15 jul 2015

Los Papas se equivocan

El concilio de Constantinopla III (681) condenó al Papa Honorio por negarle una voluntad humana a Cristo. Recortaba su humanidad. Un Cristo así concebido no habría sido un ser humano capaz de discernir su camino a Dios como debe hacerlo cualquier cristiano.

El Papa Bonifacio VIII le aserruchó el piso al Papa Celestino. Lo obligó a renunciar.

El Papa Julio II emprendió la guerra contra Francia. ¡Qué hace un Papa lanza en ristre!

El Papa Pío IX condenó a quienes postulaban la libertad de culto. El Estado, según él, solo debía admitir una única religión, la católica. El Vaticano II lo habría condenado a él. Este Concilio innovó en la doctrina. Admitió la libertad religiosa. Pero sería un anacronismo condenar a Pío IX a posteriori. Los tiempos cambian. Es un error que la Iglesia no cambie con los tiempos.

Todos los Papas han debido confesarse. Dudo que alguno no se haya considerado pecador.

Pablo VI se equivocó.

Juan Pablo II declaró líder de juventudes a Marcial Maciel. Mal. Lo engañaron. Hicieron que se equivocara.

Benedicto XVI puso remedio al error anterior. Redujo a Maciel. Pero se equivocó en Aparecida (2007): enalteció la llegada del cristianismo con la Conquista de América. A los diez días tuvo que dar explicaciones.

El Papa Francisco, según los chilenos, no debió hablar del mar en Bolivia. Se esperaba que no lo hiciera. Sus propios consejeros diplomáticos han debido decirle que mejor que no. Pero este Papa es muy libre. Se salta los protocolos. No se deja presionar. Ha hablado del mar justo cuando se revisa un tema en La Haya.

¿No sabe que Chile ha querido establecer relaciones diplomáticas con Bolivia y es Bolivia que no ha querido? ¿Alguien le dijo que si insinuaba una solución justa en favor nuestros vecinos cerraba las puertas a convertirse a futuro en un mediador entre los dos país, como lo fue Juan Pablo II en el diferendo con Argentina? Se perdió esta posibilidad. Un error. ¿Uno o varios errores?

Pero también cabe la posibilidad de que Francisco no se haya equivocado. Tal vez los chilenos no hemos prestado suficiente atención a la opinión que tienen los demás países sobre nosotros. Decimos que los tratados no se tocan. Este es el  quicio del derecho internacional. Tocarlos podría llevar el planeta al caos. Sí, pero el derecho cambia. Otras fuentes nutren la idea, la actual de justicia.

El Papa ha dicho que no es injusto que Bolivia reclame. Hoy no se puede insistir tan fácilmente en que las guerras generen títulos de dominio justos. Puede ser que la apelación del Papa sea profética como otras muchas suyas. El profeta incomoda. Nunca tiene toda la razón. Es insoportable. Nadie lo acalla. Reclama justicia pero sin bajar a detalles. Si se le pide cuentas de cómo hacer las cosas seguramente no sabrá qué decir. El profeta acierta en lo fundamental y se equivoca en todo los demás.

¿Y si los chilenos fuéramos los equivocados y el Papa tuviera la razón? Los profetas apelan a la imaginación. ¿Cómo no se nos ocurrirá algo para acabar con una guerra que no terminó bajo todos los respectos y que nunca debió ser?

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15 jul 2015

La deuda comenzó a pagarse

“Campeones”, con tan solo decir esta frase puedo terminar la historia y se acabó. Nadie me puede reclamar, después de todo es lo único que queríamos leer: “Chile campeón de América”, cuatro palabras que demoramos 99 años decir y con eso estamos más que pagados.

Sin embargo, lo que pasó ese sábado es algo que nadie olvidará y les puedo asegurar que pasarán los años y el estadio Nacional comenzará a aumentar su capacidad, porque serán millones los chilenos que dirán: “yo estuve ahí”.Tendremos el estadio más grande del mundo.

Yo sí estuve en Ñuñoa y hay momentos que me darán vuelta de por vida, no habrá forma de quitarlas de ahí.

Dos viejos estaban una fila más abajo, se notaban dos abuelos con años de fútbol, de esos que llegaban a la cancha con la radio a pila y un sanguchito para pasar la tarde.Conversaban, se paraban, no gritaban, sufrían en silencio.

Uno de los viejos, durante la tanda de penales, sacó un santito, lo besó y pidió al cielo que el penal de Aránguiz entrará y así fue. Después, justo antes del penal de Sánchez, sacó otra imagen de su bolsillo, estaba envuelta en una bolsa de plástico, bien cuidada, la besó y, nuevamente, miró al cielo para rogar que entrará y se acabarán los 99 años, para luego guardarla con el mismo cuidado con el que la sacó.

En el momento, quise preguntarle quién era el santo encomendado, pero después del gol no paré de llorar haciendo un repaso mental de todos los sufrimientos peloteros y mandando al carajo la mala suerte.

Una vez campeones me acordé del “chico” Lucho, mi tata, el hombre hincha del viejo y querido Magallanes que gritaba como nadie los goles y que sufría como sólo él podía las derrotas. Viendo a esos dos viejos recordé a mi tata, él no habría besado un santo, quizás le habría pedido a la “Chila” ayuda divina, pero no estaba o quizás sí estaba. La cuestión es que yo tuve la suerte de gritar campeón y él no.

Al menos los dos viejitos que estaban sentados en la fila de abajo podrán morir tranquilos, vieron a la selección ganar una copa y los santos ayudaron en el logro.

