La aprobación en el Senado de la ley contra la discriminación es un importante hito para la sociedad chilena. La mayoría que aprobó el proyecto demuestra que se puede avanzar hacia un país más inclusivo en que se respete a todos.
Nuestra historia republicana tiene muchos momentos en los que se ha avanzado para superar discriminaciones odiosas. Ya al comenzar nuestra vida independiente, Chile dio el ejemplo terminando con la esclavitud. Durante los siglos XIX y XX, en el Congreso Nacional se produjeron interesantes debates que la historia recoge, que culminaron en la aprobación de leyes que terminaron con diversas formas de discriminación.
En este camino, las religiones han tenido un rol relevante, puesto que en un principio nuestro Estado se declaraba católico y discriminaba a otros grupos religiosos. En el Siglo XIX se dio una batalla de ideas para establecer los cementerios laicos y el matrimonio civil.
Las Iglesias Evangélicas han tenido históricamente el respaldo de los sectores más avanzados en su lucha por la libertad de cultos. Recientemente, durante los gobiernos de la Concertación se aprobó una ley de cultos que les reconoció igualdad de derechos y en otra ley se estableció el 31 de octubre como el Día Nacional de las Iglesias Evangélicas.
En 1935 se aprobó el derecho a voto para las mujeres en las elecciones municipales y recién en 1949 se lee permitió votar en las elecciones presidenciales y parlamentarias. En esa ocasión también hubo quienes se opusieron, postura que hoy nadie defendería. Ese logro de las mujeres y de la sociedad chilena, sin embargo, no ha terminado con la discriminación por género. Hasta hoy subsisten numerosas formas de discriminación hacia las mujeres.
También se ha luchado contra la discriminación política, que tuvo su expresión más brutal durante la dictadura de Pinochet. Logramos eliminar el artículo octavo de la Constitución que discriminaba formas de pensamiento.
En este proceso, se ha vivido esta semana un nuevo capítulo: la aprobación en el Senado de la Ley Antidiscriminación.
El establecimiento de un procedimiento judicial para denunciar la discriminación es un logro para toda nuestra sociedad. Desgraciadamente, algunas personas que históricamente han sufrido discriminación por su opción religiosa se han manifestado en contra de esta legislación reclamando por el artículo que alude a la orientación sexual e identidad de género.
Esta ley, que pasa ahora a la Cámara de Diputados, es una deuda del país y armoniza nuestra legislación con los tratados internacionales suscritos por Chile. Es un paso importante en la línea del respeto a diversidad y no afecta la libertad de pensar ni de sostener ideas como algunos han señalado. Todo lo contrario, garantiza los derechos de todos.
Son lamentables las muestras de intolerancia, pero afortunadamente el Senado ha entendido mayoritariamente que debe legislar para que todos quienes habitan Chile sean respetados en su condición humana.
La aprobación de esta ley es una buena noticia para el país, porque esta ley no está pensada sólo en minorías, sino en todos los habitantes del Chile, que merecen respeto.