27 ene 2016

Urgente reforma a la Reforma

Hoy, más que nunca, es imperioso que el gobierno escuche las distintas visiones existentes en torno a la reforma al sistema de educación superior. La Ley Corta, aprobada en tiempo récord, dejó en evidencia entre otras cosas, la falta de información respecto de las diversas realidades de los futuros estudiantes universitarios, mientras que los vacíos que generó este proyecto, se han hecho más que visibles durante los últimos días.

Es patente que cuando el legislador aprobó esta muy apurada ley, no consideró que al establecer que sólo las universidades con 4 años de acreditación podían recibir estudiantes bajo el criterio de gratuidad, concentraría la oferta en dos universidades privadas no adscritas al sistema único de admisión (las universidades Autónoma y Católica Silva Henríquez).

Con ello, en la práctica redujo ostensiblemente la oferta de carreras y de vacantes disponibles para un segmento de jóvenes y sus familias que aspiran mejorar su futuro. De los 280 mil estudiantes que rindieron la PSU en este último proceso, sólo 79 mil obtuvieron más de 500 puntos -base mínima para acceder a la gratuidad-, dejando a 114 mil jóvenes que obtuvieron puntajes inferiores a ese límite, fuera de la gran promesa de estudiar una carrera sin pagar por ella.

Es decir, si el propósito de la gratuidad era que los estudiantes vulnerables tuvieran las mismas oportunidades que un estudiante que no necesita el beneficio, este objetivo no se cumplió.

Otra cosa es saber si ese postulante con gratuidad que no alcanzó un puntaje superior a los 500 puntos, logró finalmente ingresar a la carrera de su preferencia, o debió conformarse con los programas ofrecidos por estas dos universidades privadas. Y si así ocurrió, cabe sanamente preguntarse si este joven logrará finalizar su primer año académico en una carrera que tal vez no lo motiva o nunca pensó estudiar.

Claramente, la fórmula en torno a la gratuidad tiene tantas aristas como interesados en la discusión, muchos de ellos actores que sólo presencian cómo se desarrolla el debate, sin hasta el momento tener voz o voto en lo que creemos es uno de los puntos fundamentales para el desarrollo de una educación superior más equitativa y accesible.

Nos encontramos frente a un dilema, que debe ser resuelto ahora. Los hechos dan la razón, la inmensa mayoría de los estudiantes que tuvo el beneficio de la gratuidad, tuvo que matricularse donde pudo y estudiar lo que se podía. Es necesario volver a sentarnos y escuchar, debatir, compartir.

Ciertamente es el momento, muy probablemente único e irrepetible, para generar un marco legal que permita a los chilenos y chilenas, acceder a educación superior de calidad y gratuita.

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27 ene 2016

Víctimas inocentes de los drones de Obama

El cuerpo de Faheem Qureshi sufrió quemaduras extendidas y el misil se llevó su ojo izquierdo y a varios familiares: “Si hay una lista de tiranos en el mundo, según mi opinión Obama será puesto en esa lista debido a su programa de drones”, son sus palabras 9 años después del ataque.

Ésta ha sido época de revisionismo en Estados Unidos, en plena campaña electoral y con entrevistas del presidente Obama a varios medios de comunicación explicando su legado, los hitos positivos de su Presidencia, los desafíos posibles en su último año de gobierno. Pero no ha tenido la misma cobertura uno de los capítulos más negros de su gobierno, similar a la promesa rota de no haber cerrado la cárcel de Guantánamo: el costo humano en vidas civiles de la campaña de bombardeos de drones, especialmente en Pakistán.

El programa, en teoría centrado en terroristas que amenazan la seguridad de Estados Unidos, es totalmente ilegal según el derecho internacional, pues rompe el principio básico de soberanía de varios países, especialmente Yemen, Somalia y Pakistán, y ha provocado la muerte incluso de ciudadanos estadounidenses sospechosos de pertenecer a células extremistas.

La legislación estadounidense prohíbe el asesinato de ciudadanos sin un debido proceso judicial. Pero más allá de eso, el costo más grave ha sido la violación de los derechos humanos de cientos de personas que no tenían ningún vínculo con extremistas anti-Estados Unidos, y que fueron asesinados o gravemente heridos por las máquinas letales controladas a distancia.

Las cifras de Naciones Unidas son reveladoras, y documentan de forma sistemática alrededor de 300 civiles asesinados por los bombardeos de los drones. Hay situaciones aún más dramáticas. Según la ONU, en Yemen los ataques de drones de EEUU han matado a más civiles que las muertes atribuidas a Al-Qaeda.

Otras fuentes son más extensas en el análisis de víctimas directas. Por ejemplo, el Bureau of Investigative Journalism documentó que, sólo en Pakistán, el país más golpeado por los bombardeos, entre 2004 y 2015 tanto el presidente Bush como Obama aprobaron 413 ataques, siendo la gran mayoría firmadas directamente por Obama (362).

La cifra exacta es difícil de estimar, debido al secretismo de los ataques y la falta de información desde zonas tribales de difícil acceso. Pero los rangos son elocuentes. Las bombas teledirigidas han matado a entre 2,400 y 3,900 personas, dependiendo de las fuentes. De ellas, murieron entre 416 y 959 civiles, y de ellos entre 168 y 204 niños. El total de heridos llegó a 1.142. Yemen y Somalia sufrieron otros cientos de víctimas.

