05 jun 2014

PyME y equidad tributaria

Aunque el entusiasmo de algunas autoridades de gobierno les ha llevado a declarar que la Reforma Tributaria en discusión es Pro-PyME, es fácilmente demostrable que no es así.

Nada hizo el proyecto de ley por corregir la actual fronda tributaria que permite que solo un 3% de las pequeñas empresas accedan a más de uno de los cerca de 50 beneficios tributarios pro- PyME que nuestro creativo Estado ha ido diseñando a lo largo de los años.

Es curioso que el Estado, antes de crear un nuevo subsidio o beneficio tributario, o corregir los anteriores, no se haya dado el trabajo de evaluar el grado de utilización de los beneficios existentes, ni se haya preocupado por conocer las verdaderas razones del bajo uso de muchos de ellos.

Al parecer ha sido conveniente para el Estado concluir que la casi totalidad de los empresarios de micro, pequeñas y medianas empresas son tan altruistas y generosos y le tienen tan poco apego a las utilidades que prefieren pagar impuestos y no acogerse a la mayoría de los beneficios tributarios que “generosamente” el Estado ha puesto a su disposición.

Más allá de la ironía, es innegable que el Estado ha fallado en hacerse cargo que “el conjunto” de la fronda tributaria criolla es demasiado compleja e ineficiente para las empresas pequeñas.

A lo anterior se añade un hecho aún más grave, la tremenda inequidad de la actual carga tributaria para las PyME en comparación a las empresas más grandes. A continuación se señalan algunos de los muchos ejemplos.

Patentes Municipales. Las patentes Municipales se calculan como un 5 por mil anual del capital propio de la empresa, pero la ley contiene varias inequidades.

a) Establece un mínimo de 1 UTM anual. Hay cientos de miles de empresas pequeñas que tienen un capital propio inferior a un millón de pesos y por ende son obligadas a pagar más del 5 por mil anual.

b) Establece un máximo de 8.000 UTM, es decir hay cientos de grandes empresas que pagan menos del 5 por mil anual. Como titulaba un periódico hace unos meses “importantes firmas de retail, supermercados y farmacias pagan incluso $50 como patente a los municipios… irrisorio si se compara con los casi $36.000 semestrales que debe cancelar un puesto de sopaipillas”.(sic)

c) Permite que se rebaje del capital propio, y por ende el pago de la patente, las inversiones en otras empresas que paguen patente. De las casi 900.000 empresas pequeñas formales y activas sabemos que son muy pocas las que tienen inversiones en otras empresas, por lo que no es muy difícil darse cuenta que este “procedimiento tributario” beneficia casi exclusivamente a las grandes corporaciones que tienen varias empresas con inversiones cruzadas entre sí.

Algunos especialistas han calculado que eliminar esta inequidad le permitiría al Estado recaudar cerca de un 25% del total de la recaudación que aspira conseguir con toda la reforma tributaria.

Multas, reajustes e intereses por retraso en el pago de impuestos.Aunque los reajustes e intereses son proporcionales al monto, hay una serie de multas que son iguales para una microempresa (normalmente pequeños montos de retraso) que para que para una gran empresa (normalmente grandes montos de retraso comprometidos).

Por ejemplo hay varias infracciones que tienen una multa que va entre 1 Unidad Tributaria Mensual-UTM y una Unidad Tributaria Anual-UTA: el retardo u omisión en la presentación de declaraciones; el que maliciosamente confeccione, venda o facilite guías de despacho, facturas, notas de débito, notas de crédito; la no exhibición de libros de contabilidad; el no llevar contabilidad o los libros auxiliares exigidos; el no otorgamiento de guías de despacho, de facturas, notas de débito, notas de crédito, etc.

Lo curioso es que el Artículo 107 establece que las sanciones se aplicarán tomando en consideración la calidad de reincidente en infracción de la misma especie y otras infracciones semejantes; el grado de cultura del infractor; el conocimiento de la obligación legal infringida; el perjuicio fiscal que pudiere derivarse de la infracción; la cooperación que el infractor preste para esclarecer su situación; el grado de negligencia o el dolo que hubiere mediado, y otros antecedentes análogos.

En ninguna parte instruye al fiscalizador para establecer la multa en función del tamaño de la empresa, ya sea por su capital propio, o del promedio de sus ventas, u otra fórmula que haga que efectivamente la ley sea pareja. Porque si el legislador hace leyes que para unos es proporcionalmente muy “barato” incumplir y para otros “extremadamente caro”, en realidad lo que hace la ley es castigar más fuerte a los que menos tienen.

Lo curioso es que el Estado “sabe” que la ley pareja no solo es dura sino que es inequitativa, porque para algunas multas ya ha establecido un máximo en función del capital propio de la empresa sancionada.

Por ejemplo la pérdida o inutilización no fortuita de los libros de contabilidad se sanciona con multa entre 1 UTM y 20 UTA, la que no podrá exceder de 15% del capital propio.

¿Por qué no se fija el criterio de proporcionalidad del tamaño de la empresa infractora para establecer todas las multas?

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05 jun 2014

Usted y ¿cuántos más?

La drástica y dramática acción del dirigente sindical de los choferes del Transantiago, quien decidió quemarse a lo bonzo para denunciar las condiciones en las que trabajan, debe abrir el debate sobre los mecanismo de participación e incidencia de la sociedad civil, para presionar al sistema político y producir respuestas oportunas de éste, concordantes con las demandas y agendas ciudadanas.

