13 ago 2015

Aborto terapéutico, la complicidad de Merino y el Cardenal Medina

¡No es posible que sigamos cargando mochilas ajenas impuestas por estos dos personajes!Durante la dictadura se eliminó un derecho y la libertad de elegir. Ahora, el proyecto de despenalización de aborto terapéutico sólo busca reponer los mismos tres conceptos del año ’30, y que estuvieron vigentes en el Código Sanitario hasta 1989.

Las mujeres hemos ganado espacios significativos y la lucha ha sido constante, pero las instituciones al parecer se han quedado atrás en la defensa y reivindicación de derechos.

Haciendo un poco de historia, cabe recordar que el aborto terapéutico estuvo legalizado desde 1931 en el Gobierno de Carlos Ibáñez del Campo contemplándose dentro del Código Sanitario. Posteriormente, se continuó en el Gobierno de Eduardo Frei Montalva, en cuya administración se fortaleció la difusión de métodos anticonceptivos.

En plena dictadura, la edición oficial del Código Sanitario aprobada por Decreto Nº 980 del 22 de noviembre de 1984 del ministerio de Justicia, decía en su LIBRO QUINTO, “Del ejercicio de la medicina y profesiones afines”, Art. 119: “sólo con fines terapéuticos se podrá interrumpir un embarazo. Para proceder a esta intervención se requerirá la opinión documentada de dos médicos-cirujanos”.

Durante el funcionamiento de la Comisión de estudios de la nueva Constitución, encargada de discutir el anteproyecto de la nueva Carta Fundamental chilena, Jaime Guzmán Errázuriz trató de introducir una prohibición constitucional del aborto. Su discurso consta en las actas oficiales de la Comisión Constituyente del 14 de noviembre de 1974: “La madre debe tener el hijo aunque este salga anormal, aunque no lo haya deseado, aunque sea producto de una violación o, aunque de tenerlo, derive su muerte”.

Finalmente, los demás redactores de la Constitución de 1980 no aceptaron esa moción (prohibición constitucional de todo aborto), por lo que sólo establecieron, en su artículo 19, número 1, que «la ley protege la vida del que está por nacer», con lo que la regulación de la materia quedó radicada en la ley.

Ese mandato del constituyente al legislador se materializó en 1989 con la modificación del artículo 119 del Código Sanitario que pasó a prescribir: “no podrá ejecutarse ninguna acción cuyo fin sea provocar el aborto”, derogándose además las disposiciones de 1931. Esta modificación fue promovida por el Cardenal Jorge Medina con la ayuda del almirante José Toribio Merino.

En vez de avanzar hemos retrocedido años en la materia. Hoy la Presidenta Michelle Bachelet presenta un proyecto de ley para despenalizar el aborto terapéutico en casos de riesgo de vida de la madre, violación e inviabilidad del feto. Los mismos tres conceptos del año ‘30.

¿Hasta cuándo la Iglesia interfiere en las decisiones de Estado o hasta cuándo nos asombramos con declaraciones realizadas por la ex ministra Helia Molina cuando manifestó que de Plaza Italia hacia arriba se practica en clínicas privadas? Es vox populi y queremos tapar el sol con un dedo.

Nuestro país atraviesa una dura crisis de credibilidad en las institucionespúblicas/privadas, y en la validación de líderes y legitimación de la justicia. No es posible que sigamos cargando mochilas ajenas impuestas por dos personajes.

Es un tema resuelto hace años, y ponemos en discusión conceptos ya definidos y sancionados. En el año 30 pensábamos que era un tremendo avance y hoy sin embargo se piensa que es un retroceso.

Resulta contradictorio que Carlos Ibáñez del Campo siendo militar haya resuelto un tema que hoy la misma derecha cuestiona y se opone, y cuyos argumentos se contraponen a los pensamientos del año 30. ¿Quiénes son los conservadores, el régimen de Ibáñez o la UDI/RN?

Las mujeres se sienten desprotegidas por la institución, que se ha mantenido en silencio, no ha manifestado posición, y no ha convencido a la opinión pública que no es un capricho de la modernidad, sino más bien es un derecho con un respaldo científico, médico y socio/cultural.

Nuestro país figura a nivel mundial dentro de los únicos seis países que aún prohíben el aborto terapéutico: El Salvador, Nicaragua, Malta, El Vaticano, República Dominica y Chile. Otro hecho más curioso y paradójico es cómo se explica, que en un país cuya legislación establece una república laica tenga una ley idéntica a la del Vaticano. Inaceptable.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) señala que estos seis países continúan con tasas de mortalidad materna mayores a las que había en Estado Unidos hace 60 años atrás e indican un importante problema: el 60% de las muertes por embarazo no viable en dichos países son en las mujeres más pobres. Esto tiene una explicación simple. Falta de acceso a la salud y a la planificación familiar.

A nivel mundial, según estadísticas de la OMS, 68.000 mujeres continúan muriendo año a año por inviabilidad fetal o embarazos que son de alto riesgo, lo cual representa más del 20% de las muertes maternas.

No cabe duda que la dictadura aún nos persigue, y las sombras del cardenal Jorge Medina y el almirante José Toribio Merino se encargaron de eliminar este derecho, de la que la mujer eligiera libremente y lo peor es que es que convirtieron el aborto terapéutico en un delito.

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12 ago 2015

Rescate de los 33 mineros, lección de sobrevivencia humana

Chile es un país minero y así lo dice su historia. Durante décadas la minería ha sido el motor y la palanca de desarrollo económico y social de Chile, pero la comunidad aún no conoce su rica historia, como por ejemplo, cual es mina más antigua en Chile.

