23 feb 2015

El desagüe judicial

Alejandro Holmes
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Disminuída casi al límite se encuentra nuestra capacidad de asombro frente a un menú noticioso muy generoso que está sazonado con ingredientes de bastante picor e induce a comensales más perspicaces a sospechar y creer que tal nivel de aliños persigue un deliberado propósito.

La pregunta es obvia, ¿cuál es la finalidad? Ocultar la base de preparación del condumio y reducir todo lo posible la degustación. ¿Resultado? ¡Que hemos sido engañados una vez más! ¿Quién ganó? ¡La desconfianza y la sospecha!

Así las cosas, la fe pública va siendo mermada con el rumor y comidillo, dónde hay verdaderos especialistas que se transforman en expertos para “ver debajo del agua” y anticiparse a los contubernios que se estarían fraguando para tapar las investigaciones en curso por parte de la Fiscalía Nacional.

Lo más penoso de todo esto, es que dichas aprehensiones están arraigadas muy fuertemente en el ciudadano que no hace otra disquisición que la lapidaria sentencia de “que nada va a pasar y que se le echará tierra porque todos están en el mismo fango”.

Si uno da crédito a ese razonamiento, el porvenir de nuestras instituciones quedarían inmensamente cuestionadas y sus efectos devastadores. Es imperativo que la fiscalía haga bien su trabajo, sin las interferencias que se supone habrían gatillado trasladar la arista de Soquimich a la Fiscalía Centro Norte.

No nos hagamos los tontos. Conocida la noticia, los infaltables de siempre saltaron como “resortes” para insinuar de modo torcido que el fiscal Alberto Ayala necesita de apoyos políticos para suceder en el cargo a Sabas Chahuan quien cesa sus funciones en el organismo a fines de éste año.

Otros han apuntado a la idoneidad del hijo del Senador Carlos Montes, a quien le endilgan ese parentesco para que se inhabilite profesionalmente, lo que es un agravio gratuito y un demérito moral hacia su persona, lo que es inaceptable bajo todo punto de vista.

Se le hace un flaco favor a los persecutores del sistema judicial al menoscabarlos atribuyéndoles intencionalidades subalternas y agendas propias, del mismo modo que comentarios carentes de respetabilidad.

Lo que investigan no es “asunto de niños”, es la peor  connivencia entre empresarios, política y dinero, además de delitos tributarios.

Frente a esta pasmosa indagatoria, lo esperable y deseable, es que quienes se esmeran por “echarle pelos a la sopa”, se convenzan de una vez que ese potaje marrullero tiene como único destino el desagüe judicial.

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23 feb 2015

¿Se despenaliza o legaliza el aborto?

El proyecto de ley enviado al Parlamento sobre aborto, plantea que sólo pretende despenalizarlo en tres causales: riesgo vital materno, fetopatía incompatible con la vida extrauterina y embarazo resultado de una violación. La alternativa a despenalizar es legalizar el aborto ¿hay diferencia?Los legistas dan opiniones diversas pero en general no ven una diferencia dramática. No es así desde la Ética y menos desde la Ética Científica que desarrollo; es así también desde la Bioética.

En Ética, matar intencionadamente a un feto es una falta grave, dolo o malicia para la legalidad. No he encontrado quien discrepe de esta connotación negativa del aborto, en Chile.Hablamos de interrupción intencionada del embarazo solicitada por la embarazada¿con o sin interacción con el equipo de salud que la atiende? antes de la semana 23 (feto no viable ex útero) de gestación.Vemos un error inexcusable del proyecto, las tres causales nada tienen que ver entre sí, al considerar al equipo de salud que atiende a la embarazada.

En la causal riesgo vital de la madre, su decisión, que en general (porque las obstetras y matronas también se embarazan) no sabe evaluar su gravedad, depende casi totalmente del equipo obstétrico.

Es redundante y absurdo exigir, para este caso, que la mujer solicite por escrito la intervención cuándo: 1) la indicación de intervención es obligatoria, desde la medicina misma y no depende de la voluntad de la madre, porque su muerte o daño grave son inminentes y es la única indicación médica posible; al contrario lo que debería exigirse por escrito (y se exige), como novedoso, es su negación a la interrupción del embarazo a riesgo de su vida.

2) El consentimiento informado, como proceso interactivo embarazada-equipo de salud y por escrito es rutina en todos los hospitales del país.

3) La expresión autónoma de la embarazada como paciente ya está bien regulada por las leyes especialmente la 20.584 (derechos y deberes de los pacientes).

4) Este caso no corresponde a un aborto, ya que la intención es siempre salvar a la madre y al o a los fetos en embarazos múltiples y no necesita de despenalización ni de legalización del aborto; esto se practica de rutina en todos los hospitales de Chile. Al contrario habría que legalizar como acto positivo la interrupción del embarazo en esta condición y considerar como delito la no interrupción cuando la embarazada lo ha solicitado y el médico no accedió y se siguieron daños o muerte de la paciente. No hay nada que despenalizar.

En la causal feto con fetopatía o genopatía grave y esperanza de vida (es mejor que fetopatía inviable postnatalmente, ya que todos somos inviables después de nacer la diferencia la hace la esperanza de vida) postnatal muy baja. No es el momento de criticar el proyecto por cuán baja sea esa esperanza para justificar la despenalización.

Aquí con mayor razón se necesita el equipo médico ya no tan sólo obstetra sino que neonatólogo o prenatólogo y genetista clínico para garantizar un diagnóstico prenatal preciso para informar a la embarazada del diagnóstico y de las dos alternativas que se dan al interrumpir o no el embarazo.

Hasta aquí todo puede ser considerado rutinario y si algo hay que hacer legalmente es legalizar este proceso de toma de decisiones entre la embarazada y el equipo de salud que la atiende. Si la embarazada decide continuar su embarazo, sigue la rutina clínica.

