11 sep 2015

Corea del Sur a primera vista

Me he pasado los últimos veinte años de mi vida -pensar que antes esa era toda mi vida- estudiando las relaciones entre América Latina y Asia, entre otras cosas, para aprender cómo fue que los países del Asia hicieron en 60 años lo que nosotros no logramos en 500.

Ahora, con los beneficios de una carrera académica consolidada, me desplazo por el mundo en congresos y estadías de investigación, procurando aprender y comprender todo esto, para explicarlo a mis estudiantes y a otros que, a través de mis publicaciones, acceden a estos resultados. Publicaciones académicas, cuyo impacto podría reducirse a un puñado de expertos.

De tanto en tanto me cuestiono el alcance de tanta energía y me lanzo a escribir una que otra columna de opinión para conectar este tipo de reflexión, con más análisis diría el Dr. Adalberto Santana de la UNAM, y para un público más amplio (“el mundo real”, que le llaman).

En los últimos días de agosto he permanecido en Corea del Sur, primero en el puerto de Busan y, después, en la capital Seúl, donde me encuentro ahora. Como en otras ocasiones, el viaje se debe a un congreso académico, donde ocurre lo de siempre: encuentro entre viejos y nuevos colegas, organización de mesas de trabajo, circulación de libros, cenas y conversaciones de café, saludos, despedidas y, muy al final, una sensación de que nos reunimos para mirarnos el ombligo.

¿De cuánto le sirve a América Latina tanto esfuerzo y energía bien/mal gastada? Venir a Corea del Sur es una invitación/provocación para enfrentarse a esta pregunta, una cuestión de la que es difícil escapar.

Al término de la última guerra, en 1953, Corea del Sur no tenía universidades y jamás en su historia las había tenido. Hoy, exportan conocimiento e innovación y compiten exitosamente con las empresas tecnológicas más importantes del mundo.

Al concluir el congreso que me llevó a Busan, un foro referido a inversiones coreanas en América Latina y Caribe nos permitió escuchar a altos ejecutivos de empresas coreanas referirse a sus ideas de futuro.

Uno de ellos afirmó que trabajarán para que el puerto de Busan sea el mayor y más importante del mundo (sic). Esta afirmación, que en otro contexto sería un inverosímil eslogan de propaganda política, aquí parece totalmente creíble: el crecimiento económico sostenido, el alto porcentaje del PIB gastado en educación de buena calidad, el compromiso de las familias con la educación (no con el nuevo y más grande led o con el nuevo auto, etc.), el rol fuerte y decisivo del Estado en el proyecto nacional de desarrollo, la vocación por la eficiencia y un largo etc.

Lograron alcanzar el nivel al que toda sociedad debería aspirar, es decir, convertir a los pobres en clase media, transformar a las masas iletradas en educadas y romper las cadenas de la ignorancia, de la arrogante ignorancia, en libertad. Conseguir que los suyos produzcan conocimiento que mejoren el mundo y la vida de los connacionales.

La sociedad coreana, atravesada por variadas tensiones históricas y presentes, demuestra eso, o sea, ser una sociedad libre, próspera y realizada. He visto gente trabajadora, pero, sobre todo, feliz. La gente sonríe, camina suavemente, besa a los niños propios, ve con ternura a los ajenos y se mira directamente a los ojos. Sí, eso que creíamos solo nuestro, tan latino, es universal, sobre todo cuando ya no se lucha desenfrenadamente con el transporte público, con el miedo a perder el empleo y por lograr aquello mínimo para la subsistencia.

Por cierto, no se trata de un mundo ideal. Corea del Sur ha entrado en una fase compleja de acomodo de su modelo de desarrollo, que en varios puntos nos recuerda algo de Chile: los jóvenes resienten estar siempre sometidos a una alta exigencia que no perdona el fracaso y son frecuentes las voces de quienes apelan por relajar un mercado laboral aún muy inclinado a los intereses de las empresas. Esto último, pese al PIB per cápita, que según el Banco Mundial, para el período 2010-2014, fue de 34.620 USD (por paridad del poder adquisitivo).

Asia, pero sobre todo Corea del Sur, tiene una gran lección para América Latina y para Chile.Qué y cómo hacemos para sacar a nuestros pobres de su miseria, a nuestros ignorantes de su soberbia, a nuestros políticos de su miopía, a nuestros intelectuales de su milímetro cuadrado. En último término, cómo hacemos para convertir aquellos sueños de juventud en realidad.

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10 sep 2015

Cardenales con malas causas y medios turbios

La difusión de algunos correos intercambiados por los cardenales Ricardo Ezzati y Francisco Javier Errázuriz en 2013 y 2014, ha permitido confirmar que ciertos dignatarios de la Iglesia Católica, más allá de su proclamada condición de líderes espirituales, son en realidad hombres de poder, políticos calculadores y desinhibidos.

