06 dic 2013

Imborrable legado

Ha muerto Nelson Mandela, primer Presidente de raza negra en Sudáfrica. Nos deja un luchador infatigable y, a la vez, artífice de la supresión del sistema de dominación racial sobre su pueblo, así como, articulador y protagonista del acuerdo político que impidiera una confrontación racial de incalculables consecuencias, entre ellas, el riesgo de división de su propia nación.

Con justicia se le rinde tributo  porque fue el principal impulsor e inspirador de un auténtico milagro: que concluyera la dominación racial y el sistema de apartheid y su país evitara el camino doloroso y cruento de una pugna armada, enteramente incontrolable.

Pero todo ello, fue una obra humana de muchas décadas. Su poderoso ascendiente político, su legitimidad social y nacional y su incontrarrestable autoridad moral no fueron fruto del azar ni tampoco una casualidad.Su camino fue duro, no transcurrió sobre recetas preestablecidas, Mandela lo construyó sobre la base de su consecuencia y de su sabiduría.

Desde sus pasos iniciales en la brega contra el apartheid, la segregación y separación de las razas sobre la base de la supremacía blanca, hasta su permanencia durante más de un cuarto de siglo en la estrecha celda de una prisión, en una isla que acentuaba su aislamiento, en la que apenas podía moverse y dar unos cuantos pasos, en una reclusión infame.

Al dejar la cárcel no salió a encender con un odio visceral la confrontación racial, sino que orientó y condujo una lucha victoriosa para conquistar definitivamente la libertad de los suyos y salvar su nación de la desintegración, a la que le hubiese dirigido una actitud de venganza o de ira irracional.

Su lucha inclaudicable contra la opresión racial validó su camino de diálogo para salvar a Sudáfrica. Según dijera Mandela: “una nación arco iris”, con todos incluidos. Él es, en consecuencia, en sí mismo, una gran e imborrable lección de coraje cívico y de claridad política.

Por eso, alcanzó la estatura de ser uno de los grandes estadistas de esta etapa mundial en que la sociedad global se ve confundida y sin horizontes.

Mandela luchó por lo justo y dialogó por valores superiores, por la libertad de su pueblo y la paz en su nación. Su vida encarnó la validez de tales conceptos, de manera que su legado nos permite saber y conocer que no existe una dominación humana, tan odiosa como la opresión racial, que pueda ser eterna y nos alienta a perseverar en no dar cabida al odio y la venganza como factores y móviles que alimenten la acción política.

Cuando la codicia se hace irrefrenable, recordemos que la libertad sobre cualquier opresión es nuestra inspiración y que la paz es el camino para la consecución de una sociedad más justa, democrática e igualitaria y, de una civilización humana, que derrote definitivamente la barbarie.

Hoy, en muchos sitios del mundo, debiesen nacer muchos Mandela para conseguir y/o afianzar la libertad y la paz en la tierra.

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06 dic 2013

Alfonso Baeza

Con gran pesar Chile recibe la noticia del deceso de Alfonso Baeza, el notable vicario de la Pastoral Obrera entre 1977 y 2000 y activo defensor de los derechos humanos desde el Comité Pro Paz y la Vicaría de la Solidaridad.

Para quienes fuimos durante años “clientes” de la Vicaría, la figura del chico Baeza resulta absolutamente inolvidable. Junto al Cardenal Raúl Silva Henríquez optó por estar junto a su pueblo humillado y perseguido.Se abocó en cuerpo y alma a defender los derechos de los trabajadores y apoyar a quienes como Clotario Blest y Manuel Bustos encarnaron la dignidad de los hombres y mujeres de trabajo levantando la voz del movimiento sindical en una época de tinieblas.

En sus palabras, “nuestra tarea era ayudar a la reorganización sindical y con ello la Iglesia creció en legitimidad entre trabajadores que a veces sentían que la Iglesia estaba más cerca de los ricos. Uno de los frutos del trabajo de esos años fue mostrar que en los tiempos actuales no se puede hacer una evangelización verdadera sin preocuparse de materias como la explotación de los trabajadores”, declaró Baeza en una reciente entrevista, quien subrayó que “era indispensable estar cercano a las vivencias de los obreros y pobladores; de sus condiciones de trabajo; de sus dificultades y anhelos”.

Esta vocación de servicio a los más humildes le ganó el cariño de miles que, siendo o no cristianos, compartieron sus ideas y lo vieron testimoniar con consecuencia y coraje sus convicciones.

Últimamente había visitado en reiteradas ocasiones el Museo de la Memoria y los Derechos Humanos, especialmente para participar en actividades conmemorativas de los 40 años del Golpe de Estado, que también son los 40 años de las luchas por la defensa de los derechos humanos.

