16 abr 2014

El derecho a la educación infantil

Cuando se cumplen 150 años de la primera Escuela de Párvulos pública en Chile, es importante destacar los avances alcanzados durante ese periodo, sin embargo es igualmente relevante plantear los desafíos que aún subyacen.Más aún cuando la discusión de la reforma educacional revela la importancia de la primera infancia en la formación de las personas.

En efecto, cuesta mucho que las políticas educativas y la sociedad en general comprendan que la etapa formativa más importante son los primeros seis años de vida, sobre todo lo que significa desde el periodo del nacimiento hasta los tres años.

Los niños y niñas siguen siendo vistos como objetos pasivos del cuidado, de la estimulación y no como personas proactivas, agentes sociales y sujetos de la educación y de derechos.

Si bien hace más de 60 años egresaron las primeras Educadoras de Párvulos de la Universidad de Chile, quienes comenzaron a incorporar el enfoque educativo en la atención,  en la actualidad los bebés son oficialmente concebidos como sujetos de la educación en el Currículo nacional de Educación Parvularia, pero en la práctica, las familias, instituciones y programas de atención, siguen muchas veces tratándolos como objetos y aplicando estructurados “manuales de estimulación”, que no dejan lugar a su “ser humano”, evidenciando que el derecho a la educación no se instala del todo.

Hoy está en marcha un programa de gobierno que incorpora reformas en materia de primera infancia.

Esperamos que los esfuerzos se centren en reinstalar en la discusión el tema de la calidad de la educación como un asunto sistémico y no como una medida aislada.

Ello implica, por ejemplo, bajar la cantidad de niños por educadora, mejorar también las condiciones laborales de quienes se desempeñan en este nivel, aumentar el tiempo de planificación de las prácticas educativas y tener un acompañamiento técnico adecuado,supervisores.

Asimismo significa ser parte de un proyecto educativo nacional como lo proponen las Bases Curriculares de la Educación Parvularia, con instrumentos adecuados de apoyo, no contradictorios como sucede en la actualidad, que potencien el rol profesional de las Educadoras.

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15 abr 2014

La “pobreza perfecta”, se quema en Valparaíso

Se quemaron los pobres de los cerros de Valparaíso, porque no se quemaron los barrios turísticos, ni los sectores más acomodados. Definitivamente estos no son parte de los circuitos de los grandes trasatlánticos que llenos de turistas, llegan a recorrer un “patrimonio de la humanidad”.

(Bueno, para ser franco, siempre se han quemado, si uno revisa la historia).

Sólo fue pánico, sufrimiento y dolor, mientras las casas, enseres, las mascotas y algunos ancianos y ancianas ardieron mientras la televisión y los niños sobrecogidos, registraban en tiempo real el infierno del Dante.

(Muchos, ante la imposibilidad real de escapar, prefirieron morir juntos, en un alarde de amor que sí fue “perfecto”).

Y los medios hablaron y hablaron del “incendio perfecto”, y de la vulnerabilidad y los riesgos, de falta de planos reguladores, de las quebradas y la basura, de urbanizaciones irregulares, del olvido de las autoridades, y pocos hablaron de la catástrofe de la pobreza, la injusticia social y las desigualdades escandalosas que fueron vomitadas como por un volcán en erupción, en medio de nuestro espanto.

Pocos hablaron de la extrema marginalidad y de la exclusión indigna y deshumanizadora.

Y luego, frente a la urgente reconstrucción de los hogares perdidos, pero en el mismo lugar de los riesgos y la vulnerabilidad eterna, se habló de la importancia de mantener la “familia de los cerros” y de la “identidad de los cerros”. Más bien debió hablarse, de mantener la “pobreza de los cerros” de Valparaíso.

Se decidió entonces entregar ayuda para que reconstruyeran sus humildes casas, con las mismas banderas chilenas, ya no embarradas, sino quemadas, arrojándolos nuevamente en brazos de un destino pleno de aceptación fatalista y desesperanzado.Hoy caminan diciendo en forma triste y desafiante, “siempre ha habido incendios y seguirán habiendo en los cerros…es la vida y hay que levantarse nuevamente”.

Es cierto, siempre habrá marginalidad y exclusión. Siempre habrá personas que vivirán en las márgenes del crecimiento económico, y que algunos autores, frente a la indiferencia y acostumbramiento de todos frente a estas realidades, la llamó, “cultura del residuo” o “el desecho” (necesario).

Más vale hablar del humanismo de la indiferencia.

Pero también emergió como siempre “la (necesaria) solidaridad perfecta”, con los mismos jóvenes, entre los mismos pobres -ya que la cultura de la pobreza es enormemente solidaria-, organizaciones sociales, las iglesias, los altruistas anónimos de buen corazón, cuentas bancarias, empresas, llamados en los medios, programas televisivos, redes sociales y actos deportivos y culturales.

Pero,¿saben cuál parece ser el problema de fondo de este eterno retorno que lleno de la pobreza en llamas que seguirá devastando nuestra nación?

Jared Diamond, el autor del “Colapso de las civilizaciones”, habla de varias causas para que una sociedad no solucione un problema que termina por ser terminalmente catastrófico.

Menciona la “normalización progresiva”, es decir en este caso, la triste realidad de pobreza marginal de los cerros, es por hoy, algo ya “normal”.

Otras son más terribles, como las “racionales”, de raigambre económica, donde conscientemente se favorecen los propios intereses, a veces de minorías selectas y poderosas, con un comportamiento que daña a otros o va contra los intereses de la mayoría, y se omite entonces, resolver los problemas porque es bueno para algunos que no se haga.