En este caso, ha quedado en evidencia que usaron métodos no precisamente santos para influir, presionar y hasta amenazar para bloquear la posibilidad de que un sacerdote respetado por su labor social y crítico de la jerarquía, Felipe Berríos, fuera designado capellán de La Moneda, y para impedir que Juan Carlos Cruz, víctima y denunciante de Karadima, integrara una comisión pontificia de previsión de los abusos sexuales. Los cardenales lograron ambos objetivos. No cabe duda que son poderosos.

Las autoridades eclesiásticas han jugado históricamente un papel político. Lo han hecho al tomar posición frente a los asuntos sociales, económicos, culturales y morales. Nadie discute su derecho, y el de cualquier eclesiástico, a pronunciarse sobre los dilemas de este tiempo. Es lo que hace el Papa. El problema es, como siempre, el de los fines y los medios, el de la congruencia moral, en definitiva el de la decencia.

Errázuriz y Ezzati no imaginaban, por supuesto, que sus maniobras iban a trascender a la opinión pública. Tampoco lo imaginaban los empresarios y políticos que hoy enfrentan las indagaciones del Ministerio Público.

Vivimos en una época en que casi todo se termina sabiendo, lo cual obliga a las figuras públicas, y particularmente a quienes detentan cargos de representación, altas funciones en el Estado y el sector privado, a ser prudentes y, en lo posible, rectos.

Con mayor razón deberían actuar así quienes, por representar a una institución religiosa, se han acostumbrado a pontificar sobre el bien y el mal y a dar lecciones de moralidad a todo el mundo. Se trata de la cuestión de los escrúpulos, definitoria de los principios y la forma de actuar de cada ser humano. La cuestión es no dejarse impresionar por las apariencias: nos consta que las instituciones sirven no pocas veces para esconder las miserias humanas.

“Es un sinsentido invitar a Carlos Cruz- dice Errázuriz en un mail de abril de 2013-, que va a falsear la verdad, para que obtengan una buena información los obispos. Por lo demás, ¿cómo lo invitan a él, y no invitan  además a quién presente las cosas desde nuestro punto de vista. Por otra parte, él va a utilizar la invitación para seguir dañando a la iglesia”.

¿A qué se refiere Errázuriz cuando dice “nuestro punto de vista”? ¿A la necesidad de combatir los abusos sexuales intramuros? No parece ser esa su preocupación, sino la urgencia de ahogar las afirmaciones de Cruz y demás víctimas de Karadima de que la jerarquía de la Iglesia no solo se tapó los ojos ante las fechorías, sino que tuvo una actitud de connivencia con los culpables. Eso es lo que le provoca mayor desazón.  “La serpiente no prevalece”, proclama al final de ese mail, seguro de encarnar la pureza y seguro también de que sus adversarios representan al demonio.

Es muy cierto que el hábito no hace al monje. Y que los ropajes cardenalicios no sirven para cubrir la inanidad moral. Es legítimo, entonces, que los católicos levanten la voz, pidan cuentas y exijan transparencia. El ambiente de opacidad y secreto que ha predominado dentro de la Iglesia por mucho tiempo es el que ha facilitado las cosas a los abusadores de toda clase.

La lucha por la decencia no debe detenerse ante ningún muro. En una sociedad abierta como la que queremos tener, los ciudadanos no debemos dejarnos intimidar por ningún poder, ni político, ni económico, ni militar, ni gremial, ni comunicacional, ni eclesiástico. Nos asiste el derecho de criticar a cualquiera que abuse del poder que ostenta.

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10 sep 2015

Eyzaguirre

El ministro Secretario General de la Presidencia ha hecho un aporte a la remecida política chilena de estos días. Ha agregado algunos términos en francés a los variados giros idiomáticos yanquis que salpican la consabida entrevista que ha concedido a El Mercurio, como corresponde a cualquier autoridad que se precie al asumir un cargo de importancia.

No hay novedades en el resto de sus bulladas declaraciones en que se pone a tono con la moda de frenar las reformas. De seguro no será el último viraje de este personaje, que luego de reconocerse como el más “liberal” de los Ministros de Hacienda de la Concertación, el único que redujo el presupuesto de educación, los salarios reales y la participación de los trabajadores en el PIB, durante la administración Lagos, había regresado ahora lleno de ínfulas y pachorra a encabezar la principal reforma del segundo mandato de la Presidenta Bachelet.