Su presencia, siempre amable, sus comentarios siempre directos y su humor siempre a flor de piel es lo que echaremos de menos, porque, en cambio, su ejemplo de vida seguirá inspirando a nuevas generaciones.

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06 dic 2013

Coherencia con discurso de derechos humanos

De un tiempo a esta parte los nombramientos para la Corte Suprema han sido un tema de debate público y es una muy buena señal que la opinión pública éste interiorizada de esta discusión.

Este es un proceso en el que intervienen los tres poderes del Estado: el Poder Judicial elabora una quina con nombres. Esta propuesta llega al gobierno y el Ejecutivo selecciona uno de ellos.Luego, la envía al Senado, para que apruebe o rechace la iniciativa del ejecutivo.

De esta forma se busca comprometer y buscar una visión mucho más amplia del tipo de justicia que queremos y quienes deben ser los integrantes del máximo tribunal y que a mi juicio debieran ajustarse a una mirada común que como sociedad tenemos de lo que debe ser la justicia.

Cuando un mandatario decide y envía un nombre está mandando una señal acerca del tipo de justicia que quiere para el desarrollo de la Nación y esa nominación significa que va a interpretar y defender de la mejor manera para Chile el tipo de justicia que queremos para el país como un órgano de última instancia.

En el pasado, hemos podido observar procedimientos complejos y nombramientos que han tensado la discusión nacional. El último fue el de la ministra Gloria Ana Chevesich.

Por una parte, algunos tenían la argumentación que ella contaba con los méritos para conformar el máximo tribunal por su buen desempeño en las causas que le tocó investigar, incluida la denominada Mop Gate.

Otros estimamos, que sin desmerecer esos antecedentes incluido el citado caso, había otros fallos de esa ministra que nos dejaban dudas respecto al tipo de justicia que queremos para Chile.

Ella en un fallo dividido, argumentó que Manuel Contreras, ex jefe de la DINA, tenía irreprochable conducta anterior, mientras que los otros dos ministros de la Corte de Apelaciones pensaron de manera distinta.Esto no significa que algunos jueces tengan la razón y otros no, lo que si demuestra es que dentro del poder judicial existen diversas visiones sobre la administración de la justicia.

Lo que corresponde al Senado es pronunciarse sobre qué tipo de ministros queremos para la Corte Suprema. No hay buenos ni malos jueces, hay ministros que tienen visiones distintas y frente a eso nosotros nos pronunciamos, en base a los fallos que han dictado.

Es por eso que frente al anuncio realizado por el Presidente estamos frente al mismo dilema que con el nombramiento anterior. Esto no tiene que ver con el nombre del juez que se nomine sino con el tipo de impronta y representación que queremos darle al máximo tribunal.

Frente a esto es que le hemos solicitado al Presidente de la República un gesto de coherencia con los dichos que el mismo ha realizado a propósito del recuerdo de los 40 años del golpe militar.Simbolizando en los tres gestos que hizo el mandatario.

En primer lugar, habló de “cómplices pasivos,” como una crítica directa a aquellos civiles que participaron en el gobierno durante la dictadura. En segundo lugar, defendió el voto por el No y lo contrarrestó con la votación de la candidata de la Alianza que votó por el Sí, y en tercer lugar, tuvo la oportunidad de cerrar el penal Cordillera para trasladar a los condenados a Punta Peuco.

Estos tres hitos fueron una clara demostración a favor de los derechos humanos.

Es por eso que muchos esperábamos y aún estamos dispuestos a que el Presidente Piñera pueda nombrar a otro integrante de la quina, una persona que hizo mucho por los derechos humanos en plena Dictadura y sufrió buena parte de la crítica de la derecha y los “cómplices pasivos” por su actuar en esta materia.

Con todos estos antecedentes y este largo septiembre que tuvimos, muchos esperamos que exista consecuencia y aún está a tiempo el Presidente de cambiar su decisión y para eso contará con todo nuestro apoyo para poder levantar ese veto que le tienen impuesto los “cómplices pasivos” al Juez Carlos Cerda para evitar que un magistrado que tiene una gran trayectoria en defensa de los derechos humanos llegue a la Suprema.

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06 dic 2013

Sfeir y Bachelet

Dos alumnas llegaron consternadas a mi clase. Habían votado por Sfeir y estaban decepcionadas de que su candidato hubiese dado el apoyo a Bachelet. Decían que eso parecía una traición, porque él se había presentado como contrario al sistema y ahora apoyaba a quien pensaba distinto. Traté de responderles, pero su actitud era tan intensa que no fue posible explicarles con claridad mi punto de vista.