Si la embarazada decide interrumpir el embarazo y por lo tanto “matar al feto”, vemos que esta indicación no está en el repertorio de prescripciones médicas, incluso si nos ponemos mercantilistas, como es Chile, no se concibe que una “prestación de salud” sea “matar al feto” (o a cualquiera), llamada eufemísticamente y algo hipócritamente “interrupción del embarazo”. Al no pertenecer este acto al repertorio médico sale de el y debe atenderse fuera de el, pero continúa siendo ética y legalmente negativo, luego aquí lo único posible coherente es despenalizar.

El caso de violación está totalmente fuera del ambiente médico, y si matar al feto sigue considerándose “malo” debería solo despenalizarse. Pero nos encontramos que en el proyecto no es así. Este, cambia el artículo 119 del Código Sanitario que prohíbe todo tipo de aborto por uno que “autoriza”, palabra que tratándose de matar fetos recuerda al agente secreto 007, el aborto en los tres casos. Luego corrige el Código Penal en su artículo 344 y 345.

Art. 344. La mujer que causare su aborto o consintiere que otra persona se lo cause, será castigada con presidio menor en su grado máximo. Si lo hiciere por ocultar su deshonra, incurrirá en la pena de presidio menor en su grado medio.

Art. 345. El facultativo que, abusando de su oficio, causare el aborto o cooperare a el, incurrirá respectivamente en las penas señaladas en el artículo 342, aumentadas en un grado.

Les agrega a ambos: “No constituye delito de aborto la interrupción voluntaria del embarazo en los casos autorizados en el artículo 119 del Código Sanitario.”

Pero ¿cómo? ¿No se pretendía despenalizar? ahora “matar fetos anómalos o productos de violación” no constituye delito, es algo bueno. El Código Penal le ofrece todo para despenalizar porque dice: “Art. 342: El que maliciosamente causare un aborto será castigado.” Luego bastaba con decir que las tres causales (en realidad sólo dos) “no serán consideradas como maliciosas” (muy distinto  a decir no serán maliciosas) para que la despenalización se realizara en plenitud, sin cambiar nada más.

Aparece una incongruencia enorme porque la mujer violada que se realiza un aborto, y el médico que le ayuda siguen delinquiendo a no ser que se atengan al protocolo de la ley: petición por escrito, constituir un equipo médico, etc. Es decir el mismo hecho de matar al feto es delito sin protocolo y deja de serlo con protocolo.

Como dice Condorito ¡exijo una explicación!

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22 feb 2015

La intolerancia de la ceguera

Pareciera que el sistema político no toma debida nota del delicado momento que hoy lo afecta.Los casos llamados Penta y Caval, siendo diferentes, han debilitado aún más el ya erosionado prestigio de la política en Chile. No obstante, parte relevante de sus personeros actúan como si gozaran de un apoyo social que no tienen y de una aceptación ciudadana que tampoco reciben.

De este modo, haciendo caso omiso del llamado caso Penta, es decir, de la generación de una red para el financiamiento ilegal de sus más visibles candidaturas parlamentarias, un grupo de dirigentes de la UDI han recrudecido un discurso público, sumamente agresivo, de difamación del sistema político del país, el gobierno y la Presidenta de la República.

Lo hacen retomando el mismo argumento con que dieron fuerza a la opción presidencial piñerista el año 2009, esto es que sus adversarios políticos representan “la cultura de la corrupción”; con ello, lo que intentan es descalificar a todos por igual y blanquear su enlodada imagen por el financiamiento irregular de sus propias campañas. Las expresiones de algunos de sus voceros denigran a tal punto que están lejos de poder ser definidas como parte del intercambio de ideas que necesita toda sociedad democrática.

Lamentablemente, esta intolerancia se traslada también hacia el bloque político de la Nueva Mayoría, así se marca la discusión con una serie de afirmaciones destempladas y superficiales consignas que, más que argumentaciones sobre los temas de fondo, se transforman en ataques de corto alcance que en nada ayudan a la dignificación de la política, que se exhibe y aduce como razón de tantas entrevistas y preocupaciones.

No faltan aquellos que aprovechan la ocasión con el objeto de tratar de liquidar rivales en futuras contiendas electorales. Es una conducta liviana que surge de la inconsciencia que brota de la irresponsabilidad o de la ignorancia.

En nuestro país, la huella de la intolerancia política conduce al Plebiscito del 5 de Octubre de 1988, cuando con el ejercicio totalitario del poder por la dictadura, hubo exactamente la misma intentona de ensuciar a los que no pensaban igual y descalificar sus figuras o liderazgos; era el tiempo en que a los opositores se les definía como “humanoides”.

La exclusión de tantos chilen@s era intencional. El propósito confeso del Estado era “extirpar el cáncer marxista”, lo que justificaba crímenes tan crueles, como los ejecutados por la Caravana de la muerte, la “operación Cóndor”, el caso “degollados”, y tantas otras situaciones que han sido definidos como crímenes de lesa humanidad.

Sin embargo, esa  huella totalitaria va más lejos, recoge la herencia del criminal régimen nazi y la fórmula de quién fuera ministro de Propaganda del mal llamado nacionalsocialismo, Joseph Goebbels, aquel que se guiaba por la idea de… “miente, miente, miente, que algo queda”.

Esa ruta a nada bueno conduce. La ceguera que se exhibe no es casual, la intolerancia y la descalificación generalizada del sistema político democrático se ha usado siempre para alimentar un sordo resentimiento en la población y un total desprecio hacia la acción política que, a la postre, es un paso preparatorio y el abono para la instalación de una base de apoyo y sustentación social de grupos y líderes populistas que devienen con prontitud en graves y traumáticas experiencias totalitarias.

Agredir la política y, a través de ella, a la democracia le rinde a algunos grandes dividendos. Pinochet así lo hizo durante más de 17 años; el libreto que le entregaban desde el núcleo civil que lo rodeaba era invariable, ahora se da el curioso fenómeno transversal de figuras públicas que se ufanan de un anti pinochetismo, duramente radical, pero que usan, sin límites éticos de ninguna naturaleza, la misma estrategia y el mismo recurso de un menoscabo permanente y visceral de la política y de la democracia en la cual esta se ejerce.

