  salud, educación, trabajo y vivienda  que inciden en una mejor calidad de vida. El índice que mide la pobreza multidimensional.

Esta era una antigua demanda en particular de los grupos académicos, políticos y de la sociedad civil en general, que ponía el énfasis en el reduccionismo que significaba medir la pobreza sólo a través de una canasta básica y de los ingresos para adquirirla.

Como se podía esperar, en este caso la pobreza aumenta y alcanza en cifras 2013 a un 20,4% de la población, casi tres veces superior a la medición histórica por ingresos; dada la cantidad de información que esta nueva medición debe entregar, seguramente va a dar para varios meses de novedades y será extremadamente útil para las políticas públicas sectoriales y su quehacer venidero.

El tercer grupo de malas noticias, quizás también esperado se refiere al nulo avance desde 1990 a 2013, respecto a  mejoras en la distribución de la riqueza, Chile sigue siendo uno de los países más inequitativos del mundo. La CASEN 2013 no trae ninguna noticia positiva en este tema.

Las noticias positivas en esta área se produjeron durante el 2014 y éste 2015, se refieren a:

1.- La reforma tributaria – que pudo ser mejor- y que entrega más recursos al Estado y en particular al  sector educación, pero además sigue cerrando espacios por donde los ingresos más altos eludían el pago de tributos.

2.- La reforma de la Educación que pone término a un sistema que iniciado en 1979, se mostró como eminentemente segregacionista, inequitativo en oportunidades y con una lógica mercantil perversa para cualquier modelo educativo.

3.- La reforma laboral  viene también a modificar graves situaciones que atentan contra una sana y   más equilibrada relación entre factores y que aportará en la dirección de mejorar calidad de vida de las personas a través del trabajo.

Sin duda que el programa de la Presidenta Bachelet fue muy acertivo a la hora de proponer las modificaciones necesarias a un modelo socio económico que como lo demuestra la CASEN 2013  no ha sido capaz de transformar los beneficios económicos junto con derrotar la pobreza, en mejorar la calidad de vida de todos los chilenos.

Lo que el país espera ahora es que la próxima medición de vulnerabilidad nos entregue avances en equidad y calidad de vida, para ello es necesario continuar con el proceso de reformas iniciado en este gobierno.

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26 ene 2015

La selección en la educación

Diversas  – y airadas – reacciones ha tenido la  aprobación, en el marco de la jornada final de votación de las indicaciones al proyecto sobre fin al lucro, copago y selección, de una de las enmiendas que establece que los liceos “emblemáticos” deberán dejar de seleccionar en un plazo máximo de 5 años.

Algunos colegios -como por ejemplo el Instituto Nacional- van a poder seleccionar sólo un  30% de alumnos aventajados desde  el punto de vista del rendimiento académico, “pero el 70% van a ser niños comunes y corrientes de distintas comunas de Chile, que van a tener la posibilidad única en su vida de salir adelante, de romper la pobreza, de terminar con este círculo vicioso de que el futuro de un niño está determinado por el dinero que tiene la familia”, en palabras de Fulvio Rossi, presidente de las comisiones unidas de Hacienda y Educación.

Muchos se indignan, empleando de preferencia  el insulto y la procacidad como “argumentos”, pero pocos se detienen a reflexionar acerca de la esencia de  un tema  que parece resumir  la tragedia de las desigualdades  educativas en Chile.

Por ejemplo, ¿qué significa sostener  esta dicotomía  entre 30% de alumnos aventajados y 70% de niños comunes y corrientes?  ¿Existen niños con intelectos de primera, segunda o tercera categoría? ¿Es efectivo que los institutanos son muchachos intelectualmente superiores  al resto de sus pares?  ¿Son realmente  diferentes  a aquellos “ comunes y corrientes”  que  más de algún lector de la sección Política del diario La Tercera no duda en calificar como vagos, volados y mediocres?

El conocimiento del desarrollo del cerebro  humano es un buen escenario para la reflexión.  El 97% de los niños  nace con  un cerebro espléndido, dotado de sorprendentes talentos en estado  latente, los cuales, al igual que una semilla,  habrán de aguardar la mano del ambiente para germinar.

¿Qué  ocurre  durante el desarrollo de esos cerebros que, apenas una década después, ese 97% parece haber  quedado reducido a un puñado escaso de “mentes brillantes” ingresando a los liceos emblemáticos?

¿Acaso la  mayoría  optó por  la vagancia, la mediocridad y las drogas?  Nada más erróneo  y  peligroso si se sostiene como  verdad irrefutable. Por el contrario, es preciso  ver este fenómeno  como multifactorial, ampliar la mirada  y, en lo posible,  observar  el fenómeno educacional  desde  nuevas ópticas.

En primer lugar, la selección académica para ingresar a liceos emblemáticos es la misma que rige las pruebas de selección universitaria e incluso los criterios SIMCE: se consideran sólo  los desempeños académicos en  Matemáticas, Lenguaje y Ciencias.  No debería sorprender que los egresados de  liceos emblemáticos elijan mayoritariamente las carreras de Derecho, Ingenierías y Medicina.

¡Pero  el cerebro humano posee al nacer más de  diez espléndidos talentos que aguardan la mano del ambiente para germinar!  Un paseo por cualquier escuela  urbana o rural chilena nos permitiría  encontrar sorprendentes músicos,  artistas visuales, deportistas, precoces líderes, pequeños filósofos,  bailarines,  actores, expertos en informática, diseñadores, humoristas.