Esto significaría, que la “normal” pobreza de los cerros de Valparaíso, sería “necesaria mantenerla” ¿para beneficios e intereses de algunos pocos, o una elite?

¡Joder! ¡Qué inmoral!

¿Será real una propuesta como ésta? No lo creo posible en el ser humano, sería la inmoralidad perfecta.

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15 abr 2014

Terremoto en Iquique, aprendizajes y desafíos

Los terremotos del 1 y 2 de Abril provocaron en Tarapacá muerte, problemas de abastecimiento y de provisiónde servicios básicos, destrucción de viviendas, daños en vías y caminos, daños y pérdidas en infraestructura productiva (pescadores, ZOFRI, puerto) y sobre todo temor y angustia en la población.

Como toda crisis generada por un desastre natural, la respuesta pública ante la emergencia y rehabilitación puede ser predominantemente desde el nivel central o provenir desde el ámbito local.

Como lo dijo la Presidenta Bachelet, a propósito de la reciente creada Comisión Asesora para la Descentralización y el Desarrollo Regional y en referencia al terremoto del norte, “cuando un país es muy centralizado, las ayudas y la recuperación de la vida de las personas tarda más…hay muchas decisiones que podrían ser tomadas en la misma región”.

Sin embargo ello aún no acontece, por efecto justamente del excesivo centralismo y por la otra cara de la misma moneda: las debilidades institucionales locales.

La experiencia vivida por efecto de los sismos acentúan la urgencia en descentralizar y otorgar más poder y capacidad de decisión y recursos a las regiones, no sólo económicos, sino principalmente de más y mejores recursos humanos (talentos) y medios institucionales.

Por ello es una buena señal que la próxima sesión de la Comisión de Descentralización y Desarrollo Regional se efectúe en Iquique. Es un signo alentador que Tarapacá debe bien aprovechar.

El desafío de Tarapacá hoy es construir una vía que asegure una transición fluida entre el alivio y la rehabilitación al desarrollo a largo plazo.

Pues, no se trata sólo de recuperar o rehabilitar lo destruido sino de aprovechar la oportunidad de crear nuevas condiciones económicas, sociales e institucionales de un desarrollo inclusivo y sustentable, mediante un sostenido esfuerzo efectivo de empoderar a agentes y actores regionales.

Este esfuerzo implica “escuchar” las necesidades de las personas y comunidades, involucrándolas en los procesos de toma de decisiones institucionales, creando conexiones a través de la ejecución de políticas y una mayor y mejor coordinación entre las diferentes agencias nacionales y locales, sectoriales y territoriales, públicas, privadas y comunitarias.

Restaurar el sentido de seguridad, atender las necesidades de los grupos más afectados y vulnerables, así como del capital humano afectado por pérdidas de sus fuentes de trabajo, estableciendo líneas de apoyo financiero y crediticio para empresarios y trabajadores por cuenta propia, impulsando un vasto plan de inversiones de infraestructura y conectividad, y también otorgando apoyo emocional, requieren en definitiva contar con un tejido institucional regional capaz de coordinar las a veces superpuestas agendas nacionales, sectoriales y locales a los requerimientos regionales.

El papel entonces de las instituciones locales y sus autoridades es decisivo para dirigir y gobernar cooperativamente este esfuerzo.

Desde Santiago ello no se puede hacer y sería errado endosarle esa responsabilidad, pero sí puede apoyar y no sustituir, el “empoderamiento regional”.

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15 abr 2014

Para meditar en Semana Santa

La Fundación Paternitas se esfuerza por buscar maneras innovadoras de dar oportunidades especialmente a jóvenes que delinquen, y que por distintas situaciones aún no han sido penalizados.

En este contexto hemos replicado por tercer año consecutivo el Programa “Formando en Familia”, que consiste básicamente en acompañar a hombres y mujeres, entre los 14 y 20 años, para que en un proceso que se prolonga por 6 meses, orientado a la disciplina, responsabilidad, hábitos, diálogo, pretendemos reincorporar, a un quehacer social útil a través de la enseñanza escolar o laboral.

Sin embargo, cabe señalar, que también algunos de nuestros usuarios han llegado de cumplimientos de pena en Instituciones como Sename y Gendarmería. La adaptación al mundo libre motivado por personal profesional altamente calificado, hace que comiencen a vislumbrar nuevos caminos, que los entusiasma y los hace perseverar hacia objetivos y metas soñados por ellos mismos.

Tiene sentido manifestar, para efecto de dimensionar costos, que el valor promedio mensual de quienes atendemos es de aproximadamente $ 300.000, versus tres veces esa cifra, si pensamos en ese mismo joven, insertado en el sistema cerrado, con todos los hándicaps malditos que se desarrollan en los ambientes privados de libertad.

Consecuente con lo anterior me gustaría invitar a conocer estos programas a la señora Directora del Sename, Marcela Labraña, quien en una entrevista que le hicieron en un matutino recientemente señala -con mucha agudeza inteligencia y novedad- la necesidad de implementar nuevas modalidades de integración a la sociedad de este segmento.

Quizás ya podemos, como país, considerar otras medidas más acordes con los tiempos que vivimos metodologías de recuperación social y familiar, a quienes producto de historias pasadas de abandono y maltrato de todo tipo incursionan en el mundo de las drogas y los delitos.

Es conocido por todos la casi nula capacidad que tiene el sistema actual de proponer a quienes delinquen ofertas programáticas que busquen encantar y fascinar a las fuerzas nobles e intactas que dormitan en el fondo de sus almas.