No cabe duda que, desde la revolución pingüina del año 2006, el movimiento estudiantil copó la agenda comunicacional y modificó las prioridades del ejecutivo, al punto que, casi una década después, en el corazón de la agenda del gobierno de la Presidenta Michelle Bachelet, la reforma del sistema educacional chileno es una de las propuestas nucleares de su programa.

Un papel similar han tenido en la transformación de la sociedad chilena las organizaciones de Derechos Humanos, que impidieron que los crímenes ocurridos durante la dictadura quedaran, sino impunes, al menos en el olvido.

En igual sentido, los movimientos de liberación sexual lograron permeabilizar a la sociedad chilena, instalando en la conciencia nacional las banderas del respeto a la diversidad y la no discriminación. Debemos sumar la “marcha de los enfermos” que logró poner transversalmente esta demanda y encontrar eco en el Estado, lo que queda reflejado en el anuncio del 21 de mayo reciente en la cuenta anual al Congreso Nacional.

La reciente marcha por la despenalización del consumo de marihuana, reunió a miles de personas en torno a la consigan “cultiva tus derechos”. Los ciclistas furiosos han puesto también, sobre la mesa de los asuntos públicos, sus demandas y propuestas.

“Ciudadanos con intereses comunes, uníos y marchad” parece ser la única táctica posible para convocar a los medios de comunicación y así amplificar, mediante las redes de información, las demandas y propuestas programáticas de los grupos de interés, los que conforman una sociedad diversa-dispersa y que se ha distanciado de los canales tradicionales de participación e incidencia política.

Como contraparte, “usted y cuántos más” parece ser el barómetro del sistema político para recepcionar el malestar y la indignación del multidimensional universo de entidades, “al acecho de su ser y bienestar”, que conforman los organismos intermedios de la comunidad nacional.

Jan Palach y Sebastián Acevedo, quemarse como forma de protesta política.

Palach se inmoló en la Plaza de Wenceslao, en Praga, el 16 de enero de 1969 en protesta por la ocupación de las tropas soviéticas.

Sebastián Acevedo lo hizo motivado por la detención de sus hijos, por la dictadura de Pinochet, en la Plaza de la Independencia, frente a la Catedral de Concepción el 11 de noviembre de 1983.

Forma límite de acción política, radical e irreversible, para convocar la solidaridad social. El opuesto al espíritu festivo y carnavalesco de la marcha ciudadana que moviliza a miles de personas hoy en día y cuyo éxito se mide por el número de asistentes por metro cuadrado y la cuantificación posterior de detenidos y destrozos.

Pero los presos no pueden marchar ni quemarse a lo bonzo. Tampoco los pacientes psiquiátricos abandonados por sus familias en instituciones de salud mental a lo largo de nuestro país, ni las personas en situación de calle o los miles de deudores habitacionales y sus familias que habitan en viviendas “dignas”. Lo mismo ocurre con las casi 30.000 familias que habitan en campamentos.

Habría que convocar a una “gran marcha de los sin marchas” para que sus necesidades y urgencias sean incorporadas a la agenda, o tomar el camino de las acciones solitarias como lo han hecho en los últimos años las mujeres de las agrupaciones de deudores habitacionales o al empelotamiento del Cabo Ripetti.

Otro camino es que las autoridades consoliden con urgencia instancias de diálogo expedito para recabar las propuestas, con la que quieren aportar a la política pública, las organizaciones de la sociedad civil y reconocer las conexiones nodales entre demandas que parecen diferenciadas (cárcel-calle-migración-salud mental-campamentos- pobreza) y emprender un esfuerzo país para transparentar los nudos oscuros que esconde el Chile del Bicentenario y levantar una agenda común para establecer los desafíos y trazar las trayectoria que nos permitan abordarlos.

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05 jun 2014

Leña, otro ejemplo de un Estado ausente

Numerosas ciudades del país han sido declaradas zona saturadas de contaminación ambiental (material particulado) y, como lo indicó la Presidenta en su discurso el 21 de mayo, en el futuro otras se sumarán a esta condición.

Debido a factores climáticos y geográficos, los episodios de alerta ambiental se han vuelto recurrentes durante el período invernal lo que ha obligado al Estado a tomar medidas.

El problema, es que esta situación se enfrenta poniendo el foco en los episodios de crisis y sólo cuando se llega a niveles riesgosos para la salud; reactivamente el ministerio de Medio Ambiente restringe las fuentes de contaminación (industrias, calderas y chimeneas).Estos episodios son especialmente graves en el centro y sur de Chile, debido principalmente al uso de leña húmeda para la calefacción, el estado de las estufas y su mal uso.

Al respecto, el Gobierno desde su nuevo plan de descontaminación propone una solución simple para un tema complejo: prohibir o restringir el uso de este combustible, sin considerar que detrás de el hay una realidad que requiere trabajo, decisión y recursos para avanzar en una solución sistémica, que permita mejorar la calidad del aire y provea calefacción a un precio razonable a miles de familias.

Hoy la leña corresponde a cerca del 20% de la matriz energética nacional, y es un combustible abundante, renovable, su precio no se ve afectado por el mercado internacional o por sequía, sustenta parte de la economía campesina y es la forma más económica de calefaccionar una vivienda.

En síntesis, con este combustible tenemos una gran oportunidad, sólo resta tomar medidas que limiten las externalidades negativas. El actual Gobierno tiene la opción de abordarlo articulando a los cuatro ministerios relacionados (Agricultura, Economía, Energía y Medio Ambiente) para encontrar una respuesta coherente y, sobre todo, coordinada.

