04 mar 2015

¿Quejarse desde afuera o aportar desde adentro?

Hoy la política chilena vive -la que debe ser- una de las peores crisis de credibilidad que ha tenido, y las redes sociales los saben. Crean “memes”, se ríen, patalean, se quejan, pelean con desconocidos, insultan y se enojan. Es la forma como  muchos se “hacen parte” de las problemáticas, con un mensaje irónico o un par de chistes, sienten que ya se “involucraron” y pueden quedarse tranquilos. Total,  ya reclamaron.

Pero a pesar de que soy un fan de Twitter, me gusta intercambiar opiniones y me agrada la posibilidad de interpelar directamente al político o al rostro de televisión a través de un tuit, no es suficiente.

La queja virtual es un buen comienzo, sirve para  iniciar el debate, para plantear la inquietud en otros y hacernos reflexionar, la cultura del “meme” es un buen inicio, pero no es el fin.

Esta crisis de credibilidad es una oportunidad para que lleguen nuevos aires a la  política, no podemos permitir que los escándalos desanimen a quienes quieren aportar, no podemos dejar que se siga expandiendo la idea que todo en política es oscuro o turbio, que quienes ingresan a ella  lo hacen únicamente buscando beneficios personales.

En las últimas municipales 1.159 personas se postularon a alcalde, de ellos sólo 85 eran menores de 35 años, la gran mayoría de los jóvenes ni siquiera fue a votar, menos aún quiso  participar como candidato.

En las parlamentarias del 2013, hubo un total de  470 candidatos a diputados, sólo 94 eran sub-35, ¿y al senado? Nadie. Porque nuestra Constitución dice expresamente que hay que tener sobre 35 años para postular, no pide méritos académicos, experiencia laboral o un curriculum nutrido, sólo ser mayor de 35, nada más.

Necesitamos que los jóvenes vuelvan a creer en la política, que se tomen los espacios, que llenen cada lugar con sus ideas, con sus ganas y con su energía.

Pero ojo, tampoco se trata que  todos deben ser candidatos a concejal o a diputado.Necesitamos nuevos líderes y nuevas voces en cada oficina, ministerio y servicio público.

Es momento de aportar desde adentro, aprovechar iniciativas como “Prácticas Chile”, donde cualquier universitario puede postular para realizar su práctica profesional en el Gobierno de Chile.

No queremos que el único vínculo que tengan los jóvenes con la política sea el chiste que publicaron en su muro de Facebook  o  que la única vez que supieron cual era el nombre del parlamentario de su región, fue cuando crearon un “meme” con su rostro.

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04 mar 2015

Política, Congreso nacional y cultura

No es nueva la crítica a la mal llamada “clase política” y en estos últimos meses esa actitud de la comunidad nacional ha ido en aumento por razones de todos conocidas.

La primera razón, es que hay una actitud periodística proactiva a investigar con mayor sagacidad los hechos escandalosos, de carácter fraudulento e incluso faranduleros, por la expansión de las redes sociales que da espacios a más personas o medios más antiguos que no desean perder el control de la noticia. La difusión nacional de la noticia cuadriplica-a lo menos- lo que existía al termino del la Dictadura o al comienzo de la Democracia en el año 2000.

La segunda razón, es que el crecimiento del país, el aumento del ingreso ” per cápita”, el enorme circulante de un Estado, la gran inversión de capital extranjero y la transformación de la economía en un mundo cada día más financiero abre más y más oportunidades para caer en la tentación de lo incorrecto en volúmenes que hace mas tentadora la noticia.

La tercera razón, es que creo que todo ello relaja la ética, la honestidad y el trabajo duro, diario y con reglas tradicionales al transformarse en globalizado o internalizado que rebasa la vieja frase del lenguaje de Wall Street: ” un millón de dólares no tiene patria” o también que” no hay nada más tentador, corrupto y cobarde que ese mismo millón como dinero fácil”.

En esta visión holística de las causas probadas declaro desde ya que sin excusar a nadie que haya sido comprobadamente culpable, tampoco nadie puede ser condenado sin pruebas suficientes.

También es verdad que no todos los congresistas, ni siquiera la mayoría pueden ser tildados de corruptos o tildados al vuelo porque todos son “iguales”. Es mi convicción tras 35 años de conocer a más de 1.000 o 2.500 políticos. Atrevimiento peligroso  pueden decirme pero creo que sólo se puede generalizar cuando hay una verdad firme y acertada.

A este marco de desprestigio se agrega una crítica mordaz por la despreocupación del aporte legislativo a la cultura y como en el caso anterior, no todo es blanco y no todo es negro, el aporte del Congreso a la información y colaboración con la Educación chilena es largo y de calidad hasta constituir un paradigma desde su creación el 4 de julio de 1811, las formas han sido variadas y posibles según la situación del país, del mismo Congreso y de la tecnología según su avance en el tiempo.

En ese sentido, sólo en los últimos años puede señalarse el crecimiento exponencial de las bibliotecas, la incorporación de la televisión tanto de la Cámara como el Senado, y desde el 2013-2014 el Proyecto del Congreso del Futuro con vigencia bicameral y especialmente cobijado por el Senado con una Comisión Especial. Son hechos que  vuelven a poner la realidad en su verdadera medida, porque ha sido un trabajo conjunto, sin lucro, con participación de las respectivas Mesas de ambas ramas, Secretarios y funcionarios que han llegado a cada rincón de Chile con experiencia y pasión.

Podrá disentirse si ha sido suficiente pero no puede negarse que se ha contribuido en gran medida al desarrollo cultural que debemos reconocer como valioso y progresivamente creciente.

Mirado en perspectiva de 35 años debe además valorarse la calidad y la dictación de normas legales que han favorecido a la difusión y creación nacional que genera esperanza para el espíritu cultural y Fe en el Futuro de Chile.

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04 mar 2015

¿Quién podrá defendernos?

Mi abuela ha regresado de vacaciones, y su primer comentario fue: “no fui capaz de aquilatar el nivel de la crisis desatada por Dávalos”.

Ella me escribió al día siguiente de la publicación de los antecedentes en la revista Qué Pasa. En esa misiva, me planteaba que “este niño” debía renunciar “de inmediato”. Para ser exacto, lo que escribió fue, “la Presidenta debe pedirle la renuncia de inmediato”, y argumentaba que lo ocurrido era “algo terrible, de dimensiones inconmensurables”.

Mi abuela proyectaba una crisis enorme y me decía que “los estándares éticos de quienes gobiernan están por encima de los de un ciudadano común”.

Pero bueno. Eso es sólo parte de la historia.