La crisis recurrente del sistema cerrado de privación de libertad debería superarse a sí misma y a partir de esa noche tan larga y oscura para los usuarios de aquel sistema, despuntar la luz y transitar por los caminos que llevan al éxito y al cambio sustantivo.

Tengo gran esperanza en la actual autoridad nacional del Sename, en general las mujeres han sido mucho más eficientes y ejecutivas que los hombres que han desempeñado este cargo.

Directora atrévase a “superar la crisis de la incompetencia y la pereza encuentre salidas y soluciones, desafié la rutina, una lenta agonía, trabajemos duro acabemos de una vez con la única crisis amenazadora, que es la tragedia por no querer luchar por superarla”.(A Einstein).

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14 abr 2014

El amor que baja es más fuerte que el que sube

Carlos Berger en carta a su madre desde prisión en Calama 15 de octubre 1973.

El domingo 13 de abril se rindió homenaje al abogado y periodista Carlos Berger, asesinado por la Caravana de la Muerte el 19 de octubre de 1973. Fue una ceremonia fúnebre en el que se enterraron restos que fueron encontrados en una fosa común en 1990 y que finalmente fueron reconocidos.

Carlos Berger, militante comunista, hijo, marido, padre.Sí, padre, el papá de Germán Berger.

Germán tenía 11 meses cuando su padre fue ejecutado, en las cartas que este alcanzó a escribir en prisión, le llamaba “el enanito” y le dirigía líneas esperanzadas y reflexiones respecto a los desconcertantes sentimientos provocados por la paternidad

“Me imagino que habrá salido todo bien en Santiago y que el enanito está súper bien”. (Carta a Carmen Hertz, empezada el 26 de septiembre, 1973)

“Quedan tres temas: Usted, el enanito y yo. Cómo hay que resumir un poco, tocaré sólo el tema más importante de los tres. ¿Cuál? El enanito, por supuesto, y dejaré los otros para una próxima carta.

Me acuerdo mucho del enanito y lo echo muchísimo de menos.Es increíble.Recuerdo ese dicho de que “el amor que baja es más fuerte que el amor que sube.” Y así es efectivamente. Con todo lo que la quiero a usted, recuerdo y echo mucho más de menos al enanito, por sobre todas las cosas, después de Carmen”, (carta a su madre desde prisión en Calama 15 de octubre 1973).

El amor a los hijos. ¿Dónde quedó ese amor? A veces el horror no deja ver, a veces los hijos, los niños, los “enanitos” de los luchadores políticos pasan a un segundo plano y sus experiencias solo se reconocen cuando al llegar a la adultez logran tomar la palabra como “grandes” para buscar a sus padres perdidos entre esas caricias tempranas y las imágenes de los diarios.

Pero ¿dónde quedó ese amor? Las caricaturas que la dictadura propagó, para difamar a los militantes de la resistencia, no ayudan a encontrarlo: militantes desalmados que exponían sus familias, gente inconsciente que no quería a sus hijos, promiscuos, desleales, etc.

La dictadura de Pinochet no se ahorró epítetos para calificar a esos padres, obligando a los niños a construir una verdad paralela desde otros lugares, otras referencias, otras formas de familia.

Germán por ejemplo, entrevistado por Augusto Góngora a los 13 años decía: “Cuando era más niño no entendía porqué lo habían matado solo por pensar distinto. Yo no puedo meterme esto en la cabeza, todavía”. (Documental Los niños prohibidos, 1986)

Ninguna respuesta es suficiente en esos casos, su padre no era eso que la Dictadura decía, ni merecía el espantoso castigo que se le había dado. Pero tampoco la respuesta de la inmensa familia de DD.HH que lo acompañaban servía.

Y es que no se puede matar a alguien “por lo que piensa” y eso “hasta” un niño lo sabe. Te pueden matar por lo que dices, por lo que haces, por lo que estás construyendo, pero ese eufemismo tan propio de nuestra sociedad es incomprensible y Germán lo demuestra impecablemente.

No, a Carlos Berger no lo mataron por sus ideas, lo mataron porque hacía lo que pensaba, con compromiso, con decisión y también con amor. Y dentro de ese proyecto político (el de una sociedad nueva) Germán también tenía un espacio, porque al final de todo, las familias filian en más cosas que en lo consanguíneo.

Tener hijos muchas veces implica enfrentar una pregunta que es eminentemente política. ¿En qué se va a convertir esta sociedad?, ¿Es ésta la sociedad que dejaremos para que nuestros hijos la habiten? En este diálogo los hijos, muchas veces, se transforman en motor, en pregunta y en mandato.

Asimismo, a Germán Berger la paternidad lo empujó a buscar a Carlos: “Después que nacieron mis hijos tu fantasma creció. Ahora sabía cómo tú me habías querido a mí. Ahora sabía qué era ser padre. Yo soy tu hijo Germán, el mismo niño que tomaba la papa a las 5 de la mañana entre tus brazos.” (Carta de Germán Berger a Carlos Berger, leída durante el documental “Mi vida con Carlos” 2008)

¿Pero dónde quedó ese amor? Está aquí todavía, entre los tuyos y los nuestros, estaba en la complicidad de los adultos que limpiaban, cocinaban y luchaban, que marchaban, que se organizaban, que llegaban tarde a aprender/enseñar tablas de multiplicar o a esconder huevos de pascua (aún cuando no fueran creyentes).

Ahí, en los intentos de proteger, a veces vanos. Y en todos los actos que hacemos para transmitir la conciencia, la memoria y el nunca más. Ahí está recreándose ese amor cada vez en todos los hijos.

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14 abr 2014

Nuevas consideraciones sobre la reforma tributaria

En la discusión sobre la reforma tributaria anunciada por el gobierno han prevalecido tanto afirmaciones al bulto en su contra como la profusión de detalles que a veces no ayudan a ver el conjunto.