Junto con celebrar el penal de Sánchez, recordé cada puteada lanzada al viento, cuando bailábamos con la fea, cuando sufríamos con goles en el último minuto, penales inexistentes, expulsiones idiotas, planteamientos mezquinos. De paso, le mandé un mensaje mental al “Cóndor” Rojas, mi ídolo de infancia que nunca pudo levantar esa puta Copa, no sé si lo recibió, pero fue mi humilde homenaje en medio de tanta locura.

La otra escena que tengo grabada en mi cabeza es la felicidad. Esa felicidad en el estado más puro que un ser humano puede sentir. Las lágrimas previas al título y la gritadera al mundo después de obtenerlo es algo que no se volverá a repetir, pero no porque no volvamos a levantar una Copa, sino que nuestra primera vez será irrepetible.

Si se da el trabajo de recordar las caras de la gente con que se cruzó ese bendito día se dará cuenta que fue parte de una fiesta con una alegría genuina, nada que ver con esas celebraciones sin sentido por pasar una fase en el Mundial o por ganarle a España en la fase de grupo.

Estamos hablando de la felicidad en el estado más inmaculado de la palabra, le puedo asegurar que todos los que vibramos con el triunfo nos sentimos como un niño, como un cabro chico que en navidad abría el regalo sorpresa, con una sonrisa inocente, honesta, que solo atina a dar las gracias al Viejo Pascuero por el regalo. Nuestra sonrisa fue la sonrisa de un niño, nuestra felicidad fue genuina, una alegría que hace años no teníamos.

El fútbol comenzó a pagar su deuda con nosotros, pero también nos devolvió la felicidad exiliada, una alegría que duró un par de horas, días, semanas y que costará volver a sentir y por eso me siento favorecido y también miserable, porque la viví yo y no el “chico” Lucho quien habría gritado y llorado más que yo.

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15 jul 2015

¿Dónde está la mayoría?

Hemos escuchado en estos días la reflexión de que la Nueva Mayoría “ha dejado de ser mayoría”. Esto puede tener dos lecturas básicas y eso requiere que especifiquemos de qué estamos hablando.

Por una parte, puede entenderse que se ha dejado de representar al sector más amplio de la población, en beneficio de otro actor político. Por otra parte, puede significar que se ha dejado de representar a muchos en un ambiente de particular desconfianza respecto del conjunto de actores políticos.

La diferencia entre ambas lecturas es apreciable. Si la constatación a la que se hace referencia implica a un sector, y nada más que a un sector, entonces nos encontramos ante una experiencia política agotada y, por lo tanto, enfrentados a la necesidad de pasar pronto a otra cosa. Sin embargo, no es esta una buena descripción del escenario en el que nos ubicamos hoy.

Si nos encontramos ante una fuente desconfianza de la ciudadana generalizada, entonces la situación es totalmente distinta. En este caso, se trataría de conseguir la más pronta recuperación de un sector político, que ya ha probado que puede llegar a representar al sector más amplio de la población. Nadie tiene una ventaja preconcebida respecto de los demás, y ningún otro lo ha sabido ganar después de presentada la crisis. Por lo cual lo que importa más al optar es la decisión previa de lo que cada cual considera el tipo de alianza preferible para Chile.

Lo que no se puede hacer es confundir un diagnóstico con lo que es una opción política de fondo. Si se va a hacer un análisis del escenario político completo, se ha de incluir en el a todos los actores, y sus posibilidades comparativas de recuperación.

Lo cierto es que la crisis de las instituciones de la democracia es más preocupante porque, hasta el momento, es un juego de suma cero. No estamos ante la típica situación en que el conglomerado de gobierno se debilita y la oposición es vista como una alternativa más creíble.

Muy por el contrario, la derecha no parece moverse con nada. Al gobierno le puede ir mal, muy mal o pésimo. Pero la oposición tiene el biorritmo de una momia. No se altera ni ante grandes acontecimientos ni ante pequeños incidentes. Esto puede querer decir que las dificultades que afronta la derecha son todavía mayores a las del oficialismo. De otro modo actuaría como un receptáculo de apoyo, antes que como una muralla en la que rebotan las solicitudes ciudadanas.

Lo que sí se puede hipotetizar es que la centroizquierda tiene una dificultad mayor al momento de preparar su recuperación como sector: ocurre que su electorado puede tolerar menos y recordar más las fallas a la probidad y a la transparencia. No parece que ocurra otro tanto en la derecha; regularmente se la asocia más al realismo político y a una mayor permisividad en la relación entre negocios y política.

Por lo mismo, bien puede suceder que la próxima elección presidencial se resuelva, no porque simplemente sean menos los que decidan ir a votar. Lo determinante puede ser que, dentro de los que vayan a votar sean todos los que se identifican con la derecha pero que (desilusionado o no), igual se presenten en las urnas, mientras quienes potencialmente pudieran virar por la centroizquierda decidan (en parte decisiva) no ir a votar.

Si se desea que esto no ocurra el tiempo debe jugar a favor de la centroizquierda. Así que lo que importa es iniciar el camino de recuperación en breve. Como siempre, lo que importa es la tendencia, más que los resultados iniciales. Es poco probable que la elección municipal encuentre a la Nueva Mayoría completamente recuperada. Pero ya sabremos para entonces su va o no por el buen camino.

De allí que cabe preguntarse si un partido en particular puede iniciar el camino de la recuperación en solitario, simplemente marcando su identidad y diferenciándose del resto, a pesar de que su conglomerado pierda cohesión y deje de presentar un frente común.