Apoyé de inmediato la decisión de Alfredo Sfeir, pues yo mismo, les dije, decidí votar por Bachelet al día siguiente de la elección de noviembre. Entendí que en la disyuntiva de que pudiera ganar la derecha – más allá de que tengo aprecio por Evelyn Matthei – prefería poner mi voto en favor de la candidata apoyada por la Democracia Cristiana.

Y lo digo así, pues claramente tengo críticas fuertes al gobierno anterior de Bachelet, especialmente por el manejo de Hacienda y Economía y por los manejos políticos torpes de su entorno más cercano. Voto por Bachelet porque su gobierno hará algo más por el cambio que lo que podría hacer su contendora, pero en verdad no creo que reciba el apoyo de sus partidos para hacer los cambios que prometió. En fin. El mal menor.

Pero Sfeir, por quien trabajé con entusiasmo, dijo algunas cosas muy importantes al dar su apoyo y eso me hace recuperar la esperanza.La campaña de mi candidato perseguía poner temas en el debate y fue la candidatura más propositiva de todas, entendiendo que su confrontación es sistémica y no focalizada en uno u otro partido político o candidatura.

Y su logro fue extraordinario: que la candidata que obtuvo el 46% le pidiera el apoyo al candidato del 2,5%, mediante un acuerdo entre los comandos que significaba recoger más de 40 medidas profundas y concretas planteadas en el programa de Sfeir.

Ella y su comando se dieron cuenta de la necesidad de ampliar su programa con las propuestas contenidas en el programa de Alfredo Sfeir, reconociendo que es el momento crucial para poner la agenda de la sustentabilidad junto a la de los cambios institucionales.

No puede haber ignorado Bachelet la circunstancia que en pocos días se hubiese gestado un movimiento para que el próximo gobierno acogiere a Sfeir como Ministro en temas de medio ambiente.

Este movimiento recibió la adhesión de más de 200 mil personas en muy pocos días, lo que fue un claro índice de que se había superado el marco de los partidarios y muchas personas se fueron entusiasmando con las propuestas de una campaña hermosa, novedosa, audaz y consistente.

Bachelet quiso contar con ese apoyo, pues los votantes de Sfeir eran en su mayoría personas con mucha conciencia sobre la necesidad tanto de las transformaciones en materia ambiental, como en cuanto poner en el centro de las preocupaciones al ser humano y no los índices, como tanto le gustó a Velasco y otros derechistas en el gobierno anterior.

Es verdad que Alfredo Sfeir no ha ejercido más que su opción, declarando expresamente que los que lo apoyaron son personas libres y conscientes para tomar sus propias decisiones.Muchos votaremos como él por Bachelet y dudo que haya otros que lo hagan por Matthei, pues la ex senadora representa un tipo de política que se aleja de sus sueños “verdes” y humanistas.Pero si lo hacen, bien, están en su derecho.

Lo que no puede hacer un demócrata convencido, un republicano cabal, es eludir la responsabilidad que genera haber sido candidato presidencial: la segunda vuelta es para ponerse de acuerdo y no, como dijo Sfeir, para irse por cuatro años a la casa y volver a sacar el paquete de ideas en la próxima elección. La tarea de la democracia es ir construyendo acuerdos para hacer una sociedad mejor.

La segunda vuelta es para que los perdedores se propongan influir en las candidaturas que siguen en competencia, buscando entendimientos sobre bases programáticas. No se trata de modificar el pacto esencial, en este caso la Nueva Mayoría, sino de ampliar las bases conceptuales de un futuro gobierno.

Pero los candidatos perdedores, como niños taimados, decidieron irse a sus casas y negarse a encontrar coincidencias. Eso ha sido denominado “egoísmo social”.La política es la capacidad de llegar a acuerdos, la voluntad de entenderse, la disposición a pensar en las personas del país.

No a todos les gusta eso, por cierto. Pero quienes creemos que es necesario construir la democracia institucional, debemos mostrar con nuestras acciones concretas que vivimos de acuerdo a esas ideas.

Poca autoridad moral puede tener un movimiento o un líder para conducir el país, si acaso no es capaz de buscar entendimientos con otros sectores de la sociedad para ir construyendo mayorías en tareas específicas.

Pienso en líderes morales de la estatura de Eduardo Frei Montalva, Bernardo Leighton e Ignacio Palma, que participaron en gobiernos para influir positivamente en sus programas, valorando el gesto de diferentes Presidentes que los llamaban, a pesar de pertenecer a un partido que entonces era muy pequeño.

Eso es lo que hacen Sfeir y Bachelet. Construir democracia. Tal vez no sea llamado al gobierno, pero las ideas ya están allí. Y miles de chilenos conscientes estaremos vigilantes para que se cumplan las promesas. O por lo menos que el nuevo gobierno intente cumplirlas.

