26 jun 2014

Felipe, la Iglesia te quedó chica

Hola Felipe, ayer vi tu entrevista en “El Informante” y también escuché con atención la que te hicieron desde Ruanda, África, el año pasado. Sería difícil resumirlas para quienes no pudieron escucharlas, pero en términos generales podría decirse que diste tu punto de vista sobre la segregación social de nuestro país, cómo esa realidad se ve impulsada aún más desde nuestro sistema educacional y el rol algo divergente de la Iglesia Católica.

También, entre otras cosas, apoyaste el matrimonio homosexual y diste tu definición de ser culto: alguien que vibra con lo humano (con la empatía, solidaridad y aprendiendo de otras realidades para así convivir respetando las diferencias) y no quien tiene más plata, más pos-grados o quien se sabe los nombres de las pirámides (entiéndase la metáfora).

Felipe, te quiero contar que no soy católico; no creo en el modelo dogmático con el que la Iglesia busca someter a sus seguidores presentándose como “la única salvación” generando miedo. Tampoco comparto sus intentos, a través del mismo método, de mantener la influencia en una sociedad que cada día está más aburrida y cansada de que “otros pienses por ellos”.

No logro comprender que una institución tenga entre sus votos monásticos la pobreza, dicte cátedras sobre solidaridad, pero al mismo tiempo lucre con la fe de sus adeptos y discrimine imponiendo obstáculos económicos en el proceso de ingreso en algunos de sus colegios. No entiendo que se usen términos como “empatía” o “amor al prójimo” y al mismo tiempo rechacen el pluralismoo la diversidad sexual.

Me siento identificado con valores donde predominan más aspectos liberales que conservadores. Conozco seres admirables con distinta orientación sexual. Mis padres no podrían comulgar si fuesen a misa.

Soy muy básico para entender el concepto del pecado original y no comparto un centenar de estamentos que plantea la Iglesia. Aun así siempre estoy buscando lo que a mi parecer es trascendental en la vida, ser y hacer feliz sin dañar a otros.

Eso sí, desde mi situación, viendo desde afuera, sin cargar la cadenita y cruz, es más fácil ser crítico o reacio a una entidad que considero inconsecuente y retrógrada en una sociedad que avanza mientras ella se estanca en sus dogmas.En cambio lo tuyo… lo tuyo es más complejo, es un llamado genuino a replantearse situaciones empezando desde adentro; a cuestionar aspectos establecidos a sabiendas que para algunos poderes fácticos son sagrados e incuestionables.

Felipe, sabes que estás remando contra la corriente y que tus palabras no van a pasar desapercibidas.Tus palabras no apuntan a nadie pero sabes que a muchos les llega. Probablemente no quieres dividir una institución y sólo quieras compartir tu punto de vista en pos de una sociedad mejor, pero tus palabras no son precisamente un elixir para la Iglesia jerárquica, esa de los secretismos y verdades a medias que tú mencionas. Esa de “obispos que no rompen huevos”. No deben caer bien tus palabras en esos grupos herméticos-político-religiosos-ultra-conservadores que, teniendo sus valores tan claros, curiosamente son capaces de tapar y proteger los casos más oscuros de abusos de poder.

Quizás tus entrevistas no son del agrado de un homofóbico Cardenal Medina ni de un intolerante Raúl Hasbún. Pero mientras todos ellos suman canas con tu discurso, probablemente en algún pueblito o parroquia, un cura-pastor de real vocación, esté celebrando tus argumentos; esos mismos argumentos que lo hicieron tomar ese, tan cuestionado por estos días, camino de servicio espiritual.

Después de escucharte detenidamente, y como un ciudadano más, admiro la valentía, calidez y la convicción con la que expresaste tus ideas. A pesar de que mis creencias religiosas no han cambiado en absoluto, hasta hace unos días pensaba “a Felipe Berríos la Iglesia le quedó chica”, acotándolo a esa entidad jerárquica, piramidal… pero quizás sería injusto reducirlo a esa frase cuando quizás hay muchos como tú que quieren recuperar su transversalidad pero que han sido silenciados o por temor u otras razones no han podido manifestarse como tú lo hiciste.Las repercusiones de tus palabras demuestran que “el pueblo” se alegra profundamente que la Iglesia, entidad aún tan influyente en nuestra sociedad, tenga a servidores con tu valentía y sensibilidad.

Felipe, perdona por las generalidades y lugares comunes, pero me voy a permitir nuevamente caer en ello; lo que transmitiste fue tan valorado por los católicos que piden una renovación de la Iglesia como por quienes no nos sentimos cercanos a ella; no fue una discurso para sumar adherentes, tampoco una predica de convencimiento; tus palabras abrieron un debate necesario que se debe recoger sin importar la creencia religiosa, tinte político, orientación sexual, o grupo socioeconómico.

Fue una invitación sincera desde lo más profundamente humano, con argumentos concretos, a cambiar la mentalidad hacia un desarrollo espiritual por sobre el material y a través de la empatía, solidaridad e inclusión, finalmente llegar a ser una sociedad más sana y feliz.

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26 jun 2014

Una educación pública, laica y gratuita

Tras las protestas del año 2011 se ha ido extendiendo el discurso, entre los principales líderes estudiantiles, a favor de una educación pública, laica y gratuita.Por cierto, todos sabemos que lo que hay que hacer en educación es mucho más complejo que eso; pero detrás de la consigna se esconden afirmaciones que deben ser reflexionadas, porque ellas han cristalizado un extendido sentir.

Es más, las compartimos, siempre y cuando no se confunda lo público con lo estatal, lo laico con lo no religioso y lo gratuito con un beneficio estrictamente pecuniario.Si se nos permite, cambiemos en algo el orden de la consigna, y partamos por lo que tenemos más a mano: educación y religión, Estado e Iglesia.

Laico y religioso

Los cristianos estamos de acuerdo con la laicidad del Estado, si con ello se quiere afirmar que su misión no se puede confundir con la de la(s) Iglesia(s) y que esta(s) no debe(n) usar de la fuerza física del Estado para imponer creencias religiosas.

Los cristianos creemos, además, en una educación laica en el sentido que abraza el pluralismo de las distintas concepciones del bien, sin buscar imponer ninguna de ellas.La laicidad no es un contenido filosófico, sino una disposición mental de estar siempre abierto a las verdades del otro.

Laico es el tolerante que se aproxima a la diversidad como expresión de riqueza y que ve en la diferencia un motor de vida.

