Sin duda que la tramitación de las distintas aristas de la Reforma Educacional ha estado marcada por las divergencias y algunas descoordinaciones, las cuales son entendibles y legítimas debido a la complejidad de los temas que aborda. Pero eso debe tener algunos márgenes cuando se trata de salvaguardar la coherencia de la oferta esencial que hemos hecho al país.
Particularmente, la gratuidad universal en la enseñanza superior es un asunto de principios que la Nueva Mayoría debe procurar cumplir.
Una cosa completamente entendible es la necesidad de introducir el concepto de gradualidad en la medida, lo que incluye atender de manera preferente a los segmentos más vulnerables en una primera etapa, pero eso no debiera dar pábulo a discriminaciones con los estudiantes de las entidades que no están en el Consejo de Rectores.
Muchos de los estudiantes que realizan sus estudios en las universidades y Centros de Formación Técnica que no pertenecen al CRUCH son los que más necesitan del apoyo del Estado para poder optar a una enseñanza superior que les permita un salto social.
Incluso, se puede dar la paradoja de que en una misma familia, haya una parte de los hijos que estén estudiando en universidades del Consejo de Rectores y otros en universidades que no pertenezcan al organismo. ¿Cómo funciona ahí el criterio de discriminación? Esa es la realidad día a día y el país no puede escapar a ella ni menos cerrar los ojos.
Compartimos plenamente la inquietud de la Presidenta de la República en el sentido de que hay que actuar con realismo pero sin renunciar a la esencia de la reforma. Y por lo mismo creemos que se debe hacer un esfuerzo para que una vez que la economía retome su ritmo de crecimiento y la recaudación fiscal se consolide con los ajustes a la Reforma Tributaria, se dé una señal de tranquilidad a las familias de la clase media que son las que mayoritariamente acceden a este segmento de casas de estudio.
Chile debe necesariamente replantearse la forma en que las transferencias del Estado hacen la diferencia entre mantener las discriminaciones y aportar al crecimiento de las personas y las familias. Para la DC no hay elementos de principio que justifiquen esta diferencia. Cualquier alegato en contra de la igualdad de trato entre universidades del CRUCH y las que no lo son, es completamente discutible y corregible.
Queremos ayudar a la ciudadanía, a la gente que más esfuerzos ha hecho por tener un mejor futuro para sus hijos y la gratuidad universal es uno de esos elementos.
Insisto, una vez que la economía lo permita, hay espacio para retomar la esencia de los elementos de la Reforma Educacional, pero tal vez lo más importante es que sabemos que hay espacio político en la Nueva Mayoría, para dar ese debate.