Diferenciarse en la disgregación del conjunto no parecer ser la estrategia más adecuada a seguir. Lo que derrota a la derecha es la centroizquierda unida, y no un subconjunto de ella. Si no se busca esa unidad, se está fallando en el punto donde se hace la diferencia, y justo en la medida electoral donde se define el triunfo o la derrota.

Distinto es que, dentro de la Nueva Mayoría, diversa y pluralista, un actor aumente su influencia y tenga un papel protagónico al momento de definir prioridades programáticas y estilos de gestión.

Lo que no se puede olvidar es que, en la centroizquierda, el todo es superior a las partes. Su influencia electoral se proyecta decisivamente hacia los independientes de partido, pero que adhieren a un conglomerado porque, al menos, se ha mostrado la voluntad política de mantenerlo vigente.

Se dice que hasta ahora se han cometido muchos errores y que ellos no dejan de tener consecuencias, las que hay que pagar. Pero eso de poco importa cuando lo que se empieza a definir es el liderazgo de los próximos años. Se puede actuar mejor o peor, pero lo decisivo es saber si se quiere seguir teniendo un proyecto en común. Aislado nadie da el ancho, en esta afirmación todos los líderes responsables coinciden.

Volvamos al inicio, a la afirmación de que la Nueva Mayoría ha perdido su nombre. Si es así, ¿se trata de un fracaso o de un grave desafío a superar?

Probablemente el fracaso del que sí podemos hablar es el de quienes han intentado ofrecerse como una alternativa viable. Lo que hemos encontrado son ídolos con pies de barro. Hay quien no ha soportado el escrutinio público, o no ha sido coherente con la imagen que quiere proyectar, o ha permanecido en cómodas y seguras posiciones sin arriesgar demasiado. Tal parece que la Nueva Mayoría es mucho más fácil de ser criticada que de ser reemplazada.

Por lo visto, no se ha encontrado aun el reemplazo a la centroizquierda unida. Eso sí, hay modos y modos de plantearse el trabajo colaborativo entre partidos. La mejor forma consiste en el respeto por la diversidad, la búsqueda de equilibrios internos mediante consensos, la presentación de programas a la vez visionarios y responsables, el acento puesto en el trabajo bien hecho.

Todo esto hay que practicarlo desde ya. Porque no se puede olvidar que al gobierno de Michelle Bachelet le vaya bien en el presente, es condición necesaria para revalidar confianza ciudadana en un mejor futuro posible.

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15 jul 2015

Deporte versus fútbol

La Presidenta de la Nación trata de convencer, en un almuerzo, al entrenador de la Selección Nacional de fútbol que se quede en Chile. Ella argumenta, supongo que entre otras cosas, que se construirán dependencias ad-hoc y con mejores instalaciones de las que existentes en el complejo de “Juan Pinto Durán” para la práctica de este deporte.

Sobre esto quisiera hacer algunas reflexiones.

Si bien el fútbol ofrece a la ciudadanía cierto tipo de sentimiento colectivo, sobre el cual no podemos sino sentir alegría o pena por los resultados obtenidos en los campeonatos en los que nuestra selección participa, no es menos cierto que este deporte actualmente funciona con los cánones de gran empresa en todos sus ámbitos y por lo mismo los valores se mezclan de manera que se desvirtúan totalmente los deportivos y se exacerban los chauvinistas.

Sobre esto, hemos llegado a tales niveles de idiotez que se cambian las prioridades en aras al apoyo de los mentados gladiadoresrepresentantes de la Patria (las marchas estudiantiles de los jueves se cambiaron para el miércoles porque el jueves jugaba la selección).

En primer lugar, no puede la autoridad ofrecer instalaciones para la práctica de un negocio por rentable que este sea en materias económicas y/o sociales. Esos dineros debieran ser destinados a la construcción y financiamiento de la actividad deportiva que no es negocio, como las que hoy en día son practicadas por innumerables deportistas que ganan sendas medallas en los Juegos Panamericanos en Canadá, que no cuentan con apoyo alguno, o al menos éste es muy menor en todo ámbito, es decir financiero, de cobertura periodística y social.

Por otra parte, los seleccionados del fútbol ganan sueldos astronómicos en sus respectivos equipos, se les perdona todo incluso las borracheras, son ídolos juveniles y de vejestorios, y cuando ganan algo (esta es la primera vez) se les vanagloria como héroes, se usan sus nombres para calles, estadios, etc., y no se considera que ellos lo único que han hecho es hacer bien su trabajo.Trabajo por el cual son muy bien remunerados por sus empleadores primigenios (pues participar en la selección nacional de fútbol es un pitutito extra).

Dicho  lo anterior, propongo que los sueldos de los seleccionados sean destinados al financiamiento de las otras actividades deportivas de alto nivel (o sea que los jugadores de la selección  nacional de fútbol trabajen gratis por su país, pues sus sueldos están asegurados en sus equipos correspondientes).

Que los jugadores de la selección de sean eliminados del equipo cuando borrachos revienten un automóvil de lujo (u otra situación similar), que se les reconozcan sus logros cuando estos sean de real importancia (no como lo del mundial que por sólo haber pasado a segunda ronda se les elevó a la calidad de héroes), y que al entrenador no se le paguen honorarios superiores al sueldo de un ministro de Estado.

Algunos nos imaginamos cuánto se pudo haber construido con los sueldos entregados a los jugadores de la Selección, considerando que el único galardón obtenido ha sido bajo la estrategia de un extranjero y en la lotería de los penales. La pucha.