Laico es el que destruye los ídolos, los fanatismos y los sectarismos, siendo capaz de creer profundamente en sus valores, reconociendo a la vez que existen otros igualmente respetables.

Laico es quien abraza una idea, no es un cínico servil ni un escéptico desesperado; pero que, creyendo en ciertas ideas e ideales, no se transforma en un fundamentalista que desprecia y persigue a quien no piensa como él.

Laico no es el tolerante que se resigna a soportar al otro, sus ideas, costumbres e intereses, sino quien lo acoge.

Los cristianos no creemos y nos rebelamos cuando se nos dice que la educación laica es no religiosa o simplemente anti religiosa. Porque justamente lo que se busca con la laicidad de Estado es evitar que una verdad se imponga sobre las otras; poco importa si ella sea religiosa o ideológica. De lo contrario se transforma en un laicismo anacrónico.

Si el poder del Estado, en una sociedad democrática, ha de ser neutral para garantizar la igual libertad ética de sus ciudadanos y ciudadanas, no puede intentar generalizar políticamente una visión secularista –no religiosa– del mundo.Eso sería negar en principio a las convicciones religiosas sus potencialidades de verdad y afectar el derecho que todo creyente tiene de hacer presente, por valiosas, sus tradiciones, ritos y lenguajes en un ámbito tan central como es la educación, la gran transmisora de la cultura de un pueblo.Un Estado no puede pretender hacer de su laicidad una cruzada en contra de la religión y sus símbolos.

Los cristianos ofrecemos además la religión como signo visible de una unidad que ya existe, pero que aún le falta plenitud. El estar unidos –re-ligados– es un llamado esencial de lo propiamente humano. Somos seres por otros, con otros y para otros. La religión, cuando no se rinde al sectarismo dogmático, es fuente inapreciable de cohesión social en la libertad y la igualdad.

En suma, creemos en la laicidad de la educación como apertura siempre dinámica a la verdad del otro; pero nos rebelamos en contra de una educación que en el nombre de la neutralidad del Estado desprecia y margina el aporte de las religiones en el cultivo de lo propiamente humano. Ese sería un laicismo, hoy ya superado entre los países desarrollados.

Lo público, lo privado y el aporte de la educación particular

Si esto es lo que pensamos de una educación laica, ¿qué decir de la demanda por una educación pública? Nuevamente pedimos reflexionar acerca del sentido de las palabras y la verdad de sus significados.Vamos al punto.

Lo público y lo privado son dos palabras de una tradición más de dos veces milenarias y cuyos significados y valoraciones no solo han cambiado mucho, sino que además no son pacíficas. Público y privado vienen del derecho romano, significando el primero lo relativo a la condición del Estado y el segundo lo que atañe al individuo. Para algunos se trataría de dos mundos completamente separados y que agotarían todas las posibilidades. Una cosa es pública o es privada; no existiría una tercera posibilidad.

Como se ve, no se trata de un tema fácil y que no está tampoco resuelto por los propios estudiantes.Muchos de ellos rechazan el mundo de la educación privada porque la asocian con el lucro.Pero también desconfían de lo estatal por que ven en sus instituciones, también las educativas, autoritarismo represivo, clientelismo político o corrupción.

Se trata de falsas generalizaciones, aunque se basen en verdades parciales. Sin embargo, existe otra forma de ser público: desde la especificidad de lo “particular”. Lo privado se sustrae a lo público. Lo particular apoya y amplía lo público. Por un lado, es una falsa generalización sostener que todo lo privado busca el lucro y que todo lo lucrativo es malo.

Pero lo particular, como usualmente se han llamado los colegios católicos, amplían lo público y agregan muchas veces un sentido. La educación está llena de ejemplos de personas y comunidades no estatales que dan educación, sin perseguir ganancia pecuniaria. Más aún, el movimiento estudiantil es una parte de la sociedad civil, no de la estatal, que persigue un interés general: el garantizar una educación de calidad para todos. Lo hacen además en forma visible y sometida al escrutinio público.

Si la única educación fuera la estatal, deberíamos acabar con los colegios particulares –de Iglesia y laicos– que desde la Colonia han contribuido a la tarea de la educación.

El Instituto Don Bosco de Punta Arenas, la Sociedad de Instrucción Primaria en Santiago o el Colegio San Luis de Antofagasta no debieran existir. La Universidad Técnica Federico Santa María, la Universidad de Concepción, la Austral de Valdivia y las universidades católicas deberían cerrar.

Concentrar todo el poder educativo, académico y científico en manos del Estado podría ser una amenaza seria a la democracia, en una sociedad como la nuestra. La razón laica y pública perdería pluralismo y vitalidad. Por eso, lo sabemos bien, nadie pretende seriamente reducir la educación al solo emprendimiento estatal.Aunque cuando todo se reduce a la consigna de educación pública, no faltan las confusiones. Por eso hemos escrito este párrafo.

La gratuidad como don y como actitud de sabiduría frente a la lógica económica

Habiendo aclarado la laicidad y publicidad que apoyamos, reflexionemos ahora acerca de la gratuidad en la educación, que, para algunos, es otra forma de llamar a expulsar de ella al “lucro”. Pero no vayamos tan rápido.

Partamos recordando que la educación es un derecho humano y, que por ende, no debiera depender en su ejercicio del ingreso pecuniario del ciudadano. Así, el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales de las Naciones Unidas, ratificado por Chile, sostiene en su artículo 13 que la “enseñanza primaria debe ser obligatoria y accesible a todos gratuitamente”. Respecto de la enseñanza secundaria y superior deben hacerse accesibles a todos, mediante “la implantación progresiva de la enseñanza gratuita”.

Como se trata de un derecho social, que supone recursos ingentes, esta gratuidad se desarrollará progresivamente, “en la medida de los recursos disponibles, por vía legislativa u otros medios apropiados” (Art.26 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos convenida en San José de Costa Rica en 1969). Los jóvenes que reclaman que la educación debe ser gratuita en todos sus niveles tienen razón.

Sin embargo, lo que es cierto en la teoría, no siempre es cierto en la práctica. La cuestión práctica –la economía es una ciencia práctica– nos recuerda que la educación no es gratuita pues ella supone personas (profesores), recursos materiales (libros), físicos (edificios) y tecnología (computadores) que alguien debe pagar.

Además, es ya un hecho la incorporación del management y el marketing en la administración de los establecimientos educacionales, sobre todo en las universidades. Si creemos que la educación debe ser pagada por el Estado, la economía nos vuelve a recordar otra verdad: que los recursos con los que contamos son limitados, y las necesidades sociales de los chilenos y chilenas son enormes. Por ello creemos que sigue siendo debatible si la enseñanza superior debe ser enteramente pagada por el Estado o no.

