La OCDE acaba de lanzar su tercer informe sobre el fenómeno de la desigualdad titulado “In It Together: Why Less Inequality Benefits All?” Este estudio constituye un llamado de atención para nuestro país y confirma que la viga maestra del programa de gobierno –el combate a la desigualdad– se justifica plenamente.
En efecto, en los países de la OCDE, el 10% más rico de la población gana 9.6 veces lo que gana el 10% más pobre. En contraste, según datos de la Encuesta CASEN 2013, en Chile el 10% más rico de la población gana 29.1 veces lo que gana el 10% más pobre.Y mientras el coeficiente de Gini de la OCDE es de 0.315, el de Chile bordea los 0.5.
La magnitud de esa brecha es una apelación perentoria a la conciencia nacional. Además, si bien tenemos un desempeño consistente en reducción de la pobreza, en nuestro país los niños son el grupo de edad con mayor índice de pobreza: 23.5% frente a un promedio de 13.3% en la OCDE. Esto justifica el propósito del gobierno –y de nuestro ministerio– de volver a situar a la infancia al centro de las políticas públicas.
Desde luego, el desafío de constituirnos en una sociedad menos desigual tiene un sólido fundamente ético, pero la OCDE enfatiza algo que han remarcado varios organismos internacionales y especialistas en los últimos años: la desigualdad provoca efectos negativos en el crecimiento de largo plazo de la economía, además de afectar la cohesión social.
Según este informe, el impacto negativo de la desigualdad en el 40% de las personas de menores ingresos es la causa principal de la reducción del crecimiento, ya que a medida que la desigualdad se eleva, las familias de este segmento experimentan caídas importantes en su capacidad de logros educativos y en sus posibilidades de mejorar sus competencias laborales, lo que genera un círculo perverso y hace que el país subutilice el potencial humano disponible.
Un aspecto que quisiera destacar es que este informe entrega sólida información y propuestas de políticas públicas que son consistentes con las reformas que están impulsando la Presidenta Bachelet y la Nueva Mayoría. Así, la OCDE señala que la desigualdad se va a mantener o aumentar si no se superan los múltiples problemas que enfrentan los hogares menos favorecidos para acceder a educación de calidad. Esto le da pleno sentido a la reforma educacional en curso.
Por otro lado, el organismo alienta el fortalecimiento de la distribución secundaria del ingreso, vía transferencias y mejoras de las prestaciones sociales, lo que requiere sólidos sistemas de tributación. La reciente reforma tributaria y el fortalecimiento del sistema de protección social son funcionales a ese propósito.
Cabe también destacar que, para un combate integral de la desigualdad, se requiere una intersectorialidad efectiva. Como ministerio de Desarrollo Social, nuestro compromiso es reforzar la coordinación interministerial en materia social junto con desarrollar y levantar la Encuesta Casen 2015 y dejar de usar gradualmente la Ficha de Protección Social, reemplazándola por un nuevo instrumento más equitativo.
Además, vamos a mejorar la protección hacia grupos específicos. Para ello, implementaremos un Sistema Nacional de Cuidado para personas y hogares que, en condiciones de dependencia, requieran apoyo y cuidados específicos; ampliaremos el programa Chile Crece Contigo, incorporando paulatinamente a los niños y niñas desde prekinder hasta que terminen 4° básico.Y además, vamos a enviar los proyectos de ley que crean el ministerio y el Consejo de Pueblos Indígenas, y la Subsecretaría de Discapacidad.
Más igualdad, mejor protección social y más inclusión. Esas son las tareas perentorias para construir el Chile de todos.