17 feb 2015

¿Nuevas amenazas a la democracia?

A ratos los  chilenos nos sentimos distintos e inmunes a los riesgos que acechan a otras democracias en América Latina. Y tenemos algunas razones. Comparativamente nuestras instituciones funcionan mejor, las policías son más honestas y eficaces, la fiscalía y el poder judicial operan con independencia, los periodistas pueden  informar  sin restricciones,  las redes sociales son activas, la droga llega, pero no la producimos, mientras  combatimos  su tránsito por nuestro país, tenemos y abogamos por transparencia,  hay leyes que regulan el lobby , las autoridades públicas deben declarar sus bienes,  y la ciudadanía  tiene poca  tolerancia a la violencia y la corrupción.

¿Es cierta tanta virtud?  Yo mismo me sentía  aliviado  en  una reciente reunión en la República Dominicana que congregó a  dirigentes políticos  y académicos a pensar el  futuro de América Latina.

La alarma se encendía en México  (crímenes masivos, sospechas por lujosa  propiedad  adquirida por la  esposa del Presidente a un empresario que contrata con el Estado) y en Centroamérica  ( el triángulo norte, Guatemala, Salvador, Honduras) por la existencia de  Estados frágiles, inseguridad  pública, altísimas tasas de homicidio (80 por 100.000 habitantes, mientras  nosotros menos de 3),  penetración del narcotráfico  (el libro Cero Cero Cero de Roberto Saviano, que recomiendo,  es un relato espeluznante del poder de los carteles  mexicano- colombianos) ,  altos niveles de pobreza y aguda  desigualdad.

Sin embargo, en América del Sur las cosas no  lucen tanto mejor. Los desvíos de fondos de Petrobras y acusaciones de corrupción en Brasil, la influencia del dinero de la droga en los dos principales productores de coca, Perú y Bolivia, la intrincada relación entre droga y FARC en Colombia, la persistente disputa judicial y política en Argentina, la polarización y  degradación  institucional de Venezuela nos advierten  que la democracia se puede socavar. No basta con elecciones, debemos cuidar a diario su funcionamiento, transparencia, probidad e inclusión.

¿Somos inmunes los chilenos? Para nada. Aunque los problemas descritos ocurran con menor frecuencia e intensidad, los síntomas de  corrupción asoman también como un  peligro a la gobernabilidad democrática.

El llamado caso PENTA  golpea en varios flancos a la democracia. Primero, por fraude sistemático al Fisco. Y  más inquietante es que se conoció por  denuncias de uno de los  directivos del grupo. Si no habla, las cosas seguirían igual.  Similar  es el caso del Sr. Bilbao, que realiza compra de acciones con información privilegiada y es descubierto por autoridades de EEUU y no por las chilenas. ¿Cuántos más casos hay? ¿Están funcionando  nuestros sistemas de fiscalización?

El segundo  golpe a la democracia es pagar a un subsecretario un sueldo paralelo. Además de los  posibles delitos de soborno y cohecho,  esa acción  corrompe a  funcionarios públicos y penetra al Estado. Y puede cooptar  por igual a funcionarios de cualquier gobierno e ideología.Es el país entero, sus instituciones y ciudadanos los que deben cautelar la probidad.

El tercer flanco donde  golpea el caso PENTA es la cuasi apropiación de un partido político,  una simbiosis ideológica político- empresarial  impropia en una democracia moderna. La plutocracia es enemiga de la democracia, y  debe combatirse prohibiendo el flujo de recursos privados sin regulación y  proveyendo recursos públicos a los partidos políticos,  junto con   una  fiscalización al uso que ellos le asignan.

El caso PENTA, que  con seguridad no es el único,  debe servir para alertar y promover cambios legales, elevar la fiscalización pública y proteger  la ética,  para prevenir repeticiones.

Mientras escribía esta nota estalló el caso CAVAL. Aunque es  completamente distinto  de PENTA (no se violó ley alguna y fue una operación que habitualmente realizan empresarios y especuladores inmobiliarios),  cierta  duda y desconcierto se instaló en muchos espíritus.

¿Cómo es posible ganar tanto con tan poco y en tan corto tiempo? ¿Se ejercieron influencias indebidas? ¿Con qué autoridad puede el gobierno y la NM actuar contra la desigualdad y el abuso si se duda de su autenticidad?

Debemos trascender las inevitables disputas y extraer lecciones. Primero, en política la percepción es parte de la realidad,  y el caso CAVAL  obviamente estaba fuera de los cánones éticamente aceptables de un gobierno que lucha por la igualdad. Segundo,  el procedimiento de  cambio de uso de suelos requiere revisión, para hacerlo más transparente y que el Estado retenga parte de la plusvalía generada por sus propias decisiones.

Para perfeccionar nuestra democracia debemos mirar más lejos y anticipar amenazas  que están horadando a otras naciones y que  los chilenos tradicionalmente  subestimamos. La penetración del narcotráfico, el lavado de dinero,  el crimen organizado y el terrorismo pueden estar  más presentes  de lo que suponemos.