La lógica totalitaria de la destrucción del adversario, en un régimen democrático, no conduce a nada. Una cosa es que no puede haber impunidad cuando se cometen abusos de poder, se realizan actos de corrupción o se ejecutan irregularidades; otra cosa es creer que se podrá eliminar al rival político o al competidor de la justa democrática. La experiencia ha demostrado categóricamente que las ideas no se pueden suprimir o hacer desaparecer con medidas de fuerza ni con actos administrativos.

Ahora bien, ante las investigaciones judiciales en curso, los partidos políticos no pueden caer en defensas corporativas, las malas prácticas tienen que ser sancionadas, en lo que a cada una de ellas corresponda, vengan de donde vengan. La clave es cumplir rigurosamente con la frase que señala que “las instituciones funcionan”. De manera que las fuerzas políticas no deben interferir en la labor de los Tribunales de Justicia, ni puede haber presiones que lesionen su autonomía a fin de garantizar el principio de igualdad ante la ley.

A su vez, instituciones de un rol clave en las actuales circunstancias, como el Ministerio Público, deben cuidar con rigor que alguna de sus decisiones no sólo sean independientes sino que deben parecer que lo son; es decir, que nada debe empañar o poner en duda su autonomía e imparcialidad y su voluntad de indagar plenamente las malas prácticas que hoy inquietan profundamente al país. Cualquier paso que mueva a suspicacias induce a que inmediatamente se hable de “argentinización” de la situación chilena.

Aun así hay actores que siguen echándole leña al fuego. En el caso que se generen intentos de provocar una aguda confrontación política pretendiendo por esa vía detener la acción judicial, lo que algunos descaradamente llaman teoría del empate, no hay que perder de vista que si se agravan conflictos, motivados esencialmente por fines mediáticos y propagandísticos, lo que se debilita es el régimen democrático y las eventuales cartas de reemplazo no tienen más credenciales que la demagogia y un ansia ilimitada de poder.

Los que empujan una situación de inestabilidad a la espera de una opción para el populismo, juegan con fuego pues no desconocen que una ventana abierta a una alternativa populista, entroniza un estilo de gobierno en que la corrupción se abre paso como una consecuencia del debilitamiento de la autoridad del sistema político, y puede llegar a tener un efecto incalculable.

De modo que algunos que, tal vez, se afiebran dado las altas temperaturas del verano, no deben olvidar esa vieja enseñanza que indica: “el que siembra vientos cosecha tempestades”.  No hay que olvidar que el totalitarismo está al acecho de las inconsistencias y veleidades políticas,  que una vez que la vida democrática se quiebra o se rompe, se tornan en lamentos y recriminaciones que ya resultan irreparables. Es urgente, hay que superar la ceguera y mejorar la acción política.

Por eso, es necesario otorgar nivel, calidad, jerarquía y prestancia al diálogo democrático, la deliberación política y el intercambio de ideas, ellos son, en definitiva, los instrumentos civilizacionales que permitirán avanzar, para bien del país, en los desafíos de la lucha contra la desigualdad para alcanzar una sociedad más justa y más libre.

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22 feb 2015

Conciencia

Sí. Los acontecimientos a nivel regional y mundial, los de nuestro propio país –supuesto modelo  para las calificadoras de riesgo en inversiones- , demanda  la expansión de una nueva conciencia ética. No me refiero a la ética entendida como mera prédica moral individual, sino a la ética como el ejercicio de una capacidad de reflexión y crítica acorde a valores y normas argumentables, respecto a lo que nos sucede, a las formas de vida, a las instituciones y sus lógicas de poder y funcionamiento.

Sí, la necesitamos porque uno de los rasgos de esta civilización capitalista es justamente un hiper desarrollo de los medios y un subdesarrollo creciente de la capacidad de juicio moral, personal y comunitaria, evaluada muchas veces desde los poderes fácticos, como mero subjetivismo, cuestión de gustos, irracionalidades, mero “populismo” o “izquierdismo”.

Una conciencia ética como conciencia de  todo aquello que está sucediendo alrededor nuestro y bajo nuestros pies y que no somos capaces de comprender ni articular, salvo en su expresión puntual, superficial, casuística, miscelánea.

Para la expansión  de una nueva conciencia ética todo conspira en contra por ahora.Digamos mejor,  hay un esfuerzo permanente del poder y el sistema por disgregar las realidades;  por hacerlas impenetrables, incomprensibles, lejanas a las posibilidades reflexivas del ciudadano de a pié. Obviamente, todo esto de manera interesada. Como no.

Nuestra conciencia ética hoy por hoy está anestesiada, alienada tras el consumo y las deudas; zarandeada entre el  sobrevivir cotidiano y la percepción de que se nos miente y se abusa. De que no hay en quien confiar y creer.

Dineros en cuentas de bancos suizos (para evadir impuestos se supone); financiamiento privado de las campañas políticas (Penta-Udi), torciendo  la voluntad ciudadana. Millonario crédito del Banco de Chile a empresa Caval.  Irregularidades de la Justicia.  Colusión de farmacias y empresas alimenticias privadas.

¿Se ha informado usted de la lucha que dan los miembros de la comunidad de Caimanes contra el proceder contaminante de una Minera privada?

Vivimos en un sistema donde don dinero – en sociedad con doña propiedad  y sus socios de la elite-,   es el más poderoso caballero y puede comprar autoridades, apropiarse de las aguas, cerrar playas, y un largo etc. ¿Por qué habríamos de sorprendernos entonces  de la actual corrupción, privada y/o pública?