Más allá de ello, la gratuidad de la educación la entendemos en el sentido que ella es una donación que recibimos de las generaciones pasadas y debemos saber entregar a los que vendrán. Esta es una cuestión central, pues observamos que en torno al debate de la gratuidad o el lucro en la educación no nos damos cuenta cómo la lógica económica lo invade todo. Los razonamientos de los economistas deben equilibrarse con el hecho que este tipo de lógica es valiosa y necesaria, pero históricamente ha sido peligrosa por su evidente unilateralidad y potencial tendencia hegemónica.

Conclusión

Los temas aludidos por nuestros hermanos estudiantes, siempre lúcidos desde la legítima temeridad por la justicia, deben ser aclarados. Nosotros tenemos nuestra manera de interpretarlos a la luz del Evangelio, intentando no hacerla desde una manera fundamentalista o caprichosa. Sí somos conscientes de la problematicidad y demanda que estos temas tienen.

Deseamos, con todo, que se pueda comprender la amplitud benéfica del laico que sabe integrarse desde su fe en el pueblo; de que se valore el aporte de lo particular a lo público, y que la demanda por una gratuidad económica en la educación sea además de ello una demanda por una forma de educación sapiencial, es decir, por un rescate de la donación que otorga el verdadero educador.

En la educación de nuestros jóvenes, junto con buenas técnicas, deseamos como dice el término originalmente, e-ducere, un extraer desde lo más propio hasta la plenitud, el verdadero hombre y mujer, en vistas de una convivencia que aún necesita nuestra patria.

Puede leer acá la versión extendida

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26 jun 2014

Todos hemos sido Carlos Caszely

Durante este último tiempo en nuestro país se respira fútbol, en todo lugar podemos ver cómo los chilenos están pendientes del desempeño de La Roja en el país de la samba, desempeño que claramente ha dejado una huella en Brasil, pues destronar a quienes se coronaban hace cuatro años como los Campeones del Mundo es algo que sin duda nos otorgó respeto e hizo que nos posicionáramos como uno de los fuertes del denominado grupo “de la muerte”.


Más allá de todo lo positivo que traen estos eventos deportivos para las personas y para la economía, creo que debemos analizar qué es lo que nos deja el fútbol, pues más allá de ser un deporte ante el cual miles de personas se reúnen alrededor de un televisor o una parrilla – fiel compañera de muchos durante el mundial- es necesario sacar otros saldos que generan estos magnos eventos y que mantienen a “todo el mundo” con los ojos puestos frente a lo que ocurre con su país dentro de la cancha.

A pesar de que no es regla saber mucho sobre este deporte uno siempre puede sacar otro tipo de lecciones de estas actividades. Creo que nosotros tenemos que ver al fútbol como una enseñanza de la cual los empresarios debemos aprender muchas lecciones.

Para enumerar, hay algunos antecedentes que nos pueden llamar la atención.

Primero, debemos tener conocimiento de que sólo hay 17 países en el mundo que tienen un PIB mayor que el fútbol, tienen más ingresos que el fútbol. Segundo, existe una demanda calculada que arroja que hay 270 millones de jugadores que consumen todos los productos relacionado con este deporte,camisetas, balones, tenidas deportivas etc.Teniendo estas dos referencias como base debemos analizar cómo podemos aprender de ellos.

Sin lugar a dudas una de las enseñanzas más importantes que ellos han demostrado es el trabajo en equipo, elemento trascendental que debe ser aplicado en todo lugar de trabajo para lograr resultados óptimos.

Tal como en la cancha, en una empresa debemos llevar a cabo esta metodología, pues así como la Selección está haciendo -de modo colectivo- sus mejores esfuerzos para levantar la Copa del Mundo, los trabajadores deben desarrollar este sistema al interior de una empresa, pues hay labores que si se realizan de manera individual no darán buenas frutos, finalmente TODOS, forman parte de los resultados finales.

Otro de los mensajes que me ha entregado el fútbol está directamente ligado al concepto “Jefe” creo que debiese erradicarse este término y reemplazarlo por Entrenador o siúticamente hablando “Couch”.

El jefe se caracteriza por dar órdenes, en cambio el entrenador es reconocido por administrar ágilmente las potencialidades que tiene cada trabajador o cada jugador en el caso del fútbol, algo fundamental para la motivación laboral. Es claro que no todos tenemos las mismas capacidades, pero no por eso no vamos a ser un aporte en nuestras labores.

Quizás Claudio Bravo no es un buen delantero y Alexis Sánchez no atajaría ningún gol, por ello debemos reconocer los talentos y designarlos de acuerdo a sus fortalezas. No porque tengan debilidades en algunos aspectos dejarán de contribuir.

En el mundo empresarial todos hemos tenido fracasos, pues al igual que en el fútbol, cada semana se gana, se pierde o se empata, pero lo importante es que hay que volverse a levantar, por cada caída que sufrimos no nos tenemos que desmoronar.

Todos en algún momento hemos sido Carlos Caszely, fiel ejemplo de que a pesar de que fallemos en ciertas ocasiones tenemos que seguir dando la pelea. A pesar de que hace 32 años erró en un penal, hoy sigue siendo una figura vigente y destacada en el mundo deportivo.

Esto es algo que muchos empresarios debemos tomar como aprendizaje. No siempre seremos reconocidos por nuestros logros, pues hay errores que nos pueden hacer inolvidables.

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26 jun 2014

¿Por qué no pueden decidir las mujeres?

El 12% de la mortalidad materna, en Latinoamérica y el Caribe, es provocado por abortos inseguros, en condiciones de riesgo, fuera del sistema sanitario, ya sea porque son ilegales o por dificultades para acceder a servicios adecuados de salud sexual y reproductiva.

Esto se debe corregir. En el Consenso de Montevideo sobre Población y Desarrollo, de agosto de 2013, se manifestó preocupación por estas elevadas tasas de mortalidad materna en la región y se afirmó que hay “experiencias que muestran que la penalización del aborto provoca el incremento de la mortalidad y morbilidad materna y no disminuye el número de abortos”.

Por ello recomendaron prevenir los embarazos no deseados a través de la educación en salud sexual y reproductiva, tanto a hombres como mujeres, el acceso a métodos anticonceptivos, el acceso a anticoncepción oral de emergencia, y también asesoramiento y atención integral frente a este embarazo.