Entre las principales medidas, se debe declarar la leña como combustible, permitiendo regular su comercialización y estandarizar su producción, especialmente respecto a su contenido de humedad.Y paralemente, continuar con el programa de recambio y añadir la educación respecto al uso adecuado de las nuevas estufas, mejorar la aislación térmica de las viviendas, formalizar el mercado de la leña, y apoyar a los campesinos para que entreguen una oferta adecuada de madera seca, legal y de calidad.

En la actualidad, aproximadamente el 80% de la leña usada en el país proviene de fuentes ilegales, es decir, de predios que no tienen un plan de manejo como exige la legislación forestal y que podrían estar generando degradación del bosque nativo.

No obstante lo anterior, el Gobierno no presenta un programa que fomente la oferta de leña certificada y que acerque los precios de este producto a estratos sociales más bajos, que son al mismo tiempo, los que más la usan.

Por ejemplo, se estima que en la Araucanía, una familia mensualmente en la calefacción de su vivienda gasta cerca de $20.000 mensuales, al consumir leña ilegal y normalmente húmeda (principal foco de contaminación).

En comparación la leña seca y legal, para una vivienda similar, genera un gasto cercano a $30.000, y la opciones alternativas (gas o electricidad), implican un gasto de al menos $120.000. En este último caso, el costo es mayor al ingreso de muchas familias. Por ello, prohibir el uso de leña debería estar fuera del debate, pues es una muestra de la incapacidad del Estado de abordar el tema en su conjunto.

Resulta urgente y fundamental que se implementen políticas de desarrollo sustentable para este combustible, que garantice un producto de mejor calidad, que en su obtención no se degrade el bosque nativo y que además tenga precios competitivos con el mercado ilegal de leña, que aún persiste.

También es importante priorizar la disminución del consumo energético de las viviendas mediante el aislamiento térmico, factor en el cual el ministerio de Vivienda y las empresas inmobiliarias tendrían un rol clave, junto con educar a las personas en el correcto uso de los equipos de calefacción.

Por último, es necesario disponer de una amplia variedad de formas de calefacción, como el gas y la electricidad, pero a costos que la población realmente pueda pagar.

Mientras esto no ocurra, estaremos destinados a enfrentarnos a más episodios peligrosos de contaminación y la autoridad emitiendo prohibiciones de uso de la leña, con las consiguientes muestras trasversales de malestar ciudadano hacia un Estado que no coordina y aborda los temas de fondo.

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05 jun 2014

Cada día más desconcertado

Hace cuatro años, cuando terminó el primer gobierno de la Presidenta Bachelet, me sentí arrepentido de haber votado por ella.

No me había gustado su gobierno. Algo en la forma en que hablaban y actuaban algunos de sus personeros. Una cosa medio arrogante. Prepotencia. Un tono de iluminados.Además de las enormes influencias de los viejos corruptos que habían coaptado al Estado y a los partidos políticos para sus fines particulares.

Pero sobre todo, sentí que hubo mucho discurso para la galería y poco de acción. Mucho ruido y poquísimas nueces. Muchas medidas que habría identificado más con el neoliberalismo que con el supuesto sustrato socialista de la Presidenta. Un ministro de hacienda de Harvard.

Creo que de alguna forma MEO expresó con claridad la sensación que muchos teníamos.Si bien la Concertación administró de manera eficiente el modelo pinochetista, con algunas cuotas de justicia como apresar a Manuel Contreras, su hora había llegado. No había más sentido en mantener un pacto que no daba los frutos que prometía. Que hacía promesas electorales que luego incumplía con la excusa del temor al golpe de Estado.

Pero en la segunda vuelta de 2013, no había opciones. Entre una persona decente y de buenas intenciones, que a mi juicio había hecho un mal Gobierno, pero que prometía usar su enorme caudal electoral para finalmente después de 20 años, acometer los cambios prometidos desde el comienzo de la Concertación y del otro lado ni hablar, lo peor del Pinochetismo.

A pocos meses de este Gobierno, veo actitudes, medidas y discursos, que me hacen temer que estoy aún más lejos. O que no entiendo nada y perdí todo juicio de realidad o que me pasé a otro lado.

En las actitudes y discursos, veo un grupo de políticos inexpertos que parecieran no saber de lo que están hablando. La actuación de algunos ministros ante otros órganos del Estado, ha dado últimamente pruebas lamentables.

Hemos escuchado de otros, de Gobierno y Oposición, actitudes derechamente prepotentes y antidemocráticas, entre declaraciones de aplanadoras, la invocación a grupos de asesinos y otras máquinas de destrucción.

Y vemos a algunos partidos sosteniendo posiciones que resultan derechamente inverosímiles. Sabemos que no están siendo honestos. Hoy por hoy, no veo a ninguno de los políticos de relevancia (con algún grado de poder en los órganos del Estado) que esté hablando con algo que parezca sincero. Ni en la Nueva Mayoría ni en la Derecha.

Por el miedo a desparecer o perder poder, los políticos están dispuestos a decir, realmente cualquier cosa, aunque ya sabemos que no crean en lo que dicen.

Lo del aborto. Repugno del veto que impuso un Presidente de la Cámara de Diputados cuando se presentó un proyecto de ley hace unos años. Eso va contra la democracia.Pero tampoco me parece que los argumentos de quienes se opongan puedan ser ridiculizados y demonizados como una imbecilidad, como “cosas de curas”.

Creo que es absurdo penalizar a la madre que aborta. No creo que existan mujeres que vayan por el mundo haciéndose abortos por deporte. Creo firmemente que un acto de esa naturaleza, es traumático y doloroso. Pero también creo que obligar bajo amenaza del derecho penal a una mujer embarazada por violación o que espera un hijo sin cráneo o inviable, o que podría causarle la muerte a ella, a tener dentro de sí un feto hasta el parto, es aberrante.

