El 1 de julio comenzó el semestre de la Presidencia italiana en la Unión Europea. Seis meses en los que Matteo Renzi quiere cambiar el Viejo Continente.Los italianos creen que la determinación es total y en el Gobierno insisten en que Renzi «está absolutamente comprometido a cambiar Italia; y si Italia cambia, puede que también lo haga Europa».
“Il rottamatore” (el desarmador), como se ha autodenominado, de tan sólo 39 años de edad, está convencido de que en este medio año logrará reinventar el paradigma europeo para lograr que Italia, fundadora de la UE, recupere su protagonismo continental y vuelva a estar «en el liderazgo de Europa».
Su objetivo continental «es devolver la esperanza, la pasión y el entusiasmo a los ciudadanos europeos». «Hay que cambiar Europa, hacerla más cercana a los sueños de los ciudadanos, y que Italia muestre finalmente de lo que es capaz, viendo su propio cambio administrativo», dice el primer ministro italiano.
Renzi deberá superar la muralla alemana, que se presenta con diversas máscaras en este controvertido escenario.
La máscara financiera. El primer ministro italiano ya lanzó un serio mensaje al presidente del Bundesbank (Banco Federal alemán), Jens Weidmann, que le había acusado de intentar ganar tiempo anunciando reformas que nunca se cumplen: «No creo que el mandato del Bundesbank sea inmiscuirse en el debate político italiano. Y yo tampoco me meto con lo que pasa con las cajas de ahorros regionales en Alemania».
La máscara política. Esta polémica con Weidmann y otros dirigentes alemanes, como el actual presidente del grupo popular del Parlamento Europeo, Manfred Weber, es en realidad su frente de batalla para lograr un cambio de rumbo en la aplicación de las reglas de la gestión de la economía, reemplazando la palabra de orden, “crecimiento” en vez del actual diktat alemán, “austeridad”.
Aún más. El discurso de Renzi ha sido rebatido por el presidente del Partido Popular en la Eurocámara, el alemán Manfred Weber, que le ha recordado que Italia tiene una deuda pública superior al 130% del PIB. “¿De dónde vendrá el dinero?”, se ha interrogado.
En su réplica, el primer ministro italiano ha preguntado a Weber si hablaba en nombre del PP europeo o de Alemania.En el primer caso, Renzi le ha recordado que cuando gobernaba el conservador Silvio Berlusconi, Italia siguió aumentando su deuda y que los miembros italianos del PP apoyaban su ejecutivo.
“Si hablaba en nombre de Alemania (…), si hubo un país al que se le concedió flexibilidad y se le permitió violar los límites, ese país fue Alemania con el proceso de reformas que le ha permitido ser hoy un país que crece”, ha dicho el primer ministro italiano en referencia a la ruptura del Pacto por parte de Berlín y París en 2003.
El líder del Partido Democrático tiene legitimidad política a su favor: ha sido la fuerza más votada en términos absolutos y en todos los países en las pasadas elecciones europeas.
El primer ministro italiano, Matteo Renzi, ha afirmado ante el Parlamento Europeo que “sin crecimiento, Europa no tiene futuro” y quedará atrás respecto al resto del mundo, que “corre a una velocidad extraordinaria”.
De esta manera, Renzi ha presentado las prioridades del semestre de presidencia italiana de la UE, que se prolongará hasta final de año, en un discurso pronunciado sin leer papeles.