Esos chicos y chicas no  están aspirando a ingresar a un liceo emblemático; ellos  piden  cambios en la  concepción de  educación,  cambios que signifiquen  mayores espacios para la expresión y creación artística, oportunidades para el liderazgo,  recursos para desarrollar sus aptitudes deportivas.

Sin duda alguna que  probablemente no estarán en el privilegiado 30% de  candidatos a institutanos, pero ¡ también son  mentes brillantes aguardando  una educación  nueva!

Muchos de estos chicos y chicas vivirán el temprano  desaliento y la desmotivación en un sistema  escolar  para el cual  sólo  cuenta la nota de Matemáticas o de Lenguaje; que reduce no sólo las horas de  Música y de Educación Física, sino que  amordaza al profesor  en una concepción curricular de su asignatura  donde no hay espacio para la creatividad.

¿Se ha discutido en el Congreso con igual interés  la desmedrada situación de los liceos artísticos?  ¿Hay espacio en la  despiadada JEC para el desarrollo de  talentos a través de  talleres y academias?

Otros chicos,  con talentos y vocación por las Humanidades o las Ciencias,  verán agostarse  tempranamente  sus  ilusiones  en manos de  profesores  con escasa calidad docente, dedicados  a “ pasar la materia”, sin habilidades para  motivar y despertar el amor por el saber;  profesores   desencantados, sin vocación, oprimidos por las  precarias condiciones económicas en que viven y que inoculan su desencanto y frustración en los alumnos.

Bastan pocos años  de mala enseñanza  para que  un niño  se convenza de  que “no sirve para los estudios”, ingresando  a la peligrosa espiral del desencanto y la búsqueda de gratificaciones inmediatas.

Finalmente,  se olvida que  detrás de  cada  alumno  con méritos suficientes para ingresar  a un liceo emblemático hay una familia “atípica”,  caracterizada por  creer  todavía  en el valor de la cultura, del saber, de  los libros y de las lecturas; por interesarse  de modo genuino por  sus hijos dedicándoles  un tiempo de calidad,  y por  mostrarles  que todavía   es  posible  llegar  a  ser mejor  a través de  la educación formal, cuando esta educación es el resultado de  un trabajo articulado entre familia y escuela.  Un tipo de familia que parece condenada a la extinción.

Chile merece un sistema educacional diferente, para que  en un futuro no muy lejano  cada escuela  chilena  sea “la representación simbólica” o “emblema” de la  óptima calidad formativa que allí se entrega y, de ese modo, los  liceos “emblemáticos” pierdan razón de existir.

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26 ene 2015

Oro y Cobre

Las crisis suelen poner de pie lo que en tiempos normales aparece patas arriba.  La que está en pleno curso ha desentrañado, por ejemplo, el “súper ciclo” de precios de materias primas.También permite comprender mejor el rol del oro en la economía mundial.

Su valor de largo plazo es singularmente estable y se comporta parecido al cobre, por ejemplo.Ello no es raro, puesto que se extraen con tecnologías parecidas, que aumentan la productividad del trabajo en ambos de manera similar. Ello compensa, más o menos, la agudización de su escasez relativa en yacimientos conocidos, por una parte, y el incremento del consumo mundial que sólo puede ser satisfecho explotando yacimientos aún más difíciles, por otra.

Tanto por los llamados “fundamentos” de su oferta y demanda productiva, materia con que los especuladores llenan páginas en los diarios para supuestamente “explicar” las constantes fluctuaciones de precios y cazar incautos.

Asimismo, los precios del oro son afectados por el denominado “súper ciclo” de las materias primas, que se mueve a contracorriente de las economías desarrolladas, determinado por la segunda componente de la demanda de materias primas: la especulación. Es decir, sus años de “vacas gordas” coinciden con las décadas de turbulencias y crecimiento lento en las economías centrales y las “vacas flacas”, en cambio, sobrevienen en las décadas de recuperación y auge secular de aquellas.

Ello sólo puede significar que, al igual que en el resto de las materias primas, la componente especulativa de la demanda de estos materiales –que aumenta durante los períodos de crisis debido a la plétora de capitales que por esos años no encuentran oportunidades productivas para rentabilizarse—, predomina sobre la componente productiva de la misma; que es la única relevante, en cambio, en los bienes industriales normales (ver “Vacas Flacas“).

Pero aún hay más: si bien el precio del oro acompaña el “súper ciclo” del resto de las materias primas, usualmente se mueve de manera mucho más estable que éstas y en ocasiones incluso al revés, en sus constantes oscilaciones. Ello se debe a que el oro mantiene su rol de dinero que dilucidó la economía clásica, al menos en cuanto a medida de valor.

El precio del oro a lo largo del último medio siglo presenta un comportamiento similar al resto de las materias primas, conocido como “súper ciclo”: dos grandes “montañas” de precios elevados en las décadas extremas del período, con un valle de precios bajos que se extiende a lo largo de las décadas intermedias. Sin embargo, en una mirada más fina, el oro muestra un comportamiento diferente y hasta opuesto, por ejemplo, al precio del cobre.

