El fallo de la Corte Internacional de Justicia (CJI) en el diferendo marítimo entre Chile y Perú generó una situación poco frecuente, pero antes expliquemos los antecedentes.
La frontera terrestre.
Los límites están fijados claramente por el artículo 2 del Tratado de 1929 y ratificados por el Tratado de 1999 que complementó algunas disposiciones poco claras.Fueron los llamados “flecos” del documento anterior.
Por ello que en 1999 se señaló por los negociadores chilenos y peruanos que se habrían superados todas las divergencias en lo relativo a las fronteras terrestres de ambos países.
La confusión en la delimitación marítima.
La norma jurídica básica señala que la frontera en el mar es el paralelo del terrestre. Entonces para proyectar la parte del océano que separa a dos países basta con señalar el tratado respectivo, en el caso nuestro el de 1929.
La confusión se originó debido a que el década del 1960 los Presidentes Fernando Belaúnde Terry y Eduardo Frei Montalva acordaron construir dos faros de trescientos metros al norte de la Línea de la Concordia para indicar a los barcos que estaban por cruzar la frontera marítima entre Chile y Perú. Esta disposición se debió a que en Línea de la Concordia no se podían edificar hitos y mucho menos faros.
En aquellos años todavía no surgía la Convención de Derecho del Mar y tanto Chile como Perú habían anunciado su disposición de establecer una zona de 200 millas desde la costa, para impedir el accionar de las flotas pesqueras, principalmente europeas y norteamericanas , que estaban arrasando con la fauna marina en América del Sur.
Con el transcurso del tiempo surgió la idea que ese sitio –conocido como el Hito 1 por los chilenos- era el límite marítimo y terrestre entre nuestros países. Y es así que cuando se redactó la ley de la Provincia de Tacna y la correspondiente a la Región de Arica y Parinacota ambos legisladores señalaron al Hito 1 como frontera, situación que luego fue corregida.
Un terremoto destruyó el faro peruano y su Gobierno finalmente se negó a reconstruirlo y demandó el retorno a la Línea de la Concordia. Con ello se iniciaron una serie de dimes y diretes entre Lima y Santiago que condujeron finalmente al juicio ante la CJI.
El anómalo fallo de La Haya.
Hemos señalado en otros artículos que desde su creación la CIJ ha actuado en base a la equidad, por sobre el Derecho, tratando de dejar a las partes medianamente insatisfechas. Una sentencia que dé a uno de los contendientes la razón, en un gran porcentaje, implica que el otro pueda negarse a aceptar lo juzgado.
Y así pudo ocurrir en el diferendo Chile-Perú. La Corte otorgó a Perú 23.000 kilómetros cuadrados de mar que Chile poseía y en compensación dejó en manos de nuestro país un paralelo que se extendía por ochenta millas, precisamente donde están las mayores concentraciones de recursos pesqueros. La Provincia de Tacna siguió sin un aumento de su escaso mar territorial en beneficio de Arica.
Así y todo se estimó que fijar la frontera marítima en la Línea de la Concordia, podría generar la imagen que el Perú habría obtenido un enorme triunfo diplomático y que Chile no aceptara el fallo.
En estas condiciones la CJI aplicó la equidad en desmedro del derecho, señalando que la frontera marítima se originaba en el Hito 1.Y explícitamente la Corte señaló que no se pronunciaba sobre el límite terrestre.
Esta sentencia produce los siguientes efectos.
1.El límite terrestre (Tratado de 1929) está a unos trescientos metros al sur del correspondiente al marítimo.En consecuencia en esa zona la tierra pertenece al Perú y el mar a Chile.
2.Se genera, entonces, el fenómeno de la “costa seca”. Los peruanos podrán tomar sol en la playa pero no podrán bañarse en el mar y los chilenos podrán nadar pero no entrar en la arena.
Es obvio que las autoridades de ambos países deberán tomar las medidas para solucionar tan peculiar situación.
El fin de los diferendos fronterizos entre Perú y Chile.
Hay que recalcar que los Tratados de 1929 y 1999 zanjaron las discrepancias terrestres y la sentencia de la CJI las marítimas.
Hoy no tenemos ningún problema fronterizo con Perú y estamos en una situación mejor que con Argentina, donde todavía queda una pequeña zona en los Campos de Hielo Sur por precisar.
Chile ha cerrado una larga historia en la fijación de las fronteras con sus principales vecinos, Argentina y Perú. Y obviamente ello trae consecuencias importantes en el diseño de nuestra política exterior.
Ahora se nos viene Bolivia…