El tema de los drones no ha tenido un rostro humano concreto en el hemisferio occidental, hasta el reporte que publica esta semana The Guardian, con el caso de Faheem Qureshi. El pakistaní tenía 14 años cuando uno de los drones de Estados Unidos atacó su casa en Waziristan, en uno de los primeros bombardeos ordenados por Obama, el 23 de febrero de 2009.

El misil entró por el techo, en momentos en que celebraban varios parientes la vuelta de un tío que había estado trabajando en los Emiratos Árabes Unidos. La explosión le quemó a Faheem una parte del cuerpo y la cara, mientas decenas de proyectiles lo laceraban. Se informó después que el ataque erró el objetivo, un líder talibán. El saldo del fatal error: 9 civiles asesinados.

El ojo derecho de Qureshi se salvó, informa The Guardian, gracias a cirugía láser. El izquierdo tuvo que ser extirpado. Varios tíos murieron, dejando 14 primos del adolescente sin padre.  Ya han pasado 7 años, y Faheem Qureshi tiene una clara reflexión: todo lo que sabe sobre Obama “es lo que me ha hecho a mí y a la gente de Waziristan, y eso es un acto de tiranía. Si hay una lista de tiranos en el mundo, según mi opinión Obama será puesto en esa lista debido a su programa de drones”.

Ningún organismo del gobierno de EEUU, incluyendo la CIA y la Casa Blanca, se ha referido nunca al bombardeo de Waziristan.

“¿Qué hice para que fuera castigado de forma tan mala? ¿Qué hizo mi familia? ¿Por qué me pasó esto a mí?”, fueron las reflexiones del niño Faheem Qureshi en esa época. “Soy el vivo ejemplo de lo que representan los drones”, agrega, con sus estudios de química frustrados para siempre. Su familia, rota también para siempre. Y un presidente que a miles de kilómetros de distancia prepara con optimismo las bases de su legado político.

¿Estará Faheem en el corazón y en la conciencia del mandatario estadounidense cuando llegue el momento de entregar el poder, o el nombre y el caso del joven pakistaní permanecerá anónimo y para siempre en el ala oscura de la Casa Blanca?

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26 ene 2016

Derogar leyes

Ernesto Silva, ante la eventual anulación de la ley de pesca, declaró días atrás que los Congresos hacen leyes y no las anulan. Más allá de la discusión puntual con respecto a dicha revocación o si realmente se puede o no anular dicha norma, es interesante notar la idea subyacente de que el poder legislativo tiene como misión esencial crear nuevas legislaciones y no derogarlas o abrogarlas.

Bruno Leoni, teórico liberal italiano, planteaba que uno de los principales problemas que enfrentaban las democracias modernas consistía en la creciente inflación legislativa, es decir, la promulgación compulsiva de normas, debido a la errada noción que tienen los legisladores con respecto a la ley y su propia función como parlamentarios.

En Chile, es frecuente escuchar a nuestros parlamentarios promocionar su buen desempeño legislativo pregonando el número de proyectos de ley que han presentado. Obviamente, omiten que entre dichas propuestas probablemente existan algunas claramente absurdas, como prohibir el uso de audífonos en las veredas o prohibir el salero en las mesas en restaurantes.Pero claro, nuestros legisladores creen que su función es ordenar y supervisar cada aspecto de nuestras vidas creando leyes de manera deliberada. Es decir, los parlamentarios chilenos son promotores del intervencionismo legislativo.

El intervencionismo legislativo está ligado con la arrogante noción, por parte de los parlamentarios, de que ellos pueden, mediante la ley y de manera deliberada, crear nuevos órdenes sociales, solucionar problemas o producir virtud entre los ciudadanos.

La noción de que las normas legales son producto de la acción deliberada y caprichosa de los congresistas de turno, se traduce en una creciente inflación reglamentaria, que conlleva a una seria distorsión de lo que es la ley. Esta deja de ser reflejo del proceso evolutivo de las normas y pasa a ser cualquier cosa que se le ocurra a un diputado o senador.

En el largo plazo, la inflación legislativa implica un serio riesgo para los ámbitos de autonomía de las personas frente al poder estatal, puesto que las leyes terminan siendo expresión de la arbitrariedad de los legisladores en función de sus pretensiones planificadoras, moralistas y paternalistas o dudosas reglamentaciones en favor de ciertos grupos de interés, como financistas de campaña.

Es decir, privilegios contrarios al principio liberal de la igualdad ante la ley.Cualquiera sea el caso, esta distorsión de la leyes tiene un efecto nefasto, que es la anulación de las certezas legales que cualquier Estado de derecho debe tener, dando paso al imperio del capricho de los legisladores, los cuales pasan a ser tutores de nuestras vidas, lo que termina afectando la libertad de cada uno.

Ojalá pronto surja un grupo de parlamentarios cuya proclama no sea la creación de nuevas leyes sino la derogación de muchas inservibles.

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26 ene 2016

Gasto y financiamiento electoral

Se acercan las elecciones municipales. Momento de decisión en que, cada ciudadano, debe optar por ese futuro cercano del territorio en que habita. En cada uno de los 345 municipios del país, el 23 de octubre de este año será un día clave.

Aunque se considere esto de sentido común, no necesariamente lo es.  A la luz de lo que han sido los procesos electorales desde el año 90, ha quedado claro que la intención y acción de voto no se guía necesariamente por este principio básico.

Mucho se dirá sobre los motivos por los cuales las comunidades deciden por una u otra opción electoral.  Cercanía personal con el candidato, conocimiento de su historial, propuesta programática, tendencia política, adscripción a coaliciones con más o menos posibilidades. Insondables son los caminos de la voluntad en la cámara secreta.