Hoy por la mañana, al compartir el desayuno preparándonos para el primer día de colegio de mis hijos pequeños, mi abuela me sorprendió con esa tremenda frase del inolvidable “Chavo del Ocho”, “y ahora, ¿quién podrá defendernos?”.

Mi abuela partió con su análisis. Ella, que está muy deprimida, planteó su tesis de que Dávalos destruyó, para siempre, ese aire de superioridad ética que el mundo progresista sentía sobre la derecha colaboradora del gobierno que violó los derechos humanos. De la misma derecha, donde algunos de sus militantes, aprovechando su posición en la dictadura, procedieron a adueñarse a “precio muy conveniente” de numerosas empresas del Estado. Según ella, lo ocurrido es horroroso y no tiene arreglo.

Mi abuela me dijo que uno de sus amigos le había contado una historia que le había hecho sentido; le dijo que cuando alguien es asaltado y producto de ese asalto le clavan un cuchillo en la cara, el daño es para siempre. La herida se puede suturar, cuidar, evitar se produzca una infección pero, lamentablemente, la cicatriz quedará para siempre. Eso es lo que se ha producido.

Pero aquí está lo interesante del análisis de mi abuela (desde mi cariñoso punto de vista).

Tomó un sorbo de café y me dijo, hoy se formaliza a varios implicados en el caso Penta.¿Tú crees que el fiscal nacional pedirá prisión preventiva para Lavín, Délano, Bombal, Wagner, Bravo y los otros?

Antes de que yo contestara, me respondió con una nueva pregunta ¿te imaginas que no lo haga?

Bueno abuela,  yo creo que se deben analizar los casos uno a uno y actuar en consecuencia.

Querido nieto, me dijo mirándome fijamente. Estamos en un punto de inflexión. Desde aquí nos podemos ir al despeñadero.

Fíjate que esta crisis desatada por el caso Caval deja al descubierto que todos estamos en el mismo lodazal. Los empresarios desde hace ya tiempo con los temas de colusión de precios de farmacias, de pollos, de falsos informes de empresas que transan en bolsa, de evasión de impuestos y defraudación al Fisco.

Tomó una pausa y siguió.

Años atrás, cuando sentíamos que alguno de los poderes nos abusaba, podíamos recurrir a otro grupo poderoso.

¿Qué te parecería recurrir al poder político para pedir ayuda? Bueno. Resulta que muchos de nuestros representantes han sido “financiados” por los defraudadores del Fisco. Un financiamiento y defraudación del que fueron cómplices, ya que aportaron los documentos tributarios falsos para justificar los traspasos de dinero.

Otros de nuestros representantes están en disputas judiciales por utilizar recursos fiscales en beneficio propio, y otros por abusos laborales. El panorama es desolador y no creo que la ciudadanía crea que puede recurrir a este poder en busca de protección.

Y por último, querido nieto, nos queda la Iglesia. Recuerda cómo la Iglesia de Silva Henríquez y otros pastores de religiones distintas a los católicos, fue un bastión en la defensa de los derechos vulnerados de nuestra sociedad. ¿Pedimos ayuda a la Iglesia actual? ¿Tú crees que la ciudadanía confía en este poder espiritual?

No me atreví a contestar. Pensé que mi abuela tenía razón. Estamos en una situación de orfandad.

Pero ella no término allí su análisis. Mira, me dijo. Hasta antes de Caval teníamos a la Presidenta. Ella encarnaba la visión de la madre, de la incorruptibilidad, de la confianza, de la verdad y… ¿qué ha pasado?

Casi le contesto. Menos mal me demoré y contestó ella misma.

La Presidenta ha recibido un golpe bajo de su nuera y de su hijo y, bueno, no es fácil para una madre “hacer lo correcto” cuando se mezcla el cariño de los hijos. Me imagino que debe estar destruida y deprimida.

Tomó aliento y continuó. Yo aún tengo confianza en que, pasado el shock sicológico, ella se vuelva a transformar en el sostén ético de nuestro país. Si bien no era posible que reaccionara muy diferente a como lo hizo, creo que será capaz de analizar lo ocurrido con calma, procesar la “traición” y actuar en consecuencia.

Dio un último sorbo a su té y sentenció: “Es nuestra única oportunidad”. Desde allí, empezar un proceso de reconstitución de las confianzas que nos permita recuperarnos. Tal vez se requiera de leyes que regulen la relación política/dineros; probablemente deberemos reforzar la formación en aspectos éticos de nuestras clases gobernantes; es probable que tengamos mucho trabajo por delante… Pero, necesitamos de un punto de partida.

Se paró y salió de la cocina preguntando, ¿sabes cuándo será el cambio de gabinete? Por cierto, no esperó mi respuesta.

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04 mar 2015

Asuntos privados de interés público

El caso Caval es una clara muestra del conflictivo y movedizo borde en el que se mueven las legítimas aspiraciones y juegos de interés entre privados y las consecuencias y repercusiones de estos en lo público.  No sólo por las relaciones familiares que ligan a sus protagonistas con el  poder político, también porque abre un debate sobre la legitimidad de dicha operación: si ésta no es contraria a derecho (lo que será resorte de la justicia determinar), al menos ha quedado claro para la ciudadanía de que es éticamente reprochable.

El espíritu liberal decimónico, alcanzó su éxtasis en el principio de autonomía de la voluntad, en virtud del cual los particulares pueden contratar libremente, siendo lo pactado ley para las partes, reconociendo como únicas limitaciones las buenas costumbres, la moral y la ley.

Y es mediante esta última, a través de normas de orden público, que a lo largo del siglo XX fue limitándose y sancionándose, tanto en su formación y en sus efectos, la libertad de los privados para estipular entre sí sin mayores restricciones que las que determinaban sus propios intereses.

Un claro ejemplo de limitación a la autonomía de los particulares para contratar entre sí libremente es el surgimiento del Derecho del Trabajo, que impone claras limitaciones a la hora de estipular las condiciones de la relación entre los interesados: jornada de trabajo, salario mínimo, etc. Entre otras cosas porque no cabe duda de que no siempre las partes involucradas se encuentren en una condición de igualdad jurídica o material para garantizar que lo pactado no menoscabe a uno de los contratantes. La historia de lucha sindical da cuenta de ello. El impacto ambiental de negocios privados es otro ejemplo que fundamenta la limitación de la voluntad de las partes para contratar libremente entre sí.

Es indudable que hay asuntos privados que sobrepasan dicha esfera, teniendo consecuencias en el ámbito público, por lo cual su control y sanción alcanzan cada vez mayor importancia en la vida social, política y económica de la sociedad.

