28 jul 2013

El estilo arrollador de la UDI

La opinión pública ha sido testigo durante los últimos días de un verdadero reality en la derecha chilena, con candidatos que salen y entran designados entre gallos y media noche, incluso sin consultas a los aliados de esta coalición, pasando la aplanadora sin pudor alguno.

Es el estilo arrollador de la UDI el que ha primado y el que a todas luces no es bueno para Chile, por una larga lista de razones. Una candidata presidencial que nace con fórceps y que se instala a la fuerza y de una forma autoritaria. Es este estilo el que no es bueno para Chile y el que definitivamente será rechazado en las elecciones próximas.

Pero hoy quiero detenerme en una razón esencial que argumenta por qué ese estilo no sólo no es bueno, sino que representa una amenaza para nuestra democracia y para las demandas que, legítimamente, gran parte del pueblo ya ha explicitado: los cambios al sistema electoral, en busca de una sociedad más plural e igualitaria, y la oposición férrea de la UDI, que defiende una Constitución deslavada y cada vez más alejada de los cambios sociales de nuestro país.

Nadie podría negar hoy que la sociedad chilena reclama cambios políticos y sociales que permitan vivir en una sociedad más inclusiva; pues una de las reformas más anheladas es tener un sistema político plural y representativo donde las mayorías puedan gobernar y eso se sintetiza en la Reforma al Binominal, reforma que la UDI nunca impulsará.

Efectivamente, ese mayoritario deseo ciudadano ha sido y seguirá siendo bloqueado por la UDI, ayer con un discurso anti político y hoy, que está en el Gobierno, con un estilo arrollador y matonesco donde sólo busca ahogar la representación de una derecha más liberal.

Cualquier intento de Renovación Nacional de apoyar alguna reforma política es ahogado y anulado por el veto de la UDI, especialmente en el Parlamento donde, producto del binominal que tanto defienden, está sobre representada -39 diputados UDI y sólo 17 diputados RN-, a pesar de que en la última primaria hubo casi un empate entre el candidato UDI y el de RN y, en las municipales 2012, la UDI en concejales sacó 900 mil votos y RN, 800 mil .

Este casi empate electoral en la derecha es negado por la UDI y su sobre representación parlamentaria. Lo inédito es que ahora tuvieron el apoyo del Presidente Piñera que pareciera haber convenido con la UDI un acuerdo para esta campaña presidencial y en especial para la propia repostulación en el 2017.

La UDI ha mostrado una clara vocación hegemónica e impositiva con sus socios revelando que le interesa mantener el control de las fuerzas parlamentarias de la derecha y seguir jugando el rol de bloquear todo tipo de cambio político y social.

Este estilo UDI arrollador es porque no quiere que una parte de la derecha se atreva a consensuar reformas al binominal, entre otras cosas.

A pesar de estas señales, esperamos que los senadores de Renovación Nacional mantengan su señal política de reformar el Binominal y en la votación que habrá en el Senado respalden el proyecto de ley que se presentó y empecemos a cambiar un sistema electoral que no garantiza la representatividad y pluralidad del Chile del siglo XXI.

De lo contrario, RN habrá sido nuevamente aplastado por una UDI sin freno ni límites.

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28 jul 2013

La derecha con la mirada puesta en 2017

La derecha chilena arrastra una historia de conflictos y traiciones que es casi insuperable. El arte de aserruchar el piso a los amigos ha alcanzado en la UDI y RN un nivel de maestría. En las últimas semanas se han agregado nuevos capítulos a esa trayectoria poco piadosa.

Ha pasado de todo: discursos unitarios para esconder prácticas desleales, cálculos electorales desinhibidos, maniobras de toda clase para desacreditar a los rivales (incluida la oferta de material inflamable al bloque del frente), etc. Y no han terminado los temblores: la candidatura de Evelyn Matthei todavía puede enfrentar sorpresas desagradables en el Consejo General de RN, que es el órgano que tiene facultades para proclamar a un candidato presidencial.

No es una cuestión de malas costumbres. Se trata de la disputa encarnizada de posiciones de poder en un escenario desfavorable. Como la elección presidencial y también la parlamentaria se han hecho cuesta arriba, los movimientos tácticos de Piñera, de las cúpulas de RN y la UDI y ciertamente de los líderes con aspiraciones se explican por la exigencia de “perder en noviembre en las mejores condiciones posibles”, esto es, conservar o no reducir demasiado la representación parlamentaria y obtener cualquier ventaja para la competencia presidencial de 2017.

Los pronunciamientos de Piñera, y sobre todo, sus maniobras desde La Moneda, no son inocentes. No es la suerte del candidato presidencial de la Alianza lo que le preocupa, aunque sabe que el resultado de la elección presidencial será visto como un juicio sobre su gobierno. Más le inquieta lo que pueda suceder en la elección parlamentaria, porque si el balance resulta demasiado negativo, se vuelve pedregoso el camino de aquí a 2017.

Allí está la madre del cordero. Piñera necesita mover las piezas de modo tal que su camino quede relativamente despejado. Si Evelyn Matthei sufre una derrota aplastante ante Michelle Bachelet (o sea, si obtiene menos de 40% de los votos), habrá sido una estrella fugaz en estas lides. En cambio, si ella crece como candidata, al punto de aparecer como alternativa real a la Presidencia en una segunda vuelta, quedaría en buena posición para la próxima batalla.

Allamand se juega la prolongación de sus aspiraciones presidenciales en la posibilidad de ser elegido senador en Santiago Poniente. Si lo consigue, y Matthei sale del escenario, puede emerger como el líder de la oposición al eventual gobierno de Bachelet.

Podrá criticar y atacar con entera libertad (no olvidemos que es experto en “desalojos”).Por un elemental sentido del decoro, a Piñera le está vedada tal actitud: sería incluso antiestético que se convirtiera en líder de barricada inmediatamente después de dejar La Moneda, pero está visto que las cuestiones estéticas no siempre le han preocupado mucho.

La candidatura derechista de 2017 será fieramente disputada, pero Piñera correrá con ventaja. El balance final de su gobierno será su mayor capital, pero además, como todo Chile sabe, tiene toda la plata que se necesita para estos trajines. Por si fuera poco, ha establecido lazos muy firmes con sus colaboradores de la UDI en el gobierno.

Toda esta especulación se basa, lógicamente, en el supuesto de que Michelle Bachelet estará desde marzo próximo en La Moneda. Pero las luchas políticas no pueden darse por ganadas antes de tiempo. En caso de que ella gane, vendrá a continuación el desafío de desplegar una gestión coherente, con rumbo claro, que haga progresar al país sin demasiados sobresaltos, porque dificultades habrá siempre.

