12 dic 2012

El Partido Comunista y la Democracia Cristiana

Los voceros derechistas dedican muchas horas y líneas para tratar de demostrar que la Democracia Cristiana no puede unirse al Partido Comunista. Como dijo Ximena Rincón, hay más espacio para este tema que para tratar los asuntos relevantes como los casos de Freirina, San Fernando, la desigualdad. ¿Por qué?

Pues porque temen al entendimiento de las fuerzas que buscan modificaciones profundas en la forma de vida de la sociedad y se asustan ante la eventual derrota electoral que ello puede significar. Y por cierto, hay dirigentes de la DC que, como es sabido, tienen un acendrado anticomunismo al mismo tiempo que una extrema aceptación de los predicamentos de la derecha.

El discurso anticomunista es poderoso, pues las atrocidades cometidas por los gobiernos en los países en que los comunistas han ejercido el poder sin contrapeso son enormes y afectan profundamente los derechos humanos. Cuando se ejerce el poder total y hay una sola mirada para entender y resolver los problemas, las cosas son así.

La Alemania gobernada por el nazismo fue un ejemplo claro. A la larga, todas las dictaduras se parecen y probablemente entre Arabia Saudita y Siria no haya demasiadas diferencias en cuanto a la represión, salvo que en la primera se invoca a una monarquía absoluta y un factor religioso y en la otra sólo argumentos políticos frente a los cuales es más fácil rebelarse.

Pero, el Partido Comunista chileno fue, hasta mediados de los años 80 un partido que podía exhibir una limpia hoja democrática en cuanto a la política interna. Fue en esos años en que definió su política de “todas las formas de lucha” para justificar la creación y operación de su “aparato militar”.

A poco andar, como se sabe, lo que era su “brazo armado” se independizó de la dirección comunista y han terminado en posiciones muy antagónicas. Porque, a la larga, más allá de las posiciones puntuales de aquel período, el Partido Comunista de Chile ha mantenido una fuerte adhesión a la democracia como sistema, llegando incluso a someterse a un modelo institucional tan injusto como el que rige hoy en Chile.

Alguien podría decir que ese “desliz” por la violencia bastaría para calificarlo de antidemocrático y eso sería una justificación para alejarlos de una posibilidad de alianzas, acuerdos o formas de convivencia democrática. De ser así, habría que aplicar los mismos criterios a los sectores de derecha que no han trepidado en el uso de la violencia política como táctica y estrategia, invocando sus valores, sus estilos, sus opiniones y sus intereses.

La adhesión al golpe militar, en forma y fondo y la construcción de un régimen que, luego de 17 años de gobierno no elegido, pretende prolongarse en sus manifestaciones sociales, políticas y económicas, son prueba suficiente de ello.También, como lo recuerda Sergio Melnick, hubo demócrata cristianos que apoyaron el golpe militar, varios de los cuales – Orrego, Videla, Villarzú, por mencionar algunos – a los pocos meses se marginaron cuando constataron las violaciones de los derechos humanos, aunque otros – Bardón, Saavedra, Blanca Retamal, Juan de Dios Carmona – prefirieron adherir de modo más permanente.

Muchos mantuvieron silencio, mientras otros iniciamos una lucha tenaz por la defensa de los derechos humanos y por poner freno a la dictadura derechista – militar que se instaló y terminar con ella.Entonces, nadie puede tirar piedras, ni primeras ni segundas. Pero no se peca para siempre.

La alianza con el PC como con cualquier otro partido, debe hacerse siempre en términos programáticos.Nos ponemos de acuerdo en un programa y nos mantendremos unidos mientras respetemos ese programa o ello se mantenga en vigencia.

No se trata de fusionarse con otro partido, sino de pactar acuerdos reconociendo las diferencias. ¿Compartir gobierno? Sin duda. Porque ese entendimiento tiene validez y eficacia de obligar al respeto irrestricto de los programas pactados. El meollo del acuerdo debe estar en un mínimo común programático orientado a la modificación del orden institucional social, económico y político hasta el punto en que sea posible lograr coincidencias.

Quisiéramos que el Partido Comunista no apoyara a las dictaduras. Pero por ahora nos debe bastar con que en Chile esté por el respeto a los derechos humanos y a la convivencia democrática. Si hiciera siempre lo que nosotros queremos, el PC dejaría de ser. Y, nos guste o no, tiene una pequeña pero significativa porción de los chilenos entre sus adherentes.

También hay derechistas en esa misma disposición de pacto,  basta con ver la candidatura de Velasco. De lo que se trata es de buscar un acuerdo amplio, que permita ir más allá de los partidos – con los partidos – para dar gobernabilidad y eficacia la política chilena, construyendo una democracia que de espacio a todos, minorías y minorías.

La gracia es ser capaz de pactar sin perder identidad.

