05 ago 2011

El Gobierno se ganó un caceroleo de repudio

La decisión del Gobierno de reprimir duramente las manifestaciones del movimiento social por la Educación generó una jornada de protesta nacional que no se veía desde la dictadura.

La Moneda acentúa así su aislamiento y el rechazo ciudadano hacia las políticas oficiales.

Este Movimiento social, impulsado principalmente por los jóvenes universitarios y secundarios, ha logrado sacudir la conciencia nacional.

Un 80 por ciento de los chilenos respalda hoy una impostergable reforma, con una mirada histórica hacia la consagración de la Educación como un derecho fundamental y no como un negocio lucrativo.

Como Vicepresidente del Senado, he participado activamente en crear las condiciones para que las instituciones del país canalicen las demandas sociales y las traduzcan en los cambios que el país demanda. Creo que en el Congreso Nacional se han dado muestras de esa disposición.

Pero la decisión gubernamental de reprimir con violencia excesiva las marchas de los estudiantes ha venido a dificultar y entorpecer el necesario clima de dialogo que propicie los acuerdos para la gran reforma educacional.

El error del Gobierno es evidente, al entorpecer el clima de diálogo que se había ido generando, La Moneda convirtió la jornada por la Educación en una protesta nacional por el derecho a la expresión de las demandas populares.

Lamento lo ocurrido, porque lo que está en el debate es demasiado importante como para empañarlo con este tipo de reacciones autoritarias.

Las autoridades que adoptaron la decisión de reprimir con violencia deberán asumir sus responsabilidades políticas por haber generado un clima que perjudica la construcción de los acuerdos y posterga la solución del conflicto de la educación.

Lo que ha pasado no es bueno para Chile.

Espero que el Gobierno rectifique y se retome el camino de la reforma profunda al sistema educacional que el país exige.

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