Ante la tragedia que afecta a regiones del Norte y mantiene en riesgo e incertidumbre a numerosos compatriotas, solicitamos que la elección interna de la Democracia Cristiana fuera suspendida hasta que todo estuviese normalizado.Presentamos formalmente una solicitud en tal sentido y la Directiva Nacional la derivó a la Sala Electoral del Tribunal Supremo del Partido.
Nuestra concepción de la solidaridad por un lado y de la unidad de los actos democráticos por otro, nos inspiró para esta petición. Nos parece que es el momento de destinar los esfuerzos a tareas solidarias, atendido especialmente que la postergación de las elecciones por un par de semanas no afecta negativamente el proceso interno. Incluso lo favorece, puesto que permitiría a los militantes de las comunas afectadas participar en igualdad de derechos.
Las listas de Pizarro y Albornoz rechazaron este predicamento, sosteniendo que las cosas no revisten la gravedad que el país entero atribuye a los acontecimientos. El Tribunal, por mayoría de votos, resolvió suspender la elección sólo en algunas comunas, en un fallo que revela insensibilidad ante el dolor, incomprensión de la unidad de los actos eleccionarios y desaprensión frente a un clamor mayoritario de los militantes que prefieren concentrar sus esfuerzos en trabajar por los que sufren la desgracia.
Dejar a estas comunas “para votar después” desvirtúa la esencia del acto eleccionario que debe ser único y simultáneo en todo el país. Desaprensivamente uno de los intervinientes manifestó que los votos de esas zonas son poquísimos y no alterarán el resultado.
En esta circunstancia, sin perjuicio de ejercer nuestro derecho de apelar de la resolución, llamamos a nuestros adherentes y a los militantes del Partido a redoblar esfuerzos en estos días y, junto con ayudar a los que sufren, trabajar por derrotar a quienes siempre anteponen sus intereses a los ideales y al espíritu propio de los demócratacristianos.
El cambio que queremos en la DC es un camino largo que no se agota en esta elección, sino que continuará cualquiera que sea el resultado. Pero ahora, vayamos todos a votar: mientras más militantes voten mejoran las posibilidades de interrumpir la continuidad de un estilo de gobierno interno que ha desmovilizado al Partido, postergado a sus militantes, olvidado los principios doctrinarios y, en su actuar concreto, debilitado la ética propia de la Democracia Cristiana y de la actividad política en una sociedad democrática.
Cuando las sombras de los rumores arrecian contra los políticos, cuando la imagen de los dirigentes se deteriora, cuando es necesario que los que están en los altos cargos demuestren su coherencia y consistencia, llamamos a los otros candidatos a ratificar que ninguno de los integrantes de sus listas está involucrado en los casos que la justicia investiga, como me atrevo a afirmarlo de quienes me acompañan.
En esta realidad, se hace más necesario y urgente renovar los cuadros directivos nacionales.Recordando que el voto es secreto y que ninguna presión cambiará eso, pedimos a los militantes su voto y su compromiso a trabajar por una Democracia Cristiana fuerte, unida, sólida en sus principios y consistente en sus comportamientos.
Es la hora del Renacer de la Esperanza, de rescatar el alma cristiana y el cuerpo popular de la Democracia Cristiana.