Este artículo apuntará a una sola variable. O, mejor dicho, antivariable. La del dinero.Una que ha sido el origen de los cuestionamientos al sistema político y, por extensión, del cohecho indirecto y de normas donde claramente fueron motivos muy distintos del interés común los que permitieron su aprobación. La Ley de Pesca es el caso más emblemático.

Fue hace varias elecciones que, en el marco de candidaturas por el Partido Ecologista, en el equipo de campaña de Aysén decidimos la no instalación de palomas en las calles de Coyhaique y sus alrededores. Así como tampoco empapelar la ciudad ni pagar a los propietarios de viviendas por instalar lienzos o gigantografías. No fuimos los primeros.  Seguimos la senda de otros antes, por cierto.

El sentido de esta decisión fue múltiple.

El respeto por el espacio público común en primer lugar. No es que se considere que la acción política sea negativa en sí misma, pero la propaganda electoral ha llegado a niveles tales en que durante los plazos legales más parece invasión que el legítimo derecho a informar sobre las distintas opciones en competencia.

El objetivo de este tipo de estructuras motivó otra reflexión. Estas instalaciones nada dicen sobre qué representa (o significa) votar por uno u otro candidato.  Producto de sus características, se complejiza explicar programas u objetivos en profundidad, por lo menos en las hechas para su visibilidad a distancia.

El costo económico fue otro de los aspectos considerados. No solo porque no se contara con recursos ilimitados sino porque para acceder a ellos se requeriría necesariamente recurrir a quienes están disponibles para financiar la política. Análisis correcto, a la luz de lo que se ha sabido siempre pero que solo en los últimos años ha pasado a ser para la opinión pública un aspecto fundamental relacionado con la calidad de nuestra democracia.

El sentido de competencia a todo evento ha generado un todo vale que, a fin de cuentas, no permite que sean las ideas y programas los que influyan en la intención de votos.  Canastas familiares, pelotas de fútbol y camisetas para clubes deportivos, onces para agrupaciones de ancianos y televisores para rifas, siguen el mismo patrón de la paloma y gigantografía hija del photoshop y son el ejemplo de la pérdida de la responsabilidad ciudadana, tanto de electores como de candidatos, a la hora de tomar decisiones tan importantes como elegir a quienes tendrán la responsabilidad de conducir el Estado en sus distintos niveles.

Ejemplo perverso de ello es que hasta hoy estas acciones en períodos de campaña pueden ser reembolsadas como gasto electoral. Es decir, el Estado – todos nosotros – financiamos el clientelismo y el marketing sin contenido que ha inundado una parte importante de la vida social y, por extensión, también la acción política.  En nuestro Chile el clientelismo no solo es considerado legítimo sino, incluso, legal.

Tanto es así que hay quienes creemos que las empresas no debieran poder incurrir en financiamiento electoral. No solo porque quienes votan son los ciudadanos y no las compañías, sino porque además el objetivo legítimo de estas es el lucro y así como la figura de la responsabilidad social empresarial es utilizada por múltiples empresas simplemente como publicidad y corrupción social, esta suerte de “responsabilidad política empresarial” surte el mismo efecto.

Tampoco es lógico pensar que un ciudadano aporte económicamente a dos o más contendores. ¿Qué sentido democrático tiene que yo como individuo aporte dinero a la campaña de A y también a la de B, cuando ambos son adversarios en la arena política o tienen programas disímiles?  No es el interés colectivo, por cierto.

Por ello, un elemento a considerar en la decisión de voto es el despliegue económico del candidato. La inversión que realiza en publicidad, equipos de terreno y toda su campaña, que está claro no es fruto del voluntariado sino financiada, dan cuenta no solo de la mirada del postulante sino también de que alguien cobrará, al final del día, la factura.

Y ese pago se realizará con cargo a leyes en el caso de congresistas y favores de otro tipo en el de otras autoridades elegidas. Así es como se pervierte el sentido del bien común. Y eso es lo que hemos visto, lamentablemente, no solo en la aprobación de leyes sino, también, en los debates públicos.  El silencio cómplice de diputados, senadores y diversas autoridades elegidas en temas de alto interés de sus propios distritos y circunscripciones es solo una muestra de ello.

La regulación de límites a gastos de campaña y la generación de espacios públicos y de medios para la promoción de todos los candidatos, y la opción por aquellos postulantes que difundan sus programas (conocido como voto programático) son algunas de las alternativas para revertir la tendencia actual. Además de dar igualdad de condiciones para la competencia y permitir evitar la cooptación empresarial de los futuros servidores públicos.

Por eso, si ve que un candidato cuenta con un financiamiento desmesurado y más aún desconocido, desconfíe. Alguien pagará, en algún momento, esa factura. Y lo más probable es que sea usted, con su propia calidad de vida y la de sus hijos. O incluso peor, toda la sociedad.

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26 ene 2016

Política Energética: dialogando con las comunidades

El Comité de Ministros encabezado por el ministro del Medio Ambiente, Pablo Badenier, e integrado por los titulares de las carteras de Energía, Minería, Economía, Salud y Agricultura ratificó la Resolución de Calificación Ambiental (RCA), del proyecto hidroeléctrico Cuervo, emplazado en la Región de Aysén, proyecto que fue objeto de once reclamaciones presentadas por organizaciones ciudadanas. Frente a esta emblemática resolución, cabe preguntarse ¿cuál es el rol de las comunidades en la toma de decisión? ¿Cómo asegurar la participación de la ciudadanía en las decisiones que afectan su territorio?