Tengo mujer, hija, hermanas, madre y amigas, las respeto y no estoy dispuesto a someterlas a esa aberración. Un tema así debe ser discutido y con respeto democrático.

La reforma tributaria. No soy economista ni experto en impuestos, pero el sentido común y mi experiencia personal, me hace sospechar que en el tema de la reforma tributaria, tampoco nos dicen la verdad. Porque el Gobierno dice que no se afectará a las personas y eso no es verdad. Lo sabemos todos.

Cuando suben los impuestos a las empresas, suben los precios de los productos para las personas. No es verdad que la clase media son los que ganan entre 300 y 800 mil como dijo un subsecretario. Tampoco es verdad que la familia que percibe 3 millones sea de millonarios.

Entre Isapres (porque FONASA es pésimo), colegios privados (por que los públicos no sirven), universidades ultra caras y arriendos altísimos, ni siquiera pueden ahorrar.

No es verdad que la secretaria pague más impuesto que el jefe, pero sí es verdad que ese jefe paga más impuestos que el dueño del banco o de una línea aérea. Y es escandaloso. Los más felices son los Bancos, porque saben que van a ganar como nunca, por el efecto de eliminar el FUT. Y es aterrador pensar por qué este Gobierno favorece a los bancos.

La reforma educacional. En una primera etapa solo slogans. En una segunda, medidas de carácter financiero y de gestión. Como si mejorar la educación consistiera solamente en cambiar al dueño del colegio. No percibo ideas de fondo. Qué van a hacer para que los estudiantes chilenos estén mejor preparados para el mundo global en el que estamos… ¿cambiar a los dueños de los colegios y hacerlos todos gratis e igual de malos?

Y todo el que se opone a los proyectos del Gobierno es un fascista. Hay que aprobar aunque no se sepa bien lo que se quieren hacer. Y por otro lado una derecha que ya no sabe qué hacer ni decir, entre una parte (la que se hace llamar liberal) que está a favor de sumarse a cualquier mayoría y otra, ultra recalcitrante que sigue en la defensa de las ideas de Pinochet y Guzmán.

Para que hablar del mapa de la corrupción y del nepotismo. Cada día va peor.Estoy desconcertado. No comprendo a donde va esto. Si sé que yo no quiero o no puedo, sumarme a este grupo que ejerce el poder (Gobierno y oposición).

Estoy desconcertado, como la gran mayoría, que ya ni siquiera vota. Estoy fuera.

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04 jun 2014

¿Bailemos con todas las novias?

La Reforma Tributaria ¿va a afectar o no a los chilenos que formamos parte del 99 por ciento?

La Reforma Educacional ¿está tomando en cuenta el parecer de los estudiantes y está olvidando mejorar la calidad al dedicarse tanto en esta etapa a cambiar la infraestructura?

¿Puede ser un Parlamento elegido bajo el sistema binominal quien decida cómo será la nueva Constitución realmente democrática que nos rija en adelante?

¿Están capacitados los hombres para decidir si una mujer violada debe o no abortar el fruto de ese ultraje?

¿Puede un enfermo cultivar libremente una planta de marihuana en su casa para aliviar sus dolores?

¿Deben los angustiados trabajadores en huelga seguir soportando que otros los reemplacen?

¿Merece un paciente agonizar en el pasillo de un hospital esperando atención, aporte o no un 7 % de sus ingresos?

¿Tienen derecho los homosexuales a convivir públicamente con dignidad a través del matrimonio civil?

¿Deberíamos los chilenos contar con medios de comunicación de distinto color para elegir o comparar cómo se nos presentan los hechos?

Estos son algunos de los candentes temas que nos tienen apasionados discutiendo, unos en el Parlamento, otros en las calles, otros en los medios.Es un debate desigual, porque ni todos los que están en las sillas del Congreso merecen estar ahí, ni todas las voces de la calle tienen cabida en los medios.Está desequilibrado de la partida.Al igual que nuestra sociedad.

No puede ser que las empresas chilenas contribuyan menos al erario nacional que las de países desarrollados en lo suyos, ni que a un gerente se lo grave menos que una secretaria.

No puede ser que un niño del barrio alto tenga sala de música y de computación en su colegio y otros apenas un pizarrón estropeado por la lluvia que entra por ventanas rotas.

No puede ser que un enfermo de cáncer pueda salvarse con tratamientos en el extranjero y otros deban resignarse morir en su casa. Parece absurdo que quienes tengan que cambiar el marco que nos encerró en este esquema de sociedad,la actual Constitución, provengan del mismo molde.

Lo fundamental en los cambios que realiza el gobierno de Michelle Bachelet es que todos enrumban hacia la disminución de esta abismante desigualdad social.Si no se hacen, todo indica que seguirá aumentando.

Los satisfechos con el modelo actual dirán con falso orgullo: “ah, pero ahora todos tienen auto”… o bien: “ahora todo el mundo lleva celular”… ¿Y quién no tiene televisor de pantalla grande?”

Pero no han observado que por las calles, en los buses y hasta en el hogar, ya nadie se mira a la cara porque todos están cabeza gacha, rindiendo pleito al celular.

Que el auto es hoy un estorbo porque los tacos cada vez más gigantescos te impulsan a dejarlo en casa.

Que los chilenos se amanecen y se atropellan para comprar una entrada carísima para la estrella visitante de turno, el partido de fútbol o unos audífonos superclase en la venta de bodega de gangas electrónicas. Ni que todo se hace con dinero plástico y deudas interminables.

