El proyecto de ley de Reforma Tributaria ha desatado pasiones parecidas a las provocadas por el fútbol, en que las referencias al cuerpo humano son ilustrativas de la excitación. Para seguir usando el lenguaje corpóreo, podría decirse que el esqueleto de la Reforma tiene varios elementos.
+ Los objetivos principales que se plantean son dos: recaudar fondos para los programas sociales y mejorar la equidad. Se ha puesto urgencia en despejar la incertidumbre generada por los cambios en el sistema impositivo y en aclarar a la población -que teme ver una disminución de sus recursos, sin la contrapartida de los bienes y servicios que recibirá en compensación en la forma de más y mejores prestaciones sociales- cuáles serán los efectos que tendrá en la vida diaria.
De allí la urgencia en presentar y tramitar el proyecto que, como se ha señalado, también acabará con la inequidad en la contribución tributaria que realizan diferentes segmentos de la población.
+ El proyecto del Gobierno es un planteamiento integral, que cubre todo el sistema tributario, haciendo propuestas de modificación en los principales componentes e incluso en la administración y gestión del SII, también de Tesorería General y Aduanas.
Esto es complejo y obliga a distinguir lo importante de lo secundario, de manera de centrar la atención en los aspectos relevantes de la iniciativa; el FUT es prioritario en relación a las gaseosas.
+ La propuesta intenta satisfacer un principio básico en la administración del Estado: financiar gastos permanentes con ingresos del mismo tipo.
+ También se ha proyectado que la implantación de la reforma sea progresiva en el tiempo.
El corazón de la Reforma
En un proyecto tan variado y complejo conviene tratar de establecer cuáles son sus aspectos centrales: “el corazón” de la iniciativa. Éste es recaudar en 2018, cuando estaría en régimen, el equivalente a 3,02% del PIB, compuesto por 2,50% en cambios en la estructura tributaria y el restante 0,52% por disminución de la evasión y elusión tributaria. Sus componentes principales son.
a) Impuesto global complementario, que suma 0,80% del PIB, al gravar las rentas empresariales en base devengada, la resistida derogación del Fondo de Utilidades Tributarias (FUT), lo cual explica el decidido rechazo de los sectores de altos ingresos a esta medida. En ese cálculo se ha descontado el efecto de reducir la tasa marginal más alta, desde un 40% al 35%, menor ingreso estimado en 0,1%.
b) Impuesto a la renta de primera categoría, que afecta a las empresas de mayor tamaño, que suma 0,59% del PIB y que también perjudica primordialmente a los segmentos de altos ingresos.
El tercer componente es el que grava a la Construcción, por la reventa de inmuebles nuevos y limitaciones al uso de crédito especial en el IVA.
c) Impuesto de timbres y estampillas de 0,4% a 0,8%. Si bien la Derecha lo ha presentado como un gravamen que afecta a sectores medios en su acceso al crédito, los mayormente perjudicados son grandes empresas y contribuyentes de alto ingreso.
Finalmente, tiene algún peso la tributación a las bebidas alcohólicas y analcohólicas.Estos dos últimos representan el 0,15% cada uno.
La suma de todo el resto de los gravámenes representa 0,42% del PIB, el 17% del total, menos de la quinta parte. Por lo tanto, para encontrar una explicación de las resistencias a la Reforma es conveniente centrarse en los mencionados, que afectan básicamente a segmentos de altos ingresos personales y del empresariado.
Lo que se evidencia en esta tabla:
Deciles de ingreso Antes de la Reforma Después de la Reforma
Decil 10 10,2% del ingreso 23,8% del ingreso
Decil 9 5,1% 5,7%
Decil 8 3,4% 3,5%
Decil 7 -1 No cambia No cambia
Por lo tanto, los dañados por la Reforma estarían entre el 20% más rico del país, y los sectores medios y de bajos ingresos no se verían perjudicados.
Existen además, otros temas, como el combate a la elusión y evasión, que podrían ser considerados “los riñones” de la Reforma. La Dipres estimó que para el año 2014 éstos podrían representar el 3,43% del PIB.
“Otros órganos” de la Reforma que serían discutidos en el trámite del Proyecto en el Senado.
La renta atribuida, del 10% adicional a las utilidades de las empresas ya ha concentrado la atención, y está entre las materias que serían modificables; la depreciación acelerada; las nuevas atribuciones que tendría el SII; el Estatuto del capital extranjero (DL 600); el aumento del impuesto de timbres y estampillas, que se critica argumentando que “perjudicaría a la clase media”, en circunstancias que los principales afectados serían los mayores ingresos; la renta presunta de la agricultura, la minería y el transporte ha sido otra materia propicia para asustar a los imponentes (nuevamente “la clase media”), en circunstancias que con el proyecto se estima conservarían la franquicia el 92% de los agricultores, el 96% de los transportistas y el 70% de los mineros; las franquicias a la Construcción, específicamente a la vivienda, en especial la reducción planteada del crédito especial del IVA, cuyo límite se reduciría, así como las ganancias de capital en las transacciones de viviendas; finalmente, están los llamados impuestos “verdes”, que buscan gravar a aquellos bienes que generan algunas externalidades negativas a la población.
Pero, sin lugar a dudas que el “hígado” de la Reforma, es el futuro de la Inversión pues cumple funciones muy diferentes. En algunos casos están los nerviosos, que no han sido capaces de procesar una indigestión, hasta otros que han quedado inmunes como si comieran “colados para la guagua”.
Sin embargo, el resultado dependerá también del efecto generado por el gasto fiscal, ya que buena parte se destinará a educación (capital humano) en los diferentes niveles, salud y vivienda.
Todos ellos son componentes de la Inversión, en el sentido que inducirán incrementos en la productividad laboral, al mismo tiempo que incentivarán la Inversión productiva tradicional al contar con mejores factores productivos.
El incremento de la Inversión, no solo la acumulación de capital físico (máquinas e infraestructura), también contribuirá al crecimiento económico de largo plazo. Por otra parte, si el incremento a la tributación hace descartar algunos proyectos, serían aquellos marginales, de rentabilidad muy reducida y, por lo tanto, no solo de pequeño valor agregado, sino de alto riesgo privado y social.
Finalmente, hay que destacar que el elemento más importante es la contribución a la paz social en una sociedad convulsionada por la inequidad, el abuso y la desigualdad.
Recuperar un clima de tranquilidad social, junto a la estabilidad institucional y la existencia de normas permanentes son variables primordiales para favorecer la inversión, especialmente la de largo plazo.