La lógica del capital y el mercado sin cortapisas es como un Frankenstein en descontrol.    Y siempre pagan los más vulnerables; los más pobres; los ciudadanos de a pié. ¿De dónde viene todo esto? Alguien dirá, uf, de muy lejos. Es probable. Pero tiene su epítome con el golpe de Estado del 73 y las consecuencias que trajo.

Cuando el ejercicio del poder militar, político-estatal, económico, se ejerce por 17 años mediante su corrupción desde sus inicios, entonces usted tiene a la vuelta de la esquina las consecuencias: miedo, violencias, prepotencia, impunidad, ilegalidad,  doble moral,  liquidación del ciudadano.  Y esto no se puede cambiar así como así.  

El ethos de este pueblo y la sociedad fue modificado. La prioridad la pasó a tener hacerse rico, ambicionar cosas, hacerse famoso, ser conocido, acumular poder, ser eficiente, rendirse ante los números.  Ese pasado reciente no se ha ido como se pretende.

Como sociedad no hemos hecho verdad y justicia con el dolor terrible de  tantos compatriotas.¿Cuántos chilenas y chilenos de los cuales aún no sabemos su paradero y no pueden ser sepultados como quisieran sus familiares? ¿Hay castigo más cruel?

Aún hay muchos  que no quieren reconocer lo sucedido (a pesar de que el Jefe de la Dina acumula ya más de 600 años en condenas).

A todos ellos y a los que repentinamente parecen haber perdido la memoria, los invito a leer el texto de la periodista Nancy Guzmán  respecto a Ingrid Olderock, de Carabineros, famosa por el uso de perros entrenados en las sesiones de tortura de detenidos y detenidas.

¿Todo esto,  lector/lectora,  puras “casualidades”? ¿Puras “desviaciones” individuales?

¿Un mero paréntesis histórico que no se repetirá?   Una sociedad que no hace justicia, que promueve la impunidad -en particular de los más poderosos- , que pone a la propiedad y al dinero por sobre la vida humana y la misma Justicia , que crece en desigualdades de todo tipo y en la conversión en mercancía de cuanto bien público y social existe (educación, salud, pensiones, medio ambiente, ciudad), no puede sino tener el destino que presenciamos en el presente.

Tiene entonces, una parte de ella, “nostalgia de la luz”, como bellamente lo destaca el film de Patricio Guzmán.  ¿Por qué el afán de “empatar” acciones y decisiones en lo moral y judicial tiende a repetirse ? ¿Es lo mismo ejercer el derecho a resistencia ante una dictadura brutal, que la factura de  asesinatos y torturas realizados  al amparo del poder del Estado?  Por alguna parte hay que empezar.

Necesitamos ejercitar  una nueva conciencia ético-política desde la base. Necesitamos un cambio de perspectiva; una obstrucción a que todo siga igual, una ética de la  resistencia desde lo cotidiano y desde la esperanza.

En Así hablaba Zaratustra se dice: “¡Despertad y escuchad, vosotros que estáis solos! Del futuro nos llegan vientos con aleteos secretos; y las buenas nuevas llegan a los de fino oído. Vosotros que estáis hoy solos, vosotros los que os retiráis, seréis algún día el pueblo auténtico. Verdaderamente, la tierra aún se convertirá en lugar de recuperación. Y aun ahora una nueva fragancia la rodea, trayendo la salvación (…) y una nueva esperanza”.

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21 feb 2015

Unidos por la protección y el buen trato

El Consejo Nacional de la Infancia reconoce y destaca el importante aporte que significa la creación de 26 nuevas salas Gesell en tribunales de familia del país. Esta es una respuesta concreta que adapta las estructuras del sistema judicial a las necesidades de niños, niñas y adolescentes, ofreciéndoles espacios amigables y respetuosos de sus derechos, con la intervención de profesionales especializados en su función de colaboradores de la labor que realiza la justicia de familia.

A través del uso de estas salas el derecho a ser oído podrá ser ejercido como una realidad concreta, se evitará la exposición a nuevas experiencias de trauma por las situaciones vividas, y los jueces contarán con valiosa información sin que ello implique nuevas citaciones para decidir respecto a la protección requerida, especialmente en los procedimientos por grave vulneración de derechos en los espacios familiares.

Este es un ejemplo de política de Estado donde prima el principio del interés superior del niño, y donde las instituciones se hacen cargo de sus tareas pendientes en relación a la garantía de sus derechos.

Pero aún queda mucho por hacer. Es por eso que para avanzar en este mismo sentido, la Comisión Técnica de Garantías de Derechos de niños, niñas y adolescentes en Procesos Judiciales, convocada por el Consejo Nacional de la Infancia y conformada por representantes de las instituciones relevantes del Estado en esta materia, identificó durante el segundo semestre del año pasado los principales  nudos críticos que inciden en la victimización secundaria, entregando propuestas para resolverlos adecuadamente, las que iniciarán su implementación durante el presente año, y que van en directa relación con la creación de estas nuevas salas.

Estos cambios institucionales contribuyen al cambio cultural que necesitamos lograr como país, para poder avanzar en el desafío de cumplir con la exigencias de la Convención sobre los Derechos del Niño, tratado al que adherimos como país desde el año 1990.

Para llegar a la meta, es necesario que la ciudadanía en su conjunto participe en la promoción y garantía universal de los derechos de los niños, niñas y adolescentes en Chile.

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21 feb 2015

Las ruinas griegas y el Fénix

Grecia, cuna de la democracia y de occidente, ha visto caer su economía en un sótano difícil de imaginar hasta hace unos años. El 2000 recibía con un gran despliegue los Juegos Olímpicos.Hoy, casi como una metáfora,  esa infraestructura está abandonada y muchos recintos prácticamente en el suelo.