Después de triunfar en las primarias, Bachelet afirmó que “Chile se va a hacer más difícil de gobernar”. Así es. Cualquier gobierno tendría una tarea compleja por delante, y no porque Chile esté en crisis, sino porque el reto es cómo hacer las cosas de manera que no llegue a estarlo.

A 3 meses y medio de la elección presidencial, ¿puede afirmarse que la derecha está fuera de carrera? Sería sacar cuentas demasiado alegres. Además de Bachelet y Matthei, competirán 4 o 5 postulantes más, lo que de partida hace difícil una definición en primera vuelta.

Pese al “fuego amigo”, Matthei está en condiciones de hacer una campaña competitiva, en la que ella seguramente ofrecerá su rostro más amable. Y bien sabemos que tiene otro.

Acerca de esto, Gabriel Valdés relató en una ocasión que lo dejaba helado la forma de actuar de Evelyn Matthei en el Senado: “Era capaz de atacarme en los términos más duros en la sala de sesiones, con el rostro casi descompuesto, y más tarde, terminada la sesión, acercarse en los pasillos muy sonriente a decirme: ¡Don Gabriel, cuánto lo quiero!”.

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28 jul 2013

Un ministerio participativo en gestación

Para quienes conocimos, en la década de los noventa, la historia fidedigna de la gestación del Consejo Nacional de la Cultura y las Artes, no debiera extrañar que hoy, en la antesala de su revisión, sea el Parlamento quién salga a rescatar, cuál Jorge de Capadocia a la Princesa de la Cultura amenazada por el dragón, de un proyecto de ley apresurado, poco acucioso y sobretodo, ignorante de la realidad del sector que se pretende normar.

En definitiva, un texto al que le faltó justamente aquello que los diputados hicieron en 1996 y que comenzarán a ejercitar en 2013: Escuchar.

No es menor el que la Comisión de Cultura de la Cámara de Diputados haya convocado a una sesión ampliada o audiencia pública el 29 de julio y emitido una cantidad de invitaciones a actores relevantes del sector. Fue como el despertador.

Equivale a la citación que ocho diputados de todos los partidos con representación parlamentaria hicieron a inicio de 1996 -José Antonio Viera Gallo, Isabel Allende, María Antonieta Saa, Mariana Aylwin, Ignacio Walker, Andrés Chadwick, Luis Valentín Ferrada y Alberto Cardemil- a sesiones abiertas, en la sala María Luisa Bombal del Centro Cultural Estación Mapocho, los martes de dicho año, a las ocho y media de la mañana.

Pasaron por esa gigantesca mesa redonda decenas de gestores culturales, artistas, invitados extranjeros, más de una sesión por vídeo conferencia, hasta llegar a formular -parlamentarios y “civiles”- una incierta convocatoria para el 16 de noviembre de ese año, a un Encuentro de Políticas Públicas y Legislación Cultural.

Llegaron más de 600 delegados, en su mayoría espontáneos, de todo el país que se inscribieron en un puñado de comisiones para expresar sus demandas. Lo interesante fue que los legisladores las escucharon y ese clamor llegó hasta La Moneda, desde dónde el Presidente Frei Ruiz Tagle envió a su ministro de Educación, José Pablo Arellano, para comprometer una Comisión Presidencial que recogiera y estudiara las 120 prioridades nacidas en ese particular entorno.

Esa Comisión sesionó durante todo el año 1997, en las oficinas de la División de Cultura, teniendo como anfitrión a Claudio Di Girólamo. Su trabajo -que incorporó además de parlamentarios -Gabriel Valdés, Luis Valentín Ferrada, María Antonieta Saa- a empresarios -David Gallagher, Roberto de Andraca y Mauricio Larraín- y por cierto a gestores y artistas hasta completar 17 personas. El resultado fue un articulado de ley para crear el CNCA y otro para modificar la Ley de Donaciones.

Sólo con eso avanzado, el gobierno siguiente, de Ricardo Lagos, se atrevió a mandar un proyecto de ley de institucionalidad cultural al parlamento. El terreno estaba abonado.

Qué diferente a la iniciativa reciente en la que el Gobierno Piñera confundió eficiencia con cumplimiento de plazos y presentación del proyecto con meta.

Priorizó la formalidad de su presentación por sobre confeccionar un proyecto adecuado a los tiempos y al desarrollo del sector desde 1990 a la fecha, no entendió ni profundizó el proceso creciente y simultáneo de participación e institucionalización que encabezaron coherente y sucesivamente DiGirolamo, Agustín Squella, José Weinstein y Paulina Urrutia.

Pero el error no está sólo en no advertir la línea de desarrollo en el mundo público, tampoco consideró los consistentes avances del mundo cultural en el ámbito privado: interrumpió la expansión y consolidación de corporaciones culturales privadas sin fines de lucro como el Gam, Balmaceda y Matucana.

Curiosamente para un gobierno de derecha, tuvo miedo de la gestión autónoma de estas instituciones e intentó controlarlas desde el gobierno por la vía presupuestaria, restringiendo la diversidad y cantidad de sus directores, lo contrario de lo acontecido recientemente en el Teatro Municipal de Santiago, que amplió el espectro de su máximo órgano directivo, con interesantes resultado ya a la vista.

Cabe entonces, dos cosas. Una felicitación a la Comisión de Cultura por iniciar el proceso de participación que no se hizo antes de presentar el proyecto, e iniciar la propuesta de temas que deberían estar presentes en el camino que comienza, para retomar la senda bruscamente interrumpida el 2010.

Desde luego, mejorar las condiciones de participación de la ciudadanía en el eventual Ministerio, tanto desde las regiones y de los creadores como de los pueblos originarios y las audiencias.

Desarrollar un estatuto funcionario que dignifique a quienes trabajan tanto en la DIBAM como en el CNCA.

Considerar estructuralmente la multiculturalidad de Chile en la nueva entidad.

Avanzar decididamente en la descentralización del desarrollo cultural, tanto en términos de presupuesto como de participación de personalidades regionales en las decisiones de alcance nacional.

Y, para estar a tono con lo que la sociedad está demandando, lo primero será algo tan simple como escaso hasta ahora: un par de buenos oídos para escuchar.

Así se construyó el Consejo Nacional de la Cultura y sólo así se edificará la institución que lo supere y fortalezca en sus rasgos principales, que se resumen en la ya tradicional frase: la cultura es tarea de todos, que debiera derivar en que el acceso a ella sea un derecho de todos.

Cuando ocurra, el episodio del dragón, será solo un mal recuerdo.

