23 feb 2014

Juicio a la justicia

Recién llegando a la bella ciudad de Mendoza en Argentina me enteré que muy poco después, exactamente a las 10 de la mañana del lunes 17 de febrero, y tras una larga espera de años, se iniciaría en el Salón de Actos del Poder Judicial de la provincia, ubicado en pleno centro, un histórico proceso judicial sin precedentes en el hermano país y creo además entender que sin precedentes en aquellos países latinoamericanos que, como el nuestro, sufrieron terribles dictaduras militares impuestas por los sectores de derecha de esas naciones con el decidido apoyo del gobierno norteamericano de la época, como se ha probado fundadamente.

Porque se trata del desarrollo de lo que se ha denominado “megajuicio” por casos de secuestros, torturas, desaparecimientos o asesinatos de opositores a la dictadura ejecutados en la provincia y que afecta, en un proceso que reúne 15 causas y comprende más de 200 víctimas, a 40 criminales entre militares, policías, agentes de seguridad y de inteligencia de los aparatos armados.

A lo largo de 18 meses se indagará que sucedió realmente con estas víctimas del terrorismo de Estado que se impuso en esta nuestra América, con auxilio de las Fuerzas Armadas y en resguardo de los intereses económicos de grandes grupos y consorcios, nacionales y e internacionales.

Ahora bien, lo verdaderamente exclusivo y novedoso del Megajuicio de Mendoza es que se trata además de que serán juzgados y sentenciados cuatro ex magistrados argentinos, cuatro jueces de la provincia, cuatro juzgadores que no juzgaron como debían y lo serán por delitos de lesa humanidad. Es decir, se trata del procesamiento a los procesadores, del juicio contra los jueces que no cumplieron con el mandato que les imponía la ley.

Y allí están en este mismo instante, en calidad de detenidos mientras dure el juicio, Otilio Romano, Luis Miret, Guillermo Petra y Rolando Carrizo. El primero de ellos, Romano, ingresó a la sala esposado y mientras desde la calle se sentían los gritos de “¡Asesinos!” que les lanzaban los familiares de las víctimas.

Es el mismo Otilio Romano que permaneció 2 años oculto en Chile, donde bien sabemos que hay muchos que le protegieron, y al que, final y afortunadamente, la Corte Suprema decretó su extradición, producto del tesón de los familiares de las víctimas, de organizaciones de DDHH de Argentina, entre ellas el Comité Ecuménico de Mendoza, y el efectivo apoyo de los abogados chilenos que asumieron ese caso.

A cargo de esta gran tarea que tiene lugar en Mendoza, se encuentra el Tribunal Oral en lo Criminal Federal nº 1 que integran Alejandro Piña, que preside, y los magistrados Juan González, y Raúl Fourcade.

En esa primera audiencia del día 17 de febrero ellos expusieron un resumen general de lo que se trataba, explicaron la metodología a seguir, la programación de audiencias semanales, la individualización de cada uno de los imputados y se anunció que el lunes 24 se iniciaría la lectura de las acusaciones concretas en contra de cada encausado para dar paso en las audiencias siguientes a las pruebas, fundamentalmente testigos, y a las alegaciones de las partes, hasta concluir un año y medio más tarde en lo que serán las sentencias condenatorias.

Dicho de modo general, toda vez que no disponemos todavía de los autos acusatorios específicos puesto que cuando escribo no han sido dados a conocer, los cargos en contra de los ex jueces dicen relación con su complicidad con los crímenes de la dictadura, su ayuda al trabajo sucio de los uniformados ; es decir que están sentados en el banquillo de los acusados por no haber investigado los crímenes de lesa humanidad cometidos por la dictadura y que fueran sometidos a su conocimiento de conformidad a la ley.

Dicho lo cual se hace inevitable la reflexión respecto de lo sucedido en nuestro país, su comparación con el proceso en Mendoza, lo que dispone el Derecho Internacional y la imprescriptibilidad de los delitos de lesa humanidad.

Incluso la revisión de la propia jurisprudencia de nuestros tribunales, desde que en enero de 1998 se decidiera abrir procesos contra Pinochet y demás culpables del terrorismo de Estado y la constatación de que hasta antes de esa fecha el criterio general del Podel Judicial fue cerrar los ojos a la realidad.

Y esta comprobación de la similitud de situaciones impone deberes ineludibles y el ejercicio de derechos irrenunciables. Porque, como todos sabemos y lo ha reconocido hasta una Declaración más o menos reciente de la propia Corte Suprema de Chile, también en nuestro caso los tribunales – al menos durante muchos años – incumplieron el mandato legal de investigar las denuncias por los graves delitos masivos que perpetraban los agentes del Estado.

Fueron muchísimos miles los recursos de amparo presentados por familiares y abogados ya desde los primeros meses tras el golpe del 73. No fueron acogidos a trámite, o se desechaban con el simple informe de individuos como Sergio Fernández y otros que fungieron como ministros del interior y que negaban mentirosamente las detenciones, pero invariablemente sin investigar nada.

De haberlo hecho, pudieron salvarse muchas vidas. Años más tarde las excusas de los jueces era invocar instituciones jurídicas como “la cosa juzgada”, “la incompetencia” o, derechamente, que el caso estaba prescrito.

Es cierto, los escenarios y tiempos cambiaron en alguna medida con el fin de la dictadura. Por otra parte, la continuidad y masividad de la lucha de las organizaciones de derechos humanos facilitaron el camino a la querella que presentáramos acompañando a Gladys Marín el 98. Sin duda influyó además el proceso iniciado en 1996 en España.

Pero todo lo ocurrido no niega ni oculta en absoluto la pasividad culpable de los años en que, salvo escasos y heroicos jueces se atrevieron a desafiar a la dictadura, la inmensa mayoría no se movió de sus asientos.

Hasta no hace tantos años existía todavía un texto impreso al efecto que se conocía como el “formulario Gálvez” por ser creación del juez derechista Ricardo Gálvez y en el que para facilitar las cosas y no hacer perder tiempo a “sus señorías” simplemente se llenaba el formulario previamente impreso sin escuchar a nadie más y se decretaba el rechazo del respectivo recurso de amparo.

No cabe sorprenderse de nada si además se tiene en cuenta la colaboración prestada por la Corte Suprema de la época a los golpistas del 73 en nuestro país. No olvidemos que, extralimitándose absolutamente de sus funciones y atribuciones legales, la Suprema que presidía Enrique Urrutia Manzano declaró “ilegal” al gobierno constitucional del presidente Salvador Allende.