Ésta se llama mina San Ramón 15, ubicada en Taltal-Chile con 12.000 años de antigüedad y también está el famoso “hombre de cobre”, encontrado en mina La Descubridora (hoy Chuquicamata), quien pereció en un derrumbe en el año 500 después de Cristo.  De no contar con este suceso e hito en la historia, no tendríamos el catastro del primer accidente minero ocurrido en Chile.

El rescate de los 33 mineros de la Mina de San José, resulto técnicamente un éxito gracias a los ingenieros y profesionales chilenos, acaparando simpatía mundial y siendo considerado como una epopeya mundial que fue vista por más de 1.200 millones de telespectadores e internautas en tiempo real, que gritaban eufóricos por cada minero que salía a la superficie con vida. Gracias a ello, Chile fue conocido y felicitado por mandatarios de todo el orbe, e incluso por el Papa, y por cada habitante conectado de este planeta. Esta gesta de características heroicas, contribuyó a posicionar una mejor imagen país.

El pasado 5 de agosto, cuando se cumplían cinco años de ocurrido el accidente en la mina San José, el mundo del cine y de Hollywood se dio cita en Santiago para la avant premier de la película de los 33, con Antonio Banderas a la cabeza, alfombra roja y todo el jet set criollo para la emulación de dicha epopeya.

Las imágenes de la televisión, el humo y las luces de la farándula me hicieron pensar en la famosa frase de Charles Darwin: “En la lucha por la supervivencia, el más fuerte gana a expensas de sus rivales debido a que logra adaptarse mejor a su entorno.”

Y me pregunté, pero, ¿qué aprendió el país con el lamentable accidente de los 33?, ¿cuálesmedidas se implementaron?, como se dijo en esa época,“para que nunca más vuelva a ocurrir un evento similar de sobrevivencia de la vida humana, ocurrida dentro de una mina subterránea a 700 mts., de profundidad, sin comunicación y en situación de extrema que puso a prueba el temple de los mineros chilenos”. Analicemos algunas de las medidas prometidas.

Modernización del Sernageomin.  A la fecha no se observa mayores recursos entregados para fiscalizar de manera efectiva, tampoco se ha realizado una modernización de la institución, no se ha realizado un catastro de riesgos y peligros categorizados en pequeña, mediana y gran minería, solo se aumentó las regulaciones y la burocracia.  Tarea no cumplida.

Asistencia técnica competente con profesionales de alto desempeño que visiten las faenas y apoyen técnicamente, que sean verdaderos líderes en guiar las actividades de los productores pequeños y medianos. Al momento, ENAMI adolece la falta de más Ingenieros de minas y geólogos de experiencia, como también el SERNAGEOMIN con expertos en ingeniería de riesgos certificados bajo la Norma ISO 31.000.

Creación de brigadas de rescate competentes. Perú, Sudáfrica, Australia y Canadá sí lo hicieron, y Chile sigue improvisando ante las emergencias. Esta es otra tarea no cumplida.

Reforma a normas y políticas de seguridad minera. Se creó una comisión ad-hoc para revisar reglamentos, estándares y normas de seguridad, y los mecanismos y montos de las sanciones para crear una cultura de un trabajo digno, sano y seguro. A la fecha se desconoce la aplicabilidad de esta reforma.

Pensión de gracia prometida para los 33 mineros después del accidente, hasta el año pasado 19 de los 33 mineros aun no la habían recibido, como tampoco el apoyo psicológico prometido ya que varios de los mineros sufren ataques de pánico.

La demanda de familiares contra la empresa San Esteban y al Gobierno. Por US$ 27 millones exigen como indemnización por las malas condiciones de seguridad en el trabajo. Este Juicio aún sigue pendiente.

Fiscalización ante Negligencia y normas que no se cumplen por parte de los propietarios de las minas. Aún estamos al debe. Quizás se está esperando que vuelva a ocurrir un evento similar, para que por fin volvamos a aplicar las medidas necesarias para proteger la vida y la salud de los mineros, hay sucesos que escapan a la comprensión humana.

La minería es demasiado importante para el país, pero su mayor riqueza son sus trabajadores, y el Estado debe mejorar sus gestión en seguridad y protección de la vida humana.“La vida está primero.”     

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12 ago 2015

La naturaleza nos golpea

Por las características de nuestra loca geografía recurrentemente somos azotados por diferentes desgracias a lo largo del país con las consiguientes pérdidas de vidas humanas e incalculables destrozos en inmuebles, viviendas y equipamientos, muchas veces mal emplazados en quebradas y sectores peligrosos de riadas.

Con ocasión de los devastadores efectos de las pasadas marejadas en los bordes costeros de diferentes ciudades, el subsecretario del Interior, MahmudAleuy, aseguró a la opinión pública que a partir de ahora se deben prevenir los fenómenos naturales como el acontecido porque “estas situaciones van a seguir ocurriendo” (sic).

Esa autoridad fue enfática al decir que en Chile no se puede seguir construyendo en zonas de riesgo, criterio que compartimos y por ello revisamos el artículo 2.1.17 de la Ordenanza General de Urbanismo y Construcciones (OGUC) que expresa “en los planes reguladores (PR) podrán definirse áreas restringidas al desarrollo urbano, por constituir un peligro potencial para los asentamientos humanos. Dichas áreas, se denominarán zonas no edificables o bien, áreas de riesgo, según sea el caso”.

Las “zonas no edificables” corresponderán a aquellas franjas o radios de protección de obras de infraestructura peligrosa, tales como aeropuertos, helipuertos, torres de alta tensión, embalses, acueductos, oleoductos, gaseoductos, u otras similares, establecidas por el ordenamiento jurídico vigente, lo que además está preceptuado en el artículo 60º de la ley respectiva.

