09 jul 2013

El embarazo forzoso de Belén

Ha causado conmoción el caso de Belén, una niña de 11 años embarazada debido a una violación por parte de su padrastro. No es la única en Chile. El embarazo precoz es un problema grave, que tiene múltiples causas. Pero con Belén el drama es peor; su madre, en vez de apoyarla y defenderla, ha justificado la conducta de su pareja diciendo que la relación fue consentida. Se ve que desconoce que para el Código Penal cualquier relación carnal con una menor de 14 años es constitutiva del delito de violación.

Imaginemos por un instante el abandono y la soledad de Belén, cuyo único amparo y refugio parece ser su abuela.

¿Qué hacer ante esta situación?

El Presidente de la República ha dicho que Belén demuestra profundidad y madurez al manifestar la voluntad de continuar con el embarazo.¿Pero está la niña en condiciones de decidir libremente? ¿Tuvo asistencia sicológica y familiar adecuada? ¿Y esa criatura, si nace, cómo va a vivir sabiendo su origen?

Recordemos a Edipo ciego y errabundo luego de saber que se había acostado con su madre sin tener conciencia de ello. Imaginemos por un instante que a cada uno de nosotros nos hubiera pasado el ser engendrados en tales condiciones de anormalidad.

He visto en la televisión y he escuchado por la radio argumentos en favor y en contra del aborto. Se discute en abstracto: el principio de la protección de la vida del que está por nacer, por una parte, la inmadurez psico-biológica de la madre para llevar adelante el embarazo, por otra.Cada cual puede dar muchas razones en abono de su tesis.

Han vuelto a mi memoria un pasaje del Evangelio. Uno en que Jesús sana a un enfermo en día sábado y es reprochado por los fariseos por violar la ley que exige el descanso, a lo cual Jesús responde con una sentencia que debería ser guía de cualquier conducta moral: el hombre no se ha hecho para el sábado, sino el sábado para el hombre.

Es decir, no se puede sacrificar a un ser humano individualmente considerado para mantener un principio ético abstracto.

Lo fundamental es el sentimiento de compasión hacia el que sufre. En este caso Belén, encinta forzadamente con solo 11 años. Dada la actitud de su madre, quien debería decidir por la niña es el Juez de Familia, escuchando a sus parientes cercanos como la abuela, y siguiendo el principio básico de la Convención de Derechos del Niño, que es el interés superior del menor.

¿Qué es mejor para esa niña: tener el hijo y recordar por toda la vida la afrenta y ver en su hijo los rasgos de su violador o interrumpir el embarazo e intentar superar el agravio?

Preguntémonos: ¿qué haríamos nosotros si una nieta nuestra viviera una situación semejante? Cualquier solución que se tome – teniendo en cuenta además que en Chile el aborto en estos casos no es legal – debe partir de la preocupación de la suerte corrida por Belén. Ella está por encima de la ley que condena el aborto.

Por mi parte, siempre he pensado que la procreación no es un acto mecánico.Supone una voluntad de engendrar y de cuidar la vida. Si no existe esa decisión en absoluto, sobre todo de parte de la futura madre, para mí no cabe duda que el embarazo puede ser interrumpido. Por algo en tantos países existe una legislación que lo permite en determinadas condiciones.

En este caso emblemático la decisión la debiera tomar un Tribunal escuchando a la afectada y con todos los antecedentes sicológicos y de la situación familiar de la niña. Si el Tribunal decidiera que el embarazo continuara, debería ayudar a la menor a llevarlo a término y la sociedad a cuidar adecuadamente de ese hijo.

No puede repetirse lo que ha pasado en otras circunstancias análogas en que los hijos han sido entregados a un hogar de menores, donde suelen encontrar cuidados adecuados y afecto o desprotección y abuso, según los casos.

¿Podría un Tribunal decidir contra la ley? Sólo si invocara principios constitucionales superiores a ella para resolver el caso. En las Actas de la Constitución consta que no se quiso consagrar en ella una prohibición general del aborto, sino dejar el asunto a consideración del legislador.

Pues bien, un Tribunal podría apelar a disposiciones constitucionales superiores en favor de la niña pese a lo estipulado en el Código Penal.Sería un signo de coraje de la Magistratura, que debería soportar la embestida de los doctores de la ley.

