19 ago 2015

Discusión, participación y gobernanza, ¿cuántos pares son tres moscas?

La semana pasada fue una de esas agitadas comunicacionalmente en el (CR)2. Aparte de seminarios, tesis y artículos para revistas internacionales, estuvimos muy solicitados por los medios de comunicación masivos. Eso es bueno, en tanto permite posicionarnos como un centro científico de excelencia, pero es aún mejor si refleja una voluntad política de ocuparse del cambio climático y sus múltiples forzantes y manifestaciones.

Las encuestas, tan comentadas hoy por hoy, dicen que nuestros ciudadanos están preocupados por la calidad del aire y el cambio climático. Las autoridades de gobierno y parlamentarias también lo manifiestan en sus discursos y en la formulación de políticas públicas, pero… “¿cuántos pares son tres moscas?”

Más allá de las encuestas, el sábado pasado me tocó participar en un taller con ciudadanos de a pie (en realidad, varios en bicicleta)a través del cual se aspira a desarrollar un plan local de mitigación y adaptación al cambio climático para la comuna de Santiago.

Me pareció la culminación ilustrativa de una semana en que se habló mucho del necesario cambio cultural y de comportamiento de los ciudadanos de este Chile altamente urbanizado, cuyos patrones de movilidad, habitabilidad y calefacción deben cambiar hacia modos sustentables con energías limpias (solar, geotérmica, eólica), viviendas de buena aislación en barrios donde nos conozcamos, con techos y paredes verdes y con movilidad segura, limpia y ojalá en bicicleta, a pie o en buses eléctricos.

Todas estas visiones no llegarán a puerto sin el complemento de políticas públicas que consideren la resiliencia urbana, el transporte público y masivo (no el automóvil particular) como eje central del desarrollo vial, los planes de descontaminación que van más allá de lo agudo, etc.

Tampoco se concretarán sin la debida coordinación entre los ministerios sectoriales (vivienda, transporte, salud, medio ambiente, energía) y la existencia de nuevos modos de gobernanza, incluyendo la figura del alcalde o similar. Estos últimos discursos los escuché durante un seminario en el ex Congreso Nacional, donde confluyeron autoridades y científicos en torno al tema.

Ojalá que estas discusiones sumen muchos pares, y no sea la fuerza sino la razón la que nos conduzca por caminos más sustentables, participativos y felices para quienes convivimos en este territorio.

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19 ago 2015

Puntos ciegos de la reforma laboral

El Proyecto de Reforma Laboral que ayer inició su análisis en la sala del Senado, no considera entre otros aspectos, cómo estamos abordando la calidad de trabajo en nuestro país y tampoco incluye mecanismos que permitan la incorporación al mercado laboral de mujeres, adultos mayores, personas con discapacidad y jóvenes en condiciones de vulnerabilidad que pudiendo trabajar, no lo hacen.

Un estudio sobre políticas públicas e inclusión laboral en poblaciones con alta vulnerabilidad social realizado por el Hogar de Cristo en el segundo semestre de 2014, evidencia que las personas pertenecientes al primer quintil de ingresos presentan los valores más bajos de inclusión social a partir del empleo ya que acceden a trabajos de menor calidad, considerando como criterios de éste la estabilidad, formalización, seguridad social y la entrega de una remuneración suficiente.

En este sentido, el mencionado estudio revela además, que las personas con discapacidad mental pertenecientes al primer quintil tienen los valores más bajos de inclusión laboral (37% versus un 88% del quintil con mayores ingresos para 2011), diferencias que se replican en otros grupos de nuestra población y desde las cuales se desprende la importancia, por una parte, de sensibilizar al empresariado respecto a otorgar posibilidades de empleo a quienes se encuentran en situación de vulnerabilidad y, por la otra, de capacitar adecuadamente a personas que se encuentran en esta situación para que sean exitosas en su inclusión laboral.

En este sentido, las capacitaciones actuales no evidencian que quienes participaron en programas públicos de capacitación, como por ejemplo capacitaciones gratuitas en oficio, presenten mejores valores de inclusión laboral que aquellas personas que no recibieron capacitación, conclusión que se aplica tanto para la población en general como para aquellos pertenecientes al primer quintil de ingresos, lo cual además significa un uso ineficiente de los recursos públicos.

Nuestra experiencia nos muestra que si las capacitaciones se realizan con un adecuado acompañamiento, las posibilidades de inserción laboral son más exitosas, entendiendo el acompañamiento como la posibilidad de que las personas de escasos recursos tengan apoyo no sólo en formación técnica, sino también en habilidades blandas como la importancia de la responsabilidad, mejora de la autoestima, manejo de la frustración, mejoras en su sociabilización, compromiso con su fuente de trabajo, entre otras. Todo esto tiene mejores resultados si el proceso de capacitación está pensado desde sus inicios  con un programa de acompañamiento que sea efectivo en la inserción laboral de la población más vulnerable.

A través de la labor que realizamos diariamente desde la Fundación Emplea, entendemos la relevancia que cobra para los más pobres el poder contar con un trabajo de calidad, permitiéndoles en consecuencia obtener mayores opciones a futuro y mejor calidad de vida, como asimismo el beneficio que se produce para el empresario al sentirse partícipe de un cambio social relevante y positivo.

Como Hogar de Cristo, confiamos que este proyecto introduzca mejoras a la legislación que permitan abordar los puntos ciegos de esta reforma, de manera de construir relaciones laborales más armoniosas en nuestro país.