Hay que reconocer que le puso empeño y armó bastante alboroto, logró algunos avances concretos y más de alguno lo echa de menos. La prueba de fuego acerca de su gestión se verá en los próximos días cuando se inicie el trámite de la que puede llegar a ser la más importante de sus iniciativas educacionales: dar gratuidad inmediata a la mitad que más lo requiere de los estudiantes, sencillamente cambiando a aportes directos a las instituciones, las cuantiosas partidas presupuestarias de becas y créditos que hoy financian la mitad de los ingresos por aranceles de toda la educación superior.

Dichas partidas se elevaron sucesivamente, desde menos de un quinto del presupuesto de educación superior en 1990 a tres cuartos en la actualidad y han sido el principal mecanismo de privatización del sistema educacional, para gran contento de “sostenedores” privados que se apropian de la mayor parte de estos fondos públicos y los manejan a su amaño, sin control alguno.

Por este motivo han puesto el grito en el cielo ante el anuncio de la Presidenta, que en la ley de presupuesto de este año se van a entregar como financiamiento directo a las instituciones de alta calidad que voluntariamente dejen de cobrar aranceles a sus estudiantes, empezando por aquellos que provienen de la mitad de menores ingresos de las familias.

Tal medida favorecerá de inmediato a cientos de miles de estudiantes, quienes dejarán de contraer créditos y someterse al trato discriminatorio a los becarios, a quienes hoy se hacen exigencias académicas más estrictas que a los que pueden pagar. No perjudicará a aquellos que hoy reciben ayudas fiscales en instituciones que no cumplan con los indispensables requisitos que se exigen a las que puedan optar por la gratuidad, puesto que ellos seguirán igual que hasta ahora.

También favorecerá a las instituciones que opten por este sistema, puesto que recibirán financiamiento estable sin la obligación de firmar los avales ante los bancos que hoy tienen a muchas al borde de la insolvencia, por los créditos financiados con fondos públicos que aquellos otorgan a sus estudiantes.

Puesto que en eso consiste el tristemente famoso crédito con aval del Estado (CAE), inventado en su otra vida por el mismo personaje de marras y que hoy financia una cuarta parte de todos los ingresos por aranceles de las instituciones de educación superior y mucho más en el caso de algunas. Los académicos de las instituciones gratuitas también tendrán más posibilidades de terminar con su condición de “profesores taxis”, al contar aquellas con un financiamiento más estable.

Se beneficiará directamente a muchos sin perjudicar a nadie excepto a quienes desean continuar con el actual esquema, lo que tampoco es posible porque su crisis es más que evidente.

Esta medida muestra el camino para toda la reforma de educación: sin destruir nada sino transformando las instituciones educacionales actualmente existentes que lo ameriten, mediante el simple expediente de incorporarlas directamente al presupuesto, el que no requiere tampoco grandes recursos adicionales sino redestinar los ya existentes.

De ese modo será posible reconstruir en breve plazo, en todos sus niveles y en todo el territorio, en cada barrio en el caso de los colegios, el sistema de educación pública, gratuita y de calidad, que el país creó en el pasado y que fuera desmantelado irresponsablemente por experimentos que pretendieron transformar la educación en un negocio, creando artificialmente un “mercado” financiado con fondos públicos a través del así llamado “subsidio a la demanda” o “vouchers” inventado por el ideólogo del neoliberalismo. 

El aprobar esta importante reforma en la ley de presupuesto 2016 será un paso adelante importante, restablecerá la confianza ciudadana en la Presidenta como hicieron las pensiones solidarias en su primer mandato.

Se lo merece, porque los opositores de todos los pelajes claramente se han pasado de la raya en su trato a la Mandataria, quien muestra una trayectoria personal y política bastante extraordinaria, la que sin duda se ha enaltecido en los avatares de la crisis política en curso, que son las circunstancias que prueban el temple de los líderes y su capacidad de mantener coherencia con lo que han sido sus convicciones y actitudes de siempre y la lealtad a su pueblo.

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10 sep 2015

El aborto, un proyecto políticamente erróneo

Hace unos meses  recordé a los lectores la posición que tuvo la  Democracia Cristiana  frente a este  tema   el año 2007, con ocasión del último Congreso Doctrinario y en ese artículo señalé que una profunda discusión de gente muy bien inspirada había permitido concluir que era preferible no intervenir sobre el tema y que se mantuviera la cuestión bajo los protocolos y criterios médicos, caso a caso en la clásica relación médico, paciente y familia.

Recuerdo aquello porque el proyecto que se envió hace unos meses, sin discusión pre legislativa de los partidos que sustentan al gobierno, ya ha sufrido importantes modificaciones que nos permiten sostener que se va  desdibujando su carácter originario.

Si bien en el estado actual el violador  ya no será anónimo, al menos en las menores de edad, el proyecto ha buscado precisar el carácter de la  relación médico paciente y definir cuáles serían los casos en que habría  riesgo vital concreto para la madre, en un caso y cuáles serían  las inviabilidades  del feto en la segunda causal.

