09 jul 2014

Economía inmoral

Este ha sido un año en el que el discurso político se ha centrado en temas valóricos tanto en lo económico como en aspectos de la vida, como la despenalización del aborto o la gratuidad en la educación, entre otros.

Me centraré en el último debate sobre el salario mínimo, puesto que es una conversación ajena a la mayoría y, sin embargo, toca varias fibras desde lo práctico del equilibrio macroeconómico hasta la moral.

Mis preguntas al debate del salario mínimo ¿Mejora algo? ¿Las personas serán más felices? ¿Se está intentando mejorar la calidad de vida de algún grupo socioeconómico en particular? ¿Hay algún efecto práctico sobre la implementación de la ley? ¿Cuál es el contexto de realidad de esta discusión?

Este debate es absurdo porque no mejora en nada a nadie, no protege a nadie, no hace feliz a nadie, no tiene aplicación práctica real y además está fuera de contexto. En definitiva es un circo inmoral que no se hace cargo de las problemáticas reales de las personas (pueblo). La historia puede mostrar que fue importante en su momento, pero en la actualidad el foco está en otro lado.

¿Qué es lo real?

Voy a caracterizar para llegar rápido a mi punto. La pugna “obrero v/s capitalista” ya casi no existe en términos de salario mínimo.

No estoy afirmando que estamos en el paraíso o que no existe “explotación” en algunos trabajos, digo que hoy en día estos dilemas no son el foco porque hay otras preocupaciones más importantes que se están dejando de tomar en cuenta y que inciden más en la calidad de vida de las personas.

Cuando leo al ex ministro de Economía, Juan Andrés Fontaine, declarar que le preocupa el “desempleo que producirá el alza de $40.000”, pienso que es un show mediático, una forma de desviar más la conversación del fondo y polarizar a la sociedad de manera estéril. Al otro lado la CUT y el Gobierno pierden el foco de discusión social porque hay intereses más políticos en estas martingalas. La Sofofa o la ASECH, por su parte, no tienen la fuerza ni el foco pluralista necesario.

Estimado lector, le propongo un desafío para reflejar mi punto. Busque llenar 5 vacantes con un sueldo mínimo y que las personas duren en su trabajo más de 10 días. Haga el mismo ejercicio por $20 mil más. Luego hágalo por otros $20 mil más y vea los resultados.

La línea mínima real para trabajos no calificados está en $300.000.

Algún economista serio podría imputarme que la discusión del salario mínimo, y a propósito que es una legislación que están adoptando países que antes no la tenían como Suiza o Alemania, es para regular los tiempos de crisis, dado que la economía es cíclica. Puede que tenga razón, pero le aseguro que hoy en día las personas a espaldas de esta ley están dispuestas a hacer lo que sea por tener un empleo y llegar con algo de dinero a la casa.

Mi preocupación y punto central ausente en la discusión: las personas no están felices en sus trabajos, probablemente nunca ganarán lo que desean, no hay salario mínimo que pague la felicidad y poco se está conversando de esto.

Para una economía sana, inclusiva y equilibrada hay que incluir en la discusión política la felicidad de las personas, pues es la clave para una negociación respetuosa entre quienes sostienen los negocios y quienes realizan el trabajo.

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08 jul 2014

Trátennos con dignidad

Hace algunas horas, junto a un importante grupo de habitantes de la comuna de La Granja y de dirigentes sociales, nos manifestamos en contra del Metro de Santiago, en las afueras de la Estación Santa Rosa de la línea 4A. Quienes vivimos en la periferia de la región Metropolitana tenemos muy claro las razones de esta protesta, pero quienes desarrollan su vida entre el centro cívico y las comunas del sector oriente probablemente no entiendan la molestia expresada con una manifestación.

Metro de Santiago, al igual que muchas autoridades, empresas, profesionales viene actuando con el mismo criterio que tanto dolor y rabia causan en los ciudadanos. Segrega, discrimina, castiga.

Las estaciones ubicadas en las comunas llamadas “populares”, no cumplen con mínimos estándares de seguridad, de amplitud, de iluminación y de mantención del aseo que muestran las estaciones de la línea 1. Al contrario, son estrechas, oscuras, sucias, con nidales de palomas que contagian y mantienen las estaciones asquerosas.

Además, la Estación escogida para protestar por este trato que nos da una empresa del Estado, se encuentra en medio de otra huella de este afán discriminador de la élite chilena: en medio de la autopista Vespucio Sur, que dividió nuestra comuna, La Granja, y otras de la zona sur, afectando la calidad de vida y la seguridad de nuestros habitantes.

Hace tan sólo días salió un reportaje en el cual se indica cuáles son las diez mejores estaciones de Metro del mundo y allí está Metro de Santiago con la estación Universidad de Chile. En la información se anota que la “notoriedad de Universidad de Chile son sus múltiples accesos y grandes dimensiones, las que permiten la exposición de las obras realizadas por la Corporación Cultural MetroArte, una fundación establecida por Metro S.A. dedicada a desarrollar actividades culturales y obras artísticas dentro de las estaciones del metro de Santiago”.

Está claro, el arte para las líneas y estaciones con visibilidad mediática, con cercanía y para el uso de algunos chilenos, para los pobres, para la clase media que pende de un hilo para no volver a caer en la pobreza, estaciones realizadas con bajo presupuesto, baratas. ¡Para qué gastar plata en los pobres, para que poner arte en sus estaciones, para que invertir en seguridad con andenes espaciosos, para que gastar en iluminación! Para qué, total en sus casas viven en la estrechez, con poca iluminación.