¿Esta es la felicidad que buscamos…? ¿La sociedad que queremos…? ¿Una de consumidores, de competidores, de depredadores en vez de una de ciudadanos, hermanos e hijos de la Tierra?

Basta. No podemos seguir por este camino. Hay que cambiar drásticamente el rumbo. Sea con aplanadoras, retroexcavadoras o como ya se está haciendo, debatiendo y votando a favor de las medidas que vayan en una nueva dirección.

Y si la Reforma Tributaria nos hará pagar más caros los tragos o el mortífero cigarrillo y eso contribuye a un mayor equilibrio social, bienvenida sea.

Y si la Reforma Educacional, un largo proceso que recién comienza, forma ciudadanos preparados y conscientes que aporten mejor al desarrollo de todos, bienvenida sea.

Y si una Asamblea Constituyente de elección soberana, que incluya a sectores hoy ausentes del Congreso Nacional, es la llamada a elaborar una Constitución realmente democrática para un país solidario y respetuoso de los derechos humanos, bienvenida sea.

El tiempo es corto. Tenemos sólo cuatro años para comenzar la larga tarea.

Entonces, invito a quienes aún lo dudan, hagamos el esfuerzo y ¡bailemos con todas las novias!

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04 jun 2014

Algo pasa y no queremos ver

Marcos Cuadra sintió, casi con certeza, que nada es suficiente para lograr atención, respuesta, ni comprensión; menos para buscar solución justa. Por eso, en medio de la desesperanza, pero también con mucha rabia hizo lo que hizo. Rociar su cuerpo con un combustible y prenderse fuego.

Hace algunas mañanas, a las 6:35 horas, debí permanecer en la esquina de Américo Vespucio con Santa Rosa por 25 minutos mientras abrían las puertas del lugar donde trabajo. Lo suficiente como para ver a mujeres, hombres y jóvenes estudiantes luchar como si fuera por su vida para subir a un Transantiago y llegar a su trabajo o centro de estudios, para seguir luchando, ya no para trepar a un bus, sino para seguir subsistiendo y por el único amparo que encuentra la gente pobre y las miles de personas de clase media que existen en el país: la familia, nuestra única y querida familia.

El drama de Marcos Cuadra, la dura realidad de la mayoría de chilenos y chilenos, muestra que algo pasa en el país y que eso no es entendido por quienes tienen el poder.

Chile, nosotros, no somos estadísticas; no recibimos 20.000 dólares per cápita, pero sí trabajamos para que algunos los reciban y disfruten de ellos, para que ese selecto club sí sepa lo que es vivir, no sobrevivir.

Ellos conocen de cultura, gozan de conocimientos y si no los tienen los compran; comen bien, no pasan frío, no se preocupan de canaletas ni alcantarillas tapadas; compran ropa que a veces ni siquiera usan porque antes pasó de moda; viajan, tienen tiempo para mirar el horizonte y sentir satisfacción.

¿Son mejores que nosotros? ¿Saben más? ¿Se lo merecen? Algunos, sólo algunos. La mayoría disfrutan de esa vida gracias al trabajo, sudor y sufrimientos que millones entregamos cada día.

Me dirán resentida y digo, sí, resentida. Resentida, porque siento y entiendo esa rabia que muestran los rostros de jóvenes que no respetan nada. Para ellos el dueño de un quiosco es parte de un sistema que oprime; para ellos yo y usted, lector, somos privilegiados de un sistema excluyente.

Entiendo y veo el cansancio de esas mujeres y hombres que en tropel pelean un lugar en el Transantiago o en el Metro; que cierran sus ojos al anciano, a la embarazada o al lisiado, para no dar el asiento.

El país emergente, de la OCDE, este país que construimos se basa en la injusticia, en la exclusión, en el abuso sin nombre que sufrió Marcos Cuadra. Algo pasa y no queremos ver.

Cuando esa rabia estalle ¿Quién se hará cargo? ¿Serán suficientes las policías?
¿Volverán los poderosos a llamar a los cuarteles? ¿De verdad el ser humano es el único ser que tropieza de nuevo con las mismas piedras?

Marcos Cuadra, ojalá tu sacrificio, dolor, impotencia, rabia no sigan golpeando a los que cada mañana, cada duro día, salimos de nuestros hogares para tratar de dar a los seres que amamos una vida algo más digna.

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04 jun 2014

Martín Vargas y Pellegrini

Chile se parece mucho a la comarca descrita por Tolkien, Pellegrini demasiado al clásico hobbit cándido que logra una hazaña planetaria y Martín Vargas al héroe de los medianos cuya gesta lo deja estigmatizado ante sus semejantes.

Los hobbits son desconocidos, de una región no asimilada por los mapas y se fueron encerrando en sus asuntos sin dar importancia a lo que ocurría en el mundo exterior, viviendo en una paz de buena factura hasta que la Tierra Media se polarizó entre el bien y el mal durante la Guerra del Anillo, en la que el mago Saruman invadió su generosa tierra.

Los “medianos”, como también se les dice, poseen como valor cultural central el conservadurismo, suelen juzgar al otro según ese grado de conformismo respecto a la vida del tranquilo reino.Comen 6 veces al día y organizan insulsas fiestas monótonas de grandes banquetes donde se hacen regalos mutuos, por lo común objetos que se entregan por no tener una utilidad práctica.

Para esta raza creada por Tolkien, el cuestionamiento, el descontento, la ambición y el espíritu aventurero son algo mal visto en sociedad.Cualquier similitud con Chile es pura coincidencia.