Este mismo individuo fue el que puso la banda presidencial al dictador. La propia Junta militar fascista a poco de constituirse fue al palacio de tribunales a obtener el expreso reconocimiento del poder judicial, y, en noviembre del 73, José María Eyzaguirre, ministro de la Corte Suprema, viaja a Europa integrando una delegación cuya misión era intentar el reconocimiento y legitimación de la dictadura. En fin, los ejemplos sobran.

Ya en plena dictadura el ministro Israel Bórquez decía que lo tenían “curco” con esto de los detenidos desaparecidos que él sabía bien que era una terrible verdad. Otros incluso bajaron a las mazmorras, vieron a los torturados y nada hicieron.Algunos de esos impresentables jueces de esos años y de tiempos más recientes están todavía vivos, no son pocos.

El ejemplo de Mendoza, el precedente que sientan respecto de situaciones exactamente iguales, ha de servirnos muchísimo sin duda en el campo de las organizaciones de derechos humanos para iniciar la revisión de casos en Chile y, comprobados, proceder en consecuencia.

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23 feb 2014

Hacia una educación pública, gratuita y de calidad

En los últimos días se ha debatido a través de algunos medios de comunicación, uno de los cambios que en nuestra comuna estamos haciendo para mejorar la educación, y que tiene que ver con asegurar que quienes realizan labores educativas tengan, efectivamente, conocimientos de pedagogía y vocación de maestros, lo que apunta a dignificar y poner en su real valor social el rol de uno de los protagonistas principales del proceso de enseñanza aprendizaje.

A pesar de lo lógico que esto suena, ha sido tremendamente resistido por algunos sectores y personas que sin conocer el contexto de esta decisión se han lanzado contra la misma tildándola de una medida sobre ideologizada y no académica y de política pública como lo es en realidad.

En este escenario parece recomendable compartir con la opinión pública algunos elementos centrales del diagnóstico realizado al inicio de nuestra gestión, las más importantes medidas tomadas para revertir las tendencias no deseadas con las que nos encontramos y algunos de los resultados que hemos logrado en este primer año de gestión.

Respecto de la línea base con la que nos encontramos, es bueno destacar que Recoleta evidenciaba en los últimos 12 años de gestión una política pública absolutamente descomprometida con la educación pública. De hecho, se cerraron colegios, la matrícula bajó a razón de 10% cada año y los resultados en las pruebas y mediciones también fueron bajando cuando no lograron mantenerse en el magro nivel en que se encontraban.

Como si fuera poco, el clima organizacional reinante en el sistema educacional no contribuía en nada al desarrollo de la educación pública comunal mientras surgían unidades de negocio privados, dedicados a la educación que iban año a año absorbiendo la demanda educativa comunal.

No existía proyecto educativo, ni comunal ni por unidades educativas, que permitiesen, en consecuencia, una gestión coherente con las necesidades de la comunidad educativa.

Tampoco existían capacitaciones a los profesores, ni manuales de convivencia actualizados, ni pertinentes con el Proyecto Educativo y con nuestra gestión, ni actividades de desarrollo extraescolares ni convenios de desempeño con estrategias de seguimiento adecuadas que permitieran evaluar a los directores. Las organizaciones de padres y alumnos que existían eran sumamente débiles y carecían de protagonismo alguno en el proceso de enseñanza aprendizaje.

El ejemplo más elocuente del resultado de la política educacional de la UDI en Recoleta era el Valentín Letelier, Liceo emblemático que llego a tener más de 2000 alumnos y que a esta administración llego con 138 matrículas y a punto de ser vendido a alguna casa de estudios superiores.

En este contexto, seguir haciendo lo mismo e insistir en la inercia de deterioro, lo único que nos aseguraba, era seguir obteniendo los mismos resultados y eso era algo que nosotros no nos podíamos permitir. El sistema educacional de Recoleta necesitaba de cambios radicales para sobrevivir y los cambios de esta naturaleza, claro está, generan ruido, temor, inseguridad y resistencia.

Partimos por elaborar un diagnóstico de cada establecimiento y elaborar un plan estratégico tentativo que ponía énfasis en 6 ejes estratégicos (currículum, convivencia, evaluación, didáctica  y calidad), a la espera del que debía surgir de la participación temprana y vinculante de toda la comunidad escolar.Fijamos metas claras a los directores elegidos, considerando la realidad de cada establecimiento.

Establecimos un programa para dotar a cada establecimiento de un Directorio Colegiado, de Mesas Socioeducativas, de un comité de Convivencia Escolar y de Manuales de convivencia, logrando a la fecha instalar cada uno de estos elementos en el 100% de nuestros colegios a excepción de los Directorios Colegiados que lograron constituirse en el 94% del total.

Promovimos la Organización de la comunidad escolar, fortaleciendo los Centros de Padres y logrando un 100 % de colegios y liceos con Centros de Alumnos, todos ellos con estatutos elaborándose de manera participativa en cada unidad educativa.

En otro ámbito, pasamos de no tener evidencia sobre el desarrollo de actividades extraescolares en nuestros colegios a tener en todos ellos, talleres de música, ajedrez, baile, deportes y robótica, dando origen, por ejemplo, a la primera feria científica de los colegios municipalizados. Todo lo anterior con cerca de 10 mil beneficiados directos.

Avanzamos significativamente en nuestro objetivo de volver a relacionar nuestro sistema educacional con la comunidad transformando nuestros colegios, fuera de los horarios de clases, en verdaderos centros de desarrollo social y cultural, a través del Programa Escuelas abiertas, que buscaba acompañar y orientar a las personas y organizaciones sociales en la utilización de estos espacios con fines formativos, deportivos, culturales y recreativos, logrando con ellos aumentar el nivel de identificación de la comunidad con sus escuelas y al mismo tiempo mitigando la falta de espacios y sedes comunitarias, tan necesarias y al mismo tiempo, tan insuficientes.

Cabe destacar que en este programa llegamos a más de 16 mil beneficiarios directos, con un 57% de actividades puntuales, un 29 % de actividades periódicas y un 18% de actividades permanentes.

