29 ago 2013

Hitler y Emilia Silva

El vídeo hecho por estudiantes de cine alemanes que circula en las redes y que supuestamente sería una propuesta de publicidad de los automóviles Mercedez Benz es, sin lugar a dudas, perturbador.

En la pantalla se ve al automóvil irrumpiendo a gran velocidad en un pueblo austríaco, Braunau am Inn, el lugar donde nació y vivió Hitler en su infancia. El auto se detiene ante dos niñas, pero cuando está frente a un niño lo atropella sin contemplaciones dejándolo muerto en medio de la calle. El vídeo termina con la frase: “Reconoce los peligros antes que aparezcan”.

Lo que es horrible en esto es la idea de base que está detrás de la historia. Los hombres estarían destinados desde niños a ser lo que van a ser en el futuro, de modo que asesinar a un niño que posteriormente será el dictador, furioso belicista y antisemita, vendría a significar liberar a la humanidad del horror de la guerra y del holocausto.

De la misma manera que el auto es capaz de prever el futuro y liberar a la humanidad de Hitler, también podría prever sus propias deficiencias mecánicas y asegurar su correcto funcionamiento.

Pero lamentablemente esta idea, que más de un publicista imprudente ya estará encontrando genial, se acerca demasiado a lo que pretende denunciar. Pensar que los hombres vienen destinados a ser lo que son, y que en un niño ya se anuncia el monstruo en que se va a transformar es justamente la idea de base de toda discriminación.

Los seres humanos serían lo que ya son, es decir, serían definibles y previsibles desde el nacimiento. El que uno sea de un modo o de otro, el que lleve una vida tal o cual, sería un asunto genético, de modo que interrumpir la vida de alguien que según nuestro modo de considerar las cosas será nocivo para la humanidad es algo perfectamente justificado.

Y bueno, esto mismo es lo que pensaba Hitler. Por eso intentó matar a los judíos, a los gitanos, a los homosexuales, a los débiles mentales y a sus enemigos políticos. Por lo tanto, los que han inventado este vídeo son consecuentes herederos de Hitler y de su pensamiento genetista, que ve la raíz de los males humanos en algo biológico y no espiritual.

Pero los seres humanos no estamos predeterminados por ninguna circunstancia física y esa es precisamente la base de nuestra igualdad. Somos iguales porque somos libres y por eso mismo somos imprevisibles.

Nadie sería capaz de prever qué será un niño, si poeta o ladrón, si funcionario o comerciante, si barrendero o Presidente de la República. Y por eso, la muerte de un niño será siempre un hecho horrible, no sabremos jamás qué es lo que se ha perdido con su vida, quedaremos siempre ante un enigma que nadie sabrá jamás desentrañar.

La vida humana es siempre un misterio que nadie tiene derecho a manipular, pero tampoco a eliminar. El futuro de todo ser humano está siempre infinitamente abierto y es justamente eso lo que constituye su libertad.

En el caso de un niño, ese futuro es más incierto todavía y por eso cuando somos testigos de una muerte infantil quedamos mudos, sobrecogidos y apenados. Se le arrebataron todas las posibilidades, no pudo hacer sus pruebas, se le cercenó su destino.

Si el día de mañana hubiera sido un Hitler, el niño no es responsable. Lo será cuando efectivamente lo sea, cuando se haga adulto y decida por qué camino irá su vida. Por el momento, no ha decidido nada, es un niño como los demás, y es inocente de las barbaridades que podrá cometer ulteriormente. Juzgar a un niño por lo que el hombre adulto hará con su vida es perfectamente injusto.

Pero ese dramatismo también se presenta en el caso de la muerte de la pequeña Emilia Silva, que murió por la irresponsabilidad de un conductor borracho. Y aparece en toda su crudeza la indiferencia de la justicia chilena que condena al culpable a dos años de pena remitida.

¿Qué tienen en la cabeza los jueces que han juzgado este hecho de esa manera? ¿Qué piensan ellos que se perdió, con la vida de esta inocente? Algo que ni siquiera merece la cárcel de quién la mató. ¿Sabrán estos jueces qué es lo que se perdió con esta vida?

¿Tendrán ellos una respuesta a esta pregunta? ¿O pensarán peligrosamente en la misma dirección que los videístas alemanes?

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  • Alonso Escares Sepúlveda

    Eduardo: Estoy de acuerdo con casi todo lo que dices, salvo con los últimos tres párrafos. Soy padre, y comprendo el dolor que deben sentir los padres de Emilia por la injusta y absurda muerte de su pequeña, por una acción irresponsable de un adulto. No es algo que me gustaría me sucediera, ni tampoco que le sucediera a nadie, y por cierto, si me pasara, no creo que mi actitud sería precisamente de contención y racionalidad.

    Pero acá no estamos hablando de lo injusto y doloroso de la situación, sino que estamos hablando de Derecho Penal. No soy un estudioso de dicha rama del Derecho, pues en ella ya hay varios compañeros que saben mucho más que yo, y he preferido destinar mis esfuerzos futuros a otras áreas en que hace falta mucha gente, pero si hay cosas en las que tengo claridad.

    En primer lugar me pongo en el lugar del juez. El juez no puede ni debe juzgar de acuerdo a su sola convicción personal ni de acuerdo a la impresión que le causen los hechos, sino que debe juzgar, y condenar, si es preciso, conforme a lo que establece la ley. No he tenido acceso a los antecedentes del Juicio Oral ni a la Sentencia Condenatoria, pero en todos estos casos, de manejo en estado de ebriedad con resultado de muerte, las condenas son similares, más aún si los autores cuentan con dos o más atenuentes. Entonces partamos por señalar que no es lo que tengan en la cabeza los jueces, sino que con que leyes están trabajando. Por lo demás, aún se encuentran pendientes los recursos procesales que la ley franquea para que sea revocada la sentencia, y no dudo que si la fiscalía y los abogados de las víctimas consideran que el juicio fue vicioso, los interpondrán, y será otro tribunal el que deba pronunciarse.