Despejemos lo principal: aumentar parcialmente la tributación de las utilidades de las empresas grandes y medianas, así como la de las ganancias de capital, junto a eliminar el DL 600 que asegura una invariabilidad tributaria a la inversión extranjera, no perjudica la inversión.

Apenas viene a compensar en parte el gasto fiscal en bienes públicos (en institucionalidad, infraestructura, educación y salud de las personas que trabajan) que hace posible que esas utilidades existan.

Por lo demás, éstas podrían ser mayores en el futuro si se invierte una mayor recaudación en más bienes públicos, como lo demuestra la trayectoria de las economías hoy desarrolladas (ver Piketty, Le Capital au XXI Siecle, 2013), la mayoría de las cuales mantenía cargas tributarias mucho más altas que la nuestra a similar nivel de ingreso por habitante.

Existe además una suficiente evidencia analítica y empírica nacional (incluyendo un trabajo del ex ministro de Hacienda Felipe Larraín) que indica que este efecto es a lo más de poca significación.

Esto es tanto más válido cuando estamos en presencia de rentabilidades sobre patrimonio (ROE) entre 2005 y 2011, según cálculos de Eduardo Titelman -en Revista de Políticas Públicas Usach 2013 Nº 2- de 77% en la gran minería, de 39% en las Isapres, de 23% en las AFP, de 22% en los bancos, de 15% en la generación eléctrica.

Una buena parte del capital corporativo opera en Chile con rentabilidades sobre normales originadas en prácticas monopólicas y en el uso gratuito de recursos naturales, cuya tributación debiera en realidad ser mucho mayor.

Aún en ese caso no se afectaría la inversión, como saben los economistas no enceguecidos por la ideología liberal desde a lo menos David Ricardo (1817). Aunque todo el mundo tiene derecho a sostener su propia ideología, a la hora de evaluar políticas públicas no está de más procurar mantener un mínimo de ecuanimidad.

Por su parte, gravar las emisiones de gases por fuentes fijas o el uso de diésel, que contribuyen al cambio climático, es simplemente ser responsables con nuestros hijos y nietos.

Este gravamen debiera ser incluso mayor para inducir una transición hacia las energías renovables no convencionales, de las que Chile dispone en abundancia a un costo de uso cada vez más competitivo.

Gravar más el consumo de alcohol y bebidas con azúcar va en beneficio de la salud de la población y no debiera ser objeto de objeciones de principio, incluso por los que defienden a las regiones pisqueras, si es que su función es promover el interés general y no el específico de unos pocos.

Es cierto que entidades ligadas a las grandes corporaciones o a grupos de interés rechazan estos aspectos de la reforma, y que eso es repercutido profusamente con diversos argumentos en la prensa, pero convengamos que todo aquel que va a pagar más impuestos, por modesto o justificado que sea el incremento, busca los argumentos para sostener que será dañino para todos y contrata a los economistas y abogados que defienden su caso.

Esa es la ley, en ocasiones en buena lid, de las defensas corporativas del interés particular.

Desde el punto de vista del interés general, que las autoridades legisladoras están llamadas a promover, siempre cabe escuchar esas defensas, pero no tiene mucho sentido hacerles caso, salvo en sus verdades parciales, si las hubiera.

Donde la reforma presenta problemas, en cambio, es en su plazo de aplicación, en su monto y en su estructura.

Las medidas que entran en vigor el 2018, especialmente la de aplicar en base devengada el impuesto a las utilidades de las empresas, es decir cuando ya no gobierne la actual administración, son al menos una curiosidad, en línea con la inaceptable invariabilidad tributaria que el sistema de representación chilena ha aceptado sin chistar para la minería, en un caso único en el mundo de renuncia de la potestad democrática.

En esta materia se legisla para el gobierno propio, no para los que siguen. Cada gobierno debe ver si mantiene o modifica lo que encuentre al llegar en materia de ingresos y gastos públicos, según su programa de acción.

Esa es la razón por la cual los presupuestos son anuales y en muchas partes los parlamentos discuten y ajustan simultánea y periódicamente los ingresos tributarios y los gastos, sin que nadie se llame al ridículo escándalo que algunos realizan en Chile con el tema de “la estabilidad de las reglas del juego”.

Para que ninguna regla del juego cambie, entonces no debiera existir parlamento, que está precisamente ahí para establecerlas y cambiarlas en representación de los ciudadanos.

En todo caso, a lo menos la reforma educacional y los cambios en salud y pensiones presionarán por recursos que sería sensato tener a disposición durante este gobierno.Esto plantea el problema de la magnitud de la reforma.

Descontemos el 0,5% de PIB que se supone se obtendrá por la vía administrativa, lo que es difícilmente cuantificable y es a lo más una aspiración que ojalá funcione.Nos queda un 2,5% de PIB que provendrá, según el gobierno, de las modificaciones legales (se echa de menos que el parlamento disponga, como en Estados Unidos, de su propia oficina de presupuestos para contrastar estimaciones).

Supongamos que funciona la recaudación prevista: solamente la reforma educacional cuesta al menos esa cifra, si es que se aborda en serio el reforzamiento prioritario del nivel preescolar, el fin del financiamiento escolar compartido y la mejoría del acceso a la educación técnica y a las universidades.

Hacia 2017 se contaría,siempre según el gobierno, sólo con un financiamiento adicional del orden de 1,9% del PIB.Las reformas resultarán en este sentido de insuficiente amplitud, salvo que se esté pensando en una acción gubernamental de muy baja intensidad.