De todas ellas, un 70% fueron organizadas por la comunidad y un 30%, por la Dirección Comunal de Educación. El horario de funcionamiento de este programa es entre las 17:00 y las 22:00 hrs. Cabe destacar entre estas actividades el Preuniversitario Popular realizado con el Centro de Desarrollo Social y Cultural La Chimba, el que atendió gratuitamente las necesidades de más de 300 alumnos vulnerables de nuestra comuna.

También pasamos de no tener evidencia de capacitaciones a tener un 46 % de profesores capacitándose y con un 26% obteniendo certificaciones de las mismas. De la misma manera se estableció en $300.000 el salario mínimo para los asistentes de la educación y un 13 avo de sueldo a quienes cumplan metas de permanencia y continuidad, lo que ha mejorado significativamente el clima organizacional de nuestras escuelas.

Los próximos pasos, contenidos en lo que se conoce como contrato sicológico institucional, incluyen establecer un equilibrio en los contratos docentes, entre horas lectivas y no lectivas, ubicando la relación entre ambas en 50/50, de tal manera de privilegiar la preparación de las clases, su evaluación, el trabajo en equipo y la atención hacia alumnos, padres y apoderados.

Además de considerar un co – docente en aula para todo aquel profesor con más de 35 alumnos, además de instalar profesores tutores que apoyen a quienes lo necesiten, de manera de fortalecer las capacidades docentes de nuestros equipos.

Todo lo anterior ha generado gran impacto en el sistema, el que por primera vez en 10 años presenta una recuperación significativa de matrículas, aumentando en un 26% las mismas, incluso, nuestro emblemático Valentín Letelier ya supera nuevamente las 450 matrículas, alejando la imagen de liceo moribundo, en un contexto de baja generalizada en los sistemas de educación municipal.

Además, por primera vez en años presentamos una tendencia al aumento de más de 10 puntos en los puntajes promedio de Lenguaje y Matemáticas, en la PSU y un incremento de la misma magnitud en los puntajes asociados al promedio general de notas de los establecimientos municipales.

Todo ello demuestra que no es necesario reemplazar a nuestros maestros, ni despreciar sus capacidades, ni su vocación para mejorar la educación pública.Mucho menos aceptar los lugares comunes de quienes creen o tratan de instalar la idea de que toda educación pública es mala per se.

Lo necesario es desarrollar un compromiso real, desde el Estado y los gobiernos locales, con la educación pública, con la infraestructura necesaria para ella y con todos los actores que participan directa o indirectamente en dicho proceso.

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23 feb 2014

Noticias inquietantes

El Informe de la Dirección de Presupuestos del Ministerio de Hacienda de la actual administración, constata una baja de un 6,3% en lo aportado por el impuesto a la renta en la recaudación tributaria del año 2013. Ello significa -según opinión transversal de economistas de diferentes sectores- una ratificación de la desaceleración económica del país.

La conclusión es lógica, el discurso exitista del centro gubernativo, es decir, el Presidente de la República en sus giras y sus ministros en ceremonias de propaganda, resulta ser enteramente artificial y un terno a la medida de su candidatura presidencial el 2017. Es por ello que el gobernante se auto elogia y, a la vez, ataca señalando que recibió un país “estancado”

Como se sabe, el año 2009 en Chile, los ingresos tributarios disminuyeron en un 20,3% como consecuencia de la crisis internacional que golpeó duramente el sistema global, que generó recesión en Estados Unidos y Europa, así como devastó las economías asiáticas con la excepción de China, todo como resultado del descontrol de las operaciones especulativas de un puñado de audaces, que se sirvieron de la desregulación de los mercados y la ausencia de fiscalización de las entidades llamadas a hacerlo.

Como se dice, la ambición rompió el saco y se estremecieron las bolsas y la banca mundial, así como quebraron gigantes financieros que parecían invulnerables, en una crisis que muchos definieron como mayor en sus efectos que la Gran Depresión de 1929. Muchas pirañas se ahogaron por su propia codicia.

Chile ante esta contracción global, optó por una política económica contra cíclica, consultada con todos los sectores políticos legalmente inscritos, los que respaldaron las medidas adoptadas. El periodo en que Chile ahorró y no dilapidó los recursos de la bonanza de los precios del cobre mostró toda su validez.

La política de responsabilidad fiscal, desde don Patricio Aylwin, con Frei, Lagos y Bachelet confirmó su importancia.

Cuando las fuentes de financiamiento se cerraron, si se hubiese tenido el grado de endeudamiento que había en 1990 la situación habría sido inmanejable; por el contrario, el país contaba con recursos propios que le posibilitaron atravesar el momento más duro de la crisis, con costos naturalmente, pero airoso en lo esencial.

Esa mirada acorde con el interés nacional es la que se trata de desconocer tanto por la ultra y algunos díscolos, como paradojalmente desde la cúspide del poder, en el carnaval de auto-bombo con que se prepara la despedida.

Ahora bien, la desaceleración que si deja la administración que se va, conlleva una aun mayor reducción de los recursos fiscales con que el nuevo gobierno iniciara la concreción de su programa y con la que debe hacerse cargo de las elevadas expectativas sociales con que llega a La Moneda. De manera que la implementación de un conjunto de iniciativas que impulsen la inversión y el crecimiento económico pasa a ser prioritarias.

En este contexto, adquiere mayor relevancia el proyecto de reforma tributaria, comprometido en las recientes elecciones presidenciales; se trata de asegurar los recursos fiscales necesarios para el correcto cumplimiento de las reformas que el país anhela y para solucionar de manera oportuna los requerimientos que, a diario, están marcando la agenda nacional.

No cabe duda que de la capacidad de hacerse cargo de esas demandas dependerá decisivamente el balance final del gobierno que pronto asume.

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22 feb 2014

Quinta Normal defiende su hospital

Hace algunos días, me enteré en la prensa como el alcalde de Cerro Navia, el RN Luis Plaza junto a los ministros de Obras Públicas y Salud transformaron en una fiesta la apertura de las ofertas económicas para la concesión del Hospital Félix Bulnes, que se reposicionará en dicha comuna. Mi reacción fue la contraria, ya que si esto se tratara de un nuevo hospital, tan escasos y necesarios, estaríamos celebrando todos.

Me alegro mucho por los vecinos de Cerro Navia, jamás me opondría a la instalación de un hospital que beneficiará a miles de personas. Pero, dejar a una comuna y pacientes sin hospital, para moverlo a otra, creo que no es lo correcto. 