Durante estos años se han ensayado sucesivamente ajustes y “rescates” por parte de los administradores verdaderos de la economía griega: la troika. Se ha reducido el gasto público a través de despidos, cierre de organismos públicos, cobro por la atención de salud, reducción de pensiones, congelamiento de salarios, aumento del IVA, todo esto con el objeto de disminuir el déficit fiscal y –sorpresa- pagar los intereses y vencimientos de la deuda externa. Por esto, cuando se habla de rescate, hay que preguntarse para quien, porque el salvataje ha sido fundamentalmente a la gran banca europea.

Sin embargo, una economía deprimida solo genera menos aporte a las arcas públicas. El retiro del Estado contrae la actividad económica, afectando así también  la recaudación de impuestos, por lo que el equilibrio de los recursos públicos ha fracasado por el lado de la austeridad.

El fracaso de estas políticas ha sido la principal acusación de las nuevas agrupaciones políticas que atemorizan al establishment comunitario. El triunfo de Syriza es producto de estos duros años de ajuste que el electorado percibió como una humillación europea a Grecia.

¿Qué se viene? ¿Qué antecedentes tiene Syriza en carpeta? A mi juicio es ineludible la reestructuración para salir del agujero financiero. Si fracasa, declarar el cese de pagos y salir del euro.

El gobierno heleno ya comenzó de inmediato medidas de estímulo a la economía, como la reapertura de instituciones públicas, recontratación de empleados estatales, fin de privatizaciones en curso, exención de cobro a la electricidad a los más pobres.

Sin embargo, estas medidas no son las reformas estructurales más desafiantes que tiene como horizonte este gobierno, entre las que tiene el lugar más destacado y prioritario la reestructuración, que aparece con una importancia extraordinaria desde el minuto uno del gobierno de Syriza.

Una negociación de la deuda podría  modificar los plazos, condiciones y montos de la deuda, mejorando los perfiles de pago, aliviando sobre todo los vencimientos más recientes, permitiendo que la economía se dinamice. Le brindaría tiempo de recuperación al paciente, un calendario viable de medicamentos y chequeos que permita un mejoramiento de su salud.

En este sentido, el ministro de economía, Yanis Varoufakis, ya ha volado a distintas capitales europeas con un plan de reestructuración, que por ahora no ha tenido buena acogida, lo que no significa aún que haya fracasado. El antecedente de la reestructuración de deuda, en los estudios de Syriza, es la última gran reestructuración del default más importante de la historia, el caso argentino.

En dos operaciones negociadoras, en 2005 y 2010, Argentina logró una voluminosa quita de deuda y la convalidación del 93% de los acreedores, quedando afuera apenas holdouts y Fondos Buitres. Es de tal relevancia el ejemplo de reestructuración argentino que el gobierno de izquierda griego quiere replicar las cláusulas de bonos amarrados al crecimiento del PBI, innovación que ya destacara el premio Nobel de Economía Joseph Stiglitz. Así, la deuda externa en moneda extranjera pasó de representar el 120% del PBI en 2002 a un 8% de éste en la actualidad.

Si fracasan las negociaciones de reestructuración, Grecia se vería arrastrada a los rescates condicionados o empujada al default. Sin “rescate”, el país no podría pagar su deuda, y si bien un cese de pagos no es prioridad, la inexistencia de alternativas viables lo pondría en obligación.Esto le daría a Grecia el tiempo necesario para crecer e invertir en la economía real y generar un punto de inflexión, después pagar en ese orden y no en otro.

Finalmente, si Grecia volviera al dracma podría contar con una política emisora soberana y autónoma que estimule la economía, que al estar deprimida y con gran capacidad ociosa no generaría inflación, a menos que se prolongara ad aeternum  lo que no sería prudente ni deseable.

Al mismo tiempo, pasar del euro al dracma le daría un piso de competitividad a la economía, que al abaratar sus costos de operación a nivel internacional sería más atractiva para la inversión, mejoraría los saldos de exportación y los créditos que se utilicen para dinamizar la economía real serían más efectivos, debido a que cada dólar que ingrese tendría un impacto mayor en los agentes económicos.

Solo la soberanía e independencia económica  podría retornar el crecimiento y el bienestar, de espalda al ajuste. La carpeta de Siryza va en este sentido, lo que genera el rechazo del Goliat germano.

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21 feb 2015

La política y la santidad

De las tres formas de organización del Estado que distingue Aristóteles, a saber, monarquía, aristocracia y democracia, es esta última su preferida. La caracteriza por una sana titularidad del poder entre todos los miembros de la sociedad, en donde el ejercicio del mismo por los representantes responde directamente a la voluntad de los representados.

Aristóteles, no obstante, prevenía acerca de que todo sistema político es susceptible de corrupción en caso de que quienes lo ejerzan no busquen fines nobles. Para la democracia, expresó, la antítesis propia es la demagogia, y para que una democracia torne en demagogia únicamente se requieren dos requisitos: falta de virtud moral de los gobernantes y una consecuente vulneración a la confianza primigeniaque fue depositada en ellos por parte de los gobernados.

La crisis de la representación actual que aqueja no sólo a nuestro país, sino que al resto del orbe, tiene como fuente precisamente una profunda y soterrada crisis de confianza.

En un mundo globalizado, en el que las tecnologías de la información han hecho posible una híper-comunicación, las personas se han vuelto cada vez más conscientes de la desgracia ajena y ello, muy lejos de humanizarlas, las ha volcado hacia sí mismas, potenciando un individualismo fundado en el temor que ha despersonalizado las relaciones cotidianas. Ya nadie es de fiar y menos lo son nuestros políticos.

Pues claro, muchos de ellos dan razones para desconfiar. La elevada exposición pública inherente a su labor entrega un veredicto objetivo y transparente; quienes obran mal tienen en la sociedad una vitrina ávida por sindicar responsables. El problema es que, de un tiempo a esta parte, todo se ha teñido de escándalo.

Ciertamente, un cambio es imperativo y el Papa Francisco no se cansa de repetirlo: “es deber del cristiano involucrarse en la política”, “la política es una de las formas más altas de caridad”.