En aquellas materias llamadas valóricas (aborto, consumo de drogas, pornografía, eutanasia, etc.) en las que el individuo debería poder decidir libre y soberanamente respecto de su posición y disposición en cada uno de estos temas, lo cierto es que nos encontramos con regulaciones y prohibiciones que tensionan nuestra convivencia política.

Si lo privados pueden especular libremente en los mercados inmobiliario y financiero, aun con consecuencias negativas en la comunidad ¿por qué no pueden decidir sobre cuando interrumpir un embarazo no deseado, o sobre consumir ciertas drogas o fijar el momento en el que cesa su vida biológica? ¿Cuánta libertad es el contenido del derecho de las personas a elegir teniendo en consideración únicamente su interés?

Que las consecuencias de las decisiones de los privados alcanzan la esfera de lo público, afectando la convivencia de la comunidad política, es una de las razones para intervenir el ejercicio de la libertad para decidir de los individuos.

Pero además, y como en el ejemplo de las relaciones desiguales entre empleadores y empleados que fundamenta la limitación de las condiciones de  contratación en materia laboral, no todos los sujetos se encuentran en una condición de igualdad efectiva, jurídica y material.

No elige abortar del mismo modo una niña menor de catorce años abusada por un familiar que una mujer por ser incompatible la maternidad con un proyecto de desarrollo profesional. Tampoco se encuentra en la misma situación una menor que  solicita la eutanasia por no contar con una respuesta eficiente en el sistema de salud pública que un adulto que solo busca un buen morir,  no un mal vivir.

No basta que los asuntos sean privados para impermeabilizarlos frente al debate, la fiscalización y la prohibición, por cuanto estos están profundamente enredados con el interés público, afectándolo, tensionándolo. Erosionándolo incluso. Pero no basta solo con transparentarlos, es necesario construir una ética compartida por la comunidad que sobreponga el interés colectivo por sobre las ganancias e intereses personales.

La próxima discusión sobre el proyecto de despenalización del aborto abrirá el debate respecto a la frontera entre la limitación a la libertad de decidir de los individuos y la obligación de la comunidad política de velar por el bien común. Ciudadanos o particulares, ese será el dilema.

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03 mar 2015

De la prudencia y el buen juicio

Hemos visto el último tiempo un uso muy frecuente del concepto de prudencia, ligado a situaciones financieras con efecto político. Es interesante analizar qué es la prudencia y, por lo tanto, cuál tendría que ser el comportamiento para ser calificado como persona prudente.

La prudencia es uno de los temas que ha ocupado la atención de muchos filósofos desde la Antigua Grecia. Se ha analizado el concepto,  siendo importante señalar lo que define Aristóteles: “Y así puede decirse, en una sola palabra, que el hombre prudente es en general el que sabe deliberar bien”.

Desde el punto de vista religioso también se destaca la prudencia. Para el catolicismo es una de las cuatro virtudes cardinales, siendo las restantes la justicia, la templanza y la fortaleza, definiendo que actuar en forma prudente significa poder diferenciar en cada circunstancia lo que está bien de lo que está mal, comportándose de forma de alejarse del mal. Según Santo Tomás es el método correcto de conducta.

En nuestro idioma, la primera definición de la RAE de prudencia es “templanza, cautela y moderación”. Y en su segunda acepción: “sensatez o buen juicio”.

Por lo tanto, para actuar en forma prudente parece necesario hacerlo con previsión, precaución y análisis de las circunstancias y consecuencias de la acción.

Quizás por eso es que se ha señalado que existe culpa cuando se actúa en forma distinta a como lo haría un buen padre de familia, un hombre prudente, como lo dice el Código Civil de Bello, y que explica un especialista: “Culpa leve, descuido leve, descuido ligero, es la falta de aquella diligencia y cuidado que los hombres emplean ordinariamente en sus negocios propios. Culpa o descuido, sin otra calificación, significa culpa o descuido leve. Esta especie de culpa se opone a la diligencia o cuidado ordinario o mediano. El que debe administrar un negocio como un buen padre de familia es responsable de esta especie de culpa”.

Alessandri, después de abordar el tema de la culpa actuando contra la legalidad, se refiere a la culpa cuando la conducta se apega a ella, señalando que “el hecho de cumplir estrictamente con las disposiciones legales o reglamentarias no exime de adoptar las demás medidas de prudencia que las circunstancias requieran, y si el juez considera que éstas habrían sido tomadas por un hombre prudente, podrá declarar culpable a quien no las tomó, aunque haya observado aquellas”.

Desde el punto de vista del derecho económico, la Regla del Hombre Prudente es una de las bases del análisis judicial  en los países anglosajones.

Sin ir tan lejos, en la ley de Sociedades Anónimas en Chile se utiliza lo que también se puede denominar como la regla del hombre prudente, que actúa como lo haría un buen padre de familia en sus propios negocios. Esto se aplica a las responsabilidades de los directores de empresas y de  la administración, sobre todo respecto  a la información que deben conocer los directores de una empresa y aquella que debe comunicarse al mercado.El problema de actuar con información privilegiada no es propio de un hombre prudente.

En este punto entra el juicio ético que se ha definido como  “la facultad de razonar y determinar qué acción, conducta o actitud es la más apropiada, de entre un conjunto de opciones, en función del sistema de valores que se comparten en la sociedad. Es el que nos permite identificar cuál es el dilema que se enfrenta, y ayuda a discernir cuál de las opciones que se tiene es la adecuada a esa situación específica. De igual forma, el juicio ético indica el modo más conveniente de tomar decisiones a la hora de solucionar el problema  que se enfrenta”.

Es por eso que la capacidad de hacer un juicio ético es la base de un comportamiento prudente, por lo que  es una herramienta fundamental para la toma de decisiones, especialmente cuando hay que optar por aquello que coincide con lo que una sociedad identifica con lo bueno o con lo malo. Es deliberar bien, como escribió Aristóteles. Es razonar, tener buen juicio, sensatez y cautela.

Así la prudencia, o su carencia, es una protagonista importante de situaciones controversiales, sobre todo en el ámbito político. En muchos de esos casos, la falta de prudencia no se refiere a conductas ilegales, sino más bien a la carencia de juicio ético, lo que  lleva a comportamientos que se pueden catalogar de ilegítimos o indebidos, desde el punto de vista de la situación existente.

Después de todo, como decía el filósofo español José Ortega y Gasset: “El hombre es él y sus circunstancias”, por lo que un mismo hecho no puede ser evaluado en forma independiente al contexto ni al momento en que se produce.