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  • Dante Camilo Escobar Vergara

    Señor Viera Gallo ¿acaso un aborto no causa un trauma? como en toda acción límite de la vida, hay quienes después se arrepienten de haber adoptado una determinada opción. El cargo de conciencia o el “que hubiera sido si…” los persigue durante toda la vida. ¿como saber a ciencia exacta que sitruación le causaría mayor daño: abortar o tener un hijo de su padrastro?
    ¿quien garantiza que cuando vea al hijo recordará la afrenta? ¿es imposible que logre amar a su hijo que no tiene culpa de ser hijo de los abusos? ¿olvidara la violacion interrumpiendo el embarazo?
    ella manifestó que desea que el bebe nazca, pero ¿de nada vale su opinion? ¿por qué debe un tribunal decidir que pasará con su hijo? ¿por qué se considera la opinión de un niño en tribunales (incluso mucho menores que belen) pero en este caso se le debe hacer caso al juez? ¿si dicta interrumpir el embarazo y la víctima no quiere? …desde siempre los hogares de menores de todo el mundo son lugares lúgubres, donde los huerfanos son tratados casi como animales ¿por que sirven para unos casos, pero para este no (“no puede repetirse lo que ha pasado en otras circunstancias análogas en que los hijos han sido entregados”)? ¿porque en este caso argumenta que no se puede repetir
    ¿Qué haríamos nosotros si una nieta nuestra viviera una situación semejante? Simple, lo que nos dicte la conciencia. Algunos la llevarian a la clinica para tratar su apendicitis, otros con menos recursos la llevarian a un clandestino. Otros le darían una oportunidad a ese niño que no tiene la culpa de nada de nacer (otro tema es quien lo cría).

    Ciertamente es una desición difícil, que requiere coraje y aceptar que el daño ya está hecho. El desafío es evitar causar uno mayor en nombre del bienestar de la precoz madre.

  • http://blog.canal.cl/ ignace

    Hay tres cosas interesantes en este caso no parecen estar en la conversación o en la noticia, que creo importante destacar, y que van más allá de un pensamiento blanco y negro que parece aparacer por la manera en que temas como este sufren por reduccionismo periodístico:

    1: la actual situación en Chile es que son cientos los casos similares que se dan al año, cada mes se estima que más de 60 niñas menores a 14 años se embarazan, estas es la cifra que se maneja a nivel de servicios públicos. ¿Están esas niñas preparadas para ser madres? ¿Tienen la madurez suficiente para entender lo que significa y decidirlo? Sin duda eso es diferente caso a caso, porque en plena adolescencia, una niña de 9 a 11 años y una de 13 o 14 años tienen niveles de madurez muy diferentes, y si a ello le sumamos el entorno sociocultural las diferencias son mayores todavía. Por lo tanto, se hace clave la asistencia profesional en torno a ayudar a decidir, y eso es algo para lo cual casi no existe institucionalidad, una grave falencia.

    2: respecto de la interrupción del embarazo, el acceso a la información y al medicamento necesario para hacerlo de manera bastante fácil y con una relativa seguridad está el alcance de gran parte de la población. Si en este caso Belén tuviera la claridad para decidirlo, lo podría haber hecho, pero dada la gran visibilidad que la prensa ha dado a este caso, eso ya es prácticamente imposible.

    3: es necesario considerar -y reitero que no existe una realidad en blanco y negro- que es muy distinto interrumpir un embarazo de pocas semanas que uno de 4 meses. Tanto desde el punto de vista de la seguridad y efectos traumáticos, como desde el punto de vista bioético. Hay un momento en que el feto ya tiene una red neuronal activa, y por lo tanto ya tiene experiencia, o como dirían algunos católicos ya tiene alma, y este es un aspecto que debe ser considerado a la hora de emitir juicos sobre qué y cuándo es bueno o malo. Es muy diferente una interrupción del embarazo antes de la semana 8 que después de la semana 12.

    Este caso pone a prueba nuestra capacidad como sociedad para aplicar inteligencia y ciencia en vez de prejuicios y dogmas.

  • Patricia Schaulsohn

    Al fin una reflexión pública , informada e inteligente. Lejos lo mejor que he escuchado sobre este caso. Felicitaciones al autor

  • Gastón

    La verdad es que todos hablan de este caso, cuando ocurre que muchas niñas son abusadas por “padrastros”, es decir, la nueva pareja de la madre. Esto porque hoy en día no existen familias formales sino ocasionales siendo muy fácil romper y reanudar relaciones. Lamentablemente, los únicos más perjudicados son los niños, que son acarreados por la madre a una nueva aventura de pareja. Me pregunto,¿ no sería necesario legislar sobre este tema? o vamos a dejar que se siga destruyendo esta pequeña sociedad que es la familia.

  • Vanesa Maureira

    nadie más que cada una debería elegir sobre su cuerpo, ni el estado, ni la iglesia ni nadie más que uno misma. que saben de sentir tu cuerpo forzado, sentirse vulnerable y desprotejida sin confianza ni autoestima, cariño; cargar con el peso de un ser que no quisiste, acaso no es mejor que ese embarazo se interrumiera antes de que sea más tarde… cuando ella NO tiene capasidades mentales menos económicas. lo que hacen es no solo vulnerar un derecho natural que es elegir sobre tu cuerpo, si no tu vida; para trater al mundo a un niño que seguramente será desdichado.