La Presidenta de Chile muy probablemente se entrevistará con el Presidente de EEUU el 30 de junio próximo. Cuando arribe a Washington sentirá el ambiente polarizado por la situación de Irak y la pugna política entre demócratas y republicanos, que tiene paralizado el sistema político.
Irak ha reabierto la llaga del enorme error histórico de la invasión, cuando la Administración de Bush propagó argumentos falsos (armas de destrucción masiva) para instalar la “democracia”, provocando la muerte de decenas de miles de personas y la destrucción de la convivencia y las ciudades.Y para colmo, pareciera terminar ahora con el riesgo de entregar ese tremendo país a extremistas islámicos.
El contraste con la situación chilena es enorme. Nuestra relación con EEUU es buena y puede fortalecerse. Fuimos los primeros de América del Sur en firmar un TLC y el primer país de América Latina en acordar la eliminación de visas. Tenemos un sustantivo programa de colaboración en educación superior e investigación, Chile California, y puede despegar el Chile Massachusetts.
¿Qué se puede lograr para el futuro, aprovechando la buena evaluación de Chile y el prestigio de la presidenta Bachelet? Son cinco los puntos importantes.
Primero, afianzar una relación madura, equilibrada y sólida con EEUU. Aunque China es clave e irá jugando un rol gravitante, EEUU es y seguirá siendo por un buen tiempo la principal economía mundial, con la mayor capacidad de innovación.Son muchos los ámbitos de beneficio mutuo.
Segundo, dar a conocer el programa del nuevo gobierno de Chile, subrayar los objetivos de perfeccionar la democracia, reducir la desigualdad y elevar la competitividad, y explicar las nuevas reformas (tributaria, educacional).Y, de paso, disipar criticas difundidas por alguna prensa conservadora norteamericana y personas vinculadas a centros de estudio de derecha, que sostienen que Chile se estaría alejando de las políticas que le dieron éxito, y adentrándose en un terreno populista.
Tercero, la Presidenta puede explicitar su nueva política internacional: compromiso con la Alianza del Pacifico, estrechamiento de relaciones con Brasil y Argentina, posición ante demanda boliviana, coordinación de América Latina en derechos humanos y democracia, en particular la apuesta fuerte al diálogo en Venezuela para desactivar una crisis que crece a diario.
El tema TPP (Trans Pacific Partnership), esencial para fortalecer nuestra relación con Asia a largo plazo, deberá negociarse evitando que acuerdos vigentes puedan modificarse y afectarnos (propiedad intelectual, farmacéuticos, otros).Es conveniente aclarar con EEUU el método de solución de las diferencias.
Cuarto, a Chile le interesa diversificar y elevar su aprovisionamiento de gas natural licuado.EEUU ha incrementado de manera asombrosa su producción de ” shale gas” y nos interesa adquirir ese combustible cuando comiencen a exportar. Nuestra estrategia energética necesita reemplazar petróleo por gas para reducir costos y carbón por gas para disminuir contaminación.
Quinto, nos conviene profundizar los vínculos científicos y académicos para continuar acrecentando nuestro capital humano y el potencial tecnológico, invirtiendo más en becas para posgrados de jóvenes chilenos y promoviendo acuerdos con centros tecnológicos de EEUU en áreas prioritarias para nuestro desarrollo ( biotecnología, minería, astronomía, energías renovables..)
Aun cuando las preocupaciones en Washington apuntan a otros temas, la Presidenta puede abrir una ventana de oportunidades, gracias a su buena relación con el Presidente Obama, y lograr resultados beneficiosos para Chile.