Las “áreas de riesgo” se determinarán en base a las siguientes características.

1. Zonas inundables o potencialmente inundables, debido entre otras causas a maremotos o tsunamis, a la proximidad de lagos, ríos, esteros, quebradas,cursos de agua no canalizados, napas freáticas o pantanos.

2. Zonas propensas a avalanchas, rodados, aluviones o erosiones acentuadas.

3. Zonas con peligro de ser afectadas por actividad volcánica, ríos de lava o fallas geológicas.

4. Zonas o terrenos con riesgos generados por la actividad o intervención humana.

Como vemos, en Chile el ministerio de Vivienda y Urbanismo (Minvu) se ha preocupado de regular el uso del territorio y por ello las 345 municipalidades existentes deberían establecer en sus PR las restricciones aludidas en la OGUC, instrumento urbanístico de mayor rango, pero las políticas preventivas lastimosamente no se conocen a nivel de las municipalidades porque dicha OGUC utiliza solamente la palabra podrán en lugar de deberán, locución que es impositiva, con lo cual muy pocos municipios han incorporado las limitaciones de rigor para este tipo de sectores de alto riesgo en sus instrumentos normativos urbanos.

Aunque los lectores no lo crean, en el Plan Intercomunal de Valparaíso (PIV) el borde costero del sector Barón estaba descrito como zona de inundación, la que fue eliminada en la modificación del instrumento que lo reemplazó -PREMVAL- ello en razón a que la Empresa Portuaria Valparaíso (EPV) le entregó en concesión ese territorio por 30 años a una filial de Falabella S.A. para que se edificara allí el polémico e invasivo mall Barón, el mismo que ha sido tantas veces cuestionado por la Unesco y por la ciudadanía porteña.

Otro caso muy curioso fue el protagonizado recientemente en La Moneda por el Consejo de Ministros de la Sustentabilidad, presidido por Pablo Badenier, ministro del Medio Ambiente, con motivo de un recurso interpuesto por organizaciones civiles de Viña del Mar y Concón en contra de la Resolución de Calificación Ambiental (RCA) favorable cursada para la construcción del Hotel Piqueros situado entre los roqueríos del borde costero del balneario de Concón.

Todos los ministros rechazaron el recurso porque estimaron que no había ningún riesgo de inundación, claro que la votación fue días antes de las altísimas marejadas que castigaron al litoral central. El único que hizo valer las recomendaciones de los especialistas del SHOA fue el director de la Onemi, pero su apreciación de corte técnico fue descartada porque ese cuerpo colegiado de alto nivel privilegió el negocio de los influyentes inversionistas.

Estamos seguros que con estas reiterativas y nefastas experiencias la presidenta Bachelet ordenará un cambio radical en la estructura del Estado para que exista una Onemi más fortalecida, entregándole atribuciones legales para que sus fundadas opiniones sean siempre vinculantes para aquellos políticos que toman  decisiones.

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12 ago 2015

¿Estamos preparados para responder a los objetivos de desarrollo sustentable?

A quince años del acuerdo por impulsar los Objetivos de Desarrollo del Milenio se ha cumplido un ciclo, frente a lo cual las Naciones Unidas ha propuesto avanzar hacia una Agenda Pos 2015 impulsando una nueva generación de metas capaces de ayudar a mejorar la vida de los más pobres y vulnerables en el mundo actual: los Objetivos de Desarrollo Sustentable (ODS).

A diferencia de las anteriores, estas nuevas metas son globales, pues postulan que los problemas de exclusión y vulnerabilidad que aquejan a una parte importante de la población mundial tienen su origen en la dinámica global de desarrollo del planeta, más que en las decisiones de política que adoptan los países donde viven la mayor parte de los pobres y vulnerables.

Rimisp-Centro Latinoamericano para el Desarrollo Rural ha formado parte de esta discusión a través de su participación en el IndependentResearchForum (IRF), un consorcio de organismos no gubernamentales de distintos continentes, que propone una visión de cómo abordar estos desafíos a nivel mundial.

Tras casi dos años de debate sobre los objetivos y metas, la Agenda Pos 2015 verá la luz en el pleno de Naciones Unidas en Nueva York en septiembre próximo. Hecho el compromiso, la pregunta central es ahora cómo vamos a implementar las políticas necesarias para responder a estos nuevos desafíos que se nos presentan.

Poco se ha conocido en Chile sobre esta agenda: se trata de 17 nuevas metas que articulan una visión global del desarrollo en torno a un conjunto de objetivos y prioridades comunes en temas tan diversos como la superación de la pobreza y la desigualdad, la seguridad alimentaria y la vida saludable; el manejo sustentable del agua, la energía y la industria; el cambio en los patrones de consumo, el cambio climático y las cada vez más evidentes crisis sociales.

Los ODS nos invitan a transformar el modo de aproximarnos al desarrollo. Estamos acostumbrados a abordar estos desafíos de manera compartimentalizada, como si la creciente escasez de agua o de disponibilidad de fuentes energéticas no tuviera que ver con la pobreza de vastos sectores de pequeños agricultores; como si las regulaciones comerciales no afectaran las posibilidades de acceso a alimentos saludables para la población vulnerable; como si la pobreza fuera sólo un problema de política social y no de productividad, fuentes de empleo o capital social.

La propuesta del IRF reconoce la mutua dependencia de estas dimensiones económica, social y ambiental de la sustentabilidad, lo que implica un gran desafío para la institucionalidad de las políticas públicas, pero sobre todo, requiere de un compromiso generalizado de todos los actores vinculados a los procesos de desarrollo local, nacional y global.

