Gran revuelo tuvo la decisión tomada por el Consejo de Ministros de Italia que otorgará, “permiso de estadía temporal a los extranjeros no pertenecientes a la Comunidad Europea que denuncien a su explotador”. Este Decreto Legislativo fue aprobado siguiendo las directivas Europeas que sancionan a los empleadores que utilizan extranjeros irregulares.
Pero para evitar una denuncia masiva se les concedió a los empleadores la oportunidad de regularizar la situación de sus trabajadores dentro de una cierta fecha a estipular.
Esta maniobra tiene dos utilidades muy puntuales, la primera regularizar a quienes no tienen documentos y la segunda y más importante para el Gobierno Monti, es la de eliminar y reconocer a los evasores fiscales que son actualmente el gran problema de Italia, porque los impuestos evadidos por microempresarios son una gran rebanada de los ingresos Estatales que hoy no están entrando, y en periodo de crisis son más necesarios que nunca.
Desde el punto de vista de la discriminación, es un paso adelante, pues la explotación es un problema muy común en este país, que ve en los extranjeros “clandestinos” (sin documentos en norma) mano de obra “buena, bonita y barata” pero sin derechos y con un sueldo tres veces inferior a lo estipulado por el Gobierno.
Una parte de la población no está de acuerdo con este decreto; reclaman que en Italia no hay trabajo para nadie, y que la regularización no beneficiara a la población italiana, ya que generará más dificultad para encontrar trabajo, aumentando la cesantía de aquellos regularizados, teorizando que la “denuncia” vista como traición por parte del trabajador hacia el empleador, causará despidos una vez otorgado el permiso de estadía.
Está claro que en estos casos todo puede pasar, pero mas allá de las consecuencias de estas denuncias, el efecto en cadena debería dar como respuesta una regularización automática por parte del empleador que por miedo a ser denunciado no correrá riesgos inútiles, por lo cual antes o después, la situación encontrará una estabilización.
Y esto en el futuro ayudará también a los italianos, ya que un extranjero con permiso de estadía se encuentra, teóricamente, al mismo nivel de sueldo que un ciudadano común lo que evitará la preferencia exclusiva de los extranjeros irregulares, como método de ahorro.