El católico que desee cambiar el mundo –como debiera– debe saber que la única forma de hacerlo es consiguiendo que Cristo reine en la sociedad y en cada una de las estructuras temporales; previo a lo cuál debe permitir que Él reine primero en su corazón.

Por lo anterior, un católico que decide servir en política debe tener como único objetivo el dar testimonio de Cristo a través de su liderazgo. Debe constituirse en instrumento para que el Espíritu Santo encamine el destino del pueblo y lo proteja, para que más personas se conviertan y para que se construya un país santo sobre el cimiento de innumerables vocaciones individuales a la santidad.

En efecto, tal como María Reina, que contribuyó a la salvación del mundo con su humilde Fiat, los políticos católicos tienen el deber de entregar el suyo a través de la política misma.

Esta es la única forma de transformarla: reconstruir, desde los cimientos de una demagogia funesta, las estructuras sociales de una democracia santa.  Estamos llamados a entender el gobierno de otra forma y a recuperar el amor trascendente para la política.

No hay mejor político que un político mártir, que es capaz de dar la vida por quienes sirve y que comprende que el camino escogido para ganarse el pan es tan útil como cualquier otro para recorrer una senda que lo lleve al cielo.Debemos verla como un camino de santidad y aceptar alegres el martirio como herramienta próspera desde el cuál encontrar justicia y convertir corazones.

Y para todo lo anterior, debemos estar a la altura del desafío. Urgen políticos de sólida conciencia y de intachable fibra moral, que den un combate recio por el prójimo doliente, respetando con una oposición sincera a quienes les intenten doblegar. Chile debe ser la cuna de estos jóvenes irreverentes y renovados, que se atrevan a poner en entredicho los anti-modelos que nos lega una cultura de la muerte encarnizada en la sociedad.

Los chilenos necesitan volver asoñar con ideales trascendentes y ver cómo sus dirigentes lideran por medio de su testimonio la vanguardia de esta revolución cristiana por mejores leyes y nuevas formas de gobernar.

La cosecha es abundante y los operarios pocos, envía Señor operarios a tus mies” (Mt, 37-38).

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20 feb 2015

¿Es terminal la crisis de la UDI?

La coyuntura que se abre en el gremialismo por el caso Penta viene a profundizar una situación de crisis  que ya estaba instalada en el partido desde hace un par de años. Los conflictos internos, como las negociaciones por la plantilla parlamentaria o la instalación y bajada de Golborne como carta presidencial, son parte de tensiones que se vienen incubando, a lo menos, desde que se convierten en gobierno con Piñera. En esa dirección, surge una pregunta que está en el ambiente y que nadie ha podido responder con certeza: ¿es terminal la actual crisis del gremialismo?

La respuesta es doble: sí y no. Ello, no obstante, no implica que no exista cierta racionalidad en la respuesta.

La crisis de la UDI, sí es terminal porque hasta el momento el gremialismo no ha sabido, no ha podido ni ha querido adaptarse a la condiciones del Chile del nuevo ciclo. ¿Cómo es posible, que escuchemos hoy desde el propio gremialismo que el partido no está en crisis y que no hay nada qué cambiar?

A su vez, hay otros diagnósticos que hablan de que “la marca UDI está agotada”, que el partido pareciera que se está “desangrando”, que han “abandonado sus orígenes” y que no están conectados con la sociedad y las nuevas demandas. Las tensiones internas, sin duda, no podrán sostenerse por mucho tiempo. Cuando ellas terminen su proceso de maduración la coyuntura será terminal. En efecto, hay tensiones internas derivadas de visiones distintas del pasado y del futuro en aspectos que van desde los valores y la “subsidiaridad” hasta las relaciones con la élite, la empresa  y el dinero.

Hay, por tanto, un problema de identidad partidaria que no ha sido resuelto. El tema es complejo y es resultado no sólo de los nuevos tiempos, sino también de un partido que creció de manera explosiva para convertirse en el más grande de Chile.

La incapacidad política de adaptarse a las nuevas condiciones socio-políticas de la fase surge de dos hechos profundos e íntimamente relacionados. Ellos, tienen que ver con la construcción del orden neoliberal desde mediados de los setenta y con la defensa “dogmática” que hacen de ese modelo desde los noventa.

Primero, junto con los militares diseñaron y ejecutaron un tipo concreto de sociedad que hoy identificamos como neoliberal y que articula tres dimensiones: liberalismo económico extremo sin regulaciones, democracia protegida y cultura conservadora. Segundo, esa institucionalidad la defendieron durante los gobiernos de la Concertación con el subsidio político de los senadores designados, el binominal y el uso indiscriminado del dinero.

Hoy, en el contexto de una fase política, social, cultural y económica no están en condiciones políticas, legislativas ni ideológicas de defender “la obra”. Aquí, por tanto, se encuentra el ADN de su actual crisis. El “derrumbe del modelo” o si se quiere su “desarticulación” en aspectos fundamentales es correlativo a la crisis terminal del gremialismo. Políticamente, no tienen credibilidad, no tienen liderazgos, no tienen fuerza legislativa y han debilitado su relación con el mundo “popular”.

Ideológicamente, sus ideas están agotadas y lentamente superadas por los nuevos tiempos. En definitiva, no tiene proyecto. Se ha quedado sin nada que “ofrecerle a Chile”: ¿Cuál es el proyecto político de la UDI hoy?

En consecuencia, cuando se derrumba “su obra”, el Chile Neoliberal, cuando se quedan sin proyecto político-social y cuando hay tensiones internas latentes de todo tipo y magnitud, sin duda, se genera un escenario complejo que puede conducir al fin del gremialismo. Por ahora, todavía hay disciplina para contener los vientos de cambio.

Como sabemos, el que no se adapta muere. En este recorrido –de la derrota al presente-, lo único que han hecho es cambiar los rostros de la directiva y convertirse en una oposición “hostil” y dogmática. No obstante, el partido sigue hegemonizado por Novoa, por el clasismo y el iluminismo ideológico. Se observa, en consecuencia, con mucha claridad que el gremialismo ha recorrido de manera muy tibia el camino de la adaptación que puede ser “refundacional o un mero ajuste táctico”. Han optado por el segundo camino.

