21 feb 2013

El país no tiene tiempo para Plan B

Reza el dicho popular que tanto va el cántaro a la fuente hasta que al final se rompe.Entonces quizá valga la pena insistir, porque es ligeramente probable que se compadezcan de las ciudadanas y ciudadanos, aquellos que con impunidad y descaro insisten sobre sus actitudes y dichos, como si el país se redujera a un festival de farándula política o a una competencia de empate de titulares.

Pensar Chile con seriedad implica no jugar apuestas y ser capaces de concitar entre la ciudadanía apoyos a programas de gobierno que subviertan el orden establecido por los en apariencia inamovibles grupos de interés que han gobernado el país por décadas.

Entonces la enumeración de rigor y aquí lo del cántaro, si en un programa de gobierno no se dice con claridad educación pública gratuita para todos, reforma en el sistema de salud, reforma en el sistema de AFP, reforma tributaria, renacionalización de los recursos naturales, avanzar en la elección directa de los intendentes regionales, potenciar los presupuestos de las regiones de manera que administren más que el magro 10% actual.

Si no se habla claramente de cambiar el sistema binominal y reformar el mecanismo de quórum.

Si no se presenta un programa que transparente cuando las inversiones en determinadas materias, por ejemplo energía, son necesidad de conglomerados económicos o beneficio para el desarrollo del país.

Si no se establece una planificación contundente en términos de desarrollo de las regiones que permitan pensar que en un plazo razonable dejemos de ser un país unitario y macrocéfalo.

Éstas son apenas las líneas gruesas del extenso listado.

Por eso ya no sirven las declaraciones de intención generales en donde se nos promete “mejoras en la educación”, “descentralización efectiva”, “programas de mejoramiento de vivienda” y otros tantos eufemismos con los que pretendemos declarar que vamos a cambiar las cosas sin que en la práctica se cambie absolutamente nada.

En términos concretos esas vaguedades recuerdan a los festivales de anuncios. De hecho debiera estar prohibido que un anuncio constituya noticia.

Ante este estado de cosas cuando se repasan dichos y declaraciones preocupa especialmente que todas las esperanzas de transformaciones profundas estén cifradas en que la ex presidenta Bachelet asuma la candidatura presidencial.

Un ciudadano de a pie esperaría que los partidos políticos sean capaces de articularse para ofrecer una plataforma concreta de avance en las demandas sociales, que sean además capaces de concitar credibilidad, en sus estructuras partidarias, en las instituciones del Estado.

Reconstruir las confianzas, recuperar liderazgo no puede ser tarea de una sola persona. O quizá sí, si finalmente se produce el necesario recambio generacional y la constitución de nuevos equipos. Ver y escuchar a los mismos actores durante tantos años sólo conduce a cierto hartazgo y un inevitable escepticismo.

O quizá sí, si comprobamos de manera empírica que además de los rostros se renuevan las prácticas.

Pero para esto no podemos entregar un cheque en blanco en términos de fe pública.

Necesitamos, aún a riesgo de parecer inconvenientes o díscolos, hablar con claridad y franqueza.

Para virar el rumbo necesitamos de equipos que sostengan el timón en un mismo sentido.Y eso no depende solamente del capitán del barco.

Por eso preocupa ver líderes que apelan a la lógica de una sola figura y la conviertan en el Norte de su acción política, declarando que no hay plan B.

Los contenidos son más importantes que las tapas del libro. Personalizar la próxima elección presidencial es casi estar más concentrados en los afiches de campaña que en el tipo de país que se quiere construir.

Y no sé si estaremos por creer una vez más “que la alegría ya viene” para que la sonrisa termine en una mueca estampada en el rostro.

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  • http://www.facebook.com/people/Guillermo-Barrientos-Ellenberg/100000569746577 Guillermo Barrientos Ellenberg

    Crónicas como la tuya revelan que hay una semilla que ojalá germine. Es cierto. Las vaguedades son lo típico del político chileno.
    Curiosamente la máxima adhesión que superó hasta los miedos fue cuando hubo un objetivo concreto,aún sin internet ni redes virtuales como es hoy. Esto fue cuando se propuso en concreto terminar con la dictadura.
    La elección de Piñera fue un modo patético de simbolizar lo que dices. Fue una campaña de marketing lleno de lugares comunes sin programa y con vaguedades sin fin.
    Creo Marcela que los genios de la comunicación política en Chile tienen una opinión muy pobre de la inteligencia de la sociedad y le venden pomadas como quien vende farándula
    Es cierto ;dichos concreto como renacionalizar el agua,reformar a fondo el sistema previsional,terminar con las utilidades increíbles de la banca y el retail que practican la usura como sistema. Fijar una política de energía excluyendo el lucro como iniciativa y fin primario ,controlar a las ISAPRES y entregar educación gratuita y reforma tributaria a la vez resulta aparentemente quimérico . Un movimiento serio de transformación mirando a sociedades como la escandinava ,plenamente democrática y basada en un paradigma de equidad con pleno respeto de la individualidad pero respetando el bien común , acá en Chile, aparece como maoísta para los obtusos cerebros que controlan desde la política a las comunicaciones.
    Pero hay buenas señales de cambio de mentalidad en la sociedad que deben imponerse
    Lo que habría que saber es cuanto tiempo pasará para ello.

    • Marcela Baratelli

      Me hace sentido pensar en que habitan un paradigma antiguo, añoso, que ya caducó tanto desde la perspectiva ideológica como desde las prácticas que utilizan. Su cosmovisión responde a ese antigua manera de estar el la sociedad y creo que también hay quienes nos estamos instalando desde un paradigma que propone otra cosmovisión y otras prácticas. Cuánto demore?. Imposible predecir con exactitud. Luego de largos periodos de frustración tengo mi vista atenta en el proceso. Hacer lo que se puede cuando se debe, y esperar que sea útil a la instalación de ese paradigma que nos dignifique a todos.

  • http://www.facebook.com/enrique.e.orellana Enrique Ernesto Lavin Orellana

    Dos comentarios. La verdad que es sólo uno con su debida respuesta. Estos temas que debieran preocuparnos a todos, o al menos a la mayoría, tiene varias cortapisas. El desgano, la falta de interés, el temor a comprometerse, la vaguedad de ideas, la falta de comprensión de lectura, el temor al ridículo y quizás cuantas cosas más. Pero en fin, hemos de tener la esperanza por representar a las “grandes mayorías inconscientes”. En el tema tratado por Marcela hay un componente patético y propio de un país bananero. Nos llenan la agenda con la sonrisa de la Sra. Bachelet. Eso basta. Nos dicen que eso es garantía de tiempos mejores. Garantía de cambios profundos. Y tal fecundidad encarnada en la Sra.Sonrisa ha tenido como estrategia “no opinar”. No opinar de nada, por importante que sea el tema. Bonita manera de manejar las polítícas públicas. Ante tal absurda manera de tratarnos debemos, debemos, debemos, exigir compromisos escritos y claros de compromiso con el término del binominal. Mejoramiento real de la educación pública. Mejoramiento real de la manejo de los fondos de pensiones para que sean capaces de generar pensiones dignas. Mejoramiento real de la salud pública y las AFP. Mejor y mayor control del comercio y la banca, con regulación efectiva de los cobros e intereses. Mejoramiento real del código del trabajo. Lo que falte lo puede agregar Marcela o algún voluntario. De no ser así, que al menos tengan la decencia de repartir vaselina.