La discusión  se ha tornado cada  vez más compleja y ya cada palabra cuenta y hay un cúmulo de indicaciones que reflejan la muy difícil materia que se pretende legislar en Chile.

Sin embargo, una lectura en general permite concluir que el proyecto pareciera despeñarse por una pendiente en que nadie va a quedar contento si llega a prosperar.  En efecto, los que sostenemos que la vida comienza con la concepción y el ser merece amplia  protección en su etapa  gestativa,  nos inclinamos por una posición más restrictiva.

Por otra parte los que en el fondo piensan  de que se trata del derecho  absoluto de la mujer  de tener o no un hijo, sienten que el proyecto constriñe el tema a pocos casos y complejiza enormemente  la libertad de abortar.

En este estado conviene preguntarse por dos materias que saltan a la vista. Primeramente  es incuestionable  que este proyecto adolece de fallas de técnica legislativa que obligarán a rehacerlo muchas veces tal como ha ocurrido con otros  que se refieren a temas muy complejos, pero aun si se lograra conciliar un proyecto meridianamente razonable no cabe la más mínima duda que ha hecho que se enfrenten partidos y parlamentarios e intelectuales de la propia Nueva Mayoría, lo cual ha debilitado un proceso de  convergencia  que parece más que urgente  en los momentos actuales.

No se divida la  razón política  para discutir el proyecto ahora sin tomar en cuenta todas las variantes de orden político y otras que escapan al ámbito estrictamente naturalístico y que pueden afectar otras esferas  no previstas en el proyecto.

Respecto de esta última materia convendría  tener presente que si se legaliza el aborto y el Estado en consecuencia avala  con una ley la conducta del sistema de salud público y privado, impone a las personas que intervienen a una responsabilidad penal, civil y administrativa mucho más delicada que cuando el Estado no asume el rol  que esta ley incipientemente establece.

Los equipos médicos deberán ser muy certeros en sus diagnósticos porque siempre estará no solo la mala fe que ya está prevista en el Código Penal, sino el error que hará responsable  al Estado  y a las clínicas y a los propios médicos y equipos de los diagnósticos equivocados.

El proyecto merece  ser discutido sin duda alguna en un país democrático, pero esa afirmación no nos obliga hacerlo sin la mayor  reflexión y en  los adecuados tiempos políticos y por eso sería conveniente  que este proyecto  se debatiera  en una forma más elevada y más pausada, porque la gravedad de las circunstancias lo ameritan y porque así como no son iguales todas  las enfermedades de una eventual madre, la ciencia ha cambiado las posibilidades de viabilidad de un feto y no cabe  la menor duda que hay violaciones y violaciones y que es mejor a veces que sean los médicos  con mayor libertad  y los jueces con facultades de atenuar las disposiciones legales los que hagan una labor  que una ley genérica no pareciera abordar en la profundidad y extensión que se requiere.

El país y la Presidenta lo agradecerán.

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09 sep 2015

Cardenales desobedientes

El 12 de enero de 2014, el Papa Francisco envió una nota a los futuros Cardenales que “crearía” dentro de un mes.

En el principal párrafo escribe.

“El cardenalato no significa una promoción, ni un honor, ni una condecoración; es sencillamente un servicio que exige ampliar la mirada y ensanchar el corazón. Y, aunque parezca una paradoja, este poder mirar más lejos y amar más universalmente con mayor intensidad se puede adquirir solamente siguiendo el mismo camino del Señor: la vía del abajamiento y de la humildad, tomando forma de servidor (cf. Flp 2, 5-8). Por ello te pido, por favor, que recibas esta designación con un corazón sencillo y humilde. Y, si bien tú debas hacerlo con gozo y alegría, actúa de manera que este sentimiento esté lejos de toda expresión de mundanidad, de todo festejo ajeno al espíritu evangélico de austeridad, sobriedad y pobreza.”

La información conocida respecto del intercambio de correos electrónicos entre los Cardenales Errázuriz y Ezzati, me duele por varias razones.

Primero porque deben haber pocas actitudes más destructivas respecto de la credibilidad de una persona que la inconsecuencia entre su pensar, decir y actuar.  Estos correos dan cuenta de acciones encubiertas e indirectas para fines mezquinos y muy alejados de su quehacer como pastores.

Se refieren en términos denigrantes a otras personas, dejando de lado toda mínima humanidad.

Me apena que estas conversaciones den cuenta de sacerdotes capaces de excluir a otros, sin asco de usar influencias, y evitando el diálogo frontal.

Me duele porque confirma hechos que comenté a través de una columna escrita en este mismo medio el 13 de octubre del año pasado, y que fueron desmentidos por monseñor Ezzati.