Sin embargo para toda norma hay excepción, de vez en cuando un hobbit audaz realiza hazañas importantes para el concierto de la Tierra Media.

Si toda esta homologación es válida, Pellegrini es ese hobbit anómalo, como todos los chilenos que han logrado notoriedad mundial honesta desde el arte, la ciencia, el deporte, la política o cuanta disciplina exista.

Siguiendo la misma línea de reflexión, Martín es el héroe que se convierte en antihéroe, pues al igual que Bilbo logra reconocimiento de sus pares, pero carga con el estigma de ser extraño, poco sociable, huraño tras su épica mundial.

Por un hobbit que es conocido en el mundo, hay millones anónimos de un país no reconocido por el ciudadano promedio de los centros mundiales.Pellegrini pasa por italiano o argentino, Martín podría haber sido perfectamente peruano para un alemán del montón. Chile lleva en su ADN no ser del mundo y no estar en el: “Nadie nos conoce”, se llama un tema de Fulano del año 89.

Otro rasgo nacional-hobbit es no reconocer el mérito ajeno. Pellegrini se fue de Chile rodeado de crítica, sobre todo por auto denominados “gurúes” del fútbol, de pensamientos xenófobos, clasistas y fascistoides. Martín cada vez que peleaba un título sin éxito, recibía el abandono de la prensa de la comarca.

Pasaron los años y el ex jugador de la U de Chile triunfó en Ecuador, Argentina España y su Manchester City hoy es campeón en Inglaterra.Una hazaña del hobbit Pellegrini.En ese país Manuel es destacado como un apasionado del fútbol, fluido y creativo, acá aún genera recelo entre sus pares.

En el otro lado de la fortuna, Martín estuvo hace poco en el hospital y vivió una intervención salvadora. Al mismo de Osorno, que peleó cuatro campeonatos mundiales y que un día,hace unos 5 años, subió al vagón del metro donde yo viajaba, un cajón de manzanas dónde íbamos todos los que hemos vivido cuidando el empate.

Martín es más duro que el martillo y con una suerte más torcida que la hoz. Martín, bajo, de nariz chata, receloso, capaz de noquear todavía a un tipo 30 años más joven.No auspicia a ninguna marca ganadora como Manuel.

Martín de mirada nada diplomática ese día subió al vagón y el silencio habitual del metro se tornó mausoleo con su presencia.Martín entró, miró a todos desde su dura infancia rural y con cada movimiento de cintura fue liquidando uno a uno, con golpes directos al mentón, con esa mirada fría, torva de Martín contra los de la comarca.

Martín miró varias veces porque sentía que lo miraban, los voyeristas escondían la cabeza, ninguno apostó a acercarse, a darle las gracias, a pedirle un autógrafo o por último a decirle que era un engreído, que habla de sí en tercera persona.

Martín,desdeñoso en su mirar,lo dijo todo: ¿quién se podía jactar en ese vagón que era el número 3, 8 o 10 a nivel mundial en la actividad que realizaba?,nadie. Martín se volvió varias veces hacia los demás con el ojo de tigre para decir: “yo sí y ustedes no”, todo en 4 estaciones-rounds que él ganó por presencia, en ese silencio eterno.

Martín con prensa hoy sólo si se muere tras una operación, tomó ese día el pasamano del vagón con rabia, porque iba rumbo al matadero del empleo mal pagado, como todos.

Martín con respiración iracunda, porque el metro no va tan rápido como el auto deportivo que debe haber tenido,porque no es simpático, no es ocurrente o “pintoso”.

Martín, su mutismo y la falsa despedida del 95, porque a los dos años anunció un retorno que no fructificó.

Pero a ver, ¿quién se atreve a retornar cuando ya todo se ha perdido?, parecía vociferar Martín con la mirada a los pasajeros hobbits, éstos siempre prestos a endosar el chirimoyo del pago de Chile o a ensalzar a la AFP de turno, la que se sube al carro de la victoria de un Manuel regio y ABC1.

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04 jun 2014

Los FIP, el FUT y la asignación de recursos

En el Diario Financiero del día lunes, Axel Christensen, reputado especialista en los mercados financieros advirtió que “la reforma tributaria deja a los fondos de inversión privados sin razón de ser”, ya que la eliminación de beneficios tributarios actuales los dejarían sin atractivo frente a otras alternativas.

Los Fondos de Inversión Privados o FIP son formados por un grupo de aportantes que los administra por medio de una sociedad constituida para ese efecto. La idea es lograr reunir un capital para hacer inversiones en proyectos, que por su tamaño los aportantes individualmente no podrían realizar.

Desde el punto de vista tributario los FIP no paga impuestos, pero si los aportantes cuando liquidan su participación en el FIP. De esta forma, la gran ventaja es que los aportantes “postergan” la tributación correspondiente, y por esa razón constituyen una parte importante del acumulado del Fondo de Utilidades Tributables (FUT).

Lo que dice Axel Christensen es muy importante: la razón por la que los Fondos de Inversión Privados existen es porque tienen un beneficio tributario consistente en la “postergación” –prácticamente indefinida- del pago de impuestos.

Es un típico caso de lo que los economistas llamamos una renta generada por la ley, es decir una ganancia que se obtiene no por el esfuerzo propio sino porque la legislación (en este caso la suma del FUT y los FIP) la otorgó.