En América Latina coexisten distintas situaciones. Hay países que prohíben todo tipo de aborto, otros que lo permiten ante ciertas causales (peligro de vida para la madre, y/o feto inviable, y/o violación) y otros que no tienen restricciones.

Chile es uno de los 7 países de la región que no ha despenalizado el aborto terapéutico, junto a El Salvador, Haití, Honduras, Nicaragua, República Dominicana y Surinam. En estos países, se encuentra un alto porcentaje de mortalidad materna derivado de los abortos clandestinos.

Se calcula que en Chile se practican entre 60 y 80 mil abortos al año, todos ilegales y en condiciones de riesgo, no solo de salud de la madre, sino también con peligro de prisión tanto para la mujer que aborta, como para la persona que la ayuda en este proceso.

¿Cómo encarar este problema? Este es un claro asunto de salud pública del cual debe hacerse cargo el Estado.

En nuestro país, se está discutiendo la despenalización del aborto terapéutico, para situaciones específicas, como cuando corre peligro la vida de la madre, cuando el feto es inviable o tiene malformaciones extremas o en casos de violación.

A pesar de que el aborto terapéutico estuvo normado desde 1931 hasta 1989, fecha en que se prohibió sin excepciones, y que durante esos 58 años nadie puso objeciones, hoy se escandalizan ante la posibilidad de permitirlo.

Hay mujeres que no quieren tener hijos o tener más hijos, mujeres y niñas violadas por padres, padrastros u otro familiar, mujeres con alguna enfermedad que se agravaría por un embarazo, fetos que vienen con daños que no le permitirán vivir fuera del útero, y sin embargo se obliga a las mujeres o niñas a seguir con su embarazo. No se puede prohibir y penalizar el aborto en estas circunstancias.

Persiste la vulneración de las libertades individuales, amparados en la legislación.Se afecta el derecho a la vida de la mujer, a la salud, la integridad física, la vida privada, la no discriminación y la autonomía reproductiva.Por temor a las penas, se acaba con la confidencialidad que debería haber entre médico y paciente y se estimula la delación.

Aquí también impera la desigualdad, pues las mujeres con mayores recursos pueden viajar y pagar por resolver su situación, en condiciones adecuadas para su salud, mientras que las más vulnerables recurren a métodos que ponen en riesgo su vida, en circunstancias que las mujeres de todas las clases sociales tienen derecho a cuidados asequibles y seguros de salud.

Se debería poner bastante más énfasis en la prevención, (educación sexual y reproductiva en los colegios, planificación familiar, acceso a la píldora del día después, continuidad de estudios de las adolescentes embarazadas y ampliación del servicio de cuidado infantil),que en el castigo.

Ninguna mujer quiere un aborto, pero hay circunstancias que lo hacen inevitable y las mujeres arriesgan su vida para hacerlo.

Este es un tema que debemos debatir en Chile. No se trata de imponer ninguna posición, sino de permitir la libre decisión de las mujeres.

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26 jun 2014

Eyzaguirre no tiene poder de negociación

Al analizar la anatomía de la negociación entre el gobierno de turno y los actores claves del sector educación, vemos que este ministro, todos los anteriores, y todos los futuros ministros tiene y tendrán siempre muy poca capacidad de negociación. Esta carencia de “poder en la mesa” se manifiesta en que la principal acción de los ministros siempre ha sido la de ceder de a poco, de manera errática y acercándose asintóticamente a las demandas de los actores que tienen más poder en la mesa de negociación.

La falta de muñeca negociadora de los ministros para llegar a acuerdos se debe a tres elementos que construyen un escenario de negociación adverso: número de actores, limitado plazo de acción (4 años de gobierno) y la temporalidad de los efectos de la reforma.

Los actores son demasiados en número (estudiantes universitarios, estudiantes secundarios, profesores, votantes, oficialismo, oposición, alcaldes, dueños de instituciones, etc.) y son muy diversos en su naturaleza, en sus capacidades y disposición a negociar. Alinear los intereses de una diversidad tan grande de actores, es demasiado caro, toma demasiado tiempo y desgasta a cualquier negociador. Sobretodo cuando cualquiera de ellos, por si solo, tiene el poder para remover o golpear la agenda de la autoridad.

Adicionalmente, los efectos de la reforma -positivos o negativos- se verán en muy largo plazo. Por lo tanto, no es fácil probar un caso o una propuesta, lo que limita el ámbito de acción de quién debe facilitar un acuerdo y potenciar las posiciones del tipo “demanda”, ya que hay pocos elementos que legitiman la no aceptación de las demandas perentorias.

Un tercer problema que limita el poder en la mesa para el ministro, es que los tiempos que cada actor dispone para enfrentar este proceso, son muy distintos. El gobierno de turno, (representado por su ministro) no sólo aspira a materializar la mejor reforma educacional posible, sino que también aspira a ser reelegido en cuatro años más.

Cualquier gobierno de turno piensa en ventanas de cuatro años. Esto limita los espacios de acción y le entrega mucho poder a quienes tienen más tiempo para jugar y quienes tienen los recursos para facilitar o dificultar su reelección.

En una negociación, el que tiene la presión de tiempo, siempre tiene menos poder en la mesa.En este proceso, los gobiernos cuentan con un tiempo muy acotado, tienen mucho que perder y muy poco que ganar.

Por el contrario, los otros actores (estudiantes, profesores, políticos, etc.) tienen muy poco que perder, (en el peor de los casos, siguen como están) tienen mucho que ganar y tienen mucho más tiempo para jugar.

En un proceso de negociación con esta anatomía, las acciones de los gobiernos siempre tenderán a ceder y las de los actores antagónicos, siempre tenderán a competir (tú pierdes, yo gano). En el modelo de competencia un agente no negocia, sino que exige.

No es que este gobierno sea malo -o los anteriores- en sus capacidades de negociación.Simplemente, es que el escenario de negociación tiene deficiencias estructurales que resultan en que ningún gobierno tendrá un buen poder de negociación en la mesa.

Por lo tanto, la única forma de balancear el mapa de poder en esta negociación y otorgar más poder a la autoridad, es con un cambio estructural del escenario.

Una manera de hacer esto es creando un “Consejo de Educación”, cuyo plazo en ejercicio sea de mucho más que cuatro años, con miembros inamovibles durante un período lo suficientemente largo y que su composición sea diversa en lo técnico y político, para así legitimar sus propuestas.