La Hoja de Ruta de Energía 2050 decretada recientemente por la Presidenta Bachelet plantea que se debe transitar en la relación con las comunidades desde una lógica de compensaciones –que es la que se ha utilizado históricamente- hacia formas de insertar las iniciativas energéticas en el concepto de desarrollo local con procesos participativos robustos, acceso a información de forma oportuna y actores locales fuertes.

Sin embargo, las declaraciones a medios de comunicación de los dirigentes regionales plantean necesidades en éste ámbito que al parecer no han sido cubiertas. Critican que éste y otros proyectos sean aprobados cuando aún se está debatiendo la ‘Política Energética Regional’, lo que para ellos es contradictorio y dejaría en letra muerta las mesas de diálogo con autoridades y representantes del sector empresarial.

Según anuncios del mismo ministerio de Energía, recién en abril de este año se entregará el diagnóstico que dará una imagen más clara de las condiciones del territorio y las necesidades de Aysén en materia energética. A mediados de 2017 se prevé se dará a conocer la política energética para esa región, así como para Magallanes. También se hará una encuesta en la región durante febrero y marzo para recabar antecedentes de las opiniones y las necesidades que tiene  la zona.

En este contexto, cobran mayor relevancia las palabras de la presidenta Bachelet en su Hoja de Ruta, cuando señalaba que para el desarrollo exitoso del sector se debía contar con la validación social y técnica requerida. No basta con realizar mesas y vincular a los distintos actores involucrados si estos procesos quedan solo en opiniones. La legitimidad de las propuestas es posible solo a través de la real participación y, por consiguiente, en la aceptación de lo que se propone.

Se hace evidente la necesidad de contar con herramientas de planificación territorial realmente vinculantes, donde el diálogo finalice en procesos de incidencia en las políticas públicas por las que fueron creados.

El impacto de las grandes obras hidráulicas las convierte en un asunto de controversia en materia de desarrollo sustentable. El gran dilema es cómo superar la confrontación y encontrar modos de mitigar los impactos adversos de las represas sobre las poblaciones y los ecosistemas involucrados en los proyectos.

El fin que debe alcanzar un proyecto es obtener un beneficio de modo sustentable, social y ambientalmente equitativa, además de económicamente viable. ¿Estamos frente a un proyecto con éstas características? Un abastecimiento seguro y confiable de energía es clave para el desarrollo económico y social del país.

Debemos ser capaces de generar estrategias productivas más inclusivas, que potencien los recursos naturales como ejes dinamizadores del desarrollo, mirados desde y hacia las condiciones particulares de cada territorio, más aún de zonas extremas del país, como lo es Aysén.

Para Rimisp ésta es una temática que resulta de interés por el modo en que el capital natural y los servicios ecosistémicos influyen en las dinámicas territoriales en áreas rurales. Entendemos que el desarrollo sólo es factible si se logra compatibilizar los diversos aspectos económicos, ambientales, sociales y culturales, en los distintos niveles nacional, regional y local. ¿Cómo?

Es difícil llegar a una Política Energética que permita confluir y equiparar los intereses regionales con aquellos relacionados con temas nacionales, con los intereses de la protección de áreas naturales y con las necesidades del sector energético nacional. Difícil pero no imposible.

Es fundamental utilizar herramientas de análisis de variables desde el territorio, que consideren de manera integrada las aristas institucionales, sociales y económicas, con una perspectiva de mediano y largo plazo, e incluyendo desafíos de crecimiento, sostenibilidad e inclusión en el área energética.

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26 ene 2016

Piñera, Macri y los tribunales

El encuentro de ambos políticos y hombres de negocios tuvo lugar hace pocos días en Buenos Aires, en la Casa Rosada, con una excepcional duración de más de dos horas. No fue la única distinción brindada al ex mandatario chileno. En efecto, además pudo entrevistarse con el presidente del Banco Central argentino y con una media docena de ministros del flamante gabinete recién estrenado por Mauricio Macri.

Trascendió que se habló de la situación política en la región, de los problemas económicos que enfrentan países y gobiernos, del proceso judicial en La Haya promovido por Bolivia en contra de Chile a propósito de su histórica demanda marítima y, como no podía faltar, el  empresario chileno habría reiterado la solicitud de extradición en contra del chileno Galvarino Apablaza.

Ambos representantes del poder económico tienen historias muy parecidas, aunque no siempre similares. Mauricio Macri es hijo de una de las familias más adineradas de la Argentina y su padre fue durante años la principal figura del grupo Macri- Socma. El actual mandatario del vecino país, ingeniero formado en carísimos colegios y luego en universidades de EEUU  y en la Universidad Católica de Buenos Aires, hizo una cuantiosa fortuna básicamente en los sectores agropecuarios, inmobiliarios y de la industria automovilística. Fue extrañamente secuestrado en 1991 por un grupo que luego resultó ser de la propia policía y al que pagó rápidamente de 6 millones de dólares.

Como Piñera en su tiempo, Macri también tuvo líos con la Justicia y fue procesado por estafa y otros ilícitos. Recordemos que Piñera, antes de su protagonismo político, había sido procesado por fraude al Banco de Talca e infracción a la Ley General de Bancos. Sugestivamente, en ambos casos y pese a las clarísimas sentencias de los tribunales de primera y segunda instancia, las  Supremas Cortes, de allá y de acá, terminaron por absolver a ambos.