Pero también hay un segundo elemento en el análisis de Christensen: es que el atractivo de los FIP frente a otras alternativas es su beneficio tributario.Lo que se desprende de esa afirmación es que hay otras opciones que, de no existir el beneficio de no pagar el impuesto, serían más atractivas. Eso quiere decir que hemos estado asignando los recursos de una manera errada, no a lo más productivo sino a lo que permite obtener una ganancia de esa renta a que aludía. Eso es menor crecimiento de la economía.

Esto ocurre con el FUT que estimula tanto la postergación de impuestos, en beneficio de los pocos que pueden hacerlo y en perjuicio de todos los que no pueden hacerlo y que se ven obligados a pagar más impuestos o impuestos más altos; como la inversión en proyectos menos rentables desde el punto de vista del conjunto de la economía, es decir que generan menor crecimiento del que debieran si fueran invertidos correctamente, sin ese beneficio tributario que distorsiona las decisiones de inversión.

Se puede concluir, entonces, que al corregir esas decisiones motivadas solo por el menor pago de impuestos, la asignación de recursos en la economía será mejor y ello traerá más crecimiento.

El alegato de que eliminando estos beneficios injustos traerá menores niveles de ahorro e inversión es cierto, pero la magnitud de lo que a ello se le atribuye no parece ser real, ya que solo disminuirán su ahorro e inversión aquellos que simulaban estas actividades para aprovechar el beneficio tributario, y no los que verdaderamente tenían un proyecto entre manos. Y estos son los que importan.

Todo esto sobre la asignación de recursos se enseña en los cursos de economía en las Universidades, pero parece que los intereses personales lo ocultan tiempo después. No creo que haya temas ideológicos sobre algo tan simple.

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03 jun 2014

El rey, la memoria y el futuro

Entre la lectura de muchos de artículos sobre el significado del reinado de Juan Carlos I y su abdicación, me llamó la atención uno de Javier Cercas publicado en El País. Lo leí con atención porque admiro su libro sobre la transición española, “Anatomía de un instante”, en que a partir del intento de golpe de Tejeros entrando violentamente en el Parlamento español el 20 de febrero de 1981, reconstruye los avatares del cambio político que llevó a la democracia en ese país. Todos sabemos el papel crucial que tuvo el rey para detener la intentona golpista.

Me vuelven a la memoria los autos con banderas al viento celebrando la muerte de Franco en Roma un 20 de noviembre de 1975, la emoción de Rafael Alberti que en esa ciudad sobrevivía a su larguísimo exilio, y el homenaje de la izquierda europea a la Pasionaria por sus 80 años, su alocución encendida por la reconciliación de los españoles, la legalización del Partido Comunista y su regreso a Madrid donde presidió la primera sesión de las Cortes.

También la imagen de Pinochet asistiendo a los funerales de Franco y saliendo precipitadamente de España porque el nuevo rey no quería jurar en su presencia: muchos mandatarios europeos habían amenazado con no asistir a la ceremonia si estaba Pinochet.

Pero volviendo al artículo de Cercas, las siguientes reflexiones me parecieron de gran actualidad para Chile: “Mucha gente de mi generación tiende a atribuir a todos los males de nuestro presente a las carencias de la Transición; me parece una actitud hipócrita y comodona. No hay duda de que la Transición fue un apaño, pero hay que estar loco para no preferir mil veces ese apaño al ominoso conflicto civil que el mundo entero auguraba para nuestro país a la salida de la dictadura. La Transición creó una democracia frágil, pobre y escasa, como no podía ser menos después de cuarenta años de dictadura, pero si hoy no tenemos una democracia fuerte, rica y abundante no es por culpa de nuestros founding father, sino por nuestra culpa: hemos sido nosotros, y no ellos, los que no hemos sido capaces de mejorarla…pero ignorar, que los casi cuarenta años de reinado de Juan Carlos I han sido los mejores de nuestra historia moderna, los de mayor libertad y prosperidad, es simplemente ignorar nuestra historia moderna. Y esa ignorancia de nuestro presente puede devolvernos lo peor de nuestro pasado”.

Estas lúcidas palabras, mutatis mutandi, se podrían aplicar a Chile. Hoy vemos entre las nuevas generaciones un gran desconocimiento de nuestra historia reciente, cuando no una posición descalificatoria.

Además existe una gran paradoja: esta actitud un tanto soberbia es más frecuente entre jóvenes que se reclaman a algún tipo de ideario de izquierda, mientras que los jóvenes de derecha tienen una visión más equilibrada, pese a que crecieron en ambientes familiares en que se sustentaba a la dictadura o se hacía caso omiso de las violaciones a los derechos humanos, y miraban con preocupación y aun temor el paso a la democracia.

Es verdad, como decía Ortega y Gasset, que cada generación comparte un universo cultural diferente, y qué entre padres, hijos y abuelos suele haber cambios significativos, paradigmáticos se podría decir.

Los jóvenes se asoman a la madurez con una memoria corta y una mirada limpia, sin los juicios y prejuicios de sus progenitores, pero esa energía nueva debería partir por conocer la evolución de la sociedad en que viven. De lo contrario su acción con pretensiones refundacionales puede ser un efímero volador de luces o incluso provocar reacciones que no buscaban.

Mi generación padeció de esa amnesia. Poco nos interesaba conocer la lucha contra la dictadura del General Ibáñez, el Frente Popular o incluso la Segunda Guerra Mundial que acababa de terminar y el proceso de descolonización que trajo consigo. Y menos aun prestábamos oídos a las noticias que llegaban sobre el estalinismo.