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18 ago 2015

Una Idea para salir de la conflictividad-crisis política

Un escenario político y social contaminado. La instalación del gobierno con su oferta programática provista de reformas de mayor densidad desató tempranamente una dinámica reactiva de sectores de derecha y empresariales movidos por la defensa del status quo y una ´´legítima´´ percepción de amenaza, lo que se vio agravado por una retórica que pecó de imprudencia y falta de sobriedad desde las propias filas de la Nueva Mayoría (NM). Todo lo cual generó un escenario en donde las ideas y los contenidos no encontraron el espacio adecuado para dialogar y hacer pedagogía democrática y cívica sobre sus fuentes de inspiración y contenidos específicos de las mismas.

Al gobierno no le quedó otro camino que ejercer su mayoría política para viabilizarlas,  mientras en paralelo, se incubada una desafección ciudadana en la necesaria adhesión social que se requería como garante de sustentabilidad. El resultado, se sigue contando –hasta ahora- con esa mayoría parlamentaria, pero se ha ido perdiendo aceleradamente la mayoría social.

La emergencia de una nueva amenaza. El gobierno y la NM se encaminan hacia una visión y comprensión de que el momento actual requiere resolver rápida y aceleradamente la dicotomía entre implementar las reformas prometidas en su programa de gobierno o hacer un ajuste a la baja como respuesta a la estrechez de recursos públicos producto de la profundidad de la desaceleración económica.

La resolución de esta aparente dicotomía encierra, por un lado, el riesgo potencial de una división al interior de los partidos políticos que constituyen la NM y un alejamiento explícito y activo de los movimientos sociales, v.g. CUT y CONFECH, que han apoyado las orientaciones gruesas de las reformas sociales emprendidas, resituándose un esquema similar al experimentado por sectores que se definieron como autoflagelantes dentro de la Concertación y, por otro lado,el riesgo que no actuar oportunamente suponga para una parte de la NM una actitud  poco realista y/o voluntarista que se niega a mirar y actuar coherentemente frente a la complejidad económica actual, tomando una posición similar a los sectores que en otro momento se declararon como autocomplacientes.

En consecuencia, si esta dicotomía es evitable y más aún encierra riesgos cualquiera sea su resolución, entonces, se hace necesario sortearla para evitar la profundización de la crisis de credibilidad y confianza que afecta al sistema político en su conjunto y que amenaza los fundamentos de la gobernabilidad que Chile debe proteger como nunca antes. Si a una candidatura presidencial se le vota por el futuro, a un gobierno se le juzga por el presente y sus realizaciones, y si una coalición de partidos políticos comete el error de volver a un pasado que los dividió, el resultado será un juicio más severo en el presente y su debilitamiento de cara al futuro.

La verdad ineludible. La tendencia de desaceleración de la economía –ceterisparibus- seguirá acentuándose, pero su origen es estructural y no coyuntural, viene desde antes y está determinada por la sostenida disminución que viene experimentando el PIB potencial precedida de rendimientos decrecientes en la productividad del conjunto de la economía.

Frente a esta realidad se tiene que actuar rápido y con decisión a partir del reconocimiento que hoy no se dispone de una agenda clara y robusta para cambiar la tendencia de bajo crecimiento económico. Aún queda tiempo, pero éste se agota. El 25% de los chilenos piensa que la situación económica es buena o muy buena, pero el 62% sostiene que su vida en general es buena o muy buena (Encuesta Subjetiva, Junio 2015).

Esta brecha no se explica si no porque la desaceleración aún no afecta a la mayoría de la población. Ello sólo ocurrirá cuando el bajo crecimiento comience a impactar de manera relevante en las cifras de empleo. Lo lógico es que primero se observe un deterioro en la calidad de éstos y luego en la cantidad. Si así ocurre, entonces, el debate de reformas v/s austeridad fiscal perderá sentido y lo que es peor no repercutirá en la recuperación del crecimiento económico.

Una idea para retomar la iniciativa política y cambiar el escenario actual. Si reconocemos que la peor amenaza para Chile, en el actual contexto político, es pasar de un bajo crecimiento económico a un estancamiento económico y que esto genere un aumento relevante del desempleo, entonces, urge elaborar una agenda pro crecimiento, pro pymes y pro empleo.

Esta agenda, si existe, es demasiado precaria o no está visibilizada, lo que políticamente significa lo mismo. Su contenido debe ir más allá del manejo macroeconómico o de llamados abstractos a recuperar la inversión privada, y debe incluir medidas meso y microeconómicas de implementación en el corto plazo, sin descuidar u olvidar que el efecto buscado debe ser siempre impactar en el mediano y largo plazo sobre las condiciones que determinan y determinarán la frontera de posibilidades para recuperar o a la menos acercarnos a la senda de crecimiento que tuvimos hasta el inicio de la crisis asiática.

La construcción de esta agenda debe ser iniciativa del gobierno, basada en una convocatoria encabezada por los Ministros del Interior y Hacienda e incluir a las elites empresariales y laborales para desatar una energía constructiva e inclusiva. Se trata de romper el círculo vicioso del presente para avanzar hacia un círculo virtuoso del futuro.

Esto fue lo que hicimos el 2009 para enfrentar el impacto de la crisis subprime en nuestro país y los resultados fueron notables. Si bien no evitamos la caída del crecimiento económico (-0,9%), la evaluación del gobierno frente al esfuerzo desplegado alcanzó índices insospechados (popularidad de la Presidenta Bachelet encumbrada en 80%).Una agenda que atienda este desafío ayudará a erradicar temores infundados como por ejemplo el que se instala en torno a la reforma laboral y su eventual impacto negativo en la Pymes.