Estas son  amenazas reales  a nuestra democracia y convivencia. Debemos advertirlas a diario, con una ciudadanía alerta, redes sociales activas y medios de comunicación libres y serios.  Y con partidos políticos capaces de concordar para corregir y avanzar.

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  • Eduardo

    Todo esto pasa porque el pueblo esta ausente de las decisiones importantes, somos un simple buzón de instrucciones de obligaciones y ningún derecho…….las decisiones están controladas y ejercidas por una casta política que son defensoras y guardaespaldas de las élite económica…….. y el pueblo solo decide cada 4 años en elecciones sin alternativas reales… se elijen entre la derecha, disfrazada de socialdemócrata….. y la extrema derecha…en resumen somos un país de mentiras y de cobardes por aceptar este tipo de cosas

  • milpra

    En el análisis del ingeniero Sergio Bitar existe un eje central que lo atraviesa. Se infiere, del mismo, dos conceptos: ETICA y falta de CONTROL DE GESTIÓN de parte de la autoridad tanto pública como privada en la ejecución de sus decisiones. La mención, que Chile no escapa, al igual que otros países de la region, a situaciones enojosas y mortificantes en el manejo de la cosa pública que generan decepción y poca legitimidad en los ciudadanos, es un reconocimiento sincero, honesto, claro y real, especialmente proveniente de quien en su oportunidad, ejerciera funciones gubernamentales.
    Por otra parte, la mención a la introducción de los dineros en la política no es nuevo. La historia así lo demuestra, incluso en nuestra propiedad sociedad.
    Para evitar situaciones de esta naturaleza, no basta una legislación que regule dicha relación. Ello es producto de una cultura crematística creada bajo el régimen militar, donde el instrumento central de trabajo para mantener el poder, fue la compra de información, la creación de gestores pagados e informantes para obtener la delación, la corrupción de los fondos públicos para hacer operaciones de terrorismo de Estado como el asesinato del general Carlos Prats González en Argentina y de Orlando Letelier en Estados Unidos y mantener a 52 mil agentes de inteligencia distribuidos a los largo y ancho del país, utilizando corrupción, trágico de influencias, sobornos, negocios con fondos reservados como el caso de la familia Pinochet y de miles de millones de dólares descubiertos en el Banco Norteaméricano Riggs. Estos hechos crearon en la sociedad chilena, una cultura especifica avalada por el mercado como sustento de todo.
    Hoy, somos herederos de estos lastres financieros discrecionales creados bajo la cultura autoritaria y personalista del régimen dictatorial como ocurrio en otros países . Bitar tiene razón, cuando hace la comparación con otros países hermanos. Ellos también sufrieron por años estas mismas lacras que Chile actualmente vive. Por tanto, no somos ninguna excepción como país. Lo que no se puede hacer, es extrapolación de situaciones. Hay especificidades históricas que nos deslindan en nuestro comportamiento, pero no nos excluyen, que repitamos los mismos síntomas.
    Claro que esta cultura de apropiaciones ilícitas, tráfico de influencias, dolo en los negocios, utilización de la política como cabecera de playa de operaciones financieras, hoy se hace más notoria cuando no existen controles adecuados, legislaciones internas modernas, EDUCACIÓN CIVICA, adecuada desde la base social, y dirigentes políticos serios, impolutos, talentosos, que proyecten su liderazgo en función del servicio público y no de servirse de lo público como ha ocurrido en muchas oportunidades.
    Las amenazas a la forma de gobierno democrática, provienes justamente, que la dirigencia politica, entiende lao lírica como un mercado, donde se puede transar hasta el honor y la ética, la personas y la familia, por un valor crematística que satisfaga intereses espureos contrarios a la ética y la moral.
    La democracia está amenazada por dirigentes pocos sólidos intelectualmente, venales, sin talento, proclives a ser comprados por un puñado de dólares, sin sentido perico, que buscan a los partidos olitica como una botija para enriquecerse, que utilizan al pueblo como mascarada electoral,
    Frente a ellos, la organización de los ciudadanos es importantes desde la base social. La participación ciudaddana, contralora social de sus dirigentes, el castigo y el repudio a los partidos convertidos en oficinas de negocios del Estado.
    Los seis millones de abstenciones en las elecciones son el resultado de estas conductas impropias con la democracia.. La amenaza permanente a la democracia es el repudio a la POLÍTICA y a los PARTIDOS. Debemos evitarlo, sancionando públicamente a los responsables de estos actos. Para ello, el sistema bipartidista, no es el mejor. Es justamente, el causante de esta amenaza.