Este “Consejo de Educación” actuaría como el Banco Central, siendo una entidad independiente del gobierno de turno y no sería rehén de los intereses acotados de unos pocos actores con poder. Definiría las políticas públicas y cambios estructurales al modelo de educación y sería responsable de monitorear sus resultados y modificar los elementos que sean necesarios para una mejora continua.

Al tener un horizonte de acción superior a los cuatro años, la institución y sus miembros serían inmunes a las presiones ilegítimas y de corto plazo que ejercen los actores políticos y nos aseguraríamos todos que hay una entidad objetiva y especialista en la materia, diseñando el futuro en educación.

De esta manera, el gobierno -y sus órganos- serían los administradores de la estructura definida por el “Consejo de Educación” y sus acciones estarían enfocadas en verificar calidad y correcta ejecución legal.

La manera óptima de mejorar un escenario que afecta nuestro poder de negociación, es eliminar ese escenario en primer lugar y redefinir el campo de juego a nuestro favor. En este caso, a favor de la educación.

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25 jun 2014

El “estado” del Estado

Muchos creen que los políticos y los gobiernos son la raíz de los problemas que afectan a la sociedad, y expresan su desprecio absteniéndose en las elecciones y/o participando en los movimientos de protesta, que a veces parecen más anti-gubernamentales que pro-reformas.

Sin embargo, como ya sostuviera Alfred Marshall -el economista más brillante de su época- en 1919: “el Estado es el más preciado de los bienes humanos”. Lo dijo pensando en que la mejor manera de resolver la paradoja central del capitalismo –abundancia de pocos y escasez para muchos- consistía en mejorar la calidad del Estado.

John Micklethwait y Adrian Wooldridge en un artículo titulado “El estado del Estado”, reconstruyen el camino que Occidente ha recorrido para concebir e implementar el Estado a partir de la Edad Moderna, a la espera de una cuarta revolución.

Hay que recordar que hasta el siglo XVI, China representaba la civilización más avanzada del mundo; después de eso, Occidente ocupó su lugar.

La Edad Moderna nace con la idea del Estado centralizador: creador de la burocracia, el ejército profesional y los mercados nacionales. Una primera gran revolución comparada con el fragmentado y caótico orden medieval.

Los conservadores postularon un Estado absolutista, que se construyó en base al linaje de los terratenientes. La función del Estado era ejercer el poder para dar seguridad; su legitimidad radicaba en su eficacia; sus opiniones definían la verdad, y sus órdenes representaban la justicia, lo que terminó en la Revolución Francesa.

Los liberales de siglo XIX renegaron de todo esto y se esforzaron en poner la libertad, en lugar de la seguridad, en el centro de la gobernanza, haciendo la segunda revolución, cuyo credo fue la filosofía utilitarista de J.S. Mill.

En base al credo “dejar hacer a los privados”, los liberales ingleses construyeron ferrocarriles, caminos pavimentados y ciudades con sistemas de alcantarillado y policías. Fue Dickens el que corrió el velo del costo de esta política en su novela “Tiempos difíciles”.Retrató el “utilitarismo” de Mill, como sinónimo de un cálculo despiadado.

Sin embargo, la gobernanza del siglo XX fue el Estado de bienestar.La tercera revolución es la idea que el gobierno debe ser un compañero a lo largo de la vida de los ciudadanos, proporcionándoles educación, una mano de ayuda por si pierden sus puestos de trabajo, la atención médica si caen enfermos, y las pensiones cuando envejecen. En esencia, el credo socialista democrático.

Sídney Webb, un notable parlamentario británico y miembro destacado de la sociedad fabiana, sostenía que el Estado debería optar por la planificación en oposición al caos, la meritocracia en oposición a los privilegios heredados y la ciencia en contraposición a los prejuicios.

A finales de siglo XX estas ideas tuvieron contrapeso en Milton Friedman. Nacido en Brooklyn, en un barrio pobre, de inmigrantes judíos de Hungría. Llegó a la Universidad de Chicago en 1932, como partidario de Norman Thomas, el candidato socialista a la presidencia EE.UU.

Después de trabajar como economista para el gobierno norteamericano, adoptó las ideas neoliberales de la llamada escuela austriaca de economistas, en particular Friedrich Hayek, que unido al populismo de derecha norteamericano, buscó idear una nueva forma de conservadurismo basado en un Estado pequeño y un gobierno mínimo.

Ya durante los años 60, Friedman se convirtió en una celebridad intelectual denunciando todo lo que la centro-izquierda americana cuidaba: la atención prestada por el gobierno a la salud, la vivienda pública o la educación.

En la década de 1980, Reagan y Thatcher pusieron las ideas de Friedman en práctica.Reagan redujo los impuestos y eliminó regulaciones. Thatcher se enfrentó a los sindicatos del Reino Unido, y privatizó las tres cuartas partes de sus empresas estatales.Chile logró más que ambos gobiernos bajo la dictadura de Pinochet, inspirado en el mismo personaje.

Sin embargo, en sus largos 11 años en el gobierno -1979 a 1990- Thatcher solo logró reducir el gasto público desde el 22,9% del PIB al 22,2 %, pero con un costo infame para el pueblo británico. En Chile, el modelo fue cuestionado en las protestas del 2011 por constituir el factor más importante en la creación de la desigualdad.

Por primera vez, desde mediados del siglo XX, existe -según los autores- una carrera global por idear la mejor clase de Estado y el mejor sistema de gobierno. En comparación con la historia, las diferencias entre los modelos de la competencia de hoy son más pequeñas, pero las apuestas son altas. Los autores creen que el que gane este concurso para dirigir la cuarta revolución en la gobernanza moderna, tendrá una buena oportunidad para manejar la economía mundial.

Irónicamente, en estos días los gobernantes autoritarios de China, y no sus homólogos occidentales, son los que tienen más probabilidades de entender las ideas de Marshall sobre el valor y a la vez, la flexibilidad del Estado occidental.

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25 jun 2014

¿Qué se teje en la UE?

Al día siguiente de conocido el resultado de las últimas elecciones europeas –y que fue un mazazo para muchos en este continente- las fuerzas políticas se pusieron manos a la obra para lograr los consensos necesarios y estar listos para funcionar en el nuevo período de la Eurocámara.La maquinaria europea se encuentra a toda marcha y los desafíos no son pocos.