El precio del metal precioso se mantuvo fijo en 35 dólares por onza desde 1934 hasta 1971, por decisión del gobierno estadounidense. Ello impidió que reflejase plenamente las presiones especulativas que provocaron el “súper ciclo” de precios elevados de materias primas de la década de 1970. Sin embargo, fueron precisamente dichas presiones las que forzaron al gobierno estadounidense a abandonar esta política; cabe recordar que Francia, por ejemplo, venía convirtiendo sus reservas de dólares en oro desde mediados de la década de 1960.

Terminada la convertibilidad, el precio del oro se disparó alcanzando en 1980 un valor de 1.382 dólares por onza (expresado en moneda del año 2012, como todos los precios que siguen, es decir, son “precios reales”, corregidos por el índice de precios al por mayor de los EEUU). En los dos años siguientes se desplomó por debajo de su promedio de largo plazo, que alcanza a 755 dólares por onza, y continuó bajando hasta alcanzar el año 2001 un mínimo de 408 dólares por onza.

Coincidiendo con la crisis secular que se inicia con el siglo en las economías desarrolladas, y al igual que el resto de las materias primas, el precio del oro inicia una nueva carrera alcista el año 2001. Se eleva casi sin interrupciones hasta alcanzar un máximo histórico de 1.668 dólares por onza el año 2012. A partir de ese momento el precio del oro inicia una nueva caída secular, cayendo a 1.400 por onza dólares el año 2013 y a 1.300 dólares por onza a fines de enero del año 2015.

La evolución del precio del oro a partir de 1971 evidencia casi exactamente la misma forma que el precio del cobre, que a su vez es similar al resto de las materias primas. Sus valores oscilan casi exactamente al unísono, aunque con amplitudes diferentes, siguiendo un curso descendente desde el año 1980 hasta el 2001, para luego iniciar un nuevo curso ascendente hasta el año 2007.

Dicho paralelismo se interrumpe bruscamente, sin embargo, en el momento en que se desata la crisis, el año 2007. En los dos años siguientes el cobre pierde un cuarto de su valor y algo similar sucede con las otras materias primas, mientras el oro aumenta el suyo en un 40 por ciento, en medio de la fase más aguda de la crisis.

En los dos años siguientes, el precio del cobre se recupera hasta alcanzar un máximo el año 2011, antes de iniciar su nueva caída secular, junto con el resto de las materias primas. La prolongada racha alcista del precio del oro, en cambio, se extiende todavía un año más hasta alcanzar el año 2012 su máximo histórico de 1.668 dólares por onza.

Luego, el oro inicia asimismo su caída secular. El capital especulativo ha encontrado mejores horizontes y se repatria hacia las economías desarrolladas que, a tumbos, empiezan a salir de la crisis iniciada con el siglo.

Llama la atención que, en el trasfondo del “súper ciclo”, los precios reales tanto del oro como del cobre muestran una extraordinaria estabilidad en el largo plazo. Es decir, en el caso de las materias primas no se aprecia la natural tendencia a la baja de precios que afecta a los productos industriales normales, a medida que la innovación tecnológica va aumentando la productividad del trabajo. Tampoco presentan una tendencia al alza[1] , por lo cual un inversionista que guarda su dinero en oro o cobre a lo más puede esperar que mantenga su valor en el largo plazo.

El motivo de ello es que el extraordinario incremento de la productividad del trabajo en las faenas de exploración, extracción y refinación, de estos minerales —al respecto, baste considerar el enorme impacto de la prospección satelital, el creciente gigantismo y automatización de las maquinarias de extracción, y los avances en los procesos de refinación—, se compensa aproximadamente con la agudización de la escasez relativa de depósitos de alta calidad, por un lado, y el incremento de la demanda que sólo puede ser satisfecha mediante la incorporación de yacimientos de mayor complejidad, como los depósitos submarinos, o de esquisto, en el caso del petróleo.

Como se sabe, el rasgo esencial de los mercados de recursos naturales es que el precio no es determinado por el costo promedio de la oferta, que incluye la ganancia empresarial media, como sucede en los productos industriales normales, sino por los costos de los productores que operan en el margen, con recursos de peor calidad relativa. La expansión de la producción para atender aumentos de la demanda sólo es posible incorporando recursos de calidad aún menor y adicionalmente,  ello normalmente toma bastante tiempo, lo cual usualmente mantiene los precios muy por encima de los costos de todos los productores; la diferencia entre precios y costos es lo que se denomina renta.

De este modo, los precios de las materias primas son determinados exclusivamente por la demanda, a diferencia de los productos industriales cuyos valores son determinados por la oferta. Éstos cambian poco y nada y con tendencia a la baja impulsados por la innovación, mientras aquellos cambian a cada instante, lo que introduce una segunda componente de la demanda de materias primas: la especulación. Ésta resulta determinante, por ejemplo, en los denominados “súper ciclos”, puesto que se mueven a contracorriente de la actividad en las economías desarrolladas: cuando éstas atraviesan períodos de crisis secular, los precios de las materias primas suben; al revés, cuando aquellas se recuperan o tienen auge, los precios de las materias primas bajan (ver “Vacas Flacas“).

Si bien siguen una trayectoria similar, el comportamiento del precio del oro es muchísimo más estable que el del resto de las materias primas. Si se expresa el precio del cobre en gramos de oro, se aprecia que en el largo plazo ambos mantienen una relación muy estable: el cobre vale en promedio 181 gramos de oro por tonelada; relación que coincide con los precios relativos de ambos en las décadas de recuperación económica de las economías centrales.