Estos Cardenales no representan al grueso de la Iglesia chilena; sin embargo, la capacidad para desprestigiarla y hundirla es frecuente y pareciera que no tiene límite.

Pienso en el párroco de mi barrio y todo lo que se esfuerza por ser ejemplo de Jesucristo, por animarnos a vivir en clave de servicio a los demás, y al mismo tiempo pienso en lo poco que lo ayudan sus jefes.

Nuestros Cardenales han cedido al poder y al ego, en vez de actuar con un espíritu evangélico humilde y al servicio de los demás, en especial, de quienes más sufren.

Al Papa no le están haciendo caso, al menos estos  Cardenales chilenos, están en falta, y nos duele.

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09 sep 2015

José Carrasco Tapia

Se cumple un nuevo aniversario del asesinato de José Carrasco Tapia, periodista de la Universidad de Chile y político consecuente.

El Ministro en visita Hugo Dolmetsch estableció con total claridad que el 7 de septiembre de 1986, tras el atentado a Pinochet en el Cajón del Maipo, el almirante Merino citó al general Humberto Gordon, director de la CNI, a La Moneda. Acto seguido, Gordon citó al cuartel de la CNI a Álvaro Corbalán y a Manuel Provis, ordenándoles  que debían salir a vengar a los escoltas fallecidos en el atentado, venganza que debía cobrarse con dos vidas por cada escolta muerto.

Los comandos de la CNI  encabezados por Corvalán dieron muerte a Felipe Rivera Gajardo, electricista militante comunista; Gastón Vidaurrázaga Manríquez, profesor y militante del MIR; Abraham Muskatblit Eidelstein, publicista militante del PC y al periodista, editor de revista Análisis y dirigente del MIR, José Carrasco Tapia.

Uno de los misterios que no termina de develarse es porqué los agentes no cumplieron la orden de ejecutar a diez militantes opositores. Se especula que la Policía de Investigaciones se interpuso en su camino arrestando esa noche a dirigentes opositores como Ricardo Lagos Escobar, Germán Correa, Patricio Hales y Eduardo Loyola.

Los autores de estos asesinatos fueron identificados y condenados en 2007. Los jefes recibieron condenas que implicaron cárcel, no así los 11 agentes operativos que si bien fueron condenados no entraron a las cárceles por recibir penas menores.

La memoria de José Carrasco ha sido muchas veces reivindicada por el Colegio de Periodistas, la Universidad de Chile y diversos colectivos de amigos y familiares que lo recuerdan como el hombre consecuente que compartía su vida familiar con su compromiso de periodista y la militancia en el MIR. Dirigente del MDP (Movimiento Democrático Popular) en su momento, fue un impulsor, junto a Jeqar Nehgme, de quienes en el MIR veían que la única salida a la dictadura era política, apoyada en la movilización popular, y no en la insistencia en las aventuras armadas.

José Carrasco fue un firme defensor de las libertades y de los derechos humanos.Como bien dijo Sergio Campos, “es un héroe de la paz, un símbolo de la libertad de expresión y el derecho a la información, pilares de nuestra democracia”.

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09 sep 2015

Cuidemos a nuestras mascotas

En nuestro país, la masiva presencia de perros callejeros ha generado un grave problema de salud, seguridad e higiene pública. Según cálculos del Gobierno Regional, en Santiago existen cerca de un millón 700 mil perros, de los cuales el 95% posee dueño.  Pero de estos animales “con dueño”, casi el 30% deambula libremente por las calles.

Esto significa que existe medio millón de perros que recorren la ciudad obligados a sobrevivir de la caridad de los vecinos, en el mejor de los casos, o procurándose la vida entre restos de basura, en el peor de ellos.

Esta situación ha generado problemas para el bienestar de los humanos, pero sobretodo una precaria situación para los mismos caninos. Un perro abandonado tiene más posibilidades de transmitir enfermedades; esparce la basura desmejorando el espacio público y se une a jaurías que atacan en su afán de sobrevivencia. Pero también sufre la escasez de comida y cobijo, y está expuesto a atropellos y al maltrato humano y de otros animales.

La semana pasada, como Gobierno Regional Metropolitano pudimos hacer realidad un sueño largamente acariciado: se dio inicio al plan de control y prevención de la población canina de Santiago, que busca educar a la población y fortalecer la responsabilidad de los dueños de mascotas.

Iniciamos una campaña en medios de comunicación masivos y en redes sociales, que además incluye dictar más de 500 talleres para niños de educación básica, además de fortalecer la asociatividad con municipios, capacitando a encargados  municipales sobre el correcto cuidado de estas mascotas, e implantando un chip en el animal que permitirá crear un registro regional de perros y vincular al can con un responsable claro.