Hoy día volvimos a decir ¡basta! Basta de ignorarnos, de tratarnos mal. Exigimos del Metro de Santiago, empresas del Estado, que nos respete.

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08 jul 2014

El gran valor de la amistad

La amistad es un vínculo de cariño, confianza y apoyo entre personas que no tienen relación sanguínea, por lo que su unión es espontánea y de mutuo propio. Los amigos son con quienes se crean instancias de complicidad, diversión, empatía, entre muchas otras actividades que se comparten.

La sociedad subestima la amistad, considerando otro tipo de relaciones más importantes a ésta. Aunque es un vínculo que se vive a diario, en lo cotidiano, sus beneficios e importancia se encuentran dentro de un terreno desconocido.

La relación que se genera con los amigos parte de la base de la naturaleza humana de buscar aliados ante posibles conflictos. La tendencia actual explica que el vínculo que se genera entre dos personas, que no son familiares, es porque a lo largo de nuestra vida buscamos compañeros que nos hagan el camino más fácil, y para compartir alegría

Mis años de experiencia en el campo de la psicología positiva me demuestra que la amistad es una relación que se construye en base a la preocupación hacia las necesidades del otro, muchas veces, sin importar que exista alguna retribución a cambio.

Existen distintos factores que influyen en la vinculación de dos personas. La proximidad es uno de ellos, cuando se comparte mucho tiempo con otros, es natural que se produzca cercanía y una relación de amistad. Es por esto, que es normal que dos compañeros de trabajo generen una relación más allá de lo laboral, transformándose, en ocasiones, en una relación de pareja.

Más importante aún, es que los seres humanos buscan en otros compartir ciertos gustos, afinidades, intereses.Se crea un ambiente de confianza cuando una persona reacciona de forma similar a nosotros en ciertas circunstancias, se produce una identificación en el otro. Compartir con otros la pena aminora el dolor y compartir alegría aumenta la felicidad.

Impacto de la amistad

Los amigos son una fuente de diversión, experiencias y recuerdos, pero poco se conoce respecto a los beneficios que tienen para la salud mental e incluso, física.

Crear vínculos sociales, como la amistad, genera en las personas la sensación de sentirse más aceptados y partícipes de un núcleo. El sentido de pertenencia permite enfrentar de mejor forma a las circunstancias sociales y estar más conformes con el actuar frente a los demás.

Por otra parte, compartir con amigos diariamente puede ayudar a aumentar el nivel de bienestar, ya que influiría en la reducción del estrés, en el aumento de la autoestima, la superación de traumas y dificultades, entre otros.

La amistad es un vínculo que más allá de los beneficios inmediatos, tiene repercusiones a nivel social, psicológico y físico. La aceptación de otros permite que las personas se sientan mejor consigo mismas y con su entorno.

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08 jul 2014

Nada que temer

El debate sobre la reforma educacional que el actual gobierno tiene que llevar a cabo, sí o sí, debe estar centrado en lo más importante y trascendental.La calidad de educación que los profesores entregan diariamente a sus pupilos en el aula, el resto es simplemente irse por las ramas, para seguir discutiendo más de lo mismo.

La eterna disputa sobre libertad y derecho a la educación, es por lo pronto, innecesaria toda vez que en ningún caso está en peligro ninguna de las dos. El actual gobierno protege ambas, no podría ser de otra manera, ya que lo que se busca y se requiere con suma urgencia, es mejorar la educación pública.

Un estado docente, en el pasado hizo posible levantar el país y conformar una enorme clase media ilustrada, que pudo acceder a la educación primaria, secundaria y universitaria porque era totalmente gratuita. La gran diferencia con la actual era la calidad, reconocida y aplaudida en el mundo entero.

Entonces el fantasma de la privatización de los colegios particulares subvencionados, o la compra de sus inmuebles, es simplemente una soberana equivocación o para decirlo de otra forma directa una salida de madre que no tiene respaldo lógico ninguno, menos apoyo político de distintos sectores, con representación parlamentaria, en el actual Congreso donde se tramitarán los proyectos de dicha cartera.

Por consiguiente, lo dije como Presidente de la Comisión de Educación, en su debida oportunidad, junto a mi colega de Antofagasta Felipe Valenzuela H, profesor normalista, abogado y gran legislador, ninguna reforma educacional en Chile, puede hacerse sin el concurso de los profesores, en otras palabras quienes tienen la voz cantante, en esta materia son los maestros, a los que debemos tener como interlocutores válidos.

Seamos consecuentes, realistas, por alguna vez honestos. La educación pública o la particular subvencionada, poco se diferencian en calidad, ambas compiten en resultados insatisfactorios, que dejan mucho que desear.Al menos eso es lo que muestran, todas las mediciones serias que sobre el tema se han elaborados por distintas Universidades y centros de estudios como 2020 dedicados, por décadas, al diagnostico de esta enfermedad endémica que tenemos en este campo.

Es cierto que la segregación de los estudiantes de enseñanza básica y media comienza por la selección y el copago, no es menos cierto que además se suma el lucro desenfrenado de la mayoría de estos centros de estudio, pero lo más repudiable e impresentable, es que todo esto está prohibido, al menos en la educación superior, en la Constitución de Pinochet, que se realice con dineros que el Estado provee para tales fines.