La tributación promedio en la OCDE es de 34% del PIB, y de 25% si descontamos las cotizaciones obligatorias de seguridad social. La de Chile es de 21% y de 20% del PIB, respectivamente.

¿Cuándo nos propondremos entonces avanzar, no digamos a niveles nórdicos, pero al menos al promedio del gasto público y la correspondiente carga tributaria de los países avanzados?

Con esta reforma nos faltan al menos 2% de PIB para llegar al promedio de la carga tributaria de la OCDE, o acercarnos al nivel de países como Corea, por ejemplo, y, claro, nos faltaría después de la reforma nada menos que 24% de PIB para llegar al nivel de Dinamarca.

Pero, ¿no era que íbamos a ser desarrollados y que las máximas autoridades se inspiraban en el modelo socialdemócrata nórdico?

El destino de nuestro país parece que seguirá siendo el de reclamar servicios públicos suecos con impuestos haitianos, es decir una ecuación imposible en la que, en una suerte de rendición de la mayor parte de la élite frente a los intereses de los sectores de más altos ingresos, nos engañamos a nosotros mismos y generamos tensiones sociales sistemáticas.

Por último, seguimos con un problema de estructura del financiamiento público.Según las autoridades de Hacienda, el impuesto a la renta pasará de un 7,6% a un 9% del PIB después de la reforma. En la OCDE el promedio es de 11% (y en Dinamarca de 30%).

En la diferencia entre 9 y 11% de impuesto a la renta están los dos puntos de PIB que faltan para que este gobierno asegure el éxito de las reformas en su período de ejercicio.

Podrían provenir de una combinación de un aumentode 35 a 40% del impuesto adicional,que se aplica a la repatriación de utilidades, aumentando la tributación minera y mejorando de paso el déficit en la cuenta corriente, junto al fin parcial de la imputación como crédito del impuesto a las utilidades en el impuesto a las personas.

Si se quiere equiparar la tasa máxima de los ingresos del capital nacional e internacional y el de éstos con los del trabajo, entonces contribuiría a ese objetivo subir a 40% el mencionado impuesto adicional y mantener la tasa marginal del impuesto global complementario en 40%.

Convengamos que es muy positivo que, según las estimaciones del gobierno, el 10% más rico podría aumentar del 10 al 24% la tributación de sus ingresos una vez que las utilidades de las empresas empiecen a gravarse en base devengada.

Pero nuestro problema de inequidad principal es con el 1% más rico (unas 170 mil personas),que se apropia del orden de 30% del ingreso total, es decir más que en cualquier otra parte del mundo, incluida Sudáfrica, según el estudio de López, Figueroa y Gutiérrez de la Universidad de Chile de marzo de 2013.

Y con el 0,1% más rico (unas 17 mil personas) que se apropia del 17% de los ingresos, y con el 0,01% (unas 1 700 personas), que se lleva más de 10% del ingreso total.

Estas personas ni van a paralizar su actividad económica ni se van a ir del país porque lleguen a pagar el 40% de aquella parte de sus ingresos que exceda los 6 millones de pesos mensuales. Están llamadas a contribuir más que el resto para financiar los bienes públicos y las transferencias a los sectores de menos ingresos que hagan de Chile un país menos desigual.

Con la reforma, se aumentará su aporte por la vía de la tributación en base devengada de las utilidades empresariales.Pero en un juego equívoco de equilibrios se pretende simultáneamente una especie de compensación, que no tiene justificación alguna, consistente en regalar a los 49 mil contribuyentes más ricos cerca de 300 millones de dólares, disminuyéndole la tasa marginal del impuesto a la renta desde el 40% al 35%.

Se trata de aquella tasa que el gobierno de Patricio Aylwin reforzó en el nivel de 50% en la reforma de 1990, que bajó en la reforma de 1993 a 45% (y a 35% el impuesto adicional) y a 40% en la de 2001 por presión de la derecha y de los economistas partidarios del enfoque tributario de Milton Friedman de la “tasa tributaria plana”, reforzando la inequidad.

¿Qué ha pasado desde 1990 que cambiaron tanto las ideas económicas de la entonces Concertación, en medio de una grave persistencia de la desigualdad de ingresos en Chile?

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14 abr 2014

Chile entre el neoliberalismo y el crecimiento con equidad

Recientemente fue publicada la quinta edición, actualizada hasta el 2012, del libro “Chile Entre el Neoliberalismo y el Crecimiento con Equidad: lecciones de las políticas y reformas económicas desde 1973” (JCSáez Editor, Santiago, 2014).

Este texto analiza cuarenta años, por largo tiempo difíciles y dolorosos, pero también marcados por el renacimiento de la esperanza y de la vida en comunidad. El propósito de esta obra es aportar al conocimiento de una época, a la reflexión, al trabajo de cuadros técnicos y políticos y opinión pública, comprometidos en la tarea de alcanzar el desarrollo sostenido a través de la elaboración de propuestas para un crecimiento inclusivo de Chile.

El estudio se inicia en 1973, momento en el que pese a que la economía del país enfrentaba una situación tremendamente desequilibrada, con una inflación de 700%, y con un producto que decrecía 4,5%, no era una economía destruida, pues contaba con los trabajadores, los empresarios, la infraestructura del país y el stock de capital.Había también un sector manufacturero relativamente importante, que representaba una cuarta parte del producto.

Es importante destacar esta condición, ya que, si una economía está destruida es imposible recuperarla; solo puede crecer si crea nueva capacidad.