Los empresarios pymes deben saber que esta reforma a lo más tendrá un efecto en el 3,5% de las pequeñas empresas o más fácil aún, bastaría con subir el quorum para constituir un sindicato y quedan exceptuadas de este temor, en cambio una agenda robusta de políticas públicas y económicas que fomente su  desarrollo puede llegar a impactar positivamente en una mayoría de éstas.

La NM y el gobierno tienen que optar entre seguir lamentándose  y profundizando en la emoción de la crisis o convertirla en energía para mejorar y corregir lo que se estaba haciendo mal. La clave nuevamente la dan los ciudadanos al responder que “si Chile fuera una casa que deberíamos hacer con ella”? Sólo el 24% afirma que deberíamos derribarla y construirla de nuevo, en cambio el 73% afirma que deberíamos repararla donde sólo se necesita o ampliarla y hacerla crecer (Encuesta Subjetiva, Junio 2015).

También hay empresarios que entregan sus claves: “Por eso tenemos que buscar la forma de enmendar el rumbo lo antes posible, para que la economía vuelva a tomar un ritmo importante de crecimiento, de manera que podamos seguir focalizándonos en los aspectos sociales que hoy tenemos pendientes con la gente”; “cuando nos unamos y lleguemos a ciertos acuerdos, la economía se reactivará rápidamente” (Richard von Appen, La Segunda, junio 26).

Eso sí, esta agenda no debe descuidar los necesarios cambios legales que se requieren con urgencia para sanear la relación entre la política y el dinero y alejar la amenaza de la corrupción sobre nuestro sistema político.

Sólo una legislación drástica que separe al poder político del poder económico posibilitará ir recuperando la confianza de la ciudadanía y dejar atrás un mal año que puso en entredicho los cimientos más esenciales de la democracia chilena. Los chilenos aún mantienen la esperanza que esta realidad vergonzante pueda cambiar.

Así es, el 85% piensa que la democracia está enferma  o muy enferma, pero el 69% cree que tiene remedio (Encuesta Subjetiva, Junio 2015). La palabra en esta materia, la tiene el ejecutivo y el legislativo. Cómo se resuelva este dilema y el tiempo que tome, determinará la capacidad de la elite política actual para reconcursar democráticamente en los próximos eventos electorales o la factibilidad de la emergencia de una oferta política con sesgo populista.

En consecuencia, corregir las reformas pero sobre todo comunicar el sentido finalista de las mismas como el compromiso de todos por avanzar en equidad e inclusión social, acompañado de las necesarias reformas para terminar con la promiscuidad en la relación de la política con los negocios  e impulsar una agenda para empujar el crecimiento económico deben ser parte de una única estratégica para salir del empantamiento en que nos encontramos.

Así, tal vez se haga posible el aprendizaje del Ex-Presidente Mujica que nos dijo que “la vida le enseñó que siempre que llovió, paró”.

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18 ago 2015

La rara y machista política

A ratos irrita seguir el curso de la discusión política. No hay que ser muy ducho en la comprensión de este oficio, que es el arte de gobernar y,  finalmente imponer, para entender cómo se defienden intereses y cómo se actúa mediáticamente echándole agua al molino de la confusión con tal de preparar el camino para que lo nuevo naufrague y fracase. Eso es lo que sucede con las varias reformas en vista que son del todo nuevas y atrevidas, aunque algunas morigeradas y deslucidas. Aborto, Laboral, Educacional. La Constitucional queda atrapada en la histeria y pánico por ahora.

Aquello que podemos apreciar, desvergonzadamente, como táctica casi transversal es la gárgara del LIDERAZGO.

¡Ese es el liderazgo! Dicen. ¡Falta liderazgo! ¡Hay un vacío de liderazgo! exclaman algunos con los ojos casi fuera de órbita.

Se necesita hablar fuerte y claro, dicen casi a coro, otros pocos.

Ese es un valor muy reconocido y querido, sobre todo en los medios escritos dominantes acostumbrados a tiempos pasados aborrecibles donde las palabras fuertes, cínicas, metálicas y terribles marcaban el noticiero y la conducta ciudadana.

Pero, ¿quién lo dijo?

¿Quién dijo que educan mejor aquellas madres o padres  gritones? ¿ Porqué van a ser más pre-claros aquellos con pantalones que andan gritoneando a la gente?

¿Quién lo dijo?

Me iría despacito por las piedras, como se dice. Vivimos un tiempo de tránsito en que se han agotado modos de ser y actuar antaño valederos. Donde un botón de muestra severo de este descontento, a los ojos de cualquiera, es el rechazo transversal a la ética relativa y el accionar político torcido que antes gozaba de impunidad.

Pero también se ha redimensionado, y en cierto modo agotado, el empuje propulsivo del modo machista de mandar el mundo. ¿Será eso que incomoda  tanto? Porque la bota, como metáfora, es una pesadilla también transversal en la historia política de la humanidad.

Finalmente, me parece mejor hacer, seducir, aunar y cambiar, sin tanto estruendo y griterío, que resistir el cambio con tan malas artes. Casi un problema estético.

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18 ago 2015

Adultos mayores, buenas noticias, pero falta

Qué difícil es ser adulto mayor en nuestro país. Las cifras, nuestros discursos y los medios de comunicación, señalan la importancia que tienen y que tendrán, ya que en un futuro cercano, habrá en Chile tantos adultos mayores como niños. Toda esta expresión y reconocimiento de la realidad, sin embargo, no se ve en hechos concretos.

Según cifras del INE, el próximo año,  el llamado Índice de Adultos Mayores, que mide cuántas personas de 60 o más años hay por cada 100 menores de 15 años llegará a 73, cifra que aumentará a 87,8 en el 2020. Incluso, en la Región de Valparaíso, el índice llegará a los 103 en  el 2020.

