Como Director de Adica (Asociación de Diplomáticos de Carrera) , no puedo dejar de expresar mi extrañeza por la inusitada y desproporcionada vehemencia de que fuera víctima el candidato presidencial Franco Parisi el domingo pasado en el programa de Chilevisión “Tolerancia Cero”, con ocasión de la defensa que este último hiciera de la carrera diplomática, en particular, y de los funcionarios públicos, en general.
Las expresiones de horror que mostraron los panelistas del citado programa, motivadas por su propuesta de querer designar en su Gobierno -de ser electo- a su futuro Canciller de una terna sugerida por Adica y por su intención que el 85% de los Embajadores de Chile provengan de la carrera diplomática, me parecieron sumamente injustas y casi despectivas.
Al respecto, conviene recordarle a los panelistas que en Brasil, por tradición, el Canciller y el 100% de los Embajadores provienen de la carrera diplomática. En el Reino Unido, tal como lo señaló su Embajador, Jon Benjamin, el 100% de sus Embajadores son de carrera y en Perú, por disposición legal, el 90% de los Embajadores tienen ese mismo origen.
A su vez, en la mayoría de los países del mundo occidental, las designaciones para dicho cargo son reservadas a éstos.
En Chile, por el contrario, el nombramiento de los Embajadores depende de la voluntad de nuestro Presidente -son cargos de exclusiva confianza- por lo que factores como amistad, parentesco y afinidad política, desgraciadamente son ponderadas en desmedro de las posibilidades de elección, para dicho cargo, de un funcionario diplomático, es decir, aquel que ha egresado de la Academia Diplomática “Andrés Bello” y que ha hecho de la diplomacia su carrera.
Cabe recordar que para ingresar a la Academia Diplomática debe rendir un examen de oposición y pertinencia, exigiéndosele a los postulantes título profesional, en lo posible un pos grado y el dominio de un idioma.
Con todo, cabe reconocer que el Presidente Sebastián Piñera, ha sido el único mandatario en nuestra historia que ha seleccionado a casi un 80% de sus Embajadores de la planta del Servicio Exterior. Esto, que es de toda lógica, ha sido precisamente la excepción en Chile.
En ese sentido, la capacidad profesional de los funcionarios del ministerio de Relaciones Exteriores de Chile es reconocida a nivel nacional e internacional. Históricamente, la Cancillería muestra un alto nivel de aprobación ciudadana (por sobre un 70%), que se explica precisamente por ese motivo, aunque muchas veces nuestras tareas no son reconocidas.
Incluso, más allá de las frías cifras que muestran las encuestas de turno, lo que debe valorarse en esta carrera o vida diplomática, es la vocación de servicio público de sus representantes.
No cualquiera está capacitado y dispuesto para abandonar a su familia, amigos, hijos, país, durante un plazo no menor a cinco años, para luego, tener que regresar a una sociedad, que se encuentra en pleno desarrollo, y de la cual algunas veces somos considerados – incluso por algunos miembros de nuestras propias familias – como forasteros.
En consecuencia, que el Ministro Alfredo Moreno sea catalogado como uno de los ministros mejor evaluados del Gabinete, según palabras de los panelistas, se debería principalmente en mi opinión, a dos razones: su mérito personal/profesional y a que ha comprendido que trabajando en conjunto y en armonía con los funcionarios de la Cancillería, se obtiene una asesoría adecuada, y en consecuencia, mayores beneficios.
No obstante lo anterior, nuestro Ministerio sigue adoleciendo de serias dificultades y deficiencias que han sido profusamente difundidas por ADICA a los diversos medios de prensa. Es por ello que, insistimos en la urgencia de una reforma integral del ministerio de RR.EE.
Cabe informar a la opinión pública, que luego de un retraso superior a tres años, recién con fecha 31 de diciembre del 2012 -fina ironía- se hizo entrega a ADICA de un borrador de Proyecto de Ley de Modernización de la Cancillería. Esto, probablemente, como una forma de intentar cumplir con el compromiso presidencial de nuestro actual mandatario.
No obstante lo anterior, si bien este borrador contiene algunas disposiciones interesantes de evaluar, no satisface las demandas mínimas, legítimas e históricas de nuestra asociación, ya que este proyecto mantiene las debilidad institucional y perpetúa la fosilización de la carrera diplomática, entre otras causas que no son del caso reseñar por ahora.
Aprobar este proyecto de borrador sería como aceptar un presente griego (recuerden cual fue la suerte de Troya, al aceptar su Rey, el famoso caballo de madera de Ulises).
No podemos hipotecar el futuro de la Cancillería y de sus funcionarios aceptando un proyecto que no fue consultado con las asociaciones del ministerio de Relaciones Exteriores y que, reitero ya majaderamente, no cumple con lo que debería ser su objetivo: una reforma integral de la estructura orgánica y del estatuto del personal de esta Secretaría de Estado.