A propósito de los innumerables acontecimientos que han afectado la credibilidad de nuestra clase política y de su lugar de representación, me permito la siguiente reflexión.Como chilenos, debemos aprender nuevas maneras de ejercer ciudadanía para poder aportar a la construcción de un país más igualitario y en sintonía con sus necesidades.
Hasta el día de hoy, una mayoría de chilenos guarda silencio, sucumbidos en el murmullo y la queja. Somos mayoritariamente inactivos, pasivos ante los innumerables hechos de injusticia y abuso de poder. Cómo no pensar en Freirina, la Ley de Pesca, la represión al pueblo mapuche, la violencia policial excesiva hacia la ciudadanía, por nombrar algunos.
Sólo vemos a un grupo de ciudadanos, estudiantes o pertenecientes a comunidades, que ha salido a las calles a plantear las necesidades de justicia social que la mayoría de nosotros desea, pero que, al parecer, no son suficientes como para movilizarnos.
Uno de los problemas de esta pasividad es que estas condiciones de abuso e impunidad tan violentos, pueden generar en los inmóviles reacciones ligadas al malestar y enfermedad social.
Ya el informe del PNUD nos muestra cómo los chilenos somos capaces de percibir la injusticia social y cómo esto nos produce malestar, pero, a la vez, cómo hacemos caso omiso de esa realidad cuando se trata de pensarnos a nosotros mismos. Esta disociación sólo es un síntoma de nuestra enfermedad.
Porque el silencio y el aparente conformismo no es signo de bienestar ni de estabilidad.Pensar eso es un error y solo demuestra ignorancia. En Psicología sabemos que el reprimir nuestro malestar puede generar al menos dos reacciones: o aquellas que atentan contra nuestra propia integridad o reacciones de extrema violencia volcadas al exterior producto de la frustración acumulada. Los chilenos sabemos mucho de ambas.Como sociedad estamos enfermos, pero nos falta tener conciencia de ello.
Hay luces que indican que los chilenos estamos despertando. Es de esperar, entonces, que los chilenos podamos generar reales condiciones para fortalecernos como Sociedad Civil.De no ser así, y hablando en jerga psicológica, tenemos muy mal pronóstico.
Freud decía que el enfermar (y tener la conciencia de la enfermedad) era el primer paso para la cura. Estamos enfermos, sólo nos falta darnos cuenta de ello.