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12 ago 2015

Escuela, secreto homenaje a los verdaderos perdedores

Conocí a L mientras estudiaba en una universidad que, pese a ser privada, era reconocidamente de izquierda. Él era un preso político que debía pernoctar cada noche en la cárcel hasta terminar su condena, para lo que restaban varios años aún. En el día, estudiaba sociología conmigo y otros como yo, es decir, jóvenes que todavía no cumplían quince años cuando llegó la democracia.

Desde luego, tenía entrenamiento militar. Había hecho múltiples “recuperaciones”en las postrimerías de la dictadura, siendo él mismo casi un niño también, aunque nacido en una población donde la pobreza más extrema campeaba. En ese contexto, fue un paso natural ingresar al Frente Patriótico Manuel Rodríguez y abrazar la lucha armada contra el gobierno de facto.

Al comenzar el gobierno de Aylwin, sin embargo, L y otros combatientes que provenían de la marginalidad y se habían curtido en la ideología de la lucha de clases, no supieron cómo reinsertarse a una sociedad donde ya nada justificaba la violencia. Tampoco hubo políticas públicas serias para introducirlos a un mundo que desconocían; en cambio sí hubo represión, persecuciones, encarcelamiento.

Antes de terminar sociología, L fue abatido por un guardia de seguridad que defendía un camión Brinks. Intentaba un asalto junto a viejos compañeros de armas. Estaban descolgados del Frente, eran delincuentes comunes. Con todo, su funeral fue multitudinario, la población entera fue a despedirlo hasta el cementerio. No se vio a ningún político oficialista entre los asistentes.

Pues bien, hay temas difíciles de abordar. Y, sin duda, la resistencia paramilitar contra Pinochet es uno de ellos. Tras la caída de los metarrelatos, el fin de la utopía y el desplazamiento de todo pensamiento totalizante y teleológico, apostar por una causa política incluso a costa de la vida de los enemigos y de la propia, parece hoy una opción cuestionable, cuando no de frentón inadmisible.

Pero es un tema difícil de abordar, incómodo, porque tampoco es posible hacer un juicio lapidario, una condena simple y burda, a la lucha armada de esos años. Ahora, 25 años después, conocemos bien la ferocidad de la dictadura, los métodos que usó contra la subversión, la idea abismante de todo un Estado organizado para eliminar a sus miembros disidentes.

Así las cosas, la rigidez de la ética contemporánea, nacida a la luz, precisamente, de los totalitarismos del siglo XX, se cruza con la constatación histórica –cargada, comprensiblemente, de una intensa afectividad– de que un puñado de militantes tuvo la lucidez de dimensionar las atrocidades que se cometían en Chile y actuar en consecuencia.

En este escenario, resulta urgente una pieza teatral como Escuela, del reconocido director y dramaturgo Guillermo Calderón (Neva, DiciembreClaseVilla + Discurso), estrenada originalmente en 2013 con motivo de los 40 años del Golpe, y que hoy vuelve a cartelera entre el 6 y 16 de agosto en el Teatro de la Palabra.

No siempre textos y montajes de calidad se valoran, pero con este sí ha ocurrido. Además de una crítica especializada que la alabó en su minuto, y un público que abarrotó las salas donde se presentó, ha podido girar por Brasil, Alemania, Portugal, Grecia, Francia, Estados Unidos y Alemania,mostrando escenas y diálogos de nuestro pasado reciente analizados bajo el tamiz de un arte que mira la condición humana desde su complejidad inherente.

La obra narra la historia de un grupo de jóvenes que en los ochenta recibe instrucción paramilitar,y que persiguen un plan ambicioso: derrocar la dictadura de Pinochet. Se esboza de este modo la perspicaz desconfianza que algunos tenían respecto al plebiscito del 88: o era un fraude electoral para que ganara el Sí, o lograba la legitimación institucional del modelo de Pinochet si ganaba el No.

El adoctrinamiento de estos cinco combatientes se despliega desde todas sus dimensiones. Ahí está la teoría marxista manualizada, la orgánica interna de la subversión, el examen de los dispositivos represores –describiendo en detalle la guerra psicológica que montaron a partir de los saberes importados porla CIA y el pentágono–, así como el entrenamiento propiamente militar, en el uso de armas de fuego o la elaboración de explosivos.

La obra, sin embargo, no es una crítica ni tampoco una apología de esta situación límite, incomprensible si se la revisa fuera de su marco histórico. El tema, más bien, se reflexiona, se problematiza a través de muchas formas, siendo la más visible de ellas el humor. Con ese recurso, se resta ese trágico halo de gravedad y heroísmo que rige a quienes se han propuesto salvar al país, cuando no al mundo. También, se humaniza a estos personajes inmersos en una épica que los sobrepasa tan notoriamente.

El elenco de la obra está compuesto por Luis Cerda, Andrea Giadach, Camila González, Francisca Lewin y Carlos Ugarte. Sus actuaciones son impecables. La dirección y dramaturgia es, como ya señalamos, de Guillermo Calderón.

Por supuesto, el montaje obliga a preguntarse por aquellos jóvenes que, como L, dieron la vida en los ochenta y que el advenimiento de la democracia dejó a un lado. Muchos pagaron con largas condenas en la cárcel no saber cómo ingresar a esta nueva sociedad chilena; otros con la vida. L pertenece al segundo grupo.

Escuela es, entre muchas otras cosas, un homenaje a esos niños que empuñaron revólveres, pusieron cargas explosivas en el alumbrado público, pintaron lienzos, recitaron a Marx de memoria, usaron capucha y participaron de todas las protestas a fines de los ochenta, para pasar al olvido en la década siguiente, cuando todos querían olvidar la pesadilla que se había dejado atrás, en buena medida, gracias a esos mismos y desmesurados combatientes.