En el caso de Argentina, Macri inclusive seguía procesado por escuchas ilegales cuando triunfó en las recientes elecciones pero, como era de esperarse, los mismos jueces que le procesaron antes de los comicios después de que estos se realizaran lo consideraron  inocente.

Son pues los únicos mandatarios de la historia de sus respectivos países que, excepcionalmente, llegaron a la primera magistratura pese a que en su momento tuvieron problemas con la justicia.

Se trata de poderosos empresarios, notorios además por su presencia en el mundo de  los controvertidos negocios del fútbol profesional, en el que han sido dirigentes de populares clubes deportivos devenidos en empresas.

También hablaron de temas judiciales y don Sebastián se mostró satisfecho de lo que llamó “grandes avances” en Buenos Aires respecto de la  eventual extradición de nuestro compatriota Galvarino Apablaza que es reclamada desde hace mucho en nuestro país por aquellas personas y sectores políticos que, en cambio, en su momento apoyaron a la brutal dictadura de Pinochet o callaron antes los crímenes masivos perpetrados por sus agentes.

A Galvarino Apablaza se le imputa, sin fundamentos conocidos, alguna responsabilidad en el homicidio cometido contra Jaime Guzmán, ideólogo de la dictadura. Sin duda, dicho homicidio es condenable desde todo punto de vista y nadie podría justificarlo, más allá incluso de las posiciones y actuaciones de la víctima.

Pero es igualmente repudiable tratar de criminalizar a alguien sólo por haber sido parte de quienes, ante la probada inutilidad de otros métodos, debieron asumir que contra la feroz tiranía no quedaba más que emplear todas las formas de lucha. Mucho más graves han sido otros hechos deleznables, como por ejemplo haber negociado con Pinochet una salida política a la dictadura para mantener el mismo modelo de sociedad instaurado bajo su mando y la asesoría de los llamados “Chicago Boys”.

Recuérdese que el dictador siguió durante varios años como Comandante en jefe del ejército y hasta fue designado como “ Senador Vitalicio”, abrazo en el Senado incluido, en pleno proceso que llamaron “transición a la democracia”.

Pero en fin y a propósito del entusiasmo de Piñera y de otros varios sectores por una eventual extradición, además de la falta de pruebas de la supuesta participación del perseguido en los hechos, creo necesario tener presente en el debate los elementos jurídicos de la situación lo que hasta ahora ha estado ausente o se ha subestimado.

No es el momento ni el espacio para abrumar al lector con el desarrollo de consideraciones jurídicas de larga extensión. Pero al menos un par de breves comentarios.

Por una parte se trata nada menos que de la imposibilidad técnica de procedencia de una tal extradición pues se trata de una institución incompatible con el Refugio ya expresamente concedido por una legislación aceptada por Argentina y Chile, como lo recuerda una reciente nota del periódico La Tercera de Chile. En efecto, tras la sentencia de 2010 de la Corte Suprema argentina, eso ya es cosa juzgada que no puede revisarse.

Los refugiados no pueden ser expulsados, devueltos ni extraditados del país que concedió el beneficio.“Como abogado, le digo que la única respuesta que puede dar el gobierno argentino es en el marco de la ley, que es la Convención Internacional para el Estatuto de Refugiado lo, que favorece a mi cliente. Cualquier cosa que se diga en contra es grave”, señaló al matutino don Rodolfo Yanzón, abogado a cargo de la defensa de Apablaza en Argentina.

A lo anterior debe agregarse que, en su momento, deberá examinarse además el tema de la prescripción. La razón se encuentra en el Derecho nacional e internacional y en numerosos fallos de jueces, de cortes de apelaciones y de la misma Corte Suprema de Justicia de Chile.

En efecto sólo no prescriben los delitos de lesa humanidad y/o aquellos comprendidos en los Convenios de Ginebra sobre  delitos en tiempos de guerra los que fueron suscritos y ratificados por Chile mucho antes del golpe del 73 y que por tanto eran desde antiguo parte de nuestra legislación interna.

Sobre los ilícitos comprendidos dentro de los Convenios de Ginebra corresponde tener presente que en su DL n°5 de 12 de septiembre de 1973, es decir al día siguiente del golpe, Pinochet y la  Junta declararon que el estado de sitio vigente debía entenderse en el futuro como “estado de guerra interno” y se hacía aplicable en el país la legislación de tiempos de guerra.

Como es obvio, el propósito buscado con esa iniciativa no era otro que amparar y justificar los asesinatos masivos con el barniz de “legalidad” de los Consejos de Guerra. La genuflexa Corte Suprema de Chile de la época por supuesto  que obedeció la orden y declaró que en Chile había “una guerra interna” a pesar que todos sabemos y así lo han establecido los actuales tribunales y lo señaló en su momento la propia ONU, que lo que había era un genocidio contra un pueblo indefenso. Lo concreto es que si se dijo que había guerra se aplican los Convenios y esos delitos son imprescriptibles.

Pero esa supuesta guerra cesó hasta en consideración de  la dictadura y no había guerra alguna, ni real ni supuesta, cuando la muerte de Jaime Guzmán. Ese fundamento de imprescriptibilidad por tanto no existe.

En cuando a los llamados delitos de lesa humanidad son aquellos en que, por su especificidad y gravedad, el ofendido no es sólo la víctima en particular sino la humanidad entera.