En suma, espero que el ofrecimiento de la Presidenta haya sido un comentario de buena crianza y que el Estado, bajo la administración de los gobiernos que sean destinen los recursos deportivos al deporte y no al negocio, pues los reyes, magos, niños maravillas y perros de distintas razas son circunstanciales como lo fueron la duplas za-sa y otras, y que finalmente no son sino los representantes de nuestro país en un concierto mundial donde el deporte no es lo importante sino el negocio.

Dicho sea de paso y a propósito de la importancia de los destinos de dineros para el deporte y la cultura, un destemplado relator de canal 13 evidenciaba sus preferencias al relatar el gol del penal de Alexis Sánchez, cuando agitadamente gritaba que “yo no vibro con la ópera ni la música clásica sino con el gol de Alexis”; a la vuelta de los comerciales, la empresa de telecomunicaciones Entel brindaba una emotiva propaganda futbolera para vender sus productos usando el aria “Nesum Dorma” de la ópera Turandot de G. Puccinni.

¿O sea?

Al deporte lo que se merece y al negocio lo suyo. Parafraseando al hijo del carpintero de Belén. Al César lo que es del César y al fútbol lo que es del negocio pues.

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14 jul 2015

¿Por qué apostar a las EMT?

En medio de una pérdida de credibilidad en lo político, los gremios y organizaciones debemos desarrollar iniciativas conjuntas entre la sociedad civil y el Estado,resolviendo muchos de nuestros problemas de las Mipymes y de cara a nuestra realidad.  Más que relevante para una política de desarrollo de país, si pensamos en que este sector es la fuente principal de empleo.

Aunque pueda haber inquietud respecto del nuestra real integración en la economía nacional, creemos que existe una gran oportunidad, que se ha construido con diálogo, trabajo y conocimiento de lo que somos, a quiénes representamos, nuestras urgencias y características.

En el caso del transporte menor, se desarrolla un trabajo para que éste sea integrado al sistema de transporte nacional a través de una agenda de modernización, permitiendo que los esfuerzos deban concentrarse en crear cadenas de colaboración, potenciando a las personas, la innovación y el emprendimientocon derechos y oportunidades, cimentando el crecimiento y desarrollo.

Todas las iniciativas impulsadas van en la senda de acortar la brecha de desigualdad y mayor inclusión, respetando la realidad y particularidades de cada zona, comuna, región, provincia o sector, con un diálogo marcado por soluciones con sentido de fortalecimiento y desarrollo, generando un círculo virtuoso, en que los más pequeños puedan contribuir verdaderamente a la construcción de las políticas públicas para esta actividad de microempresarios y trabajadores.

El Estado y los gobiernos locales que invierten en el fortalecimiento de los gremios están apostando al incremento del capital social y, con ello, incorporando ideas y talento local, creando y fortaleciendo redes existentes. En suma, están descentralizando e incorporando innovación en la manera de hacer y pensar el desarrollo social y económico de sus territorios.

Nota: EMT, Empresas de menor tamaño.

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14 jul 2015

Copa América, Chile no sólo ganó en la cancha

En esta Copa América, que felizmente se quedó en casa, el país se jugó muchas cosas y en todas ellas el balance es positivo, considerando organización y hechos conexos que representan un estímulo para seguir en esta senda.

El camino para llegar, en tiempo y forma, con los nueve estadios en los plazos establecidos, contó con el trabajo y aporte mancomunado del ministerio del Deporte, los Gobiernos Regionales y en algunos casos, de los municipios, como Viña Del Mar y Concepción.Sumemos que la Comisión de Deportes de la Cámara de Diputados fiscalizó y supervisó los trabajos que se realizaron para la Copa América, verificando el cumplimiento de plazos establecidos y la utilización de los recursos desplegados.

Este esfuerzo nacional merece un reconocimiento a la organización de éste evento de talla mundial. El cumplimiento, en general, de las expectativas que se generaron en torno a la Copa América hoy nos hacen incluso soñar con organizar otros importantes eventos deportivos, como los Juegos Panamericanos y Parapanamericanos 2023.

Además, los números indican que Chile no sólo ganó en la cancha.  Según las cifras entregadas por la División de Estudios de la Subsecretaría de Turismo, entre el 1 de junio y el 4 de julio ingresaron a Chile 328 mil 445 turistas extranjeros, lo que representa un 47% de aumento respecto al mismo periodo de 2014. Del total, se estima que 88 mil 500 llegadas fueron motivadas por la Copa América, lo que se tradujo en un gasto en el país que alcanzó los US$70 millones.

Pero la fiesta de América ya culminó, y nuestro país quedó con un importante legado y varios desafíos, que valen la pena destacar, para proyectar el triunfo en el futuro.

Primero, el ejemplo que nuestros futbolistas les entregaron a nuestros niños y jóvenes.Resiliencia, esfuerzo, coraje y garra, desbordaron en cada uno de los encuentros que disputó Chile. Jóvenes que le ganaron a la vida, en una mezcla de talento y superación, se convierten en los nuevos referentes para miles de niños en nuestro país, por lo que, disciplina, responsabilidad y humildad deberán ser reforzados ya que son claves para obtener el éxito.

Segundo, más de 110 mil millones de pesos se invirtieron en la modernización, remodelación y construcción de nuevos estadios, lo que significa que Chile contará con una red de estadios de primer nivel. El desafío que se nos plantea es abrir dichos estadios a la comunidad para que se puedan desarrollar planes y programas que fomenten la práctica deportiva de los vecinos y vecinas de las comunidades. Hay que aprovechar y canalizar las inquietudes deportivas que éste torneo despertó en nuestros niños, niñas y adolescentes.