Entonces, pedir apoyo a un gran grupo empresarial para pagar una deuda, no es lo mismo si lo hace un parlamentario por deudas de su campaña, o si lo hace un empresario que tuvo una eventualidad negativa en sus negocios; no es lo mismo pedir un crédito al dueño del banco para una operación de especulación inmobiliaria si se es una empresa constructora, o si es un pariente de un alto funcionario público.

La regla del hombre prudente permite discernir en estos casos.

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03 mar 2015

¿Es posible un liderazgo de gobierno con humildad?

La salida de José “Pepe” Mujica como Presidente de la República Oriental del Uruguay dejó lugar a múltiples interpretaciones y análisis.

Desde prácticamente todos los lugares del mundo, analistas, periodistas, politólogos, opinólogos y hasta colegas líderes de otros Estados, alzaron sus voces comentando su visión de un liderazgo a toda vista despojado de artificios y de grandilocuencias.

El andar cansino, su antiguo Volkswagen Escarabajo, la recorrida a pie por cualquier lugar, una discreta custodia, y hasta exabruptos en declaraciones públicas donde, en on u off the record seguramente trajeron a Mujica un sinfín de problemas; a veces más inflados que reales. Se trata de formas, y no de fondo.

La pregunta es ¿se puede liderar un gobierno de un país, una región, un municipio, con humildad?

La respuesta es “Sí”.

Y la clave es la actitud de servicio.

Cuando los gobernantes son elegidos democráticamente, como en el ejemplo de referencia, el servicio a los ciudadanos debería convertirse en el eje central de toda la estrategia y andamiaje político. ¿Por qué? Sencillamente, porque nosotros, los habitantes de un país, hemos elegido por un mecanismo constitucional que esa persona se encargue, durante un tiempo, de liderar el destino macro de nuestra nación.

Es así que lo que más esperamos es un gran signo de humildad, escucha abierta y empática, y que pueda tomar, según su leal saber y entender, las decisiones de fondo que contribuyan al bien común.

Aquí aparece el problema: el bien común, a veces, en ciertos gobernantes, no es el bien de todos.Hay sectores y espacios de poder que luchan como si se tratara de una gran batalla medieval por conquistar o consolidar ciertas prerrogativas; acuerdos “bajo el mantel”, y hasta fijar la agenda que el mandatario llevará cada día.

Sin embargo, con entereza, fortaleza, pocas palabras, y muchos más hechos y acciones concretas, es posible lograrlo.

A lo largo de la historia hay muchos ejemplos del valor del silencio y la humidad como herramientas transformadoras que cambiaron la historia humana para siempre: Gandhi, Luther King, la Madre Teresa, son sólo algunos ejemplos. En otro plano contemporáneo, muchos adhieren a un liderazgo completamente diferente como el que lleva adelante el actual Papa Francisco.

Es necesario, y además, indispensable, saber que en los pequeños gestos el pueblo (nosotros) leemos inmediatamente las señales.

El Papa utiliza los mismos zapatos gastados que lo hacen sentir cómodo, y no tiene problemas en bajar de un vehículo y abrazar y bendecir a un ser humano como tú o como yo… sólo que completamente deforme por su enfermedad. La custodia, azorada, hace lo mejor que puede. Y él, líder del Vaticano, se mueve como pez en el agua, incluso tomando un mate que le acercan al pasar, lejos de pensar en los microbios de la bombilla.

Hay algo superador en los líderes carismáticos y espirituales,el poder del hacer. Los pequeños gestos. La mirada. La sencillez al hablar. No hace falta gritar ni acusar conspiraciones continuamente.

Tampoco hace falta callar y ocultar cosas que se caen de maduras por ser tan evidentes, que ni el mejor vocero gubernamental entrenado puede traducir en palabras sencillas… y que la gente le crea.

Asistimos hoy a una re-evolución, una nueva forma de avanzar. Todos necesitamos sentirnos en un lugar más seguro, escuchados, confiados y atentos al curso de los acontecimientos. Muchos decidimos participar de este cambio global desde diferentes lugares, y hacer de la misión de vida, la brújula que nos guía hacia la posibilidad de un mundo mejor.

Aquí comparto 10 claves que tú también puedes aplicar, si deseas llevar una vida basada en principios humanos, consistente y coherente entre el pensamiento y la acción. No importa el nivel en el que te encuentres hoy. Puede ser que estés trabajando en algo que no te gusta, o que seas la Presidenta de una Nación.

Siempre puedes ir adoptando y probando este paso a paso, para, al final, tener una visión más amplia y multidimensional de los problemas, las personas y las situaciones a resolver.

Adopta el silencio: es complejo tomar decisiones con el alma y la mente abrumada por pensamientos recurrentes.

Silencia tu alma: el rencor, el odio, la fantasía sobre conspiraciones permanentes y la grieta que puede abrirse con aquellos que no estén de acuerdo contigo, son sólo propias construcciones; por lo tanto, es tu elección mantener eso activo dentro tuyo.

Cuida tu lenguaje: no grites, no impongas, y no seas imperativo, excepto en momentos especiales. Las personas exaltadas y que arengan a los demás denotan una autosuficiencia y una distancia de la gente, que a la larga, se vuelve en contra.

Aprecia la diferencia: los puntos de vista diferentes, escuchados con saludable empatía, contribuyen al aprendizaje continuo. Observa en silencio, y si no tienes nada relevante que decir, no hables por hablar, sólo para meter palabras porque no soportas el silencio en una conversación.

Reconoce los errores: estamos viendo en América Latina múltiples ejemplos de Presidentes y Presidentas con tal nivel de torpeza, terquedad y violencia verbal y de actitud, que lo que consiguen es el rechazo y el hartazgo. Esto se puede transpolar a cualquier nivel y rangos de organizaciones en las que te desempeñas. Habla poco, amablemente; explica claramente tus puntos de vista y pide disculpas. Los seres humanos apreciamos más a aquellos que saben decir a tiempo “disculpa”, que a quienes quieren ocultarlo o dejarlo pasar.

No sobreactúes, muéstrate tal cual eres. Cuando entreno a voceros de compañías, busco siempre que no se despersonalicen. Porque si lo hacen se verán artificiales, estarán actuando un papel que no les es propio, y, por lo tanto, nadie les creerá.

Abre canales de diálogo, dedica varias horas al día a conversar con ciudadanos comunes.Aprende de su experiencia. Comparte conocimiento.

Ábrete a nuevas experiencias: no intentes imponer tu punto de vista, sino “unir los puntos”, conectar a las personas con tu espíritu de pensamiento. Que paso a paso se transformará en el espíritu de tu alma de servidor público en acción. Si recuerdas esto como lema cada día en que estás ejerciendo tu trabajo y función, tu huella será inolvidable.