  • milpra

    En el analisis del ingeniero Sergio Bitar, existe un eje central que lo atraviesa. Del mismo se infieren dos conceptos: ETICA y falta de CONTROL DE GESTION, de parte de la autoridad tanto pública como privada, en la ejecución de sus decisiones.
    La mención que Chile no escapa, al igual que otros países de la región, a situaciones enojosas y mortificantes en el manejo de los asuntos públicos, que generan decepción y poca legitimidad en la ciudadanía, es un reconocimiento sincero, honesto, claro y realista, proveniente especialmente, de quien en su oportunidad, ejerciera funciones gubernamentales.
    Por otra parte, la mención a la introducción de los dineros en la política no es nuevo.La historia así lo demuestra, incluso en nuestra propia sociedad.Con más o menos recato, ello siempre existió. Quien quiera desconocerlo, está equivocado. es el producto de una cultura crematística, creadas bajo el régimen militar, donde el instrumento central de trabajo para manenerse en el poder, fue la compra de información, la creación de gestores pagados e informantes para obtener la delación, la corrupción de los fondos públicos para realizar terrorismo de Estado como el asesinato del general Carlos Prats González en Buenos Aires el año 74, de Orlando Letelier en los Estados Unidos en 1976 y mantener una red de 52 mil agentes de inteligencia distribuidos a lo largo y ancho del país, financiados con dinero de todos lo chilenos, tráfico de influencias, sobornos, negocios con fondos reservados de los ministerios, como fue el caso de la familia Pinochet, descubierto más tarde por la justicia norteamericana a través del Banco Riggs. Esta sucesión de hechos y otros más, fueron creando en la sociedad chilena, en particular de los adeptos al régimen dictatorial, una cultura específica de saqueo, robo, hurto y desfalco de erario público, unido a la complicidad de una parte del sector privado, siempre obsecuente con la obtención de riqueza mal habida, el lucro y las operaciones financieras sin control y dolosas en su orígen en las distas área donde actúa.
    Hoy, somos herederos de estos lastres financieros discrecionales, creados bajo una cultura autoritaria y personalista, del régimen dictatorial como ocurrió en otros países. Bitar tiene razón, cuando hace la comparación con otras naciones de la región. Pero hay que ser prudentes. No se pueden hacer extrapolaciones mecánicas de sescenarios. Existen especificidades históricas que nos deslindan en nuestro comportamiento, pero no nos excluyen, que repitamos los mismos síntomas por la mala administración y capacidad de gobierno.
    Claro que esta cultura de aproipiación ilícita, traficos de influencias, solo en los negocios, utilización de la política como cabecera de playa de operaciones financieras, hoy se hace más notoria, cuando no existen controles adecuados, legislaciones internas modernas, EDUCACION CÍVICA adecuada desde la base social y dirigentes políticos serios, impolutos, talentosos, que proyecten su liderazgo en función del servicio público y no de servirse de lo mpúblico como ha ocurrido en muchas oportunidades.
    Las amenazas a la democra, provienen justamente, de la dirigencia política poco calificada, que entiende y confunde la POLITICA como un mercado, donde se puede transar desde el honor y la ética hasta las personas, la familia, los partidos políticos y los valores más preciados como la educación, salud, trabajo por ejemplo, por interes crematísticos espúreos contrarios a la ética, solidaridad y justicia social.
    La democracia está amenazada amigo Bitar, por dirigentes políticos pocos sólidos intelectualmente, venales, sin talentos e inteligencia, sin sensibilidad, proclives al signo monetario que aparezca y los hagas felices con el status transitorio de una riqueza fácil y mal habida y que utilizan a la politica como mascara de enriquecimiento personal y pingues negocios. No existen principios ni ideología. Los partidos políticos son instrumentos de enriquecimiento. Eso es amenaza a la democracia en sus base de tentación.
    Para hacer frente a esta anomalía que corroe a nuestras sociedades en el siglo XXI, se hace necesaria la organización de los ciudadanos desde la base social. La participación protagónica del pueblo en el manejo de los asuntos públicos, su fiscalización y control social desde la base, comunas, colegios, empresas, liceos, universidades, gremios, sindicatos partidos y organizaciones sociales, es el medio adecuado para evitar que la política sea rechazada y negada por buena parte de los ciudadanos.
    Los seis millones de abstencionistas en las elecciones pasadas, son una muestra del rechazo, la apatía, el castigo a éstas prácticas dolosas de unos pocos, que a nombre de la política , la utilizan para desprestigiarla y degenerar su verdadero sentido social.
    La amenaza está en el sistema bipartidista, generador de prácticas poco plurales y democráticas, excluyentes y desiguales, contrario al verdadero sentimiento de igualdad, justicia, solidaridad y participación de nuestros ciudadanos.

  • Alex Sandoval Morales

    Parece que el señor Bitar no ha recorrido los barrios populares de Santiago, donde la corrupción, el narcotrafico y todos los horrores que enlista HACE AÑOS QUE ESTAN PRESENTES, y lo peor, no hay como detenerlo y mucho peor aún, con los politicos actuales no hay por donde!!!