06 ene 2016

En busca del tiempo perdido

Por cierto no me refiero a la obra de Marcel Proust sino al acontecer de estos últimos años en Chile en los cuales – tanto desde el movimiento de masas en las calles como desde la gestión política y en especial a partir de las iniciativas desarrolladas por el gobierno de la Presidenta Michelle Bachelet en el marco del Programa de la Nueva Mayoría – se hace sentir la voluntad de culminar por fin la transición – transacción y poner término a la desgraciada herencia de la dictadura en todos los planos.

Es que son ya muchos años y se han agotado todos los pretextos conservadores para sostener un modelo de país que sólo ha beneficiado al 1% de la población y ha profundizado la desigualdad social a extremos insoportables. Incluidas las altas tasas de depresión de chilenas y chilenos que nos ubican en un lamentable sitial y además las relativas al suicidio adolescente, a la criminalidad, a la inadaptación, a la falta de confianza en lo colectivo.

Sin duda que nosotros, los de entonces, los que habíamos llegado a la mayoría de edad  al 73, tenemos una perspectiva que permite la comparación entre un Chile no sólo con educación gratuita para todos, laica, de calidad, sino además en que el estudiante universitario tenía derecho a atención médica y dental y, en el caso de la Universidad de Chile, a entrada sin costo a todas las manifestaciones del arte, la cultura y el deporte que estuvieran relacionadas con instituciones o departamentos de esa Universidad. ¡Qué lejos se divisan esos tiempos que abrieron paso a generaciones de profesionales que además dispusieron de los valiosos instrumentos de la cultura!

Y que triste tener que compararlo con un país en que cuesta grandes esfuerzos vencer las dificultades que crean los sectores derechistas para lograr no un tiempo nuevo, sino simplemente recuperar lo que teníamos hace 42 años.

Se habla de la falta de recursos; argumento que suena mal cuando la sociedad es testigo al mismo tiempo de la descomposición de determinados sectores y personajes que han sustraído recursos que permitirían de una vez educación gratuita para todos sin exclusiones y  además pensar en el mejoramiento de la salud pública, en la vivienda popular y hasta reestudiar el modelo de la previsión social.

Es que estamos hablando de miles y miles de millones de dólares despilfarrados.Para hablar sólo de la colusión de los grandes empresarios por una parte y de la sustracción de los fondos “reservados” producto del desvío increíble de un porcentaje de las ventas brutas del Cobre para los institutos armados.

Un ejército en que además mantiene activos hoy a más de 30 ex agentes de la DINA sin explicación alguna. Y en que, sugestivamente, han empezado a conocer de los ilícitos denunciados, jueces militares. Bien sabemos los abogados de derechos humanos de este país que eso es sinónimo de impunidad.

Y ya que menciono derechos humanos, que bien que se haya condenado a presidio perpetuo a un delincuente que mató a un carabinero. Sentencia justa. Pero que mal que, en cambio, estén en libertad los carabineros que degollaron a los inolvidables Guerrero, Parada y Natino y también los que quemaron vivos a Rodrigo Rojas de Negri y Carmen Gloria Quintana.

Y siempre en materia de derechos humanos resulta además difícil entender que no se difunda el inusitado apoyo al Tribunal Constitucional que impulsa el personal en retiro de las  FFAA en busca de resoluciones en favor de los procesados por delitos de lesa humanidad. Han viajado en buses contratados desde la quinta región con lienzos, carteles y consignas. Afortunadamente, hasta ahora les ha ido mal.

Otro aspecto del tiempo perdido se refleja en que hay dificultades para que el Estado sea quien construya hospitales para el pueblo. ¿Pero es que nadie recuerda a las estatales sociedades constructoras de establecimientos hospitalarios y educacionales? Ellas surgieron a fines de los años 30 del siglo pasado, los años de la Corporación de Fomento de la Producción, la Corfo, los años del Frente Popular y del presidente Aguirre Cerda.

¿Qué explica todo esto, porqué llegamos adonde llegamos, porqué retrocedimos tanto, cómo saber de las causas del tiempo perdido? La explicación no es otra que nuestra propia historia.

Empezando por la reacción de las potencias occidentales, en particular EEUU, cuando en el marco de la llamada “guerra fría”y luego del triunfo de la Revolución Cubana, el gobierno transformador de Salvador Allende y la Unidad Popular aparecía como un peligro para los intereses de las grandes corporaciones transnacionales. Y entonces, de la mano de sus conocidos agentes chilenos, Nixon, Kissinger y la CIA desataron el golpe.

Si algún lector piensa que lo que digo no es más que “un cliché comunista”, le pido que busque en internet el “Informe Church” del propio Senado norteamericano y después piénselo.Pero además no bastaba con derrocar a Allende. Había que imponer un modelo de sociedad antagónico al que construía la Unidad Popular.

Y entonces aparecen los “Chicago Boys”, cuyo origen quizás se entronca con el llamado “Plan Camelot” de la Universidad Americana, patrocinado por el ejército de los EEUU y que en los años 60 se comenzó a implementar en Chile y en varios países de América Latina.