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27 jul 2013

Lámparas humanas

Hace un par de semanas tan sólo, se denunció la venta de aceites no aptos para consumo humano disfrazados como tales, y más aún bajo el rótulo de uno de los aceites más acreditados por la ciencia médica.

Hace un par de semanas un político, considerado el faro o guía de parte de sus partidarios (y excesivamente entusiastas propagandistas) sucumbió, aparentemente, víctima de una triste circunstancia personal que, por lo demás, no es noticia, puesto que miles de chilenos la padecen.

¿Qué vínculo existe entre dos sucesos aparentemente disímiles? El observador atento del juego de símbolos en el que consiste, en último término, nuestra realidad, sabe que la coincidencia estadística es un mero consuelo científico.

Jung lo llama sincronicidad y ha demostrado sus infinitas posibilidades de sentido.Nada me parece casual en Chile estos días. Los dos casos mencionados no son puntuales, sino saldos evidentes de algo no muy aceptado por el poder y sus divulgadores.

Un reflector potente se ha encendido de parte de la ciudadanía y que apunta a todo aquello que estaba muy bien oculto.

Un puñado de especuladores empingorotados quiere que usted alimente a sus hijos con aceite combustible, un líder de opinión, la luz de sus seguidores, cae, nos dicen, víctima de la enfermedad. Uno es metáfora, prefiguración del otro. Parece que no es negocio andar inventando lámparas humanas.

¿Es esto un chiste de mal gusto de parte de este columnista ? Para nada. Exponerse ante los otros, exhibirse en el gran teatro del mundo es un acto riesgoso desde el remoto origen de los tiempos.

Si enarbolas una consigna y la declamas ante los otros, éstos o bien te apuñalan en el foro o bien te siguen. Así se forman, o se inventan, los líderes. Un sujeto tan imperfecto como yo, pero tan bueno como usted, obvio, de pronto es la luz del planeta, la lámpara no puede apagarse por nada del mundo, pero mantener la débil llama no es fácil.

En este sentido, permítaseme un apunte personal. Esta tribuna que generosamente me ha sido conferida la pensé inicialmente para compartir mis devaneos personales, pero el rumor de la historia, feroz como el oleaje de las tormentas me convenció de que tenía que ir más allá.

Quizás algo de luz podríamos generar tú y yo, desocupado lector. Intento ser una voz ciudadana que dice lo que realmente piensan quienes no salen en las estadísticas.

Intento lo que llamo crítica cultural de la vida cotidiana buscando ser parte de ese foco del cual huyen las ratas. Sin embargo, el costo es evidente. Me temo que la honestidad es una virtud sobreestimada hoy por hoy, el cinismo conviene y abre infinitas puertas.

En un país de vocación tan provinciana como el que todavía somos, dar la cara, defender una idea propia es sinónimo de escándalo si no tienes los canales de apoyo de rigor. Por defender mis convicciones y principios he perdido amigos, incluso trabajos. La verdad es más amiga de la soledad que de la comparsa. El club de amigos tiende a convertirla en simple slogan. La oscuridad donde sesionan es abono para el chanchullo.

En el colegio de antaño te enseñaban que una sociedad justa se construía en base al sano intercambio de opiniones, construido con información y transparencia; pos tenebras lux, rezaba nuestro primer escudo patrio.

Hoy, supuestamente, parece haberse consagrado este principio, pero en su lugar lo que reina es la sarta cotidiana de estupideces gratuitas que se despachan los palurdos admirados y bien pagados que pululan en los medios con la voracidad de la mosca, y eso también oculta, oscurece.

Paradójicamente, aún, hacer uso de esta proscrita facultad de la opinión constructiva e informada en las así llamadas redes sociales te expone no al noble debate que amaban los griegos, sino al escudriñamiento negativo de futuros empleadores que, incómodos con uno o dos adjetivos, te excluirán de su futura planilla, y al de ociosos que todo malentienden, cuyo nombre es legión, y que calumniarán tu feble nombre por un par de cosas que jamás dijiste.

El ditirambo ampuloso, la apología dulzona, el dato freak son los discursos que bien convienen ya que no incomodan al patroncito ni menos al consumidor somnoliento y distraído que es el principal blanco de los grandes inversionistas. El chileno finge evitar el conflicto, pero dale una cerveza y lo practicará con desenfreno a la salida de las discoteques… en lo oscurito, como nos gusta decir.

Entonces ¿será mejor callar ante quienes se congratulan en cámara por estafar a millares con precios obscenos de medicamentos que salvan vidas?, ¿ante quienes que, para engordar sus especulaciones visadas por el estado, venden aceite lampante presentándolo como el que recomiendan los nutriólogos y así envenenar a nuestros seres queridos para que tú te sigas forrando?

¿Es mejor callar ante la mentira sistemática de líderes maquillados o ante autoridades que te dicen que eres el primer fiscalizador y si lo haces ante sus groseras colusiones, fusiones y oligopolios, ejercen contra ti toda su coacción mediática y leguleya?

Puede que finalmente la luz brille sólo para uno mismo, puede que la verdad sea un consuelo en lo privado, no todos somos Jesús o Nietzsche para padecer aún más calvarios, puede que la verdad no sea un bien de consumo, puede que sea mejor la parodia o hacerse el leso.

Pero seguimos escribiendo, seguimos tratando de ver en la oscuridad.

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27 jul 2013

Educación y política: Chile no es Finlandia

En Chile, de un tiempo a esta parte –y no sólo en los círculos académicos- se menciona a Finlandia como un paradigma de éxito en materias de educación.

Sin duda que Finlandia ha tenido éxito, especialmente desde comienzos del siglo XXI, ya que comparativamente, a nivel mundial, ha alcanzado con sus estudiantes los más altos estándares de resultados en lectura, matemáticas y ciencia.

Así, ya el año 2001, según pruebas PISA (Program for International Student Assesment), los estudiantes finlandeses eran los mejores entre 43 países y la OECD declaró que el sistema educacional finlandés estaba logrando los ciudadanos mejor educados del mundo.

¿De dónde tanto éxito? Esa es la pregunta que nos permitiría, quizás, aprender algo.

Desde luego, aclaro que me referiré solamente a la educación básica y secundaria – la de adultos, la técnica-profesional y la universitaria ameritarían una columna por separado.

La fórmula finlandesa exitosa queda bien descrita en una especie de slogan, bastante chileno por lo demás: “educación pública, gratuita, de alta calidad, equitativa, para todos”.

Pero, el mero slogan no describe qué se hizo para lograr el éxito que ahora todos reconocen y admiran.

En el centro de ese éxito se encuentra un completo énfasis en los profesores y en el ejercicio de la noble profesión de educador.