    En segundo lugar, despejado por mi parte el punto anterior, hablemos de las conductas punibles y la ley. Parto de la base en que tu estás de acuerdo con la llamada Ley Emilia. Pongo en paralelo dos acciones. Una de ellas es que producto de una acción negligente o imprudente, como en este caso la de un conductor ebrio que, producto de su estado, no se encontraba en condiciones de conducir un vehículo, y que en razón de esa pérdida sensorial provocó un accidente que en definitiva causó la muerte de una persona, o como podría ser un trabajador que, encontrándose trabajando en altura no deja bien sujetas las herramientas con que trabaja, y producto de ello cae una de ellas en la cabeza de una persona provocándole la muerte. La otra de las acciones, es la cometida directamente con dolo, en resumen, con la intención de causar daño, como podría ser la persona que intencionalmente le echa el auto encima a otra persona con las ganas de matarlo, o no pudiendo menos que saber que cometiendo esa acción lo va a matar, o la persona que da de martillazos a otra en la cabeza. Ambos tipos de conductas no son equiparables, ¿cierto?. No siendo equiparables ¿deberían tener penalidades similares?. Es cierto, ambas conductas producen el mismo resultado, pero a mi parecer es más reprochable la acción de la persona que intencionalmente mata a otra que la acción de una persona que por una imprudencia mata a otra, y esa intencionalidad, debe marcar una diferencia en la penalidad. De contrario, esa “igualdad en el precio”, creo que sabes lo que podría provocar.

    Luego, ¿cuál es la idea de mandar al fulano a la cárcel? ¿Acaso dejará con eso de ser un borracho? ¿Acaso dejará con eso de ser un irresponsable? ¿O la idea es dar garrote como justa venganza no más? Creo que el Derecho Penal no está para eso. De cárceles ya tenemos demasiado, y creo que es bastante clarito que es lo que pasa con los que se van para allá.

    Creo que nuestro esfuerzo como sociedad debe ir más allá. La cárcel no debe ser la primera solución, pues eso es facilista y populista, y propio de un estado que hace de la flojera una forma de hacer política. Los borrachos son enfermos, y como tal deben ser tratados, y deben ser obligados a tratarse su enfermedad. Si pillan a alguien manejando en estado de ebriedad, ¿no será mejor impedirle desde ese mismo momento el conducir? ¿o para ello hay que esperar que mate o deje con lesiones a alguien? Pero claro, alguien tiene que manejar los autos que se deben vender y el copete que se debe vender para que la economía funcione.

    Espero que puedas reflexionar desde éste punto de vista también, y no solo desde lo terrible del caso que comentas.

    Saludos y gracias por tu música. Debo reconocerme un fanático del Quila.

  • Jose

    ¿Qué habría sido de los centenares de miles de seres humanos que fueron abortados en su comienzo en la Ex URSS, y ahora en el resto del mundo? No creo que sean NAzis los españoles que matan al 95 % de los seres humanos con síndome de down que están aún en el vientre materno. Hacer las mismas cosas no siempre son consecuencia de un pensamiento cómun; aunque muchas veces el pensar ciégamente en sí mismos nos hace criticar los actos que nosotros hacemos, pero sólo cuando lo hacen los demás.

  • german serrano

    Que pobre visión judeo-imperialista de los hechos, basándose en “verdades repetidas mil veces” … es cosa de mirar alrededor y ver quien está matando en estos momentos en el mundo para desechar tu historieta judaíca añeja Spileberiana…

  • Daniel_Beza

    Entiendo la pena, el dolor por la muerte de cualquier niño… También soy padre de un niñito… Pero lo que sucedió aquí fue una tragedia. Un accidente…. Claro, el crimen del tipo fue tomar, beber alcohol y subirse a un auto…. Pero nadie que haga aquello sabe o lo hace queriendo matar a alguien… En el momento en que se ha bebido, el tipo no pudo discriminar, decidir correctamente entre subirse o no al auto, al hacerlo, no sabía que sucedería lo que sucedió…. Usted mismo habla del destino en sus primeros párrafos… Lo sucedido es horrible, es una tragedia, sí… Hay que aumentar las penas por conducir hebrio, sí…. Y principalmente, cambiar la cultura, el modo de hacer, el cómo se enfrenta el alcohol, la responsabilidad del conductor, del ciudadano con sus pares, el saber evaluar el peligro… Somos una sociedad, la chilena, muy infantil, que no sabe evaluar los peligros, o valora poco la vida…. Vea la seguridad de los trabajadores de la construcción, vea la gente que camina en las carreteras, la velocidad a la que se circula en las calles de la ciudad… Eso hay que cambiar.

  • Leovan Judealar

    EN EL VÍDEO POR LO MENOS SI HAY UNA CULPABILIDAD EN EL FUTURO, EN CAMBIO TODOS NOSOTROS SOMOS JUZGADOS EN EL DÍA A DÍA A TRAVÉS DE TEST PSICOLÓGICOS QUE NI SIQUIERA SON CIENTÍFICOS Y TE PRIVAN DE OBTENER UN TRABAJO, QUE A LA VEZ ES UN DERECHO…TÍPICO DEL IMPERIALISMO YANQUI…SE CREEN DUEÑOS DE LA VERDAD, LA LIBERTAD Y LA CONCIENCIA HUMANA.