Y son aquellos perpetrados por agentes del Estado en condiciones en que dicho Estado lleva adelante una ilegítima persecución de individuos y sectores de la ciudadanía por razones políticas, religiosas, étnicas. Si no  existen esas condiciones – que no existían a la fecha del homicidio de Guzmán – ese ilícito se encuentra prescrito conforme las reglas generales del Derecho Penal interno.

Así las cosas y aunque les cueste, los que sueñan con sancionar a un inocente deberán someterse irremisiblemente a la realidad jurídica y no sería  mal visto que dedicaran su tiempo y esfuerzos a colaborar en Chile para que haya plena  verdad y justica en materia de crímenes de la dictadura derechista que apoyaron.

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26 ene 2016

Ingeniería práctica y anomalías

Desde hace ya algunos años hemos visto proyectos que han tenido como resultado un fracaso rotundo con el consecuente desprestigio no solamente de sus autores y ejecutores sino, de manera más amplia, de la ingeniería chilena, causando además un detrimento de los recursos invertidos en ellos.

Entre las obras fallidas podemos considerar el puente Loncomilla, el colector de saneamiento de Valparaíso, el puente CauCau y ahora conocemos de la construcción de 500 casas en Coronel que deben ser demolidas y reconstruidas debido a severas falencias en su diseño y construcción, detectadas desde hace ya más de tres años.

En estos proyectos encontramos siempre una pobre planificación tanto de la ingeniería  como en su construcción.No solamente la falta de control puede por sí misma causar el desastre, el germen del fracaso se encuentra desde los primeros pasos de la planificación y se inserta de manera fundamental en la gestión.

Las incoherencias se centran, en todos los casos, en los niveles de tolerancia de los errores, estos solamente buscan evitar impactos negativos en los avances o eludir responsabilidades, con lo cual se comienzan a gestar distintos niveles de fracaso que constituyen una suerte de capital negativo especialmente cuando no se conocen de manera amplia y transparente.

Por estos motivos, es importante alertar y más bien advertir tanto a las autoridades como al público para evitar los desastres lo que, evidentemente, no se basa en denuncias o noticias impactantes de pobre contenido técnico, sino más bien en una educación en muchos niveles en que se deben tomar las decisiones, una educación destinada a reconocer las necesidades y sus efectos en la materialización de las obras.

Esta es una tarea de la Ingeniería que necesita un oído receptivo de la autoridad.

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25 ene 2016

Control de identidad: no sólo los derechos de “los delincuentes”

Siempre que por alguna razón aumenta la percepción de inseguridad en un país, surgen medidas reactivas: subir las penas a determinados delitos, disminuir ciertas garantías procesales, ampliar facultades de las policías.

Suele suceder entonces que quienes trabajamos por los derechos humanos salimos a cuestionar algunos aspectos de esas medidas que son desproporcionadamente restrictivas de los derechos y garantías internacionalmente reconocidos.

Y suele suceder que, como reacción, se nos acusa de “garantistas” (como si eso fuera una mala palabra), de “defender los derechos de los/as delincuentes”. O como una vez me dijo una parlamentaria “si parece que ustedes quieren que Carabineros le tire confetti a los delincuentes”.

Esta discusión la hemos visto clarísima en las últimas semanas, en relación a la “agenda corta” contra la delincuencia y en particular a la normativa sobre control de identidad. Quienes lo critican lo han asimilado a la antigua detención por sospecha. Quienes lo defienden señalan que esto mejora las facultades de actuar preventivo de las policías y que “quien nada hace, nada teme”.

Primero es necesario aclarar dos puntos.

Sí, el Estado tiene el deber de resguardar la seguridad y el orden público, y sí, quienes cometen delitos siguen teniendo derechos humanos que deben ser respetados. No hay una contradicción entre ambas afirmaciones. El combate contra la delincuencia y el resguardo del orden público puede justificar ciertas restricciones de derechos, incluso el uso de la fuerza por parte de las policías. Pero estas restricciones deben responder a un test de tres partes: deben ser legales, justificadas (no ser arbitrarias, tener un objetivo preciso) y proporcionales (lo estrictamente necesario para conseguir el objetivo propuesto, y no más).

Esto no protege sólo a “los/as delincuentes”. Esto sirve para proteger a todas las personas por igual. Sirve también para proteger a las personas inocentes que por cualquier razón se vean enfrentadas al sistema de justicia criminal.

¿Qué dice la norma propuesta sobre control de identidad?

Si se aprobara la norma como la ratificó la Cámara de Diputados, lo que sucede es, en simple, que habrá dos tipos de control de identidad. El primer tipo es básicamente lo que existe hoy, pero ampliado: si un carabinero considera que existe “algún indicio” de la comisión de un delito, puede pedir que acredite identidad y registrar vestimentas, equipaje o vehículo, en el lugar en que se encuentre. Si no pudiera acreditar identidad o se rehúsa a hacerlo, puede conducir a la persona a una comisaría para controlar su identidad, y todo el proceso puede durar hasta 8 horas.

El segundo tipo es el control “preventivo” de identidad, que no necesita de ninguna causa: carabineros puede pedir a cualquier persona y en cualquier lugar, que acredite su identidad. Si la persona no puede o se rehúsa, también puede ser conducida a una comisaría para ello, en cuyo caso el límite de tiempo es de 4 horas.