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12 ago 2015

Solución integral al problema de la delincuencia

La seguridad pública se ha tomado la agenda de los medios de comunicación masivos y del debate político en las últimas semanas. La razón: una seguidilla de delitos de alta connotación pública que si bien sumados no implican aumentos significativos en el número de delitos, su violencia, las circunstancias en las cuales se han desarrollado y a veces la edad y o condición de los delincuentes, hace que se genere una gran y legítima preocupación en la ciudadanía.

Siempre hemos sabido que el fenómeno del delito es multicausal  y de compleja resolución. Que no caben recetas populistas del tipo “se les acabó la fiesta a los delincuentes” o “terminaremos  con la puerta giratoria”. Esas afirmaciones grandilocuentes, muchas veces hechas al calor de la competencia política, tienden a sobresimplificar el diagnóstico y la complejidad del fenómeno delictivo y a generar una gran frustración en la sociedad y la ciudadanía.

La lucha contra la delincuencia debe ser una lucha de Estado, en la cual cada actor debe hacer su contribución, y en la cual es indispensable aislar de toda influencia a la disputa política pequeña.

Es importante además que la estrategia de seguridad a nivel nacional, regional y local se haga cargo de las distintas dimensiones del delito, con una estrategia de control y persecución judicial inteligente  y coordinada entre policía, fiscalías y autoridades de gobierno de distintos niveles.La creación del Banco Unificado de Datos, por ejemplo, es un gran avance que nos va a permitir compartir toda la información disponible de las entidades del Estado para poner tras las rejas  y lograr condenas efectivas para quienes cometen delitos.

También tenemos que tener una estrategia de  mejoramiento del entorno urbano: iluminación pública de calidad, y la eliminación de sitios eriazos y microbasurales, son otras maneras de dar seguridad a las comunas periféricas.

Otra de las dimensiones complejas es el creciente  número de menores de 18, inclusive de menores de 14, que están cometiendo ilícitos. Debemos, por ello, evitar primero que esos niños deserten del colegio, y luego, tratarlos adecuadamente una vez que hayan cometido un primer delito, aunque sea algo menor.También es fundamental el trabajo de organización comunitaria en los barrios, y el apoyo manifiesto de las empresas en sus respectivas áreas de influencia.

Por último, hemos sostenido que una buena estrategia de seguridad  tiene que combatir los delitos de hoy pero también los de mañana. Para eso es fundamental mejorar nuestra política carcelaria, y que quienes están pagando con cárcel tengan la posibilidad de formarse y adquirir oficios, para que una vez puestos en libertad puedan tener empleos dignos y honestos.

Solo un país que es capaz de abordar las distintas dimensiones del delito, tanto objetivas como subjetivas, con el tiempo va a ser exitoso  en derrotar a la delincuencia. No sigamos el camino fácil de la retórica populista, sino que sigamos el camino difícil y escarpado de la solución integral al problema de la delincuencia.

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11 ago 2015

Economía o política ¿quién para la desigualdad?

La Violeta Parra escribió una canción hace más de 50 años, titulada “Al centro de la Injusticia”, magistral detalle musicalizado sobre la desigualdad chilena, de ayer y de hoy.

La desigualdad es el problema de América Latina, así lo ha señalado reiteradamente la Comisión Económica para América Latina y el Caribe de las Naciones Unidas, CEPAL, en sus variados informes sobre la región. La desigualdad se presenta en distintos ámbitos de la vida de los ciudadanos: en la educación, la salud, la vivienda, etc., pero donde se presenta como brutal es en la economía, principalmente en la economía real y en dónde se produce la riqueza, las empresas.

Según el ministerio de Economía, en base a datos del Servicio de Impuestos Internos (S.I.I.) a diciembre del 2013, 2.006 mega empresas concentraron el 68,1% de las ventas de bienes y servicios de nuestro país; 865.857 se hicieron cargo del 31,9% restante.La complejidad es que las primeras le dan trabajo a 17,7% de los trabajadores y el segundo grupo al 82,3%.

Como el problema no es dar trabajo, sino la calidad y los ingresos que se genera de éste, la situación real de la inmensa mayoría de chilenas y chilenos, su bienestar y calidad de vida, acceso al consumo, entre otros factores, están condicionados por la existencia de esta concentración económica en manos de enormes empresas que ganan muchísimo, pero que aportan poco a un empleo de calidad. La estadística oficial confirma la percepción que la inmensa mayoría de chilenas y chilenos tenemos de que “el chancho está mal pelado en nuestro país”.

El dilema entonces es ¿qué hacer para salir de este embrollo? No existe aquí la posibilidad de Jaque Mate, porque millones de chilenos no lo permitirían.Entonces, si el problema es la desigualdad en el terreno de las empresas, las que a su vez condicionan nuestra vida cotidiana, es imprescindible generar un marco (acciones) que se orienten a disminuir esas diferencias. Hemos señalado reiteradamente la necesidad de formular políticas públicas, en el ámbito de la economía real, es decir desde las empresas, que permitan disminuir esas brechas.

La imposición del actual modelo y estrategia económica a fines de los 70’ significó una generación de políticas públicas que permitieron el asentamiento de una economía ausente de equidad: el Decreto Ley 600 sobre inversión extranjera, la aplicación de un nuevo código del trabajo,la administración privada de los fondos de pensiones de los trabajadores y la utilización como capital de bajo costo a las grandes empresas, el traspaso de empresas públicas a precio de huevo a los amigos que se convirtieron en los nuevos ricos, la suscripción de TLC y ACE con el 85% de la economía mundial para permitir el libre comercio y libre tránsito de la especulación financiera, la entrega de la explotación del cobre a empresas extranjeras (situación que iba en contra la Constitución y la ley), además de una serie de más de 50 exenciones tributarias que han permitido la evasión y la elusión.