La voz de pueblo hay que escucharla Ministro, existe legítima inquietud cuando se mandan males señales o estas son distorsionadas por sostenedores interesados que pueden ver afectados sus pingues ganancias. Lo primero que tiene que aclarar categórica y definitivamente, es que el gobierno no está interesado en adquirir bienes inmuebles, por el contrario fortalecer la educación pública municipalizada y particular subvencionada, en tanto y cuando mejoren sustancialmente la enseñanza aprendizaje.

La des-municipalización es una de las exigencias del Colegios de Profesores, porque desde que se aplicó en Dictadura, fue un rotundo fracaso. Todos los municipios están desfinanciados, y por más recursos que se le inyecten no mejorará la calidad. Lo mismo sucede con los maestros los que no tienen valorización profesional en la sociedad, por sus bajas rentas o por la mala preparación que les dan en las Universidades.

Poco ayuda, la inconducente polémica que erróneamente se planteó, peor aún las desafortunadas frases salidas de libreto, que han caído mal, alejándonos del mandato soberano del voto popular, que hizo posible el enorme respaldo a la Sra. Michelle Bachelet, cuyo principal objetivo, no el único , es entregar al país una reforma educacional consensuada y mayoritariamente aprobada para las próximas generaciones.

El Ministro, lo dijo para aclarar las cosas de una vez por todas. Reafirmó uno de los principios claves, del proceso. Queremos una educación inclusiva. Donde todos y todas puedan aspirar a más y mejor, donde la raza, color, apellido, lugar, y su condición socioeconómica, no sea un impedimento para ingresar a un determinado colegio.Donde todos los establecimientos públicos sean y deben serlo de excelencia, para no reunir a los mejores estudiantes en un estanco separado o en un determinado colegio, como si el resto fuera de segunda o tercera selección.

Nivelar a todos para arriba y no solo algunos pocos privilegiados, es el fin último de la reforma, para terminar con la mancha negra de ser el país más clasista de América Latina.

Lo que existe hoy en día no aguanta más. La lucha de los estudiantes, padres y apoderados, profesores, y la sociedad en su conjunto, lejos de los partidos políticos, que no se olviden está centrada en educación de calidad y gratuita.

Ese fue el grito que conmovió a un país entero, que lo sacó de su modorra, los hizo movilizarse, y Pensar Chile, a costa de muchos sacrificios, inclusive quedar repitiendo de curso a raíz de las paralizaciones y marchas estudiantiles.

Saludo la iniciativa de incluir en el equipo ministerial, como refuerzo, en el segundo tiempo, al secretario ejecutivo, Andrés Palma, ex colega diputado, un economista de vasta experiencia política, sobre todo en el parlamento donde se tramitan las leyes, que necesitará de su muñeca y habilidad para convencer y no vencer, debido a una mayoría, circunstancial, ya que se trata de un cambio profundo e histórico en esta materia.

Como dato de referencia, con él me tocó, solucionar la larga huelga de los profesores, en el gobierno de Eduardo Frei, Ruiz Tagle. La que al final se firmó en las Comisiones de Educación y Hacienda, tras un acuerdo que dejó satisfecho a las partes, su experiencia sobre ambos temas, es sobresaliente.

Solo hay algo que intranquiliza, por la naturaleza del ministerio, sin desmedro de las capacidades de ambos personeros, que no puedo dejar de señalar, muchos economistas y pocos o nada de profesores.

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08 jul 2014

Sentido del humor

Valiéndome, desde hace un tiempo de este espacio de opinión libre, he puesto y expuesto mi punto de vista errado, acertado, artero, entusiasta y mercenario según el que lo reciba, de distintos objetos de arte cinematográfico que de alguna forma han remecido mi carne y mi carcasa cerebral, aun en funcionamiento. En esta ocasión me es difícil hacerlo en relación a una obra de teatro que acabo de estrenar.

Me dificulta ya que soy actor de esta obra y no puedo verla, estoy detrás del espejo roto, no puedo sentarme frente a el y dejarme provocar y seducir por lo que podría entrar por mis ojos, oídos y piel ya que estoy en el lado del escenario detrás de la cortina en una espera nerviosa.

Estoy en la escena junto a mis compañeros, todos preocupados y ocupados de los más mínimos detalles, que nada falle para que así llegue a puerto y se cristalice nuestro intento teatrero por seducir, nutrir, inquietar y perturbar el entendimiento del respetable público con nuestra obra “Sentido del Humor”.

Frente a esta extraña ceguera y mudez prefiero dar paso al desmenuce palabrero de nuestro director y dramaturgo Mateo Iribarren Arrieta que reflejan de maravilla un fruto nacido luego de un largo proceso de creación, juego y locura. Gracias.

“La talla afilada y precisa en el momento más oportuno o en medio de la catástrofe, de la tragedia sangrienta, de la debacle total. La reverenda capacidad de reírse de todo con la frescura de raja del empleado público, del piscolero indomable y del jornalero intuitivo que presiente, cuando ve a la chiquilla apretadita pasar bajo el andamio incierto de un sueldo de miseria, que la vida es una broma, una broma de mal gusto que igual lo hace reír, y lo hace reír a carcajadas porque el humor del chileno es raro, es un humor que tiene que ver con la muerte.