La democracia necesita gente con ideas tan claras y tan fuertes, que sean capaces de hacer política propositiva y se atrevan a pactar con los que tienen el gobierno. Chile necesita más unidad, más acuerdos y más claridad de propósitos.

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06 dic 2013

La Democracia Cristiana en la nueva etapa

La Democracia Cristiana se ha reunido para reflexionar sobre su presente y futuro político.Es un diálogo que recién se inicia, pero ya lo debatido en su Consejo Nacional permite vislumbrar lo que será la línea de acción de este partido en el período próximo.

Probablemente lo central de la posición falangista se agrupe en tres conceptos principales.

Antes que nada, ratificar el compromiso con la campaña presidencial en segunda vuelta, su respaldo a la futura presidenta Bachelet y a su programa de gobierno; en segundo lugar, aprender las lecciones de sus triunfos y derrotas realizando un trabajo político sistemático con visión estratégica y, tercero, prepararse para tomar posición en los debates de fondo que nos esperan a todos.

El respaldo a Bachelet y su gobierno es algo que no porque parezca obvio debe callarse. Es una frase que dice más de lo que aparenta. El análisis de los resultados electorales en primera vuelta deja muy bien parada a la actuación de la Democracia Cristiana.

Es uno de los partidos que puede decir, distrito a distrito, circunscripción a circunscripción, que sus candidatos a parlamentarios trabajaron en completa sintonía con Michelle Bachelet. Desde el PDC no hay fuga de votos hacia ningún otro candidato.Los análisis electorales muestran una fidelidad completa. No siempre ha sido así en los demás casos.

Ahora la Falange tiene por misión completar un esfuerzo electoral en plena coherencia con lo que ha hecho hasta ahora. Nuevamente se tiene que ratificar que allí donde el partido es fuerte, los resultados de la candidata de la Nueva Mayoría siguen siendo marcadamente favorables.

Esta es una tarea política de envergadura puesto que la segunda vuelta tiene desafíos adicionales.Hay dificultades mayores al momento de motivar a los electores a concurrir a las urnas, el ambiente es más de navidad que de campaña, hay cierto cansancio producto de un resultado que aparece como resuelto y es aquí donde se muestra la voluntad real de respaldo partidario a un mandatario y a un gobierno.

En segundo lugar, la DC ha de demostrar que ha aprendido las lecciones que se desprenden de sus derrotas y victorias electorales, que son muchas y muy relevantes. No por nada este es el partido que más rápido y de manera más sistemática está abordando el análisis del resultado de estos comicios. Se trata de asumir que los mayores aciertos y errores que explican los resultados son los propios antes que los ajenos. Mejorar en enmendar antes que justificarse o vanagloriarse de los éxitos.

De las derrotas se puede concluir que la excesiva confianza en los meritos de los candidatos y en la certeza inicial en un triunfo “seguro”, son malos consejeros.

Se puede concluir que nada reemplaza el trabajo electoral emprendido con anticipación y, por cierto, que en la determinación del resultado final tiene mucho que ver el haber sabido cuidar los espacios propios, las comunas donde se tiene el mayor apoyo, y la calidad e inserción temprana de sus candidatos a todo nivel.

De las victorias electorales se puede aprender el valor de persistir en torno a las grandes resoluciones estratégicas ya asumidas. En este caso, el PDC ha adoptado, desde hace un tiempo, la decisión de favorecer el reemplazo generacional de sus líderes, abriendo mayores espacios a los jóvenes en la competencia por el favor ciudadano.Cuando se gana o se pierde en el camino correcto, siempre se está avanzado hacia la meta. Siempre y cuando la constancia y el temple nos hagan compañía en el camino.

De igual modo, los triunfos han ido de la mano de la búsqueda permanente de sintonizar con los nuevos electores; la adaptación al escenario posterior al de las grandes movilizaciones ciudadanas; el reconocimiento de la importancia de la cercanía afectiva y de la capacidad de hacer el trabajo de calle y de contacto directo.

Donde quiera que se vean las grandes enseñanzas dejadas por las elecciones del 17 de noviembre, se pueden encontrar también las principales tareas que la DC debe emprender para actualizar ideas y organización al nuevo escenario político y social del país.

De allí que ya esté en preparación un Congreso doctrinario y también estratégico que empieza en abril, pero que ocupará parte importante del año; del mismo modo se prepara la modernización de su estructura y normas de funcionamiento interno y un énfasis especial en la búsqueda de nuevos liderazgos.

Sin duda en esta misma línea, la Falange está obligada a darle continuidad a la promisoria tendencia a la recuperación electoral que ha visto concretarse, ya antes en la elección municipal y ahora en la elección de diputados.