En el último 21 de mayo, la Presidenta de la República informó sobre una importante decisión que beneficia a este segmento de la población: en dos años, desaparecerá el pago del 5% en salud para un grupo importante de pensionados. El primer año, la disminución será del 5% al 3%, eximiéndose totalmente el pago al segundo año. Con ello, obviamente, aumenta la liquidez de las pensiones.

Son 340 mil personas de nuestro país las que se beneficiarán con este proyecto que exime de la obligación de efectuar cotizaciones del 5% en salud a pensionados mayores de 65 años.

También, se facilita el proceso de solicitud de la prestación a todos los beneficiarios del Sistema de Pensiones Solidarias de Invalidez, ya que un atraso en presentar la solicitud, causa discontinuidad en sus ingresos muy frecuentemente. Esto provoca que una vez ingresada la solicitud, se demoren casi tres meses para el primer pago de la Pensión.

Por otra parte, casi 120.000 beneficiarios del Sistema de Pensiones Solidarias, por no estar adscritos a ningún sistema previsional, no son causantes de asignación por muerte y de cuota mortuoria, concluyendo que son alrededor de 300.000 beneficiarios del Sistema que no están cubiertos por este beneficio. Por lo anterior, el Proyecto garantiza que todos los beneficiarios del Sistema de Pensiones Solidarias que fallezcan, generen una asignación que ayude a solventar los gastos funerarios.

La Cámara de Diputados aprobó por unanimidad estas normas, esperamos que la tramitación sea igual de expedita en el Senado y así estos beneficios comiencen a ser sentidos al operar de manera automática.

Esta medida no exigirá postulación, se implementará automáticamente, con un costo estimado anual de $55 mil millones,  beneficiará a los adultos mayores que tengan más de 65 años de edad,  con residencia en Chile al menos por 20 años y que integren un grupo familiar perteneciente a los cuatro quintiles más vulnerables de la población.

Esperamos también que desde el año 2017 se incluya en forma gradual a quienes aún deben pagar el 7%, salvo a aquellos con rentas superiores a 20 UF equivalentes a cerca de 500 mil pesos.

De esta manera,  legislamos sobre los temas que interesan a la gente y efectuamos un merecido reconocimiento y pagamos una deuda pendiente con nuestros adultos mayores.

Fueron ellos, o al menos su gran mayoría, quienes en la década de los 80 marcharon por nuestras calles y avenidas, se movilizaron, se inscribieron y con un lápiz dijeron chao dictadura y bienvenida democracia. Sin embargo, eso no pudo evitar la muerte de un sistema solidario de pensiones, Piñera lo sepultó, pero nuestro compromiso como Nueva Mayoría e Independientes,  es que habrá un sistema más justo que el de Capitalización Individualista de hoy.

El rápido envejecimiento de la población, y todo lo que ello implica en términos de necesidades y demandas, representa desafíos especiales y no sólo en salud, sino en el desarrollo de servicios y ciudades que reconozcan esta realidad.

Para ello, mejorar nuestro sistema de pensiones es clave, tal como lo es, asumir este desafío de verdad, de tal forma que tengamos un colectivo que fomente su representación, participación y visibilidad. Hay buenas noticias, por cierto; pero, seguimos trabajando.

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18 ago 2015

Reforma laboral para cambiar la vida de los chilenos

Estas últimas semanas el país ha estado fuertemente involucrado en la discusión de la “Reforma Laboral” en curso. En diversos foros se ha tratado este problema centrado en el sindicalismo, el que si bien es importante, es bastante menor en función a lo que involucraría una verdadera reforma laboral que impactara significativamente la vida de todos los chilenos.

Paralelamente ha salido en la prensa la noticia de la empresa “Netflix” quien anunció que sus empleados serán beneficiados con un posnatal ilimitado, para padres con hijos biológicos o adoptados, durante el primer año de vida de los niños. Esta confianza hacia los trabajadores se extendió también en la determinación de la prolongación de sus vacaciones. El sustento es que “las personas trabajan mejor cuando no tienen preocupaciones en sus hogares”.

A la par en Gotemburgo, Suecia, ha comenzado un “experimento laboral” que reducirá la jornada laboral de 8 a 6 horas diarias, con el propósito de aumentar la productividad, disminuir los gastos del  Estado y tener mayor tiempo con las familias. De esta manera, se esperan menos licencias médicas por enfermedades como estrés y depresión. Las primeras prácticas de la aplicación de estas políticas muestran más energía en los trabajadores tanto para su vida laboral como personal.

A estos antecedentes podríamos agregar varios de países desarrollados como Australia, Nueva Zelanda y Holanda, en los cuales casi todo el comercio cierra a las 5 de la tarde, quedando sólo algunas grandes tiendas “de turno”. El propósito ha sido favorecer la vida familiar de vendedores y compradores, lo cual no ha generado un impacto negativo en el desarrollo económico ni en la contratación de trabajadores, aspectos que habitualmente se esgrimen como limitantes para todas estas medidas.

En países “emergentes” como los nuestros, ¿es posible pensar en jornadas laborales más “humanas” y por tanto, más confiadas en la responsabilidad de los trabajadores? La respuesta de jóvenes, niños y bebés (si pudieran decirlo) lo sustentaría. De hecho, en estos días se han realizado consultas en nuestros jóvenes, sobre si les gustaría una medida como la de Suecia, y la respuesta ha sido unánime: “Sí, así podríamos ver a nuestros padres ya que no llegarían tan cansados”.