Acabo de estrenar, hace tres semanas, una obra llamada “Sentido del Humor” y ocurren varias cosas sorprendentes con el público que asiste a verla. A muchos se les atraganta la risa entre una pena monstruosa y una culpa colosal. Y otros se ríen a mandíbula batiente sin detenerse ni por carajos en las desventuras de sus protagonistas, que aunque terribles, son bastante divertidas, yo diría que hasta desopilantes, pero sangrientas, eso sí, y tortuosas.

La historia relata el viaje de un grupo de presos que caen en las fauces del feroz fascismo chileno el mismo 11 de septiembre y que por locura del protagonista, resumen extraño entre Jorge Chino Navarrete y el Cuervo Castro, terminan haciendo espectáculos en los campos de concentración de este ecléctico Chile que desvaría entre una decencia victoriana y un cruel régimen bananero . No voy a contar la obra porque me pasaría de huevón, pero si voy a hacer algunas reflexiones acerca del humor de los chilenos y acerca del bendito teatro.

Bendito teatro que subsiste como un piojo obstinado en el lomo de la bestia. Es que el teatro es un arte muy peligroso para la puta bestia fascista. Es un piojo revoltoso que mezcla palabras, imágenes, cantos, historias, vericuetos, bruslerías, dramas, comedias para representarlas sin aviso, de repente y por asalto y que más encima se pueden armar con poco, con muy poco, con nada prácticamente. Una piedra es una flor y un zapato es una nube. Solo hay que creer y tener sentido del humor.

Los amigos del Cuervo Castro en su versión de El Principito llegaron a hacer una película, una animación del avión cayendo en el desierto para la representación de esa obra. Una lupa, papel mantequilla, dibujos cuadro a cuadro, un mecanismos que gira a mano, agua y no sé que más, pero hicieron la caída del piloto francés proyectada en un ecrán a puro ingenio entre tortura y tortura.

Es que entre los presos de esos campos de concentración había de todo: físicos, matemáticos, médicos, ingenieros, dibujantes y claro, como no, actores. Porque tiene que haber un actor, un loco que empuje esta caravana delirante. Y estoy hablando de hacer teatro sobre el ojo de la muerte, como unos salmones que hicieran teatro en la cueva de los osos. Insólito, hermoso.

Creo que fue una época de oro del teatro chileno que descargaba humor en vez de balas, cantos en vez de alaridos, bailes en vez de marchas militares, vida en vez de muerte.

Hay algo misterioso ahí, en esas vidas que perdieron casi todo, algunos a sus familias, otros a sus camaradas, su dignidad, sus dientes, sus uñas, sus pellejos, sus horas y sus días, pero pocos, muy pocos, perdieron El Sentido del Humor y creo, me atrevería a asegurar, que ese sentido hermoso, no solo les salvó la vida a ellos si no que también a nosotros que obtuvimos ese legado poderoso que nos mira desafiantes a los que amamos el teatro de verdad y a los que nos gusta hacer reír a pesar de todas nuestras calamidades de humanidad defectuosa y también, a veces, valiente”.

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08 jul 2014

El populismo al acecho del poder

El resultado de las elecciones al Parlamento Europeo ha dejado tocado a los partidos que durante décadas se han turnado en los gobiernos de los países socios de la UE.

La entrada en escena de agrupaciones que han captado el voto de los descontentos y que responden a opciones que oscilan entre la extrema derecha – xenófoba y racista – y la izquierda que ya no confía en los de la élite socialista ni en los herederos del comunismo, ha puesto en alerta a los partidos que se han venido repartiendo cuotas de poder.

En Francia, Dinamarca, Holanda y Grecia, por ejemplo, los nacionalismos más agresivos con el extranjero o con creencias religiosas que consideran enemigas del Occidente han conseguido aumentar su presencia en el Parlamento Europeo. Sin pecar de agorero, de no mediar un cambio en el modo de hacer política de los partidos tradicionales es posible que esa derecha visceral y hasta cavernaria llegue a gobernar tarde o temprano. No es broma.

En España, donde la ultra derecha no pincha ni corta, la irrupción del movimiento de izquierda PODEMOS, heredero de las protestas del 15 de mayo, provocó un terremoto que ha obligado a los líderes de los dos principales partidos-Popular y PSOE- a revisar las razones de la millonaria pérdida de votos y el escaso interés de los ciudadanos a la hora de votar.

El sociólogo Pablo Iglesias, conocido hasta hace unos meses por su aparición en programas de debate en diferentes medios, en los que fustigaba a políticos de diferentes signos por su ineficacia a la hora de encontrar soluciones a la crisis, por los recortes generalizados, por la corrupción, por el aumento de la pobreza o por el desempleo, entre otros, se ha transformado en el principal protagonista de la debacle electoral.

Candidato por la Izquierda Unitaria Europea a la presidencia del Parlamento Europeo, Iglesias se ha convertido en blanco de las críticas más furibundas de cierta clase política española acostumbrada a la alternancia. Tanta agresividad no sorprende. PODEMOS, desconocida o infravalorada, se embolsó casi sin propaganda, un millón cien mil votos. Un bombazo.

A menos de un año para las elecciones autonómicas y municipales, este grupo podría imponerse en cientos de ayuntamientos españoles.

Desde la derecha a Pablo Iglesias se le acusa de demagogo, de retórico, de incapaz de construir una alternativa creíble, de inspirarse en el castrismo, de recibir dinero del gobierno de Venezuela o de estar al lado de la banda terrorista ETA. El líder emergente se ha apresurado a desmentir estas acusaciones y anuncia que se querellará contra aquellos que lo difaman. En los debates saltan chispas.