Pero fundamentalmente queremos evitar la reproducción de perros sin dueño, por lo que encargados comunales, coordinados por veterinarios, se abocarán a la tarea de cumplir la meta de realizar 180 mil esterilizaciones gratuitas en dos años.

Estamos en el inicio de un proceso largo pero necesario, que es generar conciencia en los ciudadanos sobre la importancia de hacerse cargo de las mascotas, son seres vivos y no un objeto a desechar una vez que pierde la novedad.

Cuidemos y tratemos bien a nuestros perros, y de esa manera protejamos nuestro entorno y la seguridad de nuestros vecinos.

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08 sep 2015

El huevo de la serpiente

El discurso xenófobo es hoy asunto diario. La demolición de casas de extranjeros, la construcción, o la promesa de construcción de muros, los atentados contra inmigrantes,se ven todos los días.

En los cinco continentes grupos de “nacionalistas” odian a esos que han llegado con otros olores y lenguajes para amenazarlo que sienten “nuestra identidad”, “nuestra mayoría étnica” o la seguridad de “nuestro trabajo y nuestra propiedad”. Brotan en todas partes los individuos que intuyen que instigar el miedo les entregará masas disponibles.

Están en Budapest contra los inmigrantes sirios; contra los latinos en la campaña Presidencial de los Estados Unidos; contra los haitianos en Santo Domingo y ahora en Venezuela, contra pobladores colombianos de San Antonio en Táchira.

El modelo universal es Gaza y no hay escrúpulos para evocar los horrores del siglo pasado.Se pinta la letra D -de demolición- en las casas de los expulsados, o se rayan las manos de niños o ancianos refugiados con tinta indeleble; se embarca carga humana en trenes cerrados, o se obliga a pobladores a escapar a medianoche de sus pueblos porque “amenazan la seguridad del Estado”.

Las ideologías son precipitados de mentalidades y circunstancias: una vez que se originan, no se descomponen fácilmente. Y lo global encuentra lo global, estos miedos abrazan otros miedos: la xenofobia es también anti elite, es anti política, es anti democracia y en el camino deviene depósito de mitos, como que Obama es musulmán (18% de los norteamericanos) o de discursos escatológicos (Le Pen anuncia futuros de“barbarie, anarquía, y “torrentes de sangre”) o de simple fascismo, (Francesco Speroni de la Lega Nord de Italia ha descrito las ideas del asesino masivo de Noruega, Anders Breivikcomo “defensa de la civilización occidental.”)

Alguien dirá que hablo de regímenes diferentes, de circunstancias distintas y líderes al menos en apariencia opuestos.En realidad no aprecio como importantes las diferencias retóricas destinadas a disfrazar el trato inhumano a seres indefensos. Otros dirán que el trato inhumano a inmigrantes es “daño colateral”o el resultado de “problemas fronterizos e inmigración de difícil solución”. Pienso que eso es simplemente la banalización de la xenofobia.

Los alemanes que aplauden a los refugiados sirios en la estación de Munich son luces en la noche, los islandeses que abren sus casas a familias enteras de inmigrantes, esos millones de luchadores humanitarios en el mundo entero, son fuerzas que reconfortan. ¿Pero hasta qué punto podrá la compasión imponerse sobre el miedo y el odio ? ¿Imponerse sobre la indiferencia del hombre común, la banalización del problema por la prensa, el discurso idiota del embanderado que ve en su vecino un enemigo, o el político que calcula la pequeña ventaja antes de actuar?

Hay en Estados Unidos un candidato que sostiene que perseguirá hasta expulsar a 11 millones de emigrantes indocumentados. Ladrones y violadores, les llama. Ha arrastrado a un rival a proponer que los extranjeros en el país lleven un chip como un paquete de UPS, mientras otro se compromete a levantar una nueva “muralla china”. La TV parece gozar con sus comentarios, los lectores de noticias sonríen al leerlos. CNN cobrará 200 mil dólares por treinta segundos de avisaje en el próximo debate entre ellos.

Entre nosotros la OEA no considera urgente debatir la expulsión ilegal de más de mil personas de origen colombiano desde Venezuela. UNASUR ni siquiera logra reunirse. Nadie se preocupa demasiado y siempre habrá alguien que dice palabras de “tranquilidad¨: al fin y al cabo es un asunto “limítrofe”, sepultado por el horror colectivo que inspiró la imagen del niño Aylan Kurdi ahogado en una playa de Turquía.

Ahí están, dos muestras del huevo de la serpiente.

Una periodista alemana decía hace unos días que solo su idioma tiene una palabra que expresa la idea de “desprecio a la humanidad”: “Menschenverachtung”, un concepto ausente en otras lenguas que saben más de hipocresía, pero que será, si no reaccionamos a tiempo,el rayado en el muro de un mundo que está extraviado por una globalización que no sabe gobernar.

