Construir ciudades justas se transforma cada día más en un imperativo tanto para el Estado como para los privados, a nivel local y nacional. Las desigualdades que se producen entre distintos barrios, comunas y ciudades de Chile en la provisión de educación, salud, servicios, áreas verdes, etc. son cada vez más evidentes.
El Instituto de Políticas Públicas de la Universidad Diego Portales ha elaborado los llamados “Mapas de Oportunidad” que refleja esta realidad. Tal es el caso de la alarmante realidad de la distribución de la Educación. Las diferencias son presumibles: las comunas del sector oriente de la capital, como Las Condes, Providencia y Vitacura tienen un “alto” acceso a oportunidades de educación. En el sector poniente, la realidad es muy distinta.
Es cierto que hay algunos barrios de Maipú que presentan un acceso “alto” a las oportunidades de buena educación, mientras que otros de Estación Central, Independencia, Quilicura, Huechuraba y Colina ofrecen oportunidades de valoración “medio alto”. Pero el gran problema es que el resto de los barrios de estas comunas se clasifican desde un acceso “medio” hacia abajo. En las demás comunas del sector poniente como Pudahuel, Renca, Cerro Navia, Conchalí o San Bernardo predominan casi mayoritariamente las comunas de “bajo” y “medio bajo” oportunidades educacionales.
Estas desigualdades en materia educacional – y en otras áreas como la provisión de servicios, salud, áreas verdes, seguridad, transporte, etc. – están correlacionadas con la situación socioeconómica de sus habitantes. Para enfrentarlas es preciso ante todo cultivar la convicción valórica de que es inadmisible que nuestros hijos tengan distintas oportunidades sólo por el barrio en que viven. Esto que puede parecer evidente, no lo es en tanto, hay sectores políticos que siguen viendo en el chorreo una forma de enfrentar esta situación.
Teniendo la convicción, se produce la acción como señala nuestra experiencia en Maipú.
Dividimos la comuna en 21 barrios definidos por la propia ciudadanía para medir sus oportunidades. Abrimos la participación de los vecinos a través de mesas barriales que nos aportan un nuevo insumo a nuestro quehacer. Definimos una visión de corto y largo plazo (Maipú 2018) recogiendo desafíos desde la comunidad. Sobre lo anterior hemos desarrollado una Política del Abrazo para avanzar en servicio de calidad, dentro de los cuales la educación es prioritaria (esfuerzo que se ha visto reflejado en mediciones como Simce y otras).
Por último, y vale en general como forma de hacer política pública, entendiendo que cada desafío requiere aliados estratégicos. En educación no se puede avanzar si no se considera a la empresa privada, los apoderados, los propios profesores y alumnos.
Nuestra experiencia es que sí se puede hacer un mapa menos desigual en oportunidades de buena educación. Hay que pensar que es posible una Ciudad más Justa, pero a los esfuerzos municipales hay que sumarle leyes y recursos para que todos los barrios sean justos.