Esto se justificó señalando que había que cuidar a los ricos, porque crearían riqueza que chorrearía hacia los otros sectores sociales. Si bien existió una gran disminución de la pobreza e indigencia, no es menos cierto que Chile con el coeficiente 0,508 de GINI, es el de más alta brecha en los países de la OCDE.

El modelo impuesto y la estrategia económica han permitido la más grande concentración de la economía que se tenga memoria.

La definición de crecimiento defendida por los productores de comodities, sin valor agregado, se sustenta en el aumento del PIB y en un promedio de ingresos, que no es real, dividiendo la totalidad (de ingresos) por el número de habitantes. Según este análisis, nuestro país está hoy en el umbral de ser desarrollado. Pero eso es humo, un artificio aritmético que promedia, pero no es la realidad.Lo que necesitamos no son artilugios matemáticos, Chile requiere la definición de un nuevo proyecto de país inclusivo en democracia.

Decimos inclusivo, principalmente pensando en las Empresas de Menor Tamaño, EMT, las excluidas del actual modelo y estrategia. En los comodities somos campeones mundiales, por lo que aumentar la productividad que permite generar más riqueza, será cada día más difícil. La diferencia de productividad entre las grandes empresas y las EMT es de casi 6 veces más (sin embargo los sueldos no alcanzan al doble curiosamente); es en estas últimas empresas, principalmente en aquellas dedicadas a la transformación o que agregan valor, en donde debemos poner el énfasis.

Se puede redistribuir a través de los impuestos, algo de eso se hizo en la reforma tributaria del 2014, pero sin duda la mejor manera de redistribuir es poner a más chilenos y chilenas, a decenas de miles de emprendedores y empresarios a generar esa riqueza.

¿Qué pasaría si el cobre, en vez de seguir siendo enviado como concentrado (siutiquería para no señalar que sale como tierra y escombros), lo vendemos como alambrón o hilado en sábanas y calcetines destacando las propiedades higiénicas, que es como nos llega de China?

Eso se puede y debe hacer ahora. Corfo generó grandes industrias en la década de los 40’ del siglo pasado, hoy debe hacerlo incorporando a miles de Pymes. Lo mismo con el litio, la fruta, la madera, los pescados y mariscos. Esta historia de la segunda fase exportadora fue propuesta a comienzos de los 90’ y  25 años después nada se ha avanzado.

Pero, a mi parecer, no está en manos sólo de la economía hacer esta definición, sino de la política,  con mayúscula. Tenemos serias dudas sobre la calidad de nuestros políticos, los grados de desconfianza de sus capacidades, honestidad y transparencia, que han sido expuestos en algunos casos que se ventilan en la justicia. En lo personal, apoyé decididamente la reforma tributaria primera que presentó el Gobierno: era dura, pero clara. Después de su paso por la cocina del Senado, salió un plato mal oliente, de difícil ingestión y peor digestión.

Tenemos las EMT que aprendernos 50 circulares para saber qué debemos hacer.Además, para qué decir de la información que no llegó a la gente. Nadie entendió que las EMT tenían sólo un corto tiempo para acceder a los beneficios.Hoy, si Ud. quiere beneficiarse de los beneficios del artículo 14 pyme, no lo puede hacer, como se dice de manera brutal en otro campo ¡Ya pasó la vieja!

Las EMT debemos ser integradas a la planificación de políticas públicas de manera inclusiva, con diálogo y debate, para enfrentar la desigualdad desde la raíz del modelo concentrado. Creo que la política en el verdadero sentido de la palabra, debiese gestar acciones a través de sus ministros, subsecretarios y jefes de servicios, más allá de lo meramente técnico y dejar de pensar que son una clase distinta; todo ello para poner un verdadero tope al origen de la inequidad en nuestro país y del descontento social existente.

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11 ago 2015

¿Cómo saber cuál es mi misión en la vida?

Con mucha frecuencia un alto porcentaje de los seres humanos nos planteamos cuál es nuestra misión en la vida. Entendemos la Misión como aquello que venimos a cumplir en este plano físico de la existencia, mientras hacemos lo de todos los días, y vamos observando –y participando- en este juego que llamamos vivir.

En numerosos seminarios y consultas personalizadas, muchas personas declaran no saber cuál es su misión en la vida. También postulan que se sienten perdidos, desorientados y muy desconformes con la forma en que llevan adelante sus asuntos.

Y allí aparecen los primeros signos que nos pueden llevar a la respuesta:  en la confusión entra a jugar un papel muy importante el pensamiento analítico, el sentir y el ser. Es decir, todo aquello que, más allá de lo que presuponemos y que en muchos casos, nos “pre-ocupa” (es decir, lo que nos mantiene ocupados antes de que las cosas sucedan).

Si bien hay que convenir en que no existe una regla exacta que determine cuál es nuestra misión, puesto que es algo que se siente muy profundamente, hay intuiciones que aparecen de vez en cuando y que nos marcan, como señaladores o banderas, si vamos en el camino acertado.

En otros momentos, el camino se desvía tanto por la fuerza de los acontecimientos, que nos sentimos en medio de una tormenta que, por más que sepamos que es pasajera, en ese instante la pensamos eterna.