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08 sep 2015

Septiembre, en busca de aquella ciudadanía perdida

Sin duda, septiembre es especial.  Y lo es particularmente para nosotros, los que nos sentimos anclados a este país llamado Chile.

Al avance del calendario, es tradición recordar la elección de Salvador Allende en 1970 como el último Presidente previo al posterior golpe de Estado, el inicio de la dictadura cívico-militar en 1973 y los triunfos y derrotas de una elite que desde la génesis del dominio español  ha escrito y reescrito la historia (y, con ello, el ethos patrio). Sumemos la conmemoración del arribo de la primavera, que por cierto compartimos con todos los compañeros de hemisferio.

Múltiples y, quizás, contradictorios simbolismos.  Vida y muerte, amor y odio, desazón y esperanza se mezclan en los 30 días que dura este noveno mes del año.  Es el sino de la existencia, donde los extremos forman parte del mismo entramado vital.   “Así es la vida” nos diría el crítico que definió los clásicos como aquellas obras que, como los vampiros en la noche, se alimentan de las llagas siempre abiertas de la humanidad.

Una de ellas, la conciencia del individuo frente a lo que ocurre en su entorno.  Y sus ansias de transformarlo, colectivamente, cuando no está de acuerdo con lo que ve.  El ciudadano, en el sentido político del término.  Lo contrario es el idiota, según nos recordara -no sin polémica- el actual ministro de la Presidencia Nicolás Eyzaguirre, aludiendo así al sentido griego del concepto: idio (“propio”) – tes (“quien hace algo”), es decir, aquel que no tiene interés alguno en los asuntos públicos sino solo en los suyos.

Todas las sociedades cargan con ambos.  Ciudadanos e idiotas.  Quienes intentan, de distintas formas, participar en la vida pública (no solo a través de un cargo en el Estado o mediante la acción política partidaria, claro está) y quienes deciden voluntaria o inconscientemente marginarse porque “da lo mismo quién salga presidente, total mañana tengo que trabajar igual”.

Así como comer empanadas y tomar chicha se convierte en un acto obligado en septiembre, también lo es repasar la historia. La historia de Chile.  Claro que no solo aquella que nos habla de presidentes, senadores y diputados, generales y almirantes, y guerras con países vecinos y contra el así llamado enemigo interno (muchas de ellas motivadas por intereses trasnacionales aliados a mezquindades locales), sino la que escribieron anónimos hombres y mujeres.  Esos que vivieron en nuestro suelo y que, con su acción (u omisión), también moldearon la tierra que hoy habitamos.

Es ahí cuando nos asalta la “Batalla de Chile”. Trilogía documental de Patricio Guzmán que rememora los meses previos (y posteriores) al golpe cívico-militar de 1973.  Horas de material audiovisual histórico que, paradójica y lamentablemente, no han tenido espacio en la televisión abierta nacional.  A 25 años de recuperación de la democracia, mas no de la soberanía popular, o mejor dicho, de terminado el sistema autoritario de uniforme, pero eso es otro debate.

Lo cierto es que esos eran otros tiempos.  Una ciudadanía con poder, demasiado, dirán a quienes acomoda la tranquilidad de los consensos de la transición, que no solo opinaba sobre el quehacer colectivo sino se inmiscuía, como actor protagonista, en los acontecimientos que de una u otra forma le afectarían.  No le daba lo mismo.  Ahí están las imágenes del estudiante, la dueña de casa, el profesional y el obrero, el empresario y el trabajador, en la ciudad y en el campo, actuando, dejando atrás la indiferencia y abulia sobre lo público. Apatía que no es más que alimento para que otros tomen las decisiones que a uno corresponden.

Mucha agua ha pasado bajo el puente: atropellos, metralla y tortura, destrucción de La Moneda mediante. Y, para no obviar, también polarización, violencia política y la siembra de los principios del neoliberalismo son el socavamiento del relato colectivo, el utilitarismo económico, el individualismo.

En los últimos años, atisbos hemos tenido de renacimiento masivo del ciudadano participante.  Movimientos sociales por la educación y la justicia socioambiental, reivindicaciones territoriales y demandas de los pueblos indígenas, por nombrar solo algunos, forman parte de aquel resurgimiento.  Y también, hay que reconocer, los que impulsan aspiraciones de corte no progresista como el rechazo al aborto y la mantención del modelo social y de desarrollo vigente, por nombrar solo algunos.

Alguien dijo alguna vez, aporta a la causa que quieras, pero aporta a alguna.  Tal es el ethos de septiembre. Mes de anhelos. De tinieblas también. De construir ciudadanía, esa que fuimos perdiendo en algún recodo de estas cuatro décadas en que los sueños como motor vital se cubrieron de pragmatismo, temor y comodidad. 