Con 221 de los 751 escaños, el Partido Popular Europeo (PPE), grupo conservador, mantiene su mayoría en el Parlamento Europeo (PE) no obstante haber perdido 60 puestos en relación a 2009 y no haber conseguido la mayoría absoluta.Su líder, el ex Primer Ministro de Luxemburgo Jean-Claude Juncker, lucha contra la oposición de ciertos Jefes de Estado y Gobierno –dirigidos por David Cameron-para ser nombrado Presidente de la Comisión Europea.

El nombramiento del jefe del ejecutivo de la UE se ha transformado en un “gallito” no solo entre Instituciones (PE-Consejo Europeo) sino también ha generado una tensión entre los mismos Jefes de los 28 Estados miembros.

Para comprender lo que se discute en estos momentos en los pasillos de Cancillerías e instituciones comunitarias debemos explicar que el Tratado de Lisboa (2009) –que modificó los Tratados de la UE y que fue fruto de negociaciones luego del fracaso de la Constitución Europea- quiso hacer frente a una de las críticas que suele hacerse al proceso de integración: su déficit democrático. Se ha insistido desde hace tiempo que la construcción europea ha creado instituciones que cada vez se alejan más de los ciudadanos y en cuyas decisiones poco o nada participa.

De esta manera, se estableció que para elegir al Presidente de la Comisión el Consejo Europeo (reunión de los mandatarios de los 28 Estados) propondrá, por mayoría cualificada, el nombre del jefe del Ejecutivo comunitario para luego ser aprobado por el PE. Pero, de manera innovadora, este tratado señala que el Consejo, al determinar el nombre, “deberá tener en cuenta” los resultados de las elecciones al PE. El espíritu de esta norma se encuentra en el deseo de crear un vínculo directo entre el sentir de la población –ejercido a través de su voto- y la designación de la personalidad que se hará cargo de la dirección de la Comisión. Ésta es la gran novedad en estas elecciones de 2014.

Y he aquí el meollo de la actual negociación. La ambigüedad de la expresión “tomará en cuenta” ha abierto la vía a un debate que se anunciaba complejo y que el resultado de las elecciones no ayudó a despejar.

Por una parte, David Cameron ha tomado como “caballo de batalla” esta designación y se opone al nombramiento de Juncker por considerarlo demasiado “federalista” (en la jerga europea, demasiado partidario de la integración). A su juicio, el Tratado no establece una obligación del Consejo de nombrar al líder del grupo que haya obtenido mayoría simple en la Eurocámara. En estas semanas ha logrado el apoyo de otros mandatarios (entre ellos los de Hungría y Suecia) pero su influencia aun está en veremos.

Por otra parte, en una reciente mini cumbre en París, los líderes de la Social Democracia y Socialistas Europeos (segunda fuerza más votada en Europa), bajo los auspicios de François Hollande y Matteo Renzi, decidieron dar su apoyo a Juncker. Martin Schulz, Presidente del PE y ex candidato a la Comisión por el mismo bloque, llamó a respetar el espíritu del Tratado y a nombrar a su ex-adversario luxemburgués como Presidente. Nada alejado a una costumbre ya arraigada en los alemanes de buscar grandes consensos y formar amplias coaliciones (como la que actualmente gobierna el país germano).

Así las cosas, las dos principales fuerzas políticas europeas –PPE y SDE- se unen en el PE para presionar al Consejo, y por ende a los Jefes de los Estados, contra la opinión de Cameron y compañía.

En el último debate televisado de los candidatos a la Comisión que se efectuó en Bruselas y al que tuve la suerte de asistir, los 5 candidatos (Juncker, Schultz, Verhofstadt, Keller y Tsipras) se manifestaron a favor de respetar la voluntad de los ciudadanos y a no permitir que el Consejo nombre a una persona diferente. Y tienen la fuerza para hacerlo porque es el PE quien debe aprobar el nombramiento del Consejo por lo que un rechazo profundizará una tensión entre instituciones, lo menos que necesita ahora la UE para poner en marcha las medidas que la ciudadanía exige para salir definitivamente de la crisis.

En todo esto Angela Merkel tiene nuevamente un rol que jugar. Incómodo papel pues, por un lado, Jean-Claude Juncker forma parte de las filas de la propia coalición de la Canciller y, por otra, ella debe mantener los equilibrios y los frágiles consensos al interior del Consejo.

Cameron no ha ayudado mucho puesto que su partido, los Tories, decidieron por votación aceptar al interior de su grupo en el PE (Conservadores y Reformistas Europeos) al partido Alternativa por Alemania (AfD), fuerza política euroescéptica alemana, lo que no debe haber gustado para nada a Frau Merkel. Incluso tuvo la osadía de vincular el nombramiento de Juncker a una posible salida de UK de la UE (el conocido “Brexit”), esto en el escenario interno de un referéndum el 18 de septiembre para saber si Escocia sigue siendo parte del Reino Unido.

Por otro lado, los Social Demócratas y Socialistas no estarían entregando su apoyo sin compensación. Los medios europeos comentan que la contrapartida al apoyo a los conservadores europeos sería su deseo que a la cabeza del Consejo Europeo se nombre a la Primer Ministra de Dinamarca, Helle Thorning-Schmidt.

Así, el puesto que actualmente ocupa el belga Herman van Rompuy podría ser ocupado por la carismática líder nórdica.Buena posibilidad por tanto es la que suena para este cargo, pudiendo transformarse en la primera mujer en ejercer este importante sitial (más aun cuando los rumores del nombre de la actual jefa del FMI, Christine Lagarde, como posible Presidenta de la Comisión se han apagado).

Cuento aparte es lo que se vive al interior de los partidos euroescépticos y eurófobos para formar sus propios grupos parlamentarios en la Eurocámara. Marine Le Pen no ha logrado formar el suyo pese a los grandes esfuerzos desplegados. Nigel Farage del IKIP británico ya logró formar el suyo, agitando las aguas en uno de los Parlamentos más grandes del mundo.

Este viernes en Bruselas se celebrará una nueva reunión del Consejo Europeo en cuya agenda estará, por cierto, el tema de la elección del Presidente de la Comisión. Veremos qué fuerza tiene Cameron y qué tan cerca –o lejos- sigue estando de la UE. Lo estipulado en el Tratado de Lisboa respecto de este tema seguramente no consideró estas consecuencias pero la realidad de la política se impone muchas veces a la letra de los acuerdos.

Europa está viva y sus fuerzas políticas también.

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25 jun 2014

Los del sueño colectivo vamos por más

No es sorprendente que por estos días se intente desplazar algunas trincheras políticas.Sabíamos que eran tiempos propicios para quienes tienen dificultades para hablar con claridad de cara a la ciudadanía, en diálogo de iguales.