Ello explica porqué en 1974 se produjo una reactivación económica, con un aumento significativo del producto, seguido por una grave crisis en 1975 y luego otra recuperación intensa. Estos grandes altibajos llevan a manipulaciones con las cifras que inducen a error: contar las recuperaciones e ignorar las caídas.

Considerar ambas, lleva a desechar la idea de que Chile ha tenido una economía con un modelo único y exitoso. No existe este único y exitoso modelo desde 1973.

Antecedentes irrefutables presentados en el libro, permiten señalar enfáticamente que la dictadura no fue exitosa en lo económico, sino que fue mediocre en cuanto a crecimiento económico en la suma de sus 16 años (un promedio de apenas 2,9% anual) y nefasta en lo redistributivo.

Cabe señalar que al deterioro distributivo producido en la primera mitad del gobierno de Pinochet se sumó otro deterioro adicional en la segunda mitad.Las claves de éste fueron los derechos humanos y los derechos laborales, pero también en lo económico se registra una acentuada precariedad laboral. Exhiben un mal desempeño económico y social, ambos ingredientes del desarrollo.

El neoliberalismo no solo es regresivo en cuanto a la distribución sino también mediocre para el crecimiento, ya que este neoliberalismo ortodoxo no es capaz de lograr el crecimiento sostenido debido a que su ideologismo extremo le hace incapaz de entender cómo operan los mercados y cómo evitar reiteradas crisis recesivas. En 1982 enfrentaría otra, la peor en toda América Latina.

A partir de septiembre de 1973 el equipo neo-liberal va ganando terreno y en 1975 captura el pleno comando de la conducción económica. Así, los economistas de la dictadura imponen un proceso intenso de privatización. En este escenario, los ejes de la reformas neoliberales comprenden una liberalización burda del mercado de capitales (que provoca la grave crisis de la deuda en 1982); cambios tributarios regresivos que reducen el impuesto al capital y jibarización del Estado. La inversión pública se restringe fuertemente.

Debido a lo anterior, el panorama al retorno de la democracia en 1990 no es fácil. Se recibe una economía en ajuste recesivo en los meses previos. Así como la democracia se encontró con los amarres del binominal, los quórum calificados y los senadores designados como perversos obstáculos para la democratización, existían también grandes trabas al rol del Estado en la economía y para iniciar políticas de desarrollo productivo.

Varias de ellas eran murallas infranqueables. Con la institucionalidad heredada, no había viabilidad para hacer muchas de las reformas requeridas. Sin embargo, se lograron avances sustantivos en reforma tributaria y en lo relativo al incremento del gasto social y en infraestructura. Y, junto con ello, una reforma sustancial en las políticas macroeconómicas.

Por todo lo descrito, es valorable la corrección que se hizo en el gobierno del Presidente Patricio Aylwin y en los comienzos de la administración de Eduardo Frei Ruiz-Tagle. En ellos, se regularon los flujos de capitales financieros por parte del BC, en estrecha coordinación con Hacienda, y se estableció una política de intervención cambiaria para evitar la inestabilidad y la gestación de desequilibrios externos.

Se usó intensamente el llamado encaje a los ingresos de capitales de corto plazo, para evitar la inundación de la economía nacional con flujos financieros y exceso de importaciones y booms crediticios que siempre terminan en crisis recesivas, mayor desigualdad y en la caída de la inversión productiva. La relevante reforma macroeconómica fue la antítesis de las recetas neoliberales.

Sin embargo, hacia finales de los noventa se revierte esta política exitosa, liberando los ingresos de capitales financieros muy volátiles y se deja un tipo de cambio libre a merced de esos flujos volátiles.

En tanto que en 1990-98 la economía chilena creció sobre 7% anual, entre 1999 y 2012 apenas ha crecido una promedio de 3,9%.Es cierto, mejor que el 2,9% de la dictadura pero mediocre comparado con el 7,1% del periodo de regulación de la cuenta de capitales y del tipo de cambio, de cierto apoyo a las PYMES y de la reforma tributaria de 1990. Esos y otros aspectos de las reformas y políticas económicas entre 1973 y 2012 y sus efectos sobre el crecimiento y la equidad se examinan en el libro.

Por lo anterior, es imperioso redefinir la política económica para un crecimiento incluyente sostenido.

La política económica nacional necesita correcciones profundas, entre ellas un rebalance de las prioridades del Banco Central, recuperando una estrecha coordinación con Hacienda.

No puede haber dos cabezas, sin que se coordinen, porque la macroeconomía es una.

No puede ser que el objetivo de la inflación baja sea a expensas del crecimiento bajo. Es imprescindible regular la flexibilidad del tipo de cambio, éste no debe estar sujeto a los vaivenes del precio del cobre y de los humores de los inversionistas especulativos.

Necesitamos que se recupere el dinamismo de las exportaciones no tradicionales, que se estimule la adición de valor a las exportaciones tradicionales -para ello es clave el impulso a los clústers-, y que se proteja a las PYMEs frente a tasas cambiarias excesivamente apreciadas e inestables.

El gobierno de Michelle Bachelet –que recién asume- debiera apuntar a profundas reformas laborales y a restablecer voces de la sociedad, para que no sean predominantemente los inversionistas financieros y los grupos económicos los que se escuchen.

El diálogo social es clave para construir paz social y crecimiento sostenido e incluyente. Por último, la reforma tributaria es esencial para mejorar directamente la distribución y para financiar la transformación que requiere nuestra sociedad y su economía.

Leer versión extendida en: http://www.asuntospublicos.cl/2014/03/chile-entre-el-neoliberalismo-y-el-crecimiento-con-equidad-una-sintesis/

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14 abr 2014

Valparaíso no resiste más, desolador

Es lo menos que se puede decir tras recorrer los cerros destruidos por las llamas de un incendio que quedará escrito en la historia de nuestra ciudad como uno de los momentos más dramáticos y de mayor impacto para las familias porteñas.