Tercero, la Copa motivó la modernización de la antigua ley de violencia en los estadios, hoy Ley de Derechos y Deberes en los Espectáculos del Fútbol Profesional, en la que los diputados que integramos la Comisión de Deportes tuvimos una importante participación para establecer un nuevo ámbito de aplicación, ampliándose a los hechos conexos; un régimen efectivo de sanciones, que prohíbe el ingreso a los estadios a quienes se aparten de la comunidad futbolística; y nuevas obligaciones para los organizadores de los eventos deportivos, como guardias de seguridad o accesos preferentes. El pronto inicio del torneo nacional comprobará la efectividad y consolidación de las medidas que adopta esta ley para alejar la violencia de las galerías y las celebraciones.

A Chile se le abrió el apetito de triunfos y eso no es casualidad. En octubre de este año se iniciará un nuevo torneo futbolístico, menos mediático, pero tan o más importante. El Mundial Masculino Sub 17 se presenta como una nueva oportunidad para volver a dar una lección tanto dentro como fuera de la cancha.

Y como el deporte no es sólo fútbol, no podemos dejar ausente la participación del Team Chile en los Juegos Panamericanos y Parapanamericanos de Toronto, en los que una delegación de atletas chilenos de diversas disciplinas defiende nuestros colores con garra y mucho esfuerzo. Ya tenemos la Copa, ahora vamos por las medallas.

En definitiva, poco a poco, el deporte se convierte en un tema importante en nuestro país. El gran legado y desafío que se presenta para Chile, es convertirse en una sociedad verdaderamente deportiva, en la que niños, jóvenes, adultos y adultos mayores puedan desarrollar actividades deportivas sin importar condiciones geográficas, económicas, culturales o sociales.

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14 jul 2015

La ignorancia de la viuda de Borges

Parece una ficción borgeana: un joven escritor, obnubilado por su maestro, hace un libro que no es otra cosa que una gran cita y una celebración de aquel autor omnipresente que admira y lo influencia; el libro pasa inadvertido para el gran público, aunque llama la atención de un puñado de críticos; también, de la viuda del narrador homenajeado. Dos años después, la mujer lo demanda. Tras idas y venidas en tribunales, el joven escritor finalmente es procesado por plagio y arriesga una pena de hasta seis años de cárcel.

Esta es, para quienes no conozcan el caso, la intriga que moviliza el enfrentamiento judicial (y extraliterario) entre María Kodama, viuda de Borges y heredera de los derechos de toda su obra, y Pablo Katchadjian, autor de El Apleph engordado, texto donde agrega 5.600 palabras al clásico cuento del argentino.

El asunto es bastante absurdo si constatamos que Katchadjian introduce una posdata final que señala: “El trabajo de engordamiento tuvo una sola regla: no quitar ni alterar nada del texto original, ni palabras, ni comas, ni puntos, ni el orden. Eso significa que el texto de Borges está intacto pero totalmente cruzado por el mío, de modo que, si alguien quisiera, podría volver al texto de Borges desde este”.

Es decir, jamás existió la intención de pasar como propio un texto ajeno, que sería un requisito fundamental para calificarlo de plagio. Sin embargo, el fondo de la querella es todavía más delirante si lo analizamos literariamente. Revisemos algunos antecedentes de la crítica que arrojan luz a esta diatriba.

Según el catedrático alemán Alfonso de Toro, Jorge Luis Borges es algo así como el inventor de la posmodernidad. El argentino, para muchos uno de los mejores escritores de la literatura universal del siglo XX, habría inaugurado una escritura fundada en la cita (real y apócrifa), la parodia y el intertexto, desplazando tres valores sagrados de la literatura moderna: el autor, la originalidad y la propiedad de las obras.

Por otro lado, si seguimos al crítico Pavao Pavlicic, entenderemos que lo de Katchadjian es, con total nitidez, el empleo radical de una técnica posmoderna. Veamos.

Para Pavlicic, la época posmoderna guarda un profundo sentido de la historia. Toda la tradición debe ser tomada en cuenta. En una palabra, “el modernismo se esfuerza por romper con el pasado, y el posmodernismo, por incluirlo dentro de sí”. Esto, porque entiende que incluso aquello que el modernismo creyó aportar como novedoso y propio, como la intertextualidad, ya existía previamente en la historia del arte.

El posmodernismo cree que para “que el nuevo texto se entienda, debe tener dentro de sí algo viejo y el lector debe estar entrenado en los viejos textos. La tradición influye en nosotros y en nuestro arte aún cuando ni siquiera lo sepamos”.

Esto último lleva a un resultado inesperado: hace “ocuparse menos de la realidad y más del arte” (algo muy borgiano, por cierto), lo que a su vez conduce a que la literatura posmoderna permanezca atenta a las “convenciones y procedimientos artísticos”.

Las intertextualidades, por ende, son diferentes en una época y otra. En el modernismo se da, “ante todo, por la creación de lo nuevo, al tiempo que lo viejo es el material o el adversario polémico; en el posmodernismo, por el reavivamiento de lo viejo, al tiempo que lo viejo es interlocutor y maestro”. Esto es lo que sucede, sin lugar a dudas, con la obra de Katchadjian.

El objetivo de la intertextualidad, asimismo, es distinto: el modernista busca “la adición de nuevos significados a un nuevo texto”, mientras que en el posmodernista es “la adición de un nuevo texto a los significados ya existentes”. Otra vez, esta es la propuesta de El Aleph engordado.