Sé prudente en tus opiniones, esto incluye no disparar munición pesada cuando hablas sólo por reaccionar. Reúne toda la información antes de dar tu punto de vista. Reflexiona, y cuida tus palabras. La “ecología verbal” (un término que me gusta mucho utilizar) es una excelente herramienta de cambio.

Establece un legado personal, de nada sirve que tengas un hermoso busto en el palacio de gobierno, o que tu nombre figure en bronce en varias inauguraciones, si no dejas tu huella personal, tu “toque” único en todo lo que hagas.

Finalmente, entrénate para ser el mejor líder que puedas y que quieras ser. Rodéate de gente en tu misma frecuencia; sintonízate con la necesidad de tu comunidad, de tu pueblo. No fuerces los procesos, fluye naturalmente hacia lo que sientes como destino en tu corazón. Y, lo más importante, plantéate al empezar el día una cualidad que abordarás transversalmente toda esa jornada, y da las gracias al finalizar, antes de dormir, por todo lo que estás aportando.

Desde la humildad y la sencillez del Ser, se construye mucho más que con las más potentes políticas de Estado. Porque el poder transformador reside en ti, y en cada uno de nosotros. Sólo hace falta que, cada vez más, cooperemos y vayamos “uniendo los puntos” para superar los obstáculos, aprender de ellos, y construir, siempre, “versiones mejoradas” de nosotros mismos.

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03 mar 2015

Incredulidad y desconfianza

Esto es complicado y me agarra por todos lados. ¿Por qué tantas dudas, por qué muchas personas dudan de las explicaciones de la Ciencia? Es natural que usted dude de muchas cosas, que no crea en las autoridades urbanas, en lo oportuno de las cuentas por pagar, en el pronóstico de la temperatura ahora que va de veraneo por el fin de semana. Pero no dude que vivimos una época en que todos los aportes del conocimiento pueden servir y sirven.

Sin embargo muchos descubrimientos, desde el cambio climático a las vacunas se enfrentan hoy a una oposición furiosa. Bien curioso. Algunos incluso dudan la llegada del hombre a la luna.

Aceptemos que la realidad es todo lo que existe, esto suena simple y claro, ¿verdad? Resulta que no es así. ¿Qué ocurre con los dinosaurios que alguna vez existieron pero hoy no existen? Acerca de los dinosaurios —hoy no saltan ni tenemos que arrancar de ellos— sabemos que existieron hace 100 millones de años porque hemos encontrado fósiles, o sea, esqueletos petrificados.

Cuando nos llega el resplandor de las estrellas que están tan lejos y podemos verlas ¿Puede que ya no existan? Porque la estrella más cercana a mirar en este año 2015 la  Alfa Centauro, si la vemos hoy es cómo brillaba el año 2011, así de lejos está. Usamos el telescopio que es una verdadera máquina del tiempo. Porque la luz se demora un tiempo en viajar.

¿Cómo sabemos que algunas cosas existen en la actualidad?  Porque con nuestros sentidos —ojos, oídos, olfato, gusto y tacto— podemos detectarlas. ¿Qué pasa con las galaxias y con las bacterias? Ahí usamos los telescopios y los microscopios para descubrirlas.

De las cosas que hoy existen, la radio y la televisión, sabemos que llegan a casa mediante las ondas, un tema que no voy a latear y desde las estrellas llegan a la Tierra ondas de radio y rayos X. Usted está enterado del observatorio ALMA en el norte de Chile, que capta ondas desde el espacio. Eso lo sabe bien y que existe. Pero ¿cuántos dudan si el Curiosity llegó a Marte y las fotos serían del desierto del Norte?

Usted puede dudar muchos temas porque quizás ignoracómo la Ciencia los explica. Pero no se oponga a conocer más, quizás porque la comunicación de los hallazgos científicos no ha sido buena. Además porque sería conveniente dejar de suponer las causas Sobrenaturalesde lo que ocurre aquí en la Terra.

Por otra parte, todos en nuestro país y en el planeta, hemos escuchado unas historias muy entretenidas y cautivantes acerca de las causas Sobrenaturales. Nos han contado cómo el beso de una dama a un sapo lo convierte en apuesto príncipe y que un hada transforma un zapallo en el coche que lleva a la Cenicienta al baile, o que refregando una lámpara aparece Aladino dispuesto a concedernos cualquier aspiración en realidad.  Usted puede creerlo pero sabe que son cuentos.

Muy parecido es creer en los milagros que Tata Dios concede a sus fieles. Usted puede creer en un Ser Superior personal y practicar la oración lo que no significa que Él transforme a las personas o las cosas aquí en la Tierra.

Para tomar un ejemplo, existe una leyenda hace 2000 años, donde un maestro predicador judío llamado Jesús estaba cenando en un matrimonio y se les acabó el vino. Él solicitó le trajeran agua y con sus poderes mágicos la convirtió en un excelente vino, así dice la narración. La gente que se ríe lo de convertir un sapo en príncipe o que un mago meta un pañuelo en el sombrero y saque un conejo, se siente de lo más feliz suponiendo que un profeta convirtió el agua en vino, igual a los de otra religión que aseguran su profeta montó un caballo y subió a los cielos.

Usualmente cuando oímos de un milagro, no lo narra un testigo sino es algo contado por otra persona, la amiga de la hermana de la señora del frente.

Así cuando dudamos del Calentamiento Global, resulta que es la crónica de científicos con evidencias que en los últimos 130 años la temperatura a nivel terrestre ha subido 1.5° C. Las causas pueden ser por nuestra combustión del petróleo y derivados. Los que no aceptan la deforestación en el Amazonas no entienden la evidencia de fotos aéreas.

Hay personas que se oponen a las Vacunas inventando que causan Autismo, que nadie ha comprobado.

Los que dudan de la Evolución (o la niegan) no se han informado de los hallazgos de Charles Darwin y colegas que así explican nuestra existencia y la diversidad de especies.

Y ¿por qué dudamos? Porque en la realidad hay una magia muy distinta a lo que nos enseñaron como Sobrenatural. Que no es la magia de los cuentos de hadas, ni de los trucos de un Mago en el proscenio, ni de los milagros.

La magia de la Ciencia nos permite explicar muchas cosas como la Gravedad que está presente cuando se nos caen las llaves; la Herencia determinada por el DNA que juntamos con la pareja; la Electricidad que los Papas y los reyes no conocieron; la Sismología que explica temblores y terremotos; la magia lenta de la Evolución que explica los miles de especies y nuestra existencia; la magia de la Selección Natural porque los seres vivos se adaptan y reproducen en ambientes favorables.