Profesores que son maestros, seleccionados rigurosamente, bien formados, en continuo perfeccionamiento, con autonomía curricular y profesional.

Profesores respetados y admirados socialmente, bien remunerados, conscientes de la importancia de un ejercicio autónomo y responsable de su profesión; nunca, jamás amenazados, porque si alguno de ellos no está desempeñándose a buen nivel entonces se le apoya para su desarrollo profesional.

Profesores acompañados de los padres, los apoderados, las familias, todos interesados en sus escuelas, que confían en los profesores y en cómo y qué enseñan a sus hijos.

Profesores acompañados también de sus alumnos, que participan y expresan interés y entusiasmo personal en sus procesos de aprendizaje.

Allí aparece el otro énfasis: los alumnos. Pero no como una masa, esto es, “los estudiantes”, sino que cada educando, con sus características, sus necesidades, sus fortalezas y sus debilidades. De tal modo que el curriculum general se acompaña con un curriculum especial, diseñado, pensado para atender las necesidades educacionales específicas de cada uno de ellos, tanto de aquellos que se quedan atrás como aquellos que se adelantan a los otros.

Surge también lo que se puede denominar “la escuela”, esto es el conjunto, los profesores, los directivos, el lugar, el hábitat, en que la educación se imparte. Todas ellas preparadas para proveer al estudiante finlandés de una educación de alta calidad, no importando dónde ella esté ubicada geográficamente ni la edad, el origen socio-económico o el idioma de los estudiantes.

Una educación no solamente gratuita respecto de matrículas y otros pagos sino también en cuanto a la alimentación, la nutrición, los textos y demás materiales de estudio.

Escuelas involucradas todas en un proceso caracterizado por la colaboración, no la competencia entre ellas. Y con un énfasis en la equidad –que todos los estudiantes logren su mejor nivel- no en la excelencia.

Lo anterior ocurre en un cierto contexto institucional y financiero, a cargo del Gobierno central pero también, y actualmente de manera esencial, del nivel local, representado por Municipios de larga trayectoria en proveer servicios de alta calidad, especialmente aquellos educacionales.

¿Cómo lo hicieron?

Primero, en un tiempo largo, más de cuatro décadas, de a poco, sin apuros, concientes que la prisa podía destrozar un intento de reforma educacional como la que se intentaría llevar a cabo.

Ello en básicamente dos etapas, una de mayor centralización y control desde el Gobierno central (desde los años 60 a 1980); otra de mayor descentralización y facultades amplias a los gobiernos locales, a los profesores y escuelas mismas (desde 1980 en adelante).

Segundo, una reforma omnicompresiva, holística, no de medidas específicas aisladas, fragmentadas, sin conexión entre ellas. La reforma educacional abordó todo: los profesores, la administración, los educandos, las remuneraciones, el curriculum, etcétera.

Tercero, un diálogo y acuerdo político de largo plazo, estable, sustentable en el tiempo, flexible pero persistente, en que participaron todos los estamentos relevantes: políticos, técnicos, profesores, trabajadores, empresarios.

Cuarto, un ambiente de colaboración y no de competencia ni confrontación, en especial la percepción compartida que la educación era la clave para el desarrollo del país y para la vida de cada niño o joven finlandés.

No me cabe duda que el núcleo de todo ello fue el acuerdo y el liderazgo político de largo plazo.

Pienso que no se puede copiar mecánicamente el modelo finlandés, pero se puede aprender de él, y especialmente, para el caso de Chile, que sin un acuerdo político extenso y de largo plazo ninguna política educacional que aspire al éxito lo alcanzará.

Nota del autor: esta columna sintetiza una extensa investigación que ha incluido trabajos de diversos autores finlandés, especialmente de quien es considerado el más grande de sus expertos, el profesor Pasi Sahlberg, a quien agradezco la gentileza de haber contestado algunas de mis interrogantes. Agradezco también a Daniel C. Levy (EE.UU.) y Johanna K. Hakala (Finlandia) por proveerme de valiosa ayuda en las primeras fases de mi exploración de este tema.

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27 jul 2013

El paciente no es un cliente

Hemos mostrado cómo el acto médico es destruido cuando se le considera como una mera mercancía. Esto bastaría para demostrar que la persona que sufre y busca solución a su sufrimiento no es un cliente o usuario, que compra una mercancía, y que el valor (erróneamente sustituido por el precio) y calidad de esa mercancía no es regulable por las leyes de la oferta y la demanda.

El cliente sabe lo que busca, y el vendedor sabe lo que vende y ambos pueden evaluar las mercancías transadas. Esto no ocurre en el acto médico, al menos al inicio del encuentro paciente- médico.

Comparemos con comprar una servilleta. El paciente siente dolores, malestares, anomalías, y hace un juicio: algo raro me pasa, es decir no sabe si lo que le pasa es una mercancía (servilleta) sanitaria. Enseguida hace otro juicio, lo que me pasa necesita consulta (necesito una servilleta).Toma la decisión de consultar (comprar servilleta).

Llegado donde el médico le dice, siento o me pasa esto, ¿qué será Dr? (No sé si quiero una servilleta, Ud. me dirá). El médico le hace una historia (anamnesis) próxima y remota incluida la familiar, lo examina, formula algunas hipótesis que pueden o no ser verdaderas y le prescribe algunos exámenes para evaluar la veracidad o falsedad de esas hipótesis.

Le dice, tampoco sé si Ud. necesita una servilleta, es decir si está o no enfermo, o Ud. no necesita una servilleta sino otra cosa que veremos.

En la segunda consulta, con los exámenes, el médico dice: lo más probable (el diagnóstico 100% cierto se da raras veces) es que Ud. tenga tal cosa que se trata de tal manera (no era una servilleta lo que Ud. necesitaba sino que era un perro), pero tenemos que ver la evolución (puede que no sea un perro).

Ni el más recalcitrante seguirá insistiendo que el paciente es un cliente comprador y el médico un prestador vendedor de mercancías. Pongamos un caso más real y concreto.

Un paciente acude al odontólogo por dolor de una muela en la mandíbula. Realizada la anamnesis, el exámen físico y una radiografía, el Dr. le dice que va a poner anestesia y tomar una pequeña muestra de una lesión blanquecina de la mucosa cerca pero no de la pieza álgida.

En una nueva sesión el diagnóstico histopatológico revela cáncer en grado tal que es necesario sacar el trozo de mandíbula. Se realiza la intervención, el paciente sana y queda con una prótesis.
Pasado el tiempo una revisión científica de las muestras de anatomía patológica, anónimas, con nuevas tecnologías revela que esa lesión no era cancerosa sino que micótica (hongos).