En el arte moderno “lo valioso es semejante a lo nuevo”. El arte posmoderno, por su parte, no renuncia completamente al concepto de lo novedoso, pero reinterpretándolo, “la novedad ya no consiste en el diferenciarse de lo viejo, sino en otra relación con éste (…). La novedad y la originalidad, sin embargo, no son decisivas, lo importante es la calidad de la relación de lo nuevo con lo viejo”.

Todo esto hace que en la posmodernidad literaria, los libros sobre literatura, los textos críticos o metaliterarios, como el de Katchadjian, pasan a ser la producción mejor evaluada. Esto porque en la edad posmoderna, las intertextualidades “entran en juego para decir algo sobre la literatura y la cultura en general”, antes que sobre la dudosa realidad, a la que consideran otro relato. De este modo, en el posmodernismo, “parece que su ambición es crear textos que no hablen de nada más que de sí mismos”.Por supuesto: esta la ambición de Katchadjian al intervenir la obra de su maestro.

La crítica especializada es lapidaria. Prueba de ello, es que los peritos de parte son, entre otros, Beatriz Sarlo y César Aira, dos de los intelectuales argentinos más relevantes de las últimas décadas. El Aleph engordado es una narración posmoderna a carta cabal.

Ahora bien, si agregamos que se trata de una cita a Borges, el asunto se torna sencillamente aberrante. En última instancia da cuenta que Kodama no solo no sabe nada de literatura; Kodama no sabe nada de las temáticas, éticas y estéticas de Jorge Luis Borges, a quien dice supuestamente proteger.

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13 jul 2015

¿Qué quiere Bolivia?

¿Qué quieren los que gobiernan Bolivia?

La constante alegación por mar de Bolivia, argumentando que es un país enclaustrado y por eso no logra desarrollarse, tiene vacíos. No sólo porque muchos países que no tienen mar han logrado importante desarrollo, sino que ese mar y sus territorios hasta la cordillera andina, fueron perdidos en una guerra que Chile considera legítima.

Si lo que se persigue es acceso al mar, lo tiene en condiciones espléndidas, sin necesidad de hacer inversiones, pues ellas han sido solventadas por Chile: caminos, vías férreas, puertos, instalaciones apropiadas.

Lo que se quiere es soberanía territorial. Eso implicaría ceder o canjear territorio, lo que sólo podría ser en el extremo norte, ya que cualquier otra localización cortaría en dos el territorio nacional, lo que no parece aceptable.

Para que eso sea posible es necesaria la anuencia de Perú, que debe aceptar la cesión de territorios que un día fueron suyos. Eso significaría que Perú ya no tendría frontera con Chile y sí con Bolivia al sur, además de al oriente. Dicen algunos analistas que eso no les conviene.Pero además significaría que Perú debe renunciar a la recuperación de los territorios que perdió en su guerra con Chile hace casi siglo y medio, lo que no parece ser así en ningún ambiente de ese país.

El camino, más que demandar a Chile ante La Haya, debiera ser demandar a Perú para que renuncie a ese derecho “a veto” conferido por el tratado de 1929 y que afecta indirectamente a Bolivia. Y a esa demanda se podría sumar Chile y entonces se solucionaría un problema de larga data. Estoy seguro que en una solución de este tipo tendríamos a la mayoría de los chilenos, salvo por cierto esos cabezas calientes que adoran el territorio y no quieren modificar el actual mapa.

Pero Bolivia no hace eso. Entonces, ¿qué quiere Bolivia? Porque sus gobernantes saben que el diálogo sólo podría llegar a una oferta como la que se hizo en el encuentro Banzer-Pinochet cuando los dictadores coincidieron, pero recibieron una negativa de Perú.

Da la impresión, a la luz de esta mirada, que lo que esos gobernantes ansían es un salida en territorios que fueron bolivianos, cortando en dos el territorio chileno. Y su discurso choca con la decisión de Chile de no cortar su territorio. Saben, los bolivianos, que por el diálogo, jamás se llegará a esa solución.

¿Qué quieren entonces?

¿Están preparando el ánimo para una guerra? ¿Quieren recuperar por la fuerza lo que ayer perdieron por ese mismo modo?

Espero no sea así, porque lo que parece llevarnos a una solución es el acercamiento vivo de los pueblos, que se entienden más fácilmente que los militares o los gobernantes. Los pueblos de Chile, Perú y Bolivia preceden a los países y sus nacionalidades hechas por los invasores europeos. Estos tres pueblos representan una cierta unidad de cultura y tradiciones, cuyos registros están en los territorios de cada uno. ¿No sería hora de ir pensando en soluciones integradoras?

Eso nos daría caminos de paz duradera, pudiendo desactivar parte de esas fuerzas militares que nos hacen gastar tanto y cuya acción bélica solo traería tragedia. La integración puede ser un camino más eficaz, aunque haya que crear territorios de administración tripartita o arriesgarnos a ser vistos por el mundo – como somos en verdad – como tres pueblos iguales en lo esencial.

La paz es una tarea posible, si hay voluntad para ello.

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13 jul 2015

¿Era esta la mejor opción?

(La que mejor combinaba la ética de la Convicción con la ética de la Responsabilidad de Weber)

En su año y medio de gestión, el gobierno de la Presidenta Bachelet y la Nueva Mayoría han debido, por un lado, tratar de explicarse una paradoja y, por otro, enfrentar una disyuntiva política severamente crítica. El desenlace ha sido que entre ambas se ha dado una sinergia con lamentables consecuencias.

La paradoja se puede expresar en la siguiente interrogante: la encuesta CEP de abril del 2015 indica que un 34% tiene una opinión negativa de la reforma tributaria impulsada por el gobierno y un 29% tiene una opinión positiva, mientras que un 37% rechaza la reforma educacional y un 25% la respalda.