Sin embargo, dicha relación cambia todo el tiempo, en la medida que las fluctuaciones del precio del cobre son mucho más acentuadas que las del oro. En las cimas del “súper ciclo”, el cobre alcanza hasta 318 gramos de oro por tonelada, mientras en las simas, dicho precio relativo baja hasta 101 gramos de oro por tonelada de cobre.

Estas fluctuaciones amplificadas del precio del cobre respecto del precio del cobre se verifican sistemáticamente, es decir, cuando los precios de ambos suben siempre el cobre sube más y lo contrario sucede cuando ambos bajan. En muchas ocasiones, se mueven incluso en direcciones opuestas, como sucedió en los períodos 2007-2009 y 2010-2012, antes señalados, cuando el oro continuó subiendo mientras el cobre y el resto de materias primas caían violentamente, en medio de crisis económicas agudas.

Ello se debe a que, a diferencia del resto de las materias primas, es principalmente el oro el que sigue cumpliendo el rol de dinero que esclareció la economía clásica, al menos en cuanto a su función de medida de valores.

Como se sabe, la economía clásica explicó de modo magistral el rol de dinero que cumple el oro, así como otros materiales preciosos que usualmente se mueven junto con éste, como la plata, o en la antigüedad la sal o las vacas: para expresar el valor del resto de las mercancías, el dinero tiene que ser a su vez una mercancía, es decir, un producto del trabajo humano que, por lo mismo, posee valor en sí mismo.

Las distintas monedas son tan solo denominaciones nacionales de determinadas cantidades del material dinero, como indican sus nombres tradicionales: peso, libra o dólar, palabra derivada del alemán thaler. La cotización de cada una de ellas debe leerse al revés, dicen los clásicos: no es que el oro “valga” tantos dólares, euros o pesos, sino que dichas monedas son simples nombres de tantas o cuantas fracciones de peso del metal dinero.

Dicha explicación resulta aparentemente muy distante del funcionamiento normal de las economías modernas, donde las monedas y su manejo por parte de los bancos centrales parece jugar un rol omnipotente. Su curso forzoso impuesto por los Estados permite que las monedas reemplacen con enorme ventaja al oro en las funciones del dinero como medio de circulación y pago de deudas. Incluso la función de dinero mundial, es decir, saldar las transacciones entre los distintos países con diferentes monedas, es asumida con ventaja por aquellas de las economías dominantes.

Por añadidura, el rol de dinero del oro ha dado origen a toda suerte de fetichismos, supercherías, mitos y tonterías. Como aquella que dice que los Estados tienen que mantener una relación fija de sus monedas con el oro o, peor aún, que no pueden emitir más moneda que sus reservas físicas del metal.

Estas concepciones equivocadas han conducido a todo tipo de aberraciones, que usualmente terminan agravando las crisis, por ejemplo, al impedir que los Estados inunden de moneda los mercados para compensar el aumento explosivo de la demanda de dinero como medio de pago al contraerse violentamente el crédito durante las mismas.

No obstante lo anterior, la función más esencial del dinero —servir de medida de valores de todas las demás mercancías— no puede ser asumida por moneda alguna. A diferencia del oro, éstas no valen nada en sí mismas. Como sucede en cualquier trueque, el valor de las mercancías solo se puede representar en cantidades de otra mercancía —es decir, productos del trabajo humano que se venden— con la cual se encuentran en el mercado. Las monedas no sirven para eso, puesto que son solo pedazos de papel, simples registros contables por partida doble, hoy representados por una cuelga infinita de interruptores eléctricos que representan ceros y unos, actualizados a la velocidad del rayo. No tienen carne, son sólo signos.

Por cierto, para cumplir la función de medida de valores no se requiere disponer de un sólo gramo de oro. Basta con saber cuánto vale un gramo de oro, el que luego se representa en los nombres de las diferentes monedas.

Así con la función pedagógica de las crisis ¡no hay mal que por bien no venga!

[1] El precio real tendencial del cobre muestra un levísimo incremento de 0,12 por ciento anual promedio, entre 1935 y 2014. Ello se debe a que todavía no termina de desinflarse el “súper ciclo” de precios altos de los años 2000, tras completarse lo cual en los próximos años, la tendencia de largo plazo del precio del cobre probablemente será absolutamente plana.

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25 ene 2015

Pobre el que no cambia de mirada

Hace diez años varias instituciones ligadas al trabajo con quienes viven en situación de pobreza y exclusión en nuestro país, iniciaron una cruzada por cambiar la imagen estigmatizada y colmada de prejuicios que buena parte de la sociedad chilena mantenía en relación a los pobres.

Flojos, tontos o ladrones eran epítetos que según diversos estudios de opinión de la época se usaban para referirse con frecuencia a quienes viven en situación de pobreza. Es por ello que entender el rol clave que juegan los medios de comunicación, el cómo estos comprenden las problemáticas que giran en torno a quienes viven bajo estas circunstancias y cómo tratan este fenómeno,es fundamental para cambiar la percepción que la sociedad tiene sobre este grupo de nuestra población.

Un trato paternalista o asistencialista seguro generará una imagen de dependencia y poca capacidad.