Imaginemos la siguiente situación. Una persona sale a eso de las 8 de la noche a trotar en un sector del barrio alto de la capital. Sale con buzo y zapatillas, y nada más. Deja su billetera y no lleva su carnet de identidad. Un carabinero lo ve corriendo en buzo y estima que existe “algún indicio” de que está cometiendo un delito,  quizá pretenda participar en un “portonazo” o está arrancando después de asaltar a alguien. Hace que se detenga, le pide que se identifique.

Él le explica que vive a dos cuadras, que incluso si lo acompaña puede mostrarle su carnet.Si es un hombre alto y rubio, que adopte una actitud altiva, es posible, quizá, que el carabinero le crea y lo acompañe a su casa. La ley dice que debe darle “todas las facilidades” para que se identifique. Pero si fuera un extranjero, de algún país latinoamericano, o una persona con rasgos indígenas y de piel oscura, o se pone nervioso  ante la situación… ¿Le creerá? Puede que sí, puede que no.

Si el policía no le cree, lo conducirá a la comisaría más cercana por considerar que no pudo o se rehusó a acreditar su identidad. Dado que existía “algún indicio” de delito, estimará que el límite aplicable es de 8 horas. O sea, esta persona podría pasar casi toda la noche fuera de su casa.Toda la escena pudo haber sucedido delante de otros de sus vecinos/as, quienes quedarán con la duda de que “algo habrá hecho” este vecino extraño. Y todo porque sí.

Aquí “el que nada hace nada teme” no aplica. Si esto se convierte en ley, no es necesario hacer nada – salvo olvidar o perder el carnet de identidad – para ser privado de libertad por 4 u 8 horas. Y en el Senado se estarían discutiendo indicaciones que buscan ampliar aún más las facultades de las policías en este contexto.

Es cierto, en ambos casos existen pautas que prohíben la aplicación discriminatoria de estas normas y mecanismos de control posterior, por ejemplo, a través de una obligación de mantener estadísticas de aplicación de estas facultades.

También es cierto que existe la llamada “Ley Zamudio” que permitiría exigir responsabilidades en caso de discriminación arbitraria. Pero esto es todo posterior, e implica una carga para la víctima, de llevar adelante la demanda. Acá el Estado debiera tender a prevenir que se produzcan las arbitrariedades desde un inicio, y legislación como ésta no aporta en ese sentido.

Ya el Relator Especial de la ONU sobre los Derechos de Reunión Pacífica y de Asociación, tras su visita a Chile en 2015, emitió una opinión crítica sobre el proyecto de ley, con un detallado y preciso análisis legal, por considerar que no cumple con el test de tres partes explicado anteriormente.

Si bien estaría establecido en la ley, no cumple con el principio de legalidad, la justificación es poco clara, da pie a arbitrariedades y es desproporcionada. El nivel de restricción a los derechos es muy grande, puede afectar a personas inocentes con mucha facilidad y muy probablemente tendrá un impacto discriminatorio sobre los grupos más vulnerables: personas que participan en manifestaciones, integrantes de la diversidad sexual, pertenecientes a pueblos indígenas, migrantes, personas de menores recursos económicos.

Esto no es algo que afecte a “los/as otros/as” o a “los/as delincuentes”. Esto potencialmente puede significar que cualquier persona puede estar hasta 4 horas (incluso 8 horas) privada de libertad, porque sí. No se trata de los derechos humanos “de los/as delincuentes”, sino de defender los derechos de todas y todos.

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25 ene 2016

El segundo tiempo y el principio olvidado

Aunque probablemente más de alguien haya inaugurado “el segundo tiempo” del Gobierno en algún punto previo o lo haga más adelante, lo cierto es que, al menos legislativamente, este tendrá  lugar desde marzo de este año. Tal como hacen los planteles deportivos en el entretiempo, es importante que los jugadores se detengan un momento a evaluar la estrategia.

Seguramente somos muchos los que habiendo votado por la Presidenta Bachelet y apoyado su Gobierno (aunque no sin críticas, pues somos leales, no tontos), quedamos con un sabor agridulce del primer tiempo.

Dulce porque son innegables los avances ya concretados en tantas materias: reforma al sistema electoral, reforma tributaria, ley de inclusión escolar, gratuidad universitaria para las familias más vulnerables, entre tantas. Agrio porque, más allá de los escándalos de corrupción que de por sí son suficiente motivo, sentimos que las reformas han costado mucho más sudor, lágrimas y sangre que lo recomendable.

Esta conclusión no es novedosa y seguramente debe ser una preocupación ya para la Moneda. Algunos acusarán a la mezquindad de quienes defienden sus propios intereses, muchos partidarios y detractores del Gobierno admitirán desprolijidades en la tramitación legislativa, otros harán un análisis más estructural del breve período presidencial de cuatro años, etc. Y probablemente todos ellos tengan parte de razón.

Sin embargo, quisiera aportar otro lugar desde donde mirar el problema, y que puede ayudarnos en el segundo tiempo. Me refiero al que Antonio Baggio, filósofo italiano, llamó el  principio olvidado de la Revolución Francesa: la fraternidad.

Tal vez asociemos esa palabra a aquellas que no tienen muy directamente un contenido político, como el “amor” o la “bondad”. Sin embargo, recordemos que en un comienzo hacía tríada con las indudablemente políticas “libertad” e “igualdad”. Su recuperación como una categoría de esa naturaleza puede hacernos mucho bien en el debate nacional.