Tres acontecimientos internacionales captaron nuestra imaginación: la Revolución Cubana ( y las luchas “románticas” del Che Guevara), la guerra de Vietnam y la rebelión estudiantil a nivel mundial. Si hubiéramos tenido una mayor inquietud para conocer el curso de los procesos en que esos acontecimientos se enmarcaban, tal vez nuestra acción política habría sido más certera o, al menos, habríamos podido ahorrar al país muchos sufrimientos.

J. Cercas nos invita – como Tony Judt – a no caer en la tentación de olvidar el siglo XX.Quiéranlo o no los jóvenes de hoy cargan con ese pasado, del cual podrían sentirse orgullosos sin perder el impulso transformador.

Chile, al igual que España, superó una etapa muy oscura de dictadura y echó las bases de una democracia que ha permitido una etapa innegable de progreso, que hoy requiere un nuevo impulso.

Cuando Juan Carlos en su visita a Chile al inicio de la transición habló ante el Congreso Pleno, hizo un elocuente elogio de la democracia como forma de gobierno cuando aun la brújula de los acontecimientos no terminaba de orientarse hacia el norte.Muchos le agradecimos de corazón sus palabras. Por venir de su persona, hasta los oídos más sordos recibieron el mensaje: los tiempos estaban cambiando.

No olvido una conversación con la reina Sofía en que ella contaba las peripecias vividas por su familia en Grecia, sumida luego en la dictadura de los coroneles, y las humillaciones sufridas por ella y Juan Carlos durante el régimen de Franco. Vivían en una suerte de jaula dorada.

La partida de Juan Carlos simboliza, hoy, el inicio de una nueva época. No serán pocos los que lo recordarán con gratitud a ambos lados del Atlántico por su servicio a la democracia.

Más allá de las crisis intermitentes que la amenazan, originadas muchas veces por la incapacidad de los partidos políticos para impulsar las reformas que el momento exige, una nueva generación está llamada a renovar sus instituciones y sus prácticas. Para lo cual, sin hacer caso omiso del pasado, deben apurar el tranco.

Sólo la falta de memoria explica el desconcierto o el entusiasmo ingenuo frente al futuro.

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03 jun 2014

Rompiendo la desigualdad cotidiana

“Los pobres no elegimos dónde vivir”, trágica sentencia con que uno de nuestros compatriotas siniestrados en Valparaíso nos recordó que en nuestra sociedad el derecho a la vivienda digna sigue siendo un privilegio de pocos.

Ciertamente los pobres no optan dónde vivir cuando esta elección fluctúa entre hacerlo en la calle o en un lugar que no cuenta con las medidas de seguridad ni dignidad adecuadas para los seres humanos.

Si esto es así, tampoco los pobres eligen los estándares de su alimentación, ni la manera de cuidar su salud, mucho menos su educación. Esta realidad la conocemos todos, la diferencia está entre quienes la asumen como un problema cotidiano más, parte de la naturaleza de las relaciones humanas y, quienes piensan que no podemos considerarnos “un país desarrollado” mientras existan chilenos viviendo bajo la línea de la pobreza.

Tras más de veinte años de política social en Chile estos problemas persisten y mutan bajo dinámicas distintas, según la evolución de la economía y del trabajo. Si bien somos una sociedad que avanza en bienestar material e inmaterial, el ritmo y la manera en la cual distribuimos los beneficios y los costos del mayor desarrollo son tremendamente injustos.

Nuestro país sigue exhibiendo cifras poco auspiciosas respecto a la distribución del ingreso, con un índice de Gini de 0.51, según consta en el informe “Panorama de la Sociedad” de la CEPAL, el estudio exhibe que nuestro país ocupó el último lugar regional en la distribución del ingreso. Además, un 18% de la población tiene ingresos inferiores al 50% de la media. Guarismos que chocan violentamente contra nuestra imagen de país que avanza hacia el desarrollo, comparadas con las de los países de la OCDE, o el “estándar del desarrollo”.

Con estos indicadores la desigualdad en Chile adquiere ribetes de una especie de enfermedad social enquistada transversalmente en la economía y en las relaciones sociales.

Ello impide asumirnos de manera cohesionada como una Nación que se respeta a sí misma y donde los ciudadanos perciben que son retribuidos de forma justa por su aporte al desarrollo de todos.La desigualdad en Chile es grave y ya no sirven las recetas ultra focalizadas aplicadas anteriormente y se hace necesario dar un giro decisivo hacia la consolidación de derechos sociales universales.

Algunos llaman a eso el “Estado de bienestar”, típico de sociedades europeas desarrolladas y que los sectores conservadores atacan diciendo que produce déficit y que es insostenible en el tiempo. Tal discurso lo venimos escuchando desde fines de los años setenta, no obstante el sistema de seguridad social y de educación en Europa sigue siendo un ejemplo mundial, a pesar de sus vaivenes y adaptaciones.

¿Seguiremos creyendo que el aseguramiento de derechos sociales universales es un ataque a la economía y a la competitividad? Todo buen observador de los cambios de la sociedad contemporánea debe darse cuenta que el tipo de sociedad que estamos construyendo local y globalmente debe cambiar hacia otro modelo de desarrollo que asegure el bienestar material para todos y que sea sostenible en el tiempo. En eso consiste el Desarrollo Social y lo que queremos hacer desde este ministerio, lo que va más allá de un nuevo gobierno de turno.

La reforma tributaria, la reforma a la educación, al sistema de pensiones y las políticas de protección social sectoriales se orientan hacia este desafío. Ello, no porque sea la imposición de una visión política hegemónica, sino porque los ciudadanos ya están muy conscientes de que Chile nos pertenece a todos y que es tiempo de hacer cambios importantes a nuestra manera de vivir en sociedad.

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