Valparaíso ha vivido innumerables tragedias, pero sin duda esta última, la que todo Chile ha observado minuto a minuto, es la peor de todas y deja a miles de sus habitantes en una situación insostenible.

Una vez controlada la emergencia, pues aún vemos cómo se reactivan algunos focos generando pánico y alerta inmediata,la ayuda para los miles de damnificados será clave;de hecho, el Gobierno ya está entregando apoyo inmediato en los albergues habilitados y las muestras de solidaridad desde todo Chile, sin duda, serán un soporte importante para empezar lo que viene.

Sí, porque la verdadera tarea y el gran desafío vendrá después, porque se han destruido miles de viviendas y al dolor que viven las familias de las víctimas fatales, hay que sumar la preocupación de toda una ciudad que sabe lo vulnerable que es y la precariedad en que se encuentra.

Es en los cerros, allí donde hoy entre los escombros y las cenizas quedaban gran parte de la historia de miles de porteños, donde se encuentra la pobreza de un país que aún mantiene estos bolsones de carencia y mínimas condiciones, absolutamente insostenibles.

Valparaíso ya no resiste más.

Vamos a necesitar fortaleza desde todo punto de vista, porque no cabe duda que hay que tomar medidas drásticas que van a necesitar del apoyo de todos, especialmente de quienes viven en estas zonas hoy consumidas por las llamas.

Ha faltado voluntad política de entender a Valparaíso, sus características y dinámica; tampoco se han destinado los recursos suficientes y la pobreza ha terminado por adueñarse de gran parte de los cerros, instalando de paso la fragilidad que hoy vemos reflejada en los cuantiosos daños y la destrucción que cuesta dimensionar con exactitud.

Aquí hay que hacer un Plan Maestro, intervenir la ciudad para otorgar seguridad y erradicar la extrema pobreza, mejorar las conectividades, eso implica expropiaciones.

Se va a requerir mucha colaboración y mucha comprensión de los habitantes de la ciudad, especialmente en la zona alta, pero son acciones que deben tomarse y sin dilaciones.

He recordado mucho de lo que dijo la Presidenta Michelle Bachelet, aquí mismo, que había que enfrentar el tema de Valparaíso y los problemas que tiene para evitar estos incendios. Tenemos graves problemas de construcciones irregulares en las quebradas, de precariedad en general, de conectividad, de abastecimiento de aguas.

Por eso,la solución requiere cirugía mayor.

Para ello, un delegado presidencial, dedicado exclusivamente a apoyar la reconstrucción de Valparaíso es clave.

Paralelamente, el diseño de un plan estratégico, donde todos debemos colaborar, en forma transversal y con absoluta convicción, unidad y solidaridad.

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13 abr 2014

La verdad debe prevalecer

La debilidad en los argumentos, la ignorancia de los temas o, el simple resentimiento en la acción política conducen a la intolerancia, que para imponerse falsea los hechos y las opiniones.

El caso más terrible en el uso de fabricar una imagen política determinada fueron los llamados procesos de Moscú, bajo el estalinismo, en que bastaba que a cualquiera se le imputara una “desviación ideológica” para que fuese apartado de inmediato.

Veo que algunos quieren repetir ese ejercicio conmigo ahora. Por cierto, estamos en democracia y no me pueden eliminar, lo que buscan es mi descalificación personal. Se intenta falsear mis opiniones políticas y con ello proyectar una caricatura que sea fácil “de hacer un lado” en el debate de ideas que se produce en el país.

En la semana que recién termina, a propósito de la reforma educacional se pretende dictar una especie de bando ideológico que dictamina que sufro de “conservadurismo”.

Así comienzan los que se sienten con la verdad absoluta, pero en lo intelectual es simplemente “trabajo sucio”.Seguramente preparan otros ataques más en los próximos días.

La acusación se cae sola. Me explico, para atacarme se me cita textualmente: “la educación pública debe ser el pilar central del sistema educacional, pero no puedo pensar que al país se le pueda imponer un sistema estatizado. La educación pública y privada tienen que ser capaces de articularse en el sistema mixto”.

Este criterio es exactamente el mismo que contiene el Programa de gobierno de la Nueva Mayoría que señala, “poner fin al lucro no implica terminar con el sector particular subvencionado. Garantizaremos que los padres puedan elegir el modelo educativo que quieran para sus hijos. El Estado seguirá respetando la existencia de un sistema mixto”.

De la misma manera, las seis páginas del capítulo destinado a la reforma educacional insisten en reiterar una y otra vez que el principio rector será el fortalecimiento del Estado, “cómo actor activo tanto en la entrega directa de servicios educativos, como en una estricta fiscalización del sistema”.

O sea, no hay ninguna posibilidad de error. El programa presidencial no indica en ninguna parte, ni en la letra ni en el espíritu del mismo, la idea de pretender instalar un sistema estatal que elimine el sistema mixto de enseñanza.Quienes intenten ignorar este compromiso de gobierno, deben hacerlo bajo su exclusiva responsabilidad.

El gran objetivo de lograr que el Estado realice, una función sin exclusiones pero decisiva, para asegurar una Educación gratuita y de calidad, en el contexto de un sistema mixto de Educación, por tratarse de un desafío nacional sin precedentes, debiese convocar a los más amplios sectores y protagonistas.

En tal sentido, resulta obvio que el Estado no puede convencerse ni asumirse como si fuera el único y exclusivo participante de dicha tarea histórica. Esa es la gran inconsistencia de quienes para validarse tergiversan, groseramente, mis opiniones en este tema fundamental para Chile.