Una de las primeras claves para saber cuál es nuestra misión es la de observar. Si nos detenemos el tiempo suficiente, en calma y tranquilidad dentro del ajetreo diario, y miramos con atención todos los pasos que fuimos dando desde que tenemos conciencia –siendo muy pequeños- hasta el presente, hay un rumbo, un sendero que, instintivamente, fuimos trazando.

Tal vez no aparezca con la claridad que quisiéramos, aunque por lo que he podido trabajar con miles de personas, y conmigo, las señales siempre estuvieron, sólo que no supe verlas o darles sentido a tiempo.

¿Por qué aparece aquí lo de “darle sentido”? Esa es la forma en que se produce la toma de conciencia, el aprendizaje y la certeza interior de que estamos en la senda apropiada. El sentido es lo que ratifica, le pone el sello de validez a ese tramo de experiencia que nos llevará a otras nuevas, siempre tras eso que denominamos misión.

Otra clave relevante es registrar. Como si fuésemos científicos de nuestra propia vida, necesitamos estar en el presente, y registrar en nuestra memoria interna todos aquellos signos, acontecimientos, personas que se cruzan en nuestra vida y que nos apoyan, y las oportunidades que se abren y se cierran, para conducirnos por nuevos caminos.

Por lo general el cambio no tiene muy buena prensa. Se dice, casi condescendientemente, que todos los cambios son buenos. Lo que por lo general no se nos explica es cómo transitarlos sin ansiedad y sin cierta cuota de incertidumbre, inherente a ese proceso. Sin embargo, los cambios –planificados, repentinos o los que parecen un retroceso en cierto momento- son los grandes impulsores hacia la misión de vida.

¿Cuánto tiempo hemos de permanecer en nuestra zona de confort, ese espacio conocido y muchas veces, doloroso y sin sentido? Sólo expandiéndola, podemos conocer lo que hay más allá, y, si nos animamos, encarar lo nuevo con un espíritu renovado.

¿Cuándo haremos el cambio en nuestra vida? “Cuando estemos cansados y enfermos de estar cansados y enfermos…”, dice el maestro espiritual John Roger. Es decir, cuanto verdaderamente estamos hartos de una situación, es que tomamos fuerza y, como podemos, nos zabullimos en las aguas tormentosas del cambio, conteniendo el aliento hasta salir de nuevo a la superficie.

Por último, la Misión se manifiesta con un propósito de vida, no menos importante que la misión misma. ¿Estoy haciendo lo que quiero? ¿Hay algo que me gustaría encarar y lo vengo postergando hace años? ¿Hay decisiones que no me animo a tomar? ¿Es mi vida tal y como la quiero vivir? ¿Estoy rodeado de las personas adecuadas que apoyan mi misión? ¿Siento que lo que hago suena fuerte dentro mío?  Si hoy mismo dejara de hacer las cosas que hago, ¿sentiría que pierdo una parte importante de mi ser?

Estas son preguntas claves que, respondidas con precisión y sin dudar, te darán la certeza de que estás en el sendero de tu misión de vida en este mundo. De lo contrario, quizás haya algunos ajustes que quieras empezar a hacer aquí y ahora, y desde hoy en adelante.

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11 ago 2015

Educación: calidad, gratuidad y viceversa

El “realismo sin renuncia” no se trata de una nueva forma de enfrentar la tan esperada y necesaria reforma educacional, sino que es el corolario y la expresión palmaria de una forma de pensar nuestra “cosa” pública dentro del paradigma neoliberal.

Señalar y criticar lo anterior no implica ni demagogia ni voluntarismo político, menos todavía un populismo mal entendido. Se trata de hacer notar que los temas de mayor relevancia para nuestro país en los últimos 25 años, inevitablemente han caído  uno tras otro, bajo una razón instrumental que -como reflejo de intereses creados- nos mantiene firmemente atados a un determinismo histórico y a un chantaje político que en Chile, todavía, difícilmente estamos en condiciones de superar.

La propuesta de una educación gratuita y de calidad surge de la calle, de los movimientos sociales y de los mismos estudiantes. Es por ello, que configura un discurso que rebasa los límites de la mera política y del modo en que la esgrimen los partidos, transformándose en un principio ético que tensa el tejido social en vista de su reconfiguración integral.

Es muy importante retener este aspecto porque nos permite pensar la gratuidad y la calidad de la educación como un todo. En efecto, temáticamente son cuestiones diferentes, ya que es posible pensar en una educación de calidad pagada, así como también en una gratuita sin calidad y viceversa. Sin embargo, la confluencia de ambos elementos es la novedad, la originalidad y la exigencia que se impone y, por lo mismo, hay que poner la atención en el “y” de la ecuación “gratuidad y calidad”, como clave reflexiva de integración y debate.

Esto último es, precisamente, lo que ha comenzado a desaparecer del debate público. La balanza se ha inclinado hacia una discusión presupuestaria y técnica que ha reducido y absorbido, casi por completo, la cuestión de la gratuidad, invisibilizando la pregunta por la calidad y la cuestión de la educación como tal.

En este sentido, somos testigos de un debate que se juega en la arena de lo económico y lo técnico; la pugna actual por el posicionamiento institucional del dinero de la gratuidad, constituye una disputa entre corporaciones en competencia que defienden y buscan privilegios individuales frente al Estado.

Por cierto, en este punto se ha perdido completamente el norte, ya que las reglas del mercado y sus afanes han taladrado a tal punto nuestro tejido social, que incluso allí donde se ha pretendido enarbolar la educación pública como resumen orgánico de todas las demandas estudiantiles, las dinámicas del oportunismo y las proyecciones de costos y beneficios son la tónica. En este sentido me ha sorprendido gratamente que, mientras redactaba esta columna, la presidenta de la FECH, Valentina Saavedra, haya utilizado la misma nomenclatura y la misma idea respecto a la falta de “reflexiones sistémicas” y de “posturas corporativas” por “dónde poner la plata”.

