Los hechos de las últimas semanas, especialmente la colusión de las papeleras, han replanteado la urgencia de reponer la tuición sobre la ética profesional a corporaciones de derecho público. Es decir, a Colegios Profesionales como se conocieron hasta 1981, fecha en que la dictadura militar los transformó en asociaciones gremiales.
Las “A.G.” que creó Pinochet sólo tienen tuición sobre el comportamiento de sus asociados, no del conjunto de los profesionales como era en el pasado, cuando había colegiatura obligatoria. Es por eso que el doctor Jaime Mañalich optó por renunciar a su Colegio “A.G” cuando fue sometido al juicio de los tribunales de ética de su orden.De esta manera, desertó del veredicto de sus pares.
Si rigiera la legislación que creó los Colegios Profesionales a mediados del siglo XX, los profesionales coludidos para obtener ganancias ilegales a costa de los consumidores no podrían ejercer sus profesiones. Probablemente, habrían sido sancionados con la pena máxima que establecían los códigos de ética de las corporaciones de derecho público que era la prohibición de ejercer la actividad para la que habían estudiado.
En esta larga transición a la democracia, en que muchos de los espacios de participación ciudadano del siglo XX no se han repuesto, los Colegios Profesionales siguen siendo A.G., como dictaminó la dictadura. Recién en 2005, una reforma a la Constitución estableció que la ética profesional volvía a ser regulada por un sólo Código de Ética por actividad (aunque no necesariamente por los tribunales de los Colegios). Sin embargo, el proyecto de Ley que regula ese artículo de la Carta Fundamental duerme en el Congreso desde 2009.
La Federación de Colegios Profesionales ha sido informada que se debe tramitar primero la nueva legislación de partidos políticos. Cuesta entender que no se puedan tramitar simultáneamente proyectos de ley que son complementarios, sobre todo si se toma en cuenta que la instancia asesora presidencial sobre Probidad en la política (Comisión Engel) explicitó que era necesario reponer la tuición ética a los Colegios para mejorar la calidad del comportamiento de nuestros políticos.