04 dic 2015

La Guillotina

Hace algunos días, sostuve una reunión con diferentes dirigentes gremiales y empresariales para discutir algunos elementos claves relacionados al mundo empresarial y laboral. En esta ocasión, me llamó mucho la atención que uno de los presentes hiciera hincapié en la labor que deben tener actualmente las organizaciones con respecto a la capacitación de los trabajadores.

Y es que hoy en día se ha hecho imprescindible que las diferentes entidades destinen cierto porcentaje monetario para la formación de sus trabajadores, pues los tiempos han cambiado y en un par de años los conocimientos que hemos adquiridos quedan obsoletos.

No como años atrás, donde quizás bastaba con sacar una carrera Universitaria para enfrentarnos a los desafíos del mundo laboral, pero hoy en día, la realidad es totalmente diferente.

En periodos anteriores, el conocimiento sufría grandes alteraciones en transcursos grandes de tiempo, pero hoy en día estas modificaciones nos “van pisando los talones”, situación que sin duda ha generado una cierta “presión” en el mundo empresarial para que mantengan al día a sus trabajadores con respecto a las necesidades y requerimientos que presenta el mercado laboral, pues la capacitación, se ha configurado como uno de los elementos más importantes al momento de mejorar los índices de productividad y competitividad laboral.

Ante este escenario, considero que se ha vuelto “casi” una necesidad que la mayoría de los trabajadores chilenos “vuelva a la Universidad”, debemos hacer una alianza distinta para el futuro de nuestro país, una alianza cuyo objetivo principal sea la retroalimentación entre el mundo académico y el mundo empresarial.

Esta relación, la podemos apreciar sólo en algunas carreras –como Medicina- pues la mayoría de las casas de estudios negocian con diferentes centros de atención médica para que sus alumnos comiencen su formación inicial en estos lugares. No me cabe duda que  esto debiese ser replicado en la mayoría de las profesiones, pues queramos o no, ambos mundos – académico y empresarial- tienen una relación “casi” matrimonial, ya que deben estar permanentemente conviviendo, no funcionan por sí solos.

Hoy  estamos en el mejor momento para cambiar nuestra actitud con respecto a la capacitación de los trabajadores, pues el 30 de diciembre del presente año “Cae la guillotina Sence”, ese día se cumple el plazo para que las diferentes organizaciones hagan uso de la mal llamada “Franquicia Tributaria”,a mi parecer debería llamarse subsidio, monto destinado para que las empresas capaciten a sus trabajadores.

Como es típico chileno, siempre dejamos todo para última hora, y creo que en términos de capacitación ocurre lo mismo. Ante el poco tiempo que queda para hacer uso de este dinero y ante las variaciones que mencioné sobre el conocimiento, es fundamental que se haga uso de este porcentaje, del modo contrario caerá la guillotina y “cortará” la oportunidad de que los trabajadores de Chile estén altamente preparados ante lo que demanda el mercado laboral.

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  • Mario Eduardo Cerda Allende

    Le encuentro la razón a don Roberto: la educación técnica y especialmente la capacitación profesional requieren la participación, en alianza estratégica, de los empresarios, los trabajadores y el propio estado para ser pertinente, de calidad y oportuna. Esa actividad requiere cumplir con tareas básicas como la detección de necesidades, la formación y capacitación de docentes – ya que no basta el saber una ocupación u oficio para enseñarlo – , formar analistas de competencias y evaluadores del proceso formativo. El INACAP surgió para cumplir con esa función, contando con el aporte inicial igualitario de la CORFO y el SERCOTEC, además de la valiosa colaboración de países amigos; desempeñó con gran calidad esas funciones, construyendo redes de colaboración con gremios empresariales, organizaciones laborales, universidades e instituciones educacionales, así como con empresas tanto públicas como privadas e instituciones internacionales. Su dirección superior era tripartita y sus servicios formativos eran gratuitos para los trabajadores y los jóvenes. El desempeño del INACAP contó con la valorización y el reconocimiento nacional como internacional.
    El finalizar el gobierno cívico-militar el INACAP fue cedido a un sector de los grandes empresarios agrupados en la CPC y su Corporación Nacional Privada de Desarrollo Social, sólo se conserva la participación decorativa del SERCOTEC. Hoy el INACAP abandonó en gran medida sus funciones originales y esa inversión cumple fines de lucro privado utilizando para ello subterfugios inmobiliarios. Destacados dirigentes empresariales, se opusieron a ese traspaso en la tuición de INACAP; entre ellos don Carlos Elton, don Eugenio Heiremans y don Fernando Léniz . Ellos denunciaron el grave error que se cometía y emprendieron lagunas acciones para impedir el grave error que hoy día el país debe lamentar. Por lo menos queda el recuerdo de que también hay buenos empresarios; lamentablemente hay circunstancias en que son minoría.