Homologuemos con la servilleta. El cliente va a comprar una servilleta y el vendedor, hace algunas preguntas y observa al cliente, va a buscar un cuchillo y le dice Ud. no necesita una servilleta sino que le corten el dedo índice de la mano derecha, así que se lo voy a cortar, porque si no lo hago Ud. se morirá en medio de los dolores más horribles en 3 meses, aunque tampoco estoy muy seguro.

Otras situaciones hacen imposible reemplazar al paciente por cliente sin cometer agresiones graves contra las personas.

Diagnósticos y enfermedades no existen fuera de la mente humana (son gnósicos), no están en el plano de los procesos extra-mentales (que son ónticos). El paciente sufre procesos, que son parte de su persona y que él presenta al médico, que tiene esquemas mentales (diagnósticos, enfermedades, síndromes) para encasillar esos signos y síntomas dentro del conocimiento médico y orientar el manejo del paciente.

Pero, el proceso patológico que sufre el paciente es único, irrepetible e irreversible y así debe ser enfocado por el médico, que también es único, irrepetible e irreversible, con su conocimiento y praxis médica actualizada en su arte que implica atender a cada paciente en forma única y personalizada.

La confusión gnoso-óntica (confundir la etiqueta con el contenido) ha hecho mucho daño y en este caso sacrifica al contenido que es una persona;sin embargo el GES o AUGE funciona con diagnósticos y no con personas. Aquí es imposible seguir con el cliente que compra servilleta, porque cada persona tendría que comprar su servilleta ajustada a su historia y genoma, es decir no habría ninguna servilleta igual, y lo mismo sucedería con el vendedor que vendería esa servilleta única irrepetible modificada en una forma única irrepetible.

Unamos estas incongruencias y tomemos un ejemplo de la práctica en Genética Clínica en la que cerca del 50% de los pacientes queda sin diagnóstico (el GES es inaplicable), se sabe que tiene una enfermedad o síndrome genético, pero no se sabe qué específicamente. Ese paciente tiene una patología única y no ha habido y no habrá ningún otro que la tenga.

La transformación neoliberal del paciente en usuario o cliente en este caso es absurda e imposible de hacer. Los testarudos dirán que fue a consultar y el tiempo de consulta, el gasto médico y de consulta y otras externalidades si son mercantilizables (y tienen razón), pero eso es continuar confundiendo la etiqueta con el contenido, porque esas externalidades en concreto no le sirven ni al cliente ni al vendedor, es decir no habría la posibilidad de un valor de uso (que le gusta a los liberales y neoliberales) de la mercancía y sólo habría un valor trabajo (que le gusta a los marxistas) invertido por el equipo médico, pero inútiles ambos.

El paciente origina el proceso patológico que lo aqueja, es decir él inicia y produce la mayor parte del acto médico (la mercancía).

En el tratamiento, la recuperación depende mayoritariamente de la resiliencia (capacidad de normalización) del paciente; el médico ayuda a esta condición del paciente. Si el paciente no es resiliente poco valen las medidas médicas.

Luego es el paciente el que más trabaja en todo acto médico. A él el Estado y la sociedad deberían pagarle por haberse recuperado y no cobrarle por las ayuditas que se le ha dado.

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26 jul 2013

Un verdadero ministerio de la Cultura

A comienzos del mes de mayo del 2013, el Presidente Piñera envió al Parlamento un Proyecto de Ley para crear lo que denomina “ministerio de Cultura”.

Efectivamente nuestro país requiere que la sociedad y el Estado reconozcan y le den la máxima jerarquía política, institucional y jurídica a la cultura y al desarrollo cultural en toda su pluralidad y diversidad.

Y en nuestro ordenamiento jurídico institucional, al igual que en los demás países de Iberoamérica, ello ocurre cuando es un ministerio el responsable de diseñar, elaborar, ejecutar y evaluar políticas públicas. Sin duda que, un ministerio de la Cultura podrá con mayor relevancia política y cultural contribuir a instalar políticas públicas transversales que den cuenta de la dimensión cultural de nuestra vida personal y colectiva, contribuyendo a nuestro desarrollo integral como individuos, comunidades y país.

Un ministerio de Cultura que reconozca a las personas y comunidades como sujetos culturales y viabilice el ejercicio de los derechos culturales de esas personas y comunidades.

Un ministerio de Cultura pensado desde el reconocimiento a nuestra pluralidad y diversidad cultural, nuestra naturaleza multiétnica, nuestra diversidad geográfica y nuestras realidades e identidades regionales y locales.

Un ministerio de Cultura que efectivamente promueva y sea expresión de la participación ciudadana y no una mera utilización discursiva y distorsionada de una “ciudadanía” supuestamente representativa definida por obligados acuerdos políticos.

Un ministerio de Cultura que, para ser expresión y enriquecerse de la participación ciudadana, cuente con órganos colegiados de decisión sobre políticas públicas y otras materias relevantes, e integrados por personas efectivamente representativas de todo el país, de sus regiones, de sus pueblos originarios, de sus creadores y cultores, del mundo académico, de organizaciones culturales locales, regionales y nacionales, de personas y organizaciones dedicados a los temas patrimoniales en toda su amplitud y diversidad, de gestores culturales, etc.

Un ministerio de la Cultura que, para servir mejor a Chile, articule , fomente y posibilite un diálogo y trabajo mancomunado e interdisciplinario de profesionales y funcionarios públicos en general, desde y hacia los diversos ámbitos de la cultura y que garantice a este personal el respeto a su estatuto jurídico de funcionarios públicos, dé estabilidad, fomente, reconozca y valore sus aportes, contribuya a su perfeccionamiento y profesionalización, y ofrezca mecanismos claros y objetivos de ingreso a la carrera funcionaria.

Un ministerio de Cultura que, desde la profunda comprensión de la estrecha vinculación entre los procesos e instancias de la educación formal y la cultura, contemple desde su creación procedimientos para garantizar un trabajo articulado del Estado en este campo.

Un ministerio de la Cultura que asume la profunda vinculación entre naturaleza y cultura y por ende, se ocupa y preocupa del patrimonio natural y se articula con otros ministerios sectoriales para contribuir a la evaluación de los impactos culturales y desde el punto de vista del patrimonio natural de las políticas públicas sectoriales.

¿Es esto lo que ofrece y propone el Gobierno de Sebastián Piñera y su entonces ministro Cruz Coke? No pues, no es esto.

Lo que se ofrece al país es la creación de un mini ministerio, con un(a) Ministro, una subsecretaría, 15 Secretarías Regionales Ministeriales de Cultura, y un Consejo Nacional de la Cultura y el Patrimonio.