¿Cómo se explican estos mayores rechazos en relación a las aprobaciones si la Presidenta Bachelet fue elegida con más del 60%, precisamente para llevar a cabo estas reformas?

Aún más, ¿cómo se condice lo recientemente dicho con los datos y cifras que nos entrega el último Informe sobre el Desarrollo Humano en Chile del PNUD, en el que, categóricamente, la gran mayoría de los chilenos encuestados están por realizar cambios en el país y un 61 % manifiestan que ellos deben hacerse de manera inmediata?  (el trabajo de campo de este informe se terminó en octubre del 2013)

Esta paradoja e interrogante me parece que tiene varias líneas de explicación, las que combinadas, tal vez, se aproximen a la respuesta más completa.

a) Errores estratégicos del gobierno y algo de improvisación en la agenda legislativa y en la preparación de los contenidos de las reformas; en la misma encuesta CEP ya mencionada, el 65% afirma que las reformas han sido improvisadas; un 23% dice que han sido bien pensadas.

b) No se difundieron con claridad y pedagógicamente los contenidos e implicancias de las reformas entre la población, sus beneficios, en qué plazos, etc.

c) Fue mucho más masiva, convincente y potente la campaña de la derecha y del gran empresariado destinada a tergiversar y desacreditar las reformas, instalando inseguridad y miedo entre la población; nuevamente se evidencia el desequilibrio en el acceso a los medios de comunicación.

d) Un porcentaje importante de personas que no aprueban las reformas, lo hace porque creen que éstas han sido transadas en su esencia: la metáfora de la reforma tributaria y la cocina y aspiran a que las transformaciones sean más significativas.

e) Muchos chilenos no conocen de verdad las reformas, no han estudiado sus contenidos y alcances, y tienden a retener y repetir lo que escuchan.

f) Pudiera ser que la ideología neoliberal con su individualismo, con el “rásquese cada uno con sus uñas”, con la creencia en la omnisciencia de la economía y varios otros, haya penetrado más de lo pensado en nuestro pueblo y hoy forme parte del marco socio-cultural que orienta sus acciones.

La reflexión acerca de esta paradoja no pudo dar origen a una autocrítica, diálogo y corrección gubernamental para guiar los siguientes pasos de su gestión, dado el torbellino político del verano del 2015 que se caracteriza por la irrupción transversal de los casos de corrupción, incluida la torpeza e irresponsabilidad del propio hijo de la Presidenta.

Para decirlo metodológicamente, los sucesos de público conocimiento, Penta, Caval-Dávalos y Soquimich, surgen como variables intervinientes no previstas, que se tornan en condicionantes fundamentales en el futuro de la administración de Michelle Bachelet y la Nueva Mayoría.

Es aquí cuando el gobierno, una vez instalado (y reinstalado) su nuevo gabinete, enfrenta una disyuntiva crucial para su futuro.

Lo primero si más allá de ciertas “restricciones económicas”, va a mostrar una voluntad y capacidad política para reponer las reformas y reimpulsar su agenda transformadora con sus ritmos. Para ser más concretos, si se van a sacar adelante los otros temas de la Reforma Educacional, si se va a impulsar una Reforma Laboral de verdad y si se va a realizar el necesario cambio en la Constitución.

O bien, para evitar los conflictos y la crítica, para aparecer mejor en las encuestas, para congraciarse con determinados grupos de intereses, para retomar un “realismo” y/o geometría política en que lo fundamental es si se pierden o ganan más votos o si se nos ubica al centro a la derecha o a la izquierda, simplemente se concentre en sacar una legislación que regule la relación dinero-política, a la vez que opte por pulir lo ya hecho, incluso “maquillándolo” y transe los contenidos esenciales de las reformas.

Frente a esta disyuntiva, muchos éramos partidarios de la primera, esto es, que el gobierno retomara un liderazgo pro-activo en el logro de las transformaciones señaladas, eso sí, esta vez con autocrítica, con eficiencia, con acuciosidad y con una comunicación masiva y pedagógica con la ciudadanía.

No se trata de un voluntarismo político “barato” o infantil como podría livianamente sostenerse, sino de hacer de la crisis una oportunidad y reivindicar las esperanzas de la inmensa mayoría de los chilenos que no quieren que se re-legitime una sociedad caracterizada por los abusos de poder y la brutal desigualdad en la distribución de los bienes.

Aún más, el implementar un cambio en la Constitución a través de un medio realmente participativo que no descarte a priori la Asamblea Constituyente, me parece no sólo un tema de bien común, sino una muestra de confianza y de aproximación a una ciudadanía cuyo abismo con la política alcanza hoy ribetes preocupantes y en que urgen las reparaciones a la crisis de confianza y marginalidad en relación al sistema político-institucional.

Es la misma elite que ha fracasado en la conducción de este proceso, partiendo por la propia Presidenta, la que debe, con humildad pero con decisión, dar muestras de una resiliencia de liderazgo y de gestión.

Es por esto que hoy aún me retumban con cierto sabor de frustración y desesperanza parte de los dichos de la Presidenta después de su reciente encuentro con su equipo ministerial, algunos de los cuales uno estaba acostumbrado a escuchar de parte de otros sectores y grupos. Sólo quiero para terminar detenerme en uno de ellos: “las restricciones nos imponen que, además de cuidar los equilibrios fiscales, seamos capaces de reactivar la economía, porque una cosa que todos tenemos claro es que sin crecimiento no hay reformas sustentables”.