En el intertanto, de aquí a los próximos compromisos electorales, el partido ha de proponerse ser un polo de atracción de independientes y actores políticos cercanos que le permitan acrecentar el área de trabajo colaborativo más allá de las fronteras de su militancia y su ámbito de influencia.

Definitivamente, el aislamiento no es una alternativa válida para un partido en crecimiento y despliegue.En la misma línea la mantención del entendimiento con el Partido Socialista sigue siendo un factor clave.

Por eso la tercera gran línea de trabajo en el caso de la Democracia Cristiana es el de la anticipación a nivel del debate y del discurso.En este sentido no hay que esperar a nadie y hay que abordar los temas de interés ciudadano antes y mejor que otros.Con esto no se hace otra cosa que darle continuidad a un sello de innovación y capacidad de asumir riesgos con sentido político, que la DC viene mostrando en las últimas etapas.

No por nada este es el partido que más primarias ha desarrollado en Chile, el que tiene la bancada de parlamentarios más activa en la denuncia de abusos y la polémica con el oficialismo, el que ha bajado más consistentemente el promedio de edad de sus representantes populares electos, el único que presenta el desarrollo de sus debates internos más importantes trasmitidos por internet, entre otros aspectos dignos de destacar. Ahora se trata de aplicar esta misma dinámica a nivel de las propuestas.

La DC ha de adelantar en su interior las grandes definiciones programáticas que se tienen que adoptar en el próximo tiempo.Sancionar todo aquello que sea materia de acuerdos por mayoría, establecer libertad de acción en aquello que sea opinable o comprometa la conciencia de las personas, y relevar temas de alto interés ciudadano que no han tenido hasta ahora espacio en el debate político.

Con lo dicho hasta ahora no quiero sacar la conclusión de que todo va bien para el PDC y que tiene su futuro asegurado.

Lo que quiero afirmar es que este partido tiene la posibilidad cierta de validar su vigencia política y postular a un rol conductor en la centroizquierda.

Sobre la base de privilegiar su unidad interna, asegura el respeto de un pluralismo convergente en sus debates, su apertura a los movimientos sociales y adelantando propuestas que interpreten a la mayoría ciudadana, asumir un rol de mayor liderazgo es un objetivo alcanzable.

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06 dic 2013

¿Los últimos clarividentes?

 Los “profetas del caos”.

¡Atrapados entre el furor de los tecnócratas del progreso y el crecimiento y la prédica de los profetas de los derechos sociales! ¿Únicos caminos para salvarnos de una decadencia futura que puede llegar a ser inexorable? Aparece en nuestro horizonte, el viento huracanado de un “liberalismo oficial, que ha vuelto a tomar en cuenta del mercado mundial la fe marxista en la necesidad económica y el sentido irreversible de la historia”, como plantea Jacques Ranciére.

Este autor, menciona que en Europa, la otra barrera de la “cárcel” que los atrapa políticamente, sería elcatastrofismo intelectual” de los “profetas de la decadencia”, que anunciarían que la democracia sería finalmente el mal secreto que arruina los principios mismos de la filiación y tradición humanas.

Una democracia, que antes amada y deseada, es ahora objeto de sospecha, por transformarse en un reino de “individuos consumidores y egoístas e ignorantes del bien común”.

Envueltos nosotros ya en estas dinámicas, que califican injustamente a los movimientos populares y a la movilización social como peligrosos y conducentes a la violencia o a soluciones “populistas”, aparece como solución fundante, la necesaria modificación de la Constitución, basada en su falta de valor político por la forma no democrática en que fue promulgada, y su actual incapacidad normativa para promover y permitirnos convivir bajo los valores de la libertad y la igualdad, de una forma que ilumina y conduce al bien común.

El primer riesgo de hacer sólo de esta propuesta el corazón mismo de un futuro y su posibilidad de ser mejores o peores, es que si no se logra, seguirá siendo la causa, excusa y razón de todos nuestros males políticos y sociales ocultando la incapacidad de gobernar y dirigir el país hacia un verdadero desarrollo integral dirigido al beneficio de todos.

Pero lo segundo y definitivamente catastrófico, sería darles la razón a los que se erigen como profetas, a los nihilistas y anarquistas, los últimos “clarividentes del caos” y su posible violencia, muchas veces ligada de forma irremediable.

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05 dic 2013

El legado de Mandela

Ha muerto el padre de la Sudáfrica moderna, un hombre bueno, justo, sabio, modesto, respetuoso, digno, tolerante, consecuente y valiente. Ha concluido una larga y hermosa vida consagrada a los demás y a trabajar por una paz basada en la justicia.

