Próximamente se conmemorarán en nuestro país los cuarenta años del golpe militar.Una fecha triste y oscura de nuestra historia que significó el comienzo de 17 años de falta de libertad, de torturas, de desapariciones, de chilenas y chilenos exiliados o relegados, en definitiva, una fecha cargada de dolor.
Este año y debido a que se cumplen ya cuatro décadas de acontecido el golpe militar el ambiente previo ha estado cargado de emotividad. A los debates habituales, con argumentos en contra y otros que todavía buscan justificaciones, algunos programas de televisión nos han mostrado nuevamente las imágenes del horror que padecimos durante la dictadura de Pinochet.
Y también, como cada año, se endosan responsabilidades de lado y lado de lo que se hizo o se dejó de hacer para haber llevado a Chile al quiebre institucional. En el caso de mi partido, la Democracia Cristiana, en días posteriores al golpe se conocieron públicamente dos declaraciones.Una, la oficial, y otra, conocida como “carta de los 13”.
La “carta de los 13” fue una declaración suscrita por igual número de camaradas, entre quienes se cuentan mis amigos Mariano Ruíz-Esquide y Belisario Velasco, donde se recogía el sentimiento de muchos democratacristianos que se opusieron a la irrupción militar pese a haber sido opositores a la gestión del gobierno de la Unidad Popular.
De hecho, en su primer punto la carta sostiene que “condenamos categóricamente el derrocamiento del Presidente Constitucional de Chile, señor Salvador Allende, de cuyo Gobierno, por decisión de la voluntad popular y de nuestro partido, fuimos invariables opositores. Nos inclinamos respetuosos ante el sacrificio que él hizo de su vida en defensa de la Autoridad Constitucional”.
Hago mención a estos hechos debido a que en cierto momento se esbozó la intención de dejar establecido que lo señalado en la “carta de los 13” fue la declaración oficial de la DC en aquel entonces. A raíz de esa propuesta Belisario Velasco dijo en medios de prensa que “quien crea que las declaraciones se pueden cambiar, comete un error profundo. La historia es como el sol, no se tapa con un dedo ni aquella con un acuerdo”.
Coincido con lo señalado por Belisario. Si bien la DC fue opositora al gobierno de la UP nadie en el Partido apoyaba la idea de una intervención militar tan brutal como la que finalmente ocurrió, ni mucho menos los horrores que vendrían después y que también afectaron a muchos de nuestros camaradas. Pero los hechos son los que son y tratar de cambiarlos no corresponde.
En este punto, me parece necesario destacar la figura de don Patricio Aylwin, quien tuvo la enorme responsabilidad de conducir el país en su retorno a la Democracia en medio de constantes amenazas y muestras de fuerza de los militares. El fue uno de los firmantes de la carta oficial del partido en los días posteriores al golpe, declaración donde junto a otros argumentos se “lamentaba lo ocurrido”.
Años más tarde en su libro “El Reencuentro de los Demócratas” el ex Presidente señaló que, a su juicio, “la carta de los 13 era la acertada”. Lo digo con total claridad, el ex Presidente Patricio Aylwin es un referente de actuación democrática tanto para el Partido como para Chile.
Pese a todo el tiempo que ha pasado desde aquel fatídico 11 de septiembre de 1973, para muchos chilenos y chilenas la herida aún sigue abierta porque la ausencia de un ser querido desaparecido no se cierra con el solo paso del tiempo. Una reconciliación verdadera exige que antes haya verdad y justicia para todos.
En nuestra última Junta Nacional se reiteró “el compromiso de la DC con la vigencia de los Derechos Humanos, con la Libertad y la Democracia”, que son los valores que han guiado nuestra historia y que seguirán marcando nuestro aporte para construir un Chile más justo donde todos tengan las mismas oportunidades.