Toda la acción de ejecución de políticas y programas gubernamentales no serán tarea del Ministerio, pues corresponderán a dos servicios públicos descentralizados: Instituto de Fomento de las Artes e Industrias Culturales, y Dirección Nacional del Patrimonio Cultural.

Por cierto, la casi totalidad del personal no estará en el ministerio de Cultura pues integrararán alguno de los dos servicios públicos descentralizados que propone crear y que tendrán su asiento administrativo en el ministerio de Cultura.

Además de ser un ministerio pequeñito y sin capacidad y facultades para “ejecutar políticas y programas”,el órgano colegiado de participación ciudadana denominado CONSEJO NACIONAL DE LA CULTURA Y EL PATRIMONIO es un espacio peligrosamente restrictivo y no participativo.

En efecto, de once miembros sólo cuatro son personas destacadas ” de las áreas de la cultura y del patrimonio”, debiendo una de ellas estar vinculada al patrimonio cultural y otra a las artes e industrias culturales, nombrados por el (la) Presidente(a) de la República, con acuerdo de los 3/5 del senado.

Obviamente un Senado Binominal y un quórum tan alto como éste obligarán a “consensuar” estos cuatro nombres asegurando presencia de Gobierno y Oposición en igualdad de proporción, sin considerar la votación mayoritaria del país y llevará al examen de qué personas “son aceptadas” por el Senado para poder nombrarla. De ahí a la obsecuencia con el poder hay un paso.

En el Consejo propuesto por Piñera no existen representantes o personas representativas de los pueblos originarios; obvio, para el Gobierno de Derecha estos pueblos y sus culturas deben subsumirse en lo que ellos llaman “cultura chilena”.

Tampoco se considera la participación de personas representativas de las culturas y realidades regionales como si bastara para pensar, imaginar y soñar Chile desde Santiago y Valparaíso.

Las organizaciones culturales, en especial aquellas de carácter territorial y patrimonial, tampoco están consideradas en un Consejo que definirá las políticas públicas culturales del país.

Y las universidades públicas y privadas tradicionales son reducidas y tratadas al mismo nivel que cualquier otra universidad privada, debiendo todas ellas proponer dos académicos -uno vinculado a la gestión cultural y otro a las artes- para decisión presidencial. Aquí hay, finalmente, un desprecio a la relevancia histórica y cultural de las universidades que integran el Consejo de Rectores de Universidades Chilenas.

Por cierto, es un Consejo que tampoco se hace cargo de las dimensiones culturales de la realidad e identidad de Género.

Asimismo, es un Proyecto de Ley que omite, invisibiliza y “ningunea” a las expresiones de la cultura popular. Ello junto con reafirmar la vieja noción de identidad chilena como algo único, definido y construido , y no como un proceso histórico que da cuenta de una comunidad viva, heredera de acervos culturales y generando nuevos acervos culturales en diálogo con el mundo y las diversas comunidades que conforman Chile.

En cuanto a la estructura orgánica propuesta por el Mensaje Presidencial, es un Ministerio que deberá instruir para que ejecuten las políticas y diseñen y realicen programas a los dos servicios públicos descentralizados que se crean: uno para el “patrimonio cultural” y otro para “las artes y las industrias culturales”; con personería jurídica y patrimonio propio, con sus propias autoridades y funcionarios.

No se comparten edificios, oficinas, equipos, conocimientos y experiencias. Aquí no hay trabajo mancomunado, interdisciplinario e integral entre programas de desarrollo del arte con iniciativas gubernamentales de ciudadanía y cultura, por ejemplo de ejercicios colectivos de la memoria y definición patrimonial.

Es un proyecto que compartimenta y no articula temáticas y competencias profesionales.Peor aún, puede generar dinámicas de competencia entre los Seremis de Cultura y direcciones regionales del Instituto de Fomento de las Artes y las Industrias Culturales y de la Dirección del Patrimonio Cultural.

En cuanto al personal, todo sigue como hoy, y peor. Los funcionarios que hoy trabajan a contrata en la DIBAM , el Consejo Nacional de la Cultura y las Artes y el Consejo de Monumentos Nacionales, siguen a contrata; los que están a honorarios, pasarán a honorarios, y los pocos que en el CNCA están en planta pasan en esta condición, al igual que los están en esta condición en la DIBAM.

¿Cómo es posible que, además de mantener la precariedad del empleo actual, el Proyecto pretende que todo el trabajo adicional que se deberá hacer por el Ministerio y por los dos servicios descentralizados se realice con las mismas plantas?

En todo Chile son miles los que creemos que Chile necesita un ministerio de Cultura para contribuir de mejor manera a poner la cultura en el centro del modelo y proyecto de desarrollo de nuestro país. Pero sabemos que el Proyecto del Gobierno es grave y peligrosamente deficitario.

No servirá a Chile en toda su diversidad y riqueza cultural. No permitirá una verdadera participación ciudadana.

Lo bueno del proyecto del Gobierno es que a todos nos pone de acuerdo en una cuestión básica: necesitamos un ministerio de Cultura. Ello es posible y necesario.Pero debe legislarse pensando en que este Ministerio debe reconocer y construirse desde la afirmación y valoración de nuestra pluralidad cultural, diversidad territorial, realidad multiétnica; con profundo respeto a los creadores y cultores, garantizando y promoviendo la efectiva participación ciudadana; con respeto y valoración a nuestras manifestaciones tradicionales y a la cultura(s) popular(es); con integración , interdisciplinariedad y trabajo mancomunado de las diversas disciplinas áreas y ámbitos de la cultura; con reconocimiento, estabilidad y participación de los funcionarios públicos y personal que hoy trabajo en la DIBAM, en el CNCA y el Consejo de Monumentos Nacionales.

El lunes 29 de julio, en el ex Congreso Nacional, algunos creadores, cultores y dirigentes gremiales serán invitados a dar su opinión ante la Comisión de Cultura de la Cámara de Diputados. Los parlamentarios tienen una gran oportunidad de servir a Chile y a nuestra(s) cultura(s).

La Comisión de Cultura de la Cámara de Diputados puede llevar adelante un maravilloso proceso de diálogo y debate en todas y cada una de las regiones, con creadores y cultores, gestores culturales, organizaciones culturales y sociales, universidades, expertos en patrimonio natural y cultural, funcionarios públicos de la DIBAM, CNCA y Consejo de Monumentos Nacionales, municipios, etc. para hacer el mejor ministerio de Cultura para nuestro país.

Lo que no hizo el Gobierno, hoy lo puede hacer la Comisión de Cultura de la Cámara de Diputados.

