Paradojas de la vida. Ayer el Ministro Mañalich se convirtió en el ministro de Salud que más ha durado en el cargo desde don Ramón Valdivieso, ministro del Presidente Frei Montalva. Ayer, luego de una gestión marcada por la búsqueda de conflictos más o menos reales con médicos, laboratorios, parlamentarios, periodistas y críticos, el Ministro inamovible debió comparecer frente a la Cámara de Diputados para ser interpelado por el Diputado Víctor Torres.
A diferencia de don Ramón, que durante su gestión impulsó la ley 16.774 sobre Accidentes del trabajo y enfermedades profesionales (1968), la 16.781 de Medicina curativa de empleados (1968) y el Formulario Nacional de Medicamentos, la actualización del Código Sanitario y la primera Política de Planificación Familiar del Gobierno de Chile, amén de la construcción de varios hospitales, algo inédito para la época, estos años de gestión de la nueva forma de gobernar no dejarán ninguna política pública novedosa, de impacto y que perdure en el largo plazo, salvo la ley de tabaco y la ley de tolerancia cero al manejo de vehículos bajo los efectos del alcohol.
Se podrá hacer gimnasia contable, mostrar que se han construido muchos hospitales, pero la verdad es otra, este Gobierno ha mostrado un sistemático problema de ejecución en materia de inversiones sectoriales, disminuyó la producción hospitalaria de manera casi sistemática, al tiempo que reducía las listas de espera AUGE mediante malabares administrativos.
Las personas lo saben, no le creen a los números del Gobierno, porque esas cifras sólo están en la fantasía de las PPT oficialistas.
El presupuesto del ministerio de Salud ha aumentado sistemáticamente, eso es cierto. Pero si se miran bien las cifras, queda claro que parte importante de ese aumento ha salido del bolsillo de los trabajadores y trabajadoras de Chile por la vía de cotizaciones previsionales, y que parte importante de ese aumento ha estado vinculado a transferencias adicionales al sector privado : transferencias por prestaciones valoradas, externalización por convenios DFL 36, estímulos a la libre elección, convenios marco, pagos por concesiones aún sin inaugurar, etc.
Más allá de si la interpelación es un ejercicio subutilizado, ver a un Ministro respondiendo ante la ciudadanía frente a sus representantes era urgente.
En este periodo se ha vetado y perseguido a ex funcionarios, se ha silenciado la crítica y se ha ejercido el enorme poder que otorga la investidura con una arrogancia lamentable.
Mañalich ha sido incapaz de liderar acuerdos en materia de regulación de las ISAPRE y Medicamentos, y se atribuye a la gestión de salud proyectos de ley en los que apenas tuvo un rol comunicacional, como el Programa Elige Vivir Sano o el Pos Natal.
Digamos las cosas como son. La interpelación de ayer es un buen primer paso para dejar en evidencia el trabajo de un ministro cuya gestión es aprobada sólo por el 35% de la población y que, desde el fondo de la piscina, aletea para hacernos creer que sigue nadando, aunque el naufragio sea más que evidente.