Cuando en el colegio y en las religiones narran “cuentos” que son simples inventos para convencer mentes debilitadas para que sigan sus normas, es el momento de proteger a nuestros niños y jóvenes a que no crean en milagros, ni en convertir el agua en vino, ni a mejorarse del tifus con manoteos del brujo, ni a resucitar con humo de yerbas.

El trabajo de hombres de ciencia en los últimos 200 años permitió establecer el método para conocer las causas verdaderas de los fenómenos que nos rodean y descartar los mitos publicitados por los ignorantes que negocian favores, aquí, en Lo Vázquez o en Yumbel.

Dudamos de las certezas que nos ofrece la Ciencia porque los Mitos son tan atractivos y dan rápida respuesta a nuestra compleja existencia y la del Cosmos.

 

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03 mar 2015

En torno al aborto

El tema encendió febrero. Algunos dijeron que era una ayudita para distraer la atención del caso Penta. No era así, porque Caval fue suficiente para ello. Otros suponen que Bachelet anunció el proyecto para mostrar algo concreto al iniciarse la reunión de ONU MUJERES, organización que ella presidió entre gobierno y gobierno. Tal vez sea más sencillo darse cuenta de algo tan simple como que quiso iniciar el año con un proyecto que estaba prometido en su programa de gobierno.

Este plan de acción concreta no es un dogma revelado ni mucho menos, como han querido ridiculizar algunos comunicadores de la derecha, sino un compromiso. Y Bachelet considera que los compromisos deben cumplirse.

De inmediato surgieron voces de ciertos demócratacristianos, alentados vivamente por algunos dignatarios católicos y por militantes de la derecha, en el sentido de que habría que oponerse a este proyecto pues “legaliza” el aborto y no sólo lo despenaliza.

Además, otros dicen que es atentatorio al derecho a la vida, defendido ahora calurosamente por los mismos para los cuales la vida de los demás era prescindible en las épocas de la dictadura, los que han cohonestado crímenes y encubierto a asesinos, los que fueron partidarios de mantener la pena de muerte y que hicieron imposible su clara erradicación de la legislación chilena.

Defienden con más ahínco el derecho a la vida de un embrión de dos semanas que el de una persona formada, con familia, con trabajo, con una tarea concreta en el mundo. Claro, esa persona tiene una ideología que no les gusta. Tal vez esos derechistas que rechazan el proyecto, serían partidarios del aborto si se les pudiera asegurar que los niños que están por nacer serán marxistas o querrán expropiarles sus empresas.

Ironías aparte, el Congreso del PDC – partido al que pertenecemos los autores de esta columna – reunido en 2007, sacó una declaración respecto del aborto que es bastante confusa, porque intentó en el fondo compatibilizar la doctrina imperante en el conservadurismo católico con la necesidad de enfrentar la realidad del ejercicio de los distintos derechos que pueden estar en juego.

A la mayoría católica no le gusta el aborto – lo que compartimos – porque claramente es una desgracia. No se trata de andar promoviendo abortos. Tal como nadie promueve el divorcio. Ambos, aborto y divorcio, son entendidos como una decisión poco grata que alguien toma para preservar otros valores o proteger a determinadas personas.

Una mujer que aborta, cualquiera sea la circunstancia, sentirá siempre que algo de sí misma se ha perdido y en nuestros respectivos trabajos los autores hemos constatado el padecimiento por largo tiempo que afecta a una persona que ha tomado la decisión de abortar. Hay pena, hay dolor. Pero esa decisión ha sido tomada no sólo por “darse el gustito” de ejercer un derecho, sino por razones muy profundas y con argumentos severos.

En una propuesta normativa con mayores requisitos que la que rigió en Chile hasta finales de la dictadura, se pretende reponer el aborto terapéutico, en tres causales que tocan lo físico y lo psíquico de la mujer embaraza y del feto en gestación. Es decir, la propuesta es más exigente que lo que era la norma que no escandalizaba a los arzobispos de Santiago desde 1939 hasta 1989 y pese a eso se alzan voces “piadosas” y a veces fanáticas que acusan de homicidas a los que apoyan este proyecto.

Siguiendo la propuesta del Congreso de la DC, tendremos que decir que si bien la defensa del derecho a la vida nos parece fundamental, no cabe duda que cuando se plantea el dilema de que viva la madre o se mantenga el embarazo, la vida que debe defenderse es la de la madre.

Y eso obliga a interrumpir el embarazo, directa o indirectamente (sacar el feto o aplicar un tratamiento que ocasionará la muerte del embrión). Esto casi es una obligación de los involucrados, aunque el proyecto le otorga la facultad de decidir a la madre o a sus parientes si ella no está en condiciones de decidir.

Y cuando el embarazo conducirá al parto de un ser que no podrá vivir fuera del útero (que el embrión o feto padezca una alteración estructural congénita o genética incompatible con la vida extrauterina), se propone que la mujer decida si lo mantiene o no hasta el término natural.

Porque para algunas personas –e incluyo no solo a la madre sino al padre y al resto de la familia – puede resultar más doloroso continuar con un proceso que no conduce a lo que debiera ser el destino natural (nacimiento de un ser que vivirá) que interrumpir el embarazo, sabiendo que eso también conlleva una cicatriz emocional que tardará en sanarse. Esa decisión no cabe al Estado ni a los médicos, sino solamente a la mujer y, nos parece, a su familia inmediata.

El caso con más revuelo parece el referente a cuando el embarazo “sea resultado de una violación”. Por cierto, pues desde el punto de vista técnico hay muchas cuestiones que deben ser determinadas. Primero la determinación efectiva de la violación, lo que no es fácil cuando el autor de esa violación a la libertad de la mujer es el marido, alguien del interior de la familia u otros casos en que no necesariamente quedan huellas físicas evidentes de la imposición de las relaciones sexuales.

En todo caso, sin la expresa voluntad libre de las mujeres, la interrupción del embarazo no puede tener lugar y el proyecto reconoce, además, que el Estado en estos casos extremos no puede imponer una decisión a las mujeres ni penalizarlas, sino entregar alternativas, respetando su voluntad, ya sea que deseen continuar con el embarazo u optar por interrumpirlo.

Ya sea que planteemos el asunto desde la perspectiva de los derechos de la mujer o desde el punto de vista de la salud física y psíquica de la embarazada, está claro que una violación genera pesares gravísimos, que se pueden ver incrementados con la secuela de un hijo.

Es cierto que se pueden discutir muchas cosas en torno a ello y no cabe duda que más de alguno podría temer que se simularan violaciones para poder abortar. Pero es poner las cosas al revés y pensar que se dicta una norma para torcer la nariz a la verdad. Toda ley puede ser mal usada, pero eso no quiere decir que no haya que legislar. Ya lo hemos visto en el caso de las leyes que rigen la economía o lo que hizo la dictadura con las leyes protectoras de los derechos.

