17 feb 2013

Volver a Dios con todo el corazón

Aun cuando se percibe que la influencia de la Iglesia Católica en Chile y en el resto del mundo se ha visto claramente disminuida como fuerza moral en el ánimo de católicos y no católicos, como consecuencia principalmente del divorcio que se observa entre el mensaje de Cristo y el comportamiento de algunas instancias eclesiales, sumado lo anterior a los escándalos sexuales de algunos emblemáticos e influyentes sacerdotes, la renuncia de Benedicto XVI impactó en la conciencia de los católicos y sorprendió al mundo entero.

¿Qué explica que un Papa inteligente y en plena posesión de sus facultades intelectuales, por todos reconocidas, decida dimitir tan abruptamente?

Probablemente la respuesta no se encuentra en el anuncio oficial de su renuncia en donde el propio Papa aduce razones de “falta de fuerza física”, sino que en su homilía del miércoles de Ceniza en donde insta a la Iglesia Católica y a sus fieles a volver a Dios con todo el corazón.

¡Volver a Dios! nos pide el Papa, para a renglón seguido denunciar con inusitada claridad la “hipocresía religiosa”, como aquel comportamiento que quiere aparentar, las actitudes que buscan el aplauso y la aprobación de los feligreses.

Sin embargo, el Papa es aun más claro cuando en esa misma homilía señaló: “en nuestros días muchos están listos para rasgarse las vestiduras ante los escándalos y las injusticias, naturalmente cometidos por otros, pero pocos parecen disponibles a actuar sobre el propio corazón, sobre la propia conciencia y sobre las propias intenciones, dejando que el Señor transforme, renueve y convierta”. “Hay que rasgar el corazón y no las vestiduras”, nos expresa con vehemencia el Papa.

Para que no quede duda alguna acerca del fundamento de su mensaje señaló: “El verdadero discípulo no se sirve a sí mismo o al público, sino que a su Señor en la simpleza y en la generosidad”. Sin duda que a diario millones de religiosos se entregan con sencillez, humildad, simpleza y generosidad al servicio de los demás en todo el mundo, pero otros no.

Por cierto que un Papa que es y ha sido capaz de expresar con una claridad e inteligencia tan notables estos pensamientos, dirigidos a los corazones de los sacerdotes y de los fieles, dispone de una fuerza moral inmensa que la utiliza en pro de una Iglesia abierta al mundo de hoy y a la vez consecuente con el mensaje de Jesús.

Las fuerzas físicas no son tan necesarias en el pastor universal de la Iglesia Católica.

Probablemente las fuerzas físicas de Benedicto XVI se fueron agotando al no lograr consenso para que el testimonio de fe y de vida cristiana de los católicos, y en especial de aquellos que se comprometieron ante Dios de ser fieles a su mensaje, traicionaron a Jesús desfigurando su rostro y el de la Iglesia.

En Chile y en tantos otros lugares del planeta, sacerdotes y obispos muchos de ellos emblemáticos en sus respectivos lugares han demostrado en su testimonio de vida “hipocresía eclesiástica“. Hipocresía que también salpica a los encubridores, a aquellos que intentaron ocultar o minimizar hechos tan despreciables, fingieron, omitieron o mintieron.

Por cierto que esta actitud de consecuencia demostrada por Benedicto XVI, ha mermado sus fuerzas pero no su alma.

Ella ha generado posiciones divergentes al interior de los poderes en la Iglesia y es por ello que el Papa, utilizando la solemnidad del rito del miércoles de Ceniza, al inicio de la Cuaresma y dos días después del anuncio de su renuncia, expresara ante una gran multitud de fieles, entre los que se encontraban varios cardenales y cientos de sacerdotes, la necesidad de la unidad, la superación de las rivalidades y el individualismo.

Son precisamente estos pecados de la Iglesia y de nosotros los católicos en donde se debe encontrar la verdadera explicación a una renuncia inesperada.

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  • Viviana

    Clara y concreta opinión respecto a la sorpresiva renuncia del Papa, una situación sin precedentes en la memoria reciente y más aún considerando las razones que esgrime. Sin embargo, no es sorpresa ni novedad alguna aquellas razones de trasfondo de su dimisión, ni menos aún la actual situación de la Iglesia. Una Iglesia divida, con señales difusas, feligreses poco comprometidos y guías que en nada aportan al mensaje de Jesús, son una realidad que no proporciona el mejor escenario para un Pontificado.

    Sin embargo, sabemos que la Iglesia no sólo la hace el Papa, sino todos quienes participamos en ella, y lo que hoy acontece, más tarde sólo
    será parte de los antecedentes de la historia, que lo recordará como el Papa que renunció en febrero del año 2013. Lo trascendental está entonces en preguntarse… ¿Qué tan responsables somos de esta situación?, y por consecuencia, ¿Qué vamos a hacer como Iglesia en el futuro?..

  • http://www.facebook.com/catalina.aliaga.92 Catalina Aliaga

    Que buen análisis y reflexión! 
    “Falta de fuerza física” … Y cuando de la fuerza de Jesús en la cruz ya no quedaba más que fe? 
    No necesitamos que el papa se encierre en un claustro a meditar y a rezar por los errores y por el perdón! Necesitamos que sea un mensajero presente en su fe y que de testimonio al mundo a través de un mensaje de paz y esperanza. 
    Para eso no se necesita “fuerza física”. 
    El problema ya no es la crisis que vive la iglesia, la crisis fue cuando vistas las señales no hicimos lo suficiente para evitar la debacle. 
    Sólo hay una opción y es la VERDAD entendida en su máxima expresión , que de una vez la iglesia hable no necesariamente fuerte, pero CLARO , no sólo para levantarse sino también mirando el deber de responder a sus fieles que no sólo depositan el diezmo, sino que toda su fe. 
    Hablar de divorcio me parece justo y preciso, la comparación exacta. La iglesia no sólo se ha perdido con el mensaje de Cristo sino que con quienes veían en esta un modelo de camino a la santidad. 
    Como en todo quiebre se perdió por muchos el respeto, la admiración y el compromiso. 
    Tal vez mucha responsabilidad para un solo hombre, que veía en sus cercanos falta de conciencia y múltiples obstáculos. Quien sabe!!!
    Pero no todo esta perdido “volver a Dios” lo que todos quieren y necesitan, el punto de encuentro. 
    Desde ahí, volver a ser iglesia.