Tras 27 años como el prisionero N° 46664, Mandela fue el primer Presidente de Sudáfrica elegido democráticamente (1994-1999), recibiendo el Premio Nobel de la Paz.Logró la unidad nacional, el fin del apartheid y del aislamiento del país. Los mundiales de rugby (1995) y de fútbol (2010), habrían sido imposibles bajo el aislamiento del país debido a la segregación racial, repudiada internacionalmente por violar la dignidad y los derechos humanos.

En su larga prisión fue víctima de extremos agravios y crueldades. No fue autorizado para asistir a los funerales de su madre y de su hijo mayor trágicamente fallecido. No obstante ello, Mandela superó la opción inicialmente confrontacional del Congreso Nacional Africano (CNA), y adquirió las virtudes de un gran mediador: escuchar y ponerse en el lugar del otro (empatía), concibiendo la acción política como un esfuerzo por crear confianza y seguridad para todos.Buscando relacionarse mejor con blancos y mestizos, en prisión aprendió su idioma: el afrikáans.

Durante la campaña presidencial de 1994, percibiendo el temor de los dominadores blancos hacia la mayoría negra excluida y segregada por años, postuló enfática y reiteradamente una Sudáfrica segura para todos, asegurando que los oprimidos de ayer no devendrían en los opresores de mañana; donde ni el odio, ni la venganza, ni la opresión racial, sino la verdad, la justicia, la libertad, la inclusión, el respeto y la tolerancia, serían los pilares de una patria para todos.

Durante la campaña presidencial de 1994, la guerra civil fue alentada por graves y diarias provocaciones de quienes persistían en mantener el apartheid. Aún incluso ante la violenta muerte de decenas de manifestantes pacíficos e indefensos, Mandela llamaba a la calma y unidad del país.

La Sudáfrica unida, inclusiva y pacífica de hoy, no habría sido posible sin la lucha y el liderazgo de Mandela y centenares de sus compañeros de lucha, tales como, Hilda y Lionel Berstein, Ahmed Kathrada, Albert Luthuli, Winnie Mandela, Thabo Mbeki, Albertina y Walter Sisulu, Adelaide y Oliver Tambo y tantos otros. Muchos de ellos, como Steve Biko, Ruth First y Chris Hani, víctimas del odio racial, no pudieron ver el fin del apartheid, por el que ofrendaron sus vidas.

Su vida austera y modesta en extremo, fue un ejemplo moral que encarnó el ideal de Mahatma Gandhi: “debemos vivir la vida simplemente para que otros simplemente puedan vivir”.

Cual Quijote contemporáneo, Mandela practicó la ética del sacrificio. Antes que una segunda presidencia, prefirió consolidar la democracia, no en torno a él, sino a instituciones. Con mucha razón, Richard Stengel, en El legado de Mandela, dice que somos muchos quienes lo sentimos como un padre espiritual, moral y político, cuyo ejemplo siempre inspirará nuestras vidas.

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05 dic 2013

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El creciente retroceso de Chile en América Latina implicará un desafío para el nuevo gobierno de la doctora Michelle Bachelet, quien tendrá que replantearse las relaciones con nuestros vecinos, en especial los resquebrajados lazos con Ecuador, Bolivia y Venezuela, amén de Brasil.

La ex presidenta deberá enfrentar este reto con una serie de tensiones al interior de la Cancillería chilena, entre quienes ingresaron al servicio durante la dictadura militar (1973-1990), y participaron de sus operaciones, y quienes se formaron como diplomáticos en democracia.

En lo evidente, además del juicio marítimo fronterizo con Perú en la Corte Internacional de Justicia de La Haya, Chile enfrenta dificultades por las distancias cada vez mayores con Ecuador y Bolivia, país que también nos demandó por motivos territoriales ante la CIJH.

El gobierno de Sebastián Piñera privilegió, con consecuencias que hoy lamentamos, una estrategia diplomática esencialmente comercial, nombrando incluso como canciller a un director de Falabella como Alfredo Moreno.

La ex presidenta Bachelet, en reunión con la prensa internacional, ya deslizó críticas al rumbo adoptado en política exterior de un país de 17 millones de habitantes que llegó a tener hasta hace unos meses la dirección simultánea de la OIT, la OEA y ONU-Mujer los últimos años.

En especial, Bachelet expresó sus dudas por el privilegio dado a la mercantil Alianza del Pacífico con México, Perú y Colombia, en desmedro de una estrategia más global en la región.“Desconozco por qué se hizo”, dijo.

En opinión de diversos diplomáticos, Chile debería apuntar ahora a diversificar sus acciones en la región, para recuperar terreno diplomático.

Pero no todas las preocupaciones son iguales o reducidas a temas de políticas específicas.Ecuador es una pérdida mayor para la diplomacia chilena.