El tema suscita polémica y posiciones encontradas, porque los católicos temen ser obligados a abortar, como temieron ser obligados a divorciarse. Ni lo uno ni lo otro. Una mujer católica podrá decidir como lo propuso Jaime Guzmán: morir si se trata de salvar al feto. Será su derecho.

Pero no se puede imponer a los que no creen en eso, los valores de esa persona. Los políticos debemos razonar así: la sociedad es más que los de una cierta y determinada religión y debe haber espacio para miradas distintas. Pero también reconozcamos el derecho de los políticos a votar según sus propias creencias. Si yo creo que una ley que se propone es mala, tengo el derecho de votar en contra, pero no tengo el derecho de descalificar a los que la apoyan o considerar asesinos a los que promueven ciertas y determinadas políticas.

Esta ley no se bastará a sí misma. Tendrá que ser acompañada de políticas públicas claras y consistentes, destinadas a evitar embarazos no deseados, a mejorar la salud de las personas y la asistencia en materia de salud, a promover una conducta sexual responsable y sana.

Recordemos a Eduardo Frei Montalva que no dudó en actuar conforme al momento histórico, impulsando una política de salud pública y planificación familiar complementada por acciones de educación sexual y ejercicio de derechos, no solo para quienes podían pagar sino principalmente para asegurar el ejercicio de derechos a los más pobres y postergados.

Todos los que se oponen con vehemencia a que se legisle, podrán usar su inteligencia y sus capacidades en la aplicación y desarrollo de esas políticas, evitando así que se produzcan las condiciones que nos lleven a interrumpir embarazos en las condiciones descritas.

Hoy en Chile se practican abortos clandestinos, con muchas consecuencias nefastas para las personas involucradas y para la sociedad en su conjunto. ¿Qué quiere decir el senador Walker cuando dice que despenalizar no puede significar autorizar a las entidades públicas o privadas a practicar abortos en caso de violación? Da la impresión de que reduce todo a que no se penalice a la mujer que aborta clandestinamente, manteniendo las cosas en ese nivel. La sociedad requiere de políticas y reflexiones más serias.

Es necesario debatir con seriedad, con rigor, también con pasión, escuchando los argumentos ajenos, para obtener el máximo consenso posible.La Democracia Cristiana no puede dejar de debatir mirando la realidad, y no puede alejarse de debatir y decidir lo mejor para el país y su pueblo, especialmente para las mujeres.

Gloria Fuentes, es coautora del artículo. Licenciada en filosofía, Magister en Gobierno y Gerencia Pública, trabaja actualmente en el SERNAM.

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02 mar 2015

El aborto, lo público y lo privado

El atentado en contra de la revista Charlie Hebdo ha dado lugar a una nueva discusión sobre los derechos en la que una vez más se pone en cuestión la relación entre lo público y lo privado. A pesar de la distancia y de la diferencia entre los problemas entre una y otra sociedad, en Chile se ha levantado una discusión que tiene muchos puntos en común con esta y que se centra en el tema del aborto.

El punto en el que ambos problemas se relacionan es el pensamiento laico sobre los derechos que un Estado debe garantizar y las posturas subjetivas que los ciudadanos pueden tener sobre diferentes temas. Por un lado, el Estado como garante de la posibilidad de una vida en común, y por otro los reclamos de los ciudadanos particulares acerca de temas que afectan sus propios intereses.

En el caso de Charlie Hebdo, se ha dicho que la libertad de expresión, que el Estado debe garantizar tendría límites y que estos estarían marcados por el respeto que todos los ciudadanos deben tener por las opiniones y creencias existentes dentro de la sociedad. Así, la constante mofa que la revista hace de Mahoma y de las creencias musulmanas es algo que ofende a ciertos ciudadanos y que por lo tanto no debería permitirse. El argumento pareciera consistente, pues si se desea una convivencia pacífica entre las distintas formas de fe religiosa no se debería permitir que estas sean objeto de burla y de sarcasmo. La libertad de expresión debería ejercerse sin lesionar esta exigencia de respeto que asegure la buena convivencia.

Y sin embargo, tal argumento es falso. En efecto, en el fondo de esta declaración de buenas intenciones, se esconde una grave confusión entre lo público y lo privado, entre lo que atañe a lo común, que debe ser preocupación del Estado y lo que es una simple cuestión de posiciones e intereses particulares.

El derecho a la libertad de expresión tiene que ver con lo común, pues es una garantía de que todas las opiniones, ideas y pensamientos podrán ser expresados sin represión alguna por parte del Estado.

Lo común está en el interés de todos los ciudadanos de poder manifestar sus opiniones sin tener que pasar por una censura previa o un permiso que los valide socialmente. Por eso, es un principio de defensa de la libertad individual en el más amplio sentido. El respeto, en cambio, tiene que ver con una actitud particular que un individuo puede tener o no tener según sean sus posicionamientos.

De ahí que solo se puede pedir respeto a quienes compartan con uno las mismas ideas o creencias. No se puede pedir respeto a una creencia que uno no comparte, especialmente cuando uno piensa que esta creencia es una superstición que  podría llegar a ser nociva para quienes la sostienen. Por lo tanto, si bien en una declaración de buena intención se puede afirmar que es bueno que los ciudadanos respeten las creencias de los demás, esto no puede llegar a proclamarse como una exigencia, porque se estaría atropellando el derecho a la libre expresión.

En realidad, todos somos libres de reírnos y de mofarnos de lo que para el vecino es sagrado y la defensa de este derecho es más importante que la mejor declaración de buenas intenciones. Que nadie se ría de lo que yo pienso es un deseo personal mío, muy justificado, por cierto, pero pretender transformar este deseo en una obligación de todos sería una locura.

La exigencia de que se respete lo mío, en realidad es un acto de violencia hacia los que no comparten conmigo mis propias valoraciones y no tiene nada que ver con una actitud mesurada y pacífica, a pesar de que así parezca a primera vista. Una cosa es lo común y otra cosa es lo privado.

La misma confusión tenemos en el caso de la discusión sobre el aborto. En realidad esta discusión ni siquiera debería tener lugar, porque los que están contra el aborto no van a modificar su conducta a este respecto sea cual sea la legislación que se dicte. Como lo rechazan por principio, simplemente no van a hacer uso de esta ley.

Por lo tanto, los que están verdaderamente concernidos por el tema son los que no piensan que el aborto sea condenable por sí mismo y en toda circunstancia. Lo que nos lleva a constatar que los que se oponen al aborto están de hecho inmiscuyéndose en un asunto que en verdad no les compete, porque el resultado de la discusión no cambiará sus conductas.