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  • German Fernández

    Todos los candidatos nombrados son partidistas o ex partidistas, porqué no destacan las campañas de los independientes?

    • Sergio Teran

      Don Germán, el tema es la posibilidad de un pacto programático de la oposición que incluya al Partido Comunista. Salvo Velasco, no se menciona ningún candidato.
      Coincido con el Sr. Hales: El PC chileno ha dado muestras sobradas de adhesión a la democracia y sólo un acuerdo amplio conseguirá derrotar a la derecha.
      Es una lástima que haya una sola derecha y TANTAS izquierdas.

  • Victor Salgado Anza

    El problema no es de prejuicio de pactar sino consecuencia doctrinaria, unirse a una doctrina comunista que daña los derechos fundamentales de la persona es una inconsecuencia, además, por la ambición de recuperar el poder hay que aplicar el maquiavelismo, eso lleva a desprestigiar y perder credibilidad a la DC. La otra situación “es pan para hoy, hambre para mañana” Si la DC pacta con el PC pierde su centro político tradicional. Sr Hales , no se trata de derechistas o izquierdistas, es sentido común y valores. Además, ¿Cual es la diferencia entre “Derecha y Concertación” ?La Concertación, el modelo económico no lo cambió, privatizó todo, en 20 años ha sido cómplice de las discriminaciones de AFP, ISAPRES, Bancos y Financieras. Las Directivas de las Empresas está lleno de Dirigentes y Militantes de la Concertación. Hoy se percibe en en la gente que la Concertación es “puro populismo” Ejemplo: Andrade, Presidente del PS. Como Ministro del Trabajo de Bachelet, ¿Alguien o Usted mismo, me puede mencionar una, una , sola una, nada más que una medida o propuesta de él a favor de los trabajadores? Usted, está equivocado, como muchos que creen en las encuestas, Hoy en la calle no hay confianza en la Concertación y a Bachelet la pueden encontrar simpática, pero junto a la Concertación pierde. Si fuera independiente sí con Concertación no. La gran mayoría de los ideólogos y políticos creen que los ciudadanos no le interesa la política, si le interesa, lo que pasa que no creen, la clase política está desprestigiada, ¿Y por qué? Lo origino la Concertación la gente también tiene cerebro para pensar, yo soy exonerado, luché contra la dictadura, PERO NUNCA MAS VOTARE POR NADIE DE LA CONCERTACIóN sólo piensan en el poder y NO en los ciudadanos y el país. Un consejo lea el dialogo entre el “el Maetzu y el Quijote” eso le aclarará mucho. No se deben hacer Artículos en Biblótecas si no en la calle para ser objetivo y realista.

  • Pablo De Lapeyra

    Con todo el respeto del mundo señor Hales, trata de ocupar “la teoría del empate” con relación a los vínculos que tiene parte de la Derecha en Chile y el Gobierno Militar y los nexos que mantiene el Partido Comunista con las formas dictatoriales del resto del mundo. Ese anhelo se hace impotente y excesivamente forzado cuando vemos que hay un problema de TEMPORALIDAD en la comparación.

    Si viene cierto, es un realidad la imputación que usted hace entre derecha y el gobierno dictatorial del 73, ellos tienen la ventaja de desligarse de aquellos hechos, ya sea a través del desconocimiento o del arrepentimiento, cuestión por lo cual, que independiente de su credibilidad de sus discursos, eso da pie a una postura que no esta sujeto a retrotraer sus convicciones sobre aquella época, ya que si fuese así, liquidarían su permanencia en las convicciones políticas de la actualidad. En otras palabras serían consumidos por el rechazo “unánime” o a lo menos en su porcentaje mayoritario. Por otra parte el caso del Partido Comunista y su extrema izquierda tiene características distintas y esenciales, primero que todo el comunismo no sólo tiene un pasado igual de reprochable, como la contra parte ya mencionada, sino en la actualidad sostiene vínculos o lo menos una poderosa admiración sobre los regímenes más brutales que se puede encontrar su orden ideológico. Esta dualidad en abrazar ideales democráticos en nuestro país y a la vez, ser “infiel” con su propio discurso nacional apoyando e incentivando manifestaciones de “facto” de otras parte del mundo, hace que pierda peso y coherencia sus argumentos, ideales y sobre todo convicciones sobre las intenciones reales que tienen ellos sobre nuestro país.

    Por lo tanto: como usted mismo dice “Quisiéramos que el Partido Comunista no apoyara a las dictaduras”; pero hoy es una realidad inalterable por parte de sus propios integrantes, donde cualquier pacto con ellos genera la legítima duda de sus intenciones frente al porvenir “democrático” de nuestro país. Usted lo dice: “Si hiciera siempre lo que nosotros queremos, el PC dejaría de ser…” Por lo cual si sabemos lo que son y para donde van, para qué seguir caminando como aquel sendero que ya desechamos como sociedad y no queremos regresar.