La izquierda ha evitado caer en descalificaciones y para no aupar a un nuevo mito que les pueda hacer sombra prefieren poner en orden sus respectivas casas, que harta falta hace.

Conscientes del avance de lo que consideran postulados populistas, del desgaste que ha supuesto para las instituciones la larga crisis, unido a la corrupción que enloda a casi la totalidad de las formaciones políticas españolas, los líderes políticos han movido ficha para recuperar la credibilidad perdida.

Se habla de “regeneración democrática de las instituciones”. Por ejemplo, elección directa de alcaldes, reducir al mínimo el número de aforados (en España se bate el record…nada menos que unos diez mil ) o de mayor transparencia en la financiación de los partidos ( caldo de cultivo para la corrupción). Son asuntos que los ciudadanos exigen.

Paralelamente, los partidos de centro e izquierda se han apresurado a cambiar los rostros de sus líderes. Los socialistas eligen estos días al nuevo secretario general, tras la renuncia de Pérez Rubalcaba. Dos militantes relativamente jóvenes se disputan el cargo. Izquierda Unida ya cuenta con un dirigente aún veinteañero que se encargará de unir a las diversas corrientes de la agrupación y tender puentes con otras fuerzas, como Podemos.

El objetivo de esta nueva generación de líderes deberá ser un nuevo proyecto político que no prometa paraísos inexistentes. Un proyecto que se sustente en la participación ciudadana y que responda a los problemas acuciantes que amenazan la estabilidad de un país y el crédito de sus instituciones.

Los ciudadanos piden cambios que requieren tiempo y razón. Los partidos políticos tienen un reto complejo, difícil, que exige sensatez y el esfuerzo de todos.

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07 jul 2014

Apología al no desarrollo

En el debate ambiental que atraviesa nuestro país, hay grupos que defienden una serie de principios a los que ninguno de nosotros podría oponerse: el derecho a vivir en un ambiente libre de contaminación, la necesidad de que el desarrollo económico incorpore consideraciones ambientales y sociales; el derecho a una equidad en la carga de los impactos ambientales sobre el territorio y las personas.En fin, objetivos todos deseables.

Sin embargo, estos principios están siendo sobrepasados por uno más peligroso, que está detrás de la serie generalizada de rechazos a megaproyectos de inversión: el principio del no desarrollo.

Hace unas semanas, Ricardo Bosshard, máximo representante de WWF en Chile, señaló en entrevista a la revista Qué Pasa y en relación al rechazo al proyecto Hidroaysén, que a WWF les gustaría promover el “no desarrollo” en la Patagonia.

Con otro lenguaje, pero en la misma línea, Douglas Tompkins aparece señalando en un diario. “Hay que dejar que la Patagonia busque su desarrollo a través del turismo y que los proyectos eléctricos se instalen en el norte”.Tompkins a su vez crítica las ansias de crecimiento desmedido de una sociedad que depende de recursos finitos. Señala que no se pueden compatibilizar esos aspectos.

En la práctica, el no desarrollo que plantean Bosshard y Tompkins es un desarrollo territorial a baja escala, no industrial, con tal cantidad de restricciones (básicamente restricciones de consumo) que es inviable como política nacional de desarrollo para cualquier nación y ciertamente inviable para Chile.

Bajo esta mirada, el consumo sería objeto de un reproche moral. Las personas demandarían, consumirían y posteriormente reemplazarían productos no esenciales, en una búsqueda de compensar carencias espirituales no satisfechas. Estamos incompletos y por eso consumimos.

Bajo esta mirada, el desarrollo local a baja escala vendría a reconstruir el balance entre las personas y la naturaleza, que la modernidad ha alterado.

Es una mirada válida, como todas. Pero que en la práctica ha desembocado en una campaña de rechazo a prácticamente todo tipo de proyectos: energéticos, mineros, inmobiliarios, forestales; a una intransigencia ante cualquier alteración de la naturaleza; a un menosprecio hacia el crecimiento económico y a los proyectos de desarrollo industrial; a una demonización de cualquier iniciativa que alimente un modelo productivo con más consumo y alteración de la naturaleza.

Como complemento, esta mirada idealiza la vida natural, la ruralidad, carente del vértigo del consumo urbano, representándola como un modelo de desarrollo local a escala humana, cuando mayoritariamente es precariedad y falta de servicios básicos.

De hecho, el modelo de no desarrollo que defiende Douglas Tompkins, solo puede ser adoptado por dos grupos de personas. Aquellos como él, millonarios que optan voluntariamente por una vida alejada de las oportunidades que le entrega la modernidad, más cercana a una vida rural de alto estándar, trabajando sus miles de hectáreas de bosques como si fueran proyectos de paisajismo.

Y por otra parte, las comunidades rurales aisladas, también privadas de los beneficios de la modernidad, aunque no voluntariamente. Sin colegios, sin médicos generales y mucho menos médicos especialistas, sin abastecimiento eléctrico permanente, sin agua potable, sin caminos ni transporte (no se trasladan en avionetas). Este grupo vive el modelo del no desarrollo forzosamente y no se ufanan de ello, más bien lo lamentan.