Tras siglos de cooperación, Quito tomó distancia los últimos años de Santiago y adoptó posturas favorables a Perú y Bolivia, países con los que Chile mantiene litigios o incordios fronterizos.

Atrás quedaron los tiempos en que el otrora embajador chileno en Quito, Enrique Krauss, era incluso invitado a las reuniones de gabinete del presidente Rafael Correa, con quien bromeaba de fútbol.

Atrás quedaron también los tiempos de lazos cercanos e incluso de larga amistad entre los presidentes de Chile y Brasil, como sucedió entre Ricado Lagos y Fernando Henrique Cardoso o entre Bachelet y Lula, respectivamente.

La actual presidenta brasileña, Dilma Rousseff, jamás concedió una visita oficial a Chile, en el marco de la preeminencia que Santiago otorgó a la Alianza del Pacífico, que abre puertas de influencia a México en Sudamérica, algo no deseado por Itamaraty.

Dos nombres suenan como futuros cancilleres en los pasillos diplomáticos chilenos. Uno es el del ex director de la Organización Internacional del Trabajo Juan Somavía y otro el del ex embajador en Estados Unidos José Goñi, un hombre cercano a Bachelet.

Quien asuma deberá observar estos temas, además de las responsabilidades de los próximos años por la llegada de Chile al Consejo de Seguridad de Naciones Unidas como miembro no permanente.

Todo ello coincidirá con las fuertes tensiones sociales que sacuden al país desde las protestas sociales que estallaron en 2011, que restaron atención a lo exterior, y con las divisiones político-generacionales al interior de la Cancillería.

No en vano, al interior de Relaciones Exteriores conviven hoy diplomáticos que participaron en las acciones de la Operación Cóndor (de represión regional por parte de las dictaduras sudamericanas) y la lucha contrainsurgente en Centroamérica, como prueban archivos secretos de esos años, con otros ingresados al servicio en democracia.

Son dos almas, dos proyectos en juego que comenzarán a dilucidar opciones desde marzo de 2014, cuando asuma el nuevo gobierno, en el que participa el Partido Comunista, que ya expresó en palabras de su presidente, Guillermo Tellier, su deseo de ocupar cargos en Cancillería.

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05 dic 2013

Haití ¡Protectorado de facto!

Haití, desde el terrible terremoto que sufrió el 12 de enero de 2010, con unos 220 mil muertos y un millón de heridos y damnificados, se ha estado transformando en un protectorado de facto.

No se trata de un protectorado de Naciones Unidas, que tiene tropas allí desde mucho antes del terremoto, ni de un protectorado de los países latinoamericanos, encabezados por Brasil, que han integrado militares a las fuerzas de la ONU.Ni menos, por cierto, a pesar de ciertos sueños de pre-potencia, de un “protectorado chileno”, cuya sola enunciación resulta ridícula.

Desde principios del siglo veinte EEUU entendió la importancia que para él tenía su pequeño vecino negro del sur, en ese tiempo mucho menos pobre, relativamente, que hoy.

Con su mirada ya imperial vio la importancia estratégica, por su cercanía y sus características, que Haití tenía.

Luego, se interesó vivamente por impedir la llegada a sus costas de “boats people” haitianos, para los norteamericanos, desnutridos, normalmente enfermos y poco preparados como inmigrantes, junto con arrastrar un pasado de negros rebeldes y libres desde hacía más de un siglo.

EEUU se interesaba más por la sangre haitiana –que importó en cantidades bajo las dictaduras de los Duvalier- que por quienes portaban esa sangre.

Finalmente, en tiempos contemporáneos, la preocupación de los EEUU en Haití se basa, además, en el control del paso de todo tipo de mercaderías (incluida la droga proveniente de Sudamérica, que viaja, como en el norte de México, República Dominicana y Puerto Rico, hacia el mayor demandante del mundo). Allí la DEA juega un papel fundamental.

El gendarme del mundo parte por tomar medidas en los países limítrofes.Más allá de las especulaciones, lo objetivo es que EEUU invadió militarmente Haití en el siglo XX las veces que quiso.

Lo hizo en 1915 y desde esa fecha la ocupación norteamericana duró hasta 1934.

Apoyó los gobiernos dictatoriales de Francois Duvalier y su hijo Baby Doc, que casi exterminaron las oposiciones, desde 1957 a 1987.

Se abrió –con Carter como vanguardia- a que a la huída de Baby Doc (1987), después de un tiempito, se hicieran, en 1990, elecciones libres por primera vez en la historia haitiana.

Estuvo detrás de Cedrás y los militares duvalieristas que, en 1991, derrocaron a J.B.Aristide, a menos de un año de su primer mandato.Estuvo, esa vez encabezado por Clinton, detrás del mismo Aristide, sólo tres años después, y lo reinstaló en el gobierno acompañado de 20 mil marines, en 1994.