La crisis de la UDI, no es terminal porque hay orgánica partidaria, tradición, voluntad de poder, “estilo UDI” y una generación de políticos –jóvenes y no tan jóvenes- que no se va a ir para la casa a mirar como la política cruza frente a sus ojos. Hay, sin duda, un conjunto de políticos gremialistas que no formaron parte del núcleo fundacional de la UDI y que tampoco pertenecen a la élite empresarial ni tiene vínculos con ellos.

Si quieren continuidad partidaria, tiene que haber, sin duda, cambio generacional. Lo hubo, lo hay y está en marcha. Pero, a la vez, requieren ajustar su pensamiento y sus prácticas políticas a las condiciones de los nuevos tiempos.

No sólo hay una nueva generación que asume y asumirá la conducción del partido en lo que viene, sino también una amplia red de militantes, adherentes, simpatizantes, electores, alcaldes, concejales y consejeros regionales que tienen mucho que hacer y decir en la nueva etapa que debe abrir el gremialismo. En ellos, está el futuro del partido y/o de su tradición.

El tiempo de los “coroneles” ha comenzado a quedar atrás; como también, la época dorada de la UDI. Ya no hay “mística” se escucha desde las profundidades del partido.

Responder, finalmente, si la UDI está en una crisis terminal es una tarea compleja y arriesgada. Lo evidente, es que hay fuerzas que se dirigen en esa dirección y hay otras que neutralizan las primeras.

Hay que tomar decisiones. Pero, mientras no pase el “huracán Penta” no hay mucho que hacer. El futuro del partido dependerá del daño político que generen los dineros Penta. Sin embargo, no sabremos hasta que termine el vendaval. Por ahora, sólo hay pistas. Se viene marzo. Las tensiones no paran.

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20 feb 2015

El aborto: un rotundo fracaso de la sociedad

Uno de los temas que ha causado gran polémica en tiempos actuales es el aborto; van y vienen argumentos a favor y en contra y, si bien es cierto que es difícil exponer una opinión respecto a un tema que muchas veces puede ser desconocido para algunos que no hemos estado en el lugar de quienes lo han efectuado, no es complicado ponerse en la posición de los no nacidos y defender la oportunidad de vivir que les corresponde por derecho, como bien lo expresa la Declaración Universal de los Derechos Humanos en el artículo 1: todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y en el artículo 3: todo individuo tiene derecho a la vida, a la libertad y a la seguridad de su persona. ¿El simple hecho de condenar a muerte a un ser no sería, por lo tanto, una grave infracción de estos artículos?

Hay ciertos casos en los que algunos lo consideran admisible; casos en los que el feto ya presenta malformaciones en la gestación. ¿Eso significaría que la vida de los discapacitados no es tan digna como la de otros quienes sí presentan una fisonomía que concuerda con los parámetros establecidos en el cánon de la belleza actual?

Y lo que es peor, se pueden encontrar otros en los que el bebé moriría a los pocos segundos, minutos u horas luego de nacer. Pero ¿quién nos da el derecho de quitarle esos tan preciados instantes de vida fuera del vientre materno?

Aunque muchos relacionan el estar en contra del aborto con una postura más bien defendida por la iglesia católica, lo cierto es que la protección de la vida del no nacido no es una cuestión de fe religiosa.

Iglesias de todas las doctrinas, incluso muchos ateos  y agnósticos abogan por el valor universal de cada persona, afirmando con seguridad que abortar no es tener genuina libertad debido a que esta nace del respeto a la vida y de la generosidad.

Hoy no existe la esclavitud, por lo tanto nadie es dueño de nadie, ni siquiera se conciben los hijos como de  propiedad de sus madres; de hecho ellas solamente tienen la obligación natural y moral de protejerlos dentro y fuera del vientre,  hasta que puedan valerse por sí mismos, hasta cuando sean capaces de ejercer su propia libertad.

Por otra parte, hay quienes consideran el aborto como un derecho de la mujer.Es innegable que la mujer tiene derecho a recibir una educación sexual adecuada, a recibir asistencia psicológica y sanitaria durante este proceso y, sobre todo, información sobre las alternativas existentes para evitar abortar, que en términos técnicos sería lo mismo que hablar de un asesinato, ya que, aunque el feto habite dentro de su cuerpo, es una vida independiente de la madre que la acoge y por tanto ésta no tiene ningún derecho de terminarla; porque en realidad después de ocurrido el aborto evidentemente no se puede reanudar el embarazo, por lo que no se podría definir como interrupción.

Sin embargo una de las falacias más recurrentes es la de promover que las mujeres controlen sus cuerpos sin permiso de los hombres; incluso hay algunas feministas integristas que odian tanto el hecho de ser ellas quienes queden embarazadas y no los hombres, que se plantean el tema de esta forma.

Esto se debe en muchos casos a la violencia de género o acoso en el trabajo, llegando incluso a despedir a muchas de ellas sólo por estar embarazadas. Pero esto no ocurre frecuentemente; muchas abortan simplemente por desconocimiento de otras alternativas existentes y porque ven como un ideal de la sociedad moderna cometer tales acciones porque la ley está vigente y el aborto ya está siendo practicado en algunos países europeos más desarrollados socialmente hablando.

Lo que olvidamos es que la posible nueva ley convertiría el aborto en un método de planificación familiar, un método anticonceptivo que no hará más felices a las parejas. Al contrario, mucho más miserables, además de todos los problemas que conlleva, desde el embarazo no previsto,las dificultades de tomar la decisión de abortar, hasta los traumas pos aborto, pasando por depresiones, secuelas físicas, y psicológicas, cuando la mujer se da cuenta de la verdadera naturaleza de su acto, o sea, cuando se percata de que lo que verdaderamente está haciendo es matar a su propio hijo.

