Los que abrazamos cualquier área de la Salud creemos siempre que era solamente la Ciencia-Arte más importante del conocimiento humano. Poco después de dejar la universidad fuimos ampliando nuestros saberes a nuevas áreas hasta convencernos que aquello no era más que una insolente vanidad.
Hablo desde la década del 50 hasta comienzos del siglo XXI en que aparecieron otros conocimientos, los que nos abrieron un mundo que nos fascinó y aminoró a la salud a la medida de una herramienta clínica, a una especie de artesanía de alto nivel y nada más.
Hoy día hemos vuelto a la antigua visión de medicina investigativa, molecular, social que ha abierto un espacio preferente en las universidades o de las ciudadanos corrientes o aun de altos ingresos. Se ha llegado al extremo de medir el status social y económico por el establecimiento “de cabecera” o se es una familia de “policlínico” o es un paciente de clínica “In” más allá de Tobalaba. Ya no es el largo del auto o una casa en Cachagua.
Eso nos ha devuelto cierta soberbia u orgullo desde los protomédicos hasta los grandes patrones de las especialidades.
Esto además de ser socialmente penoso es una pequeña vuelta de mano para la Salud porque hoy ese clamor por una Salud buena, pronta y equitativa, más allá de la hotelería es demostración que la Salud (y también la medicina) han ampliado sus campos de acción y ya es relacionada en primer lugar por todos los niveles sociales, pero siempre con la diferencia relatada.
Hoy la salud es más que la relación médico/ paciente. Es una relación del mundo social con la orientación sanitaria y también con la preocupación que no puede eludirse del Estado como administración del bien común y actor eficiente para corregir inequidades.
Obviamente esa mayor demanda civil confunde las necesidades individuales que siempre son superiores a los aportes humanos o financieros lo que produce a su vez un desequilibrio impuesto en la valoración de uno de los Ministerios de mayor trabajo en el país.
Hoy estoy fuera del Senado y del Gobierno y por eso puedo valorar 50 años de experiencia de lo que es el trabajo del Ministerio de Salud. La exigencia del Ministerio como tal y de su equipo.
El trabajo médico de Norte a Sur, la colaboración de otras ramas de clínica y anexos técnicos.La entrega del personal frente a las guardias o turnos hay que vivirlas para valorarlas. Todos ellos merecen respeto, cariño, afecto y retribución cuando salimos de alta.