Su propósito aparente era estudiar los fenómenos sociales de cada país, los factores de exigencia de cambio, pero en rigor era la penetración a nivel académico para intentar revertir toda tendenciaprogresista e infiltrar a los sectores que impulsaran transformaciones.

Pero aunque los “Chicago Boys” tengan o no sus raíces en el Plan Camelot, la creación de un pequeño “grupo de sabios” fue determinante para levantar un modelo que luego consagró la Constitución del 80.Apenas asumido el control del país por los dictadores estos personajes corrieron a ponerse a sus órdenes.

No los olvidamos. Algunos fueron ministros o autoridades académicas como Sergio de Castro, Rolf Lüders Schwarzenberg, ErnestoFontaine, etc. Claro, no eran precisamente buenas personas. Rolf Lüders, ex ministro de Pinochet, por ejemplo, fue encarcelado durante la propia dictadura junto a otros ejecutivos del Grupo Vial por su participación en transacciones financieras consideradas ilegales durante su trabajo para el Banco de Chile.

Allí es donde también hay que apuntar a la hora de las responsabilidades del tiempo perdido por mucho que a ellos, individualmente, les haya ido extraordinariamente bien en sus ingresos económicos como se han jactado.

A este propósito de lo cual, una mención especial merece un destacado economista que también estudió en Chicago pero jamás se compró la pomada de Milton Friedman o de ArnoldHarberger.

Me refiero a Ricardo Ffrench – Davis, militante de la Democracia Cristiana cuya posición profesional y científica, entonces y ahora, ha sido una sola y coherente. Autor de más de una veintena de libros, Premio Nacional de Humanidades y Ciencias Sociales, profesor de la Escuela de Economía y Negocios de la Universidad de Chile, ha dictado clases en las universidades de Oxford, Boston, Madrid, entre otras ; se ha desempeñado como asesor en Cepal y fue cofundador del llamado Cieplan.

A diferencia de sus compañeros de curso en los años de Chicago, Ffrench – Davis no comparte lo del Estado “subsidiario” en la economía, ni cree en el modelo neoliberal, ni en el mito de la autoregulación del mercado y más bien aboga por establecer políticas públicas para el desarrollo, rescatando el papel del Estado.

La conclusión natural de estos comentarios es subrayar toda la importancia que tienen para el futuro de Chile las reformas en curso que impulsa el actual gobierno y que tanto inquietan a la derecha. Y, muy especialmente, el proceso en marcha hacia una Nueva Constitución, con participación de todas y todos y que apunte a establecer un modelo de sociedad diferente del impuesto mediante un genocidio y que tanto daño ha hecho al país.

¿Seremos capaces? En Uruguay conocí una bella canción que dice que “…parece que nos estamos acostumbrando a caminar, retroceder y volver a empezar…” Pero también dice que siempre lo pueblos “...terminan por romper las cadenas”. Así sea.

Este es un espacio de libertad, por lo que solicitamos que no lo desaproveches. Contamos con que las opiniones se remitan al contenido de las columnas y no a insultos, ataques personales, comentarios discriminatorios o spam.

Por lo mismo y buscando el buen funcionamiento de este canal de expresión, requerimos de un registro previo utilizando Twitter, Facebook, Gmail o Disqus.

Si tienes problemas para registrarte, haz click acá.

  • RuizMnica

    Qué acertado comentario. esos propósitos , los Chicago boys que fueron los sabios de esos momentos , para que el País fuera destartalado y vendido . Faltó mencionar al famoso Sr Büji , hoy casi desconocido por las nuevas generaciones. Por ahí se le vio dictando cátedra en alguna lucrativa Universidad de desarrollo , que acarreaba y lucía a todos estos personajes de inteligencia en un momento de mucha vulnerabilidad ciudadana. Corrían veloz para alcanzar sus fatídicas metas , Los resultados los estamos viviendo , el enriquecimiento desmedido de ese 1% ,logrado por echar al abismo el mejor capital . Los humanos de este País, eso que ya trabajaron al menos 40 años o más esos que ahora claman por terminar con un sueldo decente al llegar a la edad de jubilación . Ni trabajando 10 años más de la edad legal se logra ese último sueldo. No fue así con los militares , hubo que pagarles las indecencias que cometieron en aquellas épocas del desastre humano . Ellos sí gozan de jubilaciones que les proporcionan tranquilidad , retiros tempranos Y beneficios a la familia. Igualdad que no llegó y que debiera comenzar por ahí, son prioridades atrasadas ,pues ya no queda tiempo para recuperar. Habrá alguien en este País que haga algo ? que se muestre por algún lado la humanidad hacia los demás?La igualdad de este País debiera iniciarse , con la reforma de las Afps esas que tienen en su corral a todos los trabajadores y dan utilidades para sus dueños pero no para los trabajadores , y se sigue poniendo y regalando los dineros de trabajadores que al final de cuentas , no entregan un positivo resultado , cuyas pensiones siguen siendo malas , los índices económicos actuales no concuerdan en nada con una jubilación con 40 años de ahorro previsional.