Mi pregunta, compartida por la inmensa mayoría de los vecinos, es sobre ¿qué pasará con nuestro hospital Félix Bulnes emplazado en Quinta Normal? Con el hospital emplazado en Cerro Navia perdemos las esperanzas de recuperar este emblemático y necesario recinto. Esto, porque todo ha sucedido como hechos consumados y nunca se le ha informado a esta Alcaldesa o Municipio sobre este tema.

Parece que las autoridades de este gobierno se olvidaron que el terremoto –ad portas del cuarto aniversario- de febrero del 2010, provocó daños considerables en la infraestructura del hospital y aun no tenemos una solución. Incluso los pacientes deben ser trasladados al Hospital Metropolitano en Providencia, para seguir con sus tratamientos médicos.

Veo con preocupación que continúan las repercusiones de las decisiones políticas de este Gobierno. Decisiones cupulares sin intención de dialogar con la comunidad que es la directa afectada. El hospital Félix Bulnes es de Quinta Normal. Y la reposición debería ser en Quinta Normal.

Acá no hay razones técnicas para trasladar nuestro hospital a Cerro Navia, sino que los motivos parecen ser meramente políticos y es lamentable, porque la salud de las personas no tiene color político. 

Veo con preocupación que el legado de este Gobierno es la concesión de hospitales. Tenemos caso del Sótero del Río, Salvador y otros centros de salud en regiones. Sin duda, y tal como leí en un artículo hace unos días, las concesiones hospitalarias serán un Transantiago a futuro.

Los amarres de este Gobierno continúan. Y a sólo semanas que asuma la Presidenta electa, Michelle Bachelet, se dejará amarrada la licitación del llamado Hospital Occidente, que aunque con otro nombre no es otro sino que el Félix Bulnes, dejando de brazos cruzados a las nuevas autoridades.

Nuestro hospital atiende a más de medio millón de personas, y es por ellos y por los vecinos que represento, que continuaré luchando para que nuestro Hospital Félix Bulnes permanezca en Quinta Normal.

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22 feb 2014

Nueva Mayoría, Nueva Vocería

En pocas semanas experimentaremos un gran alivio: no tendremos que soportar más las desagradables vocerías de Cecilia Pérez, Ministra saliente de la Secretaría General de Gobierno.

Sus intervenciones se caracterizaron por la descalificación sistemática de los opositores, de las movilizaciones ciudadanas y de las demandas de las Regiones y los pueblos originarios,  amén del permanente culpabilizar a otros de casi todos los males del país y por un lenguaje belicoso que enturbió las posibilidades de un diálogo de alturas con la ciudadanía.

Entonces, por oposición ¿Cómo debería ser la nueva vocería de la Nueva Mayoría?

¿Basta con decir “todo lo contrario”? No.

¿O reeditar las antiguas vocerías de la Concertación? Por muy ingeniosas, irónicas y entretenidas que hayan sido, tampoco.

Si estamos inaugurando un nuevo ciclo de la política en nuestro Chile comprometiendo profundas transformaciones, toda la acción gubernativa de la Nueva Mayoría tiene que ser novedosa y diferente, especialmente sus comunicaciones.

La vocería de la Nueva Mayoría debiera ser, en primer lugar, fiel reflejo del proceso de reformas anunciadas, ubicando cada acontecimiento en el contexto del proceso transformador.

Sus mensajes permanentemente deben informar y, valga la redundancia si es que la hay, también formar acerca de las características, desafíos, proyecciones y beneficios de las nuevas políticas públicas.

Su estilo debe ser respetuoso de la ciudadanía, de los opositores y de la misión informativa de los periodistas y su actitud debe ser inclusiva, buscando siempre sumar voluntades e incrementar la participación de todos y todas.

Su liderazgo en los equipos comunicativos del Gobierno tiene que realizarse mediante una acción integradora y armónica.

Su pro-actividad debe demostrarse a través de una constante anticipación a los acontecimientos.

La nueva vocería tiene que ser considerada fuente de noticias interesantes, amigables y útiles por las audiencias de los medios de comunicación tradicionales y ciudadanos.

Pero todo esto tiene destino si re-barajamos los naipes de la industria de la información y la comunicación. O sea, que asumamos el carácter sustantivo de las comunicaciones, consagrando en la Nueva Constitución Política el Derecho a la Información y la Comunicación con una Ley Orgánica que lo garantice.

El vocero, al igual que todo el Gobierno, debe servir al Bien Común y la Verdad.

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20 feb 2014

De Generaciones

Aquella hornada de jóvenes de todos los sectores sociales que se dejó seducir de modo alegre y singularmente responsable, por la ola de ilustrada voluntad colectiva que barrió el mundo por esos años.

Arrasando a su paso con tanta idea fea, institución caduca, opresión, injusticia y obscurantismo secular.Reunida nuevamente tras una larga gesta, aporta hoy su experiencia a las generaciones progresistas que le sucedieron, para culminar aquello que iniciara hace medio siglo y por lo cual ha luchado toda su vida. Cuando despunta una nueva primavera del pueblo.

En medio de la agitación generalizada en Chile y el mundo, la generación del ’68 se propuso ser realista soñando lo imposible. Es lo sensato durante estos períodos en que las sociedades apuran el tranco.

Grandes mareas populares que a lo largo de dos siglos vienen proporcionando la fuerza motriz que ha permitido a la humanidad ir zafándose, a empellones sucesivos cada vez más amplios, de las ataduras de ignorancia y sumisión al viejo régimen señorial y campesino, para construir la moderna civilización urbana que cubre ya la mitad del planeta.

De tanto en tanto rebrota la Primavera de los Pueblos. Felices aquellos que han tenido el privilegio de florecer en su fertilidad.

A la generación del ’68 le ha correspondido vivir una larga gesta. La marcha no ha sido fácil.Avances y retrocesos.Acción y reacción. Luces y sombras.No sobran adjetivos para calificar tantas cimas y simas.

Fue bautizada en la reforma universitaria. Generosa, proporcionó la infantería para la conquista, realizaciones y defensa del Gobierno Popular. Disciplinada, acató convencida la sabia dirección de las generaciones mayores, a su turno forjadas en las precedentes primaveras populares.

Así son los chilenos. Muy pacientes y bien enterados, a cada década pierden la paciencia. Lo habían venido haciendo a lo largo del siglo. La ola de movilización popular iniciada poco antes de 1968 fue la más fructífera de todas.

