Terminada la campaña presidencial de primera vuelta, y pasados algunos días de reflexión para todos, no puedo dejar de expresar mi enorme preocupación y casi estupor por la campaña de algunos candidatos a la Presidencia de la República de atacar y porque no decirlo de denostar sistemáticamente a algunas familias chilenas que tienen un patrimonio muy importante, mencionando explícitamente a la familia Matte, a la familia Angelini, a la familia Edwards, a la familia Luksic y otras también de alto patrimonio.
Uno podrá discrepar en algunas visiones que pudieran tener y han expresado pública y legítimamente miembros de dichas familias respecto a Chile y su desarrollo futuro Así es la democracia la cual debemos respetar y respetarnos todos entre nosotros.
Muy distinto es generar una campaña sistemática de odiosidad, resentimiento y ataques a personas pertenecientes a familias respetables de nuestro país y que ciertamente han contribuido ha generar emprendimientos que en mucho casos han sido positivos para nuestro desarrollo económico como también en esferas sociales y de investigación.
Reitero que podemos no compartir algunas o muchas de sus visiones pero generar una campaña de odio contra personas, chilenos como todos nosotros me parece inaceptable como método, como país y como respeto en democracia a todos y cada uno de nuestros compatriotas.
Más aún, campañas de estas características no conducen a nada positivo y muy por el contrario generan una animadversión entre los chilenos que no debemos tolerar ni permitir quienes creemos que en democracia todas las ideas y actividades dentro de la ley deben ser respetadas y cauteladas en beneficio de nuestro país.
Apelamos a la cordura y equilibrio de millones de chilenos que creemos que todos cabemos en nuestro querido Chile, que todos los aportes son importantes y lo que debemos discutir siempre, con las legitimas posturas de cada uno como se hace en democracia, son ideas y posturas respecto al futuro y en ningún caso basar los planteamientos en la agresión y descalificación a otras personas.
Nuestra familia y en especial mi padre, sufrimos este tipo de campañas en carne propia por mucho tiempo y las consecuencias de ello son por todos conocidas. Por lo mismo no puedo dejar de manifestar mi enorme preocupación al respecto.
Pasada la pasión de la campaña yo espero que reflexionemos profundamente para que esto nunca más se repita en el futuro y podamos seguir construyendo un país donde todos seamos respetados y podamos, sin excepción, contribuir para hacer de Chile cada día un país mejor.