Entendiendo esto, fue como la Fundación Superación de la Pobreza, la Escuela de Periodismo de la Universidad Diego Portales y el Hogar de Cristo, dieron vida a la alianza Comunicación y Pobreza y dentro de este contexto al Premio Pobre el que no cambia de mirada. El objetivo principal es incentivar a los periodistas y medios de comunicación a que aborden las problemáticas de la pobreza con pleno respeto a la dignidad de las personas que viven en ella, reconociendo en estos a sujetos plenos de derechos y con potencialidades que van más allá de las carencias materiales en las cuales se desenvuelven diariamente.

A una década de iniciado el Premio Pobre el que no cambia de mirada, este 2015 el galardón recayó de forma unánime sobre el reportaje “Montupin, Morir Engrillado“, un reportaje de prensa escrita que con gran rigurosidad periodística fue capaz de mostrar la lacerante realidad que don Juan Montupin vive al interior de una cárcel en Valparaíso, permitiéndole al lector adentrarse en un mundo inhóspito, carente de condiciones mínimas de vida y en la que los derechos humanos -y por supuesto la rehabilitación- no son más que ideas alejadas de la realidad.

Trabajos periodísticos como estos le permiten a nuestra sociedad hacerse preguntas de fondo respecto a cómo estamos dando respuesta a una realidad de exclusión y marginalidad; a cuáles son las condiciones que estamos definiendo para aquellos que han cometido errores -o derechamente delitos- y si estas se enmarcan dentro del respeto a la dignidad humana y sus derechos; y por supuesto, la pregunta siempre vigente en relación a los desiguales escenarios de justicia que se observan en nuestra sociedad, dependiendo del nivel socio económico de quienes cometen un delito.

Pobre el que no cambia de mirada es una invitación a observar con otros ojos el mundo de la pobreza y también el de la riqueza, pero más que nada a que seamos capaces de mirar ambas realidades con los mismos ojos.

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25 ene 2015

Lemebel, a la vuelta de la esquina

La muerte de Pedro Lemebel (1952-2015), Pedro Mardones Lemebel, es una noticia que enluta a Chile, en particular a sus amigos y cercanos, y en gran medida a los lectores de su obra, que no somos pocos.  Desde hace unos veinte años, Lemebel se instaló no sin reticencias ni rechazos, como uno de los nombres más relevantes del panorama cultural y literario de América Latina y de las letras en lengua castellana.

Especialmente en Chile, su nombre está asociado a un momento histórico en el que su obra alcanza mayor relevancia aún, pues puso al alcance de los lectores y las lectoras un trabajo literario que socavó las rígidas estructuras de la literatura chilena.

En un país donde la hegemonía del campo literario estuvo radicada en el género lírico, Lemebel se impuso con y desde un género que si bien tenía cultores conocidos como Joaquín Edwards Bello, no había sido removido en sus cimientos como lo hizo este escritor nacido en la populosa zona sur de Santiago.

Como pocos, Lemebel articuló de manera compleja y brillante dos concepciones de una sola palabra: el género. Es sin duda un cronista que trasciende la crónica literaria y periodística como se la conocía en habla hispánica, dándole una riqueza poética, lingüística y estilística pocas veces vista en las letras chilenas, creando a la vez que una forma peculiar y exclusiva de lengua literaria, un espacio discursivo en el que la homosexualidad y sus experiencias, la marginalidad poblacional y sus historias tenían cabida de manera desembozada,  realista, iluminada de mala sangre.

Pero es a partir de su experiencia vital, la de un personaje y una persona que se travestía y disfrazaba a la vez que se desnudaba, como sujeto y agente cultural, que Lemebel tradujo una forma desinhibida, carente de hipocresía, aquellas experiencias y vidas que genérica (y sexualmente) no respondían a los patrones de conducta que la sociedad chilena y sus clases dominantes, preferían obstruir y ocultar.

Pedro Lemebel es quizá el escritor que mejor sintetiza en sus textos, no sólo en los temas que trata, sino en la forma en que lo hacía, un momento crítico en el que la desvergüenza y la represión emanadas de las instituciones dictatoriales se fueron resquebrajando con la oleada democratizadora que, de manera heterogénea, fue avanzando en el país en reacción a la dictadura sangrienta que comandara la derecha chilena desde antes de 1973.

Lemebel se convirtió en una voz que por primera vez canalizaba el clamor y los rumores, los delirios, los sueños y sobre todo las pesadillas que se fraguaban en las poblaciones ocupadas por un ejército envilecido, que atacaba ferozmente a sus propios connacionales.

La voz de Pedro Lemebel fue, en un momento inoxidable, lo más parecido al Aullido (1957) de Allen Ginsberg, “he visto a las mejores cabezas de mi generación destruidas por la locura…”, que en 1995 irrumpía desde su reducto sexual y artístico con un libro imborrable, La esquina es mi corazón. Con el se remecía el  hasta entonces aburrido y llano campo literario chileno, el que con unas pocas excepciones, estaba plagado de letanías y ciudades literarias ilegibles que nada decían a los lectores chilenos.

Estos lectores y lectoras, ansiosos de leer a autores más representativos de una sociedad más compleja, en la que se vivían de manera más frecuente experiencias cotidianas como las drogas, el reviente, la sexualidad esporádica y fugaz, la pornografía y el deseo callejero, el cine y el rock, el roce furtivo y la polución, el desequilibrio y el vértigo de la sociedad capitalista que se había fraguado, la marginalidad de los pobres en los bordes de la ciudad.