En pocos años vibrantes, transformó de arriba abajo y para siempre la geografía social, económica y cultural de Chile. Su líder, Salvador Allende, que había sido testigo y protagonista de las oleadas anteriores, se convirtió en el único compatriota auténticamente universal.

Muy joven esta generación se hizo adulta en la derrota. Enfrentó sin arredrarse el tsunami reaccionario que se abatió entonces sobre estas costas. A veces algunos pueblos han sufrido estos latigazos vengativos antes de levantar las defensas adecuadas. Son destructivos pero superficiales. Hacen daño pero no retrotraen ni un milímetro los avances logrados por los grandes terremotos que les preceden en las profundidades tectónicas de la sociedad.

Al no poder detenerla, esta generación se sumergió sin vacilar bajo esa ola, capeándola, para emerger casi intacta del otro lado a organizar desde el primer momento la resistencia.Combatió en las sombras protegida por una red impenetrable de solidaridad y discreción que tejió en torno suyo.Enfrentó la muerte que le arrebató a sus mejores.Sobrevivió torturas, prisión, exilio, persecución y ciudadanía de segunda clase.

Encabezó una nueva ola de protestas multitudinarias en los años 1980, que lograron derribar la dictadura. Esa primavera, la más dura de todas, forjó la mejor de todas las generaciones, la que se auto denomina “G-80″.

Los años en la medida de lo posible, las décadas de 1990 y 2000, fueron bien desgraciados para la generación del ’68. Se fracturó de arriba abajo, como le había ocurrido durante el gobierno de la Unidad Popular. Para más remate, se derrumbó el socialismo en el cual habían puesto sus esperanzas. al tiempo que se proclamaba el “Consenso de Washington”.

Algunos abrazaron los nuevos tiempos con bastante entusiasmo. No fueron pocos los que confundieron la prudencia con el acomodo. Proclamaron que ese estado de cosas iba a durar para siempre. Duró bien poco.

En la peor parte de los años 1990, una nueva generación progresista irrumpió en la Universidad de Chile. La “G-90″ fue un rayo de sol entre nubes grises. Pinochet cayó detenido en Londres.Fue procesado en Chile en el largo verano del 2001, a partir de lo cual la justicia ensanchó crecientemente su medida de lo posible. Se desató una crisis mundial de Padre y Señor Mío, que quitó el piso al Neoliberalismo que había penetrado no poco en algunos segmentos de una generación a la sazón medio “groggy”, tras tantos golpes y avatares.

Volvió la primavera. Esplendorosa. Sus primeros brotes tomaron forma de Pingüinos. Decenas de miles de ellos. Muy pronto y algo más creciditos, brotaron nuevamente por todo Chile en centenares de miles. En un par de pasadas los estudiantes echaron abajo la idea tan sesudamente promovida que la educación podía convertirse en mercancía.

El pueblo sigue los acontecimientos con expectación creciente. En regiones remotas, ha dado muestra de lo que puede sobrevenir cuando entra de lleno a la pelea. En un par de ocasiones, ha recordado lo que son las manifestaciones de millones.Convocado al mediodía por una muchacha luminosa salió una noche a tocar cacerolas. Otra vez, se retiró en masa durante varios días seguidos, a honrar en silencio frente a sus televisores su trágica y espléndida memoria.

Todo ello bastó para cambiar radicalmente la situación política. Los partidos progresistas dieron muestra una vez más de su singular flexibilidad. A lo largo de casi un siglo les ha permitido ir conformando sucesivas coaliciones que han sabido recoger las demandas principales de cada momento.

Esta vez, lograron conformar la coalición más amplia de la historia. Nueva Mayoría ha reunido nuevamente en un solo haz a casi todos los que derribaron a la dictadura. Hay signos que se ampliará aún más, incorporando de modo formal o informal a varios de quienes todavía se sienten desafectados por la izquierda, así como a otros que vienen avanzando en esta dirección desde la derecha. 

En todo ello, esta vez ha sido decisivo el rol jugado por la Presidenta Electa, Michelle Bachelet. A diferencia de su primer mandato al cual se vio impelida por fuerzas que mayormente escapaban a su control. Lo bueno y lo malo de su gobierno le fue reconocido. Luego de un declive inicial y una vez que se empezaron a pagar las pensiones solidarias, su liderazgo, empezó a recibir una creciente aprobación de la ciudadanía.

Sin embargo, ésta rechazó otorgar un nuevo mandato a su coalición política de entonces, la Concertación de Partidos por la Democracia. Al cabo de dos décadas, el pueblo se cansó de esperar que realizaran un giro que se apartara del modelo impuesto por la dictadura, que hasta entonces habían venido administrando con pocos cambios de fondo.

Ello no pareció afectar la popularidad de Michelle Bachelet, que terminó su gobierno con una aprobación casi unánime, que mantuvo incólume durante los cuatro años de Piñera.

Al regresar, fue categórica en un aspecto central: sólo estaba dispuesta a encabezar una coalición más amplia, que incluyese a las fuerzas de izquierda que habían estado excluidas desde el término de la dictadura. Con un programa que apuntase a tres grandes objetivos en los cuales todos concordaban: recuperar la educación pública, gratuita y de calidad, una reforma tributaria que redujese la inequidad y lo más importante, una nueva constitución.

Revolucionario, el programa de Bachelet no es. Bastante más moderado de lo que se requiere para los tiempos que corren, sí lo es. De ningún modo es un programa como el que formuló el Presidente Allende, inspirando la adhesión fervorosa de millones, recogiendo sus problemas más sentidos y esperanzas más queridas, que son al mismo tiempo las grandes transformaciones nacionales que objetivamente se requiere realizar.

Esto es precisamente lo que la ciencia política clásica sugiere como la forma apropiada para conducir una ola popular en alza: encabezarla sin la menor vacilación. Por el contrario, cuando la agitación masiva alcanza el punto de su inevitable declinación cíclica, la consolidación de los avances logrados y el restablecimiento del orden pasan a primer lugar en la agenda.

Si el programa de la Presidenta Michelle Bachelet se cumple, abrirá paso para abordar los principales problemas nacionales. Especialmente si se promulga una nueva Constitución.

El contenido de las reformas que logre implementar el nuevo gobierno, así como la profundidad y extensión de las mismas, estará determinado por la correlación de fuerzas políticas que se vaya configurando. Las mayorías parlamentarias alcanzadas permiten en teoría realizar muchos cambios. La clave para todo ello será la evolución de la movilización popular. Claramente, ésta sigue un curso ascendente, pero su trayectoria no es lineal ni mucho menos.

