En análisis anteriores he venido insistiendo en que la política local ha cambiado de manera profunda en las últimas semanas. La debilidad de la derecha y el auge progresista son los dos hechos que definen el cambio en la política de la comuna. Este hecho ha generado las condiciones para que el apetito por dirigir el municipio aumente y la lucha por el objetivo se intensifique.
Esta situación explica, sin duda, lo que ocurrió al interior de la Nueva Mayoría semanas atrás cuando hubo que negociar y concordar un nombre para competir por el sillón municipal en el concejo. Sabemos que no hubo consenso y que la “unidad” de votar todos por si mismos se parece más a un tongo que a un ejercicio unitario: una salida política a un nudo político.
Si nos introducimos en las tinieblas del poder observamos que esto se explica simple y complejamente porque las primarias de la Nueva Mayoría en Ñuñoa comenzaron. Evidente, ningún aspirante –porque, al menos tres los son- estaba dispuesto a visibilizar al otro. Esto es política y nada se regala. Se abre, por tanto, una nueva fase en la política local. Será, sin duda, un largo período que debe culminar con un candidato oficialista surgido de una primaria o una negociación. Hoy, todo es posible.
Pero, para llegar a ese candidato hay muchas situaciones y coyunturas que hay que resolver. La primera, tiene que ver con las negociaciones nacionales y el rol que la comuna va jugar en ellas. Seamos claros, no se puede hacer nada en el plano local sin que los niveles nacionales hayan decidido y negociado con los otros partidos del bloque que se va hacer en tal o cual comuna. En una negociación municipal el movimiento de las fichas es muy complejo. Todos los aspirantes pueden ser eventualmente piezas de canje.
De hecho, no es extraño escuchar que el candidato de la Nueva Mayoría de la comuna sería impuesto por las cúpulas nacionales. Se ha dicho, que Navarrete busca esa nominación y ha comenzado a sonar Soledad Alvear en la DC. A mi entender, hay poco espacio para una solución de ese tipo. Por ello, lo más probable es que el asunto se resuelva en una primaria. Aquí, surgen otros problemas.
Lo primero que se debe resolver es si la Nueva Mayoría va competir en las “potenciales” primarias del 123 Ñuñoa. Hoy, oficialmente ningún partido lo tiene resuelto.
Si decide no competir al interior 123 Ñuñoa, todo es más fácil y directo. Las tensiones se reducen y las lealtades se conservan. No obstante, no todo está resuelto ni definido; por ejemplo, no sólo hay un nudo de tensión en torno al padrón de la primaria, sino también surge el problema de que la DC quiere nominar al candidato vía negociación. Insisto, hoy las negociaciones de ese tipo son inviables.
En este escenario, se realizarían primarias en junio probablemente en el marco de la ley. A la fecha cuatro son los aspirantes: Navarrete PPD, Mendoza PS, PlacenciaPC y CastilloDC. Ya sabemos, que los radicales han dicho que no llevaran candidato a esta instancia. Como esto es política se pueden producir cambios y el escenario sufrir modificaciones.
Si decide competir al interior del 123 Ñuñoa, surgen dos problemas. El primero, en torno a si va la DC o no va y el segundo, en torno a si compiten en esa primaria con candidato único o todos compitiendo al interior de la plataforma con los sectores autodenominados “no duopólicos”.
Voy a insistir, en que si la DC local no participa de esa plataforma ciudadana, la NM no puede dejar a la DC en el aislamiento. Ese mismo hecho, implica no sólo un quiebre del oficialismo a nivel local con sus costos correlativos, sino también que la DC lleve candidato propio a la elección de Alcalde. Es evidente, que en ese escenario no hay unidad opositora.
Participar de la primaria del 123 Ñuñoa sin la DC, implica que vaya por fuera. Seamos claros, hoy la DC no va participar de esa instancia. Desde el punto de vista electoral y del cálculo político este escenario es el peor para la Nueva Mayoría. No sólo pierde políticamente, sino también tiene suma cero en votos. En efecto, lo que gana con los 8.000 votos que aportan los “no duopólicos”, los pierde con la DC fuera del pacto. Sin duda, pierde harto más votos que esa cifra. Por todos lados, mal negocio.
Ahora, si la DC decide competir en esta plataforma hay que resolver si se va competir en esa primaria con candidato único o con todos sus aspirantes. En rigor, con la DC afuera o adentro el escenario es el mismo y la pregunta válida.
Para el primer caso, candidato único, hay que resolver cómo se elige ese candidato.
Las opciones son dos: primarias o negociación. La negociación en torno a un candidato, como se ha hecho desde el 2004, es poco viable.
Por tanto, ese candidato saldría de una primaria en que la DC está dentro o fuera. En ese escenario, ya vimos que hay cuatro opciones, eventualmente tres. Surgen, nuevamente algunas interrogantes: ¿en qué fechas serían esas primarias, si las legales serían en junio del próximo año? acaso, ¿se harían entre marzo y mayo? ¿es viable tener dos primarias entre marzo y junio, para luego, ir a una municipal en octubre? y ¿quién va financiar esas primarias?
La otra opción, es que la Nueva Mayoría compita con todos sus candidatos en la primaria del 123 Ñuñoa. El escenario, también parece inviable no sólo porque la fragmentación de los votos puede hacer que terminen ganando las fuerzas “no duopólicas”, sino también porque la DC local no va participar en ese proceso. Todo indica, que si la NM va a la “primaria del 123” no lo hará compitiendo con todos sus candidatos. De lo contrario, tendríamos dispersión de votos, una DC aislada e incómoda, un PC potenciado y un PS con resultado incierto. Este es, el escenario más inviable políticamente.
El análisis anterior, en consecuencia, nos conduce a una primaria de la Nueva Mayoría en junio del próximo año. Es decir, a un escenario en que el oficialismo no participa de las primarias del 123 Ñuñoa por una cuestión de tiempo político, de compromisos políticos y de estrategia política. Sólo se han planteado preguntas que otros deben resolver. La política cambia realidades combinando voluntarismo y realismo.