En el medio está el 90% de la población. Por una parte, imposibilitados de vivir una idílica vida de alto estándar cercana a la naturaleza y por otra, ahuyentados de la precariedad rural por la falta de servicios básicos, hacemos lo mejor que podemos en las ciudades. Y no somos ciegos, tontos o ignorantes por esta elección. Por consumir y buscar el desarrollo alejados de una contemplación mística de la naturaleza.

Esto no es una crítica a las iniciativas de conservación de la naturaleza, las que por cierto son absolutamente válidas y necesarias.

Más bien es un llamado de atención a la deformación de estos anhelos, a su exacerbación y a la ausencia de una consideración utilitarista de los recursos naturales, que también es válida y necesaria.

Paradojalmente, esta visión utilitarista, llamada desarrollo sustentable, es la más segura forma de conservar en el largo plazo los recursos naturales. No podemos, como política pública, depender del altruismo de millonarios nacionales o extranjeros, que junto con hacer llamados a la conservación critican nuestra forma de vida, llamándonos a adoptar una suerte de no desarrollo.

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07 jul 2014

Políticas culturales, tiempo de reflexión

Hay tiempos de búsqueda y otros de encuentro.Pareciera que las políticas culturales en Chile han ingresado a una etapa de las primeras.Afortunadamente.Una activa Ministra, con equipo renovado, se pregunta cómo poner el sector a tono con tiempos de igualdad, participación y reforma educativa; una entusiasta comisión de diputados se encuentra con agenda leve ante la postergación con tiempos inciertos de una nueva ley de institucionalidad, debido a la irrupción de los pueblos originarios en el horizonte legislativo; la inminencia de la TV digital renueva esperanzas de presencia cultural en su programación; gestores preguntan colectivamente sobre la “empleabilidad” del sector; diversos ámbitos de las industrias creativas -la música, el libro y el audiovisual- están dando luchas sectoriales por banderas que ignoran el componente integrador que inspiró la creación del CNCA.

Por decir lo menos, hay dispersión sino desconcierto. Terreno más que favorable para detenerse, reagruparse y pensar lo que viene.Como ocurrió en los noventa, con buenos resultados.

La diferencia con tiempos de búsqueda anteriores -los cabildos, el encuentro legislativo de 1996, la Comisión Garretón en 1990, la Ivelic en 1997- es que la institucionalidad vigente contempla estos momentos y considera en su interior -los diferentes Consejos y la Convención Nacional- a destacados pensadores y variados ejecutores de las políticas culturales, hoy en ebullición.

Un notable ejemplo lo dio el Director Nacional Carlos Aldunate en sendos escritos -una columna en El Mercurio y una entrevista en Qué Pasa- respecto de la responsabilidad del Estado chileno en el conflicto mapuche; un tema cultural de la mayor relevancia abordado con altura y profundidad por uno de los nuestros.

Otro caso reciente es el aporte de Agustín Squella -ex Director Nacional e inspirador de la actual institucionalidad- en una columna de opinión respecto del daño, finalmente cultural, que está generando la obesidad en nuestra sociedad.

Algunos meses atrás, el Director Nacional Lautaro Nuñez difundió una sustanciosa carta respecto de los severos daños patrimoniales de la competición motorizada conocida como Dakar, en el desierto de Atacama.

Lo primero que sugiere esta capacidad de aportar al país es fortalecer las instancias de participación del CNCA, partiendo por su Directorio Nacional, en tres sentidos: primero completar la totalidad de sus integrantes -Juan Gabriel Valdés fue designado Embajador en Estados Unidos, renunciaron Pablo Dittborn y el representante de las universidades privadas- con personalidades de la envergadura de los mencionados y en la capacidad de proyección nacional de su pensamiento, con el apoyo del servicio público Consejo Nacional de la Cultura.

El tercer aspecto es que el Directorio Nacional retome su capacidad de encabezar, formular y coordinar las políticas nacionales y también las sectoriales.

Este rol se extraña cuando vemos en el debate público que la SCD y sociedades similares de derechos de los autores comparecen huérfanas en una larga travesía parlamentaria que oscila entre un logro impactante -el 20% de música nacional en las radios- y la formulación de políticas interesantes que surgen de senadores -Alejandro Guillier, Jaime Quintana- sin presencia activa de quienes son también responsables, por ley, de formularlas.

Parece contradictorio que la autoridad estimula, en el cine, iniciativas de co-regulación, a diferencia de cuotas de pantalla, o porcentaje de producción nacional, que se piden en la música.

Mientras el público -un 85% según datos recientes- opta por un cine de entretención producido mayoritariamente en Estados Unidos, consolidando la brecha que lo separa del cine nacional.

En el sector del libro tampoco reina la calma, subsisten duplicidades entre DIBAM y el CNCA; en la industria han existido conflictos al interior de la Cámara del Libro y entre ésta y editores independientes, mientras el mundo presencia niveles preocupantes de concentración de la propiedad en la industria editorial, incluyendo a los agentes literarios, lo que podría detonar propuestas de cuotas, regulación o mayores estímulos a la producción nacional.

Cómo hacerlo, ojalá de manera coherente con otros sectores, es algo que debe reflexionarse con calma y sabiduría, como aconteció en los noventa.

Una de las lecciones de esa década tan provechosa estuvo en lo colectivo del debate, lo generoso de las propuestas, la distancia de intereses corporativos y la activa presencia de un grupo transversal de diputados.