Sea como sea, el aborto es un rotundo fracaso de la sociedad porque no es algo inocuo ni tampoco una solución a los problemas, sino lo opuesto. La verdadera solución posible sería informarse de todo lo que conlleva esta situación para evitarla, ayudar a quienes pasan por una situación de embarazo no deseado dándoles a conocer otras alternativas a las que se puede optar (adopción, por ejemplo) e incentivar a los demás a que hagan lo mismo, no promover leyes que lo permitan.

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20 feb 2015

Dignificar la política: tarea de todos

Los escándalos de los mecanismos ilícitos para financiar las campañas electorales de varios candidatos a diputados y senadores de la UDI, RN, un DC e incluso un precandidato presidencial de Fuerza Pública, acompañados de delitos tributarios, tráfico de influencias, facturas “ideológicamente falsas” y el préstamo exprés del Banco Chile a un hijo de la presidenta han dejado en evidencia la fragilidad de la institucionalidad política chilena.

Pinochet y la UDI se encargaron de estructurar una institucionalidad que les permitiera  mantener  el estado de cosas que habían construido durante los 17 años de dictadura (liberalismo económico, estado reducido a su más mínima expresión, movimientos sociales desarticulados, individualismo exacerbado, consumismo desenfrenado), en lo esencial, su propósito era mantener la institucionalidad política igual, independientemente de quienes gobernaran, y de la composición política del Congreso.

La Constitución de Jaime Guzmán, fue preparada en ese sentido, lo que la derecha “transó” con la Concertación al inicio de la transición fueron más bien cuestiones de forma  que de fondo. En la legislatura de los 20 años de Concertación y 4 años de Alianza, el lugar común es la mantención de la institucionalidad política definida por la dictadura, sistema presidencialista, binominalismo en el parlamento para que el 35% fuera igual al 65%, quórums inalcanzables para reformas verdaderas, inexistencia de mecanismos universalmente democráticos como el Plebiscito vinculante para resolver importantes controversias nacionales, nada de participación ciudadana en los territorios, comunas ni menos regiones, negociación colectiva sindical amarrada.

Este tipo de institucionalidad política es la que “definió” el dictador Pinochet cuando habló con desprecio de “los señores políticos”, cuando mandó a los “políticos a sus covachas”, cuando Merino habló de los comunistas refiriendo a ellos como “Humanoides”.

No es de extrañar entonces el conjunto de “incentivos” económicos que se establecieron para los honorables diputados y senadores, la idea es que estuvieran contentos con las cosas, “tal como estaban”, que trabajaran por hacer cambios, pero solo “en la medida de los posible”. Con los incentivos se garantizaba un “verdadero”  pero sobre todo permanente interés por mantenerse en sus posiciones por mucho tiempo resguardando la “estabilidad” del sistema, buenas rentas y el sistema binominal les aseguraba la permanencia en sus cargos, la inexistencia de mecanismos revocatorios de mandato y fueros extremadamente generosos,  les garantizaban un importante manto de impunidad.

Si a lo anterior agregamos la cultura neoliberal instalada en la sociedad,  la sacralización de lo privado y la demonización de lo público, un Estado jibarizado y sin capacidad de fiscalizar ni menos sancionar conductas ilegales, y el paradigma mafioso del Padrino “son solo negocios” establecieron una cancha demasiado amplia para la precarización moral, y pudrición de buena parte de los actores oficiales (para no decir rentados) de la institucionalidad política.

Por el lado de la ciudadanía, organizaciones sociales débiles, falta de liderazgos sociales en los territorios, partidos políticos más preocupados de sobrevivir y de mantener sus cuotas de poder que de educar a los dirigentes sociales y fortalecer sus liderazgos y sus organizaciones, explican entre otras causas el lento y dificultoso desarrollo de los movimientos sociales.

La situación está llegando a un límite crítico, menos del 50% del padrón electoral vota en las elecciones de diferentes tipos, la calificación pública de los partidos políticos es desastrosa y la gente manifiesta en todos los tonos su desazón. La reacción (esperable) del autoritarismo y del conservadurismo es  ¡hay que volver al voto obligatorio!  Nada más lejos de un camino real de recuperación de la dignidad en la política.

Aventuraré algunos temas que nos podrían ayudar en este camino. Desde luego, y a mi juicio lo más importante, el desarrollo y generación de nuevos liderazgos sociales sólidos, consistentes, que den lugar luego a nuevos liderazgos políticos, acompañado esto con el fortalecimiento y empoderamiento de las organizaciones del mundo social, partiendo por los trabajadores, las mujeres, los pobladores (hoy llamados vecinos y/o ciudadanos en su condición de habitantes de las ciudades), los estudiantes, los intelectuales, los artistas, los profesionales, los técnicos, las etnias, la diversidad sexual, los medioambientalistas y todos los grupos de interés que existan.

Estos liderazgos sociales y organizaciones empoderadas deben tener como fin claro la conquista de espacios de poder a nivel territorial, comunal regional y su motor debe ser la exigencia de participación vinculante como mecanismo de decisión en materias relevantes.

En el ámbito de la institucionalidad propiamente tal, y teniendo presente que ella misma hará todo lo posible por mantenerse tal cual está, pero confiando en la capacidad del mundo social por presionar cada vez más por cambios en ella, deberíamos dar pasos ciertos en el camino a la Asamblea Constituyente para generar una Nueva Constitución.Solo un marco jurídico plenamente democrático, definido por la ciudadanía tendrá la credibilidad y legitimidad que necesita una nueva y digna institucionalidad política,

Por de pronto, avanzar en todos los espacios y particularmente en los territorios y comunas fiscalizando a concejales y alcaldes, presionando por más y mejor participación vinculante nos permitirá empezar a construir este camino  de dignificación de la política para que sirva a la gente y no se sirva de ella.

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