Están de hecho pretendiendo que su postura individual de rechazo se haga extensiva al conjunto de la sociedad, sin importar si el resto de los ciudadanos/as está o no de acuerdo con ella. Es por lo tanto un acto de violencia, aunque se vista con los aparentemente nobles ropajes del “respeto a la vida”. También en este caso se confunde lo privado con lo público y se pone de manifiesto una impotencia para pensar lo común frente a los intereses ideológicos individuales.

Lo común es lo que atañe al conjunto de los ciudadanos sin importar sus intereses privados y sus posturas personales. El derecho a que estas últimas existan debe estar garantizado, pero eso no significa que esta garantía sea entendida como un puente hacia la instalación de ellas como norma para toda la sociedad.

Lo que nos atañe a todos es que de hecho hay miles de abortos clandestinos en Chile, que ponen en peligro la vida y la salud de las mujeres que se ven obligadas a utilizar este último recurso. Lo común es que nuestra sociedad pueda enfrentar estos problemas ubicándose en un lugar neutro donde todos podamos entendernos.

Si cada cual pone delante su propia creencia personal sobre estos temas, la luz no se verá jamás.Seguiremos en una convivencia amenazada por la violencia privada, que es incapaz de aceptar la mirada del otro y que solo le concede legitimidad a lo propio. Encontrar lo común es lo difícil, pero sin ello, no será jamás posible una sociedad de unidad en la que las contradicciones que existen en su seno sean superadas.

Lo importante es que cada cual tenga el derecho a actuar según sus propias convicciones y que nadie esté sometido a vivir de acuerdo con ideas y creencias que no son las verdaderamente propias. Libertad es que cada cual pueda hacer lo suyo sin dañar la libertad de los demás.

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02 mar 2015

Hablando de Festivales, en Viña, ganó el de Sanremo

No es un hecho casual que, desde que el Festival de la Canción de Viña del Mar se convirtió en Internacional, las propuestas italianas hayan ganado ya en 10 ediciones el primer lugar de la competencia, sólo 2 por debajo del local, Chile.

En orden cronológico, estas victorias itálicas en la Quinta Vergara son: 1974 «Immagina» con Annarita Spinaci de Giancarlo de Bellis; 1987 «Kiss me» con Desà de Antonio y Annamaria de Salvatore; 1988 «Senza te» con Marco Del Freo de Maurizio Piccoli y Gino Mescoli; 1990 «Non devia bbandonarmi mai» con Piero Cotto de AngelaTarenzzi; 1993 «In questo mondo» con Claudio Cirimele de Giuseppe Garibo; 1996 «Aria, ariò» con Paolo Meneguzzi de       Botoni, Melotti, Isgro y Meneguzzi; 2008 «La guerra deitrent’anni» con Domenico Protino de Domenico Protino; 2010, la misma noche del terremoto del 27 de febrero, en el Festival de Festivales, «Nel blu dipinto di blu (Volare)» con Simona Galeandro de Domenico Modugno y Franco Migliacci; 2012 «Grazie a te» con Denise Faro de Bruno Robino, Giuseppe di Tella y Denise Faro y 2015, «Per fortuna» con MicheleCortese del conocido  cantante Franco Simone.

Este fenómeno y tantos otros que ha generado la música italiana tienen que ver, como lo hemos explicado en columnas anteriores, con el potente impulso del Festival de Sanremo, inaugurado en 1949 en la hermosa ciudad italiana ubicada en la Región Liguria que le dio su nombre.

En esta iniciativa, desde sus inicios aunaron sus esfuerzos la televisión pública, RAI, Radio Televisione Italiana, la Sociedad del Derecho de Autor, el Gobierno Regional y el municipio. En el entorno también se sumaron las organizaciones periodísticas especializadas,  las nacientes casas discográficas y algunas cámaras de comercio, que en Italia eran y siguen siendo públicas y obligatorias. 

En síntesis, como en casi todos los sectores industriales de la península, segunda potencia manufacturera de Europa sólo después de Alemania, el Estado, los privados y los ciudadanos generaron una potente alianza para que la producción musical italiana conquistara los mercados mundiales. Y vaya que lo lograron.

Durante tres décadas dominaron gran parte del mercado disquero mundial, generando segundas versiones en otros ámbitos lingüísticos.

En el anglo, era frecuente que estrellas como Elvis Presley recurrieran a la creatividad italiana para mantenerse en la cumbre. Su gran éxito “It’s now or never” (Ahora o nunca) es un cover del clásico “O’ SoleMio”.  Y no sólo eso. El Rey del Rock’n Roll incluyó en el repertorio de sus últimos días el hermoso tema de Pino Donaggio”Io Che Non Vivo Senza Te” bajo el título “You dont’ have to say you love me”. Diana Ross y Marvin Gaye también tuvieron éxito con esta romántica canción italiana.

Tom Jones, por su parte, replicaba en su idioma la canción “Io uno dei tanti” del italiano Joe Sentieri, con su traducción en inglés: “I who have nothing”. Engelbert Humperdinck daba un salto en su carrera con el éxito de Gigliola Cinquetti  ”Quando m i innamoro” bajo el título “A  Man without love”, también grabado por el grupo vocal estadounidense The Sandpipers. El mismo Humperdinck replicaba con “Quando, Quando, Quando” del italiano Tony Renis. Décadas después haría lo mismo el ítalo-canadiense MichelBublé.

Agreguemos los ítalo-estadounidenses como Dean Martin con “Volare” de Domenico Modugno, la canción italiana con más galardones en los Billboard de Estados Unidos, de la cual Barry White hizo una versión muy especial. Al Martino con “Suona Piú Piano” (El Padrino). Frank Sinatra con “Torna a Sorrento”. Connie Francis (Concetta Franconero) con “Zingara” y decenas de covers de temas del “Bel Paese”.

Esta cultura industrial es la que apreció el ítalo-chileno Carlos Ansaldo cuando fundó el Festival de Viña del Mar. Quería impulsar la industria discográfica y musical chilena. Y estuvo a punto de replicar el éxito italiano durante los primeros años del certamen viñamarino. Pero después vino la utilización política, primero con la Unidad Popular y luego con la Dictadura, y la actual absorción televisiva del certamen, con la lucha mortal por  el rating. Entonces el Festival se degradó culturalmente y se perdió su finalidad principal, a saber, el desarrollo de la industria musical chilena.

Y no sólo eso. Poco a poco desapareció también el periodismo de espectáculo y el periodismo musical.

Hoy es el “show” de Viña, el “piscinazo” y la farándula.

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