Cuán bien haría tener horarios más flexibles y jornadas más cortas en nuestro Chile actual, donde niños y jóvenes poco comparten con sus familias, lo que impacta en temas de afecto, comunicación y formación de valores. Si los padres no llegaran tan tarde, ni tan estresados, la mesa familiar y la conversación afectuosa se reinstalarían impactando directamente a la crisis de valores que hoy presenta el país.

En el caso de los bebés, bastante se avanzó con el alargue del posnatal a seis meses a pesar de la imperfección de algunos aspectos de su puesta en marcha. Espero que las madres y sus familias hayan aprovechado esos meses para entregar mucho amor y oportunidades interesantes de desarrollo y aprendizaje a sus niños.

Finalmente espero que las organizaciones de trabajadores y la sociedad chilena en general empiecen a pensar “lo laboral” más allá de los aspectos que habitualmente aparecen en las discusiones del sector. Nos quejamos de muchos problemas, pero no hacemos nada de fondo para cambiar las situaciones que los producen.

Por ello, sería bueno ampliar la llamada “Reforma Laboral” a aspectos más sustanciales que permitan a todos los chilenos una vida más humana, con sentido y en beneficio de todos, en especial, de las nuevas generaciones.

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17 ago 2015

Ministra de salud al banquillo

En estos días algunos diputados e integrantes de la Comisión de Salud citarán a la Ministra de la cartera, por el endeudamiento que afecta a la salud pública. Su planteamiento se basa en que “la enorme deuda que existe en el ministerio de Salud, no es sólo preocupante, sino que habla de una pésima gestión”.

Por su parte, la secretaria de Estado fue clara hace algunos días en solicitar más recursos al ministerio de Hacienda, para cubrir el déficit para ir en ayuda de los chilenos más necesitados.El origen de esta cifra se encuentra en compromisos vencidos, cuyos principales acreedores son los laboratorios farmacéuticos, las clínicas y los proveedores de insumos.

Cabe recordar que la deuda hospitalaria pública es un aprieto -que se transforma en ahogo cada cierto tiempo-y coexiste con el sistema nacional de servicios de salud en Chile, inclusive desde antes de la existencia de los gobiernos democráticos. Y esto, porque se ha definido que la deuda es una fuente de financiamiento del sector, y en la práctica así ha sido, dado que un hospital endeudado nunca caerá en la quiebra como ocurriría en un establecimiento de propiedad privada.

Siguiendo al reconocido filósofo y teórico social francés Michel Foucault[1]el problema fundamental reside en el desarrollo del sistema médico y el modelo seguido por el despegue médico y sanitario de Occidente, a partir del siglo XVIII.

Este autor considera tres aspectos a tener en cuenta, uno de ellos es “la bio historia”, es decir el efecto en el ámbito biológico de la intervención médica, evidenciado esto por la evolución de las enfermedades infecciosas, muchas de las cuales desaparecieron de Occidente como consecuencia, principalmente, de la farmacoterapia que se agregó a otros factores como el cambio de las condiciones socioeconómicas y las medidas de higiene.

A su vez, “la medicalización”, es decir, el hecho de que la existencia, la conducta y el cuerpo se vieran englobados en una red de medicalización más densa y amplia, con una investigación médica cada vez más penetrante y minuciosa, además de la ampliación de las instituciones de salud y, también la “economía de la salud”, o sea, la integración del mejoramiento de la salud, los servicios y el consumo de salud en el desarrollo económico de sociedades más privilegiadas.

Foucault señala a la “Economía política de la medicina” como una característica de la medicina moderna; se recurrió a la medicina como a un instrumento de mantenimiento y reproducción de la fuerza laboral para el funcionamiento de la sociedad moderna. En la actualidad, la medicina se entronca con la economía porque puede producir directamente riqueza, en la medida en que la salud se convirtió en objeto de consumo y se introdujo en el mercado.

El cuerpo humano se vio englobado en el mercado por considerarse un cuerpo asalariado y por intermedio de la salud. Sin embargo, el nivel de salud no operaba como el nivel de vida. Para una vida prolongada es preferible poseer un mayor nivel de educación que un mayor consumo médico, éste no disminuye la tasa de mortalidad. Además, se perpetúa la desigualdad de consumo de los servicios médicosy el derecho a la salud igual para todos lo convierte en desigualdad.

Los que obtienen mayor rentabilidad de la salud son las empresas farmacéuticas y los médicos se dan cuenta que son intermediarios entre éstas y los clientes. Esta afirmación es perfectamente aplicable a la realidad contemporánea y puede dar respuesta a algunas de las preguntas planteadas.  

Se debe revisar la historia de la medicina para conocer el modelo histórico de la disciplina y ver cómo modificarla hoy. Dado que no se trata de una ciencia pura, hay conciencia de una aproximación conceptual, se hace necesario determinar los vínculos entre la medicina, la economía, el poder y la sociedad a fin de rectificar o aplicar el modelo. Esto no debiera hacerse sin estudiar la percepción de la sociedad que no es inocente en el ir configurando los sistemas o modelos a los cuales hemos llegado.

El problema del ahogo no se resolverá llevando a esta Ministra -o a otros- al degolladero, sino intentando -o al menos haciendo un mínimo esfuerzo- por entender las complejas lógicas y funcionamiento del sector salud, comprendiendo sus interacciones médicas, la intimidad en la atención de las enfermedades, la dinámica de los motivos de consultas de las personas, entre otros.

El problema es multicausal y miradas reduccionistas no favorecerán a nadie, sólo al protagonismo narcisista de algunos.

[1] Foucault, Michel, Historia de la medicalización , Cap. 7, en la vida de los hombres infames. Argentina: Editorial Altamira, 1996.

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17 ago 2015

¿Se ayudará a sí misma la Presidenta?

