El eje de centro-izquierda de la Nueva Mayoría está más vivo que nunca. El pacto que firmaron la DC y el PS con miras a la elección de concejales, demuestra que pese a todas las dificultades y la –a veces lamentable- pirotecnia que se ventila en los medios de comunicación, son muchas más las cosas y proyectos que nos unen que aquellas pequeñeces que nos alejan.
Esta fórmula conjunta permitirá a ambos partidos asumir con mayor sintonía lo que ha sido la agenda de transformaciones sociales impulsada por la Nueva Mayoría. No hay que perder de vista que logros como una mejor distribución de la riqueza, la gratuidad en la educación, la mejoría en la infraestructura y muchas otras materias, no son únicamente atribuibles a la gestión de una sola persona, un grupo de ministros o un único partido.
Acá ha habido la voluntad política y el trabajo honesto y sincero de los partidos y los parlamentarios. Y me atrevería a decir que el papel de la DC ha sido particularmente relevante en este punto, porque hemos aportado equilibrio y estabilidad a cambios que de otra manera no habría prosperado.
Con el PS compartimos una larga experiencia política. Es una experiencia que reúne años de responsabilidad y amistad, de esfuerzo y alegrías, de mucho trabajo, humildad y generosidad que bien valdría que fuera reconocida y replicada por otras colectividades.
Ese trabajo silencioso y sin aspavientos, ha dado estabilidad y gobernabilidad a los gobiernos que hemos encabezado. Se podrá criticar muchas de las aristas que tuvieron los distintos Gobiernos de la Concertación en los que el eje DC-PS fue esencial, pero ninguno de esos proyectos políticos careció de conducción, responsabilidad y realismo político para enfrentar los desafíos del país.
Ambos partidos hemos desempeñado un rol como promotores y articuladores de los entendimientos estratégicos de las fuerzas de centro y de izquierda, y es por eso que reafirmamos esa vocación en este pacto electoral con el claro sentido de proyectar ese rol a las tareas que se nos vienen en los años que quedan de gobierno.
Tenemos una mirada y proyecto común frente a la sociedad, que está basado en una mirada de derechos, modernidad y mucho realismo. Estamos seguros de que al final del camino habrá mejores resultados y seremos capaces de demostrar con hechos, que las reformas, los cambios y propuestas, nos dejarán un mejor Chile.
Lejos de actuar con soberbia, nuestro pacto es un testimonio de serenidad y sobriedad política que queremos seguir alimentando, por el bien de un buen gobierno a todo nivel, ya sea comunal como parlamentario y presidencial. Sabemos que habrá dificultades, pues siempre las ha habido, pero la clave está en continuar con aquellas prácticas que sí han dado resultados palpables en el pasado y que tienen que ver con la coordinación, la transparencia en las decisiones y la confianza en los partidos y su madurez política.