Hace unos días atrás los norteamericanos blancos de USA quedaron boquiabiertos y sobrecogidos con una noticia que se refería al aumento impactante de la mortalidad de los blancos de edad media. Un trabajo científico, de Agnus Deaton –Premio Nobel de Economía- y Anne Case, ambos académicos de la Universidad de Princeton, con mujeres y hombres de entre 45 y 55 años de bajo nivel educativo reveló que en los últimos veinte años este aumento se dio como consecuencias de los suicidios, la cirrosis, el envenenamiento por alcohol y el consumo de drogas.
Desde el año 2006 por primera vez los estadounidenses blancos superaron en número de muertos por consumo de drogas y alcohol a negros e hispanos de USA, y se han mantenido en esas condiciones hasta hoy. En los últimos diez años las estadísticas comprueban que 90% de los que consumieron heroína por primera vez eran blancos. Los investigadores sostienen que esto no tiene paralelo con ningún otro grupo social o étnico en USA o en otros países desarrollados.
Paralelamente con esa dramática noticia, miles de personas asistían en la Torre Trump, en la Quinta Avenida de Nueva York, a la presentación que Donald J. Trump, el precandidato presidencial republicano, hacia de su libro “América paralizada. Cómo hacer que América vuelva a ser genial” en el cual sostiene su xenofobia brutal y afirma sobre él mismo que es “…la definición de la historia de éxito de América.”
Durante la presentación atacó duramente a sus rivales republicanos, los candidatos presidenciales Ben Carson y Marco Rubio. Al primero lo acusó de ser “muy débil con la inmigración” y a Rubio de “sobrevalorado”, además de recordar el mal uso que hizo con las tarjetas de crédito del partido en su propio beneficio.
También fustigó a la presidenta de la Reserva Federal Janet Yellen, a la que acusó de no subir los tipos de interés, alegando que “no están subiendo los tipos porque Obama le ha pedido que no lo haga.” Trump sostiene que USA está en una burbuja y cuando las tasas de interés alcancen los niveles que él cree que deben tener van a ocurrir “…muchas cosas malas.”
El político yanqui afirma en su libro que es necesario construir un muro en la frontera que los separe de México y aunque en alguna parte afirma amar la inmigración, dice que “la construcción debe comenzar cuanto antes y México debe pagarlo.” Él permanentemente ha acusado a los inmigrantes de ese país de ser traficantes, criminales y violadores y se ha comprometido a expulsar de USA a 11 millones de inmigrantes cuando sea presidente. En ningún momento Trump dijo conocer la realidad de los blancos estadounidenses a la que hicimos referencia al iniciar este artículo.
Con las firmas de varias decenas de hispanos, entre los que se encuentran los hermanos Vargas Llosa, Álvaro y Mario, y otros muchos, los intelectuales, científicos y académicos hispanos radicados en ese país hicieron una declaración que comenzaron con “Los abajo firmantes, hispanos que ocupamos puestos en la academia de Estados Unidos, así como intelectuales, artistas y científicos de México, América Latina y España, nos negamos a guardar silencio frente a las alarmantes declaraciones del candidato a la Presidencia de los EE. UU. Donald Trump.”
En su texto recuerdan a los lectores las acusaciones que hace el candidato, la propuesta de construir el muro y las amenazas de deportar a millones y sostienen que el discurso del magnate republicano es una apelación a las más bajas pasiones, machismo, xenofobia, intolerancia y dogmatismo religioso. Hacen notar al pueblo de USA y a la comunidad internacional que “…inevitablemente recuerda campañas que en el pasado se han dirigido contra otros grupos étnicos y cuya consecuencia fue la muerte de millones de personas.”
Aún cuando parece que Ben Carson está superando levemente a Trump, no deja de ser preocupante su posible candidatura presidencial. Verdaderamente está apelando a las más bajas prácticas xenofóbicas para calificar a la inmigración mexicana y a la de habla hispana en general, lo que causa una reacción muchas veces violenta de los blancos estadounidenses, especialmente los de baja educación, tan gravemente afectados por el alcohol y la droga.
Trump es un regresar a un pasado de odio y violencia. Su formula de “Cómo hacer que América vuelva a ser genial” pasa por revertir parte de la historia ya vivida y sufrida por todos la habitantes de EE UU. Pero él no sólo es un peligro para la vida y la paz interna de USA, también es un peligro para la estabilidad económica del país. “La expulsión de los inmigrantes mexicanos sería catastrófica para estados como California, Arizona, Nuevo México y Texas, donde la mayor parte del trabajo manual es mexicano” recuerdan en la declaración antes citada los intelectuales hispanos.
La realidad es incontrovertible, los inmigrantes realizan las labores agrícolas, son los mozos y servicios en hoteles y restaurantes, recolectan basura, barren las calles, cuidan niños y realizan labores domésticas, son las tareas que los estadounidenses no quieren realizar.
El candidato, por su forma de ver la sociedad, la nación y el mundo, es un grave problema para toda le región ya que su xenofobia puede sobrepasar los límites del país.
La verdad es que Trump, parece ser una trampa para todo el pueblo de los Estados Unidos.