Sería lamentable que la Presidenta Bachelet no percibiera cuán difícil es la situación de su liderazgo. Y sería ciertamente una desgracia que su círculo cercano no la ayudara a enfrentar la realidad del mejor modo posible. Quienes le aconsejan que sea intransigente, en los hechos la empujan al fracaso. El hecho rotundo es que muchas personas que la apoyaron en 2013 hoy desaprueban su gestión, lo cual debe ser particularmente doloroso para ella, que disfrutó por largo tiempo de la cara amable y sonriente del poder. No queda sino reconocer que la buena voluntad desapareció.

Hace tres meses, la mandataria actuó acertadamente al reemplazar a los cuatro ministros del equipo político, pero en el cónclave del 3 de agosto y luego en la entrevista de La Tercera, el 9 de agosto, eludió la autocrítica, entregó explicaciones artificiales sobre las causas de la desaprobación ciudadana y dio señales confusas sobre lo que realmente quiere.

Es obvio que su gestión no puede depender de la “correcta interpretación” del eslogan realismo sin renuncia, inventado por los asesores del Segundo Piso de La Moneda para demostrar que sus consejos a la mandataria han sido siempre atinados. Es como si trataran de mantener el tono épico de los inicios. Pero no es épica lo que hace falta en estos días, sino sentido de la realidad. Por su propio bien, la Presidenta debe apoyar los esfuerzos de los ministros Burgos y Valdés para enderezar lo torcido, que es mucho.

¿Cómo se llegó a esta situación? Por el encadenamiento de una visión distorsionada de la realidad nacional, un diagnóstico equivocado de las necesidades y un programa inflamado de espíritu refundacional, el cual terminó plasmándose en reformas mal concebidas y peor implementadas. La reforma “estructural” de la educación ha sido un ejemplo de chapucería, improvisación y foco equivocado, y el ministro Eyzaguirre no puede mirar hacia otro lado, como si él no tuviera nada que ver en el asunto.

Es hora de reconocerlo: el proyecto político con el que Bachelet volvió a La Moneda no pasó la prueba de la práctica. Tributario de las concepciones de la vieja izquierda, dicho proyecto se empeñó en negar los fundamentos del progreso anterior y buscó remodelar el país sobre la base de acrecentar el peso del Estado.

La mayor responsabilidad por el enfoque, las metas y las promesas es, por supuesto, de la Presidenta, pero los partidos de la Nueva Mayoría no pueden lavarse las manos, tampoco sus parlamentarios, que en su momento privilegiaron los dividendos electorales de arrimarse a la popularidad de Bachelet y renunciaron a su deber de medir las consecuencias de un programa desorbitado.

Ese cuadro queda ilustrado con el hecho de que, en medio de la euforia, surgió dentro de la DC una “corriente bacheletista”, cuyos representantes –más papistas que el Papa-, no dudaron el año pasado en desautorizar permanentemente a Ignacio Walker, presidente del partido entonces, con tal de congraciarse con la mandataria. Bueno, cambió la dirección del viento y esa corriente ya no existe.

Fue revelador lo ocurrido con el PC. Antes del cónclave, su presidente amenazó explícitamente con abandonar la Nueva Mayoría (y se supone que los cargos de gobierno) si no se cumplía el programa. ¿Cuánto influyó eso en el estado de ánimo de la mandataria? No poco, al parecer.

Por razones de biografía política, quizás pocas cosas afligen más a la Presidenta que la eventualidad de pasar a la historia como una persona que “le falló” a la izquierda que ella asocia con las antiguas banderas revolucionarias. Los dirigentes comunistas están conscientes de eso cuando presionan por el cumplimiento del programa. Sin embargo, el programa podría estar 100% cumplido, pero con efectos tales como la recesión de la economía, mayor desempleo, alta inflación, descenso de la inversión privada y derrumbe de la imagen de país confiable que Chile construyó en 25 años. ¿Acaso basta con agitar el programa como si fuera el libro rojo de Mao para que el pueblo sea feliz?

El dogmatismo programático es, en el fondo, la negación de la política, porque esta exige flexibilidad, diálogo y articulación de acuerdos. La Presidenta gobierna para 17 millones de chilenos y su obligación es evitar que el país caiga en el estancamiento o retroceda debido a la aplicación de políticas públicas erradas.

Precisamente por ello, debe poner fin a los equívocos y no seguir afirmando que, por razones presupuestarias, la gratuidad universal en la educación superior va a tomar más tiempo que los 6 años que se habían calculado. ¡Pero si ella va a gobernar solo 4 años, y ni siquiera está asegurado que en 2016 haya gratuidad para el 50% de los alumnos más vulnerables de todas las instituciones acreditadas! Fue equivocado plantear expectativas desmesuradas, pero es mucho peor no reconocerlo.

No están en discusión las buenas intenciones de la Presidenta, pero eso no basta para salir del atolladero. Los chilenos la respetarán en la medida de que reconozca las dificultades y haga opciones de sentido común. Parece obvio, pero ella será la mayor beneficiada si Burgos y Valdés consiguen estabilizar el barco.

Todos los partidos de la Nueva Mayoría están sacando cuentas sobre los costos y beneficios de mantenerse cerca o lejos de La Moneda. La Presidenta intuye por supuesto que ningún partido, ni siquiera el PS, se inmolará por un gobierno con escaso respaldo. El próximo año habrá elecciones municipales y seguramente los carteles de propaganda mostrarán a los candidatos a alcaldes y concejales en compañía de los precandidatos presidenciales.