Alguien cree que en un país en que la diferencia entre ricos y pobres es de 26 a 1, en que los “nini” (ni estudian ni trabajan) alcanzan a un 22%, en que el 10% más rico se lleva más del 40% del ingreso nacional y en que aproximadamente el 80% del producto nacional está asociado a no más de 15 grupos económicos, el implementar reformas que afectan precisamente a quienes controlan e imponen el manejo económico, ¿no va ir acompañado de cierto ruido y por cierto de algunas “dificultades” y menor crecimiento de la economía? 

Puede ser que, entre otros, un resultado de este “tercer gobierno” de la Presidenta Bachelet  sea el instalarse comunicacionalmente con la etiqueta de transformador. Si es así, ojalá esto sea real y no se convierta, en los hechos, en un mero administrador de una modernidad que clamaba a gritos un cambio cualitativamente significativo y en un equilibrador virtual de una sociedad severamente desequilibrada en relación a la justicia social y al bien común.

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13 jul 2015

Somos rehenes de la derecha

Para nadie es un secreto que el mundo político chileno y el gobierno de Michelle Bachelet se encuentran en una situación difícil. Hay falta de confianza, de credibilidad en los políticos,  y según dicen las encuestas – el Oráculo de estos días – hasta en la Presidenta, a quien despedimos con un 84 por ciento de apoyo hace cinco años y recibimos en su nuevo período con un 62 % hace menos de dos.

Los escándalos por cohecho, uso de información privilegiada y tráfico de influencias han salpicado a todos los actores políticos en forma transversal, aunque a la derecha con más fuerza. El fenómeno de desconfianza en las instituciones y en los políticos ya es universal, sin que esto sea excusa.

Aparte de la realidad de los hechos que han provocado esta desconfianza, la oposición de derecha no ha encontrado mejor juego, mientras busca cómo rearmarse, que atacar al gobierno para frenar las reformas que habían avanzado demasiado rápido para sus intereses en el primer año de gobierno. Comenzaron con las cantinelas de “falta de liderazgo”, “mala gestión”, etc., mientras recurrían a su aliada, la derecha empresarial, para que paralice la inversión y reduzca la producción, contribuyendo así a la caída del PIB que en realidad aflige a toda la región latinoamericana.

Pero ellos lo hacen aparecer como que las reformas –tributaria y laboral principalmente—son las causantes de la desconfianza de los empresarios para continuar invirtiendo en el país, aunque lo siguen haciendo en países vecinos con tributaciones más altas. Y en un chantaje directo, amenazan al gobierno de la Nueva Mayoría con paralizar la economía si  se continúa adelante con su programa de reformas, un programa que tiene como eje reducir la desigualdad entre los chilenos.

El gobierno de Bachelet ha debido someterse a este chantaje y prometer una ralentización en las reformas en este segundo tiempo del gobierno. Una prudencia que parece aconsejable pero que no deja muy contenta a la mayoría que votó por ella y por su programa. Pero es comprensible, somos rehenes de la derecha económica y política.

La primera lo ejecuta paralizando la economía o disminuyéndola hasta que el presupuesto nacional no pueda responder a las promesas del programa. La segunda, a través de sus voceros en el Parlamento, que son la minoría, pero una minoría amplificada a través de los medios de comunicación tradicionales- en sus manos a nivel nacional y mundial-, que difunden los males que nos aquejarían si continúan las reformas… que no modifiquemos un modelo implantado por la dictadura que aumentó la desigualdad ensanchando el abismo entre los comensales y quienes recibimos las migajas del banquete.

¿Cómo salir de ésta impasse? Tener la mayoría en el Parlamento “vale callampa” si la oposición de derecha tiene la sartén por el mango, es decir, los poderes económico y medial. En este escenario, la abolición del binominal no cambia mucho las cosas. ¿Qué lo cambiaría?

Por empezar, hacer oír nuestro clamor de que necesitamos esas reformas. ¿A través de qué medios, si ya no tenemos los que nos representen? La Internet ayuda, pero también está controlada por el Gran Hermano (pensemos en Julian Assange, en Edward Snowden).

Debe crecer la conciencia de que hay que tomar la ofensiva en el campo de los medios de comunicación. Y que esto sólo será posible con una política de comunicaciones que democratice  nuestro sistema oligopólico, concentrado en manos de la minoría que no gana en las urnas.

Desafortunadamente, nuestros políticos son analfabetos en materia de política de Comunicaciones. Desde los tiempos de la Concertación,  nunca quisieron entender que no se trata de comunicar mejor las acciones del gobierno. Se trata de rearmar el sistema comunicacional para que todas las voces puedan interactuar, que todas las voces puedan emitir sus mensajes y ser escuchados, al contrario de hoy en que todos debemos escuchar una sola voz hegemónica, la del modelo imperante.

El Colegio de Periodistas celebró el sábado 11 su 59º. Aniversario contribuyendo a esta lucha al proponer al gobierno la incorporación a la Nueva Constitución, elegida por Asamblea Constituyente, este Derecho a la Comunicación, que es más que y que complementa la libertad de expresión y el derecho a la información (http://www.colegiodeperiodistas.cl/2015/07/la-batalla-politica-central-hoy-es-la.html).

Es la maduración de un gremio que ya no sólo piensa en mejorar sus condiciones laborales, sino en construir un sistema medial sano que reproduzca todos los puntos de vista.

Seguiremos siendo rehenes de la derecha si esto no se logra a través de una política de Comunicaciones democrática, que no es lo mismo que una política de propaganda de gobierno.

http://www.colegiodeperiodistas.cl/2015/03/minuta-general-de-propuestas-y-programa.html

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