En cualquier caso, es cosa de tiempo que los cambios se realicen. Los que vienen son buenos para la generación del ’68. Junto a las generaciones progresistas que le sucedieron van a concluir la tarea iniciada entonces y por la han venido luchando toda la vida.

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20 feb 2014

Erradas decisiones cupulares crean conflictos en Las Condes

Recientemente fuimos invitados por un grupo de vecinos que están muy molestos con el alcalde  Francisco dela Maza  para que conociera una “intervención” en el mobiliario urbano dela Avenida GertrudisEcheñique, vía localizada en el sector El Golf Sur de esa comuna de la zona oriente de la megalópolis de Santiago.

Como lo observado, en nuestra opinión, se considera de interés público,  sucintamente relataremos el vía crucis que está viviendo esa comunidad de residentes.

Esos vecinos han reclamado airadamente al municipio haciendo prevalecer sus derechos urbanos adquiridos ante una equivocada decisión del alcalde. En efecto, aquellos compatriotas están intentando preservar el estilo dela Avenida GertrudisEcheñique, vía muy bien lograda desde el punto de vista urbanístico gracias a una inteligente remodelación ejecutada en el período en que Carlos Larrain, hoy presidente de RN, ejerció como alcalde.

Esta vía que cuenta con 2 pistas por lado, separadas por un verde bandejón central, se localiza entre las Avenidas Apoquindo y Presidente Errázuriz, destacándose que una parte de la vía y sus sectores urbanos adyacentes, a partir de la calle Renato Sánchez al sur, hasta la avenida Presidente Errázuriz, están debidamente protegidos  por el propio Plan Regulador Comunal de Las Condes bajo la figura de “Zona de Conservación Histórica”.

Los residentes objetan el discrecional y reciente retiro de 86 tradicionales faroles emplazados en medio de ambas platabandas de esa avenida, los cuales fueron reemplazados por unos modernos y altísimos faroles cuyas fuertes emisiones luminosas en la noche ocasionan perjuicios permanentes a los vecinos que residen en las casas y edificios que enfrentan esa vialidad. Es más, para posibilitarse la instalación de los mismos ha sido forzoso eliminar abundante follaje de los árboles plantados en el espacio público. 

Ni los vecinos afectados ni quien suscribe esta columna no sabemos si para este inconsulto y antojadizo cambio en el equipamiento de ese barrio hubo una licitación pública como tampoco se conoce el nombre de la empresa que se vio favorecida con esta operación comercial, cuyo monto también se desconoce.

Así las cosas entonces es necesario transparentar tales actuaciones mercantiles para que todos estemos al tanto de su extraña motivación y en tal sentido entendemos que el alcalde a la brevedad,  cumpliendo con su deber de apego a la probidad y transparencia de sus actos, dará debida cuenta pública de ello. 

Además esta acción unilateral del alcalde, es decir, sin consulta previa a los vecinos, que genera una molesta contaminación lumínica a sus mandantes, significó la vulneración flagrante dela Ley Nº 20.500 que establece el derecho que tienen las personas para participar en los distintos espacios de la gestión pública. Esta ley está vigente desde hace un poco más de un año y lo que busca es acercar a los gobiernos locales y a los servicios de la administración central a la ciudadanía, con lo cual se hace posible mejorar en los hechos el sistema democrático que nos rige.

Por lo anterior y en esto estamos seguros que interpretamos fielmente  a los irritados vecinos,   interpelamos públicamente con convicción y respeto al conocido alcalde UDI para que, a la brevedad, ordene la restitución en sus lugares originales de los faroles de altura media que cumplían a cabalidad su cometido. Él, como máxima autoridad municipal, sabrá darle el mejor uso en los espacios verdes comunales a los nuevos y espigados reflectores que están ocasionando tantos perjuicios en la calidad de vida de los vecinos de este sector de su comuna.

Si no fuera así y se intentara producir un nuevo hecho irregular consumado, de los miles que se conocen en el ámbito de la ciudad, esperaríamos que Carlos Larrain, el otrora alcalde que ordenó el excelente rediseño dela Avenida GertrudisEcheñique, ejerza sus influencias políticas para que reine una sana convivencia en ese sector de alto valor urbanístico.

De la Maza y Larraín son distinguidos actores del establishment  y ambos políticamente forman parte de la derecha  que en 4 años más desea recuperar el gobierno, de tal forma que en aras de satisfacer las legítimas demandas de sus votantes, avizoramos una solución definitiva.

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20 feb 2014

Don Manuel

Hace 14 años que partió don Manuel.

Tuve la suerte de conocerlo y tratarlo durante 20 años.Había sido un gran abogado y maestro de derecho constitucional. Penquista de origen, tempranamente se había iniciado en las luchas políticas.

Era un placer escucharlo hablar de esos primeros años, cuando, estudiante de un colegio de curas marchó junto a los liceanos en pro de la candidatura radical de Pedro Aguirre Cerda, allá por el 38. Con una sonrisa maliciosa nos contaba cómo, en la mitad del desfile cruzó miradas con el rector del colegio católico y, desafiante , levantó a su vista el puño en alto.

Era radical de formación y también masón, aunque respecto a este último punto solía declararse “en sueño”. En tiempos de aguas procelosas para la política chilena fue ministro de Allende, ejerciendo la cartera de justicia.

A poco andar el partido se dividió y, alineándose con el PIR , decidió dejar el gobierno, no sin antes sufrir las iracundia personal de don Salvador quien, acusándolos de haberle dado “una puñalada trapera”,dicen que salió persiguiendo a los dos ministros piristas , escaleras abajo en pos de la entrada de Morandé 80.

“Apura el paso, Manuel -contaba que le gritaba don Alberto Baltra- mira que este hombre nos quiere matar”.

Los tiempos, como sabemos, cambiaron . El Golpe de Estado pilló a don Manuel ejerciendo el decanato de la Escuela de Derecho de la Universidad de Concepción.  Un buen día lo llamó el general Clericus que ejercía de rector delegado . El diálogo habría sido así.

-Usted debe dejar de inmediato el decanato , señor.

-¿Puedo saber las razones, rector?

-Usted es un político.

-Ah! …en la antigua Grecia había dos tipos de personas: los “politicus” y los “idioticus”. ¡Adiós señor Clericus!

