Durante esta semana, el emblemático liceo tradicional de Chile, ha cumplido 100 años de existencia.
Muchos hemos sido los lastarrinos que se han formado en sus aulas, adquiriendo el conocimiento necesario para desenvolverse en la sociedad, y también hemos construido en el, las grandes amistades, aquellas que son de toda la vida.Por muchos años, vestir la camisa celeste de lunes a viernes, era motivo de un gran orgullo para la familia. Los lastarrinos estamos de fiesta, contentos por el centenario de nuestra institución.
Al Liceo Lastarria no va cualquiera, por lo general, van los mejores. Los mejores son los que al momento de la postulación cumplen con las notas exigidas y con la rendición satisfactoria de las evaluaciones que el propio Liceo realiza a los postulantes.Inclusive, se ha generado un negocio emergente, el “pre-liceo”, semejante al pre-universitario, que prepara a los estudiantes para rendir los exámenes de admisión.
¿Cómo no obtener los mejores resultados en la PSU, si se escogen a los mejores estudiantes?
Al parecer, la experiencia del Liceo Lastarria y de los otros Liceos destacados, ha sido fuente de inspiración para el Gobierno de turno en la creación de los Liceos Bicentenarios, en tanto, han creído que la mejora de la Educación Pública, pasa por la creación de instituciones de calidad que seleccionan a los mejores estudiantes.La concepción que hay detrás pareciera ser: “educación pública y de calidad, sólo a los mejores”, concepto que se aleja a la concepción propia de Educación como un Derecho.
No existe fundamento válido para la selección en los colegios, la Convención contra toda forma de discriminación en la esfera de la enseñanza(ratificada por Chile en 1971), invita a los Estados a no realizar discriminación alguna en la admisión de los estudiantes.
Tras el fundamento contra la selección está la convicción de que la selección de estudiantes,atenta contra la dignidad de los alumnos y limita la integración social. Así internacionalmente, la tendencia es sólo a seleccionar para ingresar a la educación superior.
Sumado a lo anterior, la situación es delicada, en tanto que desde el año 2003, por medio de una reforma Constitucional, se establece que la Educación Media es obligatoria, y por tanto, que internacionalmente se valide la selección para ingresar a la educación superior, tiene sentido, en cuanto la educación superior no sea obligatoria.
Comprendiendo que la selección atenta contra la dignidad e impide el encuentro de los distintos ciudadanos en el aula de clases, diversos han sido los actores que lo han denunciado: desde los diversos centros de estudios, hasta los propios jóvenes movilizados por las calles, quienes han exigido mayor equidad en educación.
La presente discriminación es compleja, en tanto que la oposición contra esta denuncia no es sólo del Gobierno, también de los diversos actores del sistema educativo. La selección está enraizada en nuestra sociedad. Así ha quedado demostrado en la última encuesta de los actores del sistema educativo 2012 del CIDE , en la que los directores, docentes y estudiantes, avalan la selección en los establecimientos educacionales.
Es inconcebible que en nuestra sociedad democrática, se permitan y validen métodos de selección en el ingreso a la educación pública de calidad, más cuando la excepción de la educación pública son los establecimientos de calidad.
¿Si no hay selección entonces qué? Una alternativa válida es el sorteo, en tanto que todos tienen la misma oportunidad de postular y quedar seleccionados, se entiende también, que las instituciones públicas que entregan educación de calidad no deben ser exclusivas, sino que masivas.
Punto aparte queda para la educación privada, ya enunciada en parte por Felipe Berrios Sj, en que la Iglesia Católica es una de las férreas defensoras de la selección en sus colegios.
100 años ha cumplido el Liceo Lastarria, y quienes hemos estado en sus aulas, hemos sido unos privilegiados. Espero que en el futuro, en una sociedad menos segmentada, todos accedan a tu fruto maduro, de educación pública y de calidad.