Todos esos factores contribuyeron a alcanzar esa fase de encuentro nacional alrededor de políticas tan elocuentes como fue la creación del CNCA, período que parece estar buscando una natural revisión.

No nos equivoquemos, la autoridad cultural unipersonal tiene demasiadas obligaciones programáticas y del día a día como para además encabezar un proceso de esta riqueza. Es entonces el Directorio Nacional, del cual la Ministra forma parte, el llamado a liderarlo.

Mientras otros servicios públicos y la sociedad civil incumbente -universidades, artistas, gestores, centros culturales, corporaciones, fundaciones, patrimonialistas- en todo el país, debemos poner al servicio de este momento reflexivo lo que de pensamiento e infraestructura sea posible, en beneficio, una vez más, de esta noble causa de alcanzar para Chile las políticas culturales que el país requiere.

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07 jul 2014

La DC que queremos

Estamos a las puertas de un nuevo debate ideológico, donde necesariamente como partido tenemos que definir y aclara qué ideas y qué concepto de país vamos a ofrecer a un Chile que ha cambiado enormemente en estos años. La Democracia Cristiana ha jugado un papel clave en la historia política del país, en especial desde el retorno a la democracia y los esfuerzos por la gobernabilidad que es uno de nuestros capitales políticos como nación.

Este papel lo hemos logrado sobre la base del trabajo serio, responsabilidad, lealtad y confianza que transmitimos no sólo a nuestros electores, sino también a todos los ciudadanos y a las demás corrientes políticas. Nuestra palabra y nuestro compromiso como partido han sido esenciales para acuerdos críticos que el país ha logrado en toda clase de materias. Eso ha sido garantía de seriedad, estabilidad política y amistad cívica a Chile.

¿Cómo preservar este atributo? Guardando la palabra empeñada, gobernando de cara a la gente, llevando la verdad y la honestidad por delante y acercándose cada vez más a la ciudadanía, a los humildes y a la clase media, a los emprendedores, las mujeres, los jóvenes, los ancianos y todos aquellos que trabajan por un Chile más inclusivo, menos segregado.

Cuando se asumen compromisos con la gente, estos deben ser honrados. Hoy más que nunca no podemos dar señales erradas como las que hemos visto en la derecha: prometer algo que luego se cumple “a medias”, con “letra chica” o “sujeto a revisiones” de grupos de interés.

Yo quiero una Democracia Cristiana comprometida con los cambios, con la gente y con la propuesta programática de la Nueva Mayoría y el Gobierno de la Presidenta Michelle Bachelet, del cual somos parte íntegra, relevante y decisiva.No somos un partido outsider, nunca lo hemos sido y no es el minuto de comportarnos como tal.

Somos la garantía de estabilidad y trabajo serio que han tenido y tendrán los gobiernos progresistas y si bien podemos tener matices, estos deben ser expresados en espacios de diálogo, sincero, amistoso y constructivo.

Ese mensaje vale también para todos los socios de la Nueva Mayoría.Sin imposiciones ni arrebatos, podremos dar un mejor ejemplo de cómo se gobierna en armonía y eficiencia, de modo de transmitir los beneficios que nuestro programa ofrece al país, a las familias y a las personas.

Tenemos un desafío enorme por transmitir a la ciudadanía las bondades de las reformas que estamos llevando adelante; como Gobierno hemos tenido un buen apronte al explicar en el exterior los alcances y necesidades que tenemos como país en desarrollo, para llevar a cabo los cambios en educación, salud, infraestructura, etc., de la mano de una mejor justicia distributiva. Esto no puede verse empañado por descoordinaciones internas.

Como partido, debemos hacer un esfuerzo sincero y real para leer inteligentemente la nueva realidad de los anhelos, demandas y expectativas de la sociedad chilena. De lo contrario, iremos quedando aislados del mundo, como le está pasando a algunos partidos más conservadores del espectro político nacional, que se atrincheran en visiones que sólo sirven a unos pocos.

Eso no debe entenderse jamás como falta de liderazgo, ni claudicación ¡si es la gente la que debe guiar el destino de las naciones, no grupos de poder ni minorías reacias a los cambios!

Hemos sido y podemos ser un partido de vanguardia en la medida que sepamos conjugar una propuesta ideológica moderna y con impronta DC, con las demandas de una sociedad cada vez más empoderada y menos dispuesta a aceptar el peso de la noche. El proyecto al cual adscribimos, la Nueva Mayoría, no tiene símiles en el concierto internacional y por lo mismo, somos ejemplo para muchos.

Me da orgullo ser DC en un Gobierno cuyo contexto habla de transformaciones profundas que irán en beneficio de quienes siempre han tenido que esperar.

La tarea es urgente y los demócratacristianos no podemos perder un minuto ni perdernos en veredas que no nos corresponden. La nuestra, es la vereda de la gente.

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07 jul 2014

El cine de Brit Marling

¿Quién es la Marling? Actriz, directora y guionista estadounidense.Estudió economía en la Universidad de Georgetown, pero lo suyo es ser protagonista en el cine independiente.En los últimos años, ella y su obra son de asidua presencia en el Festival de Sundance o los Independent Spirit Awards.Hoy es una de las artistas más conectada, amén su belleza sin pausa.

En sus películas nos sacude con un talento y talante singular.La actual conciencia desolada y el sufrimiento.La búsqueda de un nuevo re-ligare: volver a ligarnos entre nosotros y el cosmos. Y, por supuesto, la crisis ecológica y la sin razón ni corazón en el actual modo de vida. Todos ritmos y tonos tan propios del actual cambio de época histórica.