Así fue como abandonó su universidad.Volvería veinte años después. Pellejerías pasó don Manuel . Le conocí cuando ya había creado el Grupo de Estudios Constitucionales y yo era un jovencísimo fiscal de una financiera vinculada a la Iglesia del Cardenal Silva.

Siempre unido a su Gabriela que oficiaba de escribiente en una Notaría, la paga era bien poca y se negaba sistemáticamente a aumentar sus horas para servir durante una irrenunciable media jornada gratuita al Grupo de los 24. Me invitaba a menudo, en la época más negra de la represión a talleres y conferencias. No siempre ellas tenían lugar, y más de una vez irrumpieron

Carabineros y gente harto fea de lentes oscuros hacía sentir su presencia arreando con más de un conferencista. Con ocasión de la Asamblea de la Civilidad dio con sus huesos en Capuchinos, y abogados amigos se turnaron para cubrir sin costo el puesto que transitoriamente había dejado en la Fiscalía que estaba a mi cargo.

Conversamos mucho por entonces. En la oficina. A veces en mi casa con Gabriela; otras en su mesa modesta.Épocas de patria sin libertad en que hasta se vio obligado a abandonar intempestivamente su domicilio a ruego de un dueño de casa que no quería tener inquilinos “políticos”.

No creyó nunca en esto de meterse en la institucionalidad de la dictadura. La consideraba una obra intrínsecamente antidemocrática que dañaría el futuro de la convivencia.

-Si la “idea valida derecho”, Alberto, no está legitimada, entonces ¿de qué servirá ganar el plebiscito?

Me he acordado mucho de sus argumentos en estos días en que la mayoría de los chilenos parece estar de acuerdo en darse por fin unas reglas de convivencia que signifiquen compartir “una idea válida de derecho”. Cuando ello ocurra, me acordaré de don Manuel.

En los días previos al 5 de octubre, logré enganchar a mi viejo amigo entre la avanzada de encargados de local en la zona Sur que logré instalar merced a la buena voluntad de un viejo condiscípulo del Instituto y Notario. Allí estuvo él custodiando urnas y resultados  de esa jornada memorable.

Los años siguientes lo vieron partir junto a su Gabriela a inaugurar la embajada de Chile en Budapest y tuve la suerte de estar con ellos una semana. A veces añoro esos años de convivencia diaria. Cada mediodía, desde mi oficina , sabía que el había llegado nada más que prestando atento oído a la bienvenida cariñosa que le brindaban secretarias y funcionarios del banco,”Buenos días don Manolito”.

Por mi parte nunca me atreví a llamarlo de otra manera que Don Manuel. No era por diferencia de edad, ni menos por algo reverencial. Es que sabía que tenía el privilegio de trabajar y de tratar con alguien que era todo un señor. Me ha costado mucho en estos años aceptar que partió. He buscado su nombre en memorias de dignatarios que trabajaron codo a codo con él , alguna referencia mayor a su trabajo, a su obra, a su impronta de hombre íntegro y bondadoso. A su aporte a la reconstrucción democrática de nuestra patria. Escasas alusiones .

Quizás él así lo habría querido. Partió a comienzos del mes de febrero del 2000, cuando el siglo XXI despuntaba. En silencio. Con modestia.

Me queda el consuelo de saber que los grandes hombres no necesitan fanfarria ni banda de músicos en su despedida. Porque no desaparecen del todo. Solo se desvanecen. Como don Manuel Sanhueza, mi colega, mi amigo recordado.

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20 feb 2014

La esperanza amarrada

En 2011 los estudiantes universitarios remecieron el país.Levantaron banderas que al país se le habían olvidado y las remozaron. Sus manifestaciones callejeras se empezaron a parecer a las manifestaciones callejeras multicolores del NO a la dictadura. Eran en definitiva lo mismo.

Se trataba de remecer la cáscara política del sistema encabezado por fuerzas de derecha. En 1988 y en 2011 la UDI estaba en el poder, los grandes empresarios estaban en el poder, la lógica del gran negocio estaba en el poder, los reaccionarios estaban en el poder, gobiernos que nos aislaban del mundo estaban en el poder. Más: una serie de caras muy conocidas se repetían en el poder: Chadwick, Lavín, Matthei, Longueira, Allamand, por las malas o por las buenas, siempre para las malas, estaban en 1988 y en 2011 en el poder. Era una especie de pesadilla social.

De esa pesadilla despertaron al país los estudiantes y la inmensa mayoría del país siguió las viejas renovadas banderas. La elección presidencial de noviembre se hizo eco de las viejas renovadas banderas: la derecha recibió una de las derrotas más grandes de esta historia. En diciembre, más claro aún: casi 63-37. En marzo puede – no es seguro pero puede- empezar a escribirse, como en 1938, como en 1970, como en 1988 y 1990, un nuevo libro a favor del pueblo, por el pueblo y para el pueblo, al decir de Lincoln.

Pero habrá que sacudirse de una pesada herencia. Hemos vuelto al siglo XIX: no sabemos cuántos somos. No sabemos cuántos viven bajo la línea de la pobreza, porque la CEPAL ya no la mide y aún no sabemos cómo se medirá.

Las políticas públicas, por primera vez, están ciegas. Están siendo juzgados altos jefes del INE por falsear estadísticas, funcionarios del Ministerio del Interior por el tráfico en la frontera norte, altos ejecutivos de Impuestos Internos por fraude millonario, defraudan los de La Polar, los de las Farmacias, los del litio y Cascadas y otros altos manipuladores del capital financiero.

El Presidente parece haber ganado millones de dólares sin mover un dedo y el jefe de la organización religiosa más grande del país es acusado de no proteger a niños abusados y de ocultar antecedentes sobre curas pedófilos. Ha habido curas pedófilos de derecha y de izquierda.

Este es un país cómico: el gobierno dice que el país va a crecer al 7 por ciento; acepta que crece al 6 por ciento y lo proclama, al final creció como máximo al 5 por ciento y terminó creciendo al 4 y hoy lo hace al 2,8 por ciento; la oposición aplaude el éxito económico. En las últimas elecciones, un candidato gastó dineros públicos en comprarse calzoncillos, otro en acicalarse y otro, después de sacar menos del 4 por ciento de los votos, mintió internacionalmente denunciando que en Chile cuenta los votos “una empresa privada”. La joven promesa de “los ecologistas verdes” terminó por disolverse debido a la malversación y el fraude. ¿Qué más?

