La navidad es tiempo de buenas noticias, tiempo de esperanza y vida para todos quienes miramos el mundo de una perspectiva cristiana. Es por esto, que desde el lugar donde me encuentro, no puedo dejar de celebrar la vida de los que diariamente hacen esfuerzos sobrehumanos para avanzar y sacar adelante a sus familias, con dignidad, trabajo e infinita resiliencia. Esa capacidad de levantarse, aún cuando la adversidad golpea sus puertas.
Celebremos la historia de la señora Alicia, mujer de 72 años que hace más de tres décadas y tras la muerte de sus padres, cuida a Angélica una de sus hermanas mayores que sufre de discapacidad mental. Desde hace 12 años, luego de quedar viuda y de pasar por un periodo de grandes aflicciones afectivas y económicas consigue dar los primeros pasos para empezar a reconstruirse, integrándose junto a Angélica a un programa diurno para adultos mayores del Hogar de Cristo. Aquí participa a diario de múltiples actividades y talleres, donde aprende, se recrea y comparte con otros la alegría de la vida.
Gracias a su esfuerzo y garra, Alicia logró dejar atrás los peores momentos de su vida, superar las múltiples pérdidas y darse la oportunidad para rehacer una historia, junto a Sergio, un aficionado a la radio que también participa en este programa social de la fundación. Hoy felizmente Alicia no está sola y su hermana Angélica, a diferencia de muchas personas con discapacidad mental, tampoco.
Celebremos la historia de Francisco, de 22 años, un muchacho que gracias a su esfuerzo y al apoyo de un programa de becas de la Fundación Súmate del Hogar de Cristo, en el año 2009 logró ingresar a estudiar una carrera de formación técnica.Aunque en este periodo muchas veces apareció la sombra de la deserción (esa misma que afecta –según datos 2012 del Mineduc- a más del 53% de los jóvenes que ingresan a algún CFT, por diferentes razones, como la falta de ingresos, la deficiente orientación vocacional, la falta de preparación previa para adaptarse a las nuevas metodologías de aprendizaje, la poca flexibilidad horaria y la rigidez curricular), Francisco perseveró hasta el final, sin dejarse llevar por las dificultades ni las frustraciones.
Hoy, dos de sus proyectos han sido premiados, el primero durante el 2011, luego de participar de un exigente taller de emprendimiento que entrega el grupo BBVA, que lo hizo acreedor de un capital semilla que esa misma institución financiaba. El segundo, dado a conocer hace pocos días, siendo parte del concurso de emprendimiento e innovación social “Desafío Clave”, realizado por el INJUV y Socialab, para apoyar la ejecución y permanencia en el tiempo de proyectos que permitan superar la pobreza. Francisco, primer integrante de su familia que egresa de una carrera profesional, es parte de los miles de jóvenes que en base al trabajo y al esfuerzo buscan mejorar las condiciones de vida de sus familias.
Celebremos la vida de Xiomara, una mujer de 22 años quién vivió desde muy pequeña en esos espacios sombríos que se forman en el contexto de la adicción y el consumo problemático de drogas. El resquebrajamiento de los vínculos con su familia, el embarazo adolescente, el desinterés con sus hijos, fueron algunos de los conflictos que marcaron la primera etapa de su juventud. Hoy, gracias a su capacidad de reinventarse y coraje, saca adelante a su familia y sus hijos y se reconoce a sí misma. Xiomara se capacitó laboralmente, a través de un programa de la Fundación Emplea del Hogar de Cristo y desde hace casi un año tiene un trabajo que le entrega no sólo estabilidad económica, sino también la oportunidad de evaluarse e imaginarse conforme a sus propias virtudes.
Porque el Hogar es de todos los chilenos, el desafío que como país tenemos es que estas Buenas Nuevas sean para todos quienes viven en pobreza y exclusión, cada uno de los dos millones y medio de chilenos que viven en condiciones de injusticia.
El desafío de poder celebrar a todos los Franciscos, Xiomaras, Alicias, Sergios y Angélicas que hoy no acceden a las oportunidades que un país como Chile sí puede entregarles. Nuestro país ha avanzado, pero la vida de demasiados compatriotas, incluida la de ellos mismos, sigue estando cruzada por múltiples fragilidades.
Una inmensa buena nueva para todos sería que nuestra sociedad asumiera, como nos enseñó el Padre Hurtado, que no es por caridad sino por justicia.
“Una pausa en tu rutina para reflexionar y compartir con quien lo necesita, es el mejor regalo que puedes dar y también recibir”.
¡Feliz Navidad!