La joven Brit (1983) suele protagonizar las películas que ella misma co-escribe. Su género es el thriller, aunque lo hace con levedad y profundidad, sin giros enrevesados, ni miedo ni sangre, solo acción dramática y misterio interior o exterior.

En su primera ficción, Another earth (2011), nos sorprendió con un thriller existencial que exploraba el destino, la culpa y la expiación como posibilidades. Fue precisa su performance como una vital universitaria.Intensas emociones desplegadas en locaciones que parecían dibujos coloreados con matices del azul. Una alucinante fotografía y visualidad de una Tierra que espejea a otra Tierra. Cada día los seres humanos miran hacia el cielo y ven ahí una réplica de Gaia. Algo así como acá moro y allá también, como el otro yo que podría ser.

A poco andar nos volvió a maravillar con un thriller esotérico, Sound of My Voice (2012). Si acaso cabe el término esotérico para caracterizar un film profundamente realista sobre las sectas que vagan ensimismadas en una espiritualidad sincera pero fanática. En el film, además de su actuación como una misteriosa líder/madre, destaca el respeto hacia esos seres frágiles en su exploración más allá de la física ordinaria. No hay juicios. El dramático desenlace ancla en la ambigüedad: puede ser o no ser el misterio que en 90 minutos el film nos acaba de mostrar.

Con el thriller ecológico The East, la Marling definitivamente nos convenció como una artista mayor. Otra vez explora en el comportamiento de un colectivo, en este caso, un grupo ecologista radical ocupado en realizar acciones directas contra corporaciones que han desarrollado inequívocas prácticas destructivas con efectos en los seres humanos y en los ecosistemas. Y otra vez lo hace con cariño. La misma mirada ética y comprometida con nuestro tiempo, que la artista no oculta ni esquiva.

En una actuación memorable, Brit Marling interpreta a una hábil y dedicada agente de una firma privada de inteligencia, cuyo negocio es vender servicios de seguridad a grandes corporaciones. En tal rol es enviada a infiltrar a un nuevo grupo ecologista que castiga a ejecutivos y empresas sin escrúpulos.

El grupo opera en la clandestinidad con rigurosos estándares, en un quehacer que evoca a los grupos revolucionarios de antaño, sean políticos o espirituales. Lo integran jóvenes profesionales, educados en exclusivos colegios y universidades, que arribaron a una profunda conciencia ecológica, aunque por distintos motivos. Algunos de ellos, inspirados por cuitas y dolores personales.

En el rol de líder ecologista, tal vez para no desentonar con la belleza de la Marling, destaca la performance de uno de los actores revelación de los últimos años: Alexander Skarsgård, de aire rudo y frágil, muy gusto de chicas. El carismático y apasionado líder será seducido y seducirá a la agente infiltrada. Como se lee, el guión y los actores ya marcan el tenor de un film con ánimo de entretener y cautivar. Y lo logra.

Con todo, lo mejor no radica en esos clásicos códigos del género, sino en la compleja profundidad del film. En la sutileza relacional del grupo eco-radical, desde sus argumentos hasta sus prácticas.En la interesante y vital evolución de la conciencia en la agente infiltrada. En el despliegue de las contradicciones y malas prácticas ambientales y sociales en que incurren corporaciones farmacéuticas y empresas químicas.

Como corolario, una breve reflexión en torno a dos tensiones que explora el film.

Una, el irracional despilfarro de “basura” en nuestro modo de vida. En el film hay una escena y diálogo notable entre la agente y su superior. La primera le enrostra precisamente ese absurdo: el sistema está roto -le dice- mostrándole los alimentos y otros bienes absurdamente en buenas condiciones en un tacho, a propósito de la burla de la jefa debido a que los ecologistas han optado por alimentarse solo de “desperdicios”.

La otra tensión en el film radica en el qué y cómo hacer. Aunque coincidamos como seres humanos en la nobleza y urgencia de dar un giro ecológico a nuestra existencia, igual en el camino subyace la pregunta: ¿destruimos al otro depredador, incluso usando sus mismo gestos, o bien transitamos guiados por la acción comunicativa como actitud básica, en el respeto al otro, convenciendo, pese a las insalvables diferencias? Un difícil y añoso dilema.

Tanto The East como Sound of my voice fueron co-escritas junto a Zal Batmanglij, director de ambos films y enamorado de Brit, por lo demás.

The East nació de una vivencia de la pareja. Cuando intentaban vivir algunos días ajenos al consumismo, supieron del comunitario movimiento freegano, que busca vías alternativas de existencia. Entre éstas, obtener la comida de contenedores de basura con productos etiquetados como caducos, pero aún muy aptos para satisfacer necesidades humanas.

Alimentándose de esa manera, durante un verano, Brit y Zal vagaron como nómades junto a grupos de jóvenes partícipes de la actual y expansiva cultura anticonsumismo en USA y Europa.

Ese verano, más el día a día viviendo la desoladora experiencia que es la actual crisis ecológica y los conflictos socio-ambientales entre comunidades versus corporaciones, alentó la creatividad de ambos, lo que permitió dar a luz The East.

Lamentablemente a las salas de cine del país no ha llegado la obra de la Marling, pero los cinéfilos sabrán buscarla en la red.

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