En el segundo gobierno de Aristide, en 2004, sacó al exilio al Presidente.

Finalmente intervino militarmente después del terremoto, en 2010, con una fuerza armada mayor a la de Naciones Unidas, tomándose incluso las ruinas del Aeropuerto y del Palacio de Gobierno, y estuvo allí hasta que lo consideró necesario.

Y ahora, a través de la institución extranjera que está a cargo de la reconstrucción del país, interviene en la política interna y en la economía de manera decisiva, bajo la dirección de Bill Clinton, el mismo de la intervención militar de hace casi veinte años.

Muchos observadores objetivos concuerdan en que el actual Presidente de Haití, elegido hace dos años y medio, es el primer Jefe de Estado después de los Duvalier que concuerda en lo fundamental con los EEUU y que ha sido puesto allí con martingalas electorales con presión de los EEUU y la mirada para el techo de la OEA.

M Martelly vivió, en su madurez, más en EEUU que en Haití, y en la exclusiva y aristocrática Palm Beach, como uno de los más destacados músicos del “kompá”.

La verdadera fuerza militar interventora en Haití sigue siendo la de los EEUU. Controlan permanentemente e invaden militarmente cuando les parece.La política gubernamental está bajo control, como nunca en los últimos 25 años.

La economía recibe las inversiones y énfasis que le da la Comisión presidida por Mr. Clinton, sin mucho éxito hasta ahora.

El ya débil Estado haitiano pre terremoto se ha transformado en los años pos terremoto en un estado aún más debilucho, casi minusválido.

Entonces, las tropas de las Naciones Unidas deben salir de Haití no sólo porque llevan allí casi diez años sin frutos democráticos muy jugosos sino porque el común de los haitianos lo está pidiendo y porque ya está bueno que el protector de facto se vista con ropajes ajenos.

Han cooperado por cierto a la instalación de este protectorado de facto en El Caribe los dirigentes civiles y militares, entre ellos varios chilenos y chilenas, que consideran a Haití como “algo raro” en “su miseria” y como una nación que no pudo –no se sabe por qué- construir un estado, constituyéndose en “un estado fallido”.

Recordemos las despectivas palabras sobre Haití de la Sra. Matthei, que aspira nada menos que a la Presidencia de la República en un país que aporta tropas allí.

Hace muy poco el ex Primer Ministro de Haití, Rosny Smarth, escribía: “El principio prioritario del Estado de Derecho es el derecho a la libre determinación, a la soberanía del Estado-Nación… ¿Una sociedad bajo tutela puede pretender ejercer un Estado de Derecho cuando las principales decisiones provienen de instancias extranjeras?”(Revista Rencontre, Marzo de 2013).

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05 dic 2013

Aunque la mona se vista de seda

Hoy a días de una segunda vuelta electoral, no hay duda que existen refranes que constatan nuestra realidad política. La sabiduría popular es increíble.

Y pese a los esfuerzos de la candidata del conservadurismo de vestirse de Progresista, la vemos afirmándose en la Biblia… siendo agnóstica.Vemos que intenta mostrar su cara gentil y conocemos bien su otra faz: autoritaria y agresiva.La vemos en su franja conectándose con las cualidades humanas, mientras en la realidad, se conecta con las debilidades.

No tengo dudas, la doble cara de la derecha se expande, en esta segunda vuelta, en todo su esplendor.

Los dichos de la historiadora Lucía Santa Cruz hablando de los “fantasmas totalitarios”que podrían reeditarse en nuestro país, debido a las reformas propuestas por la Nueva Mayoría, son la demostración inequívoca de que sus ideas totalitarias fueron las que se plasmaron en la dictadura militar.

Todo esto nos lleva a concluir que las intervenciones del equipo y de las personas que apoyan la candidatura de la Alianza no tienen caso, aunque se vistan de seda, monos quedan y más ganas de ir a votar el 15 de diciembre nos darán para alcanzar un gran triunfo.

“Miente, miente que algo quedará”, esa es la estrategia que insiste en usar la Alianza. Los métodos de Göebbels están siendo utilizados constantemente, falseando la realidad y que sumado a un proyecto anacrónico, sin hacerse cargo de las transformaciones que la mayoría del país exige. Así, en este escenario, es imposible quedar impávido.

No es posible pensar en que “da lo mismo”, cuando contamos con evidencia informativa sobre los programas comprometidos por las candidatas.

Pidiendo disculpas a “las monas” por usar el refrán que las involucra en estas ideas compartidas, espero que la voluntad popular se sienta fuerte y clara el próximo 15 de diciembre, por el proyecto que nos representa a todos.

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