Llevan décadas hablando al interior de un grupo reducido y nosotros llevamos relativamente pocos años de hacer notar nuestra voz de manera colectiva y potente luego del retorno de la democracia. Cuando digo nosotros hablo de la calle, del pueblo, de movimientos sociales y políticos emergentes.

En este punto me detengo para reconocer el rol histórico de quienes no cejaron, a quienes se sostuvieron a pesar de la burla o la ignominia porque además, sostener sus posiciones los llevó a la soledad y al destierro democrático.Porque también se desaparece o destierra en democracia cuando desde el poder no se aceptan las diferencias, se abusa de las mayorías electorales y se exige, so pena de silenciamiento o invisibilidad, la obsecuencia absoluta.

Esta ha sido una práctica recurrente desde el advenimiento de la democracia.

Pero dicho esto quiero referirme a ciertos reclamos de enclaves intermedios que han practicado la militancia política desde la perspectiva electoral y que desde la derrota 2010 no tenían mayor presencia en los escenarios de las reivindicaciones nacionales hasta esta última elección.

Llama a la extrañeza que algunos se enseñoreen como propietarios en exclusividad de las ideas fuerza de un programa que no fueron capaces o no quisieron implementar cinco años atrás.

Si tal era la convicción porqué esperar la derrota, porqué esperar que los movimientos sociales instalaran los temas en las calles y generaran las condiciones para que un liderazgo valiente se hiciera cargo de esas grandes líneas y lo tradujera a un programa, en el marco de un Chile preparado para el gran salto.

Me parece una injusticia supina que unos pocos pretendan adueñarse de un sueño colectivo.

De un sueño que por sobre todo le pertenece a los excluidos, “a los que sobran”, a los que con legítimo derecho no quieren ser más carne de cañón electoral.

En la construcción de Chile que viene debemos estar todos, cada uno desde su rol, en igualdad de condiciones, sin mezquindades, sin pasar factura por cada basa electoral u organización que nos abre la puerta o podemos mostrar como afín.

Es tiempo de convicciones. Es tiempo de grandeza.

Eso respecto de los que amagan dentelladas de pasillo.

También vimos de los otros, los de antiguas fauces que mantienen un par de colmillos intactos y que hacen extrañas apariciones ostentando como referencia cargos de un pasado de poder al que le cuesta renunciar. Manifiestan extrañeza ante lo que denuncian como “un cambio de trato”, “cierta sospecha de cambio de reglas”, como si el trato y las reglas del que profitaron por años debiera mantenerse allí, inalterable, tanto para su eterno beneficio propio como para el de su élite.

El asombro y la verdadera pregunta es por qué cuando ya no tienen cargo ni representatividad alguna, salvo por aquella añosa memoria de un rol histórico que alguna vez ostentaron, se los sigue convocando al escenario de los medios nacionales de comunicación para comunicar apenas sus reales intenciones: defensas corporativas que buscan imponer intereses particulares por sobre el interés común del pueblo de Chile.

Si disculpan mi suspicacia, esas voces me recuerdan a las cercanas reacciones de las AFP, que ahora que ven amenazados sus intereses proponen enfáticos, desde cambios de ley hasta nuevas condiciones para sus afiliados con tal de sostener el sistema del cual han profitado y con el cual se han enriquecido a costa del bienestar de todos.

A los primeros, si logramos como país consolidar el cambio de ciclo, ojala no se pierdan en rayadas de cancha mezquinas. Cada uno desde su lugar tiene un rol fundamental para avanzar hacia ese Chile más inclusivo y justo.

A los segundos, ya jugaron, (para ponerlo en términos mundialistas) varios tiempos, fueron dueños de la cancha, la pelota y el arbitraje. Y los que apenas podíamos espiar desde afuera del estadio vamos por más.

Vamos por más ojalá sin chantajes, reconociendo la injusticia profunda que sostiene el orden de cosas que construyeron con nuestra omisión e indolencia.

Por último a nosotros, a los que hemos dejado hacer, ¿vamos a seguir de brazos cruzados mientras se nos va la vida en el grito de “sálvese quien pueda”?

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25 jun 2014

Pueblo mapuche, tierras y dignidad

Están pasando cosas importantes con el mundo mapuche.

Nunca antes habíamos tenido una autoridad de ascendencia mapuche a cargo del orden y la paz social en la Araucanía.

Nunca antes se había dialogado tan de cerca con los mapuche en rebelión, ni se los había entendido tan bien.Y por primera vez se ha diagnosticado desde ese puesto oficial que el problema de fondo es político.

Nunca antes esa misma autoridad había dicho que los propietarios no mapuches de grandes extensiones de tierra deben estar dispuestos a entregarlas porque no puede ser que cientos de familias mapuche traten de sobrevivir en una hectárea, mientras a su lado una no mapuche ocupa más de mil cuando va de vacaciones. Y que aunque agiten un título de propiedad, el problema no es de legalidad, sino uno político que se arrastra por siglos.

Nunca una autoridad había hablado tan claro.

Ha dicho además que no basta con entregarles algunas tierras de las muchas que en el pasado les quitamos, como botín de guerra, con engaños o títulos de placebo.

Los gobiernos de la Concertación les devolvieron muchas hectáreas compradas a precio de mercado o más.Pero no fue la solución, sea porque no se eligieron bien los predios, sea porque no se acompañaron de un plan de desarrollo sustentable para pequeños agricultores que no tienen cómo explotarlos.

Y tal vez lo más importante es que, junto con la tierra, lo que más piden los mapuche es dignidad. Porque en esas tierras pobres a que fueron reducidos desde los tiempos de O´Higgins, se les condenó a la miseria y convirtió en personas de segunda categoría. Ellos que en tiempos de la Colonia, poseían ese territorio inmenso que iba desde nuestro Pacífico hasta la Argentina.

Territorio que perdieron tras una guerra desigual de tres siglos, tras la cual los españoles los admiraron como dignos enemigos. Tanto los respetaron, que la Corona negoció los resultados en Parlamentos en que se los trataba de igual a igual, de nación a nación. Y tras los cuales se les reconoció su independencia desde el Bío Bío al sur y se restableció el intercambio comercial.

Con los españoles se sintieron considerados como seres humanos y como pueblo. Y por eso, no guardan rencor a los españoles como sí lo hacen con los gobiernos criollos que los sucedieron. Porque nosotros sí los discriminamos.