Por todo esto, la Presidenta tiene que ayudarse a sí misma si desea que otros la ayuden.Necesita pensar en el conjunto del país más que en la NM, y eso implica corregir lo que sea necesario para restablecer la confianza. Hay que apostar por el crecimiento económico y la creación de puestos de trabajo.

Los recursos del Estado deben focalizarse en la atención de las necesidades de los sectores más vulnerables, en primer lugar el mejoramiento de la salud pública. Es urgente salvar a los colegios públicos antes de que se queden sin alumnos. Se requiere una acción mucho más eficaz contra la delincuencia. Hay que avanzar con las leyes de probidad y transparencia. ¡Y decirle de una buena vez a los chilenos que no habrá una nueva Constitución bajo este gobierno y que lo mejor es que ello sea resuelto por el próximo Congreso!

Quizás nada provoca mayor inquietud en la población que la posibilidad de que se genere una situación de desgobierno. Y ese temor puede ser alimentado por la confusión sobre el rumbo que seguirá el gobierno, los pronunciamientos equívocos y las idas y venidas sobre las metas de este período. Un gobierno errático simplemente no inspira respeto.

Para que no se debiliten la gobernabilidad y la estabilidad, es vital que las fuerzas de gobierno y de oposición actúen con sensatez y sentido nacional, cualesquiera que sean las circunstancias.

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17 ago 2015

Neurociencias en el aula, modelo para armar

Hace dos semanas, la destacada investigadora Victoria Peralta  señalaba las reflexiones que había dejado un reciente congreso pedagógico  en Barcelona, en el cual se había colocado la mirada crítica sobre la calidad educativa en el ámbito de la educación pública. Entre ellas, Victoria  resaltaba la voz de alarma de la presidenta del  congreso acerca de la errónea lectura que se ha hecho en educación de las nuevas ciencias, poniéndolas al servicio del modelo neoliberal y citando como ejemplo a las neurociencias.

Sin duda alguna que toda teoría  que se emplea para reafirmar el malsano modelo económico en educación no hace sino ahondar un daño  en países que  buscan importar acríticamente todo lo nuevo.

Sin embargo, creo firmemente que  el modelo de  neurociencias aplicadas a la educación es precisamente un poderoso argumento  para  rebatir los nocivos efectos de políticas educativas centradas en lo económico.

A modo de ejemplo,  los avances en el conocimiento de los procesos de maduración y desarrollo cerebral que han aportado las neurociencias han permitido mostrar  que  los niños  están preparados para  la primera tarea de alfabetización: aprender a leer,  cuando cumplen 7 años de edad, porque es a partir de ese momento que  se abre una provechosa ventana sensible a nuevos aprendizajes, ventana que se extiende hasta los 10 a 12 años de edad.

Han demostrado también de modo fehaciente que la lectura “cristaliza” alrededor de los 7 años, pero que viene emergiendo gradualmente dos mil días antes de llegar a 1° básico, dependiendo íntimamente de las experiencias y oportunidades ofrecidas al niño.  De este modo echan por tierra las teorías que intentan consolidar la escolarización prematura en el período preescolar y afirman de modo rotundo la urgencia de trabajar por las mejores oportunidades para la primera infancia, en especial aquella más vulnerada en sus derechos, lo cual no implica en modo alguno forzarles a leer antes de los 6 años de edad.

Las neurociencias también son enfáticas en mostrar que  en las etapas iniciales de la escolarización la presencia cercana y sabia del profesor es clave, porque el niño está comenzando a elaborar nuevas redes  neuronales, un proceso que requiere de  tiempo para practicar y de metodologías y didácticas precisas, perfectas, centradas en estrategias y no en contenidos. Las neurociencias  también son absolutamente claras y enfáticas en mostrar el absurdo que implica exigir a todos por igual, evaluar a todos por igual  y  condenar a  quienes  no logran pasar la vara de las pruebas estandarizadas.

Según el modelo de neurociencias ya no es posible seguir hablando del “escolar”, del “niño que aprende”, porque existe una pluralidad de cerebros y mentes que surgen desde la íntima imbricación de genes y ambiente. Y es enfática en mostrar que  los primeros 10 años de la vida son claves para  desarrollar al máximo el potencial integral de cada niño, pero ello debe hacerse desde  el cabal conocimiento por parte del docente de esa pluralidad que le interpela cada día en el aula.

Según el modelo de neurociencias,  los términos  más comunes en el léxico pedagógico son peligrosos y traicioneros si no se saben emplear con conciencia científica. Es el caso de conceptos como “aprendizajes” y  “enseñanza”.

Los  primeros años de la educación básica (de 1°a 4° básico), lo clave no es aprender contenidos, sino desarrollar competencias esenciales, las que están hermosamente delineadas en las bases curriculares, pero  que  son desmanteladas por la presión de “la materia que hay que pasar”, presión sistematizada en una progresión secuencial implacable, al modo de una espada de Damocles  que cae inexorable sobre el cuello del docente si  llega  a fin de año sin haber cumplido la planificación.

Entonces  los contenidos a “enseñar”  fagocitan a las competencias  que es preciso desarrollar, las cuales  requieren tiempo para practicar y  docentes  muy diestros en el arte de  acompañar al niño en este proceso.  Ese docente nada tiene que enseñar, pero sí tiene como misión fundamental  desarrollar en la pluralidad de mentes infantiles  la capacidad de comprender  lo que lee, de organizar su pensamiento para expresarse por escrito, de  ingresar al sorprendente ámbito del sentido de número y de desarrollar innumerables estrategias que le conducirán a  la esencia de los buenos y sólidos aprendizajes: la autogestión del aprender.