Pero aún tenemos patria ciudadanos, dicen que dijo Manuel. Sea lo que sea que signifique la frase, revisar la historia siempre es necesario.  Fundamental. Para comenzar a preguntarse, quienes no vivimos aquella época de principios de los 70, dónde quedó esa ciudadanía que esperanzada creyó que el mundo podía cambiar.

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08 sep 2015

Tres partidas

En pocos días y mientras iba a abrazar a un amigo cuya esposa falleció de cáncer, me fui enterando de tres muertes que para mí son muy emblemáticas. Todas las muertes lo son para alguien y cada uno de nosotros puede decir: todos los días muere alguien que importa. Pero en pocos días han partido – y nos dejan cierto vacío – tres personas que para mí han tenido un significado.

Dolores Barja, una mujer mayor, comprometida con la vida, militante de base demócrata cristiana hasta la médula de los huesos, ñuñoína, trabajadora, entusiasta, generosa, no pedía honores ni reclamaba para sí nada. Modesta, sencilla, vivía para dar su energía al servicio de los otros y de sus causas. Debe haber tenido defectos: no se los conocí.

Pude tener un mayor contacto con ella cuando trabajamos juntos en una campaña a concejal, donde ella fue factor determinante del buen resultado obtenido. Ahí supe que su nombre era no más que una broma y por eso en vez de llamarla Dolores yo le decía “Placeres”: todo era entusiasmo y alegría, sabía sacar adelante tareas imposibles, nos alentaba, nos mostraba el cielo cuando todo parecía oscuro, entregaba cariño en cada acto, cada gesto, cada paso que daba por la vida. Deja un vacío y una tarea: deberemos mirar como ella la vida.

Ernesto Merino, publicista, político demócrata cristiano, comunicador de excelencia, llegó casi a los noventa años, luego de haber hecho grandes contribuciones. Recuerdo cuando en 1972 trabajamos juntos en una campaña por enfrentar el tema de la violencia política con un mensaje de paz que pretendía evitar el golpe de Estado.

En tiempos de la dictadura él fue el diseñador y orientador de la Radio Cooperativa que, luego de desaparecida Radio Balmaceda, tomó el liderazgo de la información y de la “lucha” por los derechos humanos. La radio se convirtió en la voz que acompañó a millones de chilenos en las épocas oscuras, de la mano de Ernesto, de Delia Vergara, Guillermo Muñoz, Manola Robles, Carmen Castro, y tantos otros queridos amigos periodistas que se expusieron en la tarea de combatir pacíficamente los abusos y anunciar la esperanza de un tiempo con menos dolor.

Ernesto Merino ayudó en muchas campañas, entre otras la de mi padre a concejal por Ñuñoa en 1996. Hombre generoso, alegre, ingenioso, sabía escuchar e impulsar la acción. Nos hará falta.

Roberto Kozac fue un gran protector de personas, luchador por los derechos humanos, hombre eficiente y eficaz en esa tarea, comprometido con los que fueron perseguidos en el Chile de la dictadura. Para él los derechos humanos era un compromiso vital irrenunciable.

La Asociación de ex trabajadores de la Vicaría de la Solidaridad – donde fui colaborador – ha manifestado su sentimiento de dolor por el fallecimiento de Roberto Kozak, que fuera el representante en Chile del Comité Internacional de las Migraciones Europeas (CIME) y que tanto ayudó a paliar los dolores en miles de chilenos y extranjeros avecindados en nuestro país, encarcelados en los recintos de detención de la dictadura, que gracias a su gestión lograron su libertad y encontraron refugio.

La Asociación nos recuerda que él “supo combinar su compromiso con los derechos humanos, con su coraje y su buen criterio diplomático”. Terminada la dictadura, ayudó a miles de retornados del exilio, en coordinación con el Gobierno de Aylwin.

“La gracia de la nacionalización refleja, además de su compromiso con Chile, su afecto por esta tierra que lo llevó a vivir en ella, junto a su familia, y donde solicitó que quedaran para siempre sus restos”, dice la declaración de los trabajadores de la Vicaría.

No fui su amigo, supongo que él ni siquiera me recordaba, pero estuve cerca de él y pude apreciar su aporte valioso. Su ejemplo, en esta hora en que la competencia, la avidez, el materialismo y el exitismo se toman la palestra, parece ser importante para las nuevas generaciones.

Sólo puedo agradecer a la divinidad que nos haya dado a estas tres personas para compartir la tarea de este tiempo, donde la exigencia ha sido grande y la esperanza a veces nos falla. Su muerte nos recuerda que debemos, que nos toca tomar la bandera.

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