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13 abr 2014

Los privilegiados presionan para no perder sus regalías

El proyecto de Reforma Tributaria ingresada el 1º de abril pasado en el Congreso Nacional que se aplicará gradualmente y que busca allegar mayores recursos permanentes para financiar los necesarios cambios en las políticas de educación y que en paralelo intenta terminar con las lacras de la evasión y elusión, ha sido objetada con inusitada potencia por aquellos regalones del sistema, quienes por años no han pagado los impuestos correspondientes a sus elevados ingresos.

Este cambio desea que los más poderosos contribuyan más para que la desigualdad disminuya, lo cual es coherente con el sentido común.

Debemos tener presente que muchos de aquellos que reclaman y que han disfrutado del laissez faire tributario imperante por tantos años lo hacen porque perder es considerado “injusto” para ellos. Los que se sitúan en el 5% de la población y sus fieles acólitos han puesto el grito en el cielo diciendo que el proyecto es expropiatorio y los medios de prensa que se leen mayoritariamente en el sector oriente de la ciudad de Santiago han llevado la batuta en una especie de campaña desinformativa que busca crear el terror en la población y sus cacareadas denuncias han surtido un cierto grado de efecto en algunas personas.

Uno de los diarios que lidera la operación miedo publicó el reciente sábado 12 de abril a página completa una espeluznante crónica titulada “Inmobiliarias anuncian traslado de inversiones a otros países y anticipan alza de precios” con epígrafe “debido a la reforma tributaria, las compañías están revisando sus futuros desarrollos”. Ahí se reproducen las amenazantes opiniones de 8 voceros de esas empresas, los que justificaban sus dichos siempre en resguardo de las personas de menores recursos, las que se verían muy perjudicadas si los parlamentarios aprueban tal proyecto.

El sector económico de la construcción y en especial las sociedades inmobiliarias desde siempre han contado con diferentes tratos predilectos (cúmulo de franquicias, subsidios y garantías) por parte del Estado porque sus líderes de opinión y sus asociaciones gremiales empresarias, con la típica picardía del chileno, han sabido vender la pomada a los gobiernos en términos de que ellos, con sus cuantiosas inversiones, son indispensable en la creación de riqueza y que dan trabajo a los necesitados.

Los políticos que han administrado el poder, de una u otra manera, relacionados social y comercialmente con aquellos, inveteradamente han sucumbido ante sus reiteradas peticiones de tratos especiales.

Hasta la Contraloría General de la República ha pisado el palito en cuanto a no incomodar a este tipo de empresas en las ocasiones en que ha debido resolver, como órgano de fiscalización, denuncias presentadas por la ciudadanía en contra de proyectos inmobiliarios aprobados por los Directores de Obras Municipales en contravención a los marcos regulatorios.

El contralor Ramiro Mendoza, abogado muy conocedor de las leyes, ha optado por no aplicar la Ley Nº 19.880 del Procedimiento Administrativo cuando lo ha debido hacer, como tampoco ha trasladado los antecedentes al Consejo de Defensa del Estado ni menos ha solicitado la intervención del Ministerio Público en casos de abierta corrupción inmobiliaria.

Mendoza, con suma seriedad argumenta en sus rebuscados dictámenes que “los errores de la administración” (sic), así es calificada la detección de las malas prácticas, no pueden perjudicar a los titulares de este tipo de proyectos porque, según él, los privados que explotan el recurso suelo, son todos unas santas y blancas palomas que, invariablemente proceden de buena fe y con este ardid se mantiene en la más profunda inocuidad el artículo 53º de esa ley que dice “la autoridad administrativa podrá, de oficio o a petición de parte, invalidar los actos contrarios a derecho.”, ello teniéndose en cuenta que la misma ley en su artículo 3º dice “los actos administrativos gozan de una presunción de legalidad, de imperio y exigibilidad frente a sus destinatarios”.

Esta ley está vigente desde mayo de 2003 y se originó para atacar la corrupción develada (MOP-GATE) con los pagos en efectivo que La Moneda le entregaba a funcionarios públicos de alto nivel. En todo caso no solo Mendoza pasa por alto esta sensata legislación, con la acomodaticia práctica de la “buena fe” supuestamente empleada siempre por los empresarios de la construcción, sino hay otros abogados relacionados con la Pontificia Universidad Católica, liderados por el docente Eduardo Soto Kloss, quienes son los guías intelectuales de esta insana “doctrina” que garantiza plenamente la impunidad.

Ahora bien, dejando a un lado a la Contraloría, retomando la maniobra de los lenguaraces opinólogos que rechazan la necesaria reforma tributaria, ellos aducen que es muy injusto el término de la exención tributaria del 65% del IVA, de la cual gozan, para las viviendas que venden en el mercado con precios de hasta UF 4.500.

El nuevo gobierno acertadamente confirmó esta regalía solo para las viviendas de hasta UF 2.000, lo cual es de toda lógica porque va en la línea de empezar a concebir políticas que reduzcan la desigualdad. Los más pobres del país pagan IVA completo por el pan, la leche, el té y por todos los productos de primera necesidad y dicho impuesto no es deducible, pero los poderosos empresarios inmobiliarios desean seguir disfrutando de sus exenciones como si en Chile no haya sucedido nada.

Por lo dicho, esperamos que pronto se apruebe la Reforma aludida porque así habrá más dinero para abordar políticas distributivas, con lo cual nuestro país, que ya está en los 20.000 dólares de ingreso per cápita, se pondrá a la altura de los países serios del hemisferio norte.

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