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26 jul 2013

Propiedad privada en Chile

Se está llegando a un cierto consenso, principalmente por parte de las fuerzas políticas de la oposición y de los movimientos sociales, en la necesidad de una Constitución que consagre un nuevo orden político, económico y social.

Una de las necesidades de este nuevo ordenamiento constitucional dice relación con el hecho de establecer las bases de una serie de instituciones que están consagradas en la Constitución Política de Chile de 1980.

En una columna anterior nos referimos a un conjunto de principios y normas jurídicas que organizan la economía de un país y autorizan o facultan a la autoridad para regularla, de conformidad a los valores de la sociedad nacional, consagrados en la Constitución, denominado “orden público económico” (José Luis Cea, 1991) entre los cuales se encuentra el principio de la propiedad privada.

La reducida Asamblea Constituyente que resolvió la actual Constitución (me refiero a la Junta Militar que asumió el poder constituyente en el golpe de Estado) se preocupó de establecer, consagrar y resguardar el sacrosanto derecho de propiedad privada en el actual texto legal, resguardando tanto el libre acceso a la propiedad como el derecho de propiedad a través del poderoso Recurso de Protección.

La actual Constitución establece algunas grandes novedades con respecto al derecho de propiedad privada.

En primer término, la propiedad privada se “constitucionalizó”, sus elementos esenciales se regularon, no ya en el Código Civil, sino que en el propio texto constitucional, con un desarrollo y extensión que ninguna otra garantía constitucional tiene, abarcando diversas normas jurídicas.

Si bien el antiguo texto constitucional de 1925, sobre la propiedad privada, sólo garantizaba “la inviolabilidad de todas las propiedades sin distinción alguna”, en 1967 se modifica la caracterización de la garantía constitucional de la propiedad, en cuanto a que la Constitución asegura el “derecho de propiedad en sus diversas especies” y que la ley establecerá el modo de adquirir la propiedad, de usar, gozar y su forma de disposición.

El constituyente de 1980 profundizó y extendió dichos conceptos eliminando la expresión “y hacerla accesible a todos”, modificando la definición de la función social de la propiedad y eliminando el mandato al Estado de propender “a la conveniente distribución de la propiedad y a la constitución de la propiedad familiar”.

En segundo término, la Constitución de 1980 produjo la “propietarización de los derechos”, es decir, se reclamó la propiedad sobre derechos para su resguardo por el Recurso de Protección.

Con una pésima técnica legislativa se protegió el derecho de propiedad en sus diversas especies sobre toda clase de bienes incorporales (derechos), sin distinguir la distinta naturaleza que tiene con los bienes corporales (bienes muebles e inmuebles).

Abrir un debate sobre el derecho de propiedad supone un primer gran escollo, cual es, el de demostrar la necesidad y la pertinencia de dicho debate. Hasta el momento se ha transformado en un “tema tabú” a pesar de la enorme importancia de dicha discusión.

Permítanme señalar tan sólo algunos ejemplos de lo sustantivo y pertinente del debate.

En el cooperativismo, a diferencia de la propiedad privada que es preferentemente individualista – incluso en la sociedad donde el socio es dueño de su cuota o acción – la propiedad cooperativa se conforma con un patrimonio sumativo de los aportes individuales. La solidaridad y la fraternidad que son base de la propiedad cooperativa – conforme lo señala la Doctrina Social de la Iglesia – no encuentran cabida en el modelo de propiedad privada de la Constitución, ni en ninguna otra norma constitucional.

Otro ejemplo es la función social que debiese limitar y regular la propiedad privada, fue totalmente redefinida y acotada por la Constitución de 1980 incorporándole nuevos conceptos como el de “la seguridad nacional” y eliminando “el mejor aprovechamiento de las fuentes y energías productivas en el servicio de la colectividad y la elevación de las condiciones de vida del común de los habitantes”, presente en la reforma constitucional de 1967, la cual tenía una definición de la función social más coherente con el pensamiento humanista cristiano de que la propiedad privada tiene una función social fundada en el destino universal de todos los bienes, refrendada en la máxima evangélica de que “Nadie llamaba suyos a sus bienes, sino que todo era en común entre ellos.” (Hechos de los Apóstoles 4,32).

También tenemos el caso de la propiedad indígena, que no tiene cabida en nuestro texto constitucional y que obedece a un conjunto de tradiciones, valores y regulaciones muy distintas a la propiedad privada.

Por ejemplo, la posibilidad de la propiedad ayllu – que es una forma de comunidad familiar extensa con una descendencia común y originaria de la región andina – trabaja y se desarrolla en forma colectiva en un territorio de propiedad común.

En fin, con la actual Constitución Política ni siquiera hablar de la propiedad comunitaria.

La era de los dogmas políticos consagrados en la Constitución de Pinochet por la corriente neoliberal ha terminado. Tenemos todo el derecho a que la sociedad en su conjunto, el pueblo – o como señala la propia Constitución – la soberanía que “reside esencialmente en la Nación,su ejercicio se realiza por el pueblo…” defina las bases fundamentales y fundacionales sobre las cuales descansa su andamiaje constitucional.

¿Será otra razón más para que la Nueva Constitución surja de una Asamblea Constituyente elegida en forma mucho más participativa que la actual Asamblea Constituyente formada por 159 personas?

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26 jul 2013

Los peligros tras la descomposición de la derecha

¿Por qué Andrés Allamand decidió restarse de la campaña, si él había llegado segundo en una primaria por muy pocos votos? ¿Tanto temor infunde la UDI? Tal vez nunca sepamos la respuesta verdadera, pero hay algo que queda demasiado en evidencia: el poder hegemónico del partido líder de la Alianza, no tienen ningún contrapeso. Ni al interior de los escaños que ostentan en el Congreso, ni en el Gobierno.

El espectáculo que nos ofreció la derecha en estos últimos dos meses es para recordarlo en la historia política chilena. Mientras vemos unas burdas y poco inteligentes declaraciones contra la ex Presidenta Michelle Bachelet que tuvo que ir a Nueva York a cerrar su paso por ONU Mujer, la derecha chilena deja al descubierto cuatro cosas no menores.

1.- Que el gobierno por fin fue completamente desmantelado al sacar a otro miembro de su gabinete para intentar salvar de alguna manera la elección de noviembre. El gobierno ya ni siquiera cojea, simplemente no camina.

2.- Que la nueva candidata tuvo que reemplazar al verdadero candidato que fue sacado abruptamente de la carrera, debido a una repentina enfermedad que lo dejó incapacitado.

3.- Que a su vez, ese candidato había llegado a reemplazar al otro postulante que no pudo explicar por qué tenía cuentas secretas en un paraíso fiscal, sin contar con el caso del escándalo de los cobros abusivos a sus antiguos clientes y potenciales votantes.