¿Cuántas  composiciones escritas deberían realizar los niños entre 1° y 4° básico?   Un mínimo de 400, según investigaciones llevadas a cabo en diversos contextos por Helen Abadzin, experta en lectura.  Pero no hay tiempo, porque hay que “enseñar” contenidos, de modo que, como lo afirmó uno de los miembros de la Agencia de Calidad recientemente, “las competencias se van rezagando porque son muy lentas”…  ¡Pero si es imposible  tejer redes neuronales indelebles  sin tiempo para practicar! Sin competencias bien desarrolladas, los alumnos aprenden memorísticamente,  sin comprender. Crónica de un fracaso académico anunciado.

Finalmente, las neurociencias aplicadas a la educación han llegado para mostrar al docente  una  realidad incuestionable que echa por tierra la mayoría de las prácticas pedagógicas: en la mente del niño no hay un programa pre-instalado al servicio del “aprender” desde la “enseñanza”. Digamos, un programa listo para que “le pasen materia”.  Lo primero que el docente debe hacer es  instalar esos “software” llamados competencias académicas en mentes que poseen ese prodigio de versatilidad que las neurociencias denominan plasticidad cerebral,  y esa tarea  debe ocupar  a la pedagogía desde la edad del párvulo hasta el 4° año de primaria. “Enseñar” desde  esta mirada pierde  sentido,  y pasa a ser reemplazado por “acompañar en el desarrollo de competencias”, entendiendo por competencias  un número cercano a 20 habilidades específicas para lograr una adecuada escolarización.

Estas competencias pueden desarrollarse tardíamente, como lo ha demostrado  Joseph Ramos con su Escuela de Desarrollo de Talentos en la Universidad de Chile y los numerosos propedéuticos en las universidades intentan lograr, pero  lo natural  y  lógico es desarrollarlas antes de  pasar a 5° básico, para lo cual se requiere de una teoría – y el modelo de neurociencias es plenamente válido -  y de un arte, representado por  profesores  a la vieja usanza, al estilo del profesor normalista, soberano en el aula en lugar de prisionero de las planificaciones, un creador desde la libertad de su praxis y no un mero eslabón entre un currículo ajeno y su rol docente, reducido al de un mero técnico de la “enseñanza”.

3 comentarios
17 ago 2015

Critican a la NM ¿y después qué?

Si se mira la historia política chilena con todas las diferencias y similitudes de los demás países latinoamericanos y aún con otros continentes, hay algunas características peculiares para nuestro país. Ellas, entre otras  son la formación de bloques estables y con una cierta consistencia ideológica y algunas excepciones donde aparecen partidos emergentes para extender la votación. En la derecha fueron siempre el bloque conservador liberal con el partido agrario Laborista con una duración relativamente pequeña.

En el Centro Izquierda el Partido Radical o el Partido Radical Democrático, luego con la aparición arrolladora  del Partido Demócrata Cristiano, partido  que en los primeros años fue más bien centro  centro y luego con una inclinación  más bien de centro izquierda,  en las décadas del 60 y 70.

En la izquierda  el partido Comunista, el partido Socialista y sus aliados radicales y democráticos en distintos aspectos.

La permanente presencia de extremos de izquierda o derecha muy minoritarios  que han sido relevantes pero enervantes para la política especialmente para las políticas de gobierno, al punto que han tenido duros encuentros con los referentes tradicionales de la izquierda y también con la vieja derecha. Los encuentros del MIR con el comunismo de la ciudad de Concepción o la discusión ideológica de los liberales con Patria Libertad han sido patognomónicas.

Una característica muy especial ha sido la presencia en Chile del partido Comunista absolutamente obediente frente a la Unión Soviética y al mismo tiempo más funcional a los gobiernos de izquierda como fue el caso clásico del apoyo irrestricto al gobierno de Allende

Un último aspecto es la presencia en nuestro país en los últimos 50 años de la permanente presencia  de un pensamiento de izquierdas o centro izquierda, puro y supra partidario que ha sido también un permanente aguijón para los gobiernos que no ha sido pro comunista.  En Chile este pensamiento ha provenido desde la izquierda al pensamiento cristiano, tal vez por todo ello no ha sido siempre tranquilo en el quehacer de los gobiernos progresistas. 

Esto ha sido naturalmente distinto, pero sumatorio a la feroz oposición de la derecha, que genera, una de las debilidades del progresismo de estos gobiernos.  Las razones son siempre las mismas: rapidez y amplitud del programa, amplitud de las coaliciones y los errores humanos.

La nueva Mayoría es básicamente la encarnación  de estos últimos grupos que vieron en la concertación y luego en la Nueva Mayoría la posibilidad de gobiernos de mayoría, de amplio sustento ideológico y popular que soñamos con la fuerza suficiente para hacer realidad las utopías de progreso en nuestro país .

Por eso es que nos duele tanto que estemos cayendo en enfrentamientos particulares por temas menores, por rencillas partidistas de menor cuantía y sobre todo nos duele  esta especie de diario quehacer  de dirigentes y parlamentarios que hacen pensar a mucha gente y que pudiésemos perder el gobierno o que tengamos un triunfo medrado  en las elecciones municipales, en una suerte de “muerte anunciada”, que al final produce su derrota.

Cuidémosla porque si ella no nos da la satisfacción que el pueblo requiere, la podemos perder como nuestro ultima utopía.

Debemos entender que detrás de ello hay otras respuestas evidentes.

Que viene después ¿un gobierno minoritario que demostró sus dificultades? ¿un gobierno de centro derecha que deberá incluir a un DC? ¿un gobierno independiente como surgió con Carlos Ibáñez?

Las tres alternativas son un retroceso del avance progresista del pueblo chileno.

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