¿Pero qué es “fraternidad”? Sin animarme a una definición exacta, apelo a su sentido etimológico: tiene que ver con reconocernos hermanos, o si se quiere, como  miembros de una misma comunidad política. Entonces, no da igual cómo avanzamos a mayores grados de igualdad en nuestra sociedad, ni cómo abrimos crecientes espacios de libertad individual. Es importante el cómo lo hacemos y el cómo lo fundamentamos.

Así como las más de las veces ponemos el acento en estándares OCDE, más o menos lucas, grados de igualdad material, o crecimiento económico, habría que hacerse también la pregunta ¿nos ayuda tal o cual reforma a reconocernos como parte de una misma comunidad?

¿Es fraterna la decisión de abordar el aborto como una libertad individual cuando lo que hay es un abandono de la mujer de todas las comunidades (familiar, escolar, nacional) que la rodean?

¿Era fraterna o comunitaria la versión original del proyecto de Carrera Docente, donde se establecía una relación docente-Estado, con casi nula injerencia de la comunidad educativa? Una mirada comunitaria puede incomodarnos desde distintos lados.

Si quieren valorar la fraternidad como categoría política, los que luchan por mayor igualdad, como hace el Gobierno, deben recordar los versos del poeta León Felipe: “Voy con las riendas tensas/y refrenando el vuelo/porque no es lo que importa llegar solo ni pronto,/sino llegar con todos y a tiempo”.

Habrá que abandonar un lenguaje hostil amigo-enemigo, habrá que escuchar más, que persuadir más, habrá que tener menos ansiedad, elegir las batallas, y jugarse tal vez por calidad antes que cantidad, en cuanto a reformas se trata.

Si, por otro lado, los que enarbolan el discurso de la libertad, y que se suelen sentir amenazados por lo que conciben como un intento homogeneizador de la sociedad, quieren también incorporar a la fraternidad en sus criterios, deben pensar si acaso es posible sostener una comunidad política en donde sus miembros difícilmente encuentran espacios donde puedan reconocerse como iguales.

Deberán cuestionarse si un sistema donde el acceso a un tipo de salud, educación, barrios, entretenimientos, cultura y áreas verdes, está condicionado a la capacidad de pago puede dar luz a una sociedad fraterna. Es posible que descubran que es razonable renunciar a ciertas libertades en favor de ello.

Y es posible que descubran también que no sólo los menos favorecidos se ven beneficiados.

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25 ene 2016

Modernizando a bomberos de Chile

En los últimos años, hemos sido testigos de episodios que han afectado seriamente nuestro país. Eventos de impactante magnitud que han sumido en el dolor a miles de compatriotas, significado la pérdida de vidas humanas,además de cuantiosos daños a la propiedad pública y privada.Somos un país acostumbrado a convivir con la emergencia.

En tal condición de incertidumbre, Bomberos de Chile siempre está alerta. No puede ser de otra forma, pues los 46.900 voluntarios, de los cuales 5.900 son mujeres, comprenden cabalmente que de su actuar eficaz y eficiente depende la vida del prójimo,como también la integridad de sus bienes.

Es, en esa dimensión, que por más de 160 años hemos transmitido a cada generación de bomberos el más estricto sentido del cumplimiento del deber, junto a una profunda convicción de actuar en beneficio de nuestra comunidad. Y hoy, más que nunca, ello se transforma en un compromiso de trabajo irrenunciable para ser una mejor institución.

Bomberos de Chile es una institución republicana, perteneciente a cada chileno.Formamos parte y somos partícipes de todo momento trascendente para nuestro país. Sentimos profundo y legítimo orgullo al ser distinguidos como una organización altamente valorada, cercana y confiable por nuestros compatriotas, hecho que sin duda nos mueve a responder a esa confianza ciudadana con entrega y profesional dedicación.

Hemos avanzado enormemente en el necesario proceso de modernización que los escenarios actuales nos exigen. La comunidad nos ha visto en acción, no solo combatiendo el fuego, sino también acudiendo a hacer frente a toda clase de situaciones de emergencia, ya sean naturales como causadas por el hombre.

Y para ser eficaces y eficientes en tan delicadas funciones, requerimos contar con hombres y mujeres de elevada vocación, complejo y especializado entrenamiento, como asimismo de equipamiento y material de la más avanzada tecnología. Todo ello, para que continuemos siendo capaces de entregar una oportuna y eficiente capacidad de respuesta en todo momento y lugar.

Por esta razón, en los próximos días cumpliremos un nuevo hito: la entrega a la comunidad nacional del más moderno y avanzado material motorizado para hacer frente a las emergencias: 100 carros bombas -tanto semiurbanos como forestales- que serán destinados a reforzar nuestro accionar en la casi totalidad de las regiones del país.

Este ha sido un esfuerzo de enorme trascendencia, dada la magnitud de los recursos comprometidos en ello. Son más de 20 millones de dólares que Bomberos de Chile ha programado destinar íntegramente para dotar a los Cuerpos de Bomberos del país del más moderno material de carros, entregando a la ciudadanía equipamientos capaces de enfrentar de modo más eficiente las emergencias urbanas, rurales y forestales.

Esta inversión se suma a la entrega, en marzo del año pasado, de 40 nuevos carros bomba a igual número de Cuerpos de Bomberos del país, con un costo cercano a los 6 millones de dólares.

Hoy nos sentimos orgullosos por continuar aportando a la seguridad de todos los chilenos y chilenas, y seguiremos trabajando sin pausa en esta inmensa y maravillosa tarea, siempre cercanos, siempre alertas, siempre buscando entregar lo mejor de cada uno de los miles de bomberos al servicio de nuestro país.

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