4.- Que las teorías políticas de la carta de RN, el derrotado Andrés Allamand (esto de crear una alianza política con la DC y que él era el único capaz de atraer voto de centro), eran no sólo disparatadas, sino que hasta pueriles.

Después de toda esta comedia, es sorprendente y hasta inexplicable que los gastados dirigentes de la UDI y RN, más los ministros de Gobierno en ejercicio, se paren frente a las cámaras de la televisión a atacar a la candidata de la Nueva Mayoría y prometer que su postulante elegida a dedo, lo va a hacer mejor.¡Qué falta de respeto al sentido común y a la política!

La primaria de la Concertación fue un ejemplo de civismo, de democracia, amistad republicana e historia común. La derecha no puede ocultar lo que es más que evidente: que en la Alianza gobierna sin contrapeso una derecha dura, poco democrática, que le teme a la gente, a la modernidad, que es heredera y nostálgica de la dictadura, una derecha que cree más en el látigo que en el acuerdo, que cree que el modelo económico es sagrado y que los abusos del sistema son necesarios para cuidar cifras macroeconómicas.

En la vereda del frente, las fuerzas de tradición democrática muestran su disposición a escuchar a todo el país para ofrecer un proyecto de sociedad menos agresivo con la ciudadanía y menos tolerante con los abusos de los poderosos.

Hay diferencias,obvio. Hay discrepancias, naturalmente.Las habrá en el futuro gobierno, lo doy por sentado. Pero nada de esto se asemeja a las historias de escuchas ilegales, denuncias irresponsables por falsos consumos de drogas, rumores como los que socavaron la relación de RN y la UDI durante el caso Spiniak, vetos a candidatos y un largo etcétera que exhibe la derecha.

Nada de lo que pase en la vereda de enfrente debiera ocuparnos a nosotros puesto que las querellas intestinas de la derecha no nos incumben, salvo que esta descomposición afecte la calidad de la política y el debido respeto a las normas de la democracia. Claro que nos preocupa, porque si entre partidos aliados han sido capaces de casi todo para ganar cuotas de poder, no sabemos qué estarán dispuestos para no salir de La Moneda.

El llamado es a la calma, a la racionalidad y a un juego limpio. Nosotros siempre hemos apostado por la amistad cívica en política y por eso nos preocupa que la forma en que cayó la “estabilidad” y la gobernabilidad de los partidos de Gobierno, sea el detonante para una campaña de pocas luces y de peligrosa pirotecnia.

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26 jul 2013

Abortemos a ANA

La Agencia Nacional de Acreditación, conocida como ANA, es una pequeña que aún no nace, y que sus padres no quieren que nazca. Fue mencionada el 21 de mayo por el Presidente Sebastián Piñera, como uno de los compromisos de su gobierno, pero su madre adoptiva, la Ministra Carolina Schmidt, no ha invertido dedicación alguna para que tenga viabilidad, más aún, cuando tiene el mandato expreso del Presidente, se va de vacaciones a las playas italianas (como cualquier ciudadano chileno) descuidando totalmente a ANA que ha estado durmiendo desde que su cuidador, el ex ministro Harald Beyer, tuvo que hacer abandono por expresa petición de los jueces.

ANA surge de una relación por violación. El gobierno jamás reconocerá que su origen es en virtud de una trasgresión.Dirá que todo estaba programado, pero lo cierto es que dos hechos concretos provocaron que ANA fuera concebida: la desastrosa gestión de Eugenio Díaz, ex Presidente de la Comisión Nacional de Acreditación (CNA), quien actualmente se encuentra en prisión preventiva, siendo formalizado por una variedad de irregularidades y en segundo lugar, la revocación del reconocimiento oficial de la Universidad del Mar, por el descontrolado lucro con el cual dirigían la empresa educativa, que llevó al abismo a todos sus estudiantes y trabajadores.

No se ha aprendido de la violación y de su prevención. ANA tiene la misma médula que cuenta su hermana mayor, la CNA: la defensa y sobreprotección de los proyectos institucionales.

¿Cuál es la verdadera razón por la cual las instituciones de educación superior se someten a procesos de acreditación? ¿Mejorar en calidad? Actualmente, el verdadero incentivo para que las instituciones de educación superior se acrediten, es el acceso a beneficio del financiamiento estatal.

ANA permite el funcionamiento de una institución de educación superior, que no cuenta con el reconocimiento de lo mínimo: su autonomía.

Una institución que no cuenta con autonomía, podrá funcionar 9 años (número que es brevemente reducido en relación al actual de 11 años) generando una situación de precariedad en los estudiantes y trabajadores, en tanto que no cuentan con protección alguna en caso de pérdida del reconocimiento oficial por parte del Estado, omitiendo irresponsablemente todo lo acontecido con la Universidad del Mar.

Esta situación es idéntica cuando una institución no es acreditada: ANA confunde Licenciamiento con Acreditación.

En relación a la acreditación se establece que es obligatoria con tres tipos categorías.Quien cumple con todo lo exigido tendrá 6 años de acreditación; quien lo hace “a medias” tendrá 3 años de acreditación, y la que no cumple, no será acreditada, perdiendo también el reconocimiento oficial (cuyas consecuencias ya fueron comentadas).

Además en la actual acreditación y en la propuesta, se evalúan con los mismos parámetros los CFT, IP y Universidades, sin distinguir tampoco entre Universidades docentes, semi-complejas y complejas.

En relación a los estándares de calidad que serán evaluados, dicen relación con lo que las mismas instituciones prometen. Tal y como acontece hoy, cuando por ejemplo una institución promete un tipo de perfil de egreso, los pares evaluadores sólo constatan que eso sea cierto; en definitiva, el mínimo exigible.

Hay presente en ANA una concepción ideológicamente sesgada. ANA protege los “derechos de los consumidores” lo que cada institución promete, y que cada estudiante firma a la hora de matricularse, sea cumplido. Esa es la concepción de “aseguramiento de calidad” que el proyecto protege.

En este contexto, no tiene sentido que nazca ANA. Se necesita una nueva institucionalidad, que no resguarde solamente los intereses de las instituciones y que no sea únicamente una herramienta que sirva de información a las familias y estudiantes.

ANA debe concebir un aseguramiento de la calidad no desde la perspectiva de la libertad de enseñanza, sino desde el derecho a la educación.

Lo que implica el reconocimiento al rol que tiene para el desarrollo de la persona y para el país, asegurando otros valores como la comunidad educativa, la que no es sólo integrada por los gobiernos de cada institución, sino también por trabajadores y estudiantes.

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