Agosto, nos recuerda el primer aniversario del accidente de la Mina San José.
Los actos asociados a ese momento traen a nuestra memoria momentos emotivos de la vida de los 33 mineros que estuvieron atrapados en el yacimiento, así como los esfuerzos del Gobierno, la industria minera y la comunidad para traerlos a la superficie con vida.
Apreciamos esas conmemoraciones no sólo por el valor humano del rescate, sino también porque obligan a revisar el tema de la seguridad en el trabajo.
Como organización que representa a los pequeños, medianos y grandes empresarios del sector, no rehuimos la responsabilidad de evaluar cuánto hemos avanzado en la materia.
Es así como en este período, hemos trabajado para mejorar y promover entre nuestros socios los mejores estándares de seguridad. Quiero destacar que mucho antes que el accidente trajera al debate público este tema, la minería adoptó la seguridad como imperativo valórico.
Lo dijimos: la seguridad de los trabajadores mineros está por encima de la productividad.
Por ello, nuestros índices de accidentabilidad sectoriales han sido sistemáticamente menores si se les compara con otras actividades productivas.
Desde nuestro rol como organización gremial, hemos colaborado con las autoridades para ayudar a los sectores de menor escala, para los cuales responder a los requerimientos de seguridad ha sido más complejo.
Implementamos con Enami y Sernageomin un programa especial de regularización de faenas, que esperamos nos permita normalizar hacia fines de año el 100% de los productores inscritos.
Asimismo, hemos participado en reuniones convocadas por el ministerio de Minería para revisar el Reglamento de Seguridad Minera, considerando una propuesta de adecuación particular para la pequeña minería.
En el contexto de ese trabajo, el Presidente de la República firmó el proyecto de Ley de Seguridad e Institucionalidad Minera.
Al respecto, creemos que la creación de una Superintendencia de Minería, el Servicio Geológico de Chile y el Sistema de Información de Accidentes Mineros, entre otros, van en la línea de lo que SONAMI ha planteado.
Con todo, la voluntad por parte de empresarios y trabajadores de poner la seguridad como principal valor permitirá seguir mejorando nuestras tasas de accidentabilidad.