Chile es uno de los países más inequitativos del planeta.
Están creciendo la delincuencia y el narcotráfico.
Los habitantes del norte y del sur -y cuando pueden los del centro- viajan a países limítrofes para…comprar anteojos, remedios y atenderse en los hospitales.
No hay verdaderamente derecho a huelga porque hay derecho a ser krumiro.

No hay derecho a orinar en el trabajo, como en el siglo pasado no hubo derecho a sentarse en una silla.

No hay estrategia (ni pública ni privada) sobre energía.
El agua, la pesca y las riquezas básicas siguen siendo privadas.
El país, desde este año, es más chico de lo que era.

El crecimiento de la economía va en baja y no llega hoy al 3 por ciento.
El país mantiene malas relaciones con sus vecinos y se esmera en deteriorarlas con todos los de América del Sur en donde los grandes empresarios chilenos no tienen grandes negocios.

Vota menos de la mitad de los ciudadanos. Electoralmente este es el único país del mundo donde no gana el que sale primero y no tiene representación el que sale tercero.
Y en el terreno de la justicia hay más de mil personas, detenidos políticos, desaparecidos desde hace unos 30 años.

La fuerza política que arrasó en las últimas elecciones, y trajo esperanza en un futuro mejor, propuso, para partir, autoridades que no creían en lo que decían, personajes de negocios oscuros y señores acusados de graves faltas a la ética pública. Son excepciones, claro, pero siempre estos casos son excepciones.

A la esperanza la tienen amarrada.

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19 feb 2014

Venezuela o el teatro del absurdo

Nunca es bueno realizar juicios categóricos, pero la evidencia demuestra que Sudamérica es, hace rato, un continente unido por fines económicos o ideológicos, pero no por un espíritu fraternal. Las demandas entre países vecinos y la creación de bloques regionales que buscan el beneficio de unos pocos son una demostración de aquello.

Y así, se podrían analizar las diversas facetas en las cuales se pueden ver las luchas de poder en Sudamérica, las mismas que representan las grandes contradicciones de esta región. Una de ellas, era que no, es el tema de los Derechos Humanos. Otro de los grandes tópicos es el derecho a luchar contra quienes gobiernan sin los valores democráticos. Conceptos, estos últimos, que tienen mucho de nebulosa y poco de concreto.

El último gran ejemplo es Venezuela, un país que está política y socialmente dividido. Para eso, no es necesario estar allá o realizar una gran investigación. Es cosa de ver, por ejemplo, los resultados en las elecciones presidenciales o el tono de los discursos de uno y otro bando.

Hoy, el actual presidente venezolano, Nicolás Maduro, está enfrentando la que quizás sea la peor crisis del chavismo en Venezuela. Si bien las comparaciones no son buenas, el fallido golpe de estado que sufrió Hugo Chávez parece ser menos dramático que lo que hoy está sucediendo en las calles venezolanas.

Una parte de la población se cansó de lo que consideran un mal gobierno. Y, por eso, decidió protestar, tal cual ha ocurrido a lo largo de la historia del mundo y, particularmente, en los últimos años. Así, rápidamente, aparecen en la mente los movimientos sociales de Chile, Egipto, Túnez, Irán, Ucrania y España, por dar algunos ejemplos.

Volviendo a Venezuela, miles de personas –incluyendo a muchos estudiantes- ejercieron su derecho a manifestarse. Algunos, seguramente la mayoría, lo hicieron en forma pacífica, mientras que otros, probablemente la minoría, optó por un camino violento. En paralelo, la respuesta de Nicolás Maduro terminó con algunos muertos y varios detenidos. Además, censura de medios de comunicación y de redes sociales, como Twitter.

En este contexto, la sociedad chilena, como era de esperar, no se quedó en los sillones y decidió alzar la voz. Un pequeño grupo ha tomado la sabia postura de observar el proceso y analizar los postulados de uno y otro lado, para luego elaborar mesurados y acertados juicios. Lamentablemente, ha sido un segmento minoritario, pues la mayoría ha caído en algo ya tradicional en Chile, es decir, la imposición de la ideología por sobre el criterio.

En algo digno del teatro del absurdo, antiguos simpatizantes de la dictadura chilena y actuales defensores del pinochetismo han criticado violaciones a los Derechos Humanos en Venezuela y, además, acusan al gobierno venezolano de olvidar los valores democráticos. Al mismo tiempo, quienes lucharon por la vuelta a la democracia en Chile y, más importante aún, por el término de las torturas, detenciones arbitrarias y asesinatos políticos, hoy avalan la represión de Nicolás Maduro.

Y así, en algo que no tiene lógica, se da una situación paradójica, pero que no sorprende. La sociedad chilena sigue profundamente dividida y, lo más preocupante, se mantiene poseída por las viejas ideologías y los antiguos resentimientos. Los Derechos Humanos son, en Chile, una moneda, sin mucho valor, que se transa en los mercados ideológicos. Se vende y se compra, dependiendo del momento histórico y según convenga ser partidario o no de su uso.

Porque, claro, los Derechos Humanos están manoseados y en Chile no existe una potente convicción sobre lo importante que es tener una sociedad democrática, en la cual las diferentes opiniones sean capaces de convivir y no de pelear. Tampoco existe un real sentimiento sobre la relevancia del respeto a los Derechos Humanos. De otra forma, no se explica que un sector siga hablando de “democracia especial” en Cuba, que los gobiernos chilenos firmen acuerdos con China o que un partido político envíe condolencias tras la muerte de un dictador en Corea del Norte.

Tampoco tiene explicación que todas las miradas apunten a Venezuela y nada se diga sobre lo que hoy ocurre en Ucrania. Y qué decir de las dramáticas muertes de inmigrantes clandestinos en el Mediterráneo o la sangrienta crisis en Siria. Y muchas dictaduras olvidadas en Chile, como las de Zimbabwe y Myanmar (ex Birmania). O como aquellos totalitarios líderes de Asia Central.

Por eso, es momento que la gente entienda que lo mejor es tener criterio y ser consecuente con los principios. Difícil saber quién tiene la razón en Venezuela –por más que cada cual tenga un juicio personal muy claro- y, por lo mismo, sólo queda la esperanza que los distintos sectores se pongan de acuerdo en algo claro y evidente.

Cuando hay muertos, detenidos y censura, algo malo está sucediendo.

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