Tras la Independencia, los confinamos a “reducciones” y los embaucamos con “títulos de merced” cuya legitimidad después les negó o se les “compraron” con vidrios de colores o chuicos de vino. La historia cuenta cómo se abusó con nuestros pueblos originarios.

Por siglos tratamos, con algún éxito, de asimilarlos a la cultura occidental. Muchos jóvenes mapuche salieron del terruño, llegaron a la capital, lograron un título en la Universidad, destacaron en sus profesiones y se mezclaron con todos … aceptando tácitamente el rezago de sus paisanos.

Pero el grito mapuche se oyó con fuerza una vez más tomando tierras, incendiando maquinarias o casas y ni siquiera las Fuerzas Especiales de carabineros han logrado bajar sus lanzas de coligüe ni detener sus ondas ni tizones encendidos. Y hubo que escuchar.

Domingo Namuncura, embajador en Guatemala, declaró públicamente que con sus congéneres van a festejar juntos este año el Wetripantu. Está despertando el orgullo de ser mapuche.

Y la autoridad máxima del gobierno en la Araucanía, ha dicho sin eufemismos que las tierras hay que devolvérselas y darles espacio de participación en la democracia política que tenemos – el Parlamento – para dialogar de iguales a iguales.

Sólo hay que abrir oídos y almas para entender nuestra multiculturalidad y aplicar lo que nos enseñaron hace siglos nuestros antepasados mapuche y españoles: forjar unas nuevas Paces de Quilín.

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24 jun 2014

Desafíos en salud ¿por dónde empezar?

El Gobierno ha informado una millonaria inversión de dólares en infraestructura hospitalaria, mientras que en paralelo en su programa ha declarado la construcción de otras obras en la atención primaria de salud.

La otra noticia que ha marcado la agenda en estos días ha sido la proyección de la deuda hospitalaria, que de acuerdo a los propios cálculos del ministerio de Salud, puede alcanzar los 264 mil millones de pesos, lo que la posiciona como la mayor deuda de todos los tiempos.

Es evidente para todos que la situación del sector salud es preocupante. Ya a finales del año pasado aparecía como uno de los principales temas a atender por el gobierno de turno. Con el cambio del Ejecutivo el problema cobra la misma relevancia. Partiendo con un comienzo auspicioso, con una aprobación superior a la reprobación, y solo dos meses después con un escenario completamente invertido.

Cuando la mirada sobre el sector público se profundiza, aparecen otros problemas relacionados con la capacidad productiva, expresados en listas de esperas que irritan a la población y los propios equipos de salud, carencia de especialistas, fármacos e insumos. En la otra vereda el sector privado es criticado también por su falta de transparencia y las constantes discriminaciones a los ancianos, las personas enfermas y los más pobres.

De la misma forma, aparecen otras situaciones muy importantes de atender como el de la satisfacción de la población con su atención y el de la gobernabilidad, ya que apenas comenzado este gobierno, ya se ha programado la primera movilización de los trabajadores de la salud en contra de la concesión de la construcción de dos establecimientos hospitalarios.

Por último, aunque no se expresa explícitamente, es evidente que también hay problemas de gestión en lo clínico, lo financiero y de los recursos humanos; algo evidente sobre todo en relación a la organización de los establecimientos asistenciales, la constitución de equipos y el liderazgo.

Dado este complejo escenario, surge la pregunta ¿por dónde empezar?. Cuál es el camino para producir los cambios que requiere el sistema de salud y que merecen todos los ciudadanos sin importar a que sistema se acogen.

El Gobierno ha priorizado en sus declaraciones la inversión en infraestructura, provisión de horas profesionales y modificación de la Ley de ISAPRES. Se trata por supuesto de temas muy relevantes, y debido a lo mismo, de larga proyección. Temas que seguramente no podrán verse resueltos en este período de Gobierno.

Su importancia radica en potenciar el Sector Público, y de esa manera responder a uno de los principales desafíos, cual es disponer de recursos físicos para poder responder a las necesidades de la población, que efectivamente hoy son insuficientes.

En el mismo orden de trascendencia, una segunda línea relacionada con la gestión, es el abordaje de las relaciones con el usuario, para mejoría del trato y de la satisfacción de los pacientes y sus acompañantes. Relación que en la mayoría de las encuestas es criticada por la opinión pública.

Por otra parte, existe también la preocupación por la gobernabilidad a través de una mejoría de las relaciones laborales, que propenda a una alianza estratégica que ponga su énfasis en primer lugar en la preocupación por los usuarios como centro de la atención de la salud pública. En esta misma línea es necesaria una adecuada gestión clínica que mejore el desempeño de los equipos en su capacidad productiva, aumentando el rendimiento de los recursos públicos.

En este escenario, la adecuada atención al liderazgo y la constitución de equipos cohesionados y motivados es fundamental. Se requiere de equipos capaces de identificar, promover y realizar los cambios necesarios en la gestión de los establecimientos públicos. Sin lugar a dudas estos son procesos que igualmente requieren de tiempo y de apoyo por parte de las autoridades, para alcanzar resultados positivos.

Sin embargo, la prioridad fundamental a mi juicio está puesta en asegurar la sustentabilidad del Sistema Público de Salud. Sustentabilidad que fue amenazada por el gobierno de Piñera, que optó por estimular el sector privado dirigiendo hacia esa área la compra de prestaciones, dejando de invertir por tanto en el Sector Público, y generando así un desfinanciamiento tal, que hoy amenaza llevar la deuda del sector a cifras que dificultan la gestión financiera.

Se trata de una urgencia que se vive día a día. Los establecimientos públicos están hoy afectados de un déficit peligroso y saldar la deuda no puede postergarse. Los recursos no sólo son necesarios para la sustentabilidad financiera inmediata, sino que también para evitar el desencanto de los equipos que ya empiezan a manifestarse, y que si no se enfrentan pueden terminar acarreando daños irremediables para el sector.

El complejo escenario obliga al Estado a realizar un acuerdo en estas materias, el que permita que las redes asistenciales, además de tener los recursos suficientes, también pueda disponer de los mejores liderazgos en sus cargos directivos, con un fuerte énfasis en las competencias necesarias para el manejo de sus centros asistenciales, con respaldo político transversal para emprender los cambios bajo condiciones de gobernabilidad.

La salud no puede esperar, requiere de soluciones de largo plazo que el Gobierno se encuentra enfrentando con decisión. Pero a la vez, necesita de medidas urgentes, y la tardanza en estas últimas es una seria amenaza de sustentabilidad que solo profundizará su crisis.

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