Hay que entender que el “realismo” con el que se pretende teñir la reforma es sólo económico, no es la realidad en sí, sino que al contrario, en Chile esto amerita una doble lectura porque no es simplemente la imposición de la calculadora, sino la imposición de un modo de concebir el sistema económico que no está dispuesto a transar en nada, sólo a ajustar lo necesario para aumentar aún más la ya escandalosa concentración de la riqueza. Es por ello que si comparamos éticamente el discurso del pueblo con el discurso de las autoridades, parece un mal contrapunto entre una ética de la esperanza y una ética estoica, mejor aún, entre la moralidad de los gobernados y la inmoralidad de los gobernantes.

La educación gratuita y de calidad es expresión y anhelo de nuestro pueblo y no le pertenece a ninguna institución, ni privada ni del Estado. Es una crítica a la institucionalidad misma, a una forma de ser país y a su sociabilidad. Constituye la epifanía de un profundo modo de vivir y sentir que, verbalizada en dicha fórmula ética, no es más que el prólogo de un largo libro sobre la decencia, la dignidad y la historia de un pueblo; ese libro es el que espera ser escrito por todos nosotros, ¿lo haremos? 

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11 ago 2015

La economía del conocimiento y la innovación

Hace un tiempo que hemos visto a través de algunos medios de comunicación un debate acerca de la importancia de promover la ciencia, el desarrollo de nuevas tecnologías y la innovación en aras de llevar a nuestro país, de verdad, hacia el umbral del desarrollo.

Esta discusión se da en un contexto en el cual el mundo viene transitando, hace décadas, hacia una forma de organización en donde el conocimiento juega un rol cada vez más fundamental e imprescindible en el ámbito de la producción.

Lo anterior se debe a que s.olo el conocimiento es capaz de disminuir la necesidad de materias primas, fuerza de trabajo, tiempo, espacio y capital en los procesos de producción de bienes y servicios, por lo que se ha transformado en recurso central de las economías más avanzadas, en su lucha permanente por mejorar su productividad y mantener intactas sus posibilidades de éxito.

Esto explica el hecho de que en dos décadas se haya incrementado significativamente la cantidad de trabajadores que solo operan con información, incrementando notablemente el valor del conocimiento incorporado en las estructuras de costos y precios de todo lo que se produce.

Consecuentemente, la competencia ha comenzado a desplazarse desde la escala de producción y el precio, hacia la diferenciación de los bienes y servicios que se producen, lo que ha acortado significativamente el tiempo de obsolescencia de los mismos, desplazando uno de los ejes centrales del incremento en la productividad hacia la capacidad de innovación, que se presenta como el principal activo intangible de cara al futuro.

Ahora bien, el conocimiento tiene particularidades que lo diferencian de otros recursos o factores productivos y que es imprescindible conocer, para evitar que un tratamiento que no las considere nos lleve directo al fracaso.

De hecho, a diferencia de los recursos naturales, la fuerza de trabajo y el capital que se presentan como recursos limitados, el conocimiento es infinitamente expansible, no se gasta y puede compartirse, por lo que es mucho más difícil de expropiar o de ser apropiado de manera privada, a pesar de los importantes esfuerzos desarrollados en esta dirección por las grandes empresas nacionales o extranjeras, mediante la instalación del sistema mundial de patentes y el robo sistemático de cerebros desde los países en desarrollo hacia las economías más avanzadas.

El conocimiento además, rara vez es aplicable de manera directa o inmediata y su aplicación requiere, la mayoría de las veces, de más conocimiento, por lo que uno de los desafíos más relevantes es la capacidad para combinar y recombinar conocimiento en búsqueda de nuevos hallazgos.

Como si fuera poco, el conocimiento se deprecia muy  rápidamente, toda vez que, a menudo, es sustituido por conocimiento nuevo, lo que hace prever que en el futuro, será mucho más importante que la cantidad de conocimiento que poseamos, la cantidad de conocimiento que seamos capaces de generar, rápida y continuamente, lo que pone a cualquier país que desee avanzar hacia el desarrollo en el desafío de convertir la generación de conocimiento y la innovación en el mínimo común denominador del pensamiento de su sociedad.

Ahora bien, este desafío debe ser enfrentado con la máxima seriedad por parte del Estado, ya que es el único sector productivo que puede operar bajo un enfoque de colaboración en oposición al enfoque privado de la competencia, lo que representa un cambio imprescindible para la construcción de una economía basada en el conocimiento y la innovación, debido a las sinergias que provoca la valoración de las diferencias culturales, como fuente de riqueza y de multiplicación de las posibilidades de descubrir o generar nuevo conocimiento e innovación.

En este contexto, la necesidad de abordar desde el Estado la necesidad de trabajar para convertir a nuestro país en una sociedad del conocimiento, no solo requiere de un Ministerio de la Ciencia, sino también de la construcción de un complejo entramado de actores públicos y Laboratorios de Gobierno, dedicados en conjunto y de manera descentralizada, a levantar desde la ciudadanía y desde las instituciones dedicadas a la ciencia, la colaboración necesaria para encontrar las preguntas más relevantes para nuestro desarrollo y sus respectivas respuestas, de tal manera de no reducir la búsqueda de nuevo conocimiento y de la innovación, solo a la promesa de rentabilidad de corto plazo que suele caracterizar a las empresas privadas, velando porque el bien común el proyecto país sean el verdadero objetivo de un Sistema Nacional de Ciencia y Tecnología que más temprano que tarde deberá convertirse en realidad.

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