Proliferaron de su puño y letra temáticas que los lectores de Lemebel recibieron con entusiasmo, desplazando de este modo la figura del escritor marginal hacia el centro de interés de otros nuevos lectores que antes no se habían interesado por la literatura ni menos aún por la literatura escrita en Chile.

No es casual, para nada, que años más tarde, Roberto Bolaño se identificara, desde un punto de vista generacional, con la literatura y la figura de Lemebel: ambos representaban un estallido y un aullido.

Sin los mecanismos de la denuncia de cenáculo, mostraban su desasosiego, su malestar visceral, contra unos padres literarios castrados por el formalismo y un barroquismo refinado; frente a una sociedad que se les hacía intolerable, como Ginsberg y Jack Kerouac, Lemebel y Bolaño, provocaban a sus lectores y se hacían también, casi a su pesar, parte de una sociedad del espectáculo.

Aunque lejos de la farándula televisiva, básica y fundamentalmente vacía, las vidas de ambos escritores caminaron al borde de un microcosmos del espectáculo literario, que pretendió apropiarse de sus vidas para hacerlas circular entre los vericuetos del mercado editorial.

Negados por el mundo académico en un principio, fueron posteriormente envueltos en la sedosa tela de papers y tesis doctorales, libros colectivos, seminarios y libros de entrevistas.

Sin embargo, a los lectores nos queda su obra (queda su vida inolvidable, apagada entre el respetuoso silencio de quienes fueron sus más cercanos), textos plenos de una belleza convulsiva, que revive cada vez que nos acercamos a sus páginas llenas de contradictoria y exultante vitalidad.

Leerlo y cuestionarlo, rebatirlo, pensarlo, volver a sus páginas a veces majaderas y otras alumbradas y fulgurosas, tristes, carreteras y empepadas, mariguaneadas y jaladas, cargantes y risueñas, provocativas siempre, será nuestro mejor homenaje.

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25 ene 2015

Obama contra la desigualdad

Confirmando que, en la globalización, la tarea esencial de los gobiernos es (o debiese ser) la lucha contra la desigualdad, el Presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, ha presentado una nueva propuesta tributaria para aliviar a la clase media en su país; con tal objetivo debe lograr que el 1% más rico de la población tenga una carga impositiva mayor, para conseguir el financiamiento necesario que materialice esos planes de equidad social y redistribución de la riqueza.

Con esta decisión, luego del acuerdo con el Presidente Raúl Castro para normalizar las relaciones con Cuba, el primer Presidente de raza negra en la historia de los Estados Unidos, vuelve a sorprender y ganar la iniciativa política a la oposición republicana, aún cuando esta última cuenta ahora, con mayoría en ambas cámaras del Congreso de esa nación.

Al conocer la información, fue como escuchar parte del debate que hemos impulsado en nuestro país, en torno al mismo problema y gran desafío: la desigualdad es el gran peligro que enfrenta el régimen democrático. Escuchar la respuesta de la oposición republicana fue también, bastante parecido a como se ha comportado en Chile la derecha política y económica en estos temas: se apuraron a decir tajantemente que no. Esperemos que el debate público permita, tal como paso aquí en nuestra patria, que se avance y legisle en esta materia.

En efecto, en su Cuenta Anual, ésta es la penúltima de su segundo mandato, el Presidente Obama, puso de manifiesto la gran falla estructural del sistema, que los 400 contribuyentes más ricos realizan un aporte menor que la clase media a la recaudación fiscal; sólo un 17% es lo que contribuyen  tales enormes conglomerados y mega fortunas -de proporciones inabarcables- en la economía más poderosa del planeta.

Algo así como “un raspado de la olla”, totalmente impropio de quienes extienden y alargan sus lazos y ramificaciones financieras a escala global y se ufanan de activos por decenas de miles de millones de dólares. En muchos de ellos, las publicitadas donaciones por filantropía no constituyen más que la cubierta exterior de una persistente voluntad de acumular un poder económico ilimitado.

En el caso de las especulaciones en el sistema financiero, simplemente, se acumulan activos y no se genera ninguna nueva riqueza, que fuese a paliar o dar solución a parte de los más acuciantes dilemas que hoy enfrenta la humanidad.

De hecho, estimaciones de investigadores acreditados en la materia, indican que gracias a manejos bursátiles y al uso de información privilegiada, la tendencia a la concentración de la riqueza aumentó exponencialmente.

Las cifras señalan que el 1% de la población con más ingresos, logra hacerse con cerca del 50% del producto mundial anual. Es decir, que la fractura social que se ha incubado en la globalización, ha llegado a dimensiones sin precedentes.

Es parte de esta situación que, desde el término de la ex Unión Soviética concluyera el periodo de la guerra fría, los sistemas tributarios, salvo excepciones, fueran horadados por la ilimitada codicia de grupos de poderosísimos intereses, que se niegan a contribuir en ninguna proporción, ni siquiera en la que les corresponde, a garantizar la estabilidad democrática de sus respectivos países.

Es penoso concluir, que fuese el acendrado temor al comunismo, lo que llevase a que los núcleos hegemónicos del sistema mundial, durante el limitado periodo de la posguerra, tuvieran que aceptar una carga impositiva capaz de aliviar las penurias sociales y colaborar al financiamiento de las obligaciones de los Estados. Desde los años 80 al 90 del siglo pasado, se desarticuló aquella conducta, bajo el criterio de minimizar el rol del Estado. Luego que se desplomó el comunismo ya no tuvieron freno en su afán concentrador de la riqueza.

Ahora el Presidente Obama  les pide un aporte mayor. Se ha anunciado que la propuesta solicita elevar el impuesto a las rentas del capital de un 23,8% a un 28%, a las parejas cuyos ingresos anuales estén por encima del medio millón de dólares; así como aumentar lo que cotizan los bancos con más de US$ 50.000 millones de activos.

Además, también señala que hay que “cerrar vacíos legales”, los mismos que se prestan para la evasión y la elusión tributarias en tantas latitudes.

La meta fiscal que se pretende alcanzar son US$ 320.000 millones en diez años. Esta cifra es muy inferior al gasto militar anual de los Estados Unidos; si lo calculamos en relación a nuestra  reforma tributaria del 2014, es (medida por año) ocho veces mayor.

Si se mide el tamaño de ambas economías, el esfuerzo a realizar por Chile no se puede subvalorar, por ello, con vistas a tal meta tampoco es correcto quitar importancia al impacto de crecer con equilibrio y sustentabilidad en los próximos años.

Esta iniciativa redistributiva, surgida en el corazón del sistema global, representa valores universales y viene a corroborar que una distribución más justa de los ingresos, en una orientación estratégica que impida el peligro de una fractura social, resulta ser un objetivo planetario. Es un anhelo de valor civilizacional, que supera las fronteras partidarias y los alineamientos coyunturales o las disputas subalternas y la ceguera de la codicia.

No se trata de simples consignas o retórica académica; la humanidad requiere proponerse una convivencia racional, basada en la razón y la justicia y tales ideales no se pueden alcanzar con las aberrantes desigualdades que marcan el mundo de hoy; ni tampoco con la concentración de la propiedad y la riqueza, que comienza a transformarse en un tremendo obstáculo en el camino de la estabilidad democrática en muchos países.

Que nuestra civilización haga suyo el ideal de una comunidad integrada socialmente, amigable con sus orígenes étnicos y tolerante en sus creencias religiosas no es un sueño imposible.

Requiere de una conciencia  mayoritaria, que permita avanzar en paz hacia dichos anhelos universales.

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24 ene 2015

Reforma a la educación, el futuro es hoy

Tras los avances sustanciales que experimentó la reforma educacional en el Congreso durante esta semana, la Derecha centró el debate en la Democracia Cristiana –la acusó de una supuesta lejanía de sus principios- y no en el fondo de la discusión. Esto es, la necesidad de cambiar un sistema que tal y como está, no hace más que perpetuar y agravar las desigualdades que tanto duelen en Chile. Y ese objetivo, claramente, está en el alma del PDC, lo que la oposición u olvida o no logra entender.

Se nos aproxima un lunes tan histórico como el de esta semana que concluye, cuando después de 25 años nuestro país le cerró la puerta al sistema binominal. Este 26 de enero, todos los sectores políticos tendrán la posibilidad de decidir de manera pública, consciente y clara, cuál es su postura respecto de la educación en Chile.

La votación del próximo lunes tiene una trascendencia difícil de cuantificar.Dejamos todo en su estado actual y nos sentamos a esperar estallidos sociales mayores a los vividos en el anterior Gobierno, cuando los estudiantes estuvieron tres años en la calle pidiendo educación gratuita, de calidad y sin lucro, o de verdad pensamos en un modelo que no determine el futuro de nuestros niños por el hogar en que nacieron.

Ante esta encrucijada y más allá de los reproches, la Derecha tiene una oportunidad histórica de demostrar que es capaz de sintonizar con esa inmensa mayoría de chilenos que hoy no tiene libertad para decidir qué educación quiere para sus hijos.

La oposición tiene la posibilidad de pensar hoy en el futuro de millones de familias que quieren una cancha pareja para disputar el partido de sus vidas, pero también reconocer que cada vez que ha vaticinado debacles pos transformaciones, ha errado.

Estimado lector. Anunciar catástrofes frente a cada reforma es un argumento que cae por el peso de la evidencia histórica.  Recuerde usted que no hubo caos tras el triunfo del No, sino que por el contrario, fue el comienzo de un periodo inédito en nuestra historia, porque marcó el inicio de dos décadas de crecimiento sostenido y de reducción de la pobreza; la Reforma Agraria llevó dignidad al campo y hoy somos una  potencia mundial en la exportación de frutas y vinos, entre otros productos del campo.

Sobran ejemplos en que las anunciadas catástrofes no fueron tales. Por eso, hacemos un llamado a la Derecha a tomar esta oportunidad única para cambiar el rumbo que tomó hace décadas, cuando por ejemplo en el Gobierno de Frei Montalva se negó rotundamente a la consigna de “universidad para todos” con su idea de “universidad para los más capaces”, que por cierto eran los padres y abuelos de los niños que hoy no son más capaces, pero si más afortunados al tener las opciones que otros no tuvieron.

El lunes no se vivirá una guerra en nuestro Parlamento, sino que concluirá un proceso democrático en que una clara mayoría respaldará, nuevamente, una reforma estructural que Chile necesita. No es un capricho.Es un compromiso de campaña de la entonces candidata Michelle Bachelet, que ahora como Presidenta está cumpliendo.

Con esta reforma, nuestro Gobierno podrá proyectar una nación con paz social, con equidad, sin ataques, Y con la convicción de que ningún otro vehículo nos movilizará tan rápido al país que soñamos como una educación pública y de calidad para todos. Y, claro, una vez más, no habrá catástrofe, sino que un Chile mejor.

Co autor del artículo, Matías Walker, Jefe de Bancada Diputados PDC.

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24 ene 2015

El aborto y los humanismos

Los humanismos difieren en la mirada metafísica antropológica del hombre y la persona, es decir, en una visión sobre sus fundamentos y condiciones existenciales (especialmente sobre la libertad), para que se despliegue su propia humanidad.

Frente a la discusión sobre el proyecto de ley de aborto que lo ¿despenalizaría?/ ¿legalizaría? cuando se pone en peligro la vida de la madre, o cuando el feto es inviable, o en un embarazo secundario a una violación, lo que resuena en lo profundo es una mirada sobre el hombre y la vida.

Si creo que el ser humano es materia espiritualizada y espíritu materializado a la vez, es decir, todo cuerpo, todo alma, todo materia, todo espíritu, y que la vida, especialmente la del hombre (desde su origen mismo), tiene su fundamento primero en un territorio sagrado y misterioso de Dios, me asalta un deber primero ético e irrenunciable para con su bien, desde que es una primera célula viva. A su vez, me imposibilita crear condiciones intencionales para con su destrucción o sufrimiento presente o futuro.

Si además creo en el “humanismo del otro hombre”, donde siempre el otro está primero y antes que yo, especialmente si es más débil, frágil y especialmente diferente, esta mirada, donde en la otra persona está el misterio de la creación completo y la “huella de Dios”, me impulsa hacia una responsabilidad amorosa casi infinita con el otro en su individualidad e identidad (en un principio biológica-dependiente), a través de la caridad y  la bondad, donde nuevamente,  no cabe la posibilidad de ocasionar su muerte y sufrimiento.

Y si la libertad siempre está al servicio de la humanidad  y su trascendencia a través del bien personal y común, es difícil, por no decir casi imposible, que uno esté a favor de un aborto, reconociendo eso sí, que la propia humanidad, por ser humana, se despliega en su debilidad también fundante, lo que a uno lo obliga también a la acogida y la comprensión solidaria, que no juzga y siempre acoge y perdona.

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24 ene 2015

Un Archivo Regional para todo Chile

El Archivo Nacional, dependiente de la Dirección de Bibliotecas, Archivos y Muesos (DIBAM),  tiene la misión de reunir, clasificar y preservar el patrimonio documental del país. Asimismo, debe facilitar el acceso de la comunidad a dicho patrimonio. Sin embargo, al tratarse de una entidad centralizada, existe una desigualdad en el acceso a dicho patrimonio, ya que, si bien es generado por todos los chilenos, no está disponible en igualdad de condiciones para quienes lo generan.

En la actualidad, sólo las regiones de Tarapacá y la Araucanía cuentan con un archivo en su región. A ellas se sumará Magallanes, que próximamente tendrá su primera biblioteca y archivo regional. En dichas regiones, a diferencia del resto, su patrimonio documental permanece en el lugar al que pertenecen, sin tener que cumplir con la obligación de envío a Santiago.

Por ello, urge avanzar hacia una regionalización total de nuestros archivos. Con ello, será posible cumplir con una máxima que es de toda lógica y justicia, esto es, que el patrimonio documental de una región, se reúna, organice y preserve en la ciudad o región de la cuál dan cuenta dichos documentos históricos, fortaleciendo, de esta manera, las identidades regionales.

La historia de nuestra región, comenzando por sus pueblos originarios y las primeras nociones de Valdivia registradas por el almirante Juan Bautista Pastene, los exploradores holandeses, la colonización alemana, el aporte siderúrgico francés y la tradición que, durante años, han desarrollado las familias de este extremo sur del país, constan en archivos históricos, notariales, judiciales y registros de las diversas organizaciones públicas, que requieren salvaguardarse a nivel local.

En ese horizonte, debe reforzarse y concretarse el compromiso que, desde hace un tiempo, asumieron la Universidad Austral, la Intendencia de Los Ríos, el Consejo Nacional de la Cultura y las Artes y  la DIBAM, para, de manera conjunta, concretar el proyecto de creación de un archivo regional para devolver a la Región documentos (archivos judiciales, notariales, históricos), cuya, gestión investigación y difusión a nivel local, sea parte de dicho compromiso común.

En concordancia con las gestiones que las instituciones y autoridades han realizado para poder contar con el anhelado archivo regional, presentamos una indicación al proyecto de ley de Ministerio de Cultura, para, por primera vez, consagrar legalmente a los archivos regionales, en todas y cada una de las regiones del país, estableciendo su disposición para el aprovechamiento de los investigadores y de la ciudadanía en general, velando por su resguardo digital.

De este modo, nos hemos hecho cargo de este desafío para que Los Ríos, como pionera en iniciativas y procesos de descentralización, otorgue a la creación del archivo regional, prioridad máxima, con el fin de que, cuanto antes, los habitantes de la Región tengamos en ella, acceso a la documentación patrimonial y de interés legal que, actualmente, debe obtenerse principalmente en Santiago.

Así, estaremos avanzando en la descentralización cultural que hemos venido promoviendo y, a la vez, estaremos resguardando las particularidades únicas de nuestra memoria, identidad y patrimonio